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-Alesby, eres un tío increíble, y es por eso que... no, muy soso. Alesby, me gustas mucho desde hace tiempo. No, demasiado directo. Hey Alesby, ¿qué tal el día? No, demasiado desinteresado.

Fargan soltó un suspiro mientras cerraba los ojos con frustración, dejando que su máscara de búho colgase por su cuello para respirar un poco de aire fresco. Sus alas se agitaban suavemente en el viento para mantener su pequeño vuelo de 4 metros de altura, girando en círculos sobre unos árboles para, según él, concentrarse. ¿En qué? Bueno, en su discurso para declararse a cierta persona.

-Alesby, desde hace mucho tiempo creo que estoy... Nonono, nada de dudas o pensará mal. Ales, desde que te conozco no he parado de sentirme feliz cada vez que estoy a tu lado, ya sea por tu risa, tu alegre y risueña personalidad, o simplemente por esa cara preciosa tuya. No, demasiado... eh...

-¿Culero?

-¡AAAH!- Fargan se dio rápidamente la vuelta asustado por la repentina voz a su espalda, dejando de mover sus alas por el grito de sorpresa que dio, cayendo directamente al suelo con otro grito de dolor. Quackity, aún batiendo sus alas algo más pequeñas que las del búho, soltó una risilla divertida mientras ladeaba la cabeza, confusión y diversión mezclándose en sus ojos negros- ¡ME CAGO EN TU PADRE, QUACKITY!

-¡EH, CUIDADITO CON LO QUE DICES DE MI PAPÁ WILLY, CABRÓN!- con sumo cuidado, aterrizó a menos de 2 metros de Fargan, sintiendo sus alas desaparecer a su espalda mientras se cruzaba de brazos ofendido. Frunció enfadado el ceño por ese claro insulto a su 'progenitor', obviamente pasando de ayudar al búho.

El mayor murmuró algo en voz baja mientras se levantaba, quitándose el resto de hierba y tierra de la cara y ropa para ver con el ceño fruncido al más bajo.

-¿Qué haces por aquí, para empezar? Podría denunciarte por acoso.

-¿Qué te importa?

-¿Así educan a las futuras generaciones? Horrible.

Fargan negó con la cabeza mientras se colocaba correctamente la máscara, ocultando su rostro del más joven. Ambos se miraron, ignorando los cerdos y vacas que pasaban tranquilamente a su lado y centrándose en su lugar en la pequeña batalla de miradas que, al parecer, estaban teniendo.

Al menos durante unos segundos, ya que el de menor estatura rompió el frágil silencio.

-¿Con que Alexby, eh?- el de gorro azul levantó con picardía sus cejas de arriba a abajo al mismo que tiempo que sonreía ampliamente, esta misma aumentando al ver al más alto desviar los ojos al césped- Ooooh, por eso le invitaste a la feria.

-¿Recién te diste cuenta?

-Cierra el pinche hocico, mamon. No me arrepiento de invitar a los demás.

-Oye, tú em... Espera, ¿lo hiciste a posta?

El menor se quedó callado durante un segundo al darse cuenta de su error, sacando un poco de comida para disimular el pequeño desliz. A juzgar por el gesto de enfado de Fargan, siendo visible incluso a través de la máscara, no lo logró.

-Míralo, el Don Amor queriendo enamorar a su príncipe azul. Eres bien culero con las cartas de amor, deberías pedir ayuda a Juan.

-No eran cartas de amor, ¿y  por qué a Juan?

-Aaah, no seas pendejo, es obvio- el de ropas azules sonrió mientras empezaba a caminar hacia el norte, llevando sus manos a su cabeza con total tranquilidad-. Tiene un don para las palabras. ¿Acaso no viste las frasecitas de su local? Y seamos sinceros, es el mejor para pedir ayuda, no me imagino a Willy ayudando con palabrerías de amor.

Bien pensado... le vendría bien algo de ayuda. Fargan era de actuar por instinto, de simplemente dejar salir lo que sea que su mente procesara y ya después pedir perdón, disfrutar de la vida, como le gusta expresar, pero esta vez sería diferente. Quería realmente impresionar a Alexby, ser un momento muy de película romántica adolescente llena de clichés, no podía simplemente decir la primera tontería de su cabeza. Aprendió que su labia no siempre le salvaba de las situaciones. 

Y bueno, Juan era Juan, tenía ese toque que podría serle de gran inspiración ante la declaración amorosa.

Sonrió, agitando nuevamente sus alas para alzar de nuevo el vuelo, esta vez con destino al aún en proceso chiringuito de IlloJuan.

-¡Gracias Quackity!- dando unos últimos aleteos, salió volando por el horizonte, dejando al nombrado solo. 

El pelinegro soltó una risa traviesa al lograr hacer olvidar al castaño del pequeño accidente con el chat y la feria, dando un último mordisco a su comida.

-Jejeje. ¿Yo a qué venía? Quería... ¡cierto! ¡LUSUUUU, MIRA QUE FLORES ME CHINGUÉ!- salió corriendo mientras sacaba de su mochila unas pequeñas flores iluminadas, retomando el camino a casa de su amigo.

Podría haber usado sus alas, si solamente se hubiera acordado.

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