Capítulo 5



Hadarah despertó al siguiente día y se preparo para ir a ver a Jubelian, la joven Princesa abrió la puerta con todo el nerviosismo del mundo, Hadarah quiso reír, sabía que Max estaba en su habitación escondido.

—¿Todo bien? -le sonrió Hadarah —Quiero desayunar, vamos.

—Claro -susurro nerviosa y cerró la puerta.

—¿Que pasa? ¿Acaso escondes aun hombre en tu habitación? - Jubelian pego un brinco y tembló más, Hadarah soltó una risa — bromeo Lian - Hadarah tomó asiento en donde le indicaron, el duque bajo segundos después y le dio una rápida mirada a Hadarah.

—Tengan un buen desayuno.

—¿Te vas? -dijo Jubelian llamando su atención, Hadarah los miró.

—No, estaré en mi estudio  -les dio una mirada y salió.

—¿Te iras?

—Si, debo ir a casa -le sonrió — vendré pronto ¿si?

—Bien -le sonrió Jubelian y se dedicaron a comer y a platicar sobre sus vidas.


Al caer el medio día Jubelian tocó la puerta del estudio de su padre, el duque la miro instandola a hablar.

—Padre, ¿puedes llevar a Hadarah a su casa? - Jubelian sabía que el duque se negaría pero nada perdía con intentar.

—Mmm bien - Jubelian abrió sus ojos sorprendida y sonrió.

—Perfecto, le diré  -no lo dejo decir más y salió de ahí rápidamente, Regis soltó un suspiro cansado y la siguió hasta la entrada en donde Hadarah regañaba a Jubelian.

—No debiste -negó la joven.

—No me molesta- intervino el duque, Hadarah y Jubelian lo vieron — Vamos -subió al carruaje dejando a ambas despedirse.

—Vendré nuevamente, también puedes ir a visitarme cuando quieras  - Jubelian asintió y la dejo subir al carruaje, Regis miro la ventana tratando de evitar el contacto con la joven.

Hadarah sonrió de lado y toco su pecho con nerviosismo, su corazón latía rápidamente por tener al duque a su amor a su lado.

—Mmm siento molestarlo de nuevo duque  - Regis la miro de soslayo.

—Supongo que no importa.

—No.

—Jubelian tiene compañía, así deba ir a dejar y a traer siempre lo haré con tal de que ella este feliz -Hadarah lo miro, en la anterior vida antes de esta Regis había entregado a Jubelian al emperador por haber envenenado a Beatrice la princesa.

Cuando Jubelian murió el duque enloqueció y mató a todos, ella no murió en ese momento pero lo hizo luego de que sus padres de ese entonces apoyaran al emperador.

—La haré feliz siempre entonces - susurro bajo pero audible para el, Regis miro nuevamente la ventana y Hadarah sonrió de lado.




















El camino hacia el ducado de Angenas era largo y lejano, de un momento a otro el carruaje se detuvo y ambos se vieron confundidos.

—¿Que paso ahora? -dijo el duque a sus guardias.

— Unos guardias están obstruyendo nuestro paso - Regis rodo los ojos y bajo.

—Quédate aquí -ella asintió aburrida. Escucho al duque intercambiar algunas palabras con los guardias y luego bajo para ver que sucedía.

—¿Que pasa? - Regis la miro, la otra voz se detuvo y le presto atención, un joven de cabellos negros tirando a azul la miro con una sonrisa ladina.

—¿Es su esposa duque? - Regis apretó sus puños con furia.

—Es la princesa de Angenas, príncipe Eros, debe dejarnos ir  -.

Hadarah miro al joven, no había escuchado antes de ese príncipe, solo conocía a Max, ¿será ese el nuevo personaje que mencionó la diosa?

Sea como fuera el príncipe le dio una mirada que la dejo con una pequeña inquietud, se acercó a ella y beso su mano con delicadeza, ella trató de alejarla pero el príncipe la apretó un poco.

—Príncipe Eros Ashet, ¿Tú nombre? - Hadarah alejo la mano y miro con disimulo a Regis.

—Hadarah Angenas -hizo una corta reverencia —Si no es mucho pedir ¿Que esta sucediendo? El duque Ploen esta escoltandome a mi casa luego de visitar a su hija ¿hay algún problema con eso?

—Ninguno princesa  -le sonrió — solo lo hicimos por precaución, es extraño ver a Angenas y a ploen juntos.

—Es mera amistad entre dos jóvenes, mis padres y el duque no tienen ninguna conexión.

—Me alegra escucharlo -Regis lo miro fijamente, aquella mirada que siempre hacia se cruzo en su vista, Regis no aparto la mirada de Eros — Ya que el duque no tiene hijos varones creí que se uniría a Angenas en matrimonio.

—Es malo sacar conclusiones sin averiguar antes -dijo Hadarah viendo a Regis — alguien puede morir por una imprudencia así.

—Concuerdo contigo - ella asintió.

—Ahora nos retiramos -hizo una reverencia y subió al carruaje, Eros soltó una corta risa y miro a Regis con recelo.

—Puede avanzar duque - Regis le miro y regreso al carruaje, Hadarah y el se vieron nuevamente y el carruaje avanzo.

—Qué molesto -dijo ella.

—Lo es -concordó el y pasaron los siguientes minutos en completo silencio.


Al llegar al ducado de Angenas una enorme fila de guardias y damas esperaban su llegada, Hadarah se sonrojo al ver a sus hermanos y sus padres ahí.

—Uh -murmuró y bajo del carruaje, pero sus pies jamás tocaron el suelo puesto que Adonis y Calisto la tomaron en brazos y comenzaron a revisarla.

—Tengan educación  -dijo la voz de su madre pero estos ingresaron a la casa con ella en brazos.

—Gracias por traerla duque -dijo el duque de Angenas, Regis lo miro y asintió.

—Me disculpo por mi descuido, la princesa pudo haber muerto o sufrido una lesión por mi culpa -la duquesa negó.

—Al contrario, la salvaron, su guardia personal nos contó todo -el joven guardia miro receloso al duque y luego ingreso a la mansión. —¿Quiere tomar el té?

—Lo hará  - dijo el duque de Angenas, Regis lo miro y supo que habría una platica profunda y no era sobre sus hijas.





Calisto y Adonis dejaron a Hadarah en su cama, la joven los miró de mala manera cuando ellos no dejaron de hablar sobre el accidente y de como ella no saldría sola de casa.

—Qué  molestos -suspiro ella y ambos alzaron más la voz, Hadarah les miro mal y se dirigió al balcón en donde Regis estaba subiendo a su carruaje, ambos se vieron y ella alzó la mano para despedir lo.

—Tenga buen viaje duque -susurro con una sonrisa y vio partir el carruaje.

















































Finalmente salió Eros y tenemos momentos de Hadarah y regis solos.

¿Que creen que pase ahora?

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