Capítulo 8 *¿Boda O Guerra? Prt 2*

Después de dejarle la Tumblums a su prometido, hyoga procedió a regresar a su habitación para arreglarse, sin embargo eso no evitaba pasar frente a la habitación de sus padres, pasó de largo, pues ya había visto a su padre mucho más temprano. Pero algo hizo que regresara y poner atención a la puerta cerrada.

Estaba triste, se supone que su padre tenía que estar en ése día tan especial, estuvo tan inmenso en su triste pensar.

Suspiró para retirarse, aunque una voz y una pequeña melodia  proveniente del interior llamó su atención. Confundido pegó la oreja a la puerta, lo malo que la puerta era demasiado gruesa para escuchar bien.

—— ¿madre...? —— tocó. Tal vez y si era ella, aunque era raro que estuviera ahí.

Se alteró un poco al escuchar algo quebrarse. Y después ya no escuchó nada. Abrió la puerta. No había nada ni nadie.

Solo suspiro sobando su rostro, sin darse cuenta que una gran silueta había salido del gran balcón, tomando vuelo para irse.

Se acercó a su padre dormido, vio igual extrañado a éste; el cabello de camus estaba peinado, con pequeñas trenzas y flores, y parecía como si estuviera maquillado. Nunca había visto a su padre así, aquello le hizo acordarse de shun, pues su imagen era la misma al estar en el santuario. Pues las hadas y duendecillos le trenzaban el cabello y lo maquillaban. Para que se vea más hermoso a ojos de su pareja.

Aunque más sorprendido estuvo al ver un pequeño ramo de orquídeas azules en sus manos. Eran las favoritas de camus.

¿Quién pudo hacerlo?

Una pregunta sin respuesta para él, talvez y fueron las mucamas, o talvez shun... O su madre? No. De ella no se espera nada.

Suspiro frustrado, arrodillandose frente a la gran cama. Talvez estaba nervioso... Sii... Puede que sea eso. O ya se estaba volviendo loco.

Solo vio a su padre con sierta tristeza. —— ojalá estuvieras aquí...

No hubo respuesta, la esperaba, pero la realidad le golpeó de nuevo.











En la cueva la magia rodeaba a ikki y shiryu, había pasado un buen tiempo así, ambos tomados de la mano, con ikki triste y culpable, y a shiryu intentando recistir más.

Shaka estaba molesto, ver el como su gran compañero y amigo estaba a pocos momentos de morir. Él ya había tomado una decisión, si o si, habría un guerra.

—— shiryu quería la paz. —— habló obteniendo la atención de todas las hadas. —— y lo atacaron con hierro. ¡Ahora tendremos nuestra guerra! —— milo había llegado justo en el momento en que Shaka había gritado las últimas cuatro palabras. Su rostro se angustió. —— ¡La lucha comienza AHORA!

Todos gritaron en aceptación. Una chica palilila había levantado su báculo en acuerdo a su compañero. —— ¡vamos a luchar juntos!

—— ¡a vencerlos juntos! —— gritó en aliento una peliverde.

—— ¡¡Y los acabaremos!! ¡¡NO habrá piedad!!

Todas las hadas gritaron y gritaron, iban a luchar por su libertad y por lo que les pertenecía. No habrá piedad ante cualquiera que intente hacerles frente.

Las hadas se pintaban la cara, manos, alas y torsos. Preparándose. La reina igual estaba con armadura, viendo con orgullo el como sus soldados preparaban sus armas y preparaban las trampas que utilizarían contra ellas.

Las  hadas gritaban con coraje y determinación, no había ninguna pizca de duda en sus acciones. Todas salieron de las salidas de la gran cueva. En camino al reino de Asgard.

Mientras que en éste reino, las criaturas esperaban ansiosos en el gran salón.

Sigfried había entrado en lo alto del altar, sentándose frente al gran piano.

—— ¿y los invitados de hyoga?

—— ah. Los humanos no saben medir el tiempo. —— respondió ichi a su compañero.

En la gran torre la reina era acompañada por una mucama, esta sostenía una sombría para cubrirla del sol, en lo que los soldados preparaban todo.

Sigfried preparaba el gran instrumento, issac y sus soldados ya habían terminado, solo esperaban las ordenes de su reina.

Hilda vio con desprecio el salón donde estaban las hadas, y sin ningún remordimiento habló: —— que inicie la música.

Justo al mismo tiempo el rubio comenzó a tocar. El sonido dejo desconcertado a las pequeñas criaturas y caballeros, esa no era la música de una boda.

Shun igual había escuchado. Las puertas del salón fueron cerradas y las hadas observaron impresionados aquello.

El peliberde había salido al gran balcón, vio con ansias como los soldados cerraban y forzaban las puertas para que las hadas no puedan salir. Su vista se fue a lo lejos, en la pequeña figura de la reina.

Hilda solo observaba sin expresión.

Sigfried examinó sus notas y presionó una tecla con una seña en éste. De uno de los tantos tubos del instrumento, salió el polvillo rosa, que se expandió un poco y fue a caer frente a las criaturas. Todas estaban nerviosas y confundidas por aquel extraño polvo.

La reina sonrío al escuchar los jadeos de las hadas asustadas. Shun se asustó al escuchar las voces de sus discípulos. Tenía que salir de allí.

Su mirada se fue en el gran traje que la reina le había dejado, rompió la gran capa y unas cuantas cortinas.

Sigfried tocó una nota más, y por la curiosidad de todos, un caballero había estirado su mano para tocar aquel polvillo.

—— ¡Aldebaran!

Todos exclamaron asustados al ver como su amigo había desaparecido, dejando solo su armadura.

Seiya había llegado a la cima de las murallas. Logrando burlar a los guardias, Sonrió y siguió camino al salón.

A las afueras de la habitación de shun, había dos soldados qué custodiaba la entrada para no dejarlo salir. Un grito y algo quebrandose los alteró. Con rapidez abrieron la puerta, viendo como de la orilla de la cama estaba amarrada una gran cuerda, hecha con las cortinas y el traje, sobresaliendo del balcón hacia la de abajo.

—— ¡se fue!

Exclamó uno al no ver rastros del chico, pero ambos fueron engañados, shun estaba escondido tras la puerta y provecho para salir rápido y encerrar a los soldados. Corrió escaleras a bajo en busca de la salida.

Sigfried tocaba y las hadas trataban de escapar desesperadas. Unas no corrian con suerte, el polvillo los tocaba y morían, regresando a su forma "original". Flores, árboles, troncos, armaduras.

—— ¡es una trampa!

Los tres pequeños eran protegidos por los gemelos. Las haditas corrian, gritaban y lloraban asustados, tratando de esconderse.

Issac revisaba el horizonte, en busca de su objetivo. Unas grandes siluetas llamó su atención. Con ayuda del catalejo logró ver lo que en realidad eran.

—— oiga, majestad. Se aproximan desde el mar.

La reina vio satisfecha el como su plan estaba yendo al pie de la letra.

Los gritos de los soldados habían llamado la atención de otros que estaban cerca.

—— esta huyendo. —— gritó refiriéndose al peliberde.

Shun estaba perdido, no conocía mucho el castillo y no encontraba una salida.

Las hadas se acercaban cada vez más. La reina no iba a admitir que había logrado intimidarse al verlo lo mucho que eran.

—— ¡alteza!

—— deben esperar mi orden.

Issac ya no aguantaba las ganas de atacar, y la reina igual.

La desesperación de shun creció al escuchar a los soldados acercarse a él. Estaba acorralado, no había ninguna salida, solo una ventana.

La ventana. Frente a esta estaba la gran cuerda improvisada que había echo. Llegaba justo al otro balcón de abajo.

Las hadas se acercaban más a la orilla. Shaka utilizó su poder para hacer crecer y manipular las raíces de todas las plantas y árboles del gran jardín.

Los soldados estaban asustados, ellos no querían luchar.

Shun se sujetó de la cuerda, jadeando asustado al soltar la ventana y quedar levitando al gran vacío.

—— esperen. —— la reina habló, sintiendo las mismas ganas que su general. Ella ya quería, tenía las grandes ganas de hacerlo. Pero primero quería verlos más de cerca, buscando en especial a cierto chico de cabello morado. —— esperen...

Mu estaba al frente, controlando también toda la flora del jardín, intimidando más a los soldados. Issac ya se estaba muriendo de desesperación.

Shun gritó al sentir como su peso consiguió arrastrar la cama, haciendo que cayera a gran velocidad. Gritó cuando la cama se detuvo abruptamente, por concecuencia la inercia había hecho de las suyas. El cuerpo de shun había tomado gran distancia, y al detenerse la cama, hizo que shun chocara con los grandes ventanales. Los vidrios se rompieron y las ventanas se abrieron por la fuerza, por tal movimiento shun había tratado de levantarse, pero cayó nuevamente por el dolor, siendo sostenido por los brazos de hyoga.

—— ¿qué sucede? —— Preguntó, el ver como su novio había atravesado de esa manera lo había asustado.

Hilda veía el acercamiento de las grandes hadas, hasta que sus ojos se toparon con aquella figura de cabello morado. Ahora si. —— Aganlo.

—— ¡FUEGO!

Las catapultas fueron soltada y las grandes bombas volaron al cielo. Las hadas esquivaron algunas. Pero otras no lo lograron.

Aquellas explosiones llamaron la atención de hyoga y shun.

Saori fue testigo el como aquel polvillo había alcanzado a sus dos amigas, haciéndolas cenizas.

—— ¡¡NOOO!!

Las plantas se había debilitado y regresaban a lo profundo de la tierra. Las bombas seguian siendo disparadas, matando a varias hadas en el proceso.

Seiya igual se asustó al ver la guerra, ocultando su pequeño cuerpo detrás de una pared, jadeaba sosteniendo su vientre. Un dolor punzante lo atravesó. Solo vio con miedo en dirección a su pequeña panza.

La pareja había salido de la habitación, viendo las grandes explosiones y a las hadas.

—— son iguales a él. —— dijo shun asombrado al ver la gran cantidad.

Shaka vio desesperado como algunos de sus compañeros perdía la batalla, ante aquel polvillo extraño.

—— ¡retirada!

Varios le siguieron y gritaron, volteando y regresando a gran velocidad.

—— ikki esta iniciando una guerra. —— habló molesto hyoga al ver todo. —— primero mi padre y ahora ésto.

Shun lo vio ofendido, siguió a su novio al interior de la habitación.

—— ¡hyoga, él no lo hechizó! Ikki...

—— ¿Qué?

Shun suspiro, tratando de controlar sus emociones. —— él no lo lastimó... Fue tu madre.

Hyoga lo vio desorientado y ofendido. —— ¡¿qué estás diciendo?!

—— fue la rueca. —— el rubio lo vio mucho más desesperado. Shun se vio el dedo, donde años antes se había pinchado. —— el hechizo sigue en ella. Tu madre lo usócontra tu padre. —— se acercó al rey, también quedando anonadado al ver su aspecto, pero ahora no era el momento, tuvo que separar sus manos del hermoso ramo. —— ¡aquí! —— señaló su brazo, comparando el pinchazo de su dedo con el del brazo de camus.

—— es la misma...

—— encerró a los parameños en la capilla. —— hyoga lo veía con ojos lloroso, su madre se había atrevido a hacerle éso a su padre. —— no es una boda. Es una trampa.












En la cueva ikki observaba los últimos minutos del chico, alguien que lo había hecho recapacitar, y el que había logrado derretir su duro corazón.

Las hadas seguían con su cántico.

—— no olvides de donde vienes... —— hablo adolorido el azabache, sosteniendo su mejilla. —— y no olvides quien eres. Tomé mi decisión... Tienes que tomar la tuya.

Ikki pegó su frente con la de shiryu, transmitiendo el azabache su poder al desendiente del Fénix. Shiryu jadeo al separarse, dando su último aliento de vida.

Ikki se estremeció al sentir el poder del pelinegro fucionarse con el suyo. Ya había tomado su decisión igual.


Todas las hadas habían regresado a la orilla, con más coraje y fuerza.

—— ¡todos desciendan!

—— ¡¡dividanse!! —— gritó la pelilila, guiando a un grupo pequeño de mujeres en dirección al pueblo, con su báculo en manos. —— ¡síganme!

Issac e hilda veían como trataban de despistarlos, atacando desde abajo. Varios salían de las aguas, agitandolas.

—— ¡¡enciendanlas!!

Los soldados quemaron las grandes cuerdas, las hadas gritaron al sentir que lograron llegar, pero al mismo tiempo las bombas de las orillas fueron a explotar, matando a varias.

Todas las hadas exclamaron con dolor e ira. Shaka esta vez se vengó, todos lo hicieron. Golpearon y derribaron a varios soldados.

La reina vio satisfecha como unos soldados habían logrado atrapar a milo, pero él daba lucha y no se dejaba en sus manos.

Saori y su grupo habían logrado entrar a las afueras del pueblo, el problema fue que soldados ya los esperaban.

La pelilila fue atrapada por una red de hierro, derribandola contra varios puestos y mesas, soltando su báculo. Gritaba sin dejarse mostrar miedo ante los soldados, sin importar las quemaduras trataba de soltarse.

Shun corría entre todo el caos, su objetivo era la capilla.

—— ¡Tios! ¡Tios!

Jabu y los demás habían escuchado la voz de su "sobrino". Los gemelos corrieron a la puerta al escuchar a su rey. Intentaron ambos derribar la puerta.

—— ¡pesa mucho!

—— ¡shun! —— seiya había llegado, corriendo con dificultad.

—— ¡seiya! ¡Llegaste! —— en otras circunstancias lo habría abrazado, pero aún así su mirada se desvío a las manos del castaño. Estaban manchadas con sangre. —— ¡seiya...!

—— ¡No hay tiempo, shun! —— le gritó al saber donde miraba.

Kanon intentaba derribar la puerta, lo pateaba y todo. En cambio saga vio angustiado a los pobres tios de su rey, tratando de mantenerse juntos.

La nota sonó y kanon vio como su hermano había corrido en dirección a las tres hadas. Cubriendolos cuando el polvillo cayó encima de él.

—— ¡¡Nooooo!!

—— ¡¡hermano!!

Todos vieron horrorizados y tristes, el como la armadura dorada de aquel hombre que los había protegido, salvado y cuidado, caía sin su portador al suelo.

¡Saga había muerto!

La batalla seguía, las bombas resonaban y poco a poco varias hadas caían en cenizas.

Los ataques habían llegado hasta el pequeño pueblo, destrozando casas y lastimando a los aldeanos. Varios gritos y llantos.

Mu volaba a sus alrededores, el grito de los pequeños niños llamó su atención. No dudo y los sacó de su pequeño escondite, antes de que la pared detrás de ellos los lastimara.

—— ¡rápido cubranse!

Sin importarle si Shaka lo regañara, él se quedaría a proteger a los aldeanos, en especial a los niños.

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