Capítulo 2 *Rey Y Reina De Asgard*
Mientras que ikki despejaba su mente volando por los cielos, debajo, en el bosque corría el blanco corcel, Cristal, de el Príncipe Hyoga con camino a su reino.
————
— dígame la verdad señor. Seré padrino de bodas o eligió a una criatura del Páramo? —
Hyoga llegó a su reino siendo recibido por sus guardias reales, y más que nada su General y amigo, un chico peli verde.
— General, si es tu forma de preguntar si me dijo que sí entonces...?
—¡sé que dijo que si! — le interrumpio, ambos iban camino al castillo sobre sus caballos mientras platicaba sobre la propuesta de matrimonio. — ¿Qué humano no querría dejar ese paraje? — habló pero está vez no había ni una pizca de broma en su voz.
—¿No te agradan los parameños, Issac?
—¿parámeños? — tiro con sarcasmo al pronunciar la palabra — ¿ahora así los llaman? Bestias que vuelan, árboles asesinos...
—cuida tu lenguaje Issac. — intervino hyoga, esta vez viéndolo con advertencia — hay cosas que no sabes.
— sé que ikki es asesino de hombres, destructor de tropas, o eso es lo que cuentan.
Detuvieron su andar y esta vez hyoga habló un poco más tranquilo.
— él no es así.
— es mi deber proteger al reino. — issac observó a hyoga y como si sus palabras fueran a hacerlo recapacitar para no confiar. — y es lo que haré, viejo amigo. Y nunca dudaré.
Aquello hizo que hyoga bajara un poco la mirada procesando aquellas palabras dichas por su amigo, intentando encontrar una respuesta.
— camina... — issac se adelantó al castillo, no le gustaba pelear con su amigo pero era solo para que el rubio piense en lo que hace.
—¡Abran las puertas!!
Los guardias que resguardan la entrada fueron acotando a la orden de su General, abriendo las puertas del castillo. Mientras que dentro de este, precisamente en la sala del trono, un hombre de cabellos rubios platinados abría un gran cofre de hierro, revelando en estas diferentes tipos de armas.
— majestad, llegó el botín de la incorporación de las tierras medias. — levantó la mirada observando a su rey en el trono. —armas.
—¡No, no necesitamos armas! — grito este sin moverse del lugar, pues estaba posando para su retrato como rey. Cabellos Negro azulado, piel blanca como la nieve, ojos azules que cautivaron a cualquier y una mirada de lo más serio y atractivo Ah~ el hombre perfecto!.
Estaba sentado en su trono, con su gran corona y su capa de rey.
— nuestros días de guerra se acabaron.
Un gato gris corrió en la misma dirección que iba una mujer platinada. La reina, quien estaba rozando con sus delicados dedos los tipos de armas que se encontraban en la mesa.
—hilda, ¿ya viste tu lugar en la pintura? Justo detrás de mi.
Aquello no lo tomó bien la platinada — y ahí es donde siempre estaré — contestó mientras inspecciona a una espada, que luego la cambió por una ballesta.
—¡Hilda! Te dije que no necesitamos armas.
— hay que estar preparados siempre — la reina apuntaba sin un blanco a su alrededor.
— la ballesta está cargada.
Le advirtió su mano derecha pero ella lo tomó divertido — ¿enserio?
La trompeta de anunció fue escuchada y la reina arrojó la ballesta hacia su caballero, quien lo atrapó sin problema, al momento la flecha fue disparada dando en el ojo de una estatua en el salón, al mismo tiempo en que se habrían las puertas dejando ver al príncipe hyoga y su general.
—padre, madre!!
—¿Qué fue lo que te dijo? — preguntó el rey levantándose de su trono para recibir a su feliz hijo, mientras que la reina se quedaba viendo solamente.
—dijo que sí.
El rey sonrió a lo grande y abrazo a su hijo — que maravillosa noticia!. Dos reinos van a unirse al fin.
—si... — el rubio volteo para ver la reacción de su madre la cual solo atinó a asentir.
— si. Talvez fui muy egoísta al estar en desacuerdo, tomaste tu decisión, ahora es tiempo de celebrar — brindó una sonrisa y hyoga la correspondió alegre, se acercó a su madre y la abrazo — será un placer recibir a tu prometido, con los brazos abiertos.
El rey sonrió, pero la reina obtuvo la palabra nuevamente —Lo invitaremos a cenar, con una condicion, debe invitar a sus padrinos.
— no majestad... — intervino issac pero nadie le niega a la reina.
— recibiremos a aquel quien le crió— interrumpio al peli verde —, aquí, en el castillo.
Camus estuvo de acuerdo pero hyoga interrumpio a su madre.
— no se si su padrino...
—no, pero insisto, después de todo muy pronto seremos familia — concluyó la reina saliendo del salón.
— que se divulgue por todo el reino que mi hijo, se casara con Shun! Jaja — celebró el rey a su hijo pero... — y que ikki nos acompañará a cenar.
Aquello no le gustaba a hyoga, sabía más que nadie que ikki detesta a los humanos y peor aún, a la realeza.
————
Mientras que en el santuario, shun se encontraba dando vueltas nervioso, esperaba a ikki para contarle so sucedido, le acompañaban sus tíos idiotas y el pequeño duende, Koga, el igual daba vueltas como el príncipe.
— oh? ~
Todos voltearon al cielo y vieron como aquella gran figura se acercaba a gran velocidad.
Ichi — uy! Aquí viene!
Estando a sentimientos del suelo, ikki revoloteaban sus alas creando un fuerte aire haciendo que todos se sostengan con algo, pero aún así hizo volar al pequeño Koga.
Al fin logró tocar tierra y camino lo que le quedaba hacia el peli verde.
— vaya, vaya.
Shun sonrió y le preguntó — ¿entonces...?
—¿qué cosa? — dijo ikki haciéndose El desentendido
Shun dudo un momento en decírselo o no, pero a fin se acercó a él.
— hermano. Hyoga me propuso matrimonio.
Ikki solo asintio — pobresillo, ya se repondrá.
— mi respuesta fue si.
Ikki asintio nuevamente, bajo la mirada y vio el anillo en el dedo del peli verde — No.
— si! — le reto shun
— no!
— no te pregunte si querías.
— tampoco yo — shun ya no veía escapatoria, ikki al final siempre ganaba.
— ¿y luego qué? Lo convertirás en pato o qué? — ikki hizo una mueca como pensando lo bien — ni lo pienses. ¿Por qué no te agrada hyoga?
— para empezar él es un humano.
Shun lo vio ofendido — yo también.
— y tú sabes que jamás te he echado en cara eso.
— hasta que me enamore, — shun le vio lastimado.
— El amor, nunca termina en algo bueno, bestia.
Nachi — por si no lo sabe, el príncipe hyoga es un príncipe — intervinieron el trío que estaba oculto tras un tronco.
Ichi — un príncipe apuesto y encantador.
Ikki sin voltear a verlos, con su poder los mando a volar a otro lado.
— te pido que trates de confiar en mi. Dale una oportunidad, verás que te equivocas — shun hablaba tranquilo, talvez así ikki aceptaría — hyoga es considerado, es muy atento...
— ¿atento a qué? — esta vez ikki sonó demasiado seco, eso asustó un poco a shun que decidió cambiar de tema.
—los reyes celebrarán esta noche y nos han invitado a ambos.
—¿Quieres que vaya a hablar con sus padres?
— solo es una cena.
— no soy bienvenido en Asgard. ¿Por qué desearía ir ahí?
— porque su padre quiere hablar con el mio. — esta vez ikki se quedó sin palabra — por favor.
Mientras en el castillo, en la habitación del rey, camus sacaba una espada de su armario.
—hyoga, quiero que la portes esta noche.
— ¿tu espada?
— gracias a ti, Asgard y el santuario estarán unidos — el rey extendió su espada.
— padre, mi amor por shun no tiene nada que ver con política.
— lo sé, pero tu amor asegurará la paz. — camus mostró su espada y se la entregó — ahora cargarla y póntela
Hyoga tomó la espada admirandolo — gracias, Padre.
Después de eso hyoga abandono la habitación dejando solo a Camus. No había nadie más que él. sonrió y acarició entre sus dedos un collar de oro con un dije de Escorpion.
—— puede que esta alianza sirva para poder verte de nuevo.
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