Epílogo

Cuando Hadarah sintió algo bajar entre sus piernas lo supo, el intenso dolor recorrió su espalda hasta llegar hasta su entre pierna, un ligero quejido salió de sus labios.

Pudo escuchar a Max burlarse ligeramente de Regis y luego lo escucho mencionar un suegra, le ponía los pelos de punta escucharlo bromear en aquella situación.

—¿¡Quién es tu suegra!? -la risa de Max la hizo enojar más, el dolor en su vientre aumento, tenía contracciones y justo en aquel momento todos habían salido huyendo del palacio.

—Debe llevar mi nombre, Max es muy bonito, Maxine si es niña o Maximilliam si es niño.

—Primero se lanza Regis de un acantilado- Max soltó a reír levemente.

Hadarah fue depositada en la cama y Max salió a verificar que alguna mucama pasara por ahí, pero estaba solitario, podía escuchar a Regis quejarse y a Beatrice y Jubelian alentarlo.

—¡Max! - su grito fue más bien un alarido, debía de pujar si quería que su hijo viviera.

—¿Qué hago?

—¿Acaso yo se? - Hadarah bufo, Max se encontraba nervioso y su forma de moverse era torpe —Busca algo para atraparlo.

Hadarah se acomodo a como le habían indicado hace nueve vidas, abrió ligeramente sus piernas y se deshizo de la ropa interior.

—¿Qué pecado cometí? - Max miro el techo mientras que Hadarah terminaba de quitarse todo.

—No veas yo te avisaré.

—Tonterías  - Max tomó su mano — Puja.

—No seas molesto.

—Tú mocosa tonta, no es el momento  - Hadarah le miró ofendida pero otra contracción le hizo apretar la mano de Max con fuerza.

Para cuando los demás llegaron Maximilliam cargaba un pequeño bulto en brazos, su sonrisa era enorme, tenía toda la cara y ropa llena de sangre.

—Definitivamente tiene que llamarse Max.

—Kasin  - murmuró Hadarah con una pequeña sonrisa, Regis se acercó a ella y la abrazo.

—¿Estas bien? Ya traen a un médico.

—Lo estamos - Max se acercó a ellos con el bebé en brazos.

—Cabello blanco - Max sonrió —Ojos morados, pobre, se parece tanto al maestro.

—¿Qué? - Regis le miro mal.

—Andre Kasin Ploen - Hadarah sonrió —Un lindo nombre.

—Lleva mi nombre - Max comenzó a celebrar.

—Yo no estoy de acuerdo - Regis negó.

—¿Tú lo recibiste? No verdad - El suspiro —Se lo merece.

—Mi pequeño cuñado - Max bailo de Felicidad, Jubelian se acercó a ellos y observo al pequeño con atención, finalmente tenía un hermano idéntico a su padre.

—Es muy tierno - Jubelian lo cargo —Hola hermano menor.





















Habían pasado dos meses desde el derrocamiento de Darius, una boda y una coronación se celebraban.

Hadarah corría de un lado a otro organizando la boda de su amiga, Regis yacía en su oficina encerrado negándose a dejar ir a su amada hija y Benjamin estaba viendo como su hermana se preparaba.

—¿¡Regis!? - el nombrado brinco en su lugar  —Te estoy hablando cielo.

—¿Qué sucede?

—¿Por qué estás así? ¿Es por que se irá? -el suspiro, Hadarah se acerco y le abrazo —Amor.

—Es mi niña.

—Lo será siempre, solo que ahora será la emperatriz... pero podrás verla todos los días cuando vayas a entrenar a los caballeros o cuando quieras - ella sonrió —Ella no se irá del todo.

—Lo se, pero igual verla cada mañana era mi alegría - ella sonrió.

—Deberías de hablar con mi padre, el ya vivió lo mismo.

—Solo se pondrá a llorar - Hadarah soltó a reír —¿Recuerdas el escándalo que hizo cuando nació Andre?

—Paso dos días arrodillado a las afueras de la mansión  - Regis asintió  —Tú no hagas eso.

—Lo superare... si mato a Max y le doy el imperio a mi hija - Hadarah le miró mal.

—Deja de pensar en tonterías cielo - ella lo beso —Ve con el bebé, aun deben arreglarse.

—Gracias por ayudarme - ella sonrió.

—Es un gusto para mi.

Al llegar al palacio Imperial fueron recibidos por la orden de caballeros de Ploen, Hadarah tomó a sus hijos y se despidió rápidamente de Jubelian.

—No hagas una escena - Hadarah le advirtió, Regis alzó los hombros y la vio irse.

Para poder comenzar con los preparativos de la boda, Hadarah tuvo que visitar la tumba de Amelia, debía de recibir su bendición para poder ayudar a su amada amiga.


—Veo que las suegras se reunieron hoy - Max se acercó.

—Viniste.

—Tenías razón, no solo debo de pedir permiso del suegro, debo de venir con ella también - Hadarah sonrió.

—Jubelian estará feliz de saber que viniste a ver a su madre - Max asintió —Te dejo solo.

—Hadarah  -ella se detuvo  —¿Harías todo por amor?

—Ya lo hice Max, ya hice nueve vidas por amor - ella le sonrió y salió.




















Hadarah se arrodillo enfrente de Max cuando este le llamo, ya habían pasado los caballeros de Ploen, Regis y Beatrice.

—Hadarah Marie Ploen, es la primera Santa de Ashet, se le confiere el título de Santa y el título de Duquesa Aydin, tendrá su propio ducado que puede ser administrado por quien usted decida, también el templo estará a sus órdenes, así mismo podrá ejercer los deberes de una santa siempre y cuando ella así desee, no podrá ser obligada ni por el templo, ni por el emperador.

Hadarah sonrió y bajo su cabeza.

Luego de los nombramientos la boda tuvo lugar, Regis se había sentado en su lado refunfuñando sobre su hija y Max.

—Mira que feliz es.

—Entonces debemos de tener más de dos hijos - ella lo miro mal —Cuatro.

—Ya lo veremos - Regis sonaba decidido, mientras que Hadarah quería huir.

























Benjamin siguió en silencio a Hadarah, la joven sonreía tranquilamente y tarareaba una canción, el pequeño se escondía y salía para seguirla, repitió ese proceso varias veces hasta que ella se detuvo de golpe.

—Me sigue una pequeña ardilla - ella se giro y le jalo las mejillas.

—¡Mamá! No te inclines.

—Al bebé no le molesta - Benjamin suspiro, en su segundo embarazo todos cuidaban de ella, la seguían a todos lados y no la dejaban moverse libremente, estaba cansada de aquello, pero aceptaba que su pequeño le siguiera siempre.

—¿Mi hermana estará bien?

—¿Quieres una hermana?

—¡Si! Bonita como Jubel  - Hadarah sonrió.

—Entonces deberás de cuidar bien de ella.

—Siempre Mamá  - Hadarah le dejo un pequeño beso en su mejilla y siguió su camino, Benjamin tocó su mejilla embobado.
















Calisto y Amelia habían dado a luz a su único heredero, un pequeño de rubios cabellos y ojos rojos como su padre, con el temperamento frágil de su abuelo, el pequeño sería un gran Duque para Angenas, mientras que sus padre disfrutaban de su amor lejos del mundo social.

En cambio Adonis y Allie vivían cerca de la capital, ambos habían sido ascendidos a condes, Adonis había descubierto una mina y había hecho negocios con el palacio imperial, ambos habían tenido dos niños que habrían herededado lo traviesos de sus tíos.
























El día del derrocamiento de Darius Ashet, había nacido Andre Kasin Ploen, un pequeño de cabellos blancos y ojos morados, con la personalidad serie del duque era el centro de atención de todos y sobre todo del emperador ya que compartían nombre y una historia.

Un año después había nacido Asher Calix Ploen, con ojos de color morado y azul, temperamental como Hadarah y un espadachín hábil como Regis, era el mimado por su madre.

Dos años después habían nacido los gemelos Evie  Ploen y el pequeño Adam Ploen, ambos tan similares y diferentes a la vez, los pequeños aunque eran menores que sus sobrinos, jugaban felices junto a ellos.

Y por último había nacido la pequeña Irina, una bebé que había sido la pequeña sorpresa de ambos duques, con la bendición de la diosa, la pequeña estaba destinada a ser la siguiente Santa de Ashet.

Benjamin estaba creciendo como un guerrero fuerte, un caballero que había jurado lealtad a su madre y que en un futuro sería el mejor comandante del imperio.

















Irina observo el balcón con una pequeña sonrisa, todo a su alrededor se veía melancólico y desolado, Hadarah sintió que aquel era el fin.

—Irina - la nombrada se giro hacia ella.

—Finalmente estas aquí.

—¿Te vas?

—Cumpliste tu misión, es hora de irme.

—Te extrañare  - Irina sonrió.

—Vendré a verte aveces, pero no me verás - Hadarah la miro mal —Ahora puedes ser feliz.

Hadarah corrió hacía ella y la abrazo.

—Gracias Irina - la diosa poco a poco fue desapareciendo —Gracias por no rendirte.






























El tiempo en el que Hadarah había deseado morir había terminado, finalmente había encontrado su felicidad y su pasado había sido enterrado.

—¿En que piensas cielo? - Hadarah sonrió.

—En todo lo que sucedió.

—¿Lograste tu misión?

—Te atrape, claro que lo logré - Regis sonrió.

—Pero yo soy más feliz de tenerte - Regis beso sus mejillas —Me regresaste mi felicidad y me diste unos hermosos hijos.

—Yo soy la más agradecida cielo, siempre me hiciste sentir especial, me amaste y confiaste en mi, realmente he encontrado mi camino.

—¿Me amas?

—Te amo Regis

—Yo también te amo Hadarah, más de lo que imaginas, es un amor especial entre los dos.

Me haces sentir especial
No importa cuánto el mundo intente deprimirme
Incluso cuando las palabras más crueles me apuñalan
Sonrío otra vez porque estás ahí
Eso es lo que haces

Otra vez me siento especial
En un instante siento que no soy nada
Como si nadie se diera cuenta cuando no estoy ahí
Pero cuando te escucho llamarme
Me siento amada, me siento tan especial

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