Capitulo 11
Hadarah miraba a sus padres hablar sin detenerse, incluso sus hermanos hablaban sin parar, se sentía tan pequeño ante ellos.
El tema de conversación, el gran duque del imperio, Regis Ploen, el y Hadarah estaban en boca de todos, eran chismes tras chismes, lo pero del asunto, ninguno era real.
—¿Entonces te besaste con el? - fue su madre la que llamó la atención de todos.
—¡Te beso! ¿¡Ese anciano te beso!? -su padre alzó la voz con todas sus fuerzas, la vena en su frente resaltó —¡Mi niña! -se tiro al suelo y abrazo las piernas de Hadarah.
—Que vergüenza papá - el Duque siguió lamentándose —Nada de eso es real.
Pero a pesar de sus múltiples quejas, todos seguían hechandole leña al fuego, incluso se habían inventado una historia de amor fogosa.
—Allah, Buda, dioses existentes, ayúdenme - su vista daba hacia el techo, su familia la miro extrañada pero luego dejaron de lado eso y siguieron hablando.
—¿Entonces mi hermanita se casará? - era Adonis el que había dicho aquello, su padre se puso tan pálido que temieron que se desmayara.
—¡No! - Hadarah tapo sus oídos ante tal grito de su padre.
Hadarah bajo del carruaje e ingreso a la Mansión Ploen en silencio, no quería cruzarse con el Duque por ahora, pero parecía que el destino no estaba de su lado.
Su delgado cuerpo choco con el duro pecho del mayor, Regis la sostuvo de las caderas evitando que su cuerpo terminara en el suelo, pero aquello simplemente hizo a la joven tornarse roja, Regis simplemente nego.
—Tenga cuidado princesa - Hadarah asintió y se disculpo, pero antes de seguir su camino el la detuvo —Princesa.
—¿Dígame?
—Seria mejor que aclarará lo que sucedió.
—Usted es el mayor aquí, bien sabe que si aclara este mal entendido ellos creerán que quiere ocultar lo -sin decir algo más subió, Regis solto un suspiro.
Al ingresar a la habitación de Jubelian tocó tres veces, aquello era una señal que habían inventado para que supiera que era ella y que no había peligro con Max.
—Es bueno verte - Hadarah ingreso y cerró con seguro la puerta —Madrastra - Hadarah la miro mal.
—¿Tú también?
—He de aceptar que se inventaron buenas historias - Hadarah se tiro a la cama y se quejo —y otras no tan buenas.
—El Duque es guapo -Jubelian la miro— Pero son puras tonterías, en unos días lo olvidarán - Jubelian se acostó a su lado y abrazo a Hadarah.
—Me gustaría que papá no estuviera solo - Hadarah la miro —Si fuera alguien que lo amara de verdad y que fuera buena conmigo, la aceptaría sin ningún problema.
—¿Qué me quieres decir?
—Nada - Jubelian solto una risa traviesa, Hadarah suspiro pesado.
Del palacio imperial habían llegado múltiples invitaciones para fiestas del té, Hadarah dabia que tramaban con aquellas invitaciones insistentes, y sin dudarlo acepto ir, solo dando la cara todos los chismes se irían disminuyendo.
—Solo por que usted lo pidió -susurro e ingreso al jardín de la princesa Afrodita.
Aquella princesa jamás había sido revelada en sus anteriores vidas, por lo cual tuvo que buscar información de ella.
Medea Allez Ashet, hija de una concubina de bajo rango que era conocida por su belleza, Eros Illet Ashet, los gemelos menos queridos del imperio, Eros era la viva copia del emperador, pero no en lo físico, su carácter y su malicia eran lo único que había heredado del emperador Darius, Medea igual, ante todos los gemelos no eran nada, Max era el heredero, hijo de la primera Emperatriz, Beatrice era su segunda hija de su segundo matrimonio por lo cual era respetada, solo Medea y Eros eran hechados a un lado.
Pero eso solo aumentaba sus actitudes arrogantes y molestas.
—Veo que llego la dama del momento - Medea soltó en tono burlesco, Hadarah sonrió en grande y se acercó
Amelia miro a Hadarah y le sonrió, Hadarah le regreso la sonrisa pero aquello no duró tanto, Medea siguió con su veneno.
—¿Cuándo será la boda princesa? - Medea fue directa —Las dos casas más importantes se unirán, debe de ser un evento nacional.
—Están equivocadas -dijo tajante —El Duque no está comprometido conmigo, todo fue un error.
—Es mentira princesa, se les ha visto juntos.
—No lo es, solo fue un favor que me hizo en nombre de su hija -se puso de pie —Me retiro, no puedo quedarme en una reunión en donde los chismes falsos se tratan -Medea la miro mal.
—¿Como te atreves? - alzó la mano hacia ella, Hadarah la sostuvo.
—Soy la única hija mujer del ducado Angenas, fiel servidor del imperio, la hija del matrimonio, así que tenga cuidado princesa, si me toca podrían haber problemas muy serios -le soltó la mano y salió, Amelia miro con recelo a la princesa y siguió a Hadarah sin dudarlo.
—Dara, espérame - Hadarah disminuyo su andar, Amelia le sonrió -Eso fue increíble.
—Tal vez sone grosera, pero ella no es una princesa pura, no puede alzarme la mano y menos burlarse y criticar a los demás - negó —la princesa Beatrice es mucho mejor que ella, las mejores damas van con ella.
—Tiene razón ¿Quiere acompañarme?
—Bien, no pienso regresar a este lugar con esas brujas - Amelia soltó una risa.
Ambas ingresaron a un pequeño salón en donde un pequeño grupo de chicas estaba, ahí estaba la princesa Beatrice, al ingresar realizó una reverencia y se presentó formalmente.
—Al fin salieron de ese lugar - nego una chica de cabellos rosados —Soy Sandara del condado Park
—Un gusto - susurro, otra de cabellos negros y ojos verdes se puso de pie.
—¿Quieren un lavado de cerebro o oídos? Esas señoritas hablan puras fantasías y chismes baratos.
—Tienen razón - hablo la princesa Liche —Es bueno tener una nueva integrante -Hadarah sonrió un poco, era bueno ver a señoritas amables.
—Yo soy Alice del vizcondado de Britt.
Aquella tarde fue amena para Hadarah, había conocido a nuevas amistades y había conocido otra cara de la nobleza, una en donde las conversaciones se basaban en vestidos, abrigos y uno que otro joven de buen porte.
Se que les hice esperar pero estaba repasando la trama, tal vez y solo tal vez cambie algunas cosas de lo que tenia pensado, pero no se preocupen, todo irá bien.
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