Capítulo 14

Ese lugar era increíble. Increíblemente espacioso, increíblemente luminoso, increíblemente ordenado e increíblemente sucio. Parecía que nadie había estado allí por años enteros.

Comencé a revisar algunas cosas, aunque todo por encima. Todo estaba tan ordenado que no me atrevía a mover las cosas de su sitio. Pero debí tomar valor, pues encontrar lo que necesitaba requería de que yo buscara.

Comencé a revisar cajones y archiveros, también los libros de algunas repisas y encontré todo lo que Grimmjou y Harribel habían solicitado: Mapas y organigramas de los escuadrones del Gotei 13. Un puño de cosas que Aizen no necesitó llevarse pues los tenía en su cabeza, pero el resto de nosotros sí que los necesitábamos.

El tiempo se pasó sin que me diera cuenta, estaba absorta en lo que iba encontrando y no necesitaba preocuparme por el tiempo, nadie sabía que estaba allí. Seguro que después de dos meses nadie debería estar preocupado por mí o esperando encontrarme en Sociedad de las almas.

Entre todo lo que recopilé y leí pude entender algunas cosas, cosas como que se requería la energía espiritual de toda Karakura Town para abrir el portal y que se necesitaba el sacrificio de alguien. 

Al parecer, el final de todo era matar a alguien y, como Aizen no se tentaría el corazón para matar a quien fuese con tal de lograr sus objetivos,  no presté atención a los "requerimientos especiales" en esa hoja.

Guardé la compilación de papeles en un cajón y estirándome al cielo decidí dejarlo por ese día. Ya había leído mucho, estaba exhausta y demasiado hambrienta, necesitaba dejarlo por un rato.

Segundo reto: buscar alimento sin que nadie me viera... «Misión imposible».

Pensé que mejor sería seguir buscando información, rescatarla y largarme a algún suburbio donde no me conocieran, pero con el hambre que tenía no podría hacer eso. 

Estuve caminando por un tiempo intentando encontrar un lugar donde comer y lo único que encontré fue a alguien que me dio mucho gusto ver.

—¿Maya? 

El incrédulo cuestionamiento del chico pelirrojo al que le regalé una sonrisa.

—Hola Renji —dije feliz de ver a alguien que pudiese llevarme a comer a algún lado—. Estoy perdida —informé.

—Llevas pérdida dos meses —señaló bastante molesto, yo solo fruncí los hombros y le sonreí.

—¿Me llevas a comer? —pregunté esperanzada en tener algo de alimento pronto. 

Pero Renji no parecía tan relajado al respecto de haberme encontrado.

—Al único lugar donde voy a llevarte es con el capitán Kuchiki —anunció cortándome la respiración. 

Escuchar eso me dio dolor de estómago, aunque podría ser que fuera tanta hambre lo que me dolía.

—No me importará si tiene comida —dije con una sonrisa nerviosa y Renji movió la cabeza en negativa, parecía un poco menos molesto.

Fuimos a comer algo, pero no a la casa Kuchiki, al parecer primero disfrutaría solo de mi compañía.

—¿Dónde estabas? —preguntó él y yo me atraganté con su pregunta. 

En realidad me atraganté con la comida, pero fue por su pregunta.

—¿Tiene importancia? —pregunté intentando evadir la respuesta, cosa que él no me permitiría.

—La tiene —dijo—, te buscamos por todas partes. 

Yo creía que eso no era cierto, ellos no pudieron buscarme por todas partes, después de todo, tal como le dije: —De ser así me habrían encontrado, ¿no? 

Renji entrecerró los ojos y me miró con enfado obligándome a hablar, pero no por ello a decir la verdad.

—Estuve en algunas partes, por aquí y por allá y por acullá —dije burlona a uno que no parecía divertido—. Quita tu cara de amargado —suspiré—, me arruinas la comida.

Él también suspiró.

—¿Sabes cómo están el capitán Kuchiki y el capitán Ukitake? —preguntó. 

Claro que lo sabía, deberían estar preocupados y furiosos, quizá más furiosos que preocupados.

—Renji, eso fue mucho más de lo que podía cargar, necesitaba asimilar algunas cosas, necesitaba pensar en otras y necesitaba estar sola, no pueden culparme por largarme —expliqué. 

Pero él no parecía estar de acuerdo conmigo.

—Pero te largaste sin decir a donde —dijo. 

Claro que lo hice, no podía decirles. Ya me veo «Oye señor que acabo de descubrir es mi padre, iré un tiempo a hueco mundo a planear mi venganza contra ustedes por asesinar a Aizen» No hubiera funcionado.

—Eso ya no importa —dije restándole importancia—, ¿cuál de los capitanes mencionados está menos molesto? —pregunté—, iré a hablar con el que no quiera matarme. 

—Los dos estamos demasiado furiosos —dijo una voz muy familiar detrás de mí.

Me atraganté ahora con aire.


Continúa...


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top