Narra Monoma:

Dos días eran lo que quedaba para Nochebuena, y todavía no tenía ni idea de qué regalarle a Kendo. Ella era una chica muy especial que había logrado cautivarme, y no quería regalarle algo que no fuera de su agrado.

Ese día, caminaba por el jardín de la UA, debajo de los árboles nevados, cuando oí la voz de Kendo.

Kendo:¡Neito! ¡Espérame!-dijo corriendo-.

Me alcanzó por detrás y me abrazó la espalda. Me sonrojé.

Monoma:¡K-Kendo! Qué sorpresa

Kendo:¿A dónde vas?

Monoma:Iba a pasear por el centro, ¿quieres venir?

Kendo:Me encantaría-dijo con una sonrisa sincera-.

Salimos del recinto de la UA mientras hablábamos. Ella no se fijó, pero mientras ella hablaba, yo le miraba los labios.

La invité a merendar en una cafetería cerca del centro comercial en el que el chico pecoso de la clase A fue atacado por Shigaraki.

Lo pasamos muy bien esa tarde, riendo y comentando la vida. Descubrí que teníamos cosas en común, como el amor por el pan(bueno, a casi todo el mundo le gusta el pan).

Al volver a la UA, delante de la puerta de los dormitorios, Kendo me besó una mejilla.

Kendo:Lo he pasado muy bien, Neito. Me gustaría poder quedar más a menudo-comenzó a marcharse dentro-Y quizás podrías enseñarme alguna de esas novelas que tanto te gustan-dijo sonriendo-.

Me sonrojé, sonreí y asentí.

En verdad Itsuka era una gran persona.

Ya tenía en mente un regalo, así que fui a mi cuarto, lo preparé, lo envolví y lo dejé en el primer cajón de mi escritorio, preparado para dentro de dos días.