O9

Pasaron dos semanas exactamente.

JiMin se la pasaba con JungKook en todo momento, haciendo que Jackson aparezca pocas veces al día en la vida del castaño.

Seguían molestándolos diciendo cosas no muy lindas de ellos, pero JiMin hacía lo mismo que estaba haciendo desde que había llegado a esa escuela; ignorar. O tratar de ignorar, ya que algunos insultos eran hirientes.

Por parte de JungKook, sus intentos de no golpear a Jackson cada vez que lo veía estaban dando frutos. No le caía bien ese tipo, sentía como que en cualquier momento podría hacerle algo a JiMin y la seguridad del pequeño castaño era primero que todo. Pero por seguridad de los dos, decidió hacer una promesa que juraba no pegar a nadie, a menos que sea necesario.

Era día viernes por la tarde. JiMin había sido arrastrado hasta una tienda de videojuegos, donde según Jun Kook, había salido un nuevo juego para su consola, y era necesario comprarlo "o probablemente moriría".

Los dos caminaban por las frías y vacías calles que tenía la ciudad hasta llegar a una gran tienda que resaltaba entre todo lo demás por sus fuertes colores en las vitrinas.

—JungKook — Murmuró JiMin, sin dejar de tomar el brazo del chico — ¿Cuándo estás de cumpleaños?

JungKook , quien veía con ojos fascinados lo que tenía delante, se giró un poco hacia el castaño.

—1 de Septiembre. — Respondió y volvió su vista a los videojuegos — ¿Por qué?

JiMin suspiró.

—Pensé que podría regalarte uno de estos videojuegos... — Desanimado, se giró hasta una sección que tenía un cartel en letras grandes, diciendo 'Mayores de 18'.

—Podrías regalarme... ¡Hey! No, no, allí no... —JungKook corrió apresurado al lado de JiMin y lo tomó por los hombros —Esos son juegos subidos de tono.

— ¿Cuánto?

El azabache se sonrojó.

—Mucho.

—Los has jugado, ¿cierto?

—No, yo no, pero mis primos sí.

—O sea que los has vist... ¡Oh! — Se interrumpió — ¡JungKook, hay un juego de Bambi!

—No quiero ese.

—Pero...

JiMin hizo un puchero y siguió a JungKook, quien se alejaba a una sección desconocida para el castaño.

Pronto llegaron a una de las últimas secciones, donde todo era más o menos nuevo. JiMin no entendió por qué pusieron todo al final, pero no preguntó. Sería muy estúpido de su parte.

— ¿Ya lo tienes? — Preguntó mirando al chico.

JungKook sonrió.

— ¡Sí! Es este.

— ¿Lo comprarás?

—Por supuesto. — Tomó a JiMin del brazo y lo guió a la caja. — Y lo probaré hoy, contigo.

— ¿Es sangriento?

— Un poco. Es principalmente de miedo.

JiMin hizo una mueca.

—No me gustan los de...

—No deberías tener miedo si estás a mi lado, JiMin.

El castaño se calló de golpe. Sintió sus mejillas calientes y se dio una bofetada mental; ¿por qué reaccionaba así a los comentarios de JungKook?

Se demoraron alrededor de veinte minutos en comprar el videojuego (la tienda estaba realmente llena) y unos treinta más en llegar a la casa de JungKook. Durante el trayecto, JiMin no podía dejar de mirar las grandes manos que tenía JungKook.

Le gustaría entrelazar sus dedos y sentir su piel contra la suya. Daría lo que fuera por tomar un segundo la mano del azabache, pero no podía. Era por eso que los dos siempre buscaban el contacto cuando estaban juntos.

Ninguno podía vivir sin el otro. Y lo peor; ninguno se daba cuenta.

Cuando abrieron la puerta de la casa, JungKook se encargó de instalar el juego en su habitación rápidamente y JiMin de llevar algunos dulces que según JungKook, se encontraban en la despensa. Luego de hacer todo eso, el castaño subió las escaleras con su mochila colgada al hombro.

— JungKook. — Lo llamó al entrar — ¿Dónde dejo mi bolso?

—Aquí. — Señaló los pies de la cama, y apuntó a su lado para que JiMin se sentase. — Y tú vas aquí.

JiMin rió.

Siguió las órdenes que su amigo le daba y se instaló, poniendo sus pies sin zapatos debajo de una manta para calentarlos. JungKook tenía en su regazo el mando de la consola.

—No tengo otro. — Hizo una mueca. — Aunque supongo que no te gustará jugarlo. Dicen que es muy aterrador.

JiMin sintió que su orgullo era pisoteado, así que levantó las cejas y se puso derecho, pegando su espalda a la almohada.

—Podría intentarlo.

— ¿En verdad? — JungKook sonrió emocionado, y cuando el castaño asintió no hizo más que dar un saltito en la cama. — Empezaré yo.

—Adelante.

El juego trataba de un hombre que se colaba a una casa para robar, pero luego empezaban a ocurrir cosas extrañas. JungKook había escuchado muchas críticas buenas del videojuego, y aunque ya sabía de lo que trataba la mayor parte de la trama, no pudo evitar soltar pequeños gritos cuando algo se acercaba.

—Este juego está hecho por el demonio. — Murmuró y segundos después, luego de dar un salto en la cama, le puso pausa y miró a JiMin.

Soltó una risa. El castaño parecía una sanguijuela pegado a su brazo, temblando de miedo y con las manos en la boca, mordiéndose las uñas. —Tu turno.

— ¿Qué? Y-yo no — Negó repetidas veces con la cabeza.

—Dijiste que ibas a jugar —le recordó el chico.

—Oh, bueno...

JiMin se arrepintió de inmediato de lo que había dicho horas antes. No podía jugar ese juego, mucho menos con JungKook, quien seguramente se burlaría de sus reacciones al jugar.

Pero si algo tenía JiMin, era orgullo. Fue por eso, que momentos después de decir que no, tomó el mando de la consola y volvió al juego, bajo la atenta mirada del azabache en él.

—Ten cuidado ahí — Susurró JungKook, sin poder ocultar su sonrisa.

— ¡AH! —Gritó JiMin — ¡No te rías, bastardo!

Le dio un golpe y siguió con los ojos pegados en la pantalla.

— ¡¿Pero qué hace?! ¡Corre, corre! —Exclamó al hombre en el juego — ¡La vieja te está siguiendo! ¡JungKook, la vieja lo drogó!

El azabache rio en voz baja y observó a su amigo, el cual se alejaba de su lado para mirar con atención la televisión. Apretó todos los botones que tenía el mando y volvió hacia atrás, pero no en el mismo lugar.

JungKook se puso en el medio de la cama, aburrido de no hacer nada. Ocupando todo el espacio que era destinado para JiMin, el castaño se hizo hacia atrás sin darse cuenta de que luego, chocaría con el pecho del contrario.

— ¡AH! —Gritó al sentir las manos de JungKook abrazarlo — ¡Quita, quita!

— ¡Yo soy la vieja, y te he drogado! —exclamó el azabache con tono de voz fingido.

JiMin soltó un grito agudo y rio a carcajadas.

— ¡JungKook, suelta! — Volvió a gritar y dejó el mando a un lado — ¡No es gracioso!

— ¡Sí que lo es!

— ¡No es gracioso que me asustes así!

— ¡Pero te estás riendo! —la sonrisa de JungKook no podía desaparecer de su rostro.

— ¡Vale, si es gracioso! ¡Pero me estás aplastando!

El azabache se alejó de JiMin, y él, con las mejillas rojas de tanto reír, peinó su cabello y volvió a tomar el mando.

Por segunda vez, JungKook decidió ocupar toda la cama de nuevo, haciendo que JiMin no tuviera otra opción que usar el pecho del chico como almohada. Los dos se acostaron, JungKook debajo y JiMin arriba, con los ojos pegados en la pantalla.

—No me gustó este juego. —Murmuró el castaño haciendo un puchero —Es imposible ganar.

—El 90% de los compradores no lo han ganado, así que es aceptable que nosotros tampoco podamos...

—Asco de juego —murmuró JiMin y dejó el mando de la consola a un lado, sin que nada pudiese tocarlo —Quiero otra cosa.

—No jugaremos a Bambi.

—No me refiero a eso —el castaño rodó los ojos —Podríamos jugar a las veinte preguntas.

— Pero veinte preguntas es mucho —JungKook reclamó, haciendo un puchero.

— ¿Quince está bien?

—No.

— ¿Entonces cuántas?

— ¿Qué tal trece?

— Está bien.

—Entonces trece preguntas.

JiMin sonrió y se acomodó entre las piernas de JungKook. El azabache comenzó a dar leves caricias en su cabello, haciendo que las mejillas del castaño se volvieran rojas (de nuevo) por la cercanía.

— Comienza tú —dijo JiMin.

—Bien, ¿Lugar favorito del mundo? —preguntó.

El ojiazul sonrió.

— ¿No podía ser otra pregunta? —giró su cabeza para mirar al ojinegro.

—Es mejor esa que preguntar tu color favorito. Ahora, contesta.

JiMin volvió al mismo lugar.

—Busan —respondió — ¿Y el tuyo?

—Eso cuenta como pregunta.

—No importa.

JungKook miró su habitación, buscando la respuesta. Luego tronó los dedos al encontrarla.

—Los Ángeles.

— ¿Has estado en LA? —preguntó sorprendido el ojiazul.

—Hace dos años aproximadamente.

— ¿Y cómo es?

—Acabas de perder dos preguntas más.

—No me importa, tú sigue.

El azabache rodó los ojos.

—Es bonito y caluroso. Aunque estuve por el cumpleaños de mi primo, en fin, me toca preguntar.

JiMin asintió con la cabeza para darle a JungKook la señal de hacer la pregunta.

— ¿Eres virgen?

—No.

— ¿No? — Preguntó, sorprendido — ¿No, no de no?

— ¡P-pero! — Exclamó — ¡Eres incluso más inocente que yo!

— ¿Y?

— ¿Con quién fue? ¿Hace cuánto? ¿A qué edad? —se inclinó al castaño tratando de observar sus ojos.

—Acabas de perder tres preguntas de tope.

— ¡No importa!

JiMin se mordió el labio.

—Fue con mi ex, hace tres años, cuando tenía quince.

—Dios mío... —dejó salir un suspiro — ¿Te dolió? ¿Ahora estás bien, bebé?

El castaño sonrió con ternura al notar a JungKook preocupado.

Pero JungKook no estaba preocupado. Estaba muy lejos de sentir preocupación, cuando en realidad se moría de celos de que JiMin tuviera relaciones con otro chico que no sea él. De que su ex fuera tan importante como para darle su virginidad.

Sacudió la cabeza y quitó esos pensamientos de su mente.

—Sí dolió, pero ocurrió hace tres años, así que ya no duele.

—Creo que perdí alrededor de cinco preguntas —murmuró JungKook, todavía sin creerse lo que su amigo le había dicho.

—A mí me quedan diez. —Celebró el castaño y sonrió con una mueca malvada —¿Tú eres virgen?

— ¿Yo?

— ¿Quién más?

—Oh, bueno... —se rascó la nuca nervioso — Tampoco lo soy.

— ¡¿No?! —Esta vez fue el turno de gritar de JiMin — ¿Con quién y a qué edad?

—Con una chica de mi antigua escuela y a los dieciséis.

— ¿Cómo fue?

JungKook hizo una mueca.

—No lo recuerdo.

— ¿Cómo qué no? Se supone que queda marcado en tu vida para siempre...

—Sí, pero yo era un crío con hormonas alborotadas, en una fiesta, con alcohol y una chica...

—Oh, ahora entiendo todo.

—Exacto.

— ¿Y ella era virgen?

—Sí, pero no se enojó ni nada, dijo que era una carga que ya quería sacar —JungKook se encogió de hombros — No tenía mucha comunicación con ella, se fue ese mismo año de la escuela y no la volví a ver.

—Bueno, —murmuró JiMin —Perdiste la virginidad después que yo.

—Entonces tú tenías las hormonas más alborotadas que las mías.

—Cállate —le dio un golpe en la pierna —Siguiente pregunta.

— ¿A qué edad diste tu primer beso? — JiMin puso los ojos en blanco y abrió la boca con indignación.

—Lo que tú quieres es ponerme incómodo —afirmó el castaño, lanzando una mirada asesina a JungKook.

—Tal vez.

—Fue a los catorce.

— ¿Con quién?

—Mi ex.

JungKook volvió a rodar los ojos. ¡Todo era con su maldito ex!

— ¿Cómo fue?

—Estaba en mi cumpleaños y él se acercó para darme mi regalo, pero se tropezó y cayó encima mío. — Explicó de forma breve.

—Que torpe —murmuró volviendo a dar caricias en el cabello del castaño.

JiMin decidió ignorar ese comentario.

— ¿A qué edad diste tu primer beso? —ahora fue el turno de JiMin.

—No puedes repetir las preguntas.

—Sí que puedo.

— No.

—Pero este es mi juego y yo pongo las reglas, así que sí puedo repetir las preguntas. Responde.

JungKook le dio un golpe a JiMin en el hombro por su forma de hablar, pero rápidamente contestó.

—A los once- doce —se corrigió — Fue a los doce.

— ¿Con quién?

— Mi ex mejor amiga.

— ¿Y por qué?

—Porque ella estaba enamorada de mí pero yo no la aceptaba y seguramente creyó que si me robaba mi primer beso yo quedaría cautivado.

—Eso suena cruel de tu parte.

—Lo sé. — Hizo una mueca — Pero al ver que yo no sentía cosas por ella, supongo que se enojó y no volvió a hablarme nunca más. Se comportó como una perra los años siguientes.

—Se merece el odio de todos.

El azabache rio.

—Me queda una pregunta —avisó JiMin, contando las que había realizado minutos antes.

—A mí muchas, así que las haremos rápido. —dio un suspiro —Responde, ¿sigues guardando las fotos que nos sacamos hace dos semanas?

—Solo una.

— ¿Has podido recordar algo de esa noche?

—Algunas cosas.

— ¿Como cuáles?

—Cuando empecé a emborracharme; cuando tomé la primera foto; y cuando nos quedamos dormidos.

JiMin mentía. Recordaba todo, o por lo menos la gran mayoría. De cuando empezaron a hacer los chupones, de cuando tomaron todas las fotos, y de cuando JungKook le dio un beso en la mejilla, diciéndole que era el chico más hermoso que alguna vez había visto.

Se sonrojó violentamente.

— ¿Te gustaría recordar más? —preguntó el azabache.

—No lo sé. Sería lo mismo —mintió otra vez.

JiMin sabía cómo mentir en algunas ocasiones.

—Ahora mi turno —interrumpió la última pregunta que JungKook iba a hacer — ¿No te gusta... nadie?

— ¿Gustar de qué forma?

—Ya sabes, de forma amorosa, como novio y novia.

Ay, Minnie, si tú supieras.

—No todavía.

JiMin se encogió en el pecho de JungKook. En el fondo creía que tenía alguna oportunidad con el azabache, pero ahora que él había respondido, no le quedaba otra que esperar.

La última —murmuró JungKook.

Hace ya tiempo que el azabache se preguntaba lo mismo. Cada vez que acompañaba a JiMin a su casa y entraban en su habitación, o cada vez que el castaño hablaba de él. No entendía lo que pasaba en la mente de JiMin cuando conversaban del tema, y esta era la oportunidad perfecta para preguntar.

— ¿Por qué tu ex y tú terminaron?

ACLAROOOOO El JiMin de esta historia es castaño y de ojos azules. ¿Porque? Porque me parece la cosita mas tierna y bonita del mundo, ósea. Jsjsm

Además gracias a JiMin tengo mas material de él con este estilo djdj uwu

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