Prólogo

El olor a moho y a humedad invaden mis fosas nasales, la oscuridad me impide ver más de aquella oscura y pequeña habitación dándome una insoportable sensación de que las paredes se están moviendo hacia mí, creo que estoy empezando a tener claustrofobia.

Me remojo mis labios secos soltando un gemido de dolor al ver que este estaba roto, me habían dado una buena paliza.

Intento acomodarme como puedo con las muñecas atadas en el respaldo de la dura e incómoda silla.

¿Cuanto tiempo llevo aquí? ¿Días? ¿Semanas? ¿Meses? No lo sé, pero se me están haciendo años.

Extraño a mi padre, extraño a mi mejor amigo, extraño a la manada, pero sobre todo extraño a Derek. Derek, mi alma gemela, mi compañero de vida, me hago una idea de lo que estará pasando en estos momentos pensando que yo estoy muerto.

¿Como pude ser tan idiota? ¿Como no pude darme cuenta antes? Si no tuviera tantas confianzas con la gente esto seguramente no hubiera ocurrido.

Suspiro cansado, apoyando mi cabeza en la fría y dura pared, esperando con paciencia mi rescate que estoy seguro que algún día llegaría. O al menos eso esperaba. Escuché el chirrido de la puerta abrirse con violencia haciéndome encoger con los músculos tensados, rezando por que no me dieran una vez más otra paliza.

-Levántate, es tu hora- si me viera ahora mismo podría jurar que estaba completamente blanco ¿Mi hora? ¿Para qué?

-Oh vamos chico, este será tu pequeño regalo- tragué saliva con fuerza, levantándome despacio. Mi cuerpo temblaba como una gelatina por lo que me harían ¿Es que me iban a matar? Oh, vamos no era tan molesto ¿O sí?

Caminamos -o más bien caminó, ya que me iba arrastrando- por un largo pasillo hasta llegar a una blanca puerta de madera que tenía pinta de ser la puerta para salir de aquí. Y no estaba equivocado, al abrir aquella puerta me di cuenta que nos encontrábamos en mitad del bosque en dios sabe donde.

-¿A donde vamos?- pregunté curioso con la voz ronca.

-Vamos a entregarte tu regalo- contestó dejándome aún más nervioso. La luna llena brillaba con fuerza en el oscuro cielo, dando al bosque un aspecto tenebroso.

-¿Cuanto tiempo llevo allí?- susurré con miedo a la respuesta que me iba a dar, pude escuchar su suspiro algo triste.

-Tres años- abrí los ojos como platos, tensando cada uno de mis músculos como si de pronto me hubiera hecho de hierro. ¿Cómo podía llevar tanto tiempo aquí y yo no haberlo notado? ¿Por qué mi propia manada no me había buscado? ¿Acaso les importo tan poco?

No me dí cuenta que habíamos llegado a un claro del bosque con algunas personas al rededor de lo que parecía ser una mesa de piedra, cada uno de ellos vestían capas negras con distintos animales grabados en ella. Notaba la mirada fija de cada uno de ellos encima de mí, como si me estuvieran analizando o juzgando.

-¿Es él?- dijo uno de ellos con la voz ronca ganando un asentimiento de aquel hombre con capucha negra que me traía cogido del brazo.

-Acuéstate- y como si mis piernas se movieran solas, caminé con pasos lentos a la mesa, acostándome en ella en contra de mi voluntad.

-Queridos hermanos, hoy nos reunimos aquí en esta noche de luna llena para otorgar a Stiles el regalo que se merece- sentí como me subían la camiseta hasta quitarla, dejando mi delgado cuerpo al descubierto -Y ahora, nuestro hermano Javier se lo otorgará- mi respiración se volvió acelerada, temiendo lo que estaba a punto de ocurrir.

Hasta que ocurrió, sus gruesos y afilados colmillos se clavaron en mi abdomen con profundidad, bebiendo mi sangre hasta dejarme mareado. Poco a poco todo se nubló y las voces de los encapuchados se alejaron, sumergiéndome en la más absoluta oscuridad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top