Capitulo 3
Haradah provenia de la familia de duques que tenía un poder casi igual al de los Floyen, sus dos hijos varones eran candidatos fuertes para herederar el ducado de Angenas y la princesa de la familia podía llegar a ser la futura emperatriz.
Hadarah era poco conocida pero muchos hablaban de su belleza, pero ella no deseaba aquello, no quería casarse con él príncipe heredero y menos ser emperatriz, los recuerdos que tenía Rose de Hadarah eran claros, Hadarah no quería ser emperatriz y por eso se tiro de aquel árbol para morir.
—Vaya suerte que tengo -suspiro — solo lo quiero a el.
—Pero el no te quiere a ti -dijo la diosa.
—Diosa tonta
—¿Quién es realmente la tonta?, solo fuiste su amor en una de las muchas realidades, siéntate -ordenó y Hadarah la miro mal— hazlo niña -la peli plateado bufo y tomó asiento — que obediente eres -la menor la miro mal — en fin, en todas la realidades o líneas temporales Regis solo te amo a ti una vez, las demás veces fue a la madre de su hija, Amelia fue su único amor y tu solo lo fuiste la pequeña prueba.
—¿Me estas diciendo que soy un experimento? - La diosa asintió, Hadarah bufo alto.
—Pero tienes esta oportunidad de ser lo de nuevo.
—¿Entonces porque no me enviaste antes de conocer a Amelia? Así pude haberlo conquistado, pude haber tenido aquel bebé que tanto queríamos -la diosa soltó una risilla —¡No me da risa! Preferiría haber perdido mi alma antes que tener que regresar otras nueve veces a ver como el hombre que amo le dio su corazón a otra - Hadarah se dejó caer en la cama y sollozo, la diosa rodo los ojos con fastidio.
—Niña llorona por eso no conseguiste nada -negó— deja de llorar y levántate, haz tuyo al duque y enamoralo.
—¡No es fácil!
—Nunca se dijo que lo fuera Niña -Hadarah la miro mal y se limpio el rostro— ahora debo retirarme - desapareció dejando un viento helado, la puerta fue tocada y Hadarah dio la orden de entrar.
Un hermoso chico de cabellos negros y ojos grises ingreso, realizo una perfecta reverencia y le regalo una sonrisa brillante, Hadarah quedo perdida en su rostro y luego reacciono, el caballero que cuidaba a Hadarah estaba ahí.
—Moon - el sonrió — es bueno verte
—Lo mismo digo señorita - Hadarah asintió y el tendió un ramo de flores, Hadarah quiso reír pero solo le dio una rápida sonrisa— espero se mejore, siento no haberla cuidado antes y no haber evitado su accidente, tuve que ir me por unos días.
—No te preocupes Lord Cheol, ahora me cuidarás muy bien - Moon asintió y realizo una reverencia — Oh, ¿puedes llevarme al mercado? Quiero comprar un presente para mi nueva amiga.
—¿Quiere ir usted? No suele salir seguido -Hadarah sonrió nerviosa y asintió — Me alegra escuchar que tiene una amiga.
—La tengo -sonríe alegre — Vamos -tomó su sombrero y salió.
Al llegar al mercado miro en todas las tiendas hasta que dio en una en donde vendían telas, se detuvo a observar cada retazo y sonrió.
—¿Puedo tejerle un pañuelo? -susurro para ella misma y aplaudió— Quiero todas las telas de color azul y negro.
Hadarah recordó todas la clases de Etiqueta que recibió y una de ellas era aprender a tejer y bordar, usaría sus técnicas para tejer un hermoso pañuelo para su nueva amiga.
Paso dos días enteros terminando el pañuelo, sonrió satisfecha al ver el resultado y luego se fue a preparar para ir a visitar a la princesa.
—Te vez tan feliz -dijo la diosa, Hadarah rodo los ojos con fastidio y la recibió de mala gana — con ese comportamiento no te ayudaré de nuevo.
—Ni quien te quiera diosa molesta - la diosa soltó una risa y se sentó.
—Utiliza el vestido fucsia, es delicado y te hará ver más hermosa - Hadarah asintió y se coloco la prenda— lleva un recogido sencillo y un tocado plata brillante.
—Eres buena en esto.
—Lo se, lleva esas zapatillas y date prisa niña - Hadarah hizo todo lo que le ordenó la diosa y se miro al espejo, sonrió satisfecha con el resultado y luego tomo la pequeña caja en donde llevaba el pañuelo.— trata de tener un momento a solas con el duque, hazte su amiga.
—El es difícil.
—Es todo un reto, pero esta bien bueno el condenado -Hadarah soltó una risa —ve, suerte niña.
En la siguiente vida antes de pasar al descanso eterno los dioses se reunían para exentar a algunas del olvido eterno, solo aquellas que no tuvieron una oportunidad justa tenían una segunda oportunidad para realizar aquello que anhelaron tanto.
La diosa Irina escogió a la persona que ella ayudaría, cuando Irina vio la historia de Hadarah despertó una curiosidad única. Rose luego nombrada Acela, Blanco y demás, llegó a ella como un aire fresco.
Irina escogió a seis personas en total para ayudar, pero de las seis Hadarah no pudo llegar a su final deseado, ahora ella debía de intervenir para recibir a los nuevos exentos.
—Te estas tardando -dijo uno de los dioses mayores.
—Lo se, pero esta chica es torpe en todos los sentidos.
—Como tu - dijo una voz al fondo, la hermana de Irina, Ikea la miro, ambas se llevaban mal y vivían en un competencia eterna.
—Llegare a darle su final deseado y tomaré a los nuevos -sonrió— confío en mi chica.
—Tú chica tuvo diez vidas y en ninguna de ellas pudo lograr su objetivo -dijo Ikea— ¿Y su no lo logras que pasara con las normas? Alteraras todo por tu capricho, extingue su alma de una vez.
—No te metas en mi asuntos Ikea, Hadarah logrará su final deseado y yo tomaré a otro grupo, no alterare nada.
—Dejen de discutir -dijo el dios mayor.—Esta es tu última oportunidad Irina, si tu alma no logra dar en su objetivo ella será extinguida y tu serás removida de tu puesto.
—¡Padre! -se quejó Irina— esta es la primera vez que sucede.
—Y será la última, sin errores esta vez -dio por terminada la reunión.
finalmente vimos el rostro de la diosa.
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