019. I'm Gonna Do My Thing.

❝Go left, left, left, left, that's right, that's right, repeat it, uh-huh, I'm gonna do my thing, gonna do my thing, gonna do my thing

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—Cuando lleguemos a Auradon, tienes que probar el helado. —Le dijo Evie a Dizzy, quien la miró con emoción. 

— ¿E ir a nadar? —Sugirió la descendiente de Drizella. 

Lo quiero.

—Puedo llevarte al Lago Encantado. —Propuso la princesa malvada, ambas chillaron de emoción. —Pero primero, dejaremos todas nuestras pertenencias en mi... hogar.

Lo quiero.

— ¡No puedo creer que voy a vivir contigo en tu propio castillo! —Exclamó la pelirroja, señalándose a si misma. La chica de cabello azul la observó, ladeando la cabeza, no podía decirle que la habían echado de la residencia y había tenido que pedirle a su amiga –que en efecto era la reina de Auradon– que le prestara un castillo en el que pudiera quedarse con sus alumnas y sus familiares por el tiempo que durara la competencia; por lo tanto la adolescente hizo un gesto con su mano para restarle importancia al asunto.

—Solo es un castillo pequeño, por algo se empieza. —Replicó Evie, soltando una risita nerviosa.

Lo necesito.

 Por otro lado, Carlos sacó varios muffins de su chaqueta, para entregarle uno al hijo de Jafar y otro a Hadie.

—Ten. —Le dijo el chico de cabello blanco y negro al hermanito de Mal, quien lo tomó con confusión. —Anda, pruébalo. Confía en mi. —Lo alentó, el pequeño le dio un mordisco, al igual que Jay. 

 Ambos lo observaron con una expresión repleta de sorpresa.

 —Lo sé. —Dijo De Vil, asintiendo con la cabeza, pasando una mano por encima del hombro del joven ladrón y dándole varias palmadas suaves. —Disfrútenlos, son para ustedes, tengo más. 

Lo necesito.

 Y mientras Freddie y Celia se ofrecían para leerles las cartas de tarot a sus amigas, Cinder presionó el botón que abría la barrera mágica, traspasando la misma y haciendo que el puente se materializara a medida que el vehículo avanzaba por encima del agua.

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FINALES DEL CONDADO.

  Una vez que llegaron al reino de la segundas oportunidades, todos dejaron sus pertenencias en el castillo de Evie, pues aquel día lo tenían libre y los VKs habían decidido organizar un picnic en el lago encantado.

  Al día siguiente, era bastante temprano cuando tuvieron que subirse al autobús que los llevaría al lugar en donde se llevaría a cabo la primera competencia: Sherwood. 

  El grupo estaba en los camarines que les habían designado, las niñas mayores se maquillaban solas mientras que las más pequeñas necesitaban ayuda de los adultos para arreglarse.

Uma estaba rizando el cabello de Ula, quien estaba más dormida que despierta en su silla frente al tocador, del otro lado Evie le estaba aplicando rubor a Ari.

—Mírate. Arreglando graneros, arreglando cabello. —Dijo la princesa malvada, captando la atención de la hija de Úrsula, la primera soltó una risita; hasta que notó que el rizador estaba quemando el cabello de la niña. — ¡Uma! Ah, humo. Fuego. —Le advirtió, señalando el objeto.

La morena no tardó en apartar el rizador velozmente, solo para descubrir que le había quitado un mechón de cabello a su hermana, accidentalmente por supuesto. La pirata volvió a observar a Evie, quien se llevó el dedo a los labios.

— ¡Sh! —Le susurró la descendiente de Regina, la brujita del mar dejó el rizador en el tocador con brutalidad, aquel sonido hizo que la menor se sobresaltara.

— ¿Qué huele a quemado? —Inquirió la pequeña, confundida.

—Nada. Vuelve a dormir, Ula. —Le indicó su hermana mayor, mientras trataba de arreglar su cabello para que aquello no se notara, entonces madre Gothel entró al camerino; con cuatro frappuccinos.

—Okay. Nuestra categoría es la siguiente. Ya es hora de despertar, Bellas Durmientes. —Anunció la recién llegada, acercándose hacia donde se encontraba Ula para dejar un frappuccino delante de ella, luego caminó hacia donde estaba su descendiente para dejarle otro frappuccino delante de ella; quien estaba usando su muñeca voodoo como almohada, recostando su cabeza sobre su peluche favorito. Hadie estaba a su lado, haciéndole caricias en el cabello a una durmiente Helena mientras su hermana mayor la estaba tratando de maquillar. —Aquí tienen, es hora del yummy yummy, ¡es delicioso! Bebe por mami.

—Gothel, ¿qué es eso? —Quiso saber Evie.

—Moca helado con un toque extra de expreso. —Admitió la villana de Corona.

—Un toque extra de expreso. —Dijo la chica de cabello azul, mirándola con desaprobación.

—Sí. —Concordó madre Gothel, viendo como su hija bebía eso rápidamente, se acercó un poco a la VK adolescente. —No te preocupes, tengo pastillas para dormirlas para cuando regresemos a casa. Las harán caer inmediatamente. O sea, son para adultos, pero las rompo a la mitad y se las doy de todas maneras. —Habló en voz baja, señalándose la sien con una sonrisa perversa, era la mejor idea del mundo.

—Genial, no solo secuestras niñas, también las drogas. —Comentó Mal, negando con la cabeza levemente, luego suspiró. —Sabia es mamá.

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— ¡Por favor, aplaudan para la categoría de menores de siete años! ¡El estudio de baile Lost Hope, grupo de jazz! —Se oyó la voz del presentador, mientras Ula y Ari se encontraban en el escenario, dándole la espalda al público.

Agáchate, golpea el tambor y vamos a bailar a ese ritmo. 

En el backstage se encontraban Madre Gothel con una lista en sus manos, Ginny, Carlos –que estaba bebiendo uno de los frappuccinos–; Evie y Hadie. Los demás se encontraban en el público. La música comenzó a sonar y las menores empezaron a bailar, algo descordinadas porque las luces las cegaban.

Ahora mismo.

— ¡Lost Hope! —Gritó alguien del público, luego se oyeron silbidos, pero desde el escenario; las pequeñas bailarinas sentían que las estaban abucheando. Se detuvieron, quedándose paralizadas por el miedo.

Ve a la izquierda, izquierda, izquierda, izquierda.

—Bailen. Bailen. —Pidió Evie, el hermanito de Mal la observó.

Así es, así es.

Los jueces intercambiaron miradas, igual que las familias de las menores.

—Salten. —Murmuró Gothel, haciendo señas.

Repítanlo, uh-huh.

—Vamos, nenas. Ustedes pueden. Yo sé que pueden. —Dijo el hijo de Cruella.

—No puedo ver esto. —Se lamentó la princesa malvada, cerrando los ojos y negando con la cabeza, para luego volver a abrirlos; justo a tiempo para ver como Hadie corría hacia el escenario y se deslizaba por el suelo con estilo para luego levantarse, enseñando sus músculos. Evie sonrió, igual que Carlos, Mal y el Dios del Inframundo junto a Helena. El menor continuó haciendo la coreografía que las pequeñas bailarinas imitaron.

Voy a hacer lo mío, voy a hacer lo mío, voy a hacer lo mío.

— ¡Hadie! ¡Ese es mí hijo! —Gritó Hades, levantándose de su asiento igual que sus hijas.

Voy a hacer lo mío, voy a hacer lo mío, voy a hacer lo mío. 

— ¡Ese es mí hermano! —Alzó la voz la primogénita del Dios, mientras Helena aplaudía y Jay también gritaba por ella.

Voy a hacer lo mío, voy a hacer lo mío, voy a hacer lo mío. 

  Evie, Carlos, Madre Gothel y Ginny también comenzaron a gritar y a aplaudir desde el backstage; viéndolos bailar y hacer varias volteretas. El VK se arrodilló, llevándose una mano al mentón y guiñándole un ojo a los jueces, sonriéndoles de manera victoriosa mientras Ula y Ariana se colocaban detrás de él, chocando sus espaldas y cruzándose de brazos con poses de divas.

Voy a hacer lo mío, voy a hacer lo mío, voy a hacer lo mío. 

  El público enloqueció, pero especialmente los integrantes de Lost Hope, pues Hadie había salvado el día.

—Oh my gosh. —Dijo la descendiente de Regina, limpiándose las lagrimas de orgullo que caían por su rostro, con una sonrisa enorme.

Voy a hacer lo mío, voy a hacer lo mío, voy a hacer lo mío. 

  Regina guardó el primer trofeo que ellos ganaron en esa competencia, sabiendo que esto era solo el comienzo del éxito, pues habían calificado para ir hacia la siguiente etapa.

Voy a hacer lo mío, voy a hacer lo mío. 

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