El viejo nos llevó en su extraño barco por el tronco de Yggdrasil. Nos detuvimos en Midgard, el mundo de los mortales, un lugar repleto de criaturas mucho más pequeñas que las que estábamos acostumbrados a ver.

Ninguno de nosotros sabía lo que hacíamos en ese lugar hasta que el viejo volvió a ponerse frente a nosotros.

— Entiendo que aún son niños y que aún les resta ppr crecer... — mis hermanos se ocultaron detrás de mí — tú eres mucho más grande que todos, incluso que el hombre más alto de este barco. — estaba mirando a mi hermano, Jormugander. — esta será tu prisión... Aquí podrás crecer todo lo que quieras. Las Aguas de Midgard son inmensas.

No tuvimos oportunidad de poner resistencia ante nadie. Siendo tan jóvenes, solo un idiota habría decidido pelear contra el Dios de todos los dioses.

Odín se acercó a nosotros, levantó a mi hermano como si nada, y lo arrojó por la borda, directo al agua.

Jormugander se perdió de vista de inmediato en las profundas aguas de Midgard.

— ¡Hermano! — exclamó Hela al ver que nuestro hermano desaparecía en la profundidad — Fenrir...

— Descuida... Estará bien... — esbocé una leve sonrisa para ocultar mi miedo — estaremos bien — Miré al viejo — porque somos hijos de Loki...

Odín me miró con curiosidad peinando su barba con los dedos. Intentó acercarse a Hela; pero me interpuse en su camino y solté un leve gruñido.

— Qué es lo que quieres de nosotros...

— Evitar futuras catástrofes, joven lobo.

— Su nombre es Fenrir... — dijo Hela — es un buen chico... Nunca le haría nada a nadie. Tampoco Jormugander...

— ¿Y qué hay de ti?

— Ella tampoco — respondí — ¿por qué hacerle esto a tres simples niños...?

— Con el tiempo os darán cuenta de que no son normales... Fenrir...

Debo decir que me di cuenta have mucho que no soy una criatura normal. Y estoy segurotde que mis hermanos tambien lo están.

Algún día Jormugander romperá esa jaula en la que el viejo lo metió como si nada. Y estaré listo para cobrar venganza.