Capítulo 2



A Hadarah le fue muy fácil acostumbrarse a su nueva vida, sus hermanos la amaban y sus padres eran amorosos con ella.

Pero no debía de acostumbrarse a eso, debía de buscar a Regis y enamorarlo antes que la diosa decidiera matarla de nuevo.

—¿Que harás hoy? -dijo su hermano tirándose a su cama, Hadarah vio mal a Adonis y le dio un golpe en la cabeza— salvaje.

—Quisiera ir de compras ¿vamos? - Adonis la miro y negó.

—Debo ir a entrenar, Calisto irá al pueblo a buscar señoritas lindas, ve con el y hazlo trabajar.

—¡Te escuche! -grito a lo lejos el mayor e ingreso a la habitación— Debo buscar un encargo de mamá.

—Y también a ver señoritas lindas.

—Ese es un bonus Adonis -se le tiro encima— la hermana menor puede acompañarme.

—Querrás decir, estaría encantado de acompañarte -dijo ella acomodando su sombrero— vamonos -lo jalo de la mano y salió corriendo.

—Niños -dijo Adonis desde la cama.























Al llegar al área de tiendas Hadarah comenzó a comprar todo tipo de antigüedades que veía, Calisto el cual cargaba con ellas solo sonrió y siguió en silencio a la menor.

—Dara, ¿estas muy feliz? -la menor lo miro y asintió.

—Siento que será un buen día.

Algo que Hadarah había visto en los recuerdos de la anterior dueña fue que ella era la hija menor de la tercera familia con mayor influencia en el imperio, su padre era un duque por ende ella era una princesa, así que gozaba con todo tipos de beneficios entre ellos ser perseguida por más de quince guardias.

Según su padre debía de cuidar a su "tesoro" ya que la última vez se llevó un susto enorme.

—Bien, vamos a esa tienda de... -no termino de hablar ya que su caminata se vio interrumpida por el primer duque del imperio.

Regis Floyen, Hadarah tembló ligeramente y trato de ocultar su nerviosismo, después de tanto tiempo volvía a ver a su amado.

—Saludos a su Alteza el gran héroe de Ashet -dijo Calistos, Hadarah hizo una reverencia y los miró a ambos, eran físicamente idénticos.

—Saludos -dijo el duque sin darle tanta importancia, Hadarah iba a hablar pero el fue interrumpida por una mujer que vestía ropas de la guardia del duque, el peli blanco se alejo del grupo dejando solo a su única hija.

—Princesa -dijeron ambas y Hadarah soltó una risa.

—¿Damos un paseo juntas? -dijo Hadarah acercándose a Jubelian, la contraria asintió tímidamente y se acercó a Hadarah.

—Padre va a tardar, vamos por aquí  -Hadarah asintió y siguió a Jubelian a una tienda que vendía suministros para las armaduras, Hadarah quiso reír y se alejo a observar todo mientras Jubelian se quedaba hablando con un hombre de capucha.

—Dara, ¿puedo decirte así? -dijo la menor con nerviosismo, el hombre a su lado les dio una mirada y Hadarah asintió.

—Claro, mis hermanos me llaman así - sonrió —¿Puedo decirte Lia? -ella asintió.

—¿Que se siente tener hermanos? -dijo con curiosidad mientras el vendedor atendía al chico.

—Un dolor en el trasero -dijo sin medir sus palabras, los presentes la vieron fijamente— digo eso... -Jubelian soltó una risa y se acercó a hablar con el extraño.

—Yo no soy ningún dolor -dijo Calisto ofendido.

—Tú y Adonis lo son, son una roncha en la lengua - el la miro mal y ella siguió a Jubelian.

—Se le quedó -se quejó.

—Debe de estar bañado en dinero  -comento Hadarah —¿Vamos por un té? - Jubelian la miro y luego miró a su padre.—Puede venir el duque si desea -sonrió, Regis le dio una rápida mirada y luego miró a su hija.

—Bien - Hadarah sonrió nuevamente y tomó del brazo a su hija.

—Veo que llevas muchas cosas - Jubelian suspiro.

—Cada que veo algo papá quiere comprarlo.

—Yo quisiera, mi hermano es tacaño -alzó la voz.

—Caluminias -se quejó el.

—Digno de ser el próximo duque -comento Hadarah y Jubelian soltó una risa.

—Me agradas -dijo bajo.

—Y tú a mi -dijo Hadarah y Jubelian sonrió grandemente.







Al llegar inmediatamente ambas se pusieron a platicar sobre sus vidas, Calisto y Regis se quedaron lejos de ellas en otra mesa, ambos serios y callados, Calisto analizo al mayor detenidamente y luego miró a su hermana.

—Nos vemos luego Lia -sonrió Hadarah después de dos horas hablando animadamente.

—Ven a casa un día  -Hadarah asintió y agitó su mano para luego seguir a su hermano.

—Al fin tienes una amigas -comento el pelinegro subiendo al carruaje— y no soy tacaño.

—Solo no te gusta gastar  -dijo ella riendo — Calisto le saco la lengua y luego la abrazo.

—Me alegra que ahora estés más animada -susurro — Creí que te iba a perder pequeña.

—No me ire más  -susurro sabiendo que  si no lograba su objetivo moriría nuevamente.



Al llegar a casa siguió la misma rutina de los últimos días, ceno junto a su familia y regreso a su habitación a seguir repasando las últimas rutas de sus vidas pasadas.

—Ninguna de estas veces me cruce con el más que cuando le serví en su casa, ahora soy amiga de Jubelian, pero no seria bueno usarla.

—Serías una mala amiga si lo haces -comento la diosa.

—Tú de nuevo - se quejó ella.

—Me verás más seguido -se tiro a su cama— que suave.

—Vete, estoy pensando.

—¿Tú cabecita hueca no encuentra un plan? -Hadarah le lanzó su zapatos y ella se quejó.— Solo acercate a Jubelian y por ende el duque vera que eres buena, ya luego conquistalo.

—¿Oh dios como no se me ocurrió antes? -diji sarcástica— eres una genia -la diosa la miro mal— eso no será suficiente, debo de ganarme su corazón, en mi primera vida fuimos amigos desde niños, ahora me lleva una Jubelian de edad -la diosa soltó una risa.

—Tú primera vida -comento — Fue linda, ambas crecieron juntos y se amaron desde entonces, pero te enfermaste y moriste junto a tu bebé en tu vientre  - Hadarah la miro y sus ojos se cristalizaron — llorona.

—Qué fastidiosa - la diosa sonrió.

—Haz lo que tu corazón diga.

—Mi corazón exige comida justo ahora, vete.

—Volveré —la diosa le saco la lengua y desapareció.






































Segundo capítulo listo.


¿Les esta gustando?

¿Que creen que pase?

¿Quién creen que es la diosa?

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