Capítulo 1

Vivimos en un mundo donde el amor no existe pero, irónicamente, el desamor está por todas partes. Las calles, inundadas de hermosas flores, son el camino de todos aquellos con el corazón roto. El suelo siempre está húmedo por las lágrimas dolorosas de aquellos que fueron rechazados. Se respira tristeza, la gente no sonríe, no ríe... no ama. Es común ir por la banqueta pisando rosas, lirios, tulipanes, todo tipo de flores que lejos de parecer hermosas, son señales de que la muerte está entre nosotros.

La gente cuenta que hace mucho, mucho tiempo, las personas podían enamorarse una y otra vez de distintas personas sin correr el riesgo de morir en el intento. Era normal sufrir por amor, era normal llorar porque sabías que con el paso del tiempo, tus heridas sanarían. Tal vez por eso las personas lo hacían, porque era fácil, a pesar del dolor, sufrir significaba continuar. Un día todo cambió. Se esparció como una plaga por el mundo. Nadie sabe cómo, por qué o donde comenzó, sólo sabemos que hubo un tiempo cuando las cosas no eran así. Las personas con el corazón roto comenzaron a enfermar. De pronto, el amor se convirtió en una hermosa sentencia de muerte.

Pero el problema en sí, no es amar, hacerlo no ha perdido su belleza. El problema es no ser amado por la persona que amas. Es entonces cuando el dolor del rechazo te consume el alma y el amor que sientes, en lugar de salir y vivir y reconfortar a la otra persona, se queda dentro de ti, se encierra, y florece hasta que no hay más espacio en tu cuerpo para él. Lo único que queda después del rechazo es el dolor y una muerte lenta.

Es triste, tener tanto amor para dar y no poder entregarlo. ¿Cómo es que un sentimiento hermoso puede ser letal? Pienso mucho en el amor, a diferencia de muchas personas que prefieren evitar el tema a toda costa. No se lo digo a nadie pero, la idea de enamorarme de alguien y llegar a sentir tanto por esa persona que me consuma, me emociona, me intriga y sé, que no me molestaría morir en nombre de ese amor.

-¡Jimin!

Levanté la mirada hacia el chico alto de cabello cobrizo que me estaba gritando y parpadeé varias veces para salir de mi ensoñación.

-Otra vez te quedaste dormido.

Era Jin, mi mejor amigo desde la primaria. No quedamos en la misma clase juntos pero eso no fue suficiente para distanciarnos. Claro, no lo veía tan seguido como antes y ya teníamos otros amigos pero no importaba porque siempre que podíamos, no reuníamos.

-No dormía, pensaba. Deberías intentarlo alguna vez.

Me levanté y busqué mi dinero dentro de la mochila. Me perdí tanto dentro de mis pensamientos que no me di cuenta que la clase había terminado. Debía apurarme si quería conseguir algo en la cafetería y tener algo de tiempo para comer antes de la siguiente clase.

—Vamos, tengo hambre.

—Ojalá encontremos algo. Todo lo bueno se termina demasiado rápido.

Salimos del salón e hicimos nuestro camino a la cafetería. Me pregunté si Jin se enojaría conmigo por mis ansias de enamorarme. No es que hubiera alguien que me gustara o que me llamara la atención pero podía pasar y yo... no, eso no puede pasar. Pero es difícil, es imposible controlar si alguien te va a gustar o no ¡o si te enamorarás de alguien! Esas cosas no se deciden, solo pasan y yo quiero que me pasen... quiero sentir algo. Al final del día, soy un adolescente, todos lo somos y aunque muchos prefieren evitar el tema, la verdad es que no es tan raro ver parejas tonteando por la escuela. No se enamoran, sólo se involucran lo suficiente para satisfacer algunas necesidades físicas y mentales.

—Sabes —comenzó Jin —hoy el profesor de ciencias me puso en equipo con Jungkook.

— ¿Quién?

—Jungkook, te he hablado de él.

Intenté hacer memoria pero la verdad es que no lo recordaba. Estos días paso mucho tiempo dentro de mi mente. Un día es lunes y cuando me doy cuenta ya es viernes y lo único que he hecho en toda la semana es imaginar fantasías.

—El tipo más guapo de mi clase, el de la mirada muerta.

¡Oh! Ese chico. Si lo recordaba, no sólo porque Jin llevaba hablando de él desde que las clases comenzaron; todos hablaban sobre él, era el tema más intrigante de todas las clases de primer año.

— ¿Y? cuéntame más.

— ¡Ja! Sabía que querrías saber. Pues mira, es extremadamente guapo y atractivo y eso de que su mirada asusta es puro cuento. Sí, es muy serio y parece que mira a la nada pero en realidad es algo enternecedor o tal vez triste, no sabría describirlo.

—Jin, ¿te gusta? –pregunté con algo de miedo. Sí, amaba la idea del amor pero no amaba que mi mejor amigo fuera a morir por enamorarse de un chico que claramente no sentía nada. No por nada decían que ese chico estaba más muerto que vivo.

—Claro que me gusta —admitió sin miedo. —Es muy guapo e interesante. Además es amable. Yo pensé que sería alguien grosero y aburrido pero no lo es.

A Jin le gustaba un chico. No podía creerlo. Hace un año creí que me podía gustar alguien y él se molestó muchísimo, tanto que lo golpeó y después a mí. Me advirtió que el amor no era para nosotros porque debíamos vivir muchos años. Sabía que Jin odiaba la idea del amor porque cuando su padre se enamoró de otra mujer, su madre enfermó. Aún no... aún no moría, su mamá era muy fuerte y se aferraba a la vida por Jin, pero la verdad era que estaba muy grave, cada vez peor.

—Pero...

Volteó a verme para prestar completa atención a lo que tenía que decir. Su mirada fue tan ilusionada y alegre que no tuve el valor para recordarle por qué odiaba todo lo que tuviera que ver con enamorarse, no tenía caso quitarle la alegría que por tanto tiempo encerró dentro de sí mismo.

—Nada —sonreí y miré al frente. —tengo que ver a ese chico para determinar si es bueno para ti.

No podía ser tan malo. Si mi mejor amigo era feliz, yo era feliz y si ese chico lo sacaría de su depresión y le quitaría el odio que guardaba en su corazón, yo los ayudaría en todo lo que pudiera. Aunque... sentía un poco de envidia por verlo tan ilusionado. ¿Por qué yo no podía ilusionarme así de alguien? Es como si el amor se negara a tocar mi puerta ¡mi puerta! Probablemente soy el único chico que está deseando enamorarse de alguien sin tener miedo a ser rechazado.

—Te lo presentaré pronto, solo necesito acercarme más a él.

Al final no conseguimos comprar muchas cosas. Cómo la mayoría de la comida se hacía al día, se acaba muy rápido. Sólo conseguí un jugo y algunos dulces. Quise comprarle algo a Jin pero él no desayunaba, eran extraños los días que traía algún almuerzo o se compraba algo. Prefería llegar a su casa y comer lo que hiciera su mamá.

Estuvimos un rato en el patio trasero platicando sobre los exámenes que se venían antes de las vacaciones de verano. Yo tenía que ponerme a estudiar como loco porque aunque era inteligente, me consideraba una persona muy distraída y eso me afectaba, por eso estudiaba muchísimo antes de los exámenes. Por el contrario, Jin siempre estaba concentrado, era medio bobo y bromista pero nunca fallaba en sus calificaciones. En realidad, no podía fallar, tenía tantas becas en juego que una mala calificación lo arruinaría económicamente. Sin el apoyo de su padre y su mamá sin poder trabajar, él debía mantener su casa y las becas eran de gran ayuda, eso y su trabajo de medio tiempo.

Casi al final del receso, llegaron algunos chicos de la clase de Jin y comenzaron a bromear con él. No me sentí muy cómodo porque no los conocía. Ellos intentaban incluirme en la conversación pero simplemente no era mi ambiente; preferí regresar a mi salón. Estaba preocupado y al mismo tiempo estaba contento. Jin por fin comenzaba a salir de su lugar oscuro pero un paso en falso y su destino sería el mismo que el de su madre. Quién sabe si a este chico le gustaba Jin, nadie sabía mucho sobre él, tenía unos meses que lo habían transferido.

— ¡Ay Jin! —suspiré y apreté el puente de mi nariz. —Vivo preocupado... —Alguien me golpeó el hombro al pasar junto a mí —por ti —terminé de decir.

Era un tipo alto y de cabello oscuro, anormalmente oscuro. Su cabello era un poco largo, lo suficiente para rozarle los pómulos; era algo ondulado y daba una sensación de rebeldía o tal vez descuido, no sabría decirlo en este momento.

—Lo siento —, Murmuró. — ¿Estás bien?

Asentí. Estaba bien, apenas me había golpeado pero lo que no estaba bien era lo que estaba viendo y la forma en la que me estaba sintiendo. Mi corazón latía dentro de mí pecho por primera vez en mi vida; un cosquilleo me recorrió desde la punta de los dedos de mi mano hasta mi cuello y mi rostro se puso caliente. Sabía quién era, nunca lo había visto en la escuela pero era imposible no saber quién estaba parado frente a mí.

No pude hacer mucho. Me limité a hacer una mueca y salir casi corriendo del lugar. En mi camino al patio escuché a los profesores pidiendo a los estudiantes que volvieran a sus salones pero no podía, no en ese momento. Necesitaba respirar aire fresco y comprender lo que me sucedía. Llegué a una jardinera y me senté. Tuve que concentrarme en respirar adecuadamente y analizar la situación o perdería la cabeza.

Era Jeon Jungkook de la clase 1-4, la misma que Jin. Para ser más específico, era el chico que le gustaba a mi mejor amigo ¡el primer chico que le gustaba! y yo había sentido... no, eso no puede ser, lo que sentí fue un mareo por el golpe pero... apenas me tocó, no me golpeó tan fuerte, o tal vez sí y no lo recuerdo bien. ¡Ah! Pasé desesperado las manos por mi cabello.

—Esto no me está sucediendo a mí. 

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