17

Cualquier transeúnte que pasara por nuestra vereda y observara la casa pensaría que mi madre y yo nos estábamos preparando para una guerra. En parte así era.

Instalamos vidrios blindados en las ventanas y bajamos las cortinas, añadimos a todas las entradas cuatro juegos de candados e incluso tapeamos la chimenea. Nadie que no fuera bienvenido en la casa podría poner un pie en ella, o al menos eso esperábamos.

Durante esa semana ni siquiera me atreví a ir al colegio, era un ente dominado por el miedo que se sobresaltaba hasta con el paso de una mosca. Sentía que él estaba por todos lados.

Tampoco me conecté demasiado a internet, tan solo me limité a responder monosilábicamente las preguntas cargadas de preocupación que me enviaba Yazmin y a recolectar la recompensa diaria que entregaba Caleidoscope.

Mis sueños no me dejaban escapar de los recuerdos, así que decidí dejar de dormir. Fue duro al principio ya que no tenía nada con lo que pudiera ocupar mis horas de vigilia, pero luego me acostumbré.

Mi mente vagaba por lugares oscuros llegando a callejones sin salida, dándome ideas siniestras que se mantenían conmigo todo el día.

El estrés postraumático era definitivamente la peor marca que había dejado mi padre sobre mí. No había escapatoria de él.

Recuerdo que aquella noche en el hospital, después de que los doctores trataran mis quemaduras, fue la primera vez que vi a un psicólogo. Ninguno de los especialistas lograba entender cómo era posible que siguiera allí, respirando y sintiendo, pero especialmente él. Fue el primero en decirnos a mi madre y a mí lo fuertes que éramos.

Pero yo realmente nunca me sentí fuerte, y especialmente ahora sabía que no lo era.

Pensaba en eso cuando repentinamente   la pantalla de mi celular se iluminó,  pero no era un mensaje, esta vez se trataba de una llamada. Intenté rechazarla, pero sabía que él no se rendiría tan fácil.

— ¿Qué buscas, Tom? — Respondí a la cuarta ocasión con voz áspera y la mirada fija en la nada.

— Saber que estas viva. — Dijo y exploté en un mar de lágrimas.

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