( o. prólogo )

—Señorita O'Connor, ¿podría explicarnos qué pasó anoche? —preguntó el policía sentado frente a Blake.

La miraba de manera expectante, esperando una respuesta que no sabía si iba a recibir. Blake no había dicho ni una palabra desde que ella y sus amigos habían llegado a la estación de policía. Era visible para los dos oficiales presentes en la habitación lo conmocionada que estaba, y no solo por los cortes y moretones que tenía, sino por cómo miraba fijamente la pared. Como si estuviera aturdida.

Estaba sumida en sus pensamientos, y todo lo que había sucedido se estaba repitiendo en su cabeza incesantemente. No pudo evitar dejar que las lágrimas cayeran por su rostro mientras jugueteaba nerviosamente con la cremallera de su chaqueta. Habían pasado dos horas desde que salieron con vida de Washington Lodge, y en todo lo que podía pensar era en la noche interminable que acababa de experimentar, en las minas, el sanatorio, la sangre... los monstruos.

Se preguntaba si sus amigos también estaban encerrados en una habitación escuchando la misma pregunta una y otra vez: ¿qué pasó en Blackwood Mountain?

Algo terrible, quería decir. Algo que nunca olvidaría, algo que siempre la perseguiría. Pero no podía decir nada de eso, no se atrevía a hablar. En cambio, solo miró fijamente a la pared.

Cuando no contestó, el otro oficial tocó su hombro y dijo—: ¿Srta. O'Connor? Entendemos que ha sido una larga noche, pero realmente necesitamos hablar.

Blake se sobresaltó ante su toque, y aunque se dio cuenta que estaban esperando alguna respuesta sobre lo acontecido, no pudo evitar preguntar—: ¿Dónde están mis amigos?

—Están bien —respondió el oficial—. Están siendo interrogados por lo que sucedió anoche. Por eso necesitamos saber...

—Miren, es una larga historia y estoy... estoy cansada —dijo Blake, interrumpiéndolo—. ¿No podemos hacer esto mañana?

—Lo siento, señorita O'Connor —respondió el oficial—. No podemos esperar —abrió su libreta y luego de unos segundos de examinarla, dijo—: Algunos de sus amigos hablaron sobre las minas del noroeste. Dijeron que deberíamos verlo con nuestros propios ojos.

Blake sintió escalofríos ante la mención de las minas.

El otro oficial agregó—: Tenemos un equipo yendo a las minas de Blackwood Mountain ahora mismo, pero necesitamos más detalles para el informe. Sus amigos nos dieron mucha información, pero faltan algunas piezas, y según lo que entiendo, no todos estuvieron en el Sanatorio Blackwood como usted —dejó de hablar por un momento, y cuando no obtuvo respuesta alguna, suspiró—. ¿Cree que eso es algo en lo que podría ayudar?

Blake no quería seguir pensando en todo lo que había pasado la noche anterior, excepto por las cosas buenas que surgieron de esa pesadilla, pero sabía que la policía no la dejaría salir de esa habitación sin obtener al menos un poco más de información. Así que respiró hondo, y esperando que esa fuera la última vez que tuviera que hablar de lo sucedido, miró a los policías frente a ella y asintió.

—Todo comenzó cuando Beth y Hannah desaparecieron...

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