Capítulo 4
Hadarah observó la enorme mansión, aquel lugar había sido el nido de amor de ella y de Regis en su anterior vida, ahora solo era el hogar de su nueva amiga y de su padre. Fue recibida por Jubelian la cual la recibió cariñosamente.
—Me alegra tenerte aquí -dijo Jubelian caminando hacia la entrada, Hadarah sonrió con cariño, aquella niña había crecido sola gracias al emperador y a su estúpido anillo.
—Eres mi primer amiga, todos en casa estaban felices -sonrió y le tendió la caja — hice esto para ti - Jubelian sonrió feliz y abrió la caja.
—Es hermoso -sonrió acariciando la tela y el bordado. —¿Tú lo hiciste?
—Si, mamá me enseñó a tejer y bordar -sonrió — lo hice pensando en tus ojos, son lindos -Jubelian se sonrojo y escucharon pasos acercarse.
—Tienes visita -dijo el duque viendo a Jubelian, Hadarah sonrió y realizó una reverencia hacia el. — disfruten su día -se dio la vuelta y salió.
—¿Vamos al jardín? - Hadarah asintió y salieron del lugar.
Hadarah observó la inmensa fuente que había en el jardín, pudo jurar que era tan profunda como un lago y peligrosa como un río en invierno. Se inclinó un poco para tocar la flor color violeta brillante pero fue empujada al agua, lucho con sus fuerzas por salir pero sintió una rama enredarse entre su pierna lo que le complico su salida.
La diosa sonrió traviesa y empujó a Hadaraha la agua, aquel era el momento exacto en el que ella y el duque podían reunirse y hablar. Solo espero a que el llegara al lado para empujar a Hadarah.
Regis quien apenas iba entrando al jardín escucho los chapoteos y jadeos en la fuente, corrió temiendo que fuera Jubelian pero se llevó tremenda sorpresa al ver a la amiga de su hija luchando por salir, sin importarle su ropa se lanzó a la fuente y sacó a Hadarah la cual para ese momento estaba inconsciente.
Jubelian la cual estaba en su habitación trayendo un libro para Hadarah se sorprendió mucho al ver al duque tratando de despertarla.
—¿¿Que paso!? -dijo alarmada.
—Cayó al agua -dijo viéndola.
—Haz algo papá, ¡date prisa! -dijo con los ojos cristalizados, Regis tomó aire y tomó los labios de la menor de los costados, junto sus labios y pasó aire por su boca.
Hadarah tosió el agua que había ingerido y miro a los ojos al duque, luego de eso ella quedó inconsciente por algunas horas.
—¿Aún no despierta? -dijo el duque desde su despacho, Geraldine el guardia personal de Jubelian negó, Cheol Moon el guardia de Hadarah se había ido horas antes a avisar a la familia de Hadarah que se quedaría en casa de el duque ese día.
—La señorita esta con ella - Regis asintió y bajo su libro, se despidió de su guardia y subió a la habitación en la que descansaba Hadarah.
—Ve a descansar Jubelian - la princesa se sorprendió por su voz y negó.—Ve Geraldine estará en su puerta por si necesita algo.
—Bien -susurro con tristeza.
—No fue tu culpa -dijo el una vez Jubelian estuvo en la puerta, ella se detuvo de golpe.
—La deje sola, debí quedarme a su lado -dijo y luego salió de la habitación, Regis suspiro y negó, miró a la joven descansar en la cama y negó.
—La curiosidad mató al gato -dijo dándose la vuelta.
—Duque -susurro Hadarah a sus espaldas — gracias por ayudarme.
—Despertaste al fin -dijo el dándole una mirada.
—Si -murmuró— Siento haber causado problemas.
—No fue tu culpa, la fuente es peligrosa para cualquiera.
— Para un gato curioso tal vez - dijo ella con una sonrisa, Regis la miro.
—Descansa, tu familia ya sabe que te quedaras - finalizó y salió de ahí, Hadarah toco sus labios con emoción.
—Me debes una -dijo la diosa a su lado, Hadarah la miro mal.
—¿Que hubiera pasado su hubiera muerto?
—Eso siempre estuvo planeado niña, debes agradecerme, pudiste hablar a solas con el, te quedaste en su casa, pronto deberías bajar y fingir que no pudiste dormir por el dolor de cabeza, el siempre se queda en la sala leyendo - Hadarah asintió. — ve, la ropa de Jubelian te queda muy pequeña, eso es bueno.
—Eres todo un caso -negó Hadarah.
Hadarah tomó la bata y salió de la habitación, su cabeza dolia sin parar y sus piernas apenas podían sostenerse, Geraldine ni si quiera se dio cuenta de que salió así que bajo de una en una las escaleras hasta que escucho unas voces.
Logro recordar aquella voz, una era de Regis y la otra era de su discípulo, Max el príncipe heredero. Se escondió para escuchar lo que ambos decían pero una figura más pequeña que ella se dejó ver, si quería que su plan funcionará debia de esconderse de su amiga, con ayuda de la diosa se escondió en otra habitación hasta que Max y Regis dejaron de hablar.
Una vez Max se fue y Jubelian corrió a su habitación, Hadarah bajo y se tumbo en el último escalón a descansar.
—¿Que haces aquí? Te creí dormida- Hadarah alzó la vista y vio a Regis enfrente de ella.
—Quería tomar aire.
—La habitación tiene un balcón.
—Eso lo se -el alzó una ceja, Hadarah sonrió de lado — solo quise salir a caminar... pero me canse y me maree.
—Eres muy joven como para estar tan enferma.
—Casi muero ahogada.
—Claro -dijo el con seriedad, Hadarah lo miro fijamente, era mucho más hermoso de cerca. —Ve a tu habitación.
—Ya voy - murmuró tratando de ponerse de pié pero su pie se resbaló y cayó de frente justo en los pies de Regis, el negó y suspiro.
— Te llevare - dijo y la cargado, Hadarah pronto se sonrojo y se aferro a sus hombros, Regis quiso rodar los ojos pero mejor subió por las escaleras hasta la habitación de Hadarah, la cual estaba justo enfrente de la suya.
—Gracias -susurró -volví a molestarlo.
—Si, haces eso muy seguido -ella lo miro mal.
—Su casa es peligrosa - el soltó un ruido de negación. —Lo es.
—Solo eres torpe niña - Hadarah soltó una risa y negó, Regis le dio una última mirada y sin despedirse salió de la habitación.
Hadarah se dejó caer en la cama y cerró sus ojos con fuerza, su corazón latía con rapidez y sus mejillas estaban rojas.
—Bien hecho niña - dijo Irina a su lado — Sigue así y pronto tendrás un viejo millonario para ti.
—No empieces.
—Por cierto, pronto conocerás a un nuevo personaje- Hadarah la miro con extrañeza — no te preocupes, dicen que dios le da sus mejores batallas a sus mejores guerreros.
—Pero tú te pasaste -soltó — Me mataste once veces.
—Prácticamente fueron diez.
—Prácticamente me canse de ser tu mejor guerrera - la diosa soltó una risa rápida y desapareció.
Primera interacción directa entre Hadarah y Regis.
Pronto veremos a los antagonistas en acción.
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