023. Someone To Stay.

  ❝You've been fighting the memory, all on your own, nothing worsens, nothing grows, I know how it feels being by yourself in the rain, we all need someone to stay, we all need someone to stay❞


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Estabas sola, dejada de lado, en el frio; aferrada a las ruinas de tu hogar roto. 

  Cuando ya todos estuvieron en el camarín, ya con ropa más cómoda, mientras los padres llevaban todo el equipaje al autobús y Evie estaba terminando de quitarse el maquillaje; lejos de los demás, perdida en sus pensamientos.

Demasiado perdida y herida para soportar la carga de tu propio peso. 

Los niños estaban muy ocupados, divirtiéndose al ver cómo Dude lucía su chaqueta de Lost Hope y hacía trucos que Uma y Carlos le habían enseñado, haciendo bromas sobre cómo podrían incluirlo en alguna coreografía.

Todos necesitamos a alguien para abrazar.

  La chica de cabello morado se acercó a su mejor amiga, quien no había emitido palabra desde que habían regresado al camarín, hace poco más de una hora.

Has estado luchando contra tu propia memoria, por tu cuenta.

— ¿Este asiento está libre? —Quiso saber la Princesa del Inframundo, por pura cortesía, esperando una respuesta que jamás llegó; así que tomó asiento a su lado. —Tengo algo que te va a subir el animo, E. —Dijo, usando su magia para hacer aparecer una botella de jugo de arándanos que colocó sobre la mesa.

Nada empeora, nada crece. 

—Gracias, M. —Susurró la princesa malvada, comenzando a guardar sus cosas de maquillaje en un porta maquillaje que había traído, apenas y prestándole atención a la VK. — ¿Eso es todo? —Cuestionó al ver que la ojiverde parecía no tener intenciones de marcharse.

Sé como se siente estar sola en la lluvia.

—Claro que no. —Replicó la hija de Maléfica, negando con la cabeza rápidamente. —Tu y yo tenemos que hablar. —Exclamó, seria.

Todos necesitamos a alguien para que se quede.

Evie bufó. Sabía que, tarde o temprano, aquel momento llegaría.

Todos necesitamos a alguien que se quede.

—Bien. —Accedió la chica de cabello azul de mala gana, mirando al resto del grupo por el reflejo del espejo. —Pero... ¿podemos hacerlo afuera? No quiero que... —Rogó en un tono de voz más bajo, pero la otra VK ni siquiera esperó a que ella terminara la frase, simplemente asintió con la cabeza. La descendiente de Regina guardó la botella de jugo en su mochila de mano antes de que ambas se levantaran con la intención de abandonar el camarín sin que nadie se diera cuenta, pero aquel plan no les funcionó, ya que Dude comenzó a ladrar, corriendo hacia la puerta e interponiéndose en su camino mientras Carlos arrojaba una pelota hacia el picaporte; logrando cerrar la puerta.

—No. —Se opuso el descendiente de Cruella.

— ¿No? —Se atrevió a preguntar Evie, girándose junto a la otra VK para enfrentar a su mejor amigo y tomando la mano de la Princesa del Inframundo, entrelazando sus dedos.

—No. —Repitió el pecoso.

—Tenemos que hablar en privado. Es una charla de chicas. —Intervino Mal.

—Ustedes siempre se están juntando, susurrando sus cosas de charlas de chicas, reuniéndose sin nosotros para aprender lenguajes de señas y haciéndonos a un lado; intencionalmente o no. —Les echó en cara el menor de los core four, observando de reojo al ladrón del grupo. —Jay y yo estamos cansados de eso.

—Yo no. —Replicó el hijo de Jafar, levantando la mano. La primogénita de Úrsula le dio un codazo para que se callara, no estaba ayudando. — ¡Hija de...!

—Vocabulario, animal. —Lo reprendió Uma, dándole otro codazo. —Hay niños presentes. —Le recordó.

—También somos su familia. —Prosiguió De Vil. —Hemos pasado por muchas cosas juntos, no vamos a detener eso ahora. ¿Ok? —Añadió, Mal asintió con la cabeza, igual que la princesa malvada.

— ¿Acaba de prohibir las charlas de chicas para siempre? —Le susurró Harper a Freddie, quien se encogió de hombros. — ¿Y cómo vamos a hablar de Hel...? —Quiso saber, pero la morena le pisó el pie con fuerza para que cerrara la boca.

—Yo lo apoyo, como el único mini bailarín que soy. —Opino Hadie, levantando la mano.

—No las estoy prohibiendo. Les estoy... cambiando de nombre, ya que este equipo no solo está conformado por mujeres, ahora tendremos charlas de equipo. —Aclaró el dueño de Dude. —Siéntense todos. —Les pidió, tomando asiento en el suelo, el cachorro no tardó en ir a sentarse a su lado; recibiendo unas caricias en la cabeza por ser obediente.

  Las chicas intercambiaron miradas con la pirata, luego con Jay, quien parecía el más calmado.

—Vamos. —Los alentó el chico de cabello blanco y negro. —También ustedes, mini VKs. —Añadió, haciéndoles señas a los demás, así que poco a poco todos tomaron asiento en el suelo; formando una pequeña ronda.

—No sé como comenzar una charla de chicas. —Murmuró el hermano de Mal, rascándose la nuca y mirando a los chicos que lo acompañaban.

— ¿Qué onda? —Improvisó el hijo de Jafar, encogiéndose de hombros. La primogénita de Hades no pudo evitar soltar una risita.

—Pasó... algo en el backstage. —Admitió Dizzy, cruzándose de brazos. Todos la miraron, esperando a que continuara. —Cuando llegamos, las insoportables de Royalton nos mostraron un video de Evie en Broadway. Resulta que la echaron por ser un desastre.

— ¡Que no fue por eso! —Gruñó la descendiente de Regina. —Que la vieja sea una torpe no es mi culpa. —Protestó, indignada.

—Buen punto. —Concordó Audrey. —De hecho, yo usé la limusina para llegar a la audición, ella tuvo que tomarse un taxi porque todos los demás autos están siendo reparados; así que en parte fue mi culpa... pero ella usó la primera excusa que se le ocurrió para despedirte; E. No quiere VKs en su show, lo cual es una estupidez.

—Entonces no volviste a la Isla porque Regina estaba enferma. —Señaló Uma, soltando un suspiro. —Solo necesitabas escapar de tu vida imperfecta.

Te escucho llorando, cayendo sola.

—De hecho... me echaron de mi departamento en la residencia. El castillo en el que estuvimos cuando llegamos me lo dio Aud. —Susurró la princesa malvada con pena, bajando la mirada. —Soy un desastre. O sea, no hago más que mentirles a todos ustedes desde que regresé a casa solo porque no quería que me vieran como una perdedora, pero ya no tengo idea de cómo mantener el acto. —Sollozó, Mal colocó una mano sobre su hombro como muestra de apoyo.

Estás preguntando: "¿Me arreglaras? ¿Me mostrarás que hay esperanza?"

—Entonces no lo hagas. —Contestó Carlos, como si eso fuera lo más simple del mundo.

Al final del día, estabas indefensa.

—Y, para que sepas, no eres una perdedora. —Replicó Ginny, negando con la cabeza.

¿Puedes mantenerme cerca? ¿Puedes amarme más?

—Tal vez seas un desastre, y una mentirosa. —Exclamó Harper.

Bebiste y lo confesaste todo.

—Pero todos nosotros lo somos. —Les recordó Hadie, su hermana menor comenzó a hacer señas que él no tardó en interpretar. —Así nos criaron.

Y nada se siente como las cosas que tenias.

—No tenemos que encajar aquí. —Añadió Freddie, negando con la cabeza lentamente. —Representamos a la Isla, y no habríamos llegado hasta aquí si tú no nos hubieras obligado a tomarnos esto en serio.

Así que apaga tus miedos. 

—Mira, claramente ahora tú eres la que tiene aversión a la humillación, lo entendemos; pero no puede ser tan difícil. —Comentó Celia. —Ahora trágate los mocos, deja de llorar como perdedora y sal ahí afuera o voy a vomitar encima de esa chaqueta, dentro de tu mochila de mano y en tu equipaje. —Ordenó, seria.

¿Por qué no los dejas ir?

— ¿Esa es tu charla motivadora? —Le susurró la primogénita de Úrsula, frunciendo su ceño.

—Madura y regresemos a casa para poder ensayar. —Le siguió la corriente Ula. — ¿Eres bailarina o una princesita primorosa que se queja si se le rompen las uñas?

—Ok, entiendo su punto. Y se supone que soy una bailarina profesional, no una profesora de baile. —Intervino Evie, limpiándose las lágrimas y tomando la mano de Mal. —Siempre vamos a ser los chicos de la Isla. Intenté olvidarlo, realmente lo intenté, pero... esas son nuestras raíces. Y todos hicimos lo que teníamos que hacer para sobrevivir, tanto en la Isla como en esta competencia, eso nos hizo ser quienes somos. Y nunca vamos a ser como cualquier persona de aquí. Y eso está bien. Está bien.

—Y no podemos fingir. —Añadió Carlos.

—No. —Le dio la razón la princesa malvada, negando con la cabeza.

—Podemos hacer esto... —Puntualizó Jay, todos lo miraron. —...si nos mantenemos unidos.

—Perder no es una opción... —Dijo Mal, seria. —...porque somos malos...

—De corazón. —Respondieron todos en el camarín, para luego unirse en un abrazo grupal.

Estaba decidido, regresarían a la Isla y se esforzarían hasta convertirse en ganadores. 

Todos necesitamos a alguien que se quede.

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