chapter seventeen. back to me
𝐅𝐄𝐀𝐑𝐋𝐄𝐒𝐒
.˚ׅ ❛ capítulo diecisiete
back to me ❜𓈒˙
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Dejo la camioneta lo más cercano de mi destino que puedo, cerrando la puerta y tomando de mi arma que cuelga de mi cuerpo. Mi silencio y el gimoteo de los caminantes a lo lejos del pequeño pueblo es lo único que me rodea.
A paso apresurado llegó hasta una tienda, dónde el cristal está lleno de polvo y sangre, pero me permite mirar lo que hay dentro: largas filas de estantes donde alguna vez había muchísima comida. Por suerte encontraré algo más, por lo que abro la puerta de un empujón pero no entro hasta que me aseguro que no hay muertos dentro.
Solo hay un par de ellos, lo que me permite asegurar el resto de la tienda y cerrar la puerta detrás de mi. Quedan restos de latas, bastantes bolsas de frituras y algunas botellas de electrolitos de sabor uva y coco. Después del agua los electrolitos son lo mejor, aunque he oído el rumor de que al día siguiente se echan a perder y más si no hay refrigeración, pero ¿Qué más tengo? Me queda poca agua.
Cuando anochece, dejo el auto pegado totalmente a la puerta y aseguro la trasera con un mueble lo suficiente pesado para llevarme un par de horas en arrastrarlo hasta la puerta. Finalmente y bastante cansada, me siento en el suelo, comiendo de una bolsa de frituras como cena. No había recordado lo tanto que me gusta el silencio, pues lo único que tengo en mente ahora es en dormir un poco con el arma en la mano y un cuchillo sobre el tobillo para el día siguiente.
Quizá pueda encontrar algo mejor la próxima vez, pero este es un buen inicio. Mis ojos pierden la batalla contra el sueño, por lo que no tardo mucho en quedarme dormida sobre el suelo, detras de la caja registradora. Estoy cayendo en un sueño profundo cuando escucho unos golpeteos, pero no parecen ser de muertos, de hecho, no son tan torpes como los que uno haría.
Mis piernas se levantan de inmediato y tomo el arma con mis manos, caminando hasta la ventana para intentar mirar algo pero solo veo un auto estacionado enfrente del mío. Entre la suciedad, alcanzo a ver la figura de Nick, pero no me lo creo hasta que escucho su voz.
-¿Estás seguro de que ese es el auto que le dio mi mamá?- inquiere a alguien.
-Sí, estoy seguro, ella dijo que era color negro- le responde Troy.
-Pues hay muchos autos negros tirados en toda la ciudad, amigo.
-¿Quieres regresar sin ella?
-No, ella es mi hermana- dice Nick -Y además, si no volvemos con ella y Alicia mi mamá nos ahorcara a ambos.
Maldigo en voz baja, quizá no fui tan discreta como hubiera querido. Abro la puerta de golpe, por lo que Nick se sobresalta al estar apunto de tomarla para intentar abrirla.
-¿Qué están haciendo aquí?- les pregunto a ambos.
-No nos malinterpretes, venimos en paz- responde Nick.
-Pues es mejor que regresen por donde vinieron.
-¿Podemos hablar?- pregunta Troy, detrás de Nick -Por favor.
-¿De nuevo?- alzó ambas cejas.
-Ya lo conoces, nunca se cansa de hablar- bromea Nick.
Me mantengo de pie frente a ambos, haciendo un gesto para que entren a la tienda y vuelvo cuando le echó una mirada alrededor.
Les ofrezco a ambos un poco de mi comida y agua, sentándome finalmente frente a ambos.
-¿Mamá te envío?- inquiero a Nick.
El chico levanta la mirada de la linterna que ilumina la habitación.
-Tal vez.
Ruedo los ojos -Te escuché, dijiste que estabas buscando a Alicia también.
-Bueno, Madison...- troy le hace un gesto a Nick para que se quede callado -Tu mamá, ella quiere que ambas vuelvan, no se siente segura sin ustedes y sin ti, especialmente.
Niego -Estoy bien aquí, ¿Si? Me gusta el silencio.
-Pero no es sano, Rachel- regaña Nick.
-Tu has estado huyendo desde hace años, Nick- repito de la misma manera.
-Si, ¿Por qué crees que ya no lo hago?
Encogí mis hombros -Tengo demasiado para discutir, ya es tarde- apague mi linterna, levantandome para irme a la bodega de la tienda.
Deje mis cosas sobre el suelo y utilice mi chaqueta de militar como almohada, relajándome un momento. Aunque la idea de que Nick no descansará hasta llevarme arrastrando de vuelta a la presa me ha puesto ya bastante tensa.
Me pongo a mirar al vacío cuando escucho un par de pasos y veo los zapatos de Troy adentrarse a la habitación.
-Me gustaría dormir- le digo -Claro, si mi mamá, Nick y tú están de acuerdo.
Suspira -Bueno, yo sí estoy de acuerdo.
Se sienta a mi lado, recostandose luego detrás de mi. No me muevo ni un solo segundo, por lo que el se recuesta pasando su mano sobre mi cintura para juntarme más a el.
Al ver que no protesto ni nada de eso, aprovecha para dejar un dulce beso sobre mi cuello y acomodar su cabeza en mi. Me rindo luego de aquello, tomando su mano que reposa sobre mi cuerpo y tratando ahora sí de caer en un sueño lo suficientemente profundo.
Al parecer Nick había decidido respetar mi decisión o algo así, ya que cuando despierto está empacando un par de cosas en mi mochila.
-¿Estás secuestrando me o estas respetando mi decisión?- cuestionó, cruzandome de brazos.
-Estoy fingiendo que te vi bien desde una buena distancia, tu no nos viste pero nosotros a ti si- se vuelve a mi -A mi mamá le debera tranquilizar que estés bien, en un buen santuario que encontraste... Junto a Alicia.
Mi ceño se aligera -¿Vas a mentirle?
-Si debo hacerlo por ti entonces si- deja la mochila sobre el suelo -Escucha, Rachel, no soy un buen hermano pero... Se que puedes cuidarte sola y que lo harás bien, ahora lo entiendo.
Sus palabras me hacen sonreír, lo admito, por lo que le doy un abrazo como agradecimiento.
-Tal vez nos volvamos a ver después- aseguro -Cuando me cansé de viajar y entonces te contaré todas las historias.
Ríe -Sí, me encantará escuchar todo eso.
Me separó de el, siguiendo a ambos chicos entonces a las afueras de la tienda, donde su auto los esperaba ya.
-¿Encontraste a Alicia?- le inquiri a mi hermano.
Negó -No, pero no debe estar muy lejos de aquí, ambas iban casi a la misma dirección.
-Si la encuentras dile que estoy bien y que se cuide mucho- le pido -Solo necesita tiempo, ya sabes, perdió a alguien a quien amo.
-Tratare de hacerlo, si es que me habla después de seguirla en nombre de nuestra madre.
Sonrió, mirando a Troy alistar lo último de sus pertenencias.
-Cuidalo, ¿De acuerdo?- le pido a Nick.
Bufa -Si, me veo en la obligación de hacerlo ahora, me parece.
-Hazlo por mi- formo un pequeño puchero que le hace reír.
-Ya, ya ¡Adiós!- sacude su mano al aire, haciéndome reír está vez a mi.
Nick avanza hasta el auto cuando Troy se dirige hacia mi para despedirse.
-Menti sobre que tú mamá no se siente segura sin ti- confiesa, tomando mi mano -Yo no me siento seguro sin ti en realidad y quisiera que volvieras conmigo.
Sonrió -Volvere cuando esté lista para hacerlo- beso su mejilla -Pero estamos bien.
Aquello le da acceso para colocar ambas manos sobre mis mejillas y unir nuestros labios en un largo beso, el cual es una mejor despedida que solo usar palabras.
-¡Bueno, adiós, Rachel!- grita Nick, llamando nuestra atención.
Troy se separa de mi y mira al chico, maldiciendolo internamente. Me sonríe, dejando un beso sobre mi frente por último.
-Adios, Troy- le digo, tomando su mano.
El chico retrocede sus pasos -Voy a esperarte, tenlo por seguro.
Nick se sube al auto y lo enciende, dándole prisa a Troy, quién sube al auto tan rápido como puede y así, ambos desaparecen por la carretera.
Me sorprende lo mucho que he durado en las calles, sola y sin nadie buscándome luego de dos semanas y media. Mi gran aventura se ha estado volviendo algo aburrida y difícil, creo que beber esos sueros en mal estado fue una terrible idea, pues he estado bastante enferma desde entonces y sin medicamentos, no hay nada que lo cure.
Regreso toda pastilla para calmar el mareo por las mañanas o la fatiga que me persigue siempre que intento hacer algo. Sin embargo, no me detengo a menos que sea de noche o que ya esté muy cansada.
Estacionó el auto en una tarde bastante calurosa bajo la sombra de un árbol y me quedo ahi, preguntandome cuál será mi siguiente parada. Recuesto mi cabeza sobre la chaqueta y me acomodo para dormir, pues el sueño que me cargó es más duro y me he atrapado varias veces cabeceando en el camino.
Observo la caja bajo el asiento copiloto y estoy quedándome dormida cuando escucho la ventana ser golpeada un montón de veces, tantas que me hace saltar del susto y tomar mi arma para apuntar. Me detengo en seco de inmediato al mirar el cabello rubio de Elizabeth.
-¿Que haces aquí?- le pregunto, pero no puede escucharme por la ventana.
Ella abre el auto y se adentra para sentarse donde anteriormente estaba acostada.
-Creo que estoy muriéndome- me dice.
Mi ceño se frunce -¿Estás herida? Tengo un par de vendas en la cajuela, ¿Cómo llegaste aquí?
-Camine.
-¿Desde la presa?
Ella niega -No, me vine primero en bicicleta y después caminando, evite todos los muertos y me escondí.
La observé a detalle, se veía bastante quemada del rostro y mal alimentada, debía llevar uno o dos días caminando y otro en bicicleta.
-Me duele el estómago y... Creo que me corté por dentro- me explica, tomándose el estómago -Duele demasiado.
-¿Dónde te duele?- inquiri y ella señaló sus diminutas caderas -¿Te duele... En los costados?
-Es en todos lados, pero ahora en los costados y...- suspira -No quería decirlo pero, hay mucha sangre en mis pantalones.
Mi ceño se aligera de inmediato, todo está conectado ahora y la preocupación se ha calmado bastante.
-No te estás muriendo, Beth- le sonrió un poco y ella me mira confusa -¿Tu madre nunca te explico nada sobre tu periodo?
-¿Que es eso? ¿Un platillo o algo así?
Rió, negando con la cabeza -No, no, es algo normal que le sucede a todas las mujeres del mundo o al menos a las que quedan.
-¿Pero por qué duele tanto?
-Se llaman cólicos, también son normales pero hay manera de calmarlos- le acaricio el hombro -¿Te parece si voy hasta una enfermería y te buscamos algo de ropa nueva?
Ella asiente, un poco más tranquila luego de explicarle aquello. En un largo camino lleno de preguntas por parte de Elizabeth, me dedique a responder a cada una de ellas.
-¿Y cuánto dura?
-Solo unos días, máximo seis y mínimo tres o cuatro.
-¿Siempre será así?
Niego -No, es solo una al mes.
-¿También le pasa a los hombres?
-No, a ellos no.
-¡Que injusto!
Reí -Si, lo es.
-¿Y a ti también te pasa, Rachel?
-Si, me pasó hace...- intento hacer memoria hasta que lo hago -Hace como unos... Meses.
Aquello hace que la chica me miré -¿Pero como lo paras? Tienes que decirme, yo quiero pararlo para siempre.
-Bueno, necesitas estar embarazada para ello, aunque aveces también en el embarazo puede pasar- mi ceño se frunce.
-¿Y tú lo tuviste hace unos meses? ¿Eso significa que estás...?
Niego de inmediato, aunque ya se la respuesta -No, debe ser un retraso.
Me detengo frente a unos locales, apagando el auto antes de que las ideas se atasquen en mi cabeza.
-Quedate aquí, iré a buscar lo que necesitas- le digo a Beth.
Sin embargo, ella abre la puerta del auto, deteniéndose al escucharme.
-Quiero ir contigo, necesito más respuestas.
Me bajó del auto, mirándola unos segundos y finalmente accediendo. Ambas impartimos camino a lo que parece ser una enfermería que está abandonada desde hace años, con toda la seguridad posible, dejo que Elizabeth me siga el paso en silencio hasta no estar completamente seguras por ahora.
Ella sigue haciendo sus preguntas pero en una voz más baja, mientras me encargo de caminar por los pasillos y buscar las sobras de lo que necesita: toallas, algunas pastillas para el dolor, aunque estás últimas si me aseguro de que no estén tan malas. También busco comida o algo más que sirva, para después pasar a los demás locales y dar con uno de ropa.
-¿Este está bien?- le inquiero a Beth, mostrándole unos jeans color negro.
Elizabeth asiente -Si, son pequeños para mí, gracias.
Le sonrió -Te esperaré en lo que te cambias aquí, no hay nada en esa habitación, puedes ir ahí.
Elizabeth se da la vuelta y se encierra en la cortina, mientras me pongo a buscar más ropa por si acaso.
-Muchas gracias por responder todas mis preguntas- me dice Elizabeth sin salir aún.
-Yo no te pregunté por qué huiste de la presa, ¿Esta todo bien allá?
-Si, lo está, pero creo que me asusté y lo único que quería era verte a ti- suspiró -Es algo tan estúpido y vergonzoso.
Niego -No, no lo es.
-¿Tu lo crees? Es que... Con la muerte de mi hermano... Todo es muy diferente ahora, ¿Sabes? Solo somos Troy y yo ahora- suspira, deteniéndose unos segundos -Y voy a extrañar mucho mi hermano, el me hubiera explicado todo lo que sabía de esto, quizá lo hubiera hecho y hubiéramos pasado un lindo momento de hermanos pero ya no está.
Me detengo en seco, porque puedo escuchar como se le corta la voz a Elizabeth en el proceso de aquel discurso. Termina sollozando dentro de la cortina, así que me acerco a paso lento hacia ella cuando sale y le acepto el abrazo sin dudar.
Mientras acaricio su cabello con delicadeza, las lágrimas también llegan a mi por arte de magia.
-¿Sabes que se me antoja?- pregunto.
Ella negó en mi hombro -¿Que es?
-Una hamburguesa con papas- le respondo y se echa a reír -Buscaremos en algún lado los ingredientes y está noche cenaremos eso, ¿Que te parece?
Elizabeth se separa de mi para mirarme a detalle, deteniendo su mirada en mi estómago.
-Dices que tú "eso" llegó hace meses, ¿Significa que estás embarazada?- cuestiona y me toma por sorpresa.
Niego -Ya te dije que quizá sea un retraso.
-¡Si! Pero, hay que ser de mente abierta y quitarse de duda, ¿No lo crees?
Formo una linea en mis labios -Si, lo creo, pero no sé.
Me toma de la mano, sacándome de aquella tienda -Vamos, no pierdes nada en intentarlo.
Para el final del día, estoy cocinando dos ardillas que nos hemos encontrado en el camino, las cuales Elizabeth ha cazado con mucho éxito.
-Te lo digo, es un milagro haber encontrado esas dos ardillas- le dije a Beth -Ahora, no es carne de hamburguesa pero es carne de ardilla, ¿No es eso mejor?
Elizabeth asiente -Es una nueva receta, si, creo que la llamaré "hambugerdilla".
Reí -Es un buen nombre.
-Lo se, ¿Segura que ese pan aún sirve?
Encogí mis hombros -Espero que si, no le veo nada de malo, parece que alguien intento hacer una mala receta de pan y lo dejo ahí.
-No se ve de años.
Niego -No lo es, es de hace unos días.
Su ceño se aligera -Rachel, si es de hace días, ¿No es obvio que esa persona ha de seguir por aquí?
-Si, pero nos iremos mañana, no creo que nos encuentre- miro el fuego -Y si lo hace lo enfrentaremos, somos dos.
-Una niña y una embarazada, somos una gran amenaza.
Le doy una mala mirada -No estoy embarazada.
-Culpable hasta demostrar lo contrario- me sonríe de forma burlona, la misma sonrisa que me hace recordar a Troy.
Aviento el palo con el que muevo las ardillas y le extiendo la mano.
-Dame esa maldita cosa- le pido.
Me mira asustada -No era mi intención hacerte enojar.
Niego, tomando la prueba y yendome hasta lo más oscuro del bosque que tenemos detrás.
-Lo decía en serio- escucho a Elizabeth mientras me bajó los pantalones -Puede que no lo estés y eso está bien, no creo que tú mamá te diga algo, eres una adulta. Aunque no conozco los riesgos de esto, ¿Cómo dan a luz ahora? ¿Se... Acuestan así en la tierra y ya? ¡Espera, yo leí eso! Solo que paso en la prehistoria, cuando estaban los cavernícolas. ¿Somos cavernícolas?
Mis pasos devuelta la hacen callar.
-No, no somos cavernícolas- niego -Y eso ya esta, saca las ardillas mientras me lavo las manos.
Ella obedece y yo voy en busca de agua, remojandome las manos varias veces hasta que creo que están lo suficientemente limpias.
Cuando vuelvo con Elizabeth, ya está sirviendo las ardillas en el pan. La boca se me hace agua al ver la carne cocida.
-¿Cómo se ve?- le inquiero.
-Creo que deberías ver esto.
Mi ceño se frunce, caminando hasta ella.
-Ya están, come antes de que te desmayes- le pido.
Ambas cenamos en paz, una frente a la otra. Esta es la mejor cena que he tenido desde hace unos días, me siento bastante llena y satisfecha con la carne y el pan que tuvimos que preparar para arreglarlo mejor y más bonito, por así decirlo.
Bebo la mitad de la botella de agua que cargo y suelto ese aire de tranquilidad al recargar mi cabeza sobre mis manos. No ha sido un día tan pesado y la fatiga se ha ido bastante.
-Puedes dormir en la parte trasera del auto- le digo a Elizabeth -Es más cómodo que el frente, yo dormiré ahí está noche, ¿De acuerdo?
Sin embargo, Elizabeth ni siquiera me mira, si no a la pequeña caja con las respuestas.
-Oye, ¿Que pasa? ¿Que dice?- me asomo para intentar ver.
-Deberias verlo tu misma- me dice únicamente.
Y lo hago.
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