001. Ways To Be Wicked.

Un año después.

We got all the ways to be W-I-C-K-E-D, we got all the ways to be W-I-C-K-E-D.

  Evie abrió los ojos cuando escuchó el sonido de la alarma de su celular.

Recordatorio: audición a
las 10 de la mañana.❞

  La VK se giró y desactivó la misma para entonces abandonar su cama.

Hoy era el día en que su vida cambiaría.

  Se duchó, se vistió y desayunó para finalmente comenzar a ejercitar su cuerpo, cuando un sobre se deslizó por debajo de la puerta de su habitación.

  Dando unos cuantos giros, avanzó hacia la puerta para entonces tomar el papel que acababa de recibir, comenzó a leerlo:

«AVISO DE DESALOJO.
  EVIE MILLS.
153 QUEEN STREET.
AURADON, AU 26061.»

—Me van a echar. —Se lamentó la joven diseñadora antes de arrojar lejos aquella carta y seguir ejercitándose.

Un rato más tarde, la chica abandonó la residencia en la que vivía, con su bolso de mano.

  Estaba lejos de su hogar cuando comenzó a llover, por lo que ella se cubrió con su bolso, maldiciendo entre dientes.

En Auradon, no todos los días eran soleados, lamentable.

  Miró a su alrededor, la gente que pasaba a su lado llevaba paraguas, al igual que la anciana que se encontraba frente a ella.

—Vamos, taxi. —Pidió la VK antes de sonreírle a la vieja, quien observó hacia la esquina, esperando un vehículo que pronto apareció. La mujer se giró para verla y la descendiente de Regina notó que alguien bajaba del auto que acababa de detenerse. A mí nadie me gana jamás, pensó la chica de cabello azul, antes de usar su magia para hacer que el paraguas de la vieja saliera volando "por culpa del viento".

A pesar de que estaba en Auradon, aún había tantas maneras de ser malvada que ella siempre aprovechaba.

A la mujer no le importó y ambas comenzaron a correr hacia el transporte, desesperadas.

  Evie cruzó la calle, rodeando el taxi justo cuando la anciana abrió la puerta del mismo.

— ¡Gracias! —Dijo la VK, arrojando su bolso dentro del vehículo.

— ¡Este es mi taxi! —Protestó la vieja.

— ¡Esta es una cuestión de vida o muerte! —Se excusó la joven diseñadora, le sonrió falsamente antes de saludarla con la mano, posteriormente se metió al auto y cerró la puerta del mismo. —Al teatro Broadhurst. Que sea un viaje rápido. Tengo una audición importante. ¡Vamos! —Le indicó al taxista, que asintió con la cabeza y comenzó a conducir hacia su nuevo destino.

  Ella cambiaría la manera en la que su historia era contada.

⋇⋆✦⋆⋇

— ¡Demuestren actitud, señoritas! ¡Lúzcanse en lugar de hacerme perder el tiempo! ¡Esto es una audición, no un cabaret! —Gritó Audrey Rose, la futura reina, quien estaba a cargo de dirigir las audiciones.

Evie negó con la cabeza, mientras observaba desde el otro extremo del escenario como su amiga elevaba la voz, poniendo cada vez más presión en aquellas bailarinas que acababan de terminar la coreografía.

—Si quieren ser las mejores, tienen que comportarse como tales. —Les aconsejó la rubia antes de caminar hacia el grupo en donde estaba la VK, echó su cabello hacia atrás. — ¡Siguiente grupo, al centro y al frente! ¡Denme todo lo que tengan o bájense de mí escenario! —Exigió y le hizo una señal a su asistente, quien puso la música.

  Evie observó hacia el suelo, contando en su mente.

Cinco, seis, siete, ocho.

  Las jóvenes comenzaron a danzar mientras la descendiente de Aurora las seguía con la mirada.

— ¡Esa es la actitud que estoy buscando! ¡Pero pueden hacerlo mejor, señoritas! —Las alentó Audrey, con su semblante inexpresivo. — ¡Sí! ¡Quiero ver esas piernas en el aire! ¡Denme todo lo que tengan! —Gritó la rubia.

Evie supo que ése era su momento de brillar, así que rompió con la coreografía establecida y terminó abriéndose de piernas en el suelo.

—Presumida. —Se oyó a una de las chicas que audicionaba, pero la villana decidió ignorarla y se incorporó.

—Ok, ese fue el último grupo. Acérquense todas, vamos a hacer unos recortes. —Masculló la gobernante de Auradon, entonces todas las bailarinas se dirigieron hacia el centro del escenario. —Dieciseis, veintidós, adelántense. Primera fila, gracias... Por ponerme a dormir cuando se supone que su baile debería transmitir algo de emoción. Lárguense de mi vista. —Dijo, mientras las muchachas descalificadas se retiraban y las de la segunda fila avanzaban.

Aud, tenemos un problema. —La llamó Jane.

—Denme un momento, señoritas. Ya regreso. —Prometió la rubia antes de abandonar el escenario, siguiendo a la pequeña hada.

— ¿Quién te crees que eres? ¿La favorita de la reina? —Exclamó una de las bailarinas, dirigiéndose a Evie.

—Evidentemente lo soy, por muchos motivos. Porque tengo mucho más talento en un dedo que tú en todo tu cuerpo. —Replicó la chica de cabello azul.

—Ganaste un estúpido programa de baile, no significa que seas superior, villana. —Masculló otra de sus contrincantes.

—Corrección, gané el programa de baile más importante creado por la realeza, lo cual impulsó mi carrera de joven diseñadora y bailarina. —La corrigió la descendiente de Regina, presumida.

—No tienes lo que se necesita para estar aquí, solo estás aquí porque eres una acomodada, nadie aquí te apoya; villana. —Añadió otra bailarina. —Ni siquiera tienes un príncipe.

—No tengo un príncipe porque no lo necesito pero tengo una patada que darte si no cierras esa boca llena de botox, pedazo de plástica. —Se defendió la chica de la Isla, comenzando a perder la paciencia, justo cuando la reina volvió a aparecer en el escenario.

—Leah Rose quiere verlas. —Informó Audrey. —Ya viene, ha tenido un pequeño percance que...

— ¡Estoy empapada! ¡Por Dios, jamás me habían humillado de tal manera, ugh! —Gritó la anciana, entrando al escenario, con una toalla sobre sus hombros mientras la pequeña hada escurría su cabello; depositando el agua en un vaso.

  La vieja del taxi, mierda, pensó Evie.

— ¡Abuelita! Te encanta exagerar, no es para tanto, ¿acaso te levantaste con el pie izquierdo de la cama? —Masculló la rubia.

— ¿¡No es para tanto!? —Repitió la anciana, mirando a su nieta con desaprobación. — ¡He sido estafada, no debo ser privada de mis privilegios como ser humano y como realeza! ¡Me han robado un taxi y he tenido que cambiar hasta aquí, probablemente me dé una pulmonía!

— ¿Qué clase de persona horrible y egoísta le haría eso a Leah Rose? —Cuestionó una de las bailarinas.

—Ella lo hizo. —La acusó Leah, señalando a la chica de cabello azul con un dedo. Las bailarinas retrocedieron unos pasos, Audrey frunció su ceño. —Así que eres una buena bailarina, apuesto a que eres muy buena, pareces serlo. Como si dedicaras cada hora de cada día a mejorar cada habilidad y cada movimiento para ser perfecta. Pero tus sueños jamás se harán realidad, porque mientras viva, y viviré por muchos años más, me aseguraré de que nunca te contesten en Broadway, fuera de Broadway ni lejos de Broadway. Tu carrera se acabó, villana.

Abuela, no puedes juzgarla por el lugar del que proviene. —La defendió Audrey. —Ella tiene talento puro.

—Oh no, la juzgo por el lugar del que proviene, la juzgo por su forma de ser. —Replicó la anciana, indignada. Evie avanzó hacia ella.  —Lo que ella tiene se llama egoísmo. Y maldad. Y un pésimo estilo. —Gruñó. 

Yo tengo manzanas envenenadas, no un pésimo estilo, pensó la hija de Regina.

—Señora Rose, por favor... —Suplicó la joven VK, ofendida por tantos insultos, pero intentó mantener la calma.

—No quiero escuchar ni una sola palabra más. —La interrumpió Leah, mirando a su nieta. —Audrey, sácala de aquí. Y trae a la otra.

—No, puedo explicarlo, eso no será necesario. —Replicó la villana.

—Estas acabada. —Sentenció la vieja, la VK tomó sus manos.

—Señora Rose, por favor... —Insistió la hija de Regina, avanzando un poco más, la anciana retrocedió.

—Suéltame. —Ordenó la vieja con desprecio, comenzando a forcejear con ella.

—Por favor. Si usted solo estuviera dispuesta a oírme... —Continuó la joven diseñadora.

—Quítame las manos de encima. —Gruñó Leah, tratando de separarse.

—...Usted lo entenderá. —Prometió Evie, acercándose más.

— ¡Suéltame! —Alzó la voz la anciana, soltándose de repente, perdiendo el equilibrio y cayéndose del escenario. La mujer bufó, desde el suelo, adolorida. — ¡Villana!

  Evie miró a Audrey, quien presionó los labios.

Sí, definitivamente había muchas maneras de ser malvada en el reino.

  Efectivamente, su carrera en Auradon estaba arruinada.

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