Capítulo 16
La fiesta terminó más rápido de lo que Hadarah pensó, al regresar a casa un silencio sepulcral se hizo, nadie hablaba, todos respiraba lento y sus miradas jamás se cruzaron.
A media noche el Duque Angenas se reunió con su hijo mayor Calisto, el menor estaba más serio de lo normal, aquello hizo dudar a su padre.
—Hijo - Kiel Angenas, había heredado el ducado muy joven cuando su padre falleció, sin hermanos fue el único heredero, cuando le propusieron casarse con una princesa de un país lejano se enfureció pero al verla por primera vez todo cambió, aquella mujer poseía una belleza única —¿Sucede algo?
—Quiero hablarte sobre mi hermana -el Duque le miro —Y el príncipe Eros.
—No - Calisto rodó los ojos — Hasta en eso eres igual a ella.
—No hagas drama aun -suspiro el menor —El príncipe Eros ha estado acosando a Hadarah e incluso le dijo abiertamente que enviara una carta de compromiso a Angenas, debemos de detener esto antes de que nos veamos metidos en problemas, nuestro principal objetivo es cuidar a Hadarah, el imperio se pude ir a la mierda.
—¡Calisto Angenas cuida tu vocabulario! - la voz de su madre se escucho en la puerta, Calisto se disculpo rápidamente —Primero muerta antes de ver a mi hija casada con ese hombre.
Medea Ashet no era favorita, no era amada, no era querida, Beatrice tenía a su madre la cual tenia una gran sed de poder, pero ella no tenía ni a su madre, así que buscar un matrimonio era lo adecuado si quería tener el estatus adecuado, pero cuando vio por primera vez al Duque Ploen eso cambió, se enamoro, o eso creía ella, un hombre guapo y fuerte, respetado, el no solo le daría lo que quería, incluso tendría más si lograba enamorarlo.
—Si esa estúpida no estuviera en mi camino seria mío -odiaba a Hadarah, quería su muerte a toda costa, por ello le había hablado de ella a Eros, pero son si quiera decirlo Eros ya la había visto y se había interesado en ella.
Para Eros Ashet, Hadarah era un joya pura, era hermosa y la mujer poderosa que buscaba, su familia poseía miles de riquezas, poder y estatus, si la tenía a ella tendría al imperio.
—Cásate con ella y tendrás el trono, no creo que su familia deje que nuestro la mate cuando lo haga con nosotros, así que cásate con ella - la voz de Medea sonaba bajo, Eros asintió, estaba de acuerdo y llevaría acabo aquel plan.
—Hablemos con el emperador, tu con Ploen y yo con Angenas. - Medea sonrió.
Hadarah visito días después a Jubelian ambas habían quedado de verse luego de la fiesta de la princesa.
—¡Lia! - Hadarah corrió hacía ella —de camino aquí encontré una pastelería 7 traje esto para ti - Jubelian sonrió.
—Qué linda - Hadarah asintió — Vamos a probarlo. —¿Qué tienes? Te noto triste.
—No es nada.
—No te creo ¿No somos amigas acaso? Déjame saber si puedo ayudarte.
—Dudo que se pueda obtener ayuda -solto la joven —No importa, probemos el pastel.
—Dara - Jubelian hizo un puchero, Hadarah soltó a reír.
—El príncipe Eros quiere casarse conmigo - Jubelian comenzó a toser —Supongo que es lo que toca, papá sabrá que hacer.
—Conociendo al Duque capaz y lo mata - Hadarah comenzó a reír — en fin, pronto será el concurso de caza ¿Tú familia asistirá?
—Siempre lo hacen, siempre ganamos - Jubelian asintió.
—Entonces nos veremos ahí, Liche me pidió estar junto a ella.
Cheol Moon, había crecido junto a Hadarah, desde niños fueron muy amigos y cuando este creció prometió protegerla siempre.
Pero las cosas le salieron mal, el amor le llegó y cada que miraba a su señorita su corazón se aceleraba.
—Hadarah ¿Te gusta el Duque Ploen? Es el padre de tu amiga.
—Creo que ella ya lo sabe, no me veas así, estoy segura de que si. Pero no le digas a nadie... es algo imposible.
Aquello no salía de su cabeza, amaba a Hadarah pero jamás sería motivo de sus sonrisas y su amor.
Hadarah bajo al pueblo a comprar algunos regalos para sus hermanos y su madre, Moon no había podido ir con ella así que llevo a otros caballeros.
—¿Podrían traerme unas telas de la tienda del señor Qing? Yo estaré aquí - el guardia asintio y se alejo.
Hadarah siguió observando los adornos y la joyeria artesanal sin mirar a su alrededor.
—Debería de mirar a sus lados princesa - esa voz le llamo la atención.
—Señor Ploen - Hadarah le sonrió —¿Qué lo trae por aquí?
—Busco un regalo para Jubelian - la joven asintió y siguió observando los adornos —Es tu amiga...
—¿Quiere que le ayude? - Regis asintió, Hadarah sonrió y lo tomo de la mano para luego caminar — ella tiene un rostro muy bonito, así que debería de conseguirle un bonito adorno para el cabello, algo que combine con usted.
—¿Y que sería? - Hadarah sonrió y se acercó a un puesto.
—De donde viene mi madre los Dwikkoji son pines pequeños que sirven de decoración al peinado de las mujeres, son muy bonitos -le mostró varios —Ella viene aquí a comprarlos, le hacen recordar a su hogar, yo creo que Jubelian se vería muy bien con uno de estos.
—Entonces llevare el mejor - Hadarah asintió — ¿Ellos son tus guardias? - hombres de negro se acercaban lentamente.
—No... sir Shawn y sir Albert solo ellos dos pero no los veo - Regis tomó su mano.
—Prepárate para correr, no traje mi espada - Hadarah le miro con temor y le siguió cuando este comenzó a correr.
Los hombres comenzaron a correr detrás de ambos, estaban encapuchados y sus armas estaban listas para asesinarlos, Hadarah cayo al suelo cuando una piedra se cruzó en el camino, parte de su vestido se reasgo y su zapato quedo olvidado, aun así toml fuerzas y siguió al mayor.
—Debes correr más - Hadarah sintió su pie sangrar pero apreto con más fuerza la mano del Duque y comenzó a correr sin importarle nada —Estarás bien a mi lado - la joven asintió.
"Estarás bien a mi lado" estoy llorando jajaja.
Recuerden que tengo otra historia sobre nuestro papá luchon Regis " Side Effects"
El Dwikkoji o pin de cabello que habló Hadarah (si aquí también aprenderán de historia jaja)
Aquí lo pueden ver puesto en nuestra bellísima Jan OK jung (muy buena serie por cierto)
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