Feliz Nyavidad... daddy
Chanyeol despertó lentamente, revolcándose entre las sábanas y preguntándose qué hora sería. Tanteó a su alrededor, rebuscando su teléfono celular para encontrarlo bajo las almohadas. Miró la pantalla; las 7:30 hs.
Era bastante temprano, considerando que era navidad y no debía levantarse para ir a trabajar. Pero aun así lo hizo. La curiosidad por ver en qué condiciones había quedado su departamento pudo más que su pereza.
Salió de la habitación arrastrando los pies, fue a bañarse y lavarse los dientes, y se dirigió al piso inferior rascándose la cabeza, mojando su playera con las gotas que resbalaban de su cabello.
Maldijo mentalmente a sus amigos, en especial a Jongdae. El tipo tenía una fascinación con esta fecha que solo hacía que Chanyeol se fastidiara aún más, ya que siempre terminaba siendo víctima de su "espíritu navideño".
Si solo tuviera que lidiar con Jongdae tal vez podría sobrellevarlo, pero cuando el de sonrisa de gato convencía a Jongin y a Sehun de ayudarlo en sus planes, era una batalla perdida para el alto desde el momento del "vamos".
La última con la que sus amigos lo habían sorprendido era una "celebración navideña sorpresa". Chanyeol solo los hubiera ignorado y seguido con su tranquila noche solitaria, si ellos no hubiera tocado el timbre a las seis de la tarde, empujándolo apenas abrió la puerta porque haremos la celebración aquí Yeol. ¿Dónde armo el árbol?
Prácticamente invadieron su departamento, entrando uno tras otro con cajas de guirnaldas, globos decorativos y hasta el puto árbol artificial que Jongdae no perdió tiempo en empezar a ensamblar en una esquina de la sala.
Las parejas de sus amigos también llegaron, trayendo cajas de regalos y bocadillos. Luhan y Minseok con amplias sonrisas en sus rostros, y Kyungsoo con una mueca algo apenada cuando lo saludó, sabiendo que todo eso no era con su consentimiento previo.
Lo único bueno fue que en mitad del festejo ya estaba lo suficientemente tomado como para perder su filtro cerebro-boca, y despedirse de sus invitados con un feliz Navidad bastardos, me voy a dormir. Asegúrense de cerrar la puerta al salir. Buenas noches.
Claro que ninguno se ofendió por sus palabras, ya que las dijo un poco ebrio, con una sonrisa lánguida en los labios, y con todos más que acostumbrados a que prefiriera la soledad antes que una reunión ruidosa como todas las que Jongdae organizaba.
Al bajar las escaleras pudo divisar el gran árbol de navidad con guirnaldas plateadas y globos azules, porque Chanyeol odiaba el rojo y dorado y esta combinación en cambio, le parecía más armoniosa y tranquila.
Agradeció mentalmente que su amigo haya tenido en cuenta sus gustos al momento de dejar el árbol como único indicio de lo que había pasado la noche anterior. O eso creyó hasta poner ambos pies en el piso de la sala, y divisar al pie del árbol un enorme regalo.
La caja debía medir como un metro de alto, por dos de largo y ancho. ¡Era enorme! Blanca en su totalidad, y con una cinta azul Francia envolviéndola para terminar en un elegante moño en medio de la tapa.
Chanyeol se acercó curioso, divisando una tarjeta apoyada al lado del moño. La sacó del sobre y la desdobló, reconociendo de inmediato la desastrosa letra de Jongin.
Feliz navidad para ti también, imbécil. Estoy escribiendo esto porque se supone que soy el de la caligrafía entendible en comparación a los otros.
Esperamos que disfrutes de tu regalo de navidad, a ver si se te quita lo gruñón con él. Diviértete y recuerda, desde ahora no puede faltar leche en tu heladera.
Como plus, lo instruimos acerca de tus gustos, no necesitas agradecernos, solo esperamos que desde ahora sonrías más, bastardo.
Lo último estaba agregado a un lado del mensaje principal, a puño y letra de Jongdae. Sus garabatos eran inconfundibles.
El alto tiró la tarjeta a un lado, para volver a fijar su atención en la gran caja frente a él. Liberó el moño de un tirón, dejando el regalo listo para ser abierto.
Chanyeol se relamió los labios con impaciencia, y hundió los dedos a ambos lados de la tapa, suspirando una vez ante la incertidumbre de no saber con qué mierda le saldrían esos tres este año.
Cuando deslizó la tapa y pudo divisar el contenido, casi se ahoga de la impresión.
Dentro de la caja, sobre un cojín de terciopelo negro que abarcaba toda la base, un chico dormía plácidamente. Estaba vuelto un ovillo, y solo llevaba puesta una camisa blanco y negro. Su piel era lechosa, y su cabello blanco como la nieve, al igual que sus orejas y cola. Así es, grandes y peludas orejas, y una cola mullida y larga, porque el chico en la caja, era un híbrido de gato.
Los híbridos eran muy comunes en la sociedad actual. Ayudaban en las tareas del hogar, otros eran guardianes en casas y edificios, y algunos más selectos, dotados de gran belleza y carisma, eran entrenados para complacer a sus dueños en cualquiera de sus necesidades. Hasta Jongdae tenía uno, o al menos eso le había dicho Minseok, ya que en verdad nunca lo había visto.
Chanyeol aún no tenía bien en claro cuál era la función del híbrido que ya empezaba a dar indicios de despertar, al parecer irritado por la claridad, consecuencia directa de haber destapado su caja.
El chico se removió, contorneando su cuerpo y cola. Bostezó mostrando los pequeños colmillos y la lengua rasposa, y llevó los puños a su rostro, restregando sus ojos en un intento por despabilarse.
El alto siguió cada uno de los movimientos del peliblanco, quedando fascinado con el ámbar de su mirada cuando éste al fin logro despertar por completo.
El chico se incorporó, rascándose la cabeza y alborotando su cabello aún más, si es que esto era posible. Miró con ojos adormilados a su alrededor, hasta clavarlos en los de Chanyeol.
-Amo... -suspiró, apoyando ambas manos al borde de la caja y moviendo las orejas cuando inclinó la cabeza a un lado en espera de una respuesta de su parte.
Chanyeol se reprendió mentalmente por quedar absorto en cualquier cosa que el otro realizara, por mínima que fuera la acción, y se apresuró a responder.
-Hey... Hola bebé -saludó con suavidad, todavía algo atontado por la impresión, acercando una mano para acariciar su cabeza. El pequeño se inclinó hacia la gran mano, ladeando el rostro para que los dedos pasaran a perfilar su mejilla y quijada -¿Cómo te llamas precioso? -preguntó divisando el dije en color plata con la letra "B" colgando del collar de cuero negro que adornaba la garganta del minino.
-Baekhyun -susurró con los ojos cerrados, estirándose para que el dorso de los dedos de Chanyeol vagaran por su cuello.
-Baekhyun... Qué bonito nombre, casi tanto como tú -lo halagó el alto en tono cariñoso. No sabía a qué se debía su repentina fascinación por el híbrido. Nunca había sido muy asiduo a las mascotas, pero el niño ante sus ojos era imposible de ignorar.
El pecho de Baekhyun empezó a vibrar, llenando la sala del sonido hipnótico de su ronroneo, y Chanyeol se encontró extrañamente relajado por esto, mientras rascaba tras las orejas del gatito.
Había leído que el ronroneo de los gatos tenía muchos efectos benéficos en las personas. Ayudaban a liberar el stress y eran una agradable y tranquila compañía. Tal vez Baekhyun estaba allí para eso, para dar algo de alegría a su monótona vida solitaria. El chico tenía ese aire de despreocupación propia de la adolescencia. Chanyeol no le ponía más de quince años.
El peliblanco se incorporó, empujando con la cabeza la mano que lo acariciaba hasta salir por completo de la caja. El alto perdió el equilibrio y terminó cayendo para atrás, con Baekhyun cerniéndose a gatas sobre él.
El minino se apegó al azabache, estremeciéndolo por la calidez que el pequeño cuerpo irradiaba. El vibrante pecho en contacto con el amplio del mayor, hizo que los vellos de Chanyeol se erizaran, y una sensación placentera se adueñara de su ser.
Unió la mano que hasta ahora tuvo libre, a la otra, acariciando con ambas el cuerpo del híbrido, logrando que el suave ronroneo se intensificara.
Su zurda delineó la columna del felino por encima de la tela, llegando a su espalda baja, donde la camisa se arrugaba para dar lugar al inicio de la sedosa cola. La encerró entre sus dedos, recorriéndola hasta su extremo.
-Ahhh... -la caricia le arrancó un largo suspiro al minino, que cerró los ojos y escondió el rostro en el hueco del cuello del pelinegro.
Chanyeol se estremeció al oír la reacción, deleitándose ahora con la suave respiración directamente en su oído. Suspendió el movimiento, percatándose de la increíble sensibilidad del chico, y de que no debería estar queriendo generar esas reacciones en su nueva mascota.
Pero al parecer, el chico no lidiaba con los problemas morales que atacaban la mente del alto, porque la erección friccionándose a un lado de su cadera, le daba a Chanyeol la pauta de que el efecto de sus mimos estaba yendo más allá de lo permitido, y su acompañante, deducía, actuaba por instinto.
-Baekhyun... -susurró en advertencia, tratando de hacerlo consciente de sus actos.
-Daddy... -suplicó el gatito, arrastrando las vocales.
El jadeo hizo que Chanyeol abriera los ojos al instante, sintiendo una ola de calor que lo recorrió por completo y fue a concentrarse en su entrepierna, despertando su deseo en un segundo.
Ahora los garabatos de Jongdae cobraban sentido. Los hijos de puta le habían platicado al peliblanco de su extraña fascinación por el daddy kink, una que hasta ahora no había logrado concretar en ninguna de sus relaciones.
Debía admitir que el cuerpo sobre el suyo lo calentaba de sobremanera, y no necesariamente porque los gatos tenía una temperatura corporal más elevada que la de los humanos, sino porque Baekhyun era justo de su tipo, dejando de lado el hecho de que era un híbrido, claro.
Pero por mucho que le excitaba la idea de hacerlo suyo hasta la inconciencia, no podía simplemente tomarlo, ¡era solo un niño! Una criatura preciosa por donde se la viera, y él no era un degenerado pedófilo para tirar la cordura a un lado y sucumbir ante sus fantasías.
Así que a duras penas, el azabache alejó sus manos del cuerpo del híbrido, llamando a lo que quedaba de su lucidez y aferrándose a ella como a la vida misma.
-Baekhyun, detente bebé -pidió con suavidad, sintiendo las manos ajenas colarse bajo su playera.
El gatito alejó el rostro de su escondite, haciéndole frente al alto, con el color ámbar inyectado en ellos, y las pupilas dilatadas -¿Por qué? -puchereó presionando sus erecciones entre sí -Soy tuyo daddy, soy tuyo ahora. ¿Acaso no te gusto? -preguntó con las orejas caídas y la mirada triste.
-No bebé, ¿cómo puedes pensar eso? -lo consoló Chanyeol, acariciando la mejilla sonrojada del felino -Primor, eres una preciosidad. El niño más hermoso que haya visto jamás -y el alto no estaba mintiendo para mejorarle el ánimo, en verdad Baekhyun era por lejos más apuesto que cualquiera de sus anteriores parejas -Pero eso es lo que eres, un niño. Aun estas muy pequeño para mí, bebé.
-Ya soy mayor, daddy -replicó el peliblanco, fracturando nuevamente la frágil estabilidad mental del mayor. El exquisito acento estaba haciendo estragos en el autocontrol del azabache -Tengo 18, puedes hacer conmigo lo que gustes. Daddy... -volvió a llamarlo, persuadiéndolo de su decisión.
Chanyeol apretó los dientes. Iba a matar a esos tres por esto, eso era seguro. El minino no dejaba de llamarlo como el alto había fantaseado hace años, y con un tono tan malditamente inocente, que estaba aferrándose a la alfombra para no clavar las uñas en la criaturita de hermosos ojos que le devolvía la mirada a centímetros de su rostro.
¿Cómo una simple palabra podía tener ese efecto en una persona? Chanyeol no lo sabía, pero oírla de los labios rosados del gatito lo hacía retorcerse de excitación. Vivía con ese glorioso fetiche desde que fue consciente de su sexualidad a la temprana edad de catorce años.
Le encantaba dominar, su sangre vibraba cuando imponía su poder en la cama, y lo excitaba aún más las súplicas nubladas de placer de sus amantes cuando los tomaba. Le gustaban delgados y bajitos, de piel tersa y rostro aniñado, ojos expresivos y aspecto inmaculado. La idea de corromper tanta inocencia lo encendía aún más.
Pero nunca había encontrado con quien canalizar todos esos pensamientos prohibidos, y hasta atroces para las personas normales. ¿Era porque el chico en su regazo era tan joven que podría ser su hijo? Había dicho que tenía 18, pero lucía como un crío que terminaba la primaria, mientras Chanyeol era un hombre a poco de entrar a sus treinta. La diferencia en sus complexiones también era abrumadora; Baekhyun era fácilmente la mitad de lo que el alto. Todos estos datos en conjunto, encendía el morbo del mayor a niveles sin precedentes.
Chanyeol tenía miedo, ¿para qué negarlo? Sus fantasías lo habían preocupado en más de una ocasión, llegando hasta a considerar seriamente la necesidad de apoyo psicológico, porque él no era un pedófilo. No quería serlo, adoraba a los niños. Sus risas y correteos le llenaban de felicidad. Pero sus preferencias cada vez más puntuales, lo hacían dudar de su salud mental.
Y después de años de lidiar con sus demonios y de saber cómo mantenerlos bien ocultos, allí estaba Baekhyun, la combinación perfecta. Bajito, delgado, de piel blanca inmaculada, boquita pequeña y rosada, ojos preciosos y voz aguda. Con un plus aún más ardientes; dos orejas y una cola. Era simplemente la personificación de sus sueños húmedos, lo que había anhelado hasta el momento. Y para volverlo todo todavía más quimérico, le gemía "daddy" en la puta cara cada dos segundos.
Chanyeol apenas había salido de su asombro, y ahora cursaba por una etapa de ansiedad alimentada por sus miedos. No quería dañar al niño, tanta perfección era un desafío para su autocontrol y no ayudaba en nada que al minino ahora se le haya antojado recorrer su cuello con su lengua.
-Baekhyun, bebé. No creo que debas provocar a daddy de esta forma -jadeó, cerrando los ojos con fuerza y rascando la alfombra bajo ellos ante la increíble sensación de la lengua rasposa en su piel -No me subestimes, por favor -pidió en un hilo de voz.
-No tienes que preocuparte -susurró en su oído, erizando los vellos en el cuerpo del alto -No soy un niño, aunque luzca como uno, no soy tan frágil. Te has reprimido por demasiado tiempo. ¿Olvidas que soy un híbrido? Aunque luzca casi igual a un humano, y tenga conciencia como uno, nosotros aun somos animales. Algo como la moral está lejos de importarnos. Nos regimos por los sentimientos más primitivos; hambre, miedo, placer, sexo... -gimió la última palabra, haciendo que la erección del alto palpitara, dolorosa -No te reprimas. No temas ser quien eres en verdad, no te juzgaré. Disfrutaré de todo lo que quieras darme, daddy.
Y hasta ahí llegó. Eso mandó por la borda todos los buenos deseos del pelinegro de ser amable y suave con el chico. A la mierda la inocencia. Baekhyun solo la tenía en el aspecto, y eso tenía a Chanyeol encantado. Nunca pensó que el dirty talk llegaría a ponerlo tanto.
Empuñó los mechones blancos, acercando su rostro hasta unir sus bocas, invadiendo la contraria en un beso feroz y hambriento, tragándose el gemido de sorpresa del híbrido. Acarició con su lengua la áspera y plana, que trataba de seguirle el ritmo, fallando torpemente en el intento. Esto solo consiguió encender aún más al mayor. Al parecer su gatito era en verdad tan inocente como lucía, Chanyeol sabía reconocer a un inexperto, y Baekhyun lo era hasta besando. El hecho de que tuviera una boca tan suelta solo lo hacía más interesante.
La emoción de su nuevo descubrimiento hizo que abandonara la tarea de saquear la pequeña boca, tirando nuevamente de las finas hebras para mirar a los ojos ámbar de su minino, a medio cerrar y velados por lágrimas de placer.
-Daddy quiere sentir aún más tu boquita, bebé -ordenó jadeante, acompañando sus palabras con una embestida, haciendo notar a qué se refería con ello.
Las mejillas del menor se colorearon de un rojo intenso, y mordió su labio inferior antes de asentir con la cabeza y descender a gatas, apoyado en ambas manos a los costados de la cadera de su amo, y la mirada clavada en el prominente bulto en los pantalones de seda gris.
Chanyeol se apoyó en sus codos para tener un mejor ángulo del espectáculo, no pensaba perderse ningún detalle.
Baekhyun enterró los dedos en la cinturilla del pantalón, y Chanyeol alzó las caderas un poco, facilitándole la tarea de despojarlo de ellos y de su ropa interior.
Con la erección del azabache libre, Baekhyun alzó la mirada, topándose con los ojos oscuros de su amo, expectantes. Tragó duro, haciendo que el dije con su inicial se moviera con su nuez de adán apenas marcada, para el deleite de su observador.
El rostro nervioso de su bebé era más que excitante. Chanyeol lo vio tomar la extensión con ambas manos y bombearla un par de veces, como si primero la estuviera conociendo con sus manos. El alto estaba muy entretenido, pero cuando la caliente boca envolvió su miembro, no pudo evitar poner los ojos en blanco ante la exquisita sensación.
Era la boca más caliente que lo hubiera tragado, y eso sumado a la aspereza de la lengua repasándolo desde la base y jugueteando con la punta, tenían al alto silbando de puro gozo. Los filosos colmillos lo rozaban a cada tanto, volviendo la experiencia aún más placentera.
-Mírame, bebé -pidió ronco, llevando una mano al flequillo del minino, para aferrarlo y hacer cumplir su petición con un movimiento de muñeca.
El mayor guio el vaivén desde entonces, llevando sus caderas al encuentro de los cabeceos, y su longitud cada vez más profundo en la garganta del chico.
Las uñas del felino se enterraban en la piel de sus caderas, y las lágrimas se acumulaban en sus cuencas, pero el gatito nunca dejó de verlo a los ojos, cambiando su expresión solo cuando sintió la esencia caliente golpear su lengua y llenar su cavidad.
-Retenlo en tu boca -exigió Chanyeol apenas hubo acabado, saliendo del interior y enderezándose para quedar en cuclillas frente al minino, que lo miraba con ojos brillantes, labios rojos y mejillas afiebradas y llenas -Abre -jadeó.
El gatito obedeció, dejando ver a Chanyeol la pequeña boca inundada de su perlada semilla. La respiración del alto se aceleró, la imagen alimentando su retorcido morbo.
El mayor deslizó dos de sus dedos al interior, masajeando la lengua embebida en el tibio líquido, y delineando los pequeños dientes de su minino después, absorto en la erótica escena.
Limpió sus dígitos en los labios de Baekhyun, embarrándolos de su liberación, sosteniéndolo de la barbilla, e inclinándose a hablarle.
-Ahora te lo tragarás todo -jadeó, soplando aire caliente contra la piel sensible del cuello del híbrido, estremeciéndolo -Dirás que estuvo delicioso, y darás las gracias por ello.
Apenas el azabache terminó la frase, el ronroneo del minino se intensificó aún más que antes, y el mayor se alejó para contemplar la erección bajo la camisa de su gatito, que ya empezaba a filtrar la tela, y la expresión de lujuria en los preciosos ojos ámbar.
Sin cerrar los ojos ni apartar la mirada, Baekhyun tragó cada gota, relamiéndose para no desperdiciar lo que cubría sus labios y tomando la mano de Chanyeol entre las suyas para llevarse con la lengua cualquier rastro que quedara en sus dedos. Luego habló, suave y rasposo, haciéndose oír por encima de su propio ronroneo.
-Gracias por la leche tibia. Estuvo deliciosa, daddy -gimió arrastrando las palabras, viéndose tan inocente y sexy a la vez, que el azabache lo derribó, abalanzándose sobre él, estampándolo contra el piso de la sala y arrancándole un chillido de sorpresa cuando su cuerpo sufrió el impacto.
-¡Maldición bebé! -gruñó Chanyeol cuando lo tuvo sobre su espalda. Con ambas manos, empuñó la fina tela que envolvía el menudo cuerpo, y tiró con fuerza a los lados, soltando los botones en su arrebato. Pero esto lo tenía sin cuidado, ahora todo lo que su mente podía procesar era que quería el pequeño cuerpo sudando y gimiendo su nombre mientras él lo hacía suyo.
Paseó la vista por el delgado torso y el abdomen plano, que subían y bajaban con insistencia por la respiración rápida y superficial. Siguió bajando, llegando hasta la entrepierna despierta del híbrido. La cabeza roja y brillante, botaba gota tras gota de presemen, mojando el bajo vientre cada vez más.
-Daddy... -suplicó Baekhyun, restregando sus muslos entre sí para obtener algo de la fricción que tanto necesitaba, y ganándose la entera atención del mayor, que no perdió tiempo y se adueñó de su boca, bajando por su cuello y yendo más allá, haciendo su camino hacia el sur entre mordidas y chupetones.
Baekhyun se retorcía, maullando y gimiendo agudo por la tortura que los labios y dientes de su amo impartían en su cuerpo. Su ansiedad crecía más y más con cada centímetro que se acercaba a su erección. Requería atención en esa zona con suma urgencia, pero justo cuando creyó que el alto lo tomaría en su boca, este se separó, haciéndolo abrir los ojos y la boca.
-¡Daddy! -lloriqueó Baekhyun. Sin embargo, no pudo continuar su súplica, porque las grandes manos lo tomaron de las caderas, alzándolo cual muñeco de trapo, y volteándolo para tenerlo boca abajo contra la alfombra.
Chanyeol tomó el cuello de la camisa desde atrás, tirando de ella hacia abajo para exhibir los hombros del menor mientras la deslizaba por sus brazos. Baekhyun creyó que se la quitaría por completo, pero al parecer su amo tenía otros planes.
La prenda solo llegó a sus codos, entonces el alto tomó ambas manos y las inmovilizó contra su espalda, usando la camisa para maniatar al híbrido que opuso un poco de resistencia al comienzo.
Cuando la sujeción estuvo finalmente fija, el azabache detalló cada centímetro de piel expuesta con total descaro. Acarició el cuello con sus dedos, bajando por los delicados hombros, los delgados brazos, la estrecha cintura y las turgentes nalgas, no sin antes delinear la raíz de la atrayente cola, que nacía al final de la columna vertebral, y se extendía en toda su blancura y suavidad por cerca de un metro.
-¡Nyaaaa! -maulló Baekhyun, largo y agudo, estremeciéndose por la caricia. La cola era una de las partes más sensibles de su cuerpo.
El mayor sonrió de lado, envolviendo la base con la diestra, y sosteniéndola con firmeza para tirar de ella, logrando que el cuerpo del minino se alzara por igual, dejándolo apoyado en sus rodillas con las piernas abiertas y el pecho aún pegado al suelo.
-¡Nyaahh! ¡Nyaaaahhh! -los maullidos mezclándose con los gemidos del gatito hacían que todo el cuerpo del alto vibrara de excitación.
-Mantén las caderas en alto primor, daddy te dará algo de la atención que tanto quieres -avisó, relamiéndose al divisar la rosada entrada.
Las piernas de Baekhyun temblaron cuando sintió la lengua del mayor repasar la zona, desde sus suaves bolsas, subiendo hasta llegar a su entrada. El caliente y mojado músculo se abrió paso entre sus paredes apenas dos segundos después, haciéndolo maullar de placer.
Chanyeol lo sostenía de la cola, tirando de ella a cada tanto cuando parecía que las piernas del minino perderían la batalla contra las sensaciones que lo dominaban, y manteniéndolo en su lugar, mientras él se deleitaba con los quedos quejidos y las descargas eléctricas que provocaba en el pequeño cuerpo.
La mano que no se aferraba a la raíz de la cola, se coló al frente, alcanzando al fin la dura erección, y rozándola con los dedos, provocando sacudidas y gimoteos de parte del híbrido, que gimió extasiado por la combinación de sensaciones.
-Daddy, ¡nyaahh! Daddy... -suplicaba con la mejilla apoyada en la alfombra.
Chanyeol al fin lo complació, envolviendo el miembro con su mano, y sincronizando los movimientos de muñeca con los de su lengua al penetrarlo. La entrada ya se encontraba dilatada, pero la nueva estimulación hizo que sintiera el anillo muscular contraerse y ceder en espasmos que se adueñaban del pequeño cuerpo por igual.
Y así, sobrepasado por todo a lo que era sometido, el gatito llegó a su límite, tensándose por completo, y deshaciéndose en cuerdas nacaradas en la mano de su amo, maullando su liberación en un tono agudo que resonó en todo el departamento.
Para ese entonces, Chanyeol ya estaba tan duro como en un comienzo, así que no perdió tiempo. Valiéndose de la liberación del menor todavía en su mano, lubricó su extensión con ella, y sin darle oportunidad al gatito de reponerse del orgasmo, tiró de la cola nuevamente, exponiendo el orificio que no tardó en alinear con el glande de su necesitada erección, enterrándose en el caliente interior hasta la empuñadura.
Baekhyun se removió y chilló de sorpresa, con Chanyeol sintiendo las paredes constreñirlo por ello. Ambas manos pasaron a aferrar las caderas blanquecinas, dictando ahora el ritmo del frenético vaivén.
La imagen de la cola, rebotando a la par que sus arremetidas, tenía a Chanyeol embelesado. La peluda extensión acariciaba su vientre cada vez que sus cuerpos se acercaban, agregando una nueva y placentera sensación a la escena.
El interior de Baekhyun era aún más caliente que su boca, y Chanyeol supo que esto sería su quebranto desde ya, porque se sentía demasiado bien como para que él durara mucho más. Decidió que hasta que se acostumbrara a ello, dictaría clases de orales a su minino antes de cada sesión. Hace unos minutos no lo hizo nada mal, pero siempre podía adiestrarlo para que fuera aún mejor, y esto haría que Chanyeol disfrutara por más tiempo de la calidez del interior de su bebé.
Acarició la diminuta cintura de su gatito, fascinado al ver que la punta de sus dedos casi se tocaban entre sí cuando la envolvía con ambas manos. El gatito era en verdad pequeño. Detuvo su escrutinio en la camisa que mantenía sus brazos aprisionados, dejando ir la mirada por los omóplatos y la musculatura de esa zona, contraída por la sujeción, y perlada en minúsculas gotas de sudor.
-Daddy... Por favor -pidió el menor en un hilo de voz, y Chanyeol sonrió complacido, empujándose en su interior con más ímpetu, y acercando su diestra a la erección recién formada, producto de la estimulación al ser penetrado.
-Bebé, eres perfecto -se inclinó a susurrar en una de las orejas, logrando un nuevo estremecimiento. Ahh, otra de las partes sensibles de ti, pequeño, pensó Chanyeol. La idea de descubrir todos los puntos erógenos del gatito le fascinaba.
Apoyó la mano libre en uno de los hombros del menor, y cargó su peso en él, anclando a Baekhyun al piso, y cambiando el ángulo de sus embestidas. Siguió moviéndose, entrando y saliendo, golpeando las nalgas con sus caderas, y masturbando al híbrido al mismo ritmo, hasta dar en un punto que arqueó la espalda del menor, y lo hizo sacar aún más las caderas, buscando inconscientemente que volviera a dar en el mismo lugar.
Chanyeol continuó empalándose con vigor, sucumbiendo lentamente al calor de las aterciopeladas paredes que lo envolvían. Parecía como si la temperatura se hubiera elevado aún más, rompiendo el ferviente control que había mantenido hasta el momento, y desencadenando el inicio de su liberación, que empezó a formarse en su vientre a una velocidad alarmante.
El alto creyó poder lidiar con ello, pero el anillo muscular se presionó aún más en torno a su eje, y es cuando sintió la caliente esencia del menor bañar sus dedos por segunda vez.
Como consecuencia directa, el calor se disparó en el interior del minino, y con ella la liberación de Chanyeol, que llenó al chico nuevamente.
El brazo que sostenía su peso cedió, y el alto terminó apoyado en la espalda del híbrido, que ronroneaba con intensidad, contagiando las vibraciones al cuerpo del azabache, y sacándole una sonrisa de satisfacción al mayor, que besó la parte posterior de su cuello con ternura.
-Bien hecho, bebé -susurró con suavidad contra la piel caliente, consiguiendo una sonrisa lánguida en respuesta.
-Gracias, daddy -suspiró el gatito, con ojos cansados y la respiración pesada.
Chanyeol salió de su interior y lo liberó de la camisa, cargándolo en brazos para llevarlo al baño, arrullado por el ronroneo insistente del gatito en todo el trayecto. Al llegar a su destino, llenó la bañera con agua caliente y sales aromáticas, logrando un ambiente relajante y agradable. Se quitó la ropa, y se metió con el minino al agua, estremeciéndose ambos por el cambio agradable de temperatura.
Permanecieron allí por unos minutos, con Chanyeol sonriendo maravillado al ver la superficie del líquido ser recorrida por pequeñas olas, originadas por la vibración del pecho de Baekhyun.
Quedó absorto en esta imagen hasta que el ronroneo empezó a disminuir, luego a volverse intermitente y finalmente, a cesar por completo. Agachó la cabeza, y se encontró con un Baekhyun acurrucado y dormido en su pecho. Detalló sus pestañas, su diminuta nariz, y sus mejillas aún algo afiebradas. Sus labios, finos y suaves, liberaban tenues maullidos a cada tanto, y las orejas se sacudían levemente de vez en cuando. El pequeño en verdad era una preciosidad.
Chanyeol jugaba a rozar con sus dedos mojados la pálida piel de sus hombros y el inicio de su espalda, cuando su celular empezó a sonar. El mayor se alarmó, apresurándose a contestar la llamada para que el gatito no interrumpiera su sueño, aunque este no haya dado ni el menor indicio de despertar, ni cuando el mayor se estiró a alcanzar el aparato.
-Feliz navidad, bastardo -canturreó la voz irritante del otro lado de la línea -¿Te la has pasado bien con Baekhyun? -preguntó en tono sugerente.
-Feliz navidad para ti también -rumió el azabache, cuidando de no levantar mucho el tono de voz para no despertar al gatito -En este momento no puedo hablar, Baekhyun duerme y no quiero despertarlo -se excusó, sonriendo porque esta vez no necesitó inventarse nada para evadir las preguntas incómodas de Jongdae.
-¿Él está durmiendo? Ah, no te preocupes. Nada lo despierta, tiene el sueño más pesado que cualquiera que haya visto. Una bomba podría explotar al lado y el muy flojo ni lo sentiría -rio por su comentario -Hasta da maulliditos en sueños, te encariñarás muy fácilmente con él -la sonrisa podía percibirse en el tono de voz de Jongdae.
Chanyeol sin embargo, no le veía la gracia a que su amigo conociera tanta información de su nueva mascota.
-¿Cómo sabes todo eso? -reclamó con el ceño fruncido.
-¿Eh? ¿Ni siquiera hablaste con él? -Jongdae sonaba ofendido -Hermano, sabía que apenas lo vieras querrías tirártelo, ¿por qué crees que recién llamo a las nueve y media de la mañana? Pero pensé que antes intercambiarían unas palabras -se burló divertido -Al menos sabes su nombre -rio a lo último.
Pero Chanyeol no cambió su expresión en ningún momento, ni siquiera para sentirse avergonzado de lo que su amigo decía, y que era cierto -Aun no respondiste a mi pregunta -se quejó de mal humor.
-Está bien, está bien -lo tranquilizó Jongdae -Al parecer el buen humor no te dura mucho -hizo una pausa en la que el alto casi lo manda a la mierda -Yo era el dueño de Baekhyun antes. Él era mi híbrido hasta ayer.
Las palabras del otro lado del tubo dejaron a Chanyeol en blanco. El shock solo le duró un segundo, porque lentamente algo muy cercano al odio y la rabia, empezó a adueñarse de sus pensamientos. ¿Baekhyun había estado con Jongdae antes? Pero él estaba seguro de que era inocente e inexperto hace menos de dos horas.
-¿Tú...? -logró articular el alto, decolorando sus nudillos al tratar de asimilar la noticia.
-Sí, yo... -Jongdae sonaba orgulloso -Espera, ¡no! -se apresuró a decir al analizar el tono de voz del alto -No me malinterpretes hombre. Tengo a Minnie, no necesito a nadie más para eso. Baekhyun solo ayudaba en la casa, y en algún que otro recado. Más que una mascota, él es como un hijo para nosotros. Hace dos años, olvidé en casa unos papeles que debía entregarte, así que le pedí a Baekkie que te los acercara. ¿No lo reconociste?
Chanyeol, ya más tranquilo por las palabras de Jongdae, trató de rememorar ese día, pero estaba algo atareado y no prestó mucha atención al chico -Ah... No lo recuerdo.
-Pff... No me sorprende. Siempre estás en tu mundo -bufó su amigo -El caso es que Baekhyun sí prestó atención, y desde entonces nos ha estado insistiendo en que quería irse a vivir contigo. Pero teniendo en cuenta su aspecto y tus gustos, le prometí que lo dejaría ir contigo cuando cumpliera la mayoría de edad. Hubiera sido un buen regalo de cumpleaños para él, pero sabes que estas fechas me pueden, así que esperé a navidad para que fuera tu regalo. ¿Cómo lo ves? A que soy el mejor amigo del mundo, ¿verdad? -comentó con entusiasmo, como si estuviera encantado con su decisión.
-Ehh... Bueno yo... -Chanyeol estaba aturdido, tratando de asimilar toda la información que de repente le escupieron en la cara.
-Más te vale cuidar bien a mi bebé, Park Chanyeol -lo amenazó el otro.
El apelativo hizo que Chanyeol gruñera por lo bajo -No lo llames así.
-Ay ¿cómo crees? Yo no lo uso en plan pervertido como tú. Y por cierto, iremos a visitarlos de vez en cuando. Es mi amigo y no me prohibirás verlo. Minnie también lo va a extrañar, y le prometí que lo veríamos al menos una vez a la semana. Aunque ahora seas su dueño, todavía lo sentimos como nuestro. Conozco tus celos Park, así que no me salgas con idioteces más adelante, te lo advierto -lo regañó Jongdae.
-Está bien, no lo haré -rodó los ojos el alto. Se sentía como un niño al que regañaban por no querer prestar sus juguetes en el arenero.
-Ah, una cosa más... Minnie, no te conoce tan bien como yo... -divagó su amigo, haciendo que Chanyeol se extrañara por sus palabras -Mmm... Así que... procura no dejar marcas visibles con la ropa puesta. Sé que serás muy cuidadoso y que no lo vas a lastimar, pero... es solo para no alarmar a Minseok. Ya sabes, él cree que eres un amor, solo por eso estuvo en total acuerdo con que Baekhyun se fuera contigo -suspiró antes de lanzar una risa sarcástica -Ese gato es tu otra mitad, Chanyeol. Y pensar que por eso Min estaba preocupado de que Baek te diera problemas cuando lo dejamos en esa caja. Los dos son tal para cual -murmuró lo último por lo bajo, aunque el azabache lo escuchó a la perfección.
-Gracias... -respondió el alto, detallando nuevamente las facciones del que dormía plácidamente sobre su pecho. El niño en sus brazos, no era solo su preciado bebé, también lo era el de alguien más, y él haría todo lo que estuviera a su alcance por hacerlo feliz -Gracias por confiármelo, Jongdae. Eres un gran amigo -agradeció con sinceridad.
-Oye, claro que lo haría. Pondría mi vida en tus manos sin pensármelo dos veces -lo halagó, percibiendo el tono de culpa en la voz del azabache. Él era uno de los pocos que sabía de los extraños gustos de su amigo, y de cuánto se había mortificado intentando cambiarlos sin éxito -Eres un buen tipo Yeollie, y sé que Baekhyun está en buenas manos. Sé que su seguridad será tu prioridad, y sé que lo harás feliz. Y él te hará feliz a ti, porque lo mereces. ¿Me estás oyendo, idiota? -lo insultó, cariñoso.
En todo el tiempo en que Jongdae habló, Chanyeol no dejó de acariciar a la diminuta figura junto a él, con fascinación y miedo a la vez. Pero daría todo de sí por no defraudarlo. Lo mimaría y complacería en todos sus caprichos, lo bañaría y le prepararía sus comidas favoritas. Sería su consentido sin lugar a dudas, porque esa sonrisa de pequeños colmillos y ojos de media luna, todo lo valía.
-Sí, sí. Ya te oí -bufó apenado por su repentino cambio de humor -Jongdae. Estamos en la bañera, y el agua se está enfriando. A este paso es más que seguro que nos resfriaremos...
-Bueno, bueno. Ya entendí. Solo llamaba a comprobar que soy el mejor amigo del mundo. Ya lo sabía claro, pero me encantó que me lo dijeras -presumió altanero -Ey, Chanyeol... -y esta vez su tono cambió a uno suave y sincero.
-¿Qué?
-Feliz Navidad.
Chanyeol sonrió agradecido y renovado de espíritu -Feliz Navidad Jongdae, y para Minseok hyung también.
La llamada finalizó, y el alto se tomó un minuto más para admirar a su bebé. Liberó el tapón de la bañera, y salió con el híbrido dormido en sus brazos. Los secó con cuidado a ambos, y luego fueron a su habitación por un poco de ropa caliente.
Ya llevaba el sueter puesto, y Chanyeol lo estaba vistiendo con unos pantalones de algodón, cuando el minino empezó a abrir los ojos, perezoso.
-¿Daddy? -balbuceó adormilado.
-Hola bebé, tuviste un buen sueño -preguntó terminando de acomodarle la prenda y yendo a dejar un suave beso en sus labios. El gatito movió las orejas al recibirlo, respondiendo con un quedo asentimiento, un rubor en las mejillas, y el hipnótico sonido de su ronroneo haciéndose oír nuevamente.
El mayor se mordió el labio enternecido, volviendo a levantarlo, esta vez con los brazos del híbrido rodeando su cuello -¿Qué te parece si enciendo la chimenea y miramos una película hasta la hora del almuerzo? ¿Te gusta la idea? -le propuso con cariño.
El minino volvió a asentir, enroscando su cola a la cintura de Chanyeol. El alto etiquetó esta acción como "adorable" en su mente, y se inclinó a recompensarlo.
-Feliz Navidad, bebé -susurró dejando un beso en su frente.
-Feliz Nyavidad, daddy -maulló Baekhyun.
Con una sonrisa en los labios, y calzándose las pantuflas, Chanyeol emprendió el camino a la sala, donde un gran árbol de navidad los esperaba, y la promesa muda de una feliz vida juntos.
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