09 | straying from the path







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nueve. . .won't let no one break your heart










─────LOS CUATRO ESTABAN SENTADOS EN UNA DE LAS MESAS del tren en donde estaban viajando.

Grover y Annabeth sentados juntos y enfrente de ellos Adara junto a Percy.

── Dos días hasta Los Ángeles. ── Habló Grover. ── Tiempo de sobra para llegar al Inframundo.

── Tengo una pregunta tonta. ── Habló Percy.

── Es que me lo dejas a flote. ── Respondió Annabeth levantando las cejas.

── Dispara. ── Comentó el satiro para que él pudiera hablar.

── Nunca he estado en Los Ángeles, supongo que vosotros tampoco ¿como sabremos a dónde hay que ir?

── Ni idea. ── Comentó la hija de Afrodita levantándose de hombros. ── Pero ese es el paso número 37 y vamos por el cuarto. Cada cosa a su tiempo.

── Siguiente pregunta tonta.

── Tío ── Bufo la morena rodando los ojos.

── "Y al final no podrás salvar lo más importante" Os conté que el oráculo dijo que la misión fracasaría y nadie ha dicho nada. Parece algo que habría que tomarse un pelín más en serio... ── Miró por la ventana y volvió a hablar. ── Eh... mirad, ¿Son...?

── Centauros. ── Completo Annabeth.

── Nadie los ve. ── Él miró al rededor antes de hablar.

── Antes había manadas por todos sitios. ── Dijo Grover sin apartar la mirada de esas criaturas.

── ¿Qué les pasó?

── Los humanos. ── El sátiro miró a Percy. ── Hace miles de años, el dios de la naturaleza, Pan... desapareció desde entonces sin Pan para proteger la naturaleza, los humanos están empeñados en cargársela.

── Los sátiros más valientes se ofrecen como buscadores para encontrar a Pan. ── Explicó la hija de Atenea y miró unos segundos a Grover. ── ninguno ha regresado.

── Tu tío, el de la casa de Medusa, Ferdinand. ¿Era buscador? ── Le pregunto y este asintió.

── El oráculo no dijo que la misión fallaría, "no podrás salvar lo más importante" puede significar muchas cosas. ── Dijo Adara. ── Las profecías funcionan así, igual que el destino puede significar mil cosas. Cuanto más te esfuerces por comprenderlo, más te costará comprenderlo. A veces... solo hay que esperar a que ocurra.

── Disculpad, ¿billetes, por favor? ── Un policía llegó a su lado y la morena sacó los billetes de la mochila.

── ¿Estáis en el compartimento 17B?

[ . . . ]

── ¿Me lo explicáis? ── pregunto el policía con el ceño fruncido mientras que los niños veían la ventana rota de donde habían dormido esta misma noche.

── Espera, ¿Crees que hemos sido nosotros? ── dijo Percy.

── Vosotros diréis.

── Pero... ¿Cómo? ¿Y por qué? ── Grover paro al rubio cuando noto que se iba a exaltar.

── Señor, cuando fuimos a desayunar, todo estaba bien. No sabemos qué ha pasado.

── Tenemos una testigo que dice haber oído la ventana romperse y voces de niños.

── Venga ya. ── Se quejó Percy.

── ¿A qué hora os fuisteis?

── ¿Estamos detenidos? ── cuestionó Annabeth.

── Rebaja ese tonito, chiquilla.

La morena lo miro algo seria.

── Que si estamos bajo arresto.

Y como no, habían acabados sentados mientras que una policía caminaba por el pasillo, vigilandolos.

── Solo matamos el rato hasta ver si es un licántropo o algo ¿no? ── Al escuchar la voz de Percy hizo que Adara apartará la mirada de la ventana a su lado para mirarlo.

── No lo parece. ── Habló Annabeth luego de volverse a girar para ver a sus amigos.

── Si no es un monstruo, ¿qué pasa aquí? ¿Por qué iban a destrozarlo todo?

── A lo mejor buscaban algo. ── Habló Adara.

── Si no tenemos nada. ── el rubio la miró.

── Díselo a los que creen que robaste el rayo maestro de Zeus. ── Dijo la morena.

── Ya... ── Respondió Percy.

── Oíd, no van a encontrar algo que no tenemos. ── Explicó el sátiro.

── Da igual, no vamos a pasar un día respondiendo preguntas en la comisaría de San Luís. Hay que salir de esta o nos retrasarán. ── Dijo Annabeth y una señora le tocó el hombro, sentándose en la mesa de enfrente ya que no había espacio en donde estábamos, dejando la bolsa en donde llevaba a su perro en la mesa.

── Pobrecitos míos. Viajáis sin padres, ¿no? ── pregunto con una sonrisa, mirando a cada uno de los niños. ── ¿A que sí, preciosa? ── La habló a su perro. ── ¿A que los niños se asustan cuando se quedan solos? Tranquilos, soy madre, sé lo asustados que estaréis. ── Se giro para hablarles a ellos. ── Disculpe, ¿le importaría dejarnos un poco de espacio? Creo... creo que los pone nerviosos.

Le hablo a la policía y los chicos se miraron entre sí.

── Quiero que sepáis que no creo que vosotros hayáis montado ese lío. Solo quería tener un momento a solas con vosotros. Hay ciertas cosas que necesito que comprendáis... ── Empezó a hablar para vez con una sonrisa pero Grover la interrumpió.

── Tiene algo en la chaqueta, parece... ── Levantó su mirada unos segundos. ── parece cristal. ── La sonrisa de la mujer desapareció un poco. ── No han roto las ventanas desde dentro de la cabina, alguien las ha roto al entrar desde fuera.

El perro (o al menos eso creían los niños) empezó a moverse dentro de la bolsa con algo de inquietud.

── Sí, mi vida. ── Le dijo. ── Lo se, lo se, estas impaciente.

Le hablo mientras que los cuatro se miraron entre si.

── Pero ya falta poco... ── Le susurró a la bolsa y luego se enderezo, poniéndose de pie. ── No es vuestra culpa. Pero, por desgracia, hoy vais a tener que pagar por los errores de vuestros padres. ── Explicó mirándolos.

── Oiga, señora, no sé quién es, pero creo saber qué es. Ya han venido monstruos como usted y se han ido calentitos. ── Dijo Percy.

── ¿Monstruos como yo? ── Habló soltando una risa y poniendo su mano en el pecho. ── Bueno... claro que son como yo. Eran mis hijos. ── Su voz cambió a una más seria cuando dijo lo último.

── ¿Sus hijos? ¿Qué quiere decir? ── Cuestionó el rubio, confundido.

── La madre de los monstruos. ── Musito Adara.

── Equidna. ── Habló Annabeth y la mayor sonrió un poco.

La bolsa del perro empezó a moverse aún más y ella la acarició, tratando de calmarlo.

── Monstruo. Curiosa palabra, teniendo en cuenta que mi abuela es tu bisabuela y está siempre ya sido una historia familiar. Pero... en mi opinión, el semidiós es la criatura más peligrosa. Rebelde. ── Dijo algo dramática mientras que unos gruñidos llevaban a los oídos de los niños. ── Violenta. Si existo para algo es para interponerme en el camino de monstruos como vosotros. Mi pequeñina aún es un cachorro, mi cosita bonita. ── Se giro para hablarle a donde se encontraba si "mascota" ── Hoy... vosotros seréis su presa.

Los mestizos se tensaron un poco mientras que no decían nada, pero con la expresión en su rostro estaba claro que tenían miedo.

── ¿Tenéis miedo? Tranquilos, el miedo es algo natural también es esencial para la cacería, vuestro miedo, vuestra duda. Necesitaba que entendierais lo que estaba pasando para que ella pueda rastrear vuestro olor. Para que pueda aprender y desarrollarse, porque... eso es lo que hace una buena madre por sus hijos.

La bolsa empezó a abrirse por ella sola.

── Cómo vais a saberlo. ── Todos se quedaron en silencio mientras veían como los gruñidos se hacían más fuertes cada vez. ── Ahora deberíais correr.

Y antes de que pudieran decir algo, una cola con un aguijón salió de la bolsa y pincho el pecho de Percy haciendo que su cuerpo se tirara para atrás soltando un quejido, Adara, al estar detrás suyo agarró sus hombros con total preocupación.

Annabeth, agarró la cola y clavo uno de sus cuchillos para tratar de ganar más tiempo.

── ¡No, mi vida! ── Habló la mayor con el ceño fruncido y totalmente sorprendida.

── ¡Corred!

Los tres niños salieron de sus asientos, empezando a correr para que luego la morena los siguiera, los policías al ver esto los comenzaron a seguir.

Pasando por varios pasillos, la hija de Atenea logró poner una cadena entre dos puertas para que no pasarán de ahí.

── Percy. ── Interrumpió Adara al ver el pincho que tenía el rubio en su pecho y lo sacó con cuidado.

── ¿Qué es eso? ── Cuestionó con cierta agitación debido a haber estado corriendo.

── Un aguijón. ── Respondió Annabeth. ── Grover, ¿Sabes de qué monstruo es?

── No lo sé. Seguramente, de ninguno bueno. ── Respondió y Jackson agarró su hombro.

── ¿Te encuentras bien? ── Los ojos de la rubia conectaron con los de él.

── Creo que sí, ¿por? ¿Creéis que es venenoso?

── No estoy segura. ── Habló intercalando la mirada entre los demás.

Mientras escuchaban los gritos de los policías, el tren se sacudió unos segundos y cuandobse giraron, lo que vieron no fue para nada bueno.
















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