«Yī»

"Esta obra está basada en un mundo ficticio inspirado en la cultura china"



«En la antigüedad, las bestias regían antes que los dioses. Cuatro grandes criaturas refugiaban el equilibrio, quizás nacidos de la nada misma o creados bajo otro ser más fuerte.

Xuán Wu la tortuga negra, gran regente del norte, Zhu Què el ave Bermellón protector del sur. Qing Lóng el temible dragón Azure señor del este y por último el vigilia de todo lo que le pertenece al oeste, Bai hu el gran tigre blanco.»


Las gotas de roció bañaban el gran imperio de las aves. Tierras extensas en vegetación oculto entre los valles desde milenios pasados. La calma cubría al pueblo todos los días, a excepción del palacio en ese día.

—¡Emperador! ¡Emperador! —corría la doncella por los corredores del palacio principal.

—¿La encontraron? —cuestiono otra sirvienta que venía de la sección del harem.

—Aun no. Ya revise todo el lugar de mi área —respondió.

Sin duda el palacio imperial de fuego era un caos. Cada sirviente y soldado buscaba al emperador fénix. No era muy común que saliera de palacio. Tenía el hábito de avisar cuando saldría de los dominios, un rasgo extraño para una regente.

El eunuco caminaba de un lado a otro en medio de la sala del trono, sino la encontraban seguro su cabeza rodaría por orden de la princesa imperial heredera.

—Neville —entro con paso rápido el jefe de guardia imperial—. Dime que la princesa, no ha venido aquí.

—Eh... no. ¿Acaso le paso algo a su alteza imperial?

Neville estaba nervioso. Seguro le habrá pasado algo grave y con el emperador desaparecido el imperio sería un caos. ¿Por qué termino aceptando el trabajo de eunuco? Siempre vivía con estrés y aparte temía de echar a perder todo. Pero no podía reprochar nada. Los Longbottom eran un linaje tan antiguo, encargados de ser los eunucos principales de los emperadores fénix, el pequeño detalle que los caracterizaba era que no pasaban el proceso de cualquier eunuco. Estos no requerían ser castrados. Se habían ganado la confianza de los fénix de fuego rojo.

—Está bien —respondió el jefe de guardia—. Escucha bien. Si viene la princesa imperial dile que el emperador está en una reunión privada —observo a Neville, asentir—. Bien. Yo debo irme o el emperador me castigara.

—Alastor, ¡espera! —lo retuvo—. ¿Sabes dónde está el emperador? 

—Sí, fue a la construcción de la parte norte del imperio, ahora deberá estar en las afueras de la capital para ver la muralla.

Al fin el pobre eunuco consiguió paz con escuchar la respuesta.

—Ordena a todos que dejen de buscarla y mejor preparen las recepciones. La princesa imperial heredera, llegara pronto de su excursión. Y recuerda no-digas-donde-esta-el- emperador —recalco Alastor, retomando su camino a los establos imperiales.

Martillazos por doquier, el sonido de las piedras al ser picadas. Voces dando indicaciones junto con el sonido de las carretas llevando materiales. Demasiado ruido pero para la persona montada en su caballo viendo todo a lo lejos desde una pequeña colina, era el sonido de una nueva etapa. Había realizado un pequeño hábito desde que empezó la construcción de la muralla. Realizar una supervisión cada cierto periodo, con el fin de saber el avance. Tomaría tiempo para que su proyecto estuviera finalizado. Pero el proceso hacia que valiera la pena.

—Creí que estaría llegando a la capital en estos momentos su majestad.

—Buenos días, Alastor —saludo con una sonrisa en sus labios, sin tener que verlo.

—¿Algo que la halla retenido para que se atrasara? —termino por acomodarse a lado del emperador.

—Digamos que una pequeña piedra en el pie, provoco que esperara un poco más aquí —respondió.

Alastor no había captado el mensaje del todo. Debido a que el comentario iba disfrazado con una sonrisa escueta por parte del emperador.

—¡Kreuz! —ahí estaba la piedra en el zapato que decía el emperador, gritaba a todo pulmón mientras galopaba hacia ellos—. ¡Porque no me avisaste que revisarías el norte de la muralla!

Solo una persona en todo el imperio podía hablarle tan descaradamente al emperador fénix. El par giro sus caballos para recibir al recién llegado.

—Te pregunte ese día. Y dijiste que estarías ocupada en palacio, por suerte opte de venir a revisar la muralla norte antes de ir casa.

—Al parecer te fue bien en la supervisión de la muralla sur, querida Mina —respondió sonriente Kreuz.

—Su alteza, debería respetar más al emperador —dijo Alastor.

—Lo hare cuando este en eventos formales, por ahora es mi prima. Deja de molestarme no eres mi nana —replico la joven princesa imperial.

—No tiene remedio —susurro, Alastor.

—¿Qué has dicho? —inquirió Mina.

—¡Suficiente! —intervino Kreuz en la discusión—. Mina, agradece que Alastor creció con nosotros y permito que puedan hablarse sin tanta formalidad. Uno el jefe de la guardia imperial,  mientras que tú, la princesa imperial heredera. Hasta los niños del pueblo comprenden mejor los modales que ustedes dos.

Ambos solo se dieron la última mirada de molestia entre ellos. No podían decir nada ante tremenda reprimenda.

—Perdóneme, su majestad —inmediatamente, Alastor inclino su cabeza.

—Lo siento, prima —Mina, por su parte solo agacho su mirada.

En qué momento no había pasado un caos en su palacio con esos dos discutiendo a cada rato. Kreuz no sabía qué hacer con la menor de los fénix. Si no cambiaba su carácter, cuando fuera la nueva emperador fénix, sería un caos en el imperio.

—Olvídenlo. Es mejor que les muestre lo que vine a revisar —índico.

Alastor, quedo asombrado de lo veía. Pensaba que la muralla sería algo simple de construcción. Recordaba que en la propuesta dada durante la conferencia el diseño se veía de otra manera. Pero lo que tenía frente suyo era totalmente distinto, lo suficientemente alta para evitar que las flechas pasaran eso incluía el de posibles escaladores. Las piedras oscuras eran fácil reconocerlas, provenían de la antigua tierra de los demonios. ¿Cómo pudo el emperador, conseguir las piedras?

Lo único que no lograba identificar en la parte alta de la muralla, los pequeños bultos. El relinchido de un caballo acercándose llamo la atención del trio.

—Su majestad, princesa, general —los recibió el supervisor de las obras con una cortesía.

—¿Ya está listo lo que pedí? —cuestiono con firmeza Kreuz.

—Emperador, han sido colocados los primeros doce cañones que ha pedido —respondió, indicando con su mano que los guiaría por la entrada para poder subir a la muralla.

—Al fin, podre probarlos —dijo sonriente, Mina. Desmontando su caballo.

—¿Cómo que usarlos? Aquí la que hace las pruebas soy yo, niña —Kreuz, enarco una ceja al verla feliz yendo detrás del supervisor.

—¿Qué? ¡No es justo!

Alastor se aguantaba la risa de ver a la joven fénix reprochando, su oportunidad de jugar con los cañones se vio zanjado. Aunque como ella, él también tenía curiosidad de cómo se usaban esas enormes armas. ¿Cómo le hicieron los obreros para poner cañones arriba? Era algo difícil ya que no estaban diseñados para rangos de altura.

Otra cosa curiosa que asombraba al general Alastor, era el diseño de entrada. Un acceso para subir por la parte interna de la muralla. Era como un mini castillo propio, secciones para almacén de alimentos, armamentos, área de dormitorio, sala de juntas. Salidas de escape escondidas, incluso le estaban haciendo túneles delgados por el suelo. ¿Para que los túneles? ¿Qué clase de cambios pidió el emperador a la estructura? El emperador fénix, sin duda estaba muy adelantada en sus ideas.

—¿Sorprendido, Alastor? —susurro, Kreuz. Cuidando que el resto no escuchara.

—No pensé que los almacenes y accesos fueran internos a la muralla —admitió.

—Normalmente los recursos se ponen en almacenes externos, pero analizándolo mejor es una desventaja. Cuando hay guerra, estas son las primeras en ser destruidas debido a las flechas con fuego o ataques aéreos —explico, Kreuz.

Alastor asintió ante la acertada información. En la última guerra de milenios atrás era claro que lo primero en atacar son los recursos. Con eso podías presionar al enemigo y quedaría débil conforme pelearan en los días siguientes sin alimentos y armas de repuesto. Una observación muy bien analizada de la fénix mayor. Subieron los escalones poco a poco, observando los detalles de la estructura, un pensamiento le pasaba por su mente al general. ¿Qué clase de cañones eran?

Uno, dos, tres, cuatro. Contaba los segundos mientras jugaba con sus dedos sobre el reposabrazos del trono. Estaba fastidiado de escuchar la asamblea. ¡Por favor! ¡Era solo un simple príncipe, segundo en la sucesión! ¡No el príncipe heredero! ¡Esas reuniones eran trabajo de su hermano mayor! Por mucho que deseaba largarse, su madre no pensaba lo mismo. Llevaba horas sentado junto con su hermano mayor que al igual estaba irritado.

Severus Prince era el menor de dos hermanos, pero daba gracias de ser el segundo hijo porque hace mucho hubiera declinado del título de príncipe heredero imperial. Prefería el silencio y no estar saturado con trabajo. A lo mucho se dedicaba a entrenar al ejercito siéndole de gran ayuda al general imperial. Pobre de su hermano que debía soportar a los inútiles de los ministros quienes temblaban ante alguna acción o palabra de su madre, Eileen Prince la emperatriz dragón.

—"Imbéciles, solo se dedican a lamer los pies de uno. Con tal de tener más poder y beneficio propio" —pensó, Severus.

Si él, fuera emperador, hace mucho que hubiera eliminado a toda la corte y él mismo en persona escogería a los nuevos talentos para ministros.

—Como ordene su majestad —respondió un ministro ante la emperatriz.

Severus salió de sus propios pensamientos al escuchar que los ministros comenzaban a terminar poco a poco los temas a reportar. Recorrió con la mirada la sala del trono para tener con que distraerse. Pero al observar el asiento del lado derecho de su madre, descubrió que su hermano mayor lo veía discretamente. Severus medio sonrió, su hermano se percató del estado de animo de Severus, adivinando que deseaba irse de la reunión. Antes de que pudiera hablar el siguiente ministro el príncipe heredero imperial, carraspeo un poco para intervenir de manera no muy ruda, llamando la atención de todos los presentes.

—Emperatriz, si me permite.

Eileen asintió en silencio, concediendo su permiso.

—Para llevar a cabo la idea planteada por el ministro. Puedo sugerir que el segundo príncipe, prepare un pequeño grupo de expedición y revise los límites del imperio, podremos saber si hay alguna criatura que ataca las aldeas.

Los demás ministros asentían al estar de acuerdo con la idea del príncipe heredero, mientras que Severus observo con disimulo a su hermano mayor, dando a entender el mensaje oculto de un gracias. Eileen meditaba la idea, le daba la razón con que se supervisaran las fronteras. Unos meses atrás extraños sucesos ocurrían en sus tierras. La sugerencia era más que clara, pero no tomaría el riesgo de poner a sus hijos en ello.

—Tomare en cuenta tu sugerencia —indico, Eileen—. Enviare al general de la guardia imperial.

Aquello provoco que el par de príncipes dejaran de sonreír internamente.

—Pero...

—No dejare que ambos príncipes,  queden expuestos al peligro —asevero, Eileen. Callando rápidamente a Severus, que estaba por replicar.

La sala del trono quedo en un silencio incómodo.

—Ha terminado la sesión —ordeno Eileen con firmeza y molestia.

El lugar se vacío rápidamente. Nadie se quedaría a presenciar la ira de la emperatriz dragón.

—¡Sirius! —llamo, Eileen al eunuco principal.

El aludido rápidamente entro al lugar, realizando una cortesía ante la familia imperial.

—Sirius, se inclina ante la emperatriz.

—Tráeme al general.

—Como ordene — se retiró unos pasos manteniéndose aun de frente, realizando una cortesía para luego darles la espalda y desaparecer de ahí.

—Madre, si me permi...

—¡He dado la orden que no, Severus! —grito Eileen, azotando su mano sobre el reposabrazos.

El aludido no termino de hablar. Ambos hermanos se miraron en silencio uno al otro. No continuaron con él tema. La razón de porque las acciones de su madre, era debido a los actos cometidos por el padre de ambos príncipes. Un pasado nada agradable para el imperio dragón.

—Me presento ante la emperatriz —llego Potter, cortando un poco la tensión de la reciente discusión.

—Se te dará una misión. Revisar los límites del imperio, incluyendo el dominio de las sirenas y los tritones.

Los presentes quedaron sin habla ante la última parte de la orden. Los dominios de esos clanes aún seguían en discusión. Rápidamente Harry se arrodillo ante Eileen.

—Si me permite su majestad. Esas tierras están justo entre los tres dominios, el imperio de Bermellón, el infierno y nuestro imperio. Además son los que han mantenido en vigilancia desde la distancia a los demonios. Si realizara una investigación sin avisar, sería considerado sospecha.

—El general, tiene razón —intervino el príncipe heredero—. Esas tierras quedaron libres después de la última guerra. Si diéramos una mínima acción que consideren ofensiva habrá un problema para el tratado que se hizo entre los tres dominios.

Eileen resoplo un poco, en serio que la situación estaba complicada. Para poder hacer tal acción tendría que hablar con los líderes de las sirenas y los tritones, incluyendo al emperador fénix.

—Si no actuamos, los daños se expandirán más en el imperio —dijo Eileen. Tallándose un poco la sien—. Fuera todos. Eso los incluye a ustedes dos —señalo a los príncipes.

Severus se retiró molesto del lugar. Mejor se iría a la biblioteca. Ni siquiera se percató que su hermano se detuvo para verlo a lo lejos.

—"Madre debería ser más comprensible con él" —pensó.

Para la noche con luna llena, los patios del palacio eran bellamente iluminados. Una noche tranquila y con vista al cielo estrellado. Los guardias nocturnos hacían su labor, incluso disfrutaron un poco de la velada ante magnifico manto de estrellas.

—¡El segundo príncipe, desapareció!

La tranquila velada se vio interrumpida, Potter se despertó de un salto con su ropa casi puesta. Ya que había tomado esa noche para descansar bien y poder ir a su misión al siguiente día. Salió deprisa de su habitación con la espada en la mano y dirigiéndose a la dirección de donde provenían varios gritos.

—¡Que ha pasado!

—¡General! —grito alarmada una de las sirvientas—. El segundo príncipe, no aparece en el palacio.

—¿Ya buscaron bien?, suele esconderse en los dominios del palacio azul —aclaro, Potter. Colocándose mejor su ropa y amarrando su espada a la cintura.

—Revisamos cada rincón y no aparece —respondió la sirvienta—. General, el segundo príncipe debe tomar su medicina pronto.

—"Peor aún" —pensó Potter, encaminándose a la sección de la guardia.

Severus era la única persona que lograba tener de cabeza al palacio completo. Siempre había sido él, quien causara los problemas.

De tanto caos en el palacio azul, las luces en el palacio principal del harem fueron encendidas. Eileen fue despertada por el llamado de las damas de su sequito imperial. Informándole de lo sucedido. Si ya llevaba el problema del imperio, ese mocoso de Severus le daba más problemas a la lista.

—¡Encuéntrenlo! —ordeno furiosa—. "Severus, ni creas que puedes huir. No estas libre de tu compromiso con la princesa heredera del imperio Bai Hou".

Todos los presentes se arrodillaron al suelo por temor de recibir algún castigo de parte de Eileen. Era muy bien conocido el temperamento de la dragón. Podría incluso mandar a ejecutar a las personas solo por ver su furia apaciguada. Mientras que el ruido y caos seguían afuera. El príncipe heredero imperial, estaba tranquilo y cómodo en la biblioteca. Tenía el hábito de leer un poco antes de dormir. Por lo que normalmente su hora de descanso era a media noche. Escuchaba todo el caos fuera del edificio. Por suerte estaba solo en la biblioteca, ya que nadie notaria la sonrisa que tenía en su rostro al leer el pergamino en sus manos.

"Severian, fui a realizar tu plan sugerido. No me sigas"

S.P.

—Siempre he pensado que tú...eres el más indicado al título de príncipe heredero —se dijo a sí mismo. Escondiéndose el mensaje de Severus entre sus mangas. Retirándose tranquilamente a sus aposentos.

¡Boom!

Todos los presentes quedaron asombrados por la magnitud del impacto que generaba el cañón. Los aplausos no se hicieron de esperar. Kreuz esbozo una sutil sonrisa ante el resultado, mucho mejor de lo esperado.

—Han realizado una labor sorprendente —felicito a los herreros.

Los cañones creados, llevaban las más altas exigencias hechas por el emperador fénix. Uno de los rasgos más característicos de dichas armas era que no parecían en lo más mínimo un cañón. Idea muy bien solicitada por Kreuz para camuflajearlos. Simulaban como un tipo poste de visión con la forma del ave Bermellón con sus alas extendidas para aquellos soldados que no pudieran usar los sellos-cultivo, pudieran atacar su rango de movimiento con moverlas. El claro ejemplo que dio Scarlet al usar el cañón, fue que podían usar la pólvora con mayor eficacia.

—Ya quiero ver su segundo modo de ataque —dijo Mina en voz baja.

Alastor, que estaba atento hace unos segundos. Observo a la joven fénix quien sonreía para sí misma.

—¿A qué se refiere?

—Por algo fui a revisar la muralla sur —respondió Mina—. Fui a verificar el funcionamiento de los cañones. Ya verás a que me refiero.

—¿Nos haces los honores? —dijo Kreuz, dirigiéndose a Mina.

La aludida sonrió. Gustosa acepto la mano de Scarlet quien la guio hasta el cañón.

—Ya que fuiste a revisar los cañones del sur, imagino que sabrás sobre la segunda función que poseen —indico Kreuz.

Alastor con el resto de presentes quedaron confusos al escuchar eso. Los cañones no tenían atisbo de tener algo extra para ataque. Por su parte los ingenieros (sé que no se les decía así pero considero es lo más correcto) y los herreros estaban nerviosos. Casi rezaban porque funcionara o rodarían sus cabezas.

—Bien, dime que hacer —respondió Mina.

Scarlet solo medio sonrió ante la emoción de la fénix azul.

—Coloca tu mano sobre la cabeza del fénix y activa tu sello primordial —indico, Scarlet.

Obediente, activo el sello que apareció sobre su mano. A continuación lo que venía fue de asombro incluso para los creadores de los cañones. Una lluvia de cortos rayos luminosos fue lanzada a lo lejos. Dejando grandes daños al terreno.

—De nuevo —ordeno firmemente Kreuz.

Willhemina ya más segura de usarlo, volvió a lanzar el hechizo pero moviendo la cabeza de derecha a izquierda, arriba y abajo. Todo con la lluvia de rayos, de la emoción volvió a repetir el proceso ahora siendo lanzado un solo rayo continuo.

De pronto la joven fénix azul, cayó al suelo totalmente agotada. Rápidamente, Alastor fue auxiliarla.

—Ya... no puedo.

—Veo que has descubierto que también puedes lanzar rayos continuos —dijo el emperador al verla—. Pero como temía, tu límite es dos usos.

Todos susurraban entre si ante tal espectáculo. El emperador fénix, había logrado crear arma letal, quizás el más poderoso de todos los imperios.

—Perdone mi insolencia al preguntarle. ¿Qué le está pasando a la princesa? —cuestiono, Alastor al ver que Mina cerraba poco a poco sus ojos.

Aquello preocupo al resto, más para Kreuz no era nada alarmante.

—Solo requiere dormir, la joven princesa fue imprudente. Uso de forma irresponsable la cantidad y veces que le ordene usar el cañón —explico—. Solicite un cañón con dos funciones, el clásico usado con pólvora. Pero su desventaja es que esta se terminara conforme se expanda el tiempo de una batalla, he ahí donde entra su segunda función.

Todos escuchaban atentos las explicaciones del emperador fénix.

—Cada cultivador tiene un límite distinto de su poder. Como en el caso de la princesa heredera, alcanzo dos ataques con varios disparos, su ataque duraría más. Si su poder lo hubiera regulado —detallo Scarlet, aunque claramente recalcando la incompetencia de Mina.

Alastor cargo a Mina, para retirarse del camino de Kreuz quien se acomodó de nuevo ante el cañón. Activando su sello. La cabeza giro de arriba-abajo y de lado a lado, lanzando lo que sería un espectáculo ante los ojos de todos. Tiraba un rayo continuo con un anillo alrededor de esferas de luces. Y una vez terminado de lanzarlo no pasaron segundos cuando una enorme esfera de energía salió disparada, creando un impacto más destructor.

Todos estaban aterrados ante tal poder de destrucción del cañón. Pero más bien era el usuario quien lo hacía ver un terror.

—Alguna duda —dijo Kreuz con seriedad.

—Si me permite, emperador —hablo un capitán de la construcción haciendo una leve cortesía—. En batalla los soldados vamos más allá de nuestros límites. Pero si eso se aplicara en el uso de los cañones...

—Oh, eso —interrumpió al capitán—. Es simple, te agotas como la princesa heredera o te mueres.

La forma tan seca y llena de sarcasmo oscuro con la que fue dada la respuesta. Dejo a todos mudos, ver en ocasiones el aura asesina del emperador. Provocaba ganas de salir corriendo por su vida.

—Continúen con su trabajo —ordeno.

No culpo a sus súbditos al verlos casi correr despavoridos del lugar. Comprendía muy bien el miedo que ella misma infundía ante el resto.

—Emperador —hablo Alastor, manteniendo aun a Mina cargada en brazos—. ¿Por qué?

La fénix mayor lo observo en silencio, comprendía la cuestión oculta en esa simple interrogante.

—Solo prevengo una posible tragedia.

Aquella respuesta no aclaro nada de la duda que tenía Alastor. Observando como la fénix mayor se retiraba.

¿Qué obligo al emperador fénix, hacer tales proyectos?

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«Glosario»

Huángdì: Es el título de emperador para la emperatriz. Originalmente las mujeres emperatrices llevan otro título. Pero solo una mujer en la historia fue nombrada bajo el nombre y sello del emperador (para hombres) siendo una mujer (Investigado en la historia de la Huángdì Wu Zetian).

Fènghuáng dì: Emperador fénix, es otra manera de llamar al emperador.

Tàizĭ fēi: Título de Princesa Heredera.

Gōngzhŭ: Princesa, otro modo de referirse a la princesa heredera.

Gāo wáng: Alteza. Referencia al igual para la princesa o príncipe.

Huŏ huánggōng: Palacio imperial de fuego

Yībān de: General, otro modo de llamar al jefe de guardia imperial.

Wángzĭ: Príncipe

Jichéng wángzĭ: Príncipe heredero.

Dìguó jiāngjūn: General imperial.

Lóng hòu: Emperatriz dragón.

Wēiyán: Majestad, otro modo de referirse a la emperatriz.

Huánghòu: Emperatriz.

Jìnwèi jūn jiāngjūn: General de guardia imperial, otro título distinto para llamar al gran general.

jĭngwèi zhăng: Jefe de guardia.

Dàgē: Hermano mayor.

Xiōngdì: Hermano

Měirényú: Sirenas

Róng yuán: Tritones.

Guīfáng: Harem

Yaoguai: Demonios

Dìyù: Infierno

Lángōng: Palacio Azul.

Lán fènghuáng: Fénix azul

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