chapter four. the suicide mission
𝐅𝐄𝐀𝐑𝐋𝐄𝐒𝐒
.˚ׅ ❛ capítulo cuatro
the suicide mission ❜𓈒˙
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Cuando amanece, salgo lo más rápido en cuanto me despierto siendo la última en levantarse, pues la resaca no me ayuda en nada ahora mismo.
—¿De qué me perdí?— inquiero, sentándome junto a mis hermanos.
—Mamá se apunto a una misión con la milicia.
Escupo el agua por la nariz cuando me ahogo, empapando mi ropa y un poco mi comida.
—¿Ella qué?
No tienen que decir nada, Alicia simplemente señala con la cabeza a nuestra madre a unos metros de nosotros mientras desayuna junto a Troy y los otros chicos de la milicia.
—¿Se le safo un tornillo?— me pregunto —¿Por qué desayunaria con Troy? Creí que lo odiaba.
—Trata de ganárselo— asegura Nick, sin dejar de picotear su comida con el tenedor.
—Si es una estrategia, deberíamos dejarla— admito, llevándome una mirada de ambos —¿Qué?
—¿Estás de acuerdo?— susurra Alicia entre dientes.
—Algo así, es... sé que es peligroso pero mamá sabe cuidarse sola, es una mujer fuerte— me apresuro a decir, ya que sus expresiones dicen que me mataran en cualquier segundo —Ella sabe más que nosotros.
Sin embargo, ellos no quitan esa mirada como si no pudieran creer lo que estoy diciendo.
—Es la resaca, ¿Si? Me lava el cerebro— señalo mi cabeza.
Solo así asienten entendiendo, pues en parte es verdad, tener resaca no es bonito.
La mayoría del tiempo me la paso sola en este lugar, pues Alicia no aparece y Nick junto a Luciana han ido a dar una vuelta por el rancho y a decir verdad no quiero ir de mal tercio.
Prefiero quedarme en la sombra y dormir un rato, o quizá leer algo, como si tuviera libros.
Intercambiaria mi alma por un buen libro.
Cuando el golpeteo de la puerta me llama, pienso que se trataba de Alicia o de Luciana y Nick, pero no es así, es como si me hubieran leído la mente, pues un libro algo grueso y con pasta roja se encuentra sobre el suelo en espera a que lo tome, lo cual me hizo confundirme.
La confusión se ve intercambiada al notar como el menor de los hombre Otto se encarga de observar desde la sombra de un árbol a mi puerta.
—¿Por qué?— le pregunto desde la distancia.
—Creí que... te gustaría el libro, eso es todo— dice, encogiendose de hombros y actuando como si nada.
Asiento levemente, tomando de nuevo la puerta —Me leíste la mente.
—¿Ah, sí?
—Si.
—Espero... que te agrade el libro— admite.
—Buen truco, gracias...— cierro lentamente la puerta —Supongo.
Mi mamá me ha dicho que me aleje de Troy, pero mi mente me indica otra cosa, ¿A quién debo hacerle caso? Quizá son las drogas que me he fumado el otro día, están dañandome el cerebro más rápido de lo esperado.
Espero que sea eso.
Estoy sentada sobre el suelo apesar de la tierra, leyendo aquel libro que Troy había dejado sobre mí puerta esta mañana, bajo la sombra para no morirme de calor, pues la historia de estas hermanas me parecía bastante interesante y no encontraba la razón por la cual jamás me había leído Mujercitas.
—Con que aquí está mi libro— dice una voz falsamente dulce frente a mi.
Levanto la mirada para cruzarme con la única mujer Otto en el rancho.
—¿Cómo?
Ella se cruza de brazos —Mi hermano se ha robado mi libro, pero no me ha dicho por qué lo quería— señala el libro en mi regazo —Ahora lo sé.
Lo cierro lentamente, mientras doblo un poco la punta para no perder la página y lo estiro hacía ella.
—Lo siento, no sabía que Troy es un ratero de libros.
Ella niega —Puedes quedartelo hasta que termines de leerlo, son oro para mi.
—Gracias, supongo— formo una línea en mis labios, mientras la rubia se sienta junto a mi.
—Soy Elizabeth, pero dime Beth o Lizzie— dice ella.
Miro cada uno de sus movimientos —Rachel, pero dime Rachel, no me gustan los apodos.
Solo Nick puede ponerme apodos como: Rach, Richy o rubia, prefiero el último.
—¿Por qué mi hermano te dio mi libro?— se pregunta, aunque yo tampoco lo sé.
—Pregúntale a él— le respondo, encogiendome de hombros.
—Espero que me de una buena explicación— admite —Aunque no estoy enojada contigo si es lo que parece, soy agresiva por naturaleza.
Bufé en un intento de ocultar mi risa —No te preocupes.
No confío en nadie más que en mi familia, así que no me fue raro vigilar cada uno de sus movimientos los cuales solamente fueron tomar una rama del suelo y comenzar a dibujar con ella en el suelo.
—¿Tu familia y tu ya se acostumbraron a aquí?— se pregunta.
Asiento —Hmm-hm.
Beth me mira confusa —Sé que no confías en mi, no deberías, pero yo no soy como mis hermanos, sólo... digo por si crees que soy peligrosa o algo así.
—Creo que me leíste la mente— admito —Pero no, no creo que seas peligrosa y lo digo de la buena manera.
Asiente con la cabeza —Bueno, creo que te dejaré leer, aveces es molesto que te hablen cuando lees, ¿No lo crees?
—Un poco.
Ella sonríe, mientras se levanta del suelo y sacude su ropa. Entonces extiende su mano hacia mi.
—Un gusto conocerte, Rachel— dice, antes de que tomará su mano en forma de saludo.
—Lo mismo, Beth.
Cuando todo inició, las primeras semanas, tenía pesadillas todo el tiempo, en ocasiones podía sentir el dolor de una mordida de uno de esos muertos en mis brazos o piernas, despertaba asustada y revisando cada centímetro de mi cuerpo con la esperanza de estar bien.
Obviamente lo estoy, cuando me sostengo de la cama porque he soñado que estoy en un incendio, con muchos muertos rodeandome y mordiendo mis brazos. Tengo que abrazarme a mi misma para sentirme a salvo cuando el olor a humo no se va, mi ceño se frunce y me percato que el humo es real.
El fuego se esparce por todos lados en la mitad de la noche, las personas solo ven como el fuego consume aquel hogar. Corro junto a Nick para entender lo que sucede cuando él corre a ayudar de inmediato, yo me quedo de pie unos segundos al procesar la información.
Es la cabaña donde los ancianos se encontraban bailando hace dos días.
Pronto Luciana junto a mi mamá llegan para ponerse de pie junto a mi, tan indecisas en sí ayudar o no como yo.
—¡Paren!— exclama Jeremiah a unos metros de nosotros —Han muerto, ahorren el agua.
Todos se detienen, el mayor de los Otto se da la vuelta y simplemente se marcha. Dejándome ver a Troy entre la multitud, está tan decepcionado de cumplir esa orden como yo.
A la mañana siguiente la mayoría se encuentra de luto debido a la pérdida de aquella pareja. La noticia de que mi madre iría a aquella misión con la milicia realmente me ha impresionado pero es su decisión así que no puedo hacer nada.
—¡Mamá!— grito desde la distancia, mientras Alicia cubre sus oídos.
—¿Un poco de resaca, Alicia?— inquiere mi mamá al ver a la castaña —De fiesta toda la noche, vas a pagar el precio.
Ella niega, formando una mueca mientras le responde: —Nunca más.
Coloco ambas manos sobre mi cintura, ignorando por completo su conversación —Mamá, no tienes que hacer esto.
—Necesitamos colaborar— me responde al separarse de Alicia.
Quien suspira antes de decir: —Hay otras formas.
Asiento de acuerdo, junto con Nick, quien insiste en ir en lugar de ella.
Mi madre está muy decidida en ganarse el lugar aquí, está decidida a que este sea nuestro hogar.
—Tu debes cuidar de Luciana, hacerla sentir segura.
—Yo puedo cuidarla— aseguro.
El sonido del claxon en la camioneta nos hace callar, mientras Troy nos sonríe pero en especial a mi, sonrisa la cual no fue devuelta de mi parte. Me cruzó de brazos mientras retrocedo.
—Parece que vienes conmigo— le dice a mi mamá.
Ella asiente —Parece que sí.
—Mamá, esto no me parece bien— murmura Alicia.
—Estaré afuera un día o dos, como mucho. No sé preocupen por mi.
—Ese es nuestro trabajo— le digo —Preocuparnos por ti es para lo que nacimos.
—Lo sé, pero hay límites.
—No puedes confiar en él— Nick señala a Troy con la cabeza.
—Mientras más entendamos está familia, más seguros estaremos.
Vuelve a sonar el claxon.
—Él no me va a hacer daño— asegura, antes de darse vuelta y subir a la camioneta.
Los tres nos quedamos de pie sin movernos un centímetro hasta que la camioneta desaparece a nuestros ojos.
—Ella no está bien, ¿O sí?
Niego a Alicia, mientras Nick y yo respondemos en unisonido: —No, no lo está.
Ambos conocemos tan bien a nuestra madre que el simple hecho de que ella nos asegure una y mil veces de que estaba bien no logra convencernos para nada.
Ella es fuerte, lo reconozco, es una de las cosas que admiro de ella, pero esa también es su debilidad, ser fuerte la consume y no la deja ser humana y llorar un par de veces en el suelo.
Ella es mejor que nosotros.
Luciana está mirando desde su pequeño lugar en el suelo, los gritos de los niños jugando y riendo fue lo más raro que escucho hoy luego de mucho tiempo.
—¿Cómo te sientes?— le inquiero a la chica.
Ella asiente —Me siento bien, mejor.
—¿Mejor que ayer y antier?
Me mira por primera vez —Sí...— observa la libreta —¿Qué haces?
—Ah, nada, solo... escribo, es tonto e infantil, no debería hacerlo— cierro la libreta —Aunque... me distrae y así.
—No es tonto ni infantil— asegura ella —Es humano, supongo que así puedes desahogarte.
—Ojalá hubiera otras maneras de desahogarme— miro a la ventana también.
—No encuentro ninguna, ¿Qué tal comiendo? ¿Practicando defensa personal?
—Si la comida fuese infinita seguro que lo haría— sonrio. Ella vuelve la mirada a la puerta. —Lo se, es raro, ¿Verdad?
Ella me mira y asiente —Lo es, es...-
Nick se adentra —Está bien, tenemos tocineta, tostadas y... huevos.
Luciana se levanta para sentarse frente a Nick, les sonrío a ambos, levantándome del suelo.
—Vale, los dejaré desayunando solos— tomo el hombro de Nick —Lu, tienes que probar la mantequilla, es de lo mejor.
—Gracias, Rachel— me sonríe.
Sin previo aviso beso la mejilla de mi hermano, haciéndolo rodar los ojos, sonrío victoriosa antes de decirle: —Adiós, Nicky— y salir huyendo de la cabaña.
Cierro la puerta detrás de mi, camino hasta la silla junto a la ventana, sentándome en esta cuando miro a Alicia acercarse hasta mi y sentarse con cuidado.
—Te ves rara— le dije —¿Qué te pasó?
Ella niega, —Nada, ¿Qué lees ahora?— señala el libro frente a mi.
Entrecierro los ojos —Bueno, finjire que no tienes un botón desabrochado y te diré que no estoy leyendo, estoy escribiendo.
Ella mira su camisa, dándose cuenta que tengo razón y arregla con rapidez su botón, luego se asegurarse de que los demás estén bien.
—Me llené de tierra y tuve que cambiarme la camisa— se excusa.
Asiento —Sí, entiendo, la tierra...-
—¿Qué están haciendo?— señala dentro de la cabaña.
—Desayunan— respondo —Quise darles espacio.
Ella sonríe —Eso es bueno, ¿No?
—Lo sería si no quisiera dormir ahora mismo— bromeo —Oye ¿Cómo llevas la resaca?
Alicia asiente con la cabeza —Mejor que nunca.
El tiempo se va demasiado rápido, durante la noche me encargo de seguir con mi lectura aún a la luz de la vela, la cual parece molestarle a Nick ya que abre los ojos parpadeando.
—¿Qué haces?— se pregunta confuso.
—Leyendo— acerco más la vela a sus ojos, haciéndolo parpadear más veces.
—¡Ah, no hagas eso!— se queja mientras me rio —¿Dónde está Alicia?
—Recitando la biblia.
—¿Literalmente o aún siguen consumiendo sustancias?
Pienso. —Creo que siguen en las sustancias, como sea, decidí no ir, al menos no todos los días.
—Si mamá se entera te va a sacar la cabeza de tu cuerpo.
Lo miro —Ella ya lo sabe.
—¿Y...?
—Dijo que lo hiciéramos con responsabilidad.
Se queda un rato en silencio, frunce su ceño en toma de una decisión en sí creerme o no y finalmente se convence de que es verdad lo que le digo.
—Suena algo que ella diría.
Asiento —Lo sé.
Se vuelve a recostar —Oye, si vas a seguir leyendo podrías... hacerlo con la vela más bajita, sabes que tengo el sueño ligero.
Apago la vela totalmente.
—No así— añade, un poco adormilado.
Suspiro —Lo sé, pero ya me dio sueño de igual manera, descansa, Nick.
Él se gira para verme, pero ya me he recostado sobre la cama.
—Rachel, deja que te trence el cabello o no voy a poder dormir— dice, mirando como llevo el cabello hecho un desastre.
Niego mientras me cubro con las cobijas —No, duerme.
—Ya he terminado de leerlo— menciono a la chica cuando me acerqué.
Elizabeth deja los pedazos de tronco sobre el suelo y sacude sus manos.
—¿Necesitas ayuda con eso?— señalo los troncos.
Ella niega —No es nada, mi papá dijo que los trajera y debo obedecer.
Asiento, mientras vuelvo a acercar el libro hacía ella cuando escuchamos unos gritos en la entrada del rancho.
—¡Rachel!— Alicia llama desde la distancia.
Entonces no tengo tiempo de devolver libro alguno porque ya me he echado a correr tras mi hermana hasta la entrada del rancho.
Donde Nick nos espera junto a nuestra madre, él la sostiene debido a que no le era posible caminar descalza.
—¿Qué pasó?— inquiero alarmada.
Sin embargo, no hay momento de responder mis preguntas debido al estado en el que se encuentra.
━━━━ AUTHOR'S NOTE: holaa, omg quiero agradecer antes que nada a todos por comentar y darle apoyo al fic <3
Otra cosa, se que me tardó en actualizar pero lo intento, lo intento, tenganme paciencia pls. Btw, ¿que opinan del gif que les puse al inicio?
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