18

Las manos de JiMin dudaronantes de colocarlas en los brazos de JungKook para subirse arriba de él.

Ya había hecho eso antes.

No era virgen.

Ya tenía experiencia.

Entonces, ¿por qué a pesar de todo, se sentía más nervioso que su primera vez?

Pero todos esos nervios se fueron al sentir algo debajo de sus pantalones, golpeando su trasero y haciendo que sus mejillas se tiñeran de rojo.

Oh, así que JungKook estaba esperándolo...

Se tomó su tiempo antes de hacer las famosas marcas en el cuello del azabache. Paseó sus manos a lo largo del pecho de JungKook, todavía cubierto por la camisa de algodón, y lo miró a los ojos. El de cabello largo parecía impaciente, así que decidió apurar su modo de 'empezar' y juntó sus labios con los suyos.

El beso fue lento. Se tomaron su tiempo para comenzar a mover sus labios, con JungKook tomando a JiMin de la nuca, acercándolo más a él. Mordió su labio inferior pidiendo entrada a su boca, y este gustoso la recibió, gimiendo bajo al sentir su lengua rozar contra la suya.

Pero el beso no duró demasiado, porque JiMin se separó y descendió por su mandíbula, recorriendo esta por completo.

Bajó a su cuello, besando y dando mordidas en lugares específicos, y al mismo tiempo, sacando jadeos por la boca de JungKook. El azabache movió su cabeza a un lado, dando mejor acceso a JiMin para que dejase más de sus marcas en su cuello, sin preocuparse de que seguramente esas mismas marcas estarían al día siguiente, delatando lo que había pasado la noche anterior.

JiMin se alejó apreciando su obra de arte en la oscuridad. Sonrió orgulloso al notar que, nuevamente, el cuello de JungKook había quedado lleno de sus marcas, solo las que él había hecho.

Pero no era suficiente.

Tenía un gran problema que atender, y no solo con besos en el cuello lo podría arreglar.

Fue por eso que comenzó a quitar la camisa del azabache, alzándola hasta quitarla del todo. Sus ojos observaron hambrientos todos los tatuajes en la piel de JungKook, y pasó sus dedos por la tinta negra.

—Me gusta este. — JiMin apuntó unas letras cursivas que decían "effort" en el costado.

—A mí estos. — El azabache señaló su cuello, donde los chupones rojos seguían luciéndose. — Tienen más color que los demás.

—También me gustan. Podría hacerme uno de esos, tal vez. — El rubio siguió su juego.

—Yo podría hacerlo, gratis.

—Me gustaría verlo.

JungKook sonrió divertido, y tomó a JiMn de la camisa para acercar su cuerpo al suyo. No pasó mucho tiempo para que la prenda saliera volando, dejando el pecho desnudo del rubiecito al aire.

El azabache con un poco de brusquedad, dejó a JiMin abajo suyo, repartiendo besos por la piel de este. JiMin sonrió coqueto; le gustaba que fueran bruscos con él a la hora de hacer ese tipo de "cosas", y si JungKook las estaba haciendo, le gustaba todavía más.

Enredó sus piernas en la cintura del azabache, y con sus pies empezó a tirar el pantalón del pijama hacia abajo. Las manos de JungKook también se movieron rápido, quitando la parte de abajo de JiMin, dejándolo solo con la ropa interior. Los dos se quedaron viendo unos segundos antes de que el ojinegro decidiera besar el cuello de JiMin.

El rubio soltó un jadeo al momento que la boca de JungKook se posicionó en su cuello y creó una fricción en sus entrepiernas.

Hace mucho que los dos no tenían nada con nadie, y eso se podía reflejar en sus reacciones por el contacto del otro.

Cuando JungKook creyó que ya había dejado las marcas suficientes en el cuerpo de JiMin, se separó de él y tomó el elástico de su bóxer, tirando hacia abajo. El rubio se sonrojó violentamente al ver a JungKook completamente desnudo delante de él, y cubrió sus mejillas para ocultar el rubor.

—Tengo una pregunta. — El azabache susurró en su oído. — ¿De qué tamaño la tenía tu ex?

— ¿Celoso?

—Sí, bueno, un poco. — Jadeó en su oreja al sentir las manos de JiMin en su entrepierna. — Responde.

—Uh. —El rubio miró el miembro de JungKook entre sus manos y sonrió. — Un poco más pequeña, supongo.

—Punto extra para mí.

—Idiota. — Murmuró.

JiMin empezó a mover su mano de arriba a abajo, observando las reacciones que tenía el ojinegro. JungKook se sostenía por la cabecera de la cama, manteniendo sus ojos cerrados y soltando gemidos casi inexistentes.

— ¿Tienes condón? — JiMin preguntó, sin dejar de hacer movimientos con su mano.

—No... ¡Oh, JiMin! — Gimió fuerte y se mordió el labio.

—Eso ya es un problema. — El rubio movió más rápido su mano y la quitó del miembro de JungKook, ganándose una protesta por parte de él. — Tendré que hacerlo yo, entonces.

— ¿Hacer qué?

JiMin escupió en su mano y volvió a su antiguo trabajo, lubricando la gran longitud que tenía el amigo de JungKook.

—Tu turno. — El azabacge, casi sin poder respirar, tiró la ropa interior de JiMin y metió dos de sus dedos en la boca del rubio.

Cuando ya estuvo listo, guió su mano a la entrada del contrario y se detuvo, dándose cuenta de algo.

— ¿Hace cuánto que...? — Preguntó.

—Tres años.

—Oh... — JungKook hizo una mueca. — Te va a doler.

—Lo sé.

JungKook dudó antes de poner sus dedos en la entrada del rubio. No quería lastimar a JiMin, no quería provocar ningún tipo de dolor, tanto físico como emocional. Pero desgraciadamente, tendría que hacerlo para después pasar a la mejor parte.

JiMin dio un salto al sentir sus dedos entrando en él, y se agarró de las sábanas, pensando que de alguna manera eso calmaría el dolor. No funcionó. JungKook tomó las caderas del rubio y dejó suaves caricias en sus muslos.

—Bebé... — Susurró. — Te debes relajar.

Siguió las órdenes que el azabache le daba, relajando sus músculos y respirando de forma entrecortada. JungKook, al ver que JiMin no se quejaba, empezó a meter y a sacar lo más cuidadoso posible, intentando no ocasionar ningún tipo de dolor.

Luego de un tiempo haciendo lo mismo, JiMin soltó un jadeo prolongado, y JungKook no pudo evitar sonreír. Ya había encontrado el punto exacto.

—Creo que ya... — El rubio habló, pero JungKook no le dejó terminar. — ¡Oh!

Gimió fuertemente, arqueando su espalda en la cama. El azabache había metido un tercer dedo.

—JungKook, ya... — Pidió entre gemidos, sintiendo su cuerpo sudar.

El azabache, un poco divertido por las reacciones que tenía el ojiazul, quitó sus dedos y le dio la vuelta a JiMin, quedando él arriba, mirando a los ojos al bajito. Se posicionó entre las piernas de JiMin, dejó un beso en sus labios, y luego de mirarlo a los ojos para asegurarse de que todo estaba bien, empujó hacia delante, entrando en el interior de JiMin.

Los dos gimieron de inmediato, con los cuerpos sudados de todo lo que estaban haciendo. Aunque ni siquiera iban por más de la mitad, estaban ya casi por llegar al orgasmo sin siquiera empezar a moverse.

JungKook comenzó un movimiento de caderas despacio, para no dañar ni un poco al chico debajo suyo. Pero luego de unas embestidas, no se pudo controlar y fue aumentando su velocidad, sacando gemidos por parte del rubio.

—JungKook... — Jadeó en su oído, enredado sus piernas alrededor de la cintura del de cabello largo.

JungKook deslizó su mano por el cuerpo de JiMin, llegando hasta su miembro necesitado de atención. Inició un descuidado sube y baja, logrando que los ojos del rubio se cristalizaran por el placer. El azabache soltó un gruñido y aceleró sus movimientos con la cadera, dando a entender que estaba más cerca de lo que pensaba.

Fue JungKook quien llegó primero, gimiendo el nombre del rubio en su oído. A JiMin le bastó solo eso para llegar, corriéndose entre sus dos pechos sudados. Soltó un jadeo y se mordió el labio para callar sus gemidos tan ruidosos.

JungKook salió de él y se recostó a su lado, aún con la respiración agitada. Cuando ya pudo calmar el ritmo de su corazón, giró un poco su cabeza para mirar a JiMin, quien parecía no recuperarse de su reciente orgasmo.

Se levantó sin ponerse nada en la parte baja y caminó hasta el baño, tomando un poco de papel higiénico y luego entregándoselo a JiMin en las manos. El chico se limpió el abdomen y le agradeció a JungKook.

Nuevamente, se acostó al lado de su rubio y sonrió como un enamorado.

— ¿Estás bien, bebé? — Preguntó pasando su brazo por la cintura del rubiecito.

—Sí. — Respondió. — Aunque creo que mañana no podré irme temprano.

—Ya lo creo.

Los dos se miraron, felices por lo que acababan de hacer, y así, entre mirada y mirada, se quedaron dormidos los dos, JiMin en los brazos de JungKook, y este sosteniendo al rubiocomo si fuera su vida entera, la cual no quería dejar ir y tampoco estaba dispuesto a hacerlo.

MEPER DONAN?

El punto es que ya volví y voy a empezar a actualizar más seguido ^^ les amo ♡

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top