018. Finally Free.

❝I got a spark in me, hands up if you can see, and you're a part of me, hands up if you're with me, now till eternity, hands up if you believe, been so long and now we're finally free❞

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  En la mañana del sábado, las hermanas Facilier entraron en la cocina de su hogar, encontrándose con su padre; sentado en la mesa y jugando con sus cartas.

—Adiós, papá. —Se despidió Celia, mientras Freddie abría la heladera y sacaba dos tuppers con comida.

Corazones en llamas.

—Esperen, ¿qué hacen levantadas tan temprano? —Cuestionó el Hombre Sombra, mientras sus dos hijas se acercaban hacia la mesa en la que tenían sus mochilas, guardando varios libros dentro de las mismas y tomando sus respectivas chaquetas.

No somos mentirosas.

— ¡Te lo dijimos! —Exclamó Freddie, colgándose su mochila. —Harper y nosotras planeamos una gran estafa que tenemos que preparar desde temprano.

Así que decimos lo que queremos decir.

—Cierto. Lo olvidé. —Concordó el villano. —Hoy me encargaré del arcade durante toda la noche, así que...

— ¡Lo sabemos! ¡Tenemos nuestras llaves! —Lo interrumpió su hija menor, tomando una de las llaves y colgándosela en el cuello, le entregó la otra a su hermana que hizo lo mismo que ella; luego ambas se acercaron a él para abrazarlo. Se apartaron para correr hacia la puerta principal, ya que debían irse. — ¡Adiós, papá!

— ¡Asegúrense de obtener su merecido! —Les recordó el Hombre Sombra. — ¡Las quiero, niñas!

— ¡Nos aseguraremos! —Respondieron ambas. Freddie abrió la puerta. — ¡Nosotras también te queremos! —Dijeron antes de marcharse.

El director de Dragon Hall notó que habían olvidado un libro de magia vudú, que por curiosidad, tomó para comenzar a leer; encontrándose con un folleto como separador.

Estoy despertando, no mas fingir. 

⋇⋆✦⋆⋇

  Unos minutos más tarde, en la plaza de la Isla, un autobús estaba estacionado; esperando a que las personas que aún no habían llegado aparecieran. 

 Una pequeña rubia, junto con su primo, corrieron hacia el vehículo llevando sus mochilas y se subieron al mismo; en donde Madre Gothel estaba revisando la lista de gente que faltaba mientras todos los demás conversaban entre ellos. Uma estaba hablando con Evie, Carlos estaba explicándoles a Mal y Jay que Evie había llamado a su buena amiga Audrey para pedirle que le prestara aquel autobús para llevar a todos hasta los diferentes lugares en donde se realizaría la competencia, las niñas comentaban lo emocionadas que estaban por la competencia y los padres de las participantes también estaban ocupados hablando en la parte de atrás del transporte. 

—Hey, Ginny regresó. —Anunció Harper.

— ¡Son Ginny y Castiel! —Dijo Ula. 

—Cariño, ¿qué estas haciendo aquí? —Preguntó la villana de Corona.

— ¿Puedo viajar? —Suplicó la descendiente de Sarah Sanderson. —No para bailar, solo para mirar. 

—Su mamá dijo que estaba bien. —Añadió su pariente. —Y yo vine con ella como adulto a cargo.

Así que alejamos todos nuestros miedos. 

—Oh, por Lucifer, nos encantaría tenerte de vuelta. —Exclamó la adulta, abriendo los brazos hacia ella, esperando recibir un abrazo que la menor no tardó en darle. — ¿Estás lista? Necesito mucha ayuda. ¿Tú vas a ayudarme? 

—Claro que sí. —Accedió Ginny, para luego apartarse de ella, justo cuando Dizzy entraba al autobús.

—Ok, necesito que ustedes dos firmen estos dos permisos y me los den antes de que lleguemos a nuestro primer destino. —Le indicó Madre Gothel, entregándole dos hojas a los primos, quienes asintieron con la cabeza. —Ahora vayan a sentarse. —Pidió.

— ¡Gi, por aquí, Gi! ¡Tu también, Cas! —Los llamó Freddie, señalando el asiento que estaba detrás del que ella y su hermana ocupaban, ya que el mismo estaba vacío. 

—Hola. —Habló la descendiente de Drizella. —Perdón por la tardanza, había olvidado mi pistola de pegamento. 

—Hola, Dizzy. —Saludó Madre Gothel, para luego anotar los nombres de los Sanderson y de la pelirroja en su lista, mientras la última observaba como Evie y Uma hablaban; para luego suspirar y tomar asiento delante de ambas. La villana de Corona comenzó a contarlos, señalando a cada una de sus alumnas junto a los padres que habían decidido acompañarlos (Hans, Drizella junto a su esposo Henry Mills y Hades, quien estaba con Hadie y Dude) y sonrió al darse cuenta de que ya estaban todos. —Estamos completos. Vamos. —Anunció con entusiasmo.

—Está bien. Vamos a rockear y a bailar. —Habló la conductora, mientras que la madre de Ariana tomaba asiento delante de Dizzy.

—Todo el mundo sentado, por favor. Gracias. —Pidió Madre Gothel, dejando la lista en el interior de su bolso, Evie se apresuró a sentarse al lado de Mal; mientras que delante de ellas Uma se aseguraba de colocarle el cinturón a su hermanita quien iba sentada a su lado. La castaña que conducía el transporte estaba a punto de cerrar la puerta del vehículo cuando el Hombre Sombra subió al mismo, sosteniendo un libro en sus manos. —Hola, Facilier. 

 El recién llegado la ignoró, dirigiéndose hacia el asiento en donde se encontraban sus hijas, arrojando el libro que había traído encima de la mochila de Celia. 

—Olvidaron algo. —Mencionó el Hombre Sombra, furioso. Las menores observaron el libro, en el que había un folleto de la competencia de baile. — ¿"Planeando una gran estafa con Harper", huh?

—Papi, nosotras... 

No sé si lo haré porque me estoy hundiendo.

—Fuera del bus. Ahora mismo, señoritas. —Las interrumpió el director de Dragon Hall. Madre Gothel y la princesa malvada se incorporaron de sus asientos. 

—Oh, lo lamento, eso no es posible. —Intervino la chica de cabello azul, acercándose a ellas. 

—Mira, no quiero problemas a menos que ellas no estén dispuestas a cooperar, solo estoy buscando a mis hijas. —Replicó el adulto, mirando a la adolescente y luego girando la cabeza para observar a sus descendientes. —Freddie, Celia, tomen sus cosas. 

—Facilier, por favor. —Habló la mujer que había secuestrado a Rapunzel, captando la atención del hombre, quien la observó. 

—No, Gothel. —Se opuso el hechicero, serio. —No aprecio que tú hagas esto a mis espaldas. 

—Lo lamento, pero yo... yo creí que lo sabías. —Dijo la villana.

—No lo sabía. —Replicó el Hombre Sombra, para luego mirar a las menores de las que estaba a cargo. —Vamos, Freddie, Celia. 

 Las pequeñas miraron a su alrededor, con lágrimas en sus ojos, buscando a alguien que pudiera ayudarlos.

Cierro mis ojos y siento mi pecho latiendo como un trueno.

—Niñas, tienen que ir con su padre. —Dijo Carlos.

— ¡Vamos! ¡Ahora! —Gritó el villano.

—No, papá. —Se opuso Celia, negando con la cabeza, mientras lloraba. 

—No vamos a ir. —Añadió su hermana. 

Yo... 

—Ya hemos discutido esto. —Les recordó el hechicero, viendo como las menores sollozaban frente a el. —Estoy haciendo lo mejor que puedo en esta Isla de mierda, pero no podemos pagar la danza ahora mismo. Y no aceptamos caridad. Ahora, andando. Voy a llegar tarde al trabajo, no puedo perder clientes en el arcade. —Dicho esto, se dio la vuelta con la intención de retirarse.

...Quiero brillar.

—No es caridad. —Replicó Freddie, su padre se detuvo para observarla. —Encontré una solución. Hice un trato con la señorita Gothel para trabajar en el estudio. Me gané las clases, y las de Celia. Y me gané un lugar en esta competencia, igual que mi hermana.  

Cobrar vida.

—Así que, nos quedaremos. —Sentenció la menor de las Facilier, mirando hacia el frente, mientras ambas no podían dejar de llorar. Sentían que estaban perdiendo a su padre para siempre, pero si algo habían aprendido –gracias a Evie y a Carlos– era que seguir sus sueños valía la pena. 

Mírame brillar.

—Bien. —Accedió el Hombre Sombra, sus descendientes lo miraron de reojo. —Pero vamos a hablar de esto en casa. —Les advirtió antes de darse la vuelta y bajar del transporte, entonces la conductora cerró la puerta, mientras la chica de cabello azul tomaba un balde azul que había en uno de los asientos y se acercaba hacia las hermanas. 

Tengo una chispa en mi.

—Hey. —Las llamó la descendiente de Regina, captando su atención. —Eso requirió agallas. 

Manos arriba si puedes verla.

 Las pequeñas la miraron, sin emitir palabra alguna.

Y tú eres parte de mi. 

—Ahora... —Prosiguió Evie, dándole el balde azul a Celia, para luego guiñarle el ojo. —Solo no las vomites encima de mí. —Le pidió para luego acercar una mano a una de sus mejillas para secar sus lágrimas, hizo lo mismo con su hermana. 

Manos arriba si estas conmigo. 

— ¿Están listas, chicas? —Cuestionó la princesa malvada, girándose para ver a las demás niñas. 

Ahora hasta la eternidad.

— ¡Sí, señorita Evie! —Respondieron las menores al unísono. 

Manos arriba si lo crees.

—Llévanos lejos, Cinder. —Le indicó la mejor amiga de Mal a la castaña que era la conductora del vehículo. —Llévanos al reino de las segundas oportunidades. 

Ha pasado tanto tiempo y ahora finalmente somos libres.

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