𝒻𝒶𝓋🍩𝓇𝒾𝓉𝑒 𝒻𝓁𝒶𝓋🍩𝓇

Para mi soulmate: @borahaex

Seokjin salió apresuradamente de su casa recogiendo todas sus cosas lo más rápido que pudo guardándolas en su bolso, hizo una lista mental tachando todo lo que tenía procurando que no se le olvidara nada importante mientras corría al auto para irse rápido antes de que se le hiciera más tarde para llegar a su clase. Metió una banana en el bolsillo trasero de su bolso para desayunar más tarde porque el tiempo no le daba para recurrir a un desayuno más decente, como le gustaría. Quizás si se hubiera levantado más temprano se hubiera preparado un exquisito desayuno gourmet con kimchi, o quizás un fabuloso bibimbap para el almuerzo ¡Pero no era momento de hablar de eso! No podía negar que la comida le encantaba, pero lo que más le encantaba era sentir en sus papilas gustativas los exquisitos diferentes sabores que su alma gemela probaba cada día, le encantaba tanto sentir los dulces fríos que aparentemente a su destinado le fascinaba probar porque era recurrente cuando Seokjin sentía los diferentes sabores de helado en su boca y los saboreaba a gusto, porque aparte de que el sabor era maravilloso, le hacía recordar que había una persona viva en algún lado del mundo que estaba destinada a estar con él.

Hoseok estaba harto del helado, ya no lo soportaba. Creía que si trabajaba en una heladería seria el mejor trabajo del mundo por la cantidad de helado gratis que podría probar cada día, pero se arrepentía rotundamente de esa idea, jamás pensó que probar cada día diferentes tipos de helados antes de vender se volvería una pesadilla para él. Sólo esperaba que su alma gemela no se hartara de él, y su lengua, y se la decidiera cortar; lo que lo motivaba era que cada día a la hora respectiva de desayuno, almuerzo y cena, ese desconocido lo deleitaba con sus platillos perfectos, no sabía si su alma gemela se la pasaba comiendo en restaurantes cinco estrellas o era un chef porque la comida que probaba cada día no era de este mundo.

Luego del exhaustivo día atareado que Seokjin tuvo que pasar en la universidad se desvió de su camino a casa para tomar un helado, la sensación fría en su boca lo había tentado a probar uno. Al entrar al local colorido se puso atrás de un chico que estaba teniendo el mismo problema que él ahora: no se decidía que sabor de helado escoger. Quizás vainilla, o tal vez cereza, la primera opción le parecía mejor, pero el chico frente a él eligió menta con chocolate y cuando tuvo el helado en sus manos Seokjin sorprendido no pudo evitar cambiar de opinión.

—Buenas tardes, a la orden, ¿qué desea pedir?— habló dulcemente el chico que lo atendía.

Seokjin no le presto mucha atención por estar embelesado en los deliciosos postres delante suyo, mientras del otro lado Hoseok pensaba que estaba atendiendo a un supermodelo.

—Me gustaría tomar el mismo que se ha llevado el chico de antes, gracias.

Hoseok asintió y rápidamente preparó el helado con manos temblorosas para luego tendérselo al chico delante suyo que veía todo con los ojos brillosos, luego de que pagara el chico le dio las gracias con una sonrisa y se marchó, Hoseok pensó que era guapo.

El sabor a menta y chocolate no hizo falta en sus papilas gustativas un momento después, pero Hoseok pensó que había sido por tanto que lo probó ese día.

El Domingo Hoseok fue arrastrado por sus amigos a una fiesta, creía que era una mala idea porque tendría que trabajar al otro día, se juró no tomar nada, pero se engañó a sí mismo terriblemente. Seokjin pudo sentir el sabor del alcohol mientras estudiaba esa noche y extrañado pensó que su alma gemela tendría un día duro mañana.

Al otro día Seokjin volvió a la heladería, su antojo de helado regreso junto al Lunes pero no como sus ganas de ir a clase, se sorprendió al ver al chico que lo atendió el otro día a quien recordaba bastante alegre, con un aspecto demacrado, le causo gracia porque sentía que se quedaría dormido de pie.

— ¿Todo bien?— se atrevió a preguntarle al chico destruido reteniendo una sonrisa, extrañamente sentía confianza a su lado.

—No.— Hoseok respondió en automático demasiado perdido en la nebulosa, pero luego de darse cuenta que hablaba con un cliente y debía tratarlo como un rey, se espabilo— ¡Quise decir que todo está maravilloso! Como estos sabores nuevos que nos acaban de llegar, dígame, ¿qué le gustaría pedir?

Seokjin no se molesto en ocultar su risa por la situación.

—Perdona por ser tan entrometido pero te ves realmente cansado, ¿estás bien? ¿este trabajo exige tanto?— preguntó bromeando, no sabia de donde había sacado el descaro de hablarle así a un desconocido. Hoseok negó enérgicamente, se acercó un poco a Seokjin con una mano tapando un lado de su boca como si le fuera a contar un secreto.

—Se supone que nadie debería saberlo pero anoche llegué tarde a casa y he dormido muy poco— susurró, omitiendo la parte en que tenía resaca y se quería lanzar por la ventana.

Seokjin sonrió divertido, le pareció agradable el muchacho por las expresiones chistosas que hacía al contar algo, extrañamente cómodo y en confianza a pesar de no conocerse de nada.

Notó la hora en el reloj de pared a un lado del chico frente a él, se le hacía tarde nuevamente, la sonrisa en su rostro desapareció.

— ¡Perdona! Pero tengo que irme, me tocará venir más tarde.— hizo una reverencia y se fue sin esperar respuesta.

En el pecho de ambos un sentimiento extraño apareció, las ganas de Seokjin de devolverse lo atacaban pero sus responsabilidades iban primero.

—Bien hecho Jung Hoseok, has espantado a otro cliente.— se reprocho el mismo golpeándose en la frente agotado.

Más tarde, así como Seokjin dijo, volvió a la tienda, esta vez con varios amigos, pero el chico divertido no era el que atendía, por alguna razón se sintió decepcionado, pero más allá pudo verlo con otros compañeros de trabajo tomando apenas su almuerzo, sus miradas se encontraron, este agito su mano en forma de saludo y sonrió amable, el contrario correspondió.

— ¿Y tú qué vas a querer?— le preguntó Namjoon llamando su atención, pero Seokjin ya no tenía ganas de comer helado, no cuando un sabor diferente de comida apareció en su boca, giró a ver nuevamente al otro chico quien degustaba un tteokbokki, ahí fue cuando unió los puntos y empezó a sospechar.

Seokjin cada que podía se pasaba por la tienda con la excusa de comprar helado pero realmente quería saber si sus sospechas eran ciertas, en cada visita no había conseguido nada de información que le afirmara o negara su teoría así que esta vez quería hacerlo diferente.

Hoseok terminaba de atender a una pareja mayor cuando nuevamente se encontró con el probable supermodelo ante sus ojos, le sorprendía que comiera tanto helado cuando él apenas podía seguir soportándolo.

—Bienvenido de nuevo — sonrío sinceramente.

—Hola, ¿cómo has estado? ¿has comido bien?— la pregunta le pareció un tanto extraña pero no le tomo importancia y respondió de manera positiva, antes de que pudiera preguntarle su orden el contrario volvió a hablar. — He venido tantas veces y ni siquiera sé tu nombre...

—Oh, me llamo Hoseok.

—Seokjin.— se presentaron brevemente y eso fue todo, Seokjin se sintió decepcionado, esperaba alguna luz mágica poderosa o música angelical que le demostrara con su melodía que Hoseok era su alma gemela, pero no pasó nada, rendido pidió un simple helado de vainilla y se sentó en una mesa – cosa que no había hecho antes – y se dispuso a hacer tarea mientras comía.

Entonces mientras buscaba sus cosas en su bolso se encontró una banana de aspecto sospechoso que había olvidado semanas atrás allí mismo, no se veía apetecible pero entonces se le ocurrió una idea para aclarar sus dudas. Se dijo a su mismo que sería como comer un banana split si no funcionaba. Con determinación y mucho asco le dio un mordisco. Enseguida tanto él como el chico que estaba atendiendo a una señora en ese momento soltaron una exclamación de asco, Seokjin se sorprendió, se rió solo un momento sin poder creérselo, pero quería volver a confirmarlo.

Luego de calmar su risa se acercó a Hoseok quien limpiaba su lengua con una servilleta.

—Hoseok...—lo llamó sonriente, este lo miró atento— Dime, ¿puedes sentir esto?— enseguida mordió otro pedazo de esa fruta podrida y el chico volvió a tener la misma reacción ahora un tanto exagerada pero cambiando enseguida por sorpresa, a Seokjin ya no le importaba realmente el repugnante sabor porque había acertado sus sospechas, estaba encantado, se sentía tan nervioso y feliz al mismo tiempo que no se explicaba, el destino había hecho de las suyas y una banana podrida fue lo que le dio certeza de que tenia razón.— ¿A qué hora sales?


Días después ambos chicos se encontraban teniendo un picnic rodeados de comida alegremente en el parque.

—Si juntas esto con esto, mira como sabe— el mayor probó un poco de la combinación rara que Hoseok nunca había visto y enseguida la sintió en su boca, sonrió por el gusto.

—Esa me gusta, ahora mira esta— adrede Hoseok mordió algo que realmente no sabía bien, dejando un sabor no muy agradable en la boca de ambos.

— ¡Es horrible!— Hoseok rió por la reacción del mayor

—Es mejor que comer helado todos los días.

—Hey, a mi realmente me gustaba...

Entre risas Seokjin sacó de su bolso una pequeña cajita decorada.

— ¿Has probado de estas?— Seokjin abrió la caja deslumbrando a Hoseok con unas perfectas donas decoradas con glaseado y chispas, el contrario negó asombrado.— Las hace mi madre.

—Siempre creí que eras algo así como un chef pero ahora entiendo porqué — Seokjin rió por su comentario.

—Oh no, en realidad estudio medicina.

Hoseok cada vez más quedaba deslumbrado por ese chico, debió haber salvado al universo entero en su otra vida para tenerlo como alma gemela. Seokjin le tendió una de las donas y al probarla sintió fuegos artificiales, estaba muy concentrado saboreando el glaseado que no se dio cuenta de cuando Jin se acercó y sin más lo beso. Hoseok había escuchado lo que se sentía cuando se besaba a su alma gemela, y si había sentido fuegos artificiales con lo que acababa de comer, con ese beso sentía galaxias enteras por la maravillosa sensación de sabores que le producía, ambos sentían como cada cosa maravillosa que habían probado en la vida estaba allí, en ese beso, pero sin duda, era algo que no tenía comparación porque la magia que sentían en ese momento sobrepasaba todos sus sabores favoritos.

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