epílogo
Con los años que pasaron todo se hizo más facil. Tanto Troy como yo habíamos encontrado un buen lugar para criar a nuestra pequeña hija, que crecía a un nivel tan rápido que me asustaba.
Sin saber del mundo exterior fuera de nuestra pequeña cabaña frente al lago, decidimos que era lo mejor por el bien de los dos, ya que luego de todo lo que vivimos, solo queríamos un poco de paz y así se cumplió.
Hasta ahora.
Recogía un par de par de pescados para la comida, al levantarme me volví al camino por el que había pasado y me detuve en seco al encontrarme con mi madre. Más anciana que antes aunque sin canas, pero con más arrugas que antes. Me observa y yo a ella, bastante confundida. Comienzo a creer que es una alucinación mia, pero no, su expresión lo dice todo y cuando se acerca a abrazarme, me doy cuenta que si es real.
—¿Cómo llegaron aquí?— inquiero de inmediato.
Alicia y Elizabeth están justo detrás de ella. Mi hermana con una capa de viaje que le cubre hasta la cabeza y un guante que le cubre la mano. Elizabeth es mucho más alta, con el cabello largo hasta la cintura y una cicatriz larga en la frente.
Me separó de mi madre, volviendo a Alicia para abrazarla y después a Elizabeth.
—Victor nos lo dijo— responde mi mamá —Nos dijo que estaban escondidos.
No puedo ni sonreír de lo asombrada que estoy, pues el corazón me palpita en los oídos aún.
Peino mi cabello de mi frente —¿Pero co-como...?
—Te lo explicaremos todo, ¿De acuerdo?
Asiento un poco con la cabeza —Si, de acuerdo, ¿Quieren entrar? Digo, no es como si fuéramos extraños.
Alicia ríe un poco, me toma del brazo libre y todas entramos hasta la cabaña que está repartida en tres habitaciones: dos dormitorios y un baño, con una cocina y comedor junto a la sala que solo cuenta con un sofá largo frente a la chimenea con un montón de madera quemada.
—¿Dónde está Troy?— inquiere mi mamá, mirando las pertenencias del chico en todos lados.
Dejo el plato sobre la mesa, haciendo que me sigan hasta ahí —Llevo a Tracy a recolectar unas fresas al otro lado del lago, no deben tardar en volver— me vuelvo a ambas —Me sorprende verlas solas, creí que Nick vendría con ustedes algún día, le hable a Tracy muchísimo sobre su tío Nick, estara feliz de verlo si algún día decide venir también.
Las tres se miran entre si, haciéndome fruncir el ceño confundida.
—¿Dónde está?— añado, esperando aquellas palabras.
—Te quería mucho, Rachel— dice Alicia.
Entonces entiendo, Nick está muerto, mi hermano. Cierro un momento los ojos, apartando la vista de ambas, sin poder creer aquello porque me parte el corazón y no quiero llorar ahora.
—¿Fue en la presa?
Mi madre niega —No, después.
Asiento, formando una rara mueca en mis labios. Tomo todo el aire que puedo y niego con la cabeza para no echarme a llorar, justo cuando se escuchan las risas de Tracy fuera de la casa.
Detengo a las tres antes de que puedan salir. —Dejenme hablar primero con ellos, estarán bastante sorprendidos— miró a mi mamá —Especialmente troy.
Camino solo porque mis piernas me lo permiten y salgo de la cabaña limpiando mi mejilla.
—¡Mira, mamá, encontramos muchas fresas! Podemos hacer mucha comida ahora— me llama la pequeña niña de cabello castaño como el de Troy y rizado como el mío, ojos de un intenso café oscuro y estatura mediana.
Me agachó para sonreírle y tomar la canasta que lleva en manos, con la mirada atenta de Troy en mi. Supongo que sabe algo, por lo que entra a la casa sin preguntarme nada y yo lo dejo.
—Son maravillosas y se ven deliciosas— le digo a mi hija —Haremos muchos postres, pero antes debes conocer a tu familia.
Sus ojos se abren de par en par —¿El tío Nick está aquí?
Niego —No, pero la tía Alicia si y también la tía Elizabeth.
Junta ambas manos —¿Puedo conocerlos? ¡Si, si, por favor!— halarga el «or» haciéndome reír un poco.
—Si, vamos a conocerlas— le extiendo mi mano libre y ambas nos adentramos a la casa.
Troy está poniéndose al tanto con Elizabeth en su reunión familiar, pero cuando Tracy entra, las tres mujeres ponen los ojos en ella.
Su recibimiento es encantador y bastante lindo a decir verdad. Tracy se encariña demasiado rápido con Alicia, pues es muy adorable. Mi madre le habla de una forma muy diferente a como lo hacía conmigo cuando era pequeña, supongo que no todo era malo con ella y que mis berrinches me cegaban por completo.
Y es que ese es el problema con la mayoría de los hijos. Todos tenemos traumas que nos marcan por completo, dejando pedazos rotos en nuestras versiones adultas y en las personalidades que recibimos una vez que crecemos. Troy fue bruscamente maltratado en su infancia, dejando eso, un chico que esconde su verdadera personalidad muy en el fondo con la supuesta agresividad y sarcasmo que carga, y con el pasar de los años ha cambiado, especialmente desde Tracy.
Mi padre marco toda mi vida, termino destrozando mi corazón al creer que había muerto porque se había cansado de su vida con nosotros y me dejó asi, a la defensiva y desconfiada de la mayoría que me rodean. Pero eso también cambio, las personas cambian, solo tienen que esforzarse un poco.
—Es adorable— menciona mi madre, cuando ambas observamos a Tracy en el lago junto a Elizabeth y Alicia.
Le sonrió a mi mamá —Si, es una niña muy adorable.
—Me recuerda mucho a ti a esa edad— ella sonríe —Llena de sueños y amor para repartir...
—A todos los ositos cariñositos que me encuentre en mi vida— completo por ella, haciéndola reír —Aun recuerdo que lo cantaba, es una canción horrible que me inventé.
—Pero la amabas y la defendiste a capa y espada cuando Nick se burlaba de ti.
Mi sonrisa se borra ante la mención de mi hermano, pero ahora es muy tarde, las lágrimas salen por si solas y el dolor me atraviesa como una daga, obligándome a girar para que Tracy no me vea.
No puedo evitarlo, suelto leves sollozos que vienen con más lágrimas y más dolor. Hago todo lo posible por limpiar mi rostro con rapidez y volver a la normalidad.
—No podrás reprimirlo toda la vida, rachel— me dice mi mamá y niego.
—No, lo sé.
Paso mis brazos sobre sus hombros para darle un fuerte abrazo que me hace sentir mejor.
—Lamento la forma en la que me comporte la última vez— le digo con sinceridad —Eres una madre, ahora lo entiendo, harías lo que fuera por tus hijos.
La escucho sollozar un poco en mi hombro —No ha habido nada en mi cabeza que el arrepentimiento desde que supe que estabas embarazada aquel día, tu perdoname a mi.
—Supongo que estamos mejor, yo lo creo.
Asiente, separándose de mi —Tu hermana y yo iremos devuelta a Los Angeles, pero tenemos espacio suficiente para más.
Bajó la mirada al suelo, negando luego con la cabeza —No, estamos bien aquí.
—¿Estás segura, hija? Hay cupo de sobra y estoy segura de que tú hija amara Los Ángeles aunque esté destrozado.
Le sonrió —Gracias por la oferta, mamá, pero no quiero que mi hija vea lo que fuimos antes de todo, no quiero que se sienta mal por perderse un mundo donde no tendrá que huir cada vez que se acercan demasiados muertos. Quiero que crezca con sus propias ideas del mundo y su propia perspectiva. Tu y Alicia se la pasarán bien, estoy segura.
Ella asiente, entendiendo mi decisión tomada apesar de que eso signifique no podamos vernos una vez mas hasta dentro de mucho tiempo.
Finalmente se despide de mi y mi familia, y aunque crei que sucedería lo contrario, Elizabeth decide irse con ellas también.
—Espero traer más buenas historias la próxima vez— dice mi hermana, dándome un buen abrazo.
Le sonrió —Uh, espero que si, salúdame a todos de mi parte.
—Claro, saludaré a todos por ti y también cuidare de mamá.
—Estoy segura que lo harás, al final de cuentas siempre te tendrá a ti— la tomo de los hombros cuando nos separamos —Ambas estarán bien.
—Y tu también.
Ambas esperan junto al lago cuando Elizabeth corre a abrazarme, pero tropieza en el camino, haciéndome reír en el abrazo.
—Tu también estarás bien, espero— le digo y ella ríe.
—Voy a estar mejor que bien— me palmeó la espalda —Mi sobrina es adorable, le traeré muchos dulces si volvemos y ¡Adiós! No me gustan mucho las despedidas, al menos no ahora.
Sonrió —Buena suerte en tu camino entonces, Beth.
—Y tu en el tuyo, Rachel.
Se da media vuelta y camina con cuidado hasta mi mamá y Alicia, tratando de no caerse una vez mas.
Troy trae con el a Tracy, tomados de la mano.
—Diles ¡Adiós! Con la mano— le pide Troy a nuestra hija.
Tracy obedece, sonriendo a las tres mujeres que van desapareciendo poco a poco.
—¿Van a volver?— inquiere Tracy.
La observo —Bueno, tal vez, pero mientras debemos preparar ese postre que está pendiente, ¿No?
La castaña acepta, sonriente corre hasta la casa luego de soltar la mano de Troy.
—¿De verdad van a volver?— inquiere el.
Suspiró —Espero que si.
El chico me toma de la mano —Bueno, mientras seguiremos siendo nosotros.
—¡Buuh! Que mal— bromeo, haciéndolo reír un poco.
—Al final si se cumplió.
Frunzo un poco mi ceño —¿El que?
Encogió sus hombros —Tengo eso raro que tuve cuando te vi en aquella estación en la frontera, creí que me había hecho daño lo que desayuné esa mañana.
Rió —He de admitir que yo lo ignoré, incluso hasta después entendí.
—¿Eres feliz aquí?— mira la cabaña.
—Claro que si, ¿Y tú?
—Por supuesto— frunce un poco su ceño —No podría ser más feliz aquí.
Tomo sus mejillas, uniendo sus labios con los míos y sintiendo eso mismo que Troy acaba de mencionar. Es raro, aunque no tanto como para no disfrutarlo.
Después de todo, después de todo el dolor y el misterio, esto resultó bien y estoy bastante feliz por eso. Yo lo amo y él me ama a mi, eso es más que suficiente.
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