Un día cuando era chico, 

me perdí en el patio de mi casa, 

si bien no era grande era algo sencillo de salir, 

moviéndose por inercia lograrías ver la luz del comedor.

Ese día cuando me perdí, 

vi el otro lado del patio, 

era oscuro, 

frío, 

solitario como el paso del tiempo.

Aquél día me encontraron llorando por que tenía miedo, 

siempre he tenido miedo a la oscuridad, 

al crecer seguí con ese miedo sólo que era mayor, 

me quedaba hasta tarde tan sólo para luchar contra mi miedo, 

pero nada pasaba,

 hasta ese fatídico día, 

una luz detrás de mi se encendió y dejó ver mi sombra enorme con una macabra sonrisa, 

esa sonrisa me hizo sufrir casi al borde de la muerte, 

siempre temí de la oscuridad y ella me otorgaba amistad, 

me quedé en la luz por miedo a perderme, 

pero jamás temí de mi mismo. 

El verdadero monstruo.