11

Tal vez, JiMin y JungKook se querían como más que amigos.

Pero había algo completamente mal con estos chicos. Ninguno quería dar el primer paso.

A menos que alguien se pusiera en su camino, ellos no iban a hacer nada. Así que eso puso el destino.

No se sabe cuánto tiempo pasó desde que JiMin y JungKook se hicieron amigos, o desde cuando el más alto llegó a la escuela. Podrían ser unos dos meses como máximo, pero los suficientes para que Jackson se pusiera de los nervios.

No podía golpear al chico.

JungKook se había puesto como un escudo frente a él, por lo que su diversión había acabado de un día a otro. Y sí, buscó nuevas presas más fáciles, pero nadie se comparaba con JiMin, porque JiMin era el único gay, o eso es lo que pensaba.

Pero Jackson no es el que haría que el romance surgiese entre los dos chicos. Estaba muy lejos de serlo.

Era una chica.

La mañana había pasado normal para los dos. Algún que otro insulto, miradas de odio y solo una sonrisa por parte de Seulgi, quien caminaba hasta su casillero cuando les sonrió.

Jackson y sus amigos tenían una ubicación que JiMin no sabía, y tampoco JungKook. Los dos se movían por los pasillos llenos de gente entusiasmados por llegar a sus casas para no hacer nada, en cambio, JungKook y JiMin conversaban animados de lo que harían esa tarde.

Cada día se acercaba más la graduación, y aunque quedasen alrededor de seis meses para salir, JiMin ya estaba exigiéndole a JungKook saber con qué iba a ir al baile.

—Con una camisa y pantalones, supongo. — Murmuró JungKook, poniendo sus libros en el casillero.

El castaño rodó los ojos frustrado.

— ¿Qué marca?

— ¿El qué?

—La camisa, la corbata, los pantalones...

— ¿Yo qué sé, JiMin? Le pediré a mi primo todo.

—Pero JungKook... — Protestó el pequeño ojiazul haciendo un puchero. — Quería acompañarte a ver eso, y que tú me acompañaras.

— ¿Como una cita?

JiMin se sonrojó violentamente.

—No, no, no, no... — Negó. —No-no creo, no.

JungKook rió al ver la reacción del castaño, y cerró su casillero.

—Podríamos ir mañana por la tarde, después de clases. — Murmuró mientras caminaba hacia el casillero del chico. — Y hoy estudiamos para el examen de español.

—De acuerdo. — Se rindió no del todo seguro. — Pero será tarde de compras.

JungKook hizo una mueca, pero se encogió de hombros.

— ¿Qué te dijo tu mamá? — Preguntó JiMin luego de unos minutos de poner sus libros en el casillero. — Cuando te llamó en el almuerzo. — Aclaró.

—Dijo que llegue temprano a casa. — JungKook siguió a JiMin hacia la salida. —Actuaba nerviosa.

—Seguro tiene una sorpresa para ti. — El castaño sonrió.

— ¿Sorpresa por qué?

— ¿Por qué no? Eres un excelente hijo y además, tienes buenas calificaciones. No hace mal algún regalo por eso.

— ¿Te hacen regalos por eso?

—Cuando era pequeño me los hacían más seguidos, y lo siguen haciendo, pero con menos frecuencia.

Platicaron unos minutos más hasta llegar a la casa de JungKook, donde el azabache abrió la puerta y la cerró cuando JiMin se encontraba dentro. Todavía con las mochilas puestas, los dos entraron a la cocina.

—Hola mamá. — Saludó JungKook, cuando vio a su madre haciendo comida. — ¿Qué preparas?

—La cena.

—Buenas tardes. — Fue el turno de JiMin para saludar, y se inclinó para dar un beso en la mejilla de la mujer. — ¿Es pollo?

—Exacto. — ella sonrió — Pero no tengo idea de cómo prepararlo.

—Puedo ayudar.

— ¿En serio?

—Claro, si usted quiere...

— ¡Espléndido! — La señora exclamó emocionada, y se giró a su hijo. —JungKook, cariño, ¿podrías preparar la mesa?

— ¿Quién vendrá? — preguntó JungKook, poniendo todo lo necesario en la mesa.

JiMin, mientras tanto, cortaba algunos vegetales y escuchaba atento la conversación.

— ¿Por qué lo dices? — Shin Hye se movió nerviosa por el lugar.

—Tu actitud.

— ¿Qué hay que poner ahora, JiMin? — Preguntó ella ignorando completamente a su hijo.

—Un poco de sal y está listo. — Respondió el castaño, divertido de la situación. —No estaba muy mal preparado, solo le faltaban algunos vegetales para darle sabor.

La mujer sonrió y le puso un poco de sal al pollo.

— ¿En serio lo crees? Casi nunca cocino en casa.

—Exacto, casi nunca cocinas en casa y ahora lo haces, ¿quién vendrá? — JungKook preguntó desesperado.

La madre de JungKook tomó el pollo en una bandeja y lo metió al horno, poniendo la temperatura adecuada.

—Sorpresa.

JungKook rodó los ojos y le envió una mirada a JiMin, quien se encontraba casi muriendo de la risa.

—Mamá... — Empezó a reclamar JungKook.

—Bien, bien, no quería decírtelo porque ella iba a darte una sorpresa. — Su madre hizo una mueca. — Vendrá Nancy.

— ¿Nancy? ¿Nancy mi amiga? — Preguntó JungKook con las cejas juntas.

—Esa misma.

JiMin entrecerró los ojos hacia el azabache, pero no dijo nada. Luego tendría tiempo para preguntarle.

— ¿Y por qué viene si es temporada de clases?

—Deberías preguntarle a ella.

JungKook suspiró, pero apareció una sonrisa en sus labios. Miles de recuerdos con Nancy llegaron a su mente, y no pudo evitar sonreír con nostalgia.

Luego miró a JiMin, quien lo observaba con expresión neutra en el rostro. El azabache contuvo la respiración al verlo, ya que últimamente el chico de ojos azules estaba más lindo que antes. Los dos habían empezado a ir al gimnasio hace tiempo, y JungKook ha podido notar los cambios que tuvo el cuerpo de JiMin hasta ahora.

Se encogió cuando el castaño no le devolvió la mirada y se dio vuelta para lavarse las manos. ¿Qué había hecho ahora?

—Chicos, Nancy llegará en por lo menos dos horas más, así que pueden ir a la habitación.

—Ehm, creo que es mejor si me voy, no me sentiría cómodo cuando... — Empezó a decir JiMin en un murmuro.

— ¿Qué dices? No creo que Nancy tenga algún problema contigo. Además, me ayudaste a terminar el pollo. — Le interrumpe la madre de JungKook.

—Y se supone que nosotros dos íbamos a estudiar español para mañana. —También dice JungKook, intentando convencerlo.

—No lo sé, estoy muy cansado...

— ¡Por favor! Eres mi salvación.

JungKook se levantó, poniéndose en frente de su amigo, y luego, hizo un puchero.

—Te lo ruego. — Murmuró.

JungKook si podía estudiar solo. De hecho, antes de que llegara a la escuela de JiMin, él odiaba hacer grupos para estudiar. Pero había algo en la voz del castaño cuando explicaba que mantenía toda su atención en sus palabras, y a la hora de dar el examen, se acordaba de cada uno de los conceptos que habían visto.

—Bien. — Respondió el chico.

JungKook se lanzó al pequeño cuerpo y sonrió.

—Pero debemos ir a estudiar ahora, es demasiado lo que entra en el examen.

—Sí, sí, de acuerdo. — El azabache asintió y tomó a JiMin del brazo, para luego comenzar a arrastrarlo. — Vamos arriba.

Salieron de la cocina, bajo la atenta mirada de Hye en sus cuerpos. Ella sonrió y negó con la cabeza, para luego asegurarse de que el pollo estaba bien.

Los dos chicos subieron las escaleras con suma prisa (uno siendo arrastrado y el otro el que arrastra) y entraron a la habitación, cerrando la puerta de golpe. JiMin sacó de su mochila un cuaderno pequeño que usaba para estudiar, y JungKook buscó entre sus cosas el libro de español.

—Muy bien. — Comenzó JiMin.

JiMin y JungKook estudiaron alrededor de una hora y media cuando decidieron parar. Sus cabezas estaban explotadas de tantos conceptos que habían aprendido y repasado, por lo que decidieron tomar un descanso de cinco minutos y luego seguir estudiando. Al terminar, los dos sonrieron felices de lograr aprender lo que el profesor Suk les había repetido hasta cansarse (fueron diez veces, y a la décima, Suk pensó que le estaban tomando el pelo, así que los mandó afuera de la sala de clases) y guardaron todo con rapidez, aún sin saber porque se apuraban tanto.

—Tengo una pregunta. — Llamó la atención el ojiazul, todavía guardando su cuaderno en la mochila. — ¿Quién es Nancy?

—Una amiga de la infancia.

JiMin se quedó callado unos segundos hasta que volvió a hablar.

— ¿Te gusta? — Preguntó muy bajo, sin mirar a JungKook.

JungKook rio a carcajadas y atravesó la habitación para llegar al castaño.

—No me gusta. — Sonrió — No podría gustarme.

 — ¿Por qué?

El azabache estaba por contestar, pero se detuvo de un momento a otro cambiando la respuesta.

—Porque me gustan las castañas.

Sí, claro, solo por eso.

—Ella se podría teñir el cabello.

—Igualmente, no me gustaría.

— ¿Por qué? — JiMin insistió.

Porque no me gustan las mujeres.

—No lo sé, supongo que no es mi tipo. — JungKook ignoró la voz en su cabeza y siguió mirando los ojos del castaño.

De pronto, el celular de JiMin comenzó a sonar, haciéndolos dar un salto por el susto. Él lo tomó de un rápido movimiento y atendió.

—JiMin, papá pregunta por qué no estás en casa —la voz de su hermana Nayeon se escuchó. — ¿Está bien si digo que estás con JungKook?

—Ehm, sí, estoy con él.

—Oh, bueno. — Murmuró — ¿Y está bien si digo que te estás besando con él?

— ¿Qué? ¡No! — JiMin se sonrojó — ¡No estoy haciendo eso!

—Entonces estás teniendo sexo.

— ¡Nayeon! — Gritó más rojo que un tomate. — No hago ninguna de las dos. Dile a papá que llego en una o dos horas más.

—Que aburrido eres. — Contestó ella.

Segundos después, los dos colgaron y JiMin se giró hasta el azabache. Pasó de largo, acomodando su mochila en el suelo y demorándose lo suficiente para que sus mejillas se pudieran calmar.

—Deberías tener cuidado... — Murmuró JungKook.

— ¿Qué?

—En el suelo hay un... ¡JiMin!

El castaño pisó mal, tropezándose con la ropa interior de JungKook. El ojinegro voló para detener la caída de JiMin y lo tomó por la cintura, afirmándose de la cama para no caer también.

—Eso estuvo cerca. — JiMin suspiró.

—JiMin, nos vamos a caer. — Advirtió JungKook sin creer que podían sostenerse más tiempo de la cama.

Haciendo realidad la advertencia del azabache, su mano resbaló y los dos cayeron al suelo, JungKook abajo y JiMin encima de él.

—Auch — Se quejó el azabache sin soltar la cintura de su amigo.

JiMin se removió en el regazo del ojinegro ganándose un jadeo por parte de él. Las mejillas del castaño se tiñeron rojas y miró a JungKook, el cual se encontraba mordiéndose el labio.

—Detente. — Ordenó JungKook.

— ¿Por qué? ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? — Se inclinó para revisar la cabeza de su amigo, pero este lo detuvo con un brazo.

—Sí, sí, estoy bien. — Contestó. — Pero estás sentado en mí...

—Oh.

JiMin se hizo un poco para atrás, alejándose lo más posible de la entrepierna de JungKook. Sus ojos se abrieron al notar algo sobresaliente en sus pantalones, pero no dijo nada.

No se atrevió a decir nada.

¿Él había provocado eso?

Se dio unas felicitaciones mentales y miró a JungKook.

El azabache se sentó aún con JiMin encima suya, un poco incómodo por lo que había pasado antes. Pero luego observó al castaño, con sus mejillas sonrojadas, una pequeña sonrisa en los labios, su ropa y cabello desordenado...

Entonces lo tomó por el cuello y sonrió, apreciando al lindo chico que tenía como amigo.

Se veía tan hermoso...

Lo acercó a él y rozó sus labios con los suyos, haciendo que JiMin dejara salir un jadeo nervioso. Quería besarlo. Quería sentir sus labios contra los suyos.

Pero nuevamente, los dos no pudieron realizar lo que querían.

Un golpe en la puerta fue lo que los hizo abrir los ojos y girar la cabeza, con el corazón casi saliéndose por la boca.

Sin poder evitarlo más, JungKook se giró hasta el castaño, quien seguía mirando la puerta hipnotizado, y no lo pensó, solo actuó.

Dejó un pequeño beso en sus labios y se separó de golpe, sacando a JiMin de sus piernas y levantándose para abrir la puerta.

Mientras JungKook arreglaba su aspecto para verse normal, JiMin seguía en el suelo, con la mirada perdida y una mano en los labios, procesando lo que acababa de pasar. ¿Se habían besado?

—Hijo — Hye apareció por la puerta. — Ha llegado Nancy.

Ha llegado la que ocasionará problemas entre ustedes, querrá decir

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