Capítulo 19
En cuanto él salió por la puerta yo salí por la ventana y me encontré con alguien que me reprendió diciendo que las ventanas eran para mirar afuera, no para escaparse. Estiré mis labios en señal de sonrisa.
Con una inclinación de cabeza saludé y me fui de allí. Estaba segura que Unohana no me seguiría, pero aun así debía irme rápido, pues Toshiro podría alcanzarme.
O podría toparme con alguien que no me dejara avanzar, como los que estaban parados al otro lado de la esquina que casi doblé, pero que retrocedí antes de que me vieran.
—Lo lamento —susurré para mi padre y mi tío que quizá seguían buscándome, pues la noche anterior no había llegado a dormir a ninguna de sus casas.
Me adentré en el bosque y me preparé para enfrentar y dejar atrás parte de mi vida, una parte mentirosa y dolorosa que esperaba no me diera más problemas.
Cuando llegué a Las Noches no fui recibida por nadie. Nadie sabía que volvería así de pronto, así que nadie se apareció en la entrada del palacio. Llegué hasta una de las salas donde vi a Grimmjou recargado a un pilar mientras extendía sus piernas por la base de un enorme ventanal.
—Hola —saludé y se giró a verme.
Casi se cae. En serio que no estaba esperando que yo regresara pronto. Sonreí y de un brinco él llegó hasta mí a pesar de que la ventana era bastante alta.
—Que rápida —dijo divertido.
Yo si era rápida, pero no iba a lo que él esperaba.
—No tengo mucho tiempo —dije—, necesito que hablemos. ¿Puedes traer a Harribel?
Grimmjou me miró con enfado, pero aun así se encaminó a la puerta y yo me senté en uno de los sillones del enorme comedor.
Cuando los vi entrar al salón donde me encontraba un escalofrío recorrió mi espalda. Ellos habían sido mi familia en los últimos meses y, años atrás, fueron mis guardianes pues, aunque entonces no se codeaban conmigo, jamás me hicieron daño y no dejaron que nadie me lo hiciera.
—Hola Maya sama —dijo Harribel llegando hasta mí.
La saludé con una sonrisa y les invité a sentarse a mi lado, entonces respiré profundo para poder hablar con ellos y decir lo que tenía para decir.
»¿Sucede algo? —preguntó ella al ver que yo no me decidía a hablar.
Dije que no era tan fácil, realmente no lo era, pero, impaciente, Grimmjou también pidió que hablara de una vez, provocándome suspirar.
—No pelearé contra Sociedad de las Almas —solté justo como Grimmjou lo pedía y, justo como yo lo esperaba, ellos dos se sorprendieron sobremanera—. Ya no quiero vengar la muerte de Aizen —expliqué para los que solo siguieron mirándome como si escucharan las incomprensibles palabras de una loca. Y así me sentía, como una desequilibrada mujer hablando.
—¿Estás traicionándonos? —preguntó Harribel confundida.
Eso no era lo que intentaba hacer, pero no parecía otra cosa.
—No —aclaré, pero Grimmjou no me creyó.
—Claro que sí —dijo—, ¿vas a entregarnos a Sociedad de las almas? —cuestionó casi furioso.
Negué con la cabeza, eso era algo que ni siquiera pasó por mi mente.
—No Grimmjou, no los entregaré a nadie, pero tampoco les entregaré a ustedes Sociedad de las Almas, lo siento —me disculpé.
Sé lo que les había propuesto y prometido, pero estaba cansada de todo ese incordio, además ahora sabía que Sociedad de las Almas era el sitio para mí.
—¿Qué diablos significa eso? —gritó el de cabellos verdes, él parecía no entender mi postura.
Y no es que no lo entendiera yo a él, pero aún si no lo entendían yo necesitaba alejarme.
—Estoy cansada —expliqué—, no quiero seguir, no quiero una venganza sin sentido.
—Ellos nos destruyeron —alegó Grimmjou—, ellos acabaron con nuestro sueño, con el sueño de Aizen, ellos mataron a Aizen.
—¡Aizen mató a mi mamá! —exploté—, ¡fue él quien la mató y quería matarme también! Solo estaba utilizándome, me estaba utilizando —lloré al recordar el dolor que la traición de Aizen me provocaba.
»Lo amé mucho pero me siento traicionada, no llevaré a cabo su estúpida venganza pero tampoco les haré daño a ustedes. Aunque tampoco les ayudaré —dije mirándolo con los ojos llenos de lágrimas.
Ambos me miraban confundidos, así que, sin realmente esperar que lo entendieran, expliqué un poco más.
»Soy una shinigami, Sociedad e las Almas es mi hogar, no puedo hacerles daño, pero ustedes fueron mi familia. Yo los apreció en serio y les agradezco todo lo que hicieron por mí, no les haré daño tampoco... yo no puedo evitar estar en medio de todo, pero no quiero más, tenía que elegir y elijo vivir con ellos, pero no estoy en su contra... maldición, esto es jodidamente complicado pero es cierto —Respiré profundo para poder continuar—. Viviré allá y no diré nada de ustedes. Ustedes pueden seguir con lo que hacían o pueden hacer cosas nuevas, ese no es mi asunto.
—¿Crees que creeremos que no nos harás daño? —preguntó Grimmjou fulminándome con la mirada.
—No tienes que creerme —dije. Yo no podía pedirles que confiaran en mí—, pero te aseguro que te respeto demasiado como para hacerte mal... la próxima vez que nos veamos solo me haré a un lado —aseguré.
Pero eso no era lo que él quería y me lo hizo saber.
—La próxima vez que nos veamos seremos enemigos —proclamó largándose de allí con Harribel tras de sí.
Continúa...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top