26

Pasaron dos días en los cuales mi teléfono no paraba de sonar,  pero no quería ver los mensajes, estaba segura de que era él. Lo escondí en mi mesa de luz, dentro de una caja, esperando que su batería muera por completo. Maldije miles de veces al aire, porque nunca había sentido que la carga le durara tanto como en esos momentos.

Intenté distraer mis pensamientos jugando Caleidoscope durante las noches, cuando sabía que era menos probable encontrarme con Tom, pero no era lo mismo. No podía concentrarme y estaba perdiendo mi rango.

— ¡No entiendo cómo fui tan estúpida! ¡Debí saber que estaba detrás de mí! — Grité tras terminar una partida, no muy segura de si estaba hablando del juego o de mi vida.

Suspiré y decidí bajar a la cocina en busca de una taza de café, dormir había quedado fuera de mis planes hacía tiempo.

Mamá estaba allí, en la oscuridad, mirando la pantalla de su laptop sin verla realmente, parecía como si su alma hubiera abandonado su cuerpo.

— Recibí un mail de la escuela esta tarde. — Mencionó, cerrando el aparato, mientras yo encendía la cafetera. — Decía que si pierdes muchas más clases no podrás graduarte...

Tragué saliva. No podía permitirme perder el año, el salario de mamá apenas nos alcanzaba en el último tiempo, se había ido casi todo en las cosas necesarias para la protección de la casa. No podía permitir que mi padre  arruinara esto también.

— Pregunta si puedo reincorporarme el lunes, tengo que ponerme un poco al corriente para poder aplicar a un tutor. — Respondí tras darle un sorbo a la humeante bebida.

— ¿Estas segura de que quieres hacerlo, Jess? — Preguntó. — Podemos volver a mudarnos el año que viene.

— Segura. — Confirmé con seriedad. — Tú misma lo dijiste, no podemos correr por siempre.

Asintió con los labios apretados y pude notar como las lágrimas escapaban por sus ojos. Desde que volví a casa el otro día, casi no habiamos hablado, teniamos una competencia implícita sobre quién podía parecer más fuerte. Siempre había sido así, sufrir juntas y después finjir que nada había pasado y hacerlo en silencio.

— Debo comenzar ahora, me perdí de muchos temas, avísame si algo cambia, ¿si? — Me excusé para volver a subir, sabía que ella necesitaba estar sola ahora.

Una vez de vuelta en mi cuarto me desmoroné sobre la cama.

No había pensado en el colegio en tanto tiempo, ni sabía qué les había dicho mi madre sobre mis ausencias... Las miradas de todos estarán sobre mí de nuevo, los chismes en mis oídos...

Sentí una horrible presión en el pecho, no podía esperar para dejar de ser una adolescente.

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