2- Nos matarán
7 de mayo 1997
El trabajo es duro, complicado, sudoroso, puede ser de todo, pero lo hago por mi madre, ella está enferma y no tiene muchas fuerzas.
Trabajaba en el campo, alimentando a las gallinas, a las vacas, a los caballos, etc.
Y cuando tengo tiempo, hago la cena para mi y para mi madre, o incluso con el trabajo que tengo voy a un pequeño mercado y compró pastillas para mi madre. Quiero que mejore su salud.
Está vez fue más bien el caso en el que iba al mercado, con apenas unas cinco monedas, espero comprar algo que sirva para mamá.
- ¿Otra vez tú muchacho?- Habló el viejo del cajero detrás del mesón.- ¿Pastillas para la toz, verdad?- Asentí con la cabeza y puse las cinco monedas en el mesón, el señor fue a buscar la cajetilla de pastillas y no duró tanto para después volver y darme la pequeña cajetilla blanca. Agradecí y me fui dirección a casa, era un largo camino del pueblo a mi casa que, a decir verdad, era una pequeña cabaña de madera con tan solo una habitación, la entrada que da a la cocina y una sala de estar. Mi madre duerme en la habitación y yo en la sala.
Mis sandalias no durarán por mucho, eso lo sé y lo puedo predecir, apenas son un pedazo de tela con un listón. Y los arrastró contra el suelo. Al llegar finalmente a casa, la noche ya había caído, su cortina oscura arropó toda nuestra tierra ucraniense, solo me pongo a pensar y hubiese una vida mejor que nos espera a mi y a mi mamá más adelante en el futuro. ¿Qué es lo que nos tiene preparado la vida?
Bueno, eso no importa hoy, abro la puerta de la entrada, todo estaba oscuro, así nos toca vivir, no tenemos mucha plata como para pagar la luz. Llamé a mi mamá para que supiera que había llegado a casa. No escuché nada, la volví a llamar, me empecé a preocupar. Fui rápidamente a la habitación y la vi allí, hecha una ovillo, en su cama, con una mirada perdida, como si hubiese visto a un fantasma.
- ¿Mamá, te encuentras bien?- Le pregunté, estaba preocupado, me le acerque y me senté a su lado en la cama.- ¿Que te sucede mamá?- La abracé por los hombros y la apegue más a mi. Susurro algo que no le entendí, era inaudible. - Habla más fuerte mamá- Supliqué.
- Nos matarán- Habló en un tono apenas entendible. - Hijo, nos matarán a todos- Sus lágrimas empezaron a deslizar lentamente lentamente por sus mejillas. No entendía. ¿De qué hablaba?.
Le pregunté el porqué decía aquellas palabras.
- Mira hijo, le debo muchas deudas al gobierno, le debo demasiado dinero, y no sé cómo pagar las deudas, si no los pagó en dos meses, nos matarán a los dos- Estaba petrificado por sus palabras. No pueden hacer esto. ¡Somos una familia humilde! ¡Deberían entendernos! Estaba demasiado preocupado, no por mí, sino más bien por mi madre, ella es muy frágil, la tengo que proteger. Papá ya se fue por culpa de ese maldito gobierno, mi hermana desapareció, esto no puede seguir así.
- Tranquila mamá, te prometo, que conseguiré dinero para pagar nuestras deudas, haré horas extras, pediré dinero por las calles, haré lo imposible para que salgamos de esto juntos- Le agarré de la mano con la mía y lo apreté fuertemente, no se debe preocupar, debemos tener fe.
La acosté en la cama, le coloqué de manera que estuvieran cómodas las almohadas para mi madre, la arrope con las cobijas delgadas para que no tuviera mucho frío, cerré las cortinas y le apague la vela para después darle un beso de buenas noches en la frente de mi dulce madre y retirar me cerrando la puerta de la habitación detrás mío.
Me dirigí al sofá, no pude dormir muy bien, tenía miedo por las palabras de mi madre, "nos matarán". ¡No! Debo impedirlo. Solo quiero lo mejor para ella, si van a matar a alguien que sea a mi, ella no, ella es muy amable, querida, la madre que cualquiera podría pedir. Mis parpados empezaron a ser pesados y poco a poco caer. Debo borrar esos pensamientos de mi mente, y dejar que mi cuerpo caiga en manos de Morfeo.
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