05
Jisung estaba cubierto de pies a cabeza, Changbin había procurado que nadie reconozca su apariencia fuera del reino. No sabía si alguien además de las hadas nobles sabían de su existencia, pero no quería arriesgarse.
Movió cielo, mar y tierra y sobornó a unos cuantos contactos para poder sacarlo sin que nadie lo notara, además, prepararía una coartada en caso de ser descubierto por el Rey, algo como "solo lo llevé a conocer a su repostero favorito" sonaba tal vez creíble.
Llevó a Jisung escondido en una carreta para poder cruzar hacia el reino de los gnomos, a unos pocos metros después de entrar divisó a dos caballos blancos con hombres encapuchados encima, situados a cada lado de él en la carreta.
Rezó, a la diosa de la luna y todo su séquito de deidades, no estar metido en algún problema.
-Hey. -Susurró uno de estos. -¿Lo traes contigo? -Changbin suspiró de alivio y asintió.-Bien, nos vemos en donde Chan.
Y sin más, ambos desaparecieron tomando otros caminos.
Así como había mencionado Minho, lo primero que hizo fue llegar a la pastelería, al abrir la puerta oyó la campana que avisaba que un nuevo cliente había entrado y automáticamente oyó a Chan detrás de la puerta del mostrador gritando "allá voy"
El gnomo pelinegro salió por la puerta tallando sus manos con harina en su delantal, llevándose la gran sorpresa de ver a Changbin frente suyo. Salió del mostrador y se dirigió justo a él para darle un gran abrazo de oso.
Chan hacía amigos por todos lados, Chan era amigo de todos y nunca se creaba enemigos.
-Aún no es último viernes de cada mes, ¿tanto me has extrañado? -Chan levantó una ceja, se le hacía extraña su presencia.
Changbin jaló el brazo de Jisung, el rubio se había mantenido detrás de su hermano mayor durante todo el tiempo, haciendo que el gnomo no lo notase.
-En realidad vine a presentarte a alguien, ¿podemos pasar adentro primero?
Chan no preguntó, solo asintió y volteó el cartel de la puerta que ahora decía "cerrado", para posteriormente guiarlos hasta adentro. Chan sabía el estatus de Changbin como noble y sabía que era importante si necesitaba presentarle a alguien en privado.
Cerró la puerta detrás del mostrador, dejando ver una espaciosa cocina lujosa con gran cantidad de hornos y refrigeradores, Chan manejaba fuertes cargas de pedidos haciendo que necesite de equipo profesional para su trabajo.
Changbin llevó las manos hasta la capucha de Jisung y se la quitó, revelando su delicado rostro por primera vez desde que llegaron. El gnomo quedó impresionado con la belleza de Jisung, no podía dejar de admirarlo hasta que la voz de Changbin lo sacó de sus pensamientos.
-Él es mi hermano, del que te hablé.
Chan reaccionó, inclinándose de una rodilla ante él y bajando la cabeza. -Es un gusto, príncipe Luna. Es usted muy hermoso, ciertamente.
Changbin quiso reírse del cambio repentino en la actitud del gnomo, pero Jisung se hallaba muy nervioso, sus mejillas se pintaron de un suave rosa, las palabras del gnomo sobre su belleza eran reales y podía sentir eso.
-No tienes que hacer eso, por favor. -Sonó nervioso, era vergonzoso para él cuando recibía esas muestras de respeto.
Chan se paró, sonriéndoles a ambos con calidez. -¿Tienen hambre? Deben estar agotados por el viaje, permítanme servirles de comer.
El gnomo le preparó algunos dulces, de los cuales Jisung comió uno tras otro, y solo paró hasta luego de un regaño del hada mayor por consumir demasiada azúcar.
-Está bien, Changbin. Hoy tiene la oportunidad y debe aprovecharla. -El hada mayor suspiró derrotado.
Oyeron la campaña de la entrada sonando, haciendo que el gnomo suelte un gruñido. -¿Qué mierda? ¿No saben Leer el cartel de cerrado o qué?
Chan caminó molesto hacia la puerta para pasar a la tienda, antes de eso, Changbin tomó su brazo firmemente y lo atrajo hacia él para susurrarle algo al oído, Chan abrió los ojos como platos y asintió nerviosamente al ver el rostro serio del hada mayor.
Abrió la puerta con cuidado. Encontrándose a nada más y nada menos que el príncipe elfo y su fiel bibliotecario, eso hizo que se le ponga la piel de gallina en un instante.
Estaba metido en un gran problema.
-¿Qué te pasa Chan, no estás feliz de verme? -Jeongin formó un adorable puchero con sus labios, dios, cómo amaba a ese adorable hombre. -Viajé desde tan lejos para verte.
Negó suavemente, abriendo los brazos para abrazarlo por la cintura. -Claro que no, dame un beso. -Abultó los labios y Jeongin rió, dejando un beso de piquito en estos.
-¡Qué asco! No hagan eso frente a mí por favor. -Minho tenía en el rostro una expresión de desagrado, Jeongin le sacó la lengua haciendo que el príncipe se sienta ofendido.
Minho adoraba a ese par, aunque le hagan sufrir viendo sus asquerosas muestras de amor tan descaradas.
-¿Han venido por algo en específico? Estoy un poco indispuesto por unos asuntos. -Chan sonó nervioso, pero ninguno pudo captar el por qué.
-Qué raro, tengo unos amigos que dijeron que estarían aquí hoy. ¿Los has visto? Uno de cabello morado y otro rubio.
Chan palideció, no sabía qué decir, hasta que la puerta detrás de él se abrió. Mostrando la misma cabellera violácea de la cual hablaba. Miró a Changbin y recordó lo dicho antes de salir, "ellos no pueden saber nuestra identidad", ¿"ellos" se refería a Minho y Jeongin?
¿Qué carajos estaba pasando?
Ambos elfos entraron a la cocina, Jisung fue capturado por todos los ojos comiéndose tal vez la segunda docena de macarrones del día.
Estuvo a punto de abalanzarse a abrazar a Minho pero recordó lo dicho por Changbin, "nadie puede saber quiénes somos, ni siquiera Minho, tampoco puedes abrazarlo en público". Eso lo había hecho sentir mal, pero de alguna forma entendía que incluso su libertad tenía reglas y que Changbin solo pretendía protegerlo, confiaba en Changbin más que en cualquier criatura en el mundo.
Chan se sentía desfallecer, estaba en una cocina con dos príncipes hada y el mismísimo príncipe elfo en persona, no entendía nada. ¿Se conocían? ¿Sabían quién era qué? Era como si fuera el único en esa habitación fuera de todo contexto.
Todo se volvió más confuso cuando Minho le dirigió la palabra a Jisung. -Oye Sung, ya que estamos acá quisiera que conozcas a Félix.
Changbin alzó una ceja ante la mención de ese nombre, ¿cómo no se dio cuenta antes? El "prometido" de Minho era el mismo príncipe gnomo, el "matrimonio arreglado" era un asunto político para unir ambos reinos. No sabía mucho de ello salvo que afectaría las relaciones con el reino de las hadas, no era que fuese ávido de conocer la política de un reino ajeno al suyo.
Minho de verdad actuaba como si no supiera quiénes eran ellos, cada vez se hacía más claro que el elfo no quería aprovecharse de Jisung de alguna forma, sin embargo seguiría con un ojo encima de él.
Migajas cayeron de los suaves labios de Jisung, y Minho no perdió tiempo en limpiarle el rostro con una servilleta, sonriéndole cuando los ojitos azules y brillantes de Jisung se posaron en él de vuelta, no podía creer que finalmente tenía al menor frente a él a todo color, era aún más hermoso de lo que creyó.
Chan jaló a Changbin del brazo para llevárselo escaleras arriba, tratando de que ninguno lo note. Se aseguró de ponerle el seguro a la puerta por la cual entraron y comenzó su charla.
-¿Me puedes explicar qué está pasando? -Gritaba, pero en susurros, estaba tan confundido y aparentemente tan enojado.
Changbin intentó calmarlo, realmente no quería decirle pero vio una oportunidad en ello. -Es una larga historia pero a Jisung le gusta él.
-¿"Él"? ¿Te refieres al maldito príncipe elfo? -Changbin suspiró una vez que sus sospechas se vieron aclaradas, realmente ya lo sabía pero Chan solo se lo confirmó. -No me malinterpretes, Minho es guapísimo y un excelente partido, pero sus malditos reinos están en guerra.
-Jisung no sabe quién es él.
-¿Y él? ¿Él sabe a quién le está limpiando la boca con una servilleta?
-Parece ser que no.
Chan abrió la boca y los ojos como platos, llevándose una mano al pecho y sintiendo cómo la presión le reventaba las venas. Tuvo que sentarse para evitar desfallecer en ese momento, y empezó a sobarse la cabeza una vez que estuvo sentado.
-Esto es grande... -Murmuró. -Estoy metido en medio de un problema muy grande. -Changbin volteó los ojos. -Lo siento Diosa de la Luna, te juro que fui un buen gnomo, permíteme salir vivo de esta y haré un altar en tu honor.
-Solo necesito que me ayudes a escondérselos, al menos hasta que yo sepa las intenciones del elfo.
Chan lo miró, dudando de lo dicho. -¿Estás insinuando que Minho es malo? -Touché, increíblemente dio en el clavo. -Si es así, déjame decirte que mi amigo Minho es el elfo más noble que conozco, claro solo después de mi precioso Jeongin.
-Okey, te escucho. Pero aún así quiero ocultarlo, solo hasta que encuentre la forma de decirle a Jisung.
Acordaron ambos dejarlo de esa manera, Changbin le prometió al gnomo que no tendría ningún problema si cooperaba con él. Su plan estaba saliendo casi de maravilla.
Abrió la puerta de la habitación, Jeongin estaba allí parado, justo frente a la puerta. El elfo pelinegro los miró a ambos con un gesto increíblemente molesto, y después de pasar una mirada acusatoria por sobre ellos simplemente no dijo nada y regresó su camino hacia la cocina, dejando a ambos hombres perplejos y a Chan temblando de miedo.
Minho aprovechó la intimidad del momento cuando todos dejaron la cocina, acortó la distancia con Jisung y le dejó un pequeño beso en los labios, saboreando las migajas en los suyos cuando se separó. Por primera vez pudo ver el sonrojo en las mejillas de Jisung, la claridad de sus pecas repartidas por su cara y sus brillantes ojitos azules.
No pudo evitar tomar su rostro y acercarse para besarlo por segunda vez, que se volvió más profundo cuando el hada buscó sus labios, era mágico aquel simple roce de piel.
Oyeron pasos y se separaron rápidamente uno del otro con nerviosismo, incluso sin saber por qué besarse en público se sentía prohibido. Los demás desfilaron uno por uno entrando a la cocina con Jeongin al final, este le dió una mirada al elfo que no supo descifrar, pero se sintió nervioso de repente, algo andaba mal o tal vez estaba imaginando cosas.
Jeongin se acercó a él, y simplemente se sentó a su lado. -Tal vez podrías llevarlo a tu restaurante favorito. -Sugirió.
Minho asintió, esa era una increíble idea. -¿Puedes hacer la reservación? -Jeongin asintió. -Y dile a Félix que iré a verle. -El contrario asintió de nuevo y salió del lugar.
Minho volteó a ver a Jisung, quién lo miraba en total silencio, se le hacía raro que Jisung estuviera muy callado desde que llegó pero lo atribuyó a los nervios.
-¿Te parece si vamos a comprarte algo de ropa? -Jisung miró a lo que llevaba puesto.
-¿Tengo algo de malo? -Minho le negó con pánico.
-Es solo que, voy a llevarte a un lugar muy elegante, y quiero verte con algo realmente bonito.
Pararon justo frente a un edificio, el vidrio de la fachada dejaba ver su interior repleto de vestimentas exóticas que llamaban la atención de Jisung
Pararon justo frente a un edificio, el vidrio de la fachada dejaba ver su interior repleto de vestimentas exóticas que llamaban la atención de Jisung.
Minho se bajó del caballo primero, y ayudó al hada a bajarse, cuidando de que las capuchas de ambos no se les caigan. Era sentido común saber que un hada y un elfo no debían ser vistos juntos como si nada.
El hada miró hacia arriba y hacia todos lados, maravillado por la cantidad de ropa que podía encontrar allí. En su reino, él vestía la ropa que le asignaban, era bonita pero la que veía en aquella tienda parecía muy adelantada en tecnología a la hecha a mano que solía vestir.
Tendió su mano para sujetar alguna de las prendas que veía colgando, le llamaba la atención la cantidad de joyería que algunas tenían, las telas eran suaves y todo parecía tan bonito y diferente. De alguna forma, sus manos encontraron lo que parecía ser ropa para hadas, o al menos hecha para criaturas aladas.
-Vaya, todo esto es caro. -Susurró Changbin detrás de ellos, lo suficiente bajo para no ser oído por los demás en la tienda. Jisung soltó la prenda que había estado observando.
-¿Algún problema? -Minho se preocupó por la súbita acción, Jisung pareció nervioso. -¿Es por el precio?
-No es necesario que gastes tanto dinero en mí. -Se apresuró a decir.
Minho le sonrió suavemente. -Está bien, digamos que puedo permitírmelo. -Metió la mano en donde Jisung había estado viendo antes, y rebuscó entre las prendas. -¿Toda la ropa para hadas es de mujer?
Changbin casi suelta una carcajada desde su lugar, pero la omitió en pro de no llamar la atención. -Es porque casi todas las hadas son mujeres.
El elfo bufó, pareciera burlarse de él por tratarse de algo obvio. -Tenemos dos opciones, compramos algo de hombre y le hacemos un hueco en la espalda o pido algo a medida.
Jisung siguió observando algunos de los vestidos que colgaban, todos tenían la espalda descubierta para sus alas, al igual que la ropa que él solía usar.
Tenía mucha curiosidad por ellas, en su reino nunca se le dió oportunidad de comprar ropa o escogerla porque le asignaban toda la que usaba. Además, por existir pocos hadas masculinos, los roles de género se veían muy marcados a la hora de vestirse, cosa que siempre le molestó. No tenía problemas con usar pantalones, era cómodo, pero no había mucha variedad para él como la había con las demás princesas.
Minho estuvo a punto de acercarse al mostrador antes de que Jisung tome su mano, el hada mantenía la mirada baja pero podía observar su nerviosismo.
-Me gustaría probarme uno.
-¿Un vestido? -Inquirió Minho, el hada asintió.
No preguntó más, simplemente dejó al hada escoger algo, Changbin también parecía entretenido en lo suyo así que él se decidió por probarse algo, quería impresionarlo en su estadía.
Era muy común visitar esa tienda, los gnomos hacían muy buenas vestimentas para cada raza, pareciera como si todo lo que aquellas curiosas criaturas hicieran fuese de increíble calidad. Félix le había enseñado el local, porque la ropa de este era poco más apegada a la época que la ropa de elfos viejos en su propio reino y después de mucho tiempo, se volvió su lugar predilecto.
Vió a Jisung moverse hacia un vestidor con algo entre sus manos, y Changbin se colocó cerca haciéndole guardia, por acto reflejo él también se movió cerca, intentando disimularlo del hada mayor.
-Changbin, necesito ayuda con los botones de la espalda. -La cabeza de Jisung asomó por la puerta.
-¿Puedo? -Sugirió el elfo, Jisung dudó un segundo, pero finalmente asintió, la mirada dura de Changbin se posó en él, sabía que era solo su instinto protector de hermano mayor, pero le aterraba hasta los huesos hacerlo enojar.
Cerró la puerta detrás de él y volteó para ver a Jisung, quedando atónito. Él le daba la espalda y sostenía las mangas del vestido blanco en sus brazos para que no caigan, con los botones detrás sin abrochar. Sus alas semi transparentes y brillantes resaltaban, era la primera vez que tenía la oportunidad de verlas con detalle.
Acortó la distancia y lo ayudó a colocarlos en su lugar. -¿Cómo se siente?
-Es... ventilado. -Minho rió junto con él.
-Sé a lo que te refieres, mi madre me obligó a usar vestidos por años hasta que fui adolescente y me revelé.
Jisung volteó rápido a mirarle, sorprendido por la información, allí pudo apreciar más el vestido, era simple y blanco, no muy corto y de hombros descubiertos, pero Jisung lucía de forma muy pura con el blanco adornando su piel cálida y su despeinado cabello rubio.
-¿Por qué hizo eso? -Su voz se tornó apagada.
-Mis padres querían casarme con cierto gnomo, por eso conjuntamente fingían que yo era una niña.
-¿Félix? ¿Tu prometido? -Minho asintió. -¿Y qué pasó luego, cuando se enteraron?
-Siguieron con el matrimonio arreglado porque les beneficiaba. -Suspiró pesadamente. -Cuando decidí que ya no quería vestir como niña, tuve una pelea con mi madre. Luego supe lo del matrimonio arreglado, Félix y yo comenzamos a odiarnos y pelear siempre. Aún me siento muy mal por haberles hecho daño.
-Pero él y tú se encuentran bien ahora ¿verdad?
El elfo asintió. -Félix es mi mejor amigo. -Jisung le sonrió. -Y regresando al tema, ¿qué te pareció el vestido?
-Es un poco incómodo, pero si te gusta supongo que está bien.
-Es tu decisión.
-Pero a ti te gusta mucho. -Minho negó, o al menos intentó. -No mientas, lo veo en tu mirada, es diferente, es más profunda. -Jisung sonrió inocentemente, agarrando el vestido a la altura del pecho.
Minho agradeció para sus adentros que él no parecía saber la razón del cambio en su mirada, pero estar encerrado en un cuarto tan pequeño con Jisung viéndose tan hermoso no era sano para sí mismo.
A pesar de que su pecho era plano, su cintura delgada lucía favorecida por el vestido, dando la apariencia perfecta de un cuerpo de reloj de arena. Sus hombros pecosos de piel exótica y sus anchas caderas resaltaban más.
-Me he estado preguntando por esto, ¿puedes sentir las emociones de los demás? -Jisung asintió.
-Algo así, las auras de las personas a veces cambian, incluso puedo sentir si alguien miente cuando me hacen un cumplido. No te imaginas cuán hipócritas son algunas hadas.
-¿La belleza es una cualidad apreciada entre las hadas?
Jisung asintió. -Es muy importante, incluso define nuestro rango.
-Entonces supongo que debes estar hasta arriba de la jerarquía. -Jisung tragó saliva, dándose cuenta de su error. -Porque me niego a creer que haya hadas más hermosas que tú. Eres simplemente la criatura más hermosa que he visto.
-¿Alguna vez te has mirado al espejo, Minho? -Este pareció confundido. -Ninguna de las hadas que he visto está cerca de tu nivel.
Minho rió avergonzado, tratando de ocultar su sonrojo con su mano. -¿Qué es esto? ¿Una guerra de cumplidos?
-Eso suena más interesante que la guerra actual. -Minho lo miró, triste de alguna forma, Jisung se arrepintió de lo que había dicho.
-Creo que deberías mostrarle el vestido a Changbin. -Jisung asintió nervioso, palmeándose mentalmente por su comentario.
"Es verdad, no podemos estar juntos." a ambos les dolía, sentían como si todo aquello fuese inútil, porque al final del día sus reinos estaban en guerra y no podían hacer nada para cambiarlo.
" a ambos les dolía, sentían como si todo aquello fuese inútil, porque al final del día sus reinos estaban en guerra y no podían hacer nada para cambiarlo
De nuevo otra parada, pero Jisung estaba aún más nervioso que antes, sabía que esta parada sería en la casa de Félix, el prometido de Minho.
Pararon frente a una pintoresca cabaña de madera, con casas bastante apartadas una de la otra, la casa no era pequeña pero tampoco resultaba algo muy extravagante, era el tamaño perfecto, pensó en que realmente le gustaría vivir en una casa así con Minho. Tal vez, tener mascotas, comer dulces a diario hechos por Chan y solo tal vez... tener hijos con él.
Se sacudió la cabeza, estaba pensando en tonterías. Aquello era imposible.
Un chico adorable de cabellos cobrizos salió a saludarlos antes de bajar del caballo, y detrás de él otro castaño con un aura muy impactante y al mismo tiempo familiar. Minho tomó su mano llevándolo hasta llegar justo en frente del chico de cabellera color cobre, era más pequeño que él y sus mejillas eran abultadas y adorables, quería apretarlas entre sus manos.
-Tú debes ser Jisung. -Félix lo reconoció al instante, era exactamente igual a las pinturas de Minho, con la leve diferencia de no estar brillando como el elfo describió. La mirada de Félix luego se posó en la cabellera de un vívido color morado detrás de ellos.
Su físico resultaba familiar, conocía a este chico, pero ¿de dónde?
Minho pareció notar su confusión. -Él es Changbin, hermano de Jisung. Él fue de gran ayuda para traerlo de visita. -Félix formuló un "oh" con la boca, pero aún tenía esa pizca de curiosidad que lo mantenía intranquilo.
-Oh, qué descuidado, no me he presentado. Yo soy Félix y el malhumorado detrás es Hyunjin. -El último rodó los ojos.
Félix le sonreía cálidamente, jamás había sentido esa calidez en alguien, era parecido a cuando a veces la Reina Hada Irene se dirigía a él con adoración, pero esto era aún más fuerte, su aura maternal le hacía sentir tan seguro con él a pesar de recién haberlo conocido.
El nombrado Hyunjin también tenía algo diferente, era parecido a un hada pero carecía de alas, así que no lo era. Sería imposible que un hada viviera sin sus alas, cualquier daño a ellas se reflejaba en su salud así que debían cuidarlas delicadamente, pero era tan familiar que realmente quería saber a qué raza pertenecía.
Félix los invitó a pasar a la cabaña, Jisung se sorprendió de encontrar a Jeongin y Chan sentados en la mesa de la cocina charlando casualmente.
Hyunjin tomó la mano de Félix antes de llegar a la cocina y apartarlos un poco de los demás. -¿Qué hace el Príncipe Mora aquí? -Le susurró con el ceño fruncido, el gnomo casi se atraganta con la revelación.
¡Bingo! Sonó en su cabeza, a la vez que crecía en él una preocupación latente.
-Sabía que me resultaba conocido de algún lado, pero no recordaba de dónde. -Se dió una bofetada mental. -Debí haber reconocido la marca de sus ojos.
Hyunjin era una ninfa, quienes solían ser muy conocedoras de personas, seres muy inteligentes y astutos. No era una coincidencia que Minho se dirigió hacia él por primera vez buscando información sobre la persona que vio en sus sueños.
A diferencia de esa ocasión, estaba seguro de haberse topado alguna vez con el de cabellera morada en algún lugar, solía salir de compras muy seguido por cosas que Félix no podía comprar en persona.
Pero esa mirada, ese cabello, la apariencia fuerte de un cuerpo trabajado pero con la delicadeza de un noble, el Príncipe Mora era una criatura que dejaba una fuerte impresión a su paso, difícilmente podría olvidarse de ello a pesar de que Félix sí lo había hecho.
-Minho dijo que son hermanos. -Félix le volvió a dirigir una mirada de pánico, tan pálido como si hubiera visto un ogro de dos metros.
-Eso quiere decir que Jisung... -Hyunjin asintió en silencio, con el rostro serio.
-Chan pregunta si van a estar solos en la sala todo el rato. -Interrumpió Minho, logrando que el gnomo salte en su lugar asustado, se llevó una mano al corazón y respiró hondo. -Lo siento, ¿interrumpo algo? -Enarcó una ceja.
Félix negó, tomó la mano del ninfa y lo dirigió a la cocina, su mirada se posó en Jisung, había tanto que quería preguntarle, incluso a Minho, pero sabía que debían ser precavidos y evitar preguntar.
Minho le miró mientras hablaba. -Entonces iremos a almorzar a Gnome's todos juntos.
Félix parpadeó unas cuantas veces, Jeongin había hecho reservaciones para todos según le había dicho. Recordó que las reglas de etiqueta del lugar eran muy estrictas, la vestimenta debía ser lujosa acorde con ser un lugar muy caro donde solo acudían nobles y ricos. Dió un vistazo a Jisung, sus ropas rústicas lucían como algo característico del reino de las hadas, pero definitivamente no lo dejarían entrar al lugar así.
-No quiero ser grosero, pero conoces las reglas de etiqueta de Gnome's.
Minho se paró enseguida, entregándole una bolsa de ropa. -¿Podrías ayudar a Jisung a vestirse y explicarle sobre el lugar?
El gnomo solo alcanzó a asentir, tomando la bolsa y la mano del hada para guiarlo por la casa. Jisung no parecía perturbado ante la idea de tomarse de las manos, ni tampoco pronunció palabra alguna mientras le seguía, ahora que lo pensaba, no había tenido la oportunidad de escucharlo hablar.
Tomó lo que sea que había dentro de la bolsa con cuidado, desdoblando las finas telas blancas para darse cuenta que lo que había entre sus manos era un vestido.
Su mirada curiosa se dirigió al hada. -Lamento si mi curiosidad es irrespetuosa, pero ¿por qué un vestido?
Jisung, quién estaba sentado a la orilla de la cama del cuarto donde se encontraban habló por primera vez. -Solo había vestidos para hadas.
El tono de voz sorprendió al de las mejillas, Jisung tenía una cara tan adorable que aquello resultaba muy peculiar.
-Podría haberte arreglado una camisa, si querías, incluso tengo mi máquina de coser aquí.
Como Minho había mencionado, los gnomos simplemente parecían dominar cualquier arte con facilidad.
Pero Jisung negó. -Supongo que dentro de mí, he tenido curiosidad por ello desde hace mucho.
Félix volvió a dar un vistazo al vestido y luego al hada. -¿No quieres ducharte primero? Puedo preparar un baño de burbujas para ti.
Félix masajeaba suavemente su cabello rubio mientras él jugaba con las burbujas, de alguna forma le entretenía demasiado
Félix masajeaba suavemente su cabello rubio mientras él jugaba con las burbujas, de alguna forma le entretenía demasiado. Se sentía tan seguro teniendo al gnomo cerca, ahora entendía por qué Minho siempre hablaba tan bien de él.
-¿Hace cuánto conociste a Minho? -En realidad Félix ya conocía la respuesta, recordaba el día en el que el elfo llegó hacia ellos con mucha emoción, como si hubiera pasado a penas el día anterior.
-Hace no mucho, pero la primera vez que lo vi fue antes de conocernos realmente. -Félix arrugó el gesto en confusión, eso era nuevo.
-¿Lo habías visto antes? -Jisung asintió.
-En el bosque, dormía en una roca y me pareció algo muy extraño, así que quise observar. En mi reino nos enseñan que los elfos son malvados así que entré en pánico cuando despertó, y usé mis poderes para que vuelva a dormir.
Félix rió. -Él realmente estuvo buscándote como loco después de eso. -Su risa fue contagiosa, logrando que el hada sonría también. -Y dime Jisung, ¿qué tanto saben uno del otro? -Trató de sonar casual.
-No mucho en realidad. Supongo que por ser de reinos en guerra establecimos una regla no escrita de no preguntar ni hablar de nosotros.
-Supongo que aún tienes miedo de él, ¿o me equivoco? -Félix tomó un cuenco con agua para enjuagar su cabello, esperando en silencio por la respuesta del hada, que nunca llegó.
Terminó el enjuague muy delicadamente, y miró hacia Jisung, tomando sus pequeñas manos entre las suyas y haciendo que este lo mire.
-Jisung, hay algo muy importante que necesito decirte. -El hada lo miró preocupado, luego de la pregunta anterior tal vez presentía que algo malo pasaba. -Conozco a tu hermano de antes, y por lo tanto sé quién es y quién eres tú. -Sostuvo más firme sus manos y suavizó su gesto cuando vió lo asustado que Jisung estaba. -Pero te prometo, que aún si Minho supiera, él nunca te haría daño, jamás he visto a mi amigo tan enamorado de alguien como lo está de ti.
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Todos los créditos a la autora original @KarenTommoS
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