Feliz Navidad, Jimin♡

—Jimin. —Lo llamó, obligándolo a despegar los ojos del televisor, aunque no por mucho tiempo.

Jimin giró momentáneamente topándose con los ojos curiosos de su amigo Taehyung para luego regresarlos a la pantalla donde un programa de variedades se robaba su completa atención.

—¿Si?

Taehyung no se dio por vencido, siguió hablando desde la otra esquina del sillón que compartían esa tarde de viernes, envueltos en mantas por el frío que comenzaba en la ciudad y con las luces apagadas.

—Si tuvieras la oportunidad de pedir un deseo, ¿qué desearías? —cuestionó sin perderse ningún detalle de las facciones contrarias y cómo éstas cambiaban a muecas de confusión.

—¿Un deseo?

—Sí, un deseo.

—¿Puedo pedir cualquier cosa?

—Claro, es tu deseo.

—¿Incluso algo fuera de este mundo? —Ahora sí tenía toda su atención, el programa y televisor quedando olvidados casi de inmediato.

—¿Pedirás un unicornio o algo por el estilo? —preguntó irónico y Jimin le arrojó un cojín—. ¡Auch! Hombre, ten más cuidado.

—Bueno, no quiero algo tan raro precisamente...

—¿Entonces?

—Quiero... —Su labio inferior siendo molido entre sus dientes mientras sus ojos vagaban por el techo y la decoración de las paredes—. Deseo pasar una navidad como las de antes, quiero sentirme completo y pleno ¿sabes?

¿Realmente lo entendía?

—Ohhh.

Y Jimin rio ligero, volviendo los ojos a la pantalla.

—¿Ohhh?

El silencio se adueñó de la sala de estar por unos minutos solo siendo interrumpido por el sonido bajo del programa y las risas ligeras que el mayor soltaba al estar tan entretenido.

—Jimin.

—¿Si?

—Ojalá tu deseo se cumpla. —Y lo decía con sinceridad, sus ojos brillando por la luz que emanaba del frente y sus labios apretados en una fina línea.

Jimin le miró asombrado unos segundos antes de sonreír, asintiendo un par de veces al estar de acuerdo con lo dicho.

—¿Deberíamos ir a dormir ya?

—¿Por?

—Santa solo le trae regalos a los niños que se duermen temprano, ¿no? —dijo con una sonrisa brillante y Taehyung rio mientras asentía y se ponía de pie.

—Tienes razón, es hora de ir a la cama. —Sus ojos viajaron al reloj que descansaba en el mismo mueble frente a ellos y se rascó el cuero cabelludo de camino a su habitación—. No pasan de las siete de la tarde, esto sí que es  bastante temprano.

—No te quejes, apuesto a que en cuanto tu cabeza toque la almohada caerás profundamente dormido.

—¿Qué te puedo decir? Me conoces bien.

Sus habitaciones quedaban una al lado de la otra y antes de ingresar a la suya Taehyung se acercó a su amigo para besar castamente su frente y acariciarle el cabello en una muestra de cariño puro.

—Descansa.

—Tú también hazlo. —Pero a pesar de decirlo en voz alta no pudo dormir.

Jimin caminó con dirección a su cama y se dejó caer en la mullida superficie sin importarle el desorden de sábanas en el suelo. Rodó hasta quedar en una posición menos incómoda y esperó a que su mente dejase de trabajar para sumirse en su ansiado sueño. Cosa que no pasó.

Pronto escuchó los ronquidos suaves —no tanto pues los escuchaba hasta su habitación— de su mejor amigo. Tal y como había dicho, Taehyung no tardó nada en caer dormido. Una habilidad con la que él desafortunadamente no contaba.

Entonces se puso de pie, dio un par de vueltas alrededor de la cama y se volvió a acostar, pero no durmió. Cambió de posición algunas veces e intentó beber leche de la nevera —prefería la leche fría a la tibia, una mala costumbre otorgada por su pareja— y eso tampoco funcionó.

Cansado de ello, acudió a su último recurso. Volvió a ponerse de pie y caminó al baño que compartía con su amigo en aquella casa que alquilaban para asistir a la universidad. Según ellos, una casa de mediado tamaño era mejor que un departamento, había más espacio, menos vecinos molestos y podían organizar reuniones para varias personas en el patio trasero. Era bueno, pero era aún mejor cuando habitaban tres personas y no solo dos.

Ya en el baño, abrió el gabinete que ocultaba el espejo y sacó de ahí unos frascos con medicamentos para dormir. No acostumbraba consumirlos, por lo menos ya no tanto como en el pasado, pero justo en ese momento era necesario o de lo contrario no dormiría absolutamente nada.

Con pastillas en mano dio media vuelta para ir a la cocina por un poco de agua, luego regresó a su dormitorio en espera de que el fármaco hiciera su trabajo y él pudiera descansar. Y al fin funcionó, sus párpados fueron cayendo poco a poco presas del cansancio y los efectos de la benzodiacepina. Y durmió, profunda y amargamente.

El movimiento insistente en uno de sus hombros lo despertó horas más tarde. Era molesto e incesante. Taehyung podía ser inquieto, pero nunca se había metido con sus horas de sueño.

—Tae, por favor, intento dormir.

—¿Tae? ¿Ahora Taehyung es el encargado de despertarte por las mañanas? —Esa voz. Jimin jamás había abierto tanto los ojos como esa mañana.

Fue consciente del sol entrando prófugo entre las cortinas, el olor de una colonia varonil y la mano delgada y venosa que descansaba sobre su hombro para luego acariciar sus cabellos violetas.

—¿Jungkook? —preguntó, ansioso y asustado por partes iguales.

—Pensé que mi novio no sería capaz de reconocerme, ya comenzaba a asustarme.

Jimin no sabe cómo, pero de un salto ya estaba de pie y luego sobre el azabache que se encontraba recostado en la orilla de la cama.

—¿¡Cómo!? ¿¡Cuándo!? —La emoción era indescriptible, asfixiante.

Jungkook rio echando la cabeza hacia atrás mientras lo abrazaba por las caderas.

—Tranquilo bebé, respira.

—¡No puedo! ¿Cómo es que estás aquí? ¡Dime! —exigió sacudiendo el cuello de la camisa ajena y a cambio recibió un beso casto sobre sus labios gruesos.

Los belfos de Jungkook estaban algo fríos y secos, así que se encargó de humedecerlos y calentarlos con los propios, besando con delicadeza y dedicación.

—Te extrañé —murmuró Jungkook, cerrando los ojos sin poder evitarlo.

—Y yo a ti, como no tienes idea.

—Lo sé, bebé. —Sus manos se enlazaron y sus frentes se unieron—. ¿Sabes? Justo ahora no importa cómo llegué tan rápido, basta con decir que lo había planeado desde hace tiempo. Sabes que no puedo vivir sin ti.

—Haces que suene tan dramático.

—Es la verdad, te amo.

—Yo también te amo.

—¿Te imaginas viviendo sin mí? —Jimin negó agachando la mirada, todo era tan difícil cuando se decía en voz alta.

—He estado viviendo sin ti todo este tiempo, Kook.

—Lo sé, es culpa mía.

—No, no quise decir eso. Es solo que...

—Jimin, sé que tú y yo nos amamos, pero tampoco podemos limitar nuestras vidas solo por no estar uno cerca del otro.

—¿Por qué de repente estamos hablando de un tema tan triste? —preguntó con el ceño fruncido y Jungkook rio ligero de nuevo, golpeando los glúteos ajenos para motivarlo a ponerse de pie.

—Tienes razón, anda, tenemos que aprovechar este día al máximo.

—¿No te quedarás por más tiempo? —Su tono sonando más lastimero de lo planeado.

Jungkook maldijo en su interior y cerró los ojos con fuerza, acercando de nuevo sus frente y encerrando a su novio en un abrazo más apretado que el anterior.

—Lo siento, no puedo estar aquí por mucho tiempo, quería venir en una fecha importante para ambos.

Y Jimin lo entendió, siempre lo hacía, sabía que no era culpa de su novio al final de todo.

—No te preocupes, no pasa nada. Es mejor darnos prisa. —Con movimientos letárgicos se puso de pie y esperó a que su novio le imitara para ser cargado escaleras abajo, aprovechando la fuerza superior y los centímetros que era más alto—. ¿Y Taehyung? —cuestionó al notar el absoluto silencio.

—Recibió una llamada de sus padres, ellos quieren verlo y él también a ellos así que le dije que se fuera, que yo me quedaría contigo hoy.

—Eso es muy lindo de tu parte, Jungkookie. —Su cuerpo fue dejado en una de las sillas del comedor y vio al más alto caminar al interior de la cocina en busca de sartenes y demás—. Yo soy un pésimo amigo, no he tomado en cuenta sus sentimientos. Taehyung ha estado aquí conmigo por mucho tiempo, ni siquiera a podido ver a sus padres o hablar libremente con ellos por miedo a dejarme solo.

—Pero no estás solo, sabes que puedes visitar a tus padres o a los míos, nunca hubo ningún problema por eso. —Quizás no lo estaba viendo, mas Jimin sabía que Jungkook le ponía su completa atención.

—Lo sé, es solo que...

—¿Qué...? —Lo motivó a seguir, alejando unos segundos sus ojos de la sartén en el fuego para hacer contacto visual.

—Me da algo de pena visitar a tus padres.

—¿Es eso?

—¡Sí! No es como que llegue simplemente a su casa sin invitación ni nada, no sería nada cortés. —Su tono alarmado hizo a Jungkook reír.

—Pues yo estoy seguro de que ellos piensan mucho en ti, deberías visitarlos de vez en cuando.

—Podemos hacerlo ahora —sugirió, mas Jungkook negó de inmediato—. ¿Por? ¿Sucede algo?

—No, en realidad no sucede nada, solo... quiero pasar todo mi día contigo, ya sabes, tiene que ser de nuestras mejores navidades. —De inmediato una sonrisa adornó su rostro y fue recompensado con una de igual tamaño en el rostro contrario.

—Sí, tienes razón, debe ser perfecto. —Jimin ya idealizaba lo mucho que podrían realizar, no sabía si Jungkook tenía pensado algo grande o si con algo cotidiano bastaría—. ¿Tienes algún plan?

—En realidad sí —mencionó trayendo los platos de la cocina, su desayuno constando de huevos, pan tostado y café—. Quiero que veamos aquella película que nunca terminamos, ¿la recuerdas?

—¿La película en la que siempre te quedabas dormido?

—¡Esa! —Asintió riendo y contagiando a Jimin sus carcajadas.

—¿Cómo olvidarlo? Por más que intentamos terminarla, nunca pudimos.

—Bueno, hoy no es un mal día para verla. También pensé en comer en la cama, jugar un rato con Bam. —Sus rostro giró a varios lados buscando a alguien que en definitiva no se encontraba—. Por cierto, ¿y Bam?

—Se lo llevaron tus padres, ellos pueden cuidar mejor de él que yo, me paso todo el día en la universidad y cuando llego solo duermo o hago tarea —explicó con el semblante deprimido, aquel cachorro era sumamente importante para ellos y su relación, era como un símbolo de su amor.

Lo habían adoptado después de unas vacaciones familiares, alardeando a todos de que contaban con un nuevo integrante en su pequeña familia. Jimin aún recuerda lo dicho por Jungkook cuando llegó con el cachorro en brazos y una sonrisa apenada: "Así nadie puede decir que no tendremos hijos, somos una familia completa". 

Jungkook se acercó para levantarle el rostro y besarlo despacio, sonriendo solo para él.

—¿Ves? Otra buena razón para visitar más seguido a mis padres, así podrás cuidar a nuestro bebé —mencionó, y Jimin volvió a sonreír.

—Sí, supongo que tienes razón.

—Bueno, a falta de Bam jugaremos entre nosotros. No es tan mala idea ¿verdad?

—Nop, no lo es.

—Excelente —dijo antes de masticar un bocado—. ¿Alguna aportación o comentario? Acepto cualquier tipo de sugerencia.

¿Había algo más por agregar?

Realmente no, Jimin lo único que quería era descansar entre sus brazos, escuchar el latido suave de su corazón y que ese sonido lo arrullase hasta llegar a un sueño profundo. Descansar de verdad y no gracias a sus pastillas. 

—¿Jimin?

Pero, no se atrevería a decir nada de eso en voz alta, por supuesto que no.

—¿Si?

—¿Entonces?

—No hay que irnos a dormir muy tarde, ¿te parece? —Jungkook lo miró extrañado y él se mordió los labios por el nerviosismo—. Quisiera descansar ya que estás aquí conmigo, sabes que aún no me acostumbro a dormir solo.

Las facciones del azabache cambiaron de inmediato. Jungkook sonrió con cariño y acercó su palma a una de las mejillas de su novio para acariciarlo con delicadeza.

—Claro que sí, bebé. No dormiremos muy tarde.

Con un par de sonrisas más ambos se dispusieron a desayunar, arreglar y limpiar todo lo que se había ensuciado con el desayuno y acurrucarse en el sillón frente al televisor.

La película estuvo tan entretenida como siempre, Jimin jamás se cansaría de verla si tenía a Jungkook a su lado, era la única persona con la que se atrevía a compartirla. Jeon se forzó a no dormir, a él no le agradaba tanto ese filme por lo que prefirió pasar aquellas dos horas viendo el perfecto perfil de su pareja, admirando las facciones delicadas y derritiéndose con las miradas que Jimin le otorgaba de vez en cuando.

Para cuando la película finalizó ellos ya tenían hambre por lo que Jimin optó por cocinar algo rápido y que fuera del gusto de ambos.

—¿Recuerdas la primera vez que comimos esto?

—Tu madre lo había preparado cuando nos presentaste, de inmediato se volvió mi platillo favorito y estuviste intentando recrearlo por más de una semana —recordó con una sonrisa. 

Jimin rio dándole la razón, él había intentado hasta el cansancio volver a hacerlo, todos sus intentos fallidos se debieron a un error en la receta, error suyo cuando su madre le dictaba los ingredientes por teléfono y él se entretenía con Bam en el jardín.

—Pero al final funcionó ¿no?

—Por supuesto, y sigue siendo mi comida favorita, bebé —dijo acercando una cucharada a la boca contraria, iniciando con otro hermoso recuerdo, ellos alimentándose mutuamente.

Comieron en medio de risas y lágrimas de felicidad, hablaron de aquel futuro prometedor que siempre desearon, del estar juntos en cuanto pudieran y dar lo mejor de ellos en su relación. Idealizaron planes —nada relevante ni a tan largo plazo—, lo que harían cuando se graduaran y los lugares en los que les gustaría trabajar.

Jugaron como en sus fines de semana de tiempo atrás, aquellos que les traían tan buenos recuerdos. Se sentaron en medio del tapete de la sala y cerraron los ojos murmurando cosas ininteligibles, besándose con amor y corriendo de un lado a otro riendo como si fuesen niños.

Y Jimin se sintió extremadamente feliz, tan pleno al tener a su pareja a su lado, a su mitad.

—¿Listo para nuestro baño? —preguntó solo con una toalla en la cintura, esperando desde el marco de la puerta.

—¡Listo! —respondió entusiasmado, corriendo con Jungkook al baño para meterse bajo la lluvia artificial que era la regadera.

Lavaron sus cuerpos mutuamente, besándose sin ninguna otra intención de por medio. Ese momento era único y querían conservarlo así, solo por hoy, solo por ese día.

Al salir, envueltos en toallas y batas de baño que habían quedado en el olvido,  se ayudaron entre ellos a vestirse y secaron el cabello contrario con delicadeza.

—¿Dormiremos ya? —preguntó desde la cama, cubierto con las mantas desde los pies hasta por debajo de los ojos.

—Son casi las nueve, ¿quieres hacer algo más? —Jimin negó—. Bien, a dormir entonces.

Jungkook rodeó la cama hasta llegar a su lado, juntando sus cuerpos en un abrazo y permitiéndole a Jimin dormir como tanto había ansiado, escuchando los latidos suaves de su corazón. No hubieron más palabras, no eran realmente necesarias, miraban el techo en un cómodo silencio que les daba más paz que nada en el mundo.

—Jimin.

—¿Si?

—Te amo, lo sabes ¿verdad?

—Lo sé, yo también te amo —dijo mientras giraba su rostro tratando de verlo en medio de la oscuridad.

—Lamento mucho haberte dejado así, las cosas no siempre salen como uno las planea y bueno... irme tampoco era parte de ningún plan.

—No te preocupes, Kook. Solo ven a verme más seguido, ¿si? Te extraño —confesó, sorpresivamente adormilado, con los párpado cediendo ante aquel sueño indescriptible.

Jungkook sonrió con lágrimas bajando silenciosas por sus mejillas, acarició el cabello de su novio y besó su rostro con adoración.

—Yo también te extraño, amor, es tan difícil estar sin ti —dijo, sin saber si sería escuchado o no.

Pero Jimin lo escuchó, en su interior sonrió y se dejó vencer por el sueño, solo despertando con aquellas mismas caricias del día anterior. Dedos largos jugaban con sus cabellos violetas y palmeaban sus mejillas. Y luego se dio cuenta de algo, aquellas palmadas iban acompañadas de su nombre con un timbre de preocupación.

—Jimin, ¿ya estás despierto?

Sus ojos se abrieron con la pesadez característica de los medicamentos consumidos anteriormente, su mirada perdida trataba de enfocar a la persona frente a él y cuando lo hizo pudo ver a Taehyung casi sobre su cuerpo revisando si respiraba con normalidad.

—Estás vivo, por un segundo creí que tendría que llamar a una ambulancia —dijo antes de suspirar, llevando una mano a su pecho en señal de alivio. Luego comenzó a golpearlo sin mucha fuerza—. ¡Infeliz! Debiste haberme dicho que tomarías esas cosas, casi me da un infarto al ver que por más que te hablaba no respondías.

—¿Qué? —Sus ojos buscaron de inmediato las cortinas, notando los rayos de sol intenso que las atravesaban—. ¿Qué hora es?

—Son casi las doce. —Su ceño siguió fruncido por la seriedad del momento y el susto que desde tuvo horas atrás—. Lo digo en serio, Jimin. Mínimo hubieras escrito una nota en el buró, en tu mano o ya por último pégatela en la frente —dijo mientras negaba y lo señalaba acusatoriamente. —No vuelvas a hacer eso.

Pero Jimin no lo escuchaba, su mente solo le traía el recuerdo de Jungkook celebran con él navidad, comiendo juntos y diciendo todos los "te amo" que no había dicho anteriormente. 

Entonces recordó algo aún más insuperable. Sus ojos fueron al espejo frente a su cama, a aquel tocador donde descansaban fotos de él con su novio, algunas pertenencias de Jungkook y restos de lo que en su momento fue una bella flor, la última que le regaló su pareja antes de salir de casa para nunca volver.

Jungkook había muerto casi dos años atrás, un accidente de auto inexplicable que acabó con su vida de manera inmediata. Algo que no pensaron, que nunca planearon o llegaron a imaginar.

No podía decir nada, aún cuando tenía a Taehyung sobre él regañándolo lo único que pudo hacer fue llorar en silencio, sintiendo que se ahogaba al saber que nuevamente estaba solo. Jungkook no estuvo con él, no estaba y nunca más estaría.

—Minnie, lo siento. ¿Fueron muchos regaños? ¿Fui muy duro contigo? —cuestionó, abrazando el menudo cuerpo que temblaba con los espasmos de aquel agresivo llanto—. Jimin, de verdad lo siento mucho, no es necesario que llores, me harás llorar también.

No, él no podía aceptarlo. Algo había diferente, algo no estaba bien.

Con los ojos ardiéndole por el reciente llanto buscó a su alrededor aquello que lo hacía sentir así. No podía ser un sueño, él sintió a Jungkook tan palpable, tan vívido. Era imposible que solo fuera un sueño.

—Bebé, ¿qué buscas? Me estás asustando. —Y su mueca contrariada era evidencia de ello. Pero no era suficiente, el pelivioleta estaba empeñado en encontrar aquello que le diera una señal, por más mínima que fuera.

Y la encontró, viendo a su amigo lo encontró.

—Tae, ¿cómo han estado tus padres?

—¿Qué? —No tenía sentido aquella pregunta, quedaba completamente fuera de lugar.

—Tus padres. ¿Cómo han estado? ¿Te llamaron hoy?

Taehyung abrió los ojos sorprendido.

—¿Cómo lo sabes?

Era increíble, y eso lo hizo llorar nuevamente. No lo entendía pero era sorprendente.

—Te pidieron que volvieras con ellos para verlos, ¿no? Ellos te extrañan y tú a ellos, hace mucho que no los ves.

—¿Quieres que vayamos con un médico?

—Solo respóndeme, Taehyung.

—Sí, es cierto. ¿Cómo diablos lo sabes? Estabas dormido cuando eso pasó.

Y se rio a carcajadas, rio mientras lloraba con fuerza. Taehyung volvió a abrazarlo a pesar de no comprender nada. Pero todo estaba bien, por supuesto que lo estaba.

—Vamos, empaca tus cosas para que vuelvas con tus padres.

—No, no. Ni loco te dejo así y mucho menos solo. Todavía no sé qué rayos te pasa.

—No estaré solo, me voy a casa de los padres de Jungkook.

—¿Qué?

—¿Hoy amaneciste sordo? —preguntó con sorna, limpiando sus mejillas de las lágrimas que aún bajaban silenciosas y buscando una maleta en la cual meter algunas mudas de ropa, lo necesario para un par de días.

Taehyung bufó poniéndose de pie y caminando hasta Jimin para sujetarlo de los hombros con fuerza.

—¿Qué diablos pasa? Responde —exigió, pero ni por eso Jimin dejó de sonreír. Por el contrario, su sonrisa se acrecentó y rio suave mientras se soltaba del agarre.

—Lo vi, Tae. Lo vi y hablé con él. Dijo que me extraña tanto como yo a él. También dijo que vuelvas con tus padres, él estará conmigo hoy y juntos iremos por Bam, dijo que sus padres también me extrañan y que vaya a verlos más seguido —contó riendo con alegría inmensurable.

¿Jimin se había vuelto loco?
Muy probablemente, la pérdida de Jungkook fue algo que nunca supo superar. Pero, por más demente que estuviera, Taehyung nunca dejaría de apoyarlo.

—Está bien, haré mi maleta. No olvides empacar todas tus cosas —dijo caminando fuera de la habitación.

—Sí, no lo olvido.

—Por cierto —mencionó asomando solo la cabeza por la puerta. El más bajo asintió dándole a entender que lo escuchaba—. Feliz navidad, Jimin.














...

[OS dedicado a park_jimin061313. Bebé de mi alma, hace tiempo que quería dedicarte algo y lo sabes, la universidad no me lo ha permitido. Te amo❤❤❤]

[Con posibles (muy posibles) errores ortográficos así como de otro tipo. ¿Qué puedo decir? El fracaso me representa]

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top