15 | Audaz



LIAM'S POV

Mientras veíamos a Scott y Peter pelear, sentí un dolor agudo en el estómago.

—¡Argh!—Caí de rodillas, mis manos presionando mi estómago.

—¿Liam?—Kira se inclinó a mi lado. —Liam, ¿qué pasa?

—¡Duele! ¿¡Por qué duele!?

Los ojos de Stiles se agrandaron, como si hubiera descubierto algo, y comenzó a hablar. —Re...

—¡REBECCA!—Escuché voces desde afuera gritar. El nombre pareció resonar en mis oídos. Scott acababa de dejar inconsciente a Peter contra una pared y ahora se estaba dando la vuelta, luciendo alarmado.

—¡No!—Scott salió corriendo por la iglesia y yo lo seguí de inmediato. Cuando salimos, todos estaban reunidos.

Me abrí paso entre la gente y me detuve en seco cuando vi a Derek arrodillado junto a mi novia.

—¡No!—Scott se dejó caer al suelo. Tiró de su cuerpo inerte hacia él.

—Scott, yo...—Parecía sin aliento.

—¿Becca?

—Yo...

—¡Rebecca quédate conmigo!

—Lo-lo l-lo siento.

Stiles llegó corriendo pero se detuvo en seco cuando vio a los dos McCall juntos en el suelo.

Me quedé quieto, mi cuerpo congelado.

—¿Rebecca?—La voz de Scott temblaba.

—¿Mataste a Peter?—su voz estaba apenas por encima de un susurro. Scott cerró los ojos y negó con la cabeza.

—Te llevaremos al hospital, está bien—dijo Scott.

—Está bien—susurró. —Es muy tarde ahora. Contuve un sollozo. —¿Liam?—Ella preguntó.

Lentamente miré hacia arriba, todo mi cuerpo temblaba. Consciente de que todos me miraban, caminé nerviosamente hacia ella. Me incliné y ella tomó mi mano.

—Está bien—intentó una sonrisa acuosa.

—Te necesito—gruñí. La idea de que ella me dejara me hizo empezar a llorar.

—Encontrarás a alguien más—trató de tranquilizarme, pero yo no aceptaba nada de eso.

—No quiero a nadie más. Te quiero a ti. Te amo—Una lágrima se deslizó de su ojo y se la limpié.

—Está bien que me dejes ir.

—¡No quiero dejarte ir!

—Liam, eres tan fuerte. Puedes superar esto—su voz se quebró y otra lágrima rodó por su rostro.

—No soy fuerte. No sin ti.

—Eres mi primer amor, Liam. Juré protegerte a ti, a mi familia y a mis amigos. Y eso es lo que he hecho.

—No me vas a dejar—Unas lágrimas se deslizaron de mis ojos y las sequé furiosamente.

Ella sonrió.

—Nunca te dejaré. Siempre estaré aquí...—levantó mi mano y la presionó contra mi pecho. Sobre mi corazón. —Lo prometo.

—Flashback—

—¿Entonces?—Mason me sonrió.

—¿Y qué?

—¿Quién es esa chica a la que sigues mirando?

Rodé mis ojos y cerré mi casillero. —No estoy mirando a nadie.

Giré la cabeza cuando la chica pasó junto a nosotros. Su largo cabello castaño rizado fluía detrás de ella. Me llamó la atención y juré que podía ver una sonrisa tirar de sus labios.

Mason me miró enarcando las cejas.

—¿Qué?—Me reí.

—¡Deberías ir a hablar con ella!

Negué con la cabeza. —De ninguna manera. No soy lo suficientemente bueno para ella.

—fin de Flashback—

—Tiene que haber una manera—le dije a Scott.

—La Hay—escuché decir a Derek. —Muérdela.

—No es demasiado tarde, ¿verdad?—Preguntó Malia.

Derek negó con la cabeza. —Aún hay tiempo.

—¡Entonces hazlo!—Levanté la voz a mi Alfa.

—No-no puedo. No puedo hacer esto—dijo Scott mirando el cuerpo sangrante de Rebecca.

—No hay mucho tiempo—le recordé.

—Lo haré yo mismo, si quieres—dijo Derek.

—Sc-Scott—Los labios de Rebecca se estaban poniendo azules por la falta de circulación en su cuerpo. —Déjame ir—le apretó la mano.

—Te amo—dijo en voz baja.

—Yo también te amo—dijo. —A Todos ustedes—Cerré los ojos cuando sentí que las lágrimas comenzaban a brotar de ellos.

Me paré junto a Stiles, quien puso un brazo alrededor de mi hombro para consolarme. El pequeño gesto me sorprendió un poco ya que siempre ha sido un poco frío conmigo. No obstante, lo aprecio ahora mismo.

Scott respiró hondo, nos miró a todos y luego llevó su boca al brazo de Rebecca.

—Scott—trató de protestar, pero él ya había tomado una decisión.

—Flashback—

—Ser un hombre lobo no es del todo malo. Quiero decir, seguro que tiene algunas desventajas, pero también obtienes reflejos sobrehumanos y una visión, sonido y audición mejorados. Eso es muy bueno—se encogió de hombros.

—Simplemente no puedo controlarlo.

—¿Y tu ancla?

—Todavía no puedo encontrar una. No sé qué podría ser.

—Un ancla es algo especial para ti. Podría ser cualquier cosa. Una persona, un objeto, un lugar, un sentimiento, una frase. Pero tiene que significar algo.

—¿Cuál sería la tuya?

—Para ser honesta, no tengo ni idea. Pero mi mamá le dijo algo a Scott el año pasado y siempre se me quedó grabado en la cabeza; «sé tu propia ancla».

—¿Cómo puedo ser mi propio ancla?

—Solo tienes que resolverlo.

—fin de Flashback—

Sus dientes se hundieron en su piel y ella comenzó a gritar, su cuerpo se retorcía de dolor. Cerré los ojos con fuerza y me di la vuelta, esperando que, si ella no se recuperaba, así no sería como recordaba los últimos momentos de mi novia.

De repente comencé a sentir una sensación de hormigueo en mi brazo y en mis venas. Grité y caí de rodillas, agarrándome del brazo. El dolor era insoportable, como cuando Scott me mordió. Y luego hizo clic. Estaba sintiendo el dolor de Rebecca. Como cuando lo sentí en mi estómago cuando estábamos en la iglesia.

Es como si estuviera en mis venas.

En mi corazón.

Como ella prometió.

—Flashback—

—«Noue protégeons ceux qui ne peuvent pas se protéger eux-mêmes»

—¿Qué significa?

—Protegemos a los que no pueden protegerse a sí mismos—dijo. —Es el código de Allison—me entregó una foto. Reconocí a Becca y Lydia pero había una chica en el medio con cabello castaño oscuro. Ella debe ser Allison.

—¿Cómo era ella?—Pregunté, todavía mirando la foto.

Rebecca sonrió. —Perfecta. Como si fuera la hermana mayor que siempre quise.

—Scott realmente la amaba, ¿no?

Ella asintió. —Todos lo hicimos—Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos. —Quiero ser como Allison. Siempre la he admirado. Su coraje, su valentía, su determinación. No tenía miedo.

Le devolví la foto y ella volvió a mirarla, una lágrima cayendo por su rostro.

Le devolví la foto y ella volvió a mirarla, una lágrima cayendo por su rostro.

—La extraño. Sé que Scott también lo hace. Todos lo hacen. Pero con todo lo que está pasando, ninguno de nosotros ha tenido tiempo de procesar el hecho de que ella realmente se ha ido—se le quebró la voz. —Y si ella estuviera aquí, sé que ya le habría dado una patada en el trasero a todos los asesinos—Dejó escapar una pequeña risa. —Pero no es solo Ally. Es Aiden, es Erica, es Boyd y luego Isaac y Ethan se fueron. Cada uno de ellos luchó para proteger a sus amigos. Solo quiero que se sientan orgullosos.

—Eres una de las personas más valientes que conozco, Bex

—¿En serio?

Asenti.

—Estarían orgullosos.

—fin de Flashback—

—¿Liam?—Stiles preguntó mirándome con una expresión confusa en su rostro.

En esa fracción de segundo, el dolor se detuvo y mi brazo se sintió entumecido. Me puse de pie, tropezando un poco, y me dirigí hacia Rebecca.

Scott me miró, la sangre cubría sus labios. Él estaba llorando. Los dedos de Becca se crisparon y agarré su delicada mano. Sus párpados se levantaron brevemente y me dio una pequeña sonrisa. Ella apretó mi mano y el alivio se apoderó de mí. Ella iba a estar bien.

Justo cuando ese pensamiento cruzó por mi mente, su agarre en mi mano se aflojó y su pecho dejó de subir. Su respiración se calmó y sus ojos se cerraron por completo.

—¿Rebecca?—Entré en pánico, esperando que esto fuera solo una especie de broma. Pero no pude escuchar su corazón. —¡Rebecca!—Exclamé frenéticamente

—No, no, no—murmuró Scott a mi lado.

—¿Por qué no está respirando?—Dije con voz aterrorizada.

—La maté...—dijo Scott lentamente.

—¡Estás mintiendo! ¡Ella no está muerta! ¡No puede estar muerta!—Mi voz comenzó a elevarse a medida que me enojaba más y más.

Stiles lo miró conmocionado, las lágrimas caían por su rostro.

—¡Ella no está muerta!—Me levanté y comencé a caminar. —Ella no puede estarlo.

Derek alcanzó mi hombro, pero me encogí de hombros.

Tenía ganas de destrozar a alguien. Quitaría el dolor. La sensación de hundimiento de que mi ancla se ha ido.

La hermosa niña que vi en el pasillo, riendo con su mejor amiga.

La chica cautivadora para la que pensé que no era lo suficientemente buena.

La chica leal y feroz que prometí proteger.

La chica intrépida que juró que protegería a sus amigos.

La chica de la que me enamoré perdidamente.

Las lágrimas cayeron por mis mejillas cuando eché una última mirada a Rebecca McCall.

Su piel era tan blanca como la nieve, pero de alguna manera todavía se veía impecable. Su largo cabello castaño y rizado caía en cascada sobre sus hombros. Tenía los ojos cerrados, pero sus pestañas largas, oscuras y negras complementaban su tono de piel, ahora muy pálido.

Parecía un ángel.

Mi ángel.

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