Capítulo 12: La gran cena.

Karoline.

Me ducho rápidamente y me coloco el hermoso vestido que Adam compró para mí.

«Adam compró un vestido para mí»

Suspiro al oler mi perfume. Sin querer le estoy dando demasiada importancia a esto, quizá no debí arreglarme tanto.

—Hey, disculpa la tardanza, estaba...

No dejo que termine de hablar: —No, déjalo.

Aunque la verdad estaba un poco molesta porque había tardado lo suficiente como para llegar a convencerme de que no llegaría.

Sonrío con timidez en cuanto Adam hace una mueca y su rostro cambia al detallarme.

—Siempre luces hermosa.

—Gracias.

El hecho de que Adam tenga este tipo de detalles conmigo me hace sentir...

«Especial.»

Es el primer hombre que hace esto y tal vez no quiera involucrarme tanto pero ¡Vamos! ¡Es Adam Levine!

—No vamos a salir porque, sabes que la prensa pueden pensar que tú y yoo... —Baja un poco la mirada y la levanta con una sonrisa pícara —Lo sabemos.

—Te entiendo pero... ¿ A dónde vamos?

Adam con una sonrisa me extiende su mano y yo la tomo con decisión.

—Cenaremos aquí —Responde él.

—De acuerdo.

Inhalo al sentir cómo coloca sus manos en mi espalda baja y las cosquillas se hacen presentes; sin embargo los sentimientos no me detienen, pues me dejo llevar a un salón de fiestas en dónde todo está completamente hermoso.

—Vaya —Sonrío.

Hay un gran adorno de rosas rojas en una mesa al final del pasillo y una pequeña orquesta de música clásica ya está comenzando a tocar.

Suspiro.

«Lo detesto»

Adam aparta una silla y su acción me deja más que sorprendida:  —Puedes sentarte —Susurra.

—Bien, señor Levine —Digo tomando asiento, sintiendo mi corazón bombear mucha sangre.

—¿Te gusta el lugar?

—Sí, todo está grandioso —Considero —No te hubieras molestado en comprar rosas, más el vestido y tú, de verdad...

—No es nada... —Me interrumpe tomando mi mano, mi piel se eriza y con la misma rapidez me aparto de su toque.

—De verdad siento mucho haber llegado tarde, la otra noche comentaste que odias esperar y no es mi objetivo hacerte enojar.

—No te preocupes, Adam, no eres Leonardo Da Vinci.

—¿Perdón? —Suelta una carcajada que me contagia —¿Así cómo?

—Si fueras él, le hubiera tomado importancia —Respondo, y para distraerme mi mirada se desvía a la orquesta.

—Pues, dulzura, siento mucho no haber muerto hace más de quinientos años.

—Oye tú... ¿Crees en la reencarnación? —Inquiero, pues es lo primero que pienso.

Él solo sonríe tiernamente y responde: —Nunca me lo habían preguntado —Sonrío y él toma agua rápidamente —Sí, podría creer en ello, ¿Y tú?

—No lo sé, es sólo que siempre he tenido esa curiosidad —Adam afinca sus codos en la mesa y se acerca más a mi —¿A dónde vamos después de morir? ¿Irán nuestras almas a otros cuerpos?

—Si es así pues... Me gustaría ser el próximo Mike Jagger —Ambos reímos y un chico comienza a servir la comida —Aunque... —Adam deja de sonreír y calla, su rostro cambia y me preocupo.

—¿Te sientes bien?

—Siempre quise jugar baloncesto, de niño era mi sueño, hoy en día es un hobbie que no llevo mucho a cabo —Confiesa y sonrío, pues esta clase de charlas me hacen odiarlo menos.

«¿Lo sigo odiando?»

—¿Y tú?

—Estudiar para ser arquitecta siempre ha sido mi sueño —Expreso —Por eso es tan importante para mi el dinero para comprar todo lo que necesito.

—Me gustaría ver tu trabajo —Dice regalandome un guiño que sé que me hizo sonrojar.

«La verdad no sé el momento exacto en el que bajé tanto mi guardia con él»

Suspiro muy bajo por milésima vez en el día. La cantidad de suspiros que me ha provocado en todos días han sido más de los que seguramente Alex me ha provocado.

«Alex... Lo había olvidado»

—Y dime, Karoline, ¿qué has sabido de tu cretino amigo?

—Casi nada... —Mi corazón se estruja al momento en que la pasta boloña llena mi boca, mastico y trago  —Se va a casar...

«Anillo, boda, sonrisa eterna. Hasta que la muerte nos separe... ¿Eso es lo que siempre he querido con él? »

—¿No te molesta?.

Respiro profundo: —Sí y no, la verdad es que me agrada que él sea feliz pero lo que me molesta es que... Que no lo sea conmigo.

—Tú no estás enamorada de él —Opina, con total seguridad.

Río. Realmente no sabe lo que dice. No lo hace...

—A ver, Levine ¿Por qué lo dices?

—Yo, sé que no soy perfecto —Sonríe y come —pero soy bueno en algo...

—¿Uhm? A parte de tener voz de ardilla bebé, ¿qué mas? —Y mi tono de voz me lleva al momento en que me irritaba por completo.

—Soy bueno haciendo que las personas sean sinceras, sé cuando alguien dice la verdad y en la fiesta en mi casa lo eras, ahora no ¿Te pasa algo? —Inquiere, yo bajo la mirada y sigo comiendo —Nunca has tenido a un chico con el cual puedas tener una relación que no se base en amistad —Mi corazón late muy fuerte —Pienso que no estás enamorada de él porque él nunca intentó enamorarte, y para enamorarte se necesitan una gran cantidad de sentimientos mutuos. Así que... ¿Realmente estás enamorada?

—No pasa nada —Digo con una sonrisa tratando de no caer en mis pensamientos, y por lo mismo decido ignorar la última línea y responder la primera —Es solo que estoy decepcionada de toda la situación —Respondo. Mi voz está temblando, pues cuando Adam sonríe, toma mi mano y la acaricia —He tenido otros chicos, no lo suficientemente serios como para enamorarme, me terminaban decepcionando, y él... Era perfecto.

—Es tu mejor amigo, todos son perfectos —Comenta y con esto recién caigo en cuenta de lo que está ocurriendo.

—¿Cómo es que hiciste eso?

Adam toma algo de vino: —Te he observado y escuchado, desde siempre, es sólo que lo mío me parecía más importante —Mi corazón da un vuelco —¿Te digo algo? creo que tuviste un cambio hormonal, espiritual o de personalidad porque ya no te brillan los ojos al hablar de él, tal vez sea por la decepción pero... Sé que es loco pero, Karoline, cuando estás conmigo eso pasa.

Mi piel se pone de gallina y el silencio me hace pensar.

«¿Es cierto eso?  No es posible que sienta algo serio por Adam»

—Eso, querido señor Levine, no es posible —Digo asegurandome de que mi tono de voz suene indiferente.

—No es mi intención hacerte dudar respecto a lo que sientes hacia él.

—¡Ah! ¿Qué insinúas? ¿Quién crees que eres para hacer semejante comentario? yo... amo a Alex —Siento una punzada en el pecho —¿está claro?

Él sonríe de medio lado y alza las manos en son de paz, mientras que yo solo me quedo callada, pues.. ¿y si Adam tiene razón? ¿y si me siento atraída hacia él? ¿y si pierdo mis sentimientos por Alex? Todo se ve y siente muy confuso, pero lo único estable, o mejor dicho, seguro, es que Adam y yo no podemos sentir más que cariño el uno por el otro. No podría manejar la situación jamás.

—Estás mintiendo, pero si quieres toma tú tiempo y piensa...

«¡¿Qué dijo?!»

—No necesito más tiempo, amo a Alex y te odio a ti, así de simple —Digo, sintiendo la furia en mi cuerpo.

—¿Y por qué sigues hablando conmigo? —Cuestiona acercando su rostro —¿Por qué te brillan los ojos cuando me acerco a ti? ¿Por qué te acabas de sonrojar?

Mi corazón sufre un ataque cardíaco leve.

—Por favor Adam, ya basta... —Le pido, porque es cierto, me he sonrojado con tan solo pensar en lo que siento por él.

Inhalo tratando de controlarme y miro hacia otro lado. No cruzamos palabra mientras terminamos de comer, y luego entre mucho silencio subimos al ascensor.

—Te dejaré en paz señorita irritante, no seguiré molestándote —Manifiesta, con la mirada perdida en otro lugar.

Suspiro.

—Espera —Detengo el ascensor al llegar a mi piso —¿Por qué fue la cena? —Adam pasa su mano por detrás de su cuello y sonríe —Vamos Adam, por amor a dios dime... —Pero en vista de que no le veo intenciones de responder me doy media vuelta y escucho las puertas del ascensor cerrarse.

Mi corazón recibe otra punzada.

—Karoline, ya no te escondas más, sé que sientes algo por mi, y no es odio...

💕💕💕💕💕

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top