Capítulo 5 * ¿Más Como Yo? *
Shun había salido a toda velocidad del castillo, rumbo al santuario. Debía de encontrar a ikki, él era el único que podía romper aquel hechizo que le puso al rey.
Al llegar bajó de su caballo y gritó su nombre, ocasionando el despertar de los habitantes del páramo.
Las criaturas veían curiosas la desesperación de su rey al llamar a su protector. Los caballeros gemelos también despertaron por los gritos.
Veían angustiados la expresión de su rey, bajo las piernas del gemelo menor, Kanon, estaba también aquella pequeña criatura pelirroja, era Koga qué también estaba asustado, sea lo que sea quería ayudar.
—— ¡hermano...! —— shun desanimado se sentó en su trono, viendo apenas como las pequeñas hadas encendían su luz. ——, ven... Te lo suplico...
—— ¡No está en el páramo! —— seiya, que también había salido a buscar a su señor, estaba cogeando y sucio por caer de una gran altura.
—— ayy, seiya...
—— nadie lo ha visto... —— seiya recibió el abrazo que shun le brindó al verlo. El pobre rey lloraba al no encontrar a ikki. —— no está por ningún lado. —— ante aquello shun se desesperó más. —— ¿Qué pasaría si nunca vuelve? ¡Me quedaría humano para siempre! —— exclamó aterrorizado señalándose y al momento de procesar lo siguiente, se tomó sus cabellos tirando de ellos con fuerza. —— ¡No solo eso! ¡ME DEJARA COMO MADRE SOLTERA!
Shun no presto atención a lo último que había dicho su amigo. —— saldré a buscarlo... —— esta vez observó el lugar donde ikki habitualmente vivía junto a seiya. —— es el único que romperá el hechizo.
El pequeño Koga también observó a su dirección. Él quería ayudar a su rey. Sin que los otros lo vieran, corrió hacía el caballo de shun y se escondió entre las bolsas de la silla de montar.
Mientras que en lo alto del cielo se observaba, gracias a la luz de la luna, una figura alada, que llevaba a un herido, ikki en sus brazos, éste abrió los ojos por unos milisegundos, pero fue el tiempo suficiente para observar a aquel que lo había salvado.
Piel bronceada con unos tatuajes en sus brazos, cabello azabache largo y ojos color verde.
Él sintió su mirada, aun así, no se preocupo en hablarle, pues ikki había caído dormido. El hombre había entrado en una gran isla, con apariencia tétrica, de en medio del océano.
En el castillo, la reina veía la ventana que ikki había roto horas antes.
Al sentir la presencia de Sigfried, su sirviente y cómplice, volteo a verlo con serenidad. —— Dime que murió.
—— El hierro penetro su cuerpo. —— relato sin ningúna emoción. —— lo vi caer al río. La cascada se lo llevo.
Pero la reina no se sintió satisfecha de aquello. —— ¿y su cabeza, dónde está?
—— algo apareció... Otra criatura. —— cada palabra la reina se acercaba amenazante a él. —— lo saco de la profundidad del mar.
—— ¿Cómo era esa criatura? —— preguntó mucho más serena, por su bien esperaba y no fuera aquel alado que le había robado la atención de su esposo.
—— igual a él. —— susurró el rubio, aquellas tres palabras desagradaron a hilda. Su conclusión era de que se trataba de aquel peli morado. —— lo cargó y se lo llevo volando.
Hilda solo tomo su postura y caminó para retirarse de aquel salón, no sin antes concluir: —— Un animal herido ataca y ya no está solo. ¡Hay que estar listos para la guerra!
Y con aquello los soldados terminaron haciendo alboroto en el reino. Empezando a afilar sus armas y fabricando balas de hierro.
Gritaban y obligaban a los aldeanos a no salir de sus hogares. Todos andaban con antorchas a la orilla del río, amenazando al santuario, griatnado "ikki hechizo al rey".
El pueblo entero era un caos, el miedo y la desesperación consumían a todos. Y al mismo tiempo de aquel acontecimiento, ikki despertaba de su largo sueño.
Sus alas se contrajeron y sintió el dolor en su abdomen. Su camisa blanca estaba abierta, y estaba vendado, aquello le causó mucho más intriga. Observó mejor y estaba en una especie de nido gigante, donde la gran luz blanca se filtraba a la perfección, sin lastimar su visión.
Se levantó con dificultad al escuchar unas voces a lo lejos. Apenas y podía caminar bien, pero gracias a sus alas lograba reincorporarse. Caminaba en aquella extraña "habitación" lo que llama aun más su atención es escuchar el sonido de aleteos desde afuera. Logra dar con gran hueco en aquel refugio, es donde proviene aquellas voces.
Sin pensarlo mucho, se deja caer y llega a un cuarto mucho más oscuro. Las voces que había escuchado se oían mucho más claro.
Camino por aquel pasillo, hasta dar con un lugar mucho más grande, y no podía creer lo que veía.
La habitación apenas era iluminada por un hueco que dejaba filtrar la luz del día. Y en medio estaba un hombre rubio y con alas igual que él, no era solo uno, eran varios que rodeaban a aquel hombre.
Discutían, por lo que parecía, le habían echo a él. Aquel rubio gritaba de coraje y mostraba a sus compañeros la bola de hierro que habían extraído de su cuerpo al curarlo.
—— ¿lo escuchan? ¡¿Lo escuchan?! —— gritó a sus compañeros, como el hierro que tenía en sus dedos quemaba su piel. —— ¡Es un mensaje de los humanos! Lo escucho fuerte y claro ¡nuestra muerte se acerca! —— Los demás estaban ansiosos por lo que su compañero decía. Más éste siguió para que todos abriesen los ojos. —— Los humanos han usado el hierro contra nosotros, por siglos. Casi estamos extintos por culpa de ellos.
—— Matar a los campesinos en el Páramo solo causará mayores conflictos, shaka. —— trató de razonar un pelilila. Aunque aquello enfureció más al rubio.
—— Tomaron el hierro de la tierra. Forjaron espadas y escudos. Nos mandaron bajo tierra ¡pero esto! —— señaló enfurecido nuevamente el pedazo de hierro. —— Acabará con todos.
—— Nuestro pueblo está a salvo aqui, por ahora. —— habló esta vez un chico peli morado y piel bronceada. Pero la reacción fue la misma que la anterior.
—— ¿Pero por cuánto tiempo, milo? ——el pelilila trataba de interferir, sin embargo aquello solo empeoraría la ira del rubio. —— los humanos nos encontrarán y no se detendrán. Los llamo a la guerra. —— dijo, y aunque había unos cuantos que no apoyaban esa idea, la mayoría lo hacía. —— ¡Los llamo a la guerra! ¡JUSTO AHORA!
Dieron un grito en acuerdo. Ikki veía todo aquello con ansias, él también deseaba lo mismo que aquel rubio.
—— ¡Hay demasiados humanos! —— gritó otro en contra, en lo más profundo del grupo, se acercó a la luz dejando ver su apariencia. Era el hombre que había salvado a ikki. —— ¡demasiados reinos, shaka!
—— Shiryu, seguiran buscando nuevas formas para destruirnos.
—— aun así no lograremos nada. —— se metió nuevamente el peli morado. —— es mejor seguir como estamos. Ocultos sin afectarlos y que no descubran nuestro refugio...
—— Tú dices eso por haberte enamorado de un humano. Porque no quieres lastimarlo. —— le reprochó el rubio. —— aun así el idiota te traicionó y tú sigues como imbécil amándolo...
—— ¡No lo metas en esto! —— Milo ya estaba caminado con el propósito de golpearlo, pero el azabache nuevamente tomó la palabra.
—— ¡ya basta! Ya lo dije... no ganaremos. —— al igual, volteo a ver a sus compañeros. —— ¡No ganaremos...! No de éste modo.
—— no es así, shiryu. Tenemos algo más que no planearon. —— shaka esta vez volteo y señaló a ikki, él ya había notado su presencia cuando llegó ahí. —— lo tenemos a él.
Todos voltearon a verlo.
—— tiene poderes que nosotros no poseemos. —— insistió el rubio a su compañero.
—— esta herido, shaka. —— el azabache amenazó al rubio con solo esas dos palabras.
—— ¿Quienes son ustedes?
A cambio, shaka tomó vuelo y se acercó bruscamente delante de él. Se acercó demasiado lo cual molestó a ikki. —— tu olor es de humano... Talvez me equivoque sobre ti. —— todos veían la escena e ikki se sentía indignado por cada palabra, y más porque odiaba qué invadieran su espacio personal. —— o talvez shiryu debió dejarte morir en el fondo del mar. No, esta ahí ¿no es así? Esta al fondo de ti.
Negó burlandose de aquello, esto enfureció más a ikki y con su poder lo golpeó tirándolo al suelo, sorprendiendo a todos. En ves de que shaka se molestara, solo sonrió victorioso viendo a sus compañeros.
—— se los dije... —— todas las miradas se posaron en ikki, qué aun seguía molesto por tal atrevimiento. —— ¿ven lo que tiene él? eso nos salvará a todos.
Todas las hadas gritaron en acepatacon por aquello. Abrieron sus alas y volaron alrededor del hechicero, y en segundos todos habían abandonado el salón.
Ikki volteo y vio al mismo chico azabache. —— ¿tú me salvaste?
A cambio el chico le extendió la mano. —— sígueme. —— avanzo parándose e un huecos más de aquel nido. —— te mostrare quien eres.
Ikki solo observó como el ojiverde se dejó caer en aquel gran túnel, él al igual lo siguió. Extendió sus grandes alas para mantener equilibrio cuando llegó al final.
No pudo ocultar su sorpresa al ver lo grande de aquella isla, pero eso no fue lo que llamó su atención, fue ver como en aquella pequeña parte estaba cubierta de nieve, y varios refugios, con varias familias y hadas, hadas de invierno se podría decir. Su apariencia era frívola y en su mayoría eran albinos. éstas igual lo observaban.
—— ¡somos hadas oscuras! —— hablo shiryu llegando junto a él. —— y también tú. —— ikki escuchaba atento todo, escucho el sonido de un bebé y observó en una pequeña parte, una familia conociendo al dichoso bebé, un pelinaranja lo cargaba y le devolvio la mirada al verlo pasar. —— somos todo lo que queda. Ocultos aquí. Lejos de los humanos. Al surgir más reinos humanos tuvimos que escondernos, en cada rincon de la tierra, luchando con tal de sobrevivir... Pero perdimos a muchos.
Llegaron a una parte donde simulaba el bosque, la apariencia de las hadas eran eran diferentes a los otros, sus alas eran de un color más claro, y eran castaños. Varias hadas observaban a ikki con demasiada curiosidad en su mirada. Volaron más y pasaron a otra parte donde el invierno desapareció, dejando la entrada a un hermoso paisaje verde y florido. Como la selva tropical. La apariencia de las hadas de éste espacio eran mucho más coloridas, sus colores eran como el de los pájaros tropicales.
Ikki observaba a cada hada, a cada familia y a cada círculo. Le causaba mucha empatia el solo verlos.
—— hace unas pocas generaciones, los nuestros deambulaban por todo el mundo; la tundra, el bosque, la selva... El desierto. —— Ambos ahora habían llegado a una parte mucho más seca que los otros. Simulando un desierto. —— ahí se encontraban la mayoria de hombres que había visto en el nido. —— ahora, nuestro único refugio es aquí, en esta cueva. Nuestro nido de origen.
Ambos frenaron, ikki observó a aquel pelilila, que también estaba en el nido, parado a unos grandes metros de él.
—— escucha... Juega con el viento. —— le estaba enseñando a volar a un pequeño peli café, con dos lunares algo peculiares en su frentesita. —— ¡ahora!
El pequeño, sin miedo alguno, se lanzó al vacío. Ikki vio atento como el pequeño giraba y agitaba sus pequeñas alas. No evitó reír de alegría al ser contagiado por las risas del niño al conseguir volar. Al ver el resultado ahora eran varios niños que seguían su ejemplo.
—— esos niños deberían estar volando sobre árboles y ríos. —— hablo el azabache viendo igual a los pequeños. —— ahora viven en el exilio.
—— yo los protegeré.
—— ¿Cómo? —— ahora shiryu volaba frente a él. —— ¿declarando la guerra a los humanos?
—— toda mi vida los he combatido.
—— no a todos, ikki. Hubo uno al que le hiciste tu hijo. —— ante aquello solo pudo mantenerse más serio. —— tal vez ya no haya que escondernos de los humanos. —— trato de razonar con él. —— podríamos coexistir sin temor, ni guerras. Buscar la manera juntos.
—— Éso nunca va a pasar.
Aquello fue su última respuesta antes de alejarse.
WAAAAAA UN SHIRYU X IKKI.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top