Un vínculo único se ha formado - ¡La furia de un Saiyajin emerge!
Iglesia de Fuyuki – Noche
En los oscuros pasillos del sótano de la iglesia que apenas y eran iluminados por unas cuantas antorchas, se encontraba Risei, completamente impasible, esperando tranquilamente frente a un megáfono de un tocadiscos que era su enlace mágico para poder comunicarse con Tokiomi. Y no fue hasta que el eco de pasos aproximándose y resonando por el sótano, que el hombre miro por encima de su hombro para ver que su hijo se acercaba con calma hasta tomar posición a su lado.
Y sin decir una palabra, Risei, simplemente encendió su aparato para que Tokiomi pudiera escuchar del otro lado, toda su conversación.
- Dime, Kirei, ¿a qué se debe tu pronto regreso? – pregunto con calma, presintiendo que algo no estaba en su lugar si su hijo no estaba donde se suponía debía estar – se supone habías dicho que ibas a estar vigilando al Maestro de Lancer.
- No hubo falta. Aun y cuando el Maestro de Lancer, Kayneth. Parece ser un hombre sumamente arrogante y algo paranoico, debido a la inusual seguridad de su edificio. Assassin ha logrado obtener información sumamente valiosa – respondió con estoicismo.
- Muy bien, entonces dime, ¿Cuál esta información que pudieron recabar tus Sirvientes?
- En su seguimiento hacia Saber y Legend. Descubrieron que Legend posee habilidades de tipo sensoriales, ya que pudo detectar la presencia de Assassin sin muchos problemas. Y no solo eso, también lograron descubrir una de las antiguas ubicaciones de Caster. Revelando que tanto él como su Maestro han estado secuestrando niños. Si tenemos en cuenta esta información con los últimos acontecimientos, es claro que esos dos están detrás de los quince secuestros de esta noche y seguramente de los secuestros previos, en Miyama y en la ciudad vecina.
Tanto Risei como Tokiomi permanecieron impasibles ante la revelación de los actos tan atroces generados por Caster y su Maestro. Aunque por parte del líder de la familia Toshaka, tampoco era que le importara mucho. Pues tenía asuntos más apremiantes que resolver que estar cubriendo los rastros de un Maestro y Sirviente dementes.
Pues hace apenas unas horas, había impedido que Gilgamesh luchara con todo lo que tenía contra Legend. El único Sirviente en quien había expresado un genuino interés en derrotar e ir en contra de esos deseos le había salido muy caro. Pues no solo le costó un Hechizo de Comando.
No, también le costó la rabia viva de su Sirviente. Aun bajo un Hechizo de Comando, que le ordenaba específicamente sofocar su ira, no tomo nada bien su intromisión. Y la prueba más clara de ello, eran las vendas que ahora se envolvían alrededor de su cuello. Pues su Sirviente, había puesto una espada contra su cuello a forma de amenaza apenas apareció frente a él después de haber abandonado los muelles.
Llevándose una mano a su cuello, comenzó a pasar la punta de sus dedos por los vendajes, aun sintiendo el frio metal que se presionaba contra su piel hasta la sangre comenzó a brotar. Pero lo que más le generaba miedo era la mirada llena de rabia de Gilgamesh y las únicas palabras que le dedico antes de desaparecer.
- "Nadie le ordena a un Rey que se retire de una batalla que quiere tener, Tokiomi. Si osas a interrumpir mi próximo duelo contra el Rey de las Bestias, conocerás el dolor y la agonía como castigo a interferir con los deseos del único y verdadero Rey".
Necesitaba encontrar la forma de controlar a su Sirviente para que no revelara más de su Fantasma Noble y evitar por completo que usara EA o Enkidu, hasta asegurarse que la mayoría de los Sirvientes hayan sido eliminados. Pues si llegara a usarlos, el enemigo podría tomar ventaja sobre sus armas más poderosas e inclusive a llegar a descubrir el verdadero nombre de su Sirviente.
- Caster, usa magia sin dudarlo ni un segundo, y no intentaba eliminar su rastro. En cambio, ahora oculta su presencia y ni Assassin ha logrado dar con su verdadera posición. Eh de inferir que al verse descubierto por las habilidades sensoriales de Legend, se ha visto forzado a ocultarse con magia muy poderosa.
La voz monótona y sin emociones de Kirei saco a Tokiomi de sus propios pensamientos y reflexiones. Con una profunda inhalación de aire, aparto los pensamientos respecto a su Sirviente y se concentró en el problema que ahora mismo estaba aconteciendo.
- Un Sirviente lunático y un Maestro que no puede o no quiere controlarlo. ¿Por qué el Santo Grial habrá elegido a tales basuras? – cuestiono Tokiomi con molestia.
- Esto no se puede ignorar, Tokiomi. Las acciones de Caster y su Maestro son una clara violación a las reglas de esta Guerra – informó Risei completamente serio ante el asunto en cuestión.
- Por supuesto que no. Como mago, no puedo permitir que los secretos de la magia sean expuestos de esta manera.
- Pero ¿Cómo lo lograremos? – cuestiono Kirei – para lograrlo, necesitamos enviar a uno de nuestros Sirvientes. Yo no puedo enviar a Assassin aun, ya que gran parte de los demás Maestros aún desconocen que sigue vivo. Y por lo que vi en el muelle a través de los ojos de Assassin. Gilgamesh no tiene interés en enfrentarse a nadie que no sea Legend.
Ante la interrogante planteada, Tokiomi no dijo ni una sola palabra. Ya había causado la furia de Gilgamesh al hacerlo retroceder de su enfrentamiento. Y ahora, intentar pedirle que se enfrente a un Sirviente lunático, no parecía una buena opción.
- Tal vez haya otra alternativa – hablo Risei, rompiendo el silencio – mi poder como mediador se ve limitado sobre las reglas en situaciones normales. Pero en un caso tan único como este, tengo la autoridad de establecer una recompensa para aliar a los demás participantes contra un enemigo común. Alguien que pone en riesgo la misma Guerra por el Santo grial.
Castillo Einzbern – Fuyuki
Entrando en una enorme biblioteca, Saber siguió a su Maestro hasta una mesa que estaba repleta de pergaminos, libros y apuntes. Notando rápidamente que todo aquello era información sobre la leyenda del Rey Mono. Estaba realmente impresionada de la velocidad de su Maestro al lograr encontrar tanta información en tan poco tiempo. Sin duda era una persona muy meticulosa y no dejaba nada al azar.
Y eso mismo la hizo dudar un poco de él. Pues tan intensiva investigación en tan poco tiempo solo confirmaba de la poca confianza que su Maestro le procesaba a los Sirvientes e incluso dudaba de su propia palabra. Cosa que la hizo sentir algo ofendida, pues dudar de la palabra y lealtad de un rey, era una grave ofensa. Pero nada podía hacerse, puesto que en estos momentos no era rey, era un Sirviente y tenía bien en claro las diferencias entre ambas cosas.
- Saber ¿Qué tanto confías en las palabras de Legend? – Kirei pregunto de forma directa y sin rodeos, observando fijamente a su Sirviente.
- Confió plenamente en la palabra de Legend – respondió Arturia sin dejar lugar a dudas en su voz – como reyes que somos, pude notar que es claro que tiene una gran seguridad en sus ideales así como su visión de lo correcto e incorrecto. No pude sentir ninguna mentira en sus palabras. Además, algo me dice que puedo confiar en él. Que luchar juntos es la decisión correcta – finalizo con una sonrisa confiada.
- Comprendo – murmuro ya esperando esa reacción – sin embargo, no podemos confiar completamente en él. Es demasiado peligroso para bajar la guardia con él cerca. Lo mejor será eliminarlo.
- ¿Cómo puede siquiera sugerir eso, Maestro? – cuestiono realmente alterada y asqueada por lo que acaba de escuchar – ¡Insinuar traicionar a un aliado aun cuando este solo nos ha ofrecido su ayuda es deshonroso! ¡Me niego a aceptar la idea!
- Él dijo que el Santo Grial no podría cumplir su deseo. Desconocemos que puede ser aquello que ni el mismo Grial es incapaz de lograr. Pero imagina por un segundo, que Legend estuviera equivocado. Que su deseo pudiera ser cumplido, si eso llegara a ocurrir, ¿Aun crees que él te permitiría obtener tu deseo?
Usando lo único con lo que podía manipular a su Sirviente, Kiritsugu se arriesgó a influenciarla ante un posible escenario donde simplemente perdería su tan anhelado deseo de salvar a su gente. Y al ver el rostro sorprendido y ligeramente temeroso de su Sirviente, confirmo que su plan había funcionado. Solo necesitaba presionarla un poco más, hacerle entender que solo confiaban en ella para lograr completar su objetivo.
- Puede que no lo notaras, pero no pregunte o indague sobre esas auras tan extrañas que Legend libero justo después de que fue invocado – hablo listo para ejercer el ultimo grano de presión sobre su Sirviente – y la razón es simple. Por lo visto, las historias y leyendas que tenemos sobre Son Goku, apenas y se acercan a lo real de sus capacidades. Sin embargo solo aquello con lo que realmente tiene relación con las historias, esta minimizado en su efecto real. Como su entrenamiento por parte de Dios o el hecho de que llego a superado.
- ¿A dónde quiere llegar con esto, Maestro? – cuestiono con seriedad, no viendo la lógica en las palabras que estaba escuchando.
- En algunos cuentos, hacen mención que el Rey Mono es capaz de cambiar el color de su pelaje. Cada color representa un aumento monstruoso en su poder y dependiendo del color es el aumento de su poder. Es claro que los cuentos varían de la realidad, pero si esos colores se referían a las auras que Legend posee, es lógico pensar que aunque venció a Berserker sin ellas, aun puede usarlas como último recurso. No puedo confiar en alguien de quien no sé nada, es por ello, que solo puedo confiar en ti para ayudarnos mutuamente a lograr obtener el Grial.
En la mirada de Saber solo se podía reflejar la incertidumbre. Pues lo que decía su Maestro era completamente cierto. Tan asombrada estaba en que podía obtener su deseo aunque perdiera contra el pelinegro, que había olvidado por completo las auras en las que se vio envuelto justo antes de salir volando del castillo en Alemania.
¿Acaso podría ser verdad? ¿Acaso el pelinegro rompería su promesa si había la posibilidad de que su deseo se cumpliera? Y aunque ese fuera el caso, ¿podría culparlo? No estaba obligado a interponer sus deseos por encima de los de él.
Pero traicionarlo, cuando todo podrían ser sospechas mal infundadas, era algo que no se podía permitir hacer. Pero ella quería salvar a su reino y su gente a toda costa. Si tenía que luchar contra un ser que incluso supero el poder de Dios, jamás daría un paso hacia atrás e incluso si sabía que estaba destinada a perder. Tan grande era su voluntad por su reino que no duraría en enfrentarse a quien fuera. Pero ¿llegar a cometer traición? ¿atacar primero, sin honor o caballerosidad?
¿Era eso lo que necesitaba hacer para salvar a su gente? traicionar sus propios ideales y renunciar a su palabra como Rey y caballero. Apuñalar por la espalda a un camarada que se le brindó su apoyo cuando más lo necesitaba. Alguien a quien fue la primera persona en este nuevo mundo que no la menosprecio por ser una mujer.
Que aunque viera que era una mujer, lo único que realmente le importaba era su coraje y determinación que mostraba en pelea. Que incluso estaba dispuesto a ir tan lejos como para dejarla pedir su deseo aun cuando la tentación de pedir lo que fuera al Santo Grial fuera enorme.
- "Hehe nada de eso. Yo no lo hago por esas cosas, lo hago porque somos amigos, ¿verdad?"
La voz alegre del pelinegro resonó en su mente. Logrando disipar todas las dudas y temores que comenzaban a surgir en su mente. Pues ahora lo tenía claro, alguien como Son Goku no era una mala persona, un buen mentiroso o manipulador y mucho menos un traidor. Por lo cual, con una sonrisa llena de orgullo que confundió enormemente a su Maestro. Ahora estaba segura de su respuesta.
- Lo lamento, Maestro. Pero no hay posibilidad de que traicione a un aliado solo por miedos tan simples. Si Legend decide pedir su deseo yo luchare contra el para ganar, ya que di mi palabra de enfrentarme a él con todas mis fuerzas, y no pienso traicionar esa confianza, bajo un ataque sin honor – aseguro sin ninguna vacilación.
Tal respuesta no gusto en lo más mínimo a Kiritsugu. Pues su única alternativa de acabar con el pelinegro mediante un ataque sorpresa y siendo apoyado por su Sirviente, había muerto. Odiaba profundamente ese honor de caballeros del cual los Sirvientes se enorgullecían tanto.
Ya que lo único que lograba en ese estúpido honor en esos precisos momentos, era dificultarle mucho más la tarea de encontrar la forma en como acabar con el pelinegro. Aunque oculto su molestia lo mejor que pudo tras su mirada inexpresiva. Ya que independientemente de la decisión de su Sirviente.
Su plan seguía siendo el mismo, ya que la única razón para intentar manipularla era obtener su apoyo. Ya que, cuando llegara la hora de librarse del pelinegro, cada segundo era valioso. Y si Saber lograba revelarse contra los Hechizos de Comando aunque fuera un poco, eso podría resultar fatal.
- Si esa es tu decisión no insistiré más. Pero si me gustaría que me contaras todo lo que pudiste aprender de Legend cuando lo viste pelear – pidió mientras tomaba asiento – necesito saber si puedo encontrar su origen mediante sus movimientos. Aún queda la incógnita si es que viene del futuro. Y de serlo, es claro que no nos dirá nada, ya que el hacerlo pondría en peligro su propia existencia, pero al menos puedo llegar a comprenderlo mejor.
- No veo problema en eso – comento, comenzando a relatar lo poco que podía comprender del estilo de pelea del pelinegro o de su inusual energía.
Iglesia – oficina de Kirei
La oficina era tan simple como cualquier oficina podía serlo. Contaba con un escritorio en un extremo y del otro contaba con un sofá, dos sillones y una mesa en medio de ambos. Una gaveta de vinos en un extremo y nada más. Carecía de cualquier tipo de decoración o algún distintivo único que revelara algo sobre la personalidad de su dueño.
Entrando a su oficina, Kirei se sentía frustrado. Pues la única razón por la cual fue a vigilar al Maestro de Lancer. Fue porque estaba seguro de que Kiritsugu Emiya iría para asesinar a Kayneth y liberar a Saber de la maldición de su brazo izquierdo. Y sin embargo, jamás apareció. Forzándolo a reconsiderar el hecho de que podía anticiparse a sus movimientos.
Quería comenzar a analizar su información una vez más, en caso de haber omitido algo. A lo cual jamás se esperó ver a Archer recostado en su sofá. Usaba ropas de la época. Una camisa de manga larga de color blanco, un collar de oro en su cuello, un pantalón de ceda gris y unos zapatos blancos. En su mano derecha sostenía una copa de vino llena hasta la mitad.
Aunque los cambios más característicos eran que su cabello rubio ya no se encontraba elevado hacia arriba, sino que ahora estaba caído. Y que en su mejilla izquierda tenía una pequeña mancha claramente notable, que sin ninguna duda era un moretón. Aunque también otra cosa noto y era que sus botellas de vinos se encontraban distribuidos por toda su oficina completamente vacías o la mitad.
- ¿Archer?
- Aunque tienes una provisión menor a la de Tokiomi, tienes artículos de mayor calidad – afirmo con nada más que simpleza, refiriéndose a los vinos – Pero que pretencioso discípulo resultaste ser.
- ¿Qué es lo que deseas? – pregunto no viendo razón para que el estuviera ahí, mientras entraba a su oficina.
- Pensé que estarías tan aburrido como yo. En especial considerando que tu noche fue infructífera.
- No sé a qué te refieres – aseguro mientras comenzaba a organizar las botellas de vino – ¿acaso estas aburrido después de encontrar a un digno oponente? Pensé que gracias a ello estarías feliz de haber realizado un pacto con el señor Tokiomi.
- Hmpf Tokiomi me invoco, y es su mana es el que mantiene mi cuerpo. Y creí que estaría dispuesto a seguirme en mi lucha contra el Rey de las Bestias – respondió llevando su mano izquierda a su mejilla lastimada – imaginaras mi desagrado al descubrir que no solo es alguien aburrido sino también un cobarde.
- ¿No estas conforme con la estrategia del señor Tokiomi? – pregunto con cautela deteniéndose justo frente al Sirviente.
- Tanto su deseo, como sus motivaciones y medios para lograrlo, son aburridas, dignas de un hombre aburrido – se burló ante la metodología de ese bufón.
- Encontrar la Raíz es un deseo único para los magos. Y aquellos que no lo son, deberían abstenerse de hacer comentarios. Encontrar la Raíz podría ser el equivalente a buscar la salida de este mundo – aclaro los motivos por los cuales su señor luchaba.
- Ya veo. Admiro este mundo, pero también me confunde. Hay demasiados humanos, tantos que ni siquiera saben a qué propósito cumplir. Tal y como están las cosas, no me interesa gobernarlos ni dominarlos. No cuando hay tantos para pocos papeles importantes que cumplir – hablando con una sonrisa en su rostro, medito ante lo que este nuevo mundo significaba.
- Mientras los otros Maestros se dejan llevar por sus intereses personales, la traición, el deseo, el poder o la corrupción. El deseo libre de esas ataduras del señor Tokiomi lo vuelve el hechicero perfecto y el rival más fuerte.
- ¿Y esas ataduras no son suficientes? Esas son todas las cosas que admiro. Pero dime, ¿Qué hay de ti, Kirei? ¿Qué deseo le pedirás al Santo Grial?
- ¿Deseo? – repitió no esperando esa pregunta – No tengo ningún deseo que pedirle al Santo Grial.
- Eso no puede ser, ¿el Santo Grial no escoge solo a aquellos que son dignos de su poder? – pregunto sintiéndose ligeramente entretenido.
- Eso es lo que tengo entendido, pero no tengo respuesta. No sé porque me escogió para esta guerra siendo que no tengo ideales ni deseos propios – aclaro sin ninguna pizca de emociones.
- Si ese es el caso, ¿Por qué no desear algo de felicidad? – ínsito con burla.
- ¡Es ridículo! ¿Mi propia felicidad? ¿Dices que ensucie mi alma con semejante pecado? – cuestiono algo alterado por tales insinuaciones.
- ¿No te parece que exageras? ¿Por qué equiparas la felicidad al pecado? Es verdad que la felicidad obtenida mediante maldad puede que sea pecado. Pero la felicidad también se puede alcanzar mediante buenas obras, ¿Qué lógica usas para asociar la felicidad con el pecado? – sintiéndose divertido por la conversación, comenzó a indagar intentando hacer comprender a un humano aparentemente recto, el significado de sí mismo.
- No hay felicidad dentro de mí. No importa cuánto la busque, no la encontrare – sentencio seguro de sus palabras.
- Kirei Kotomine. De repente te has vuelto interesante – afirmo con una sonrisa arrogante y tomando de la copa hasta acabarla.
- Explícate.
- No hay nada que explicar, ya que lo que dije es solo eso – dijo mientras se sentaba en el sofá y colocaba la copa en la mesa – toma asiento – ordeno y observo que aunque dudo por un segundo, igualmente lo hizo – Dicho de otra forma, puede que la felicidad sea una forma que toma el alma. La pregunta no es si existe o no, sino si conoces cuál es su apariencia. Por lo tanto, cuando dices que no hay felicidad en ti, es que admites que no tienes idea de qué forma tiene tu alma.
- ¿Un mero Sirviente pretende sermonearme? – inquirió ligeramente molesto.
- No seas engreído, perro. Tu tutor es un rey que ha probado todas las formas de felicidad y los lujos de este mundo – aclaro sin borrar su sonrisa, pero mirándolo tan fríamente que le dejo bien en claro que lo mataría si volvía a creer que eran iguales – Kirei, tienes que aprender lo que es el placer. Comienza por mirar al exterior. Dime, es cierto que tu trabajo es observar a los otros seis Maestros, ¿verdad?
- Así es.
- Entonces, no te centres solo en sus intenciones y en sus estrategias. También investiga sus motivaciones. Y luego cuéntamelas.
- Es posible si se lo encargo a los Assassins – murmuro meditando en que tal petición era posible, aun y cuando no entendía la razón – pero, Archer, ¿Por qué te importan esas cosas?
- Ya te lo dije. Disfruto viendo las acciones que hacen las personas. Siendo el Rey de las Bestias una de ellas. Él es la única criatura digna en esta época merecedora de acabarlo usando mis más grandes tesoros. No solo será divertido verlo intentar vencerme. Sera una lucha digna que ningún otro Sirviente podrá llegar a ofrecer. Tan simple como quieras verlo, nuestra lucha no solo me generará un entretenimiento sin igual, sino que la felicidad que tendré al acabar con su vida será inmensa – una sonrisa de superioridad se formó en su rostro de forma anticipada a próximo encuentro.
- Esta bien, Archer. Acepto tu propuesta. Pero me tomara un poco de tiempo.
- No me importa. Seré paciente. Mientras tanto tu vino me mantendrá ocupado.
Y con eso dicho, Gilgamesh simplemente desapareció de la oficina en partículas doradas. Dejando atrás a un Kirei sumido en sus propios pensamientos. No solo por la extraña y lógica conversación que sostuvo con Archer. Era demasiado extraño su repentino interés en su persona.
Y no solo eso, ya que planteo el hecho de que el Santo Grial solo elige a personas con un deseo que cumplir y la posibilidad de que tuviera un deseo que ni él mismo conocía. ¿Acaso podría ser cierto? Y si lo fuera, ¿Cómo lograría descubrir la razón por la cual obtener el Grial al intentar encontrar placer al investigar a los demás Maestros. No obstante...
- "Si puedo aprender lo que motiva a ese hombre, ¿aprenderé que es lo que yo busco?" – medito recargándose por completo en el sillón, intentando encontrar la lógica en todo esto – Kiritsugu Emiya.
Castillo Einzbern – Fuyuki
Saliendo biblioteca una hora después, Saber comenzó a caminar sin rumbo por el castillo, habiendo contado lo suficiente a su Maestro para que dejara de interrogarla sobre el pelinegro. No era ninguna idiota, claro que sabía que su Maestro seguía desconfiando de él, y que quería toda la información ideal para poder encontrar la forma de eliminarlo.
Apretó los puños con rabia ante ese simple hecho, ya que no podía comprender como era que su propio Maestro fuera tan diferente de ella. Estaba segura de que Kiritsugu era una buena persona al solo escuchar el deseo por el cual luchaba. Pero conforme más tiempo tenía que interactuar con él, meno le agradaba su manera de enfrentarse a sus oponentes o los medios que usaba para acabarlos.
Era tan impropio de ella sentir tal desconfianza de alguien a quien le había jurado su lealtad como caballero en esta lucha por el Santo Grial. Se sentía incluso mucho mejor trabajando y luchando al lado de Irisviel que con su propio Maestro.
Y tan perdida estaba en sus propios pensamientos que se sorprendió de sobremanera cuando frente a ella, se encontraba la peliblanca. Quien estaba de pie frente a una habitación con las puertas abiertas.
Arqueando una ceja en confusión, Saber giro a su derecha en dirección de los grandes ventanales del castillo, notando que la oscuridad de la noche había desaparecido casi por completo. Probablemente en una hora amanecería y eso fue lo que la confundió, pues recordaba que la mujer se encontraba sumamente cansada y que siguiera despierta era algo extraño.
- Irisviel, pensé que ya estarías dormida para este punto, ¿te ocurre algo? – pregunto viendo con curiosidad a su amiga.
- Disculpa por preocuparte Saber... pero – murmuro sin siquiera girar para mirarla – sé que no tengo mucha experiencia sobre los Sirvientes, pero tu habías dicho que ustedes no necesitan dormir o comer, ¿cierto?
- En efecto, somos espíritus y solo necesitamos de Mana para poder mantener nuestra forma física. Y mientas no se nos prive o disminuya la cantidad de Mana adecuado, dormir o comer son cosas de las cuales nuestros cuerpos no necesitan – respondió con normalidad, recibiendo un asentimiento de la mujer.
- Entiendo... entonces podrías explicarme eso – pidió levantando su mano para señalar el interior de la habitación frente a la cual estaba.
Saber solo dirigió su mirada a donde su amiga estaba señalando, solo para que sus ojos se abrieran como platos al presenciar que dentro de la habitación se encontraba el pelinegro tumbado en un sofá completamente dormido.
Estaba roncando fuertemente, saliva corría de la comisura derecha de sus labios. Su brazo derecho se encontraba colgando y la izquierda la estaba usando como si fuera una almohada. Pero ahí no acabo la cosa, pues en una mesa de centro que se encontraba a su lado, estaba repleta de platos y platos con restos de lo que parecía ser comida.
- Me pidió si podía darle algo de comer. Y recordé lo que me dijiste de que ustedes no comen y pensé que solo quería recordar lo que era comer, y creí que no sería mucho... pero se comió la mitad de la comida que teníamos guardada para toda la semana – murmuro aun recordando el shock ante el espectáculo más desagradable de modales a la hora de comer.
- Tiene que ser una broma – murmuro con un tic en su ojo derecho ante lo escuchado.
- Murmuro algo sobre que hay que ser moderado para comer y luego se quedó dormido – dijo ya no sabiendo con que otra cosa podría ser sorprendida – Saber, solo por precaución, iré a comprar más comida a la ciudad.
- No... yo seré... tu oponente... ¡ha! – balbuceo Goku sumido en sus sueños, moviendo ligeramente los brazos como si estuviera intentando golpear a alguien.
Una enorme gota de sudor cayó sobre las nucas del par de mujeres que no podían creer que aun en sueños, la principal preocupación del pelinegro fuera seguir peleando. La escena era por demás ridícula, tanto que contrastaba con todo lo que habían visto y aprendido del pelinegro hasta ahora.
Iglesia de Fuyuki – medio día
- La Guerra del Santo Grial, actualmente se encuentra en un grave peligro. Recientemente descubrimos que el Maestro de Caster es el perpetrador de los secuestros en serie que han ocurrido en la ciudad de Fuyuki. Usando a Caster como medio para capturar a sus víctimas dejando claros rastros de evidencia mágica en cada escena del crimen.
Hablando con claridad y sin rodeos, el Padre Risei se encontraba de pie frente a los puestos vacíos de su iglesia. Con la luz apenas penetrando a través de los vitrales decorativos, iluminando tenuemente el lugar. Transmitiendo un aire de misterio y desconfianza que no concordaba para nada lo que debería transmitir una iglesia.
- Por tanto, haciendo uso de mi autoridad como observador imparcial ante tal situación de emergencia, cambiare las reglas temporalmente. Todo Maestro y Sirviente deberán suspender sus actividades, sin importar cuales sean, para concentrar sus esfuerzos en la eliminación de Caster y su Maestro.
Subiendo su manga derecha, el Padre revelo que en su brazo derecho contaba con una enorme cantidad de Hechizos de Comando. Los cuales se extendían desde su muñeca hasta más allá del codo, en un patrón bastante inusual.
- Para aquel o aquellos que logren eliminar a Caster, tendrá como recompensa un Hechizo de Comando adicional. Estos son Hechizos de Comando no utilizados pertenecientes a Maestros que fueron derrotados en las pasadas Guerras del Santo Grial. Considero que tendrán un valor incalculable para ustedes.
Ya sabiendo que la mayoría de los Maestros optaría por mantenerse al margen, esperando que alguien más se ocupara de ello. Un buen incentivo era lo que necesitaba para hacerlos actuar a todos. A final de cuentas, tal medida era aceptable considerando las circunstancias y el hecho de que el mundo mágico podría ser revelado al mundo si no actuaba de inmediato.
- Una vez que confirmemos la muerte de Caster, continuaremos con la Guerra del Santo Grial normalmente – finalizo volviendo a doblar su manga – si alguno de ustedes tiene algo que preguntar, este es el momento – pidió, solo para dar una pequeña sonrisa divertida – aunque les pediré que lo hagan aquellos que puedan hablar el idioma humano.
Y con esas últimas palabras, el aleto de diferentes animales se escuchó alejarse con velocidad de las ventanas de la iglesia. Familiares de todos los participantes fueron los que acudieron a la junta indicada por el Padre. Quien no se había impresionado mucho realmente. Ya que todos siendo enemigos al final de cuentas, ninguno estaría dispuesto a poner un pie en un lugar donde sabría que todos los demás invitados querían derrotarlo o matarlo, dependiendo de la persona.
Aun así, la idea de entregarle un Hechizo de Comando a un Maestro o a dos en el posible caso de una analiza. Podría parecer contraproducente en su alianza con la familia Toshaka y con el mismo Tokiomi. Sin embargo no lo era, pues mientras los demás Maestros se encargaban de hacer sacar a Caster de su escondite y debilitarlo.
Archer solo tendría que llegar para rematar a Caster. Tan simple como eso, y nadie podría objetar su decisión se entregarle el Hechizo de Comando a Tokiomi. Ya que al ser un observador imparcial. No tomaría en cuenta los esfuerzos o sacrificios de quienes hayan ayudado. Pues sus palabras fueron claras.
Solo aquel que elimine a Caster será recompensado. De esta manera se aseguraría de mantener la fortaleza y superioridad de Tokiomi sobre los demás Maestros al regresarle el Hechizo de Comando que perdió al evitar su confrontamiento en los muelles. Su plan era simplemente perfecto, tanto que una sonrisa arrogante no pudo evitar formarse en su rostro.
Castillo Einzbern – Noche
En la cima del castillo, sentado en el borde del techo. Goku se encontraba contemplando los cielos con una mirada lejana y pensante, completamente sumiso de sus pensamientos a la vez que disfrutaba de la suave briza de la noche.
Era algo tan impropio de él estar en un estado tan meditativo. Y lo era aún menos el sentimiento de tristeza y desconsuelo que estaba oprimiendo su corazón. Ya que momentos como estos, donde solo reinaba la tranquilidad, era que se daba cuenta de la realidad tan angustiosa de su situación.
Lo había perdido todo. Su universo, su mundo, sus amigos y familia. Les había fallado al no estar presente cuando más lo necesitaron. Fracaso en proteger a la Tierra. El lugar donde fue criado, el lugar donde tantas cosas maravillosas le pasaron. Y solo podía sentir humillación de no poder protegerla.
No tuvo la oportunidad de criar a su hijo, de guiarlo y ayudarlo a alcanzar su máximo potencial y aun menos de verlo convertirse en hombre. Ya nunca más podría volver a probar un plato de comida preparado por Milk. Ya no podría escuchar el sonido de sus risas o los de sus gritos cuando la hacía enojar. Ya no sería despertado al sentir las cosquillas en su cuello cuando ella intentara enterrar su rostro en su cuello para que los rayos del sol no dieran directo en su rostro.
Una pequeña risa se escapó de sus labios al descubrir que lo que más extrañaría sería los pequeños detalles que hacían de su vida con Milk únicos. Había tantas cosas aun quería hacer con ella y su hijo. Tantas aventuras que pudieron vivir juntos.
Era triste saber que la Tierra fue atacada por esos androides. Y saber que ellos tuvieron que sufrir un infierno. Sin duda, debió ser difícil para Gohan tener que ver morir a todos, en especial a Piccolo. Pero estaba seguro de que todos ellos estarían en paz en el Otro Mundo al saber que fue Gohan quien logro vengar sus muertes.
Ese pensamiento trajo una sonrisa de orgullo a su rostro. Pues creía que con su poder como Super Saiyajin había llegado a los límites de su propia fuerza. Solo podía imaginar lo fuerte que se debió haber vuelto su hijo. Estaba seguro de que se había vuelto un gran hombre y que se encargaría de seguir haciéndose fuerte para proteger la Tierra.
- Ah, solo espero que Milk no se moleste mucho con el pobre Gohan por elegir la vida de un guerrero – dijo a la nada con ligera diversión.
Dirigiendo su mirada hacia las pocas estrellas que comenzaban a aparecer en el cielo nocturno. Descubrió que incluso el cielo y las estrellas eran diferentes. Le tomaría mucho tiempo adaptarse, en especial sabiendo que ahora este era su nuevo hogar.
- Me pregunto... ¿si podré llegar a verlos aunque sea una sola vez más?
Le habría gustado tener aunque sea una fotografía de ellos. No importaba los años que pasaran jamás se olvidaría de sus rostros. Ni de ninguno de sus amigos, era solo, el hecho de tener algo que pudiera tocar, algo que siempre le permitirá verlos y no solo en sus recuerdos. Jamás ambiciono nada material en su vida, siempre fue feliz con lo que tenía. Pero en esos momentos deseo tanto, poseer algo tan simple como lo podría ser un retrato.
Bajo su mirada al notar que todos en el castillo comenzaban a reunirse, y supuso que no era algo a lo cual pudiera faltar. Así que poniéndose de pie, miro una vez más a las estrellas y les juro en su mente a su esposa e hijo que haría lo mejor para proteger este mundo. Lo protegería por ellos.
Estando listo para saltar y entrar por la entrada principal, Goku se detuvo en seco cuando su estómago comenzó a rugir con fuerza. Demandando ser alimentado.
- Bueno, tal vez pueda tomar un pequeño desvío, hehe.
Reunidos en la misma sala donde se desarrolló el interrogatorio del pelinegro, se encontraban reunidos Kiritsugu, Irisviel, Saber y Maya. Y mientras los tres primeros se encontraban observando con detalle el mapa de la ciudad de Fuyuki que se encontraba disentido sobre la mesa y no solo eso, pues un archivo con fotografías de cada Maestro participante la Guerra por el Santo Grial estaba en la mesa. La pelinegra solo se mantenía al margen, escuchando y preparada para cualquier cosa.
Y justo en el momento que Kiritsugu estaba por comenzar a analizar y discutir sus próximos movimientos a partir de la noticia por parte del Padre en la iglesia. La puerta de la habitación se abre, revelando a Goku que tenía en cada mano y sobre sus antebrazos, varios platos de comida apilados uno sobre otro. Los cuales puso sobre la mesa con extremo cuidado de no tirar ni uno solo.
- Haha, lamento la demora, pero no fue fácil caminar hasta aquí con toda esta comida – se disculpó Goku con tranquilidad.
- Legend, hace tiempo que debiste haber llegado, esto es importante – reprendió Arturia con una mirada molesta por tales faltas de respeto a sus Maestros.
- Hehe lo siento, pero la verdad es que me estaba muriendo de hambre y la comida que trajo Irisviel en verdad que se veía sabrosa – aclaro Goku con una enorme sonrisa, tomando un plato de arroz y unos palillos – además, la comida de aquí es algo que jamás había probado, pero se ve realmente deliciosa.
- Me alegra que te gustara Goku, pensé que sería más fácil para todos si traía mucha comida fácil de preparar – comento Irisviel con una sonrisa amable.
- Irisviel, no es bueno que apruebes su comportamiento, existe un momento y lugar para que hagas lo que quieras. Pero este no es uno de ellos – se quejó Arturia sobándose las cienes con frustración.
- Lo que, mmph, pasa es que dormí todo el día, mmph, porque aún me sentía agotado de llegar a este mundo, mmph y como no comí en todo, mmph el día, sentía que me iba a morir – se excusó Goku con la boca llena y las mejillas redondeadas.
- Ten más modales, eso es asqueroso – dijo Arturia con una vena de molestia formándose en su cabeza – un rey no puede ni debe tener unos modales tan poco agraciados.
- ¿Qmmphe es, mmph agraciado? – pregunto sin dejar de comer.
- Lo importante aquí, ¿es porque estas comiendo? – pregunto Kiritsugu intentando suprimir su enojo por el pelinegro – los Sirvientes no necesitan dormir y mucho menos comer. Ya que lo único que necesitan es un suministro de Mana constante que les permite permanecer en este mundo. Eliminando sus necesidades de ser alimentados o dormir.
Parpadeando un par de veces en confusión, Goku miro Kiritsugu con curiosidad, recordando que el Mana que poseía era desviado hacia otra parte, más específicamente a Saber. Pero cuando se concentró en Irisviel, se dio cuenta que ellos compartían un vínculo parecido, pero el Mana de la peliblanca no era dirigido hacia él. El vínculo solo los conectaba, pero no estaba recibiendo nada de esa energía.
- Tú y Saber tienen un vínculo, ¿lo recuerdas? – pegunto Goku con calma, recibiendo un asentimiento – ese vínculo hace que ese Mana tuyo, viaje de tu cuerpo hacia el de Saber. Pero con Irisviel es diferente, ella y yo también tenemos ese vínculo, pero su energía no viaja hacia mi como es en su caso. Tal vez es porque yo no tengo Mana, pero no estoy seguro – explico, encogiéndose de hombros y regresando a sus platos de comida.
- Iri, ¿Es eso cierto? – pregunto Kiritsugu incrédulo ante lo que escucho.
- Es posible, no siento que mi Mana este siendo drenado de ninguna manera – respondió Irisviel sorprendida de ese hecho – "Pensé que mi Mana estaba disminuyendo a un ritmo tan enorme para mantener a alguien con el nivel de Goku. Pero si no es por su culpa, eso quiere decir que entre más tiempo dure esta Guerra por el Santo Grial, más rápido iré perdiendo mi Mana, hasta que finalmente, desaparezca por completo".
Una pequeña punzada de miedo atravesó los sentidos de Irisviel al recordar que antes de que la batalla terminara, ella inevitablemente moriría. Pues ese era su destino como una homúnculo que servía para guardar el recipiente del Santo Grial. Solo que tenía la pequeña eh ínfima esperanza, de poder permanecer al lado de Kiritsugu hasta el final. Pero todo parecía indicar que eso no podría ser.
A final de cuentas, no había nada que hacer, ya había aceptado su destino. Había vivido cosas que ningún homúnculo había vivido. Sintió y experimento cosas que ningún homúnculo llego a disfrutar. Y todo gracias al hombre que amaba. Le debía tanto, pues le había dado algo a su vida que antes jamás habría soñado con tener. Amor, felicidad y principalmente, esperanza.
Y gracias a esas mismas acciones que hizo Kiritsugu por ella. Fue que una mirada decidida se formó en su rostro, no le importaba si al final no tenía las energías ni para levantar un dedo. Ella acompañaría a su esposo hasta el final. No lo dejaría solo, ella estaría a su lado cuando todo esto acabara, porque con él siempre estuvo a su lado y en nueve años, jamás se apartó de su lado.
- "Eso solo lo confirma, este sujeto puede actuar independientemente de Iri si lo desea. Incluso puede matarla y aun así no desaparecería. No depende de nadie en lo absoluto mientras sus reservas de Ki no se agoten y con esas enormes cantidades, dudo que ocurra pronto. Entre más tiempo pase libre, más aumenta las posibilidades de que nos traicione" – pensó Kiritsugu con su preocupación y desconfianza por el pelinegro solo aumentando ante cada nuevo hecho que se le revelaba.
- ¿Mmph? – Goku miro confundido la mirada molesta que le estaba brindando la rubia y de inmediato sonrió al entender la razón – toma Saber, no te eh visto comer desde que llegue, de seguro también tienes hambre – dijo extendiéndole un plato de comida.
- Yo no necesito comer. Es poco refinado y lo es aún más dada mi condición como Sirviente – afirmo Arturia un tanto grosera – no le tengo particular aprecio a la comida debido a la misma de mis tiempos.
- Bueno, tú te lo pierdes, porque esta comida esta exquisita – afirmo Goku regresando a sus platos de comida.
- Como sea – hablo Kiritsugu atrayendo la mirada de todos hacia él – han levantado un campo de fuerza alrededor de Ensouzan y el templo de Ryuudou es su base. Los seres sobrenaturales como los Sirvientes solo pueden acceder por la entrada del templo. Abra que tener cuidado, Saber, Legend. Hay otros tres sitios importantes. La mansión de Tohsaka y la iglesia de Fuyuki. Y la sacristía de la izquierda – agrego señalando cada lugar en el mapa – en total, hay cuatro lugares donde el Grial puede activarse.
- "Una lucha entre ocho Sirvientes y Maestros. Hechizos de Comando. Lugares específicos para activar ese grial" – medito Goku prestando atención a la explicación que estaban dando – "son muchas reglas y pasos que seguir para pedir un solo deseo" – se quejó en su mente, ya que todo era demasiado complicado.
- Para que el Santo Grial aparezca, la cantidad de Sirvientes debe ser reducida de forma considerable, por lo tanto debemos asegurar de que más de la mitad hayan sido sometidos – dijo Irisviel a forma de repaso, solo para saber si lo comprendio bien.
- Correcto. También es seguro afirmar que los demás Maestros se concentraran en acabar con Caster para obtener un Hechizo de Comando extra. Sin embargo, nosotros tenemos una ventaja, ya que al parecer esta tras de Saber porque cree que es Juana de Arco. Y también tras Legend, porque piensa que él la tiene bajo un hechizo – comento Kiritsugu con tranquilidad el desarrollo de su plan – Ya sea que se lo dejemos a los demás y nosotros solo lleguemos para rematarlo. Oh el venga a buscarnos. Lo único que tenemos que hacer es esperar por una oportunidad.
- Maestro, eso no será suficiente – hablo Arturia de forma seria, observando a su Maestro con seguridad – los actos malvados de Caster son demasiado atroces como para pasarlos por alto. Debemos buscarlo antes que más personas inocentes sean víctimas de su locura.
- Iri, ¿has aprendido a usar las barreras mágicas del bosque? – pregunto Kiritsugu sin tomarse la molestia de ver a su Sirviente.
Un ambiente hostil comenzó a formarse en la habitación y todo producto de Saber que al no recibir respuesta de su Maestro comenzó a impacientarse. Y aunque no le haya respondido directamente, el hecho de no hacerlo revelo más de lo que uno pensaría. Pues en el momento que la ignoro, supo que no estaba dispuesto a ayudar a nadie. Y el hecho de que ni su propio Maestro tomara en cuenta sus palabras, solo la enfurecía más.
- Si, no hay problema – respondió Irisviel algo triste por como su amiga era ignorada.
- ¿Qué actos malvados está cometiendo ese Caster? – pregunto Goku después de pasar una gran cantidad de comida, pues era ajeno a esa información.
- Es cierto, tu no estabas presente cuando el Familiar llego de la Iglesia, Goku – dijo Irisviel con sorpresa, había olvidado por completo comentarle a su amigo sobre lo ocurrido – veras, el sujeto que nos topamos en la carretera ayer, era Caster y aparentemente ha estado secuestrando y asesinando personas inocentes. No sabemos con qué motivo, pero el mediador ha ordenado que todos nos concentremos en acabarlo. Y quien logre vencerlo, obtendrá otro Hechizo de Comando – explico de forma rápida lo que estaban discutiendo.
- Si ese es el caso – hablo Goku poniéndose bastante serio de repente y bajando el plato de comida que tenía en las manos – debemos buscarlo de inmediato para evitar que gente inocente siga muriendo. Saber y yo podemos acabarlo juntos, aun con su mano herida, estoy seguro de que podrá acabar con ese sujeto si me tiene como respaldo.
- De ninguna manera – declaro Kiritsugu con frialdad, no podía permitir que su mejor arma se pusiera en un riesgo innecesario cuando aún no estaba a su mayor capacidad, pues aún no confiaba en ese sujeto – si dejamos a Caster, tarde o temprano alguien se encargara de él. Tenemos una ventaja inmensa sobre todos al tener a dos Sirvientes, mantengámoslo así tanto como sea posible. En el mejor de los casos, aquellos que se apresuren a pelear con él serán una buena presa para nosotros, ya que dejaran a sus Maestros desprotegidos y yo podre atacar desde un costado.
Goku miro sorprendido a Kiritsugu por sus palabras, y una vez que observo que estaba hablando completamente en serio. Una mirada molesta comenzó a formase en su rostro a la vez que un cierto nivel de desprecio comenzaba a formarse hacia ese hombre. Esto era diferente de cuando se enfrentó a Vegeta o a Freezer. Eh inclusive de cualquiera a quienes haya enfrentado.
Pues mientras unos asesinaban por poder, codicia o inclusive solo por el simple placer de hacerlo. Este sujeto estaba bien con dejar que personas inocentes murieran aun y cuando podía evitarlo. Solo porque no era ventajoso para sus estúpidos planes. Ese simple pensamiento comenzó a hervirle la sangre de la furia.
- Maestro... ¿Hasta cuándo...? – murmuro Arturia apenas conteniendo su rabia ante tales palabras tan cobardes y ruines del hombre al que le había jurado su lealtad – ¡¿Hasta cuándo piensas seguir con este acto tan cobarde?! – no pudiendo soportarlo más exploto, pues esto era el colmo de lo que podía llegar a tolerar – ¡Estas insultando el honor de Legend y mío! ¡Ya lo dijo Legend, aun en mi estado, el cuidara mi espalda! ¡Nosotros podemos acabarlo ¿Por qué no nos envías a pelear? ¿A qué se debe tu falta de fe en nosotros?
- Se supone y estamos en tregua con los demás Maestros y Sirvientes, hasta que alguien acabe con Caster, ¿verdad? – comento Irisviel en un intento de poder ayudar a sus amigos, ya que ella tampoco quería que más gente inocente muriera – si Saber y Goku logran acabarlo, ambos podríamos recibir un Hechizo de Comando.
- Eso no importa. No es seguro confiar en el observador. Esta refugiando al Maestro de Assassin mientras finge ignorancia. Puede que este aliado con Tohsaka y que todo esto solo sea un plan elaborado para entregarle a Tokiomi un Hechizo de Comando – explicando su desconfianza, Kiritsugu no retrocedió ni un paso en su previa declaración – todo seguirá como lo eh dicho.
- No, no lo haremos – murmuro Goku aun en su asiento con los puños apretados de la furia que sentía – no dejare que lo hagas.
- No me importa lo que digas, lo mejor será que te prepares con Saber. No puedes salir a las calles usando esas ropas, son muy llamativas.
Sin decir otra palabra, Kiritsugu se limitó a dirigió a la salida, no queriendo discutir más con esos dos, ya que no tenía la paciencia para estar lidiando con los ideales de honor y gloria. Era algo que simplemente no quería seguir soportando. Y estando a solo un metro de la puerta, Goku aparece frente a él. Sobresaltándolo ante tan repentina aparición.
Sin embargo, lo que lo tenía más alarmado, era esa mirada molesta clavada a su persona y su postura firme, casi como si estuviera listo para atacarlo. Maiya sin dudarlo, llevo sus manos hacia atrás y tomo la pistola que tenía en la parte posterior de su cinturón, lista para actuar si era necesario, incluso sabiendo que poco o nada podrá hacer frente a un Sirviente.
Saber e Irisviel quedaron perplejas ante la rapidez con la que se movió Goku, pues ni siquiera sintieron una pequeña brisa a sus rápidos movimientos. Pero era Saber quién se encontraba aún más conmocionada, pues no comprendía a que se debía la repentina acción aunque algo dentro de ella también quería hacer lo mismo, pues quería parar en seco a su Maestro por sus repugnantes actos.
- Te dije, que no dejare que lo hagas – Goku repitió sus palabras las cuales resonando con una autoridad y poder que mando un escalofrío por la columna de todos los presentes.
Siendo sacada de su shock inicial, Saber rápidamente se colocó al lado del pelinegro y su Maestro, ya habiendo materializado su espada envuelta en aire y sujetándola firmemente, apuntando su hoja hacia el pelinegro.
Podría estar totalmente en contra de lo que su Maestro quería hacer y los medios para lograrlo. Pero sus ideales como caballero eran claros y firmes. Y sin importar cuanto estuviera en contra de la voluntad del hombre al que le juro lealtad, simplemente no podía quedarse quieta y observar mientras alguien amenazaba a su Maestro.
-Legend, será mejor que te alejes de mi Maestro – advirtió Arturia sujetando su espada con fuerza lista para pelear.
- Dijiste que quieres salvarlos a todos. Que quieres un mundo donde nadie tuviera que sufrir – dijo Goku apretando los dientes con fuerza e ignorando a su amiga – pero cuando tienes la oportunidad de salvar a las personas, simplemente las dejas morir y ni siquiera intentas salvarlas.
- No puedo salvarlos a todos, eso lo sé bien – dijo Kiritsugu intentando controlar su propio nerviosismo generado por ese sujeto – no hasta que obtenga el Grial. Si unos pocos tienen que morir para salvar a millones, que así sea. No pienso tomar riesgos innecesarios que pongan en peligro mi deseo.
- Esas son estupideces – siseo Goku con su enojo solo creciendo con cada cosa que escuchaba – si siempre priorizas salvar a la mayoría, sin importarte que mueran unos cuantos en el proceso, al final acabaras dejando morir a más personas de las que salvas.
La declaración tan molesta del pelinegro, causo algo que Kiritsugu jamás habría imaginado podría pasar. Un shock emocional, jamás en su vida había contemplado esa posibilidad. De hecho, ni siquiera le había cruzado por la mente tal cosa. Puesto que si acabar con unas vidas significaba salvar otras, eso quería decir que las vidas que salvo eran más valiosas.
Seguía entendiendo las cosas, él era solo un mortal, un hombre. No tenía el poder o los medios para poder salvarlos a todos. De lograr el mundo ideal por el cual se había esforzado por conseguir. Por eso necesitaba el Santo Grial, obtener un milagro que le concediera lo que él no podía lograr.
Y al pensar en esa resolución, no pudo hacer otra cosa que enfrentar al pelinegro. Ya que sin duda, alguien como ese sujeto, que solo vivía y pensaba para sí mismo, para obtener lo que quería, como lo quería y cuando lo quería. Por sus contradictorios valores de caballeros u honor. Alguien como ese sujeto no entendería lo que era sacrificarlo todo, hasta su propia alma. Todo con tal de ver logrado un mundo donde no existiera la maldad.
- ¿Acaso quieres acabar con Caster con honor? ¿Para obtener tu gloria? – cuestiono Kiritsugu con clara molestia en su voz, no dispuesto a retroceder ante ese sujeto – Ustedes los reyes y caballeros, no son otra cosa más que asesinos al igual que yo. No se dan cuenta que incluso sus métodos honorables causan más sufrimiento que bien. Creen que es correcto matar bajo sus ideales supuestamente nobles. Pero todo aquel que tenga motivos diferentes a los suyos, está mal. Ustedes buscan la guerra supuestamente para alcanzar un mundo justo. Pero al mismo tiempo se crean injusticias y abusos en sus campos de batalla. Todo lo que ustedes hacen es hipócrita.
- Es cierto que prefiero una pelea justa con mis oponentes, aun cuando han asesinado a personas inocentes. Así lucho yo, de forma justa – aclaro Goku apenas conteniendo su enojo – pero a mí no me importan el honor o la caballerosidad. Tampoco me eh visto a mí mismo como un héroe o un espíritu heroico. Yo lucho para proteger mi mundo y a mis seres queridos. Y no me importa a quien tenga que enfrentarme para lograrlo. Porque yo entreno para volverme más fuerte y superar aquellos que amenazan la paz. Y aunque no me agrada la idea de matar. Se que en ocasiones es necesario exterminar a aquellos miserables que no tienen remedio, como ese tipo Caster.
- Afirmas que aunque Caster sea un asesino que va solo tras personas inocentes, aun le darás la oportunidad de luchar justamente. Solo reafirmas mi punto sobre la hipocresía en sus actos – aclaro Kiritsugu sorprendido de que ese sujeto estuviera alegando no importarle las cuestiones de honor o caballerosidad, aun siendo un rey.
- Es cierto que mis métodos no siempre son los mejores e incluso aquellos que protejo no estén de acuerdo conmigo – dijo Goku en un tono más calmado y sereno.
Recordando cuando le dio una semilla del ermitaño a Piccolo o cuando le había pedido a Krilin que no matara a Vegeta. En esas ocasiones, todos estaban en contra de lo que había hecho o pedido. Alegando que era mejor acabar con esos dos y que no debía dejarlos vivir solo por su capricho a luchar con oponentes fuertes.
Pero, si no los hubiera dejado con vida. Jamás habría derrotado a Raditz cuando llego y secuestro a Gohan. Krilin se encontraba muy lastimado para poder recatar a Gohan en el último segundo cuando ese tipo Nappa intento matarlo. En Namekusei, sin Piccolo ganando tiempo contra Freezer mientras él se curaba o mientras reunía la energía necesaria para la Genkidama, todo habría estado perdido. Y todo porque simplemente dejo morir a Piccolo.
Krilin, Gohan y Bulma abrían muerto en Namekusei sin la ayuda de Vegeta para luchar con las Fuerzas Especiales Ginyu. Él mismo abría permanecido atrapado para siempre en el cuerpo de Ginyu si Vegeta no hubiera estado presente para vencer Ginyu que se encontraba en su cuerpo. Eh incluso si Gohan y Krilin hubieran logrado derrotar a Ginyu en su cuerpo y hubiera regresado a la normalidad. Jamás abrían sabido de la cámara de curación y hubiera tenido que enfrentar a Freezer en ese estado tan dañado.
Ambos fueron enemigos que todos dijeron que debía de eliminar. Pero sin su ayuda, jamás habría logrado salvar a aquellos quienes consideraba amigos o familia. Pero eso no significaba que todos debían o podían ser iguales y lo sabía. Piccolo Daimaku o Freezer, eran sujetos despreciables que sin importar las circunstancias, eran y siempre fueron seres despreciables que asesinaban, que ambicionaban el poder a toda costa. Y la única forma en que pudo detenerlos a ambos, fue eliminándolos. Pero no por ello se sentía orgulloso.
- Me eh enfrentado a sujetos realmente difíciles. Pero no por ello tengo que ser como ellos para derrotarlos. Siempre existe otro camino, uno donde puedas acabar con aquellos que no quieren entender sin perder tu humanidad en el proceso – finalizo Goku con completa seguridad de sus palabras.
El duelo de voluntades así como la fiera determinación en los ideales del par de pelinegros, dejo impresionadas a las presentes que no daban crédito a lo que estaban presenciando. Irisviel jamás pensó que alguien pudiera cuestionar la voluntad de Kiritsugu como una idea estúpida. No quería, simplemente no quería aceptarlo. Pero algo en las palabras de Goku la hizo sentir que tenía la razón, que podía confiar en sus palabras y en su fuerte voluntad.
Realmente quería hacerlo, pues algo dentro de ella le gritaba que esa voluntad de proteger aquellos que te importan, sin recurrir a medios barbáricos para lograrlo, era lo correcto. Pero a su vez, sentía que no era así. Pues sabía que no era correcto simplemente esperar a que los problemas lleguen a la puerta para tener que actuar.
Y era en ese momento que la ideología y manera de actuar de su esposo parecía ser la acción correcta. Ya que consideraba que el sufrimiento de la guerra era incluso peor que cualquier injusticia por la cual los caballeros o reyes decidieron luchar en un principio. Donde si era necesario acabar de forma precisa y fría a ciertos individuos. Todo con tal de evitar años de guerra, esa también parecía ser lo correctos. Y aunque tuviera sus dudas, sabía que a quien debía de apoyar era sin duda alguna, a su esposo.
Aunque por su parte, Saber se encontraba incluso más furiosa que al principio. Puesto que no podía soportar la idea de que su Maestro rebajara el honor y caballerosidad de un rey a nada menos que un vulgar y sucio asesino. Despreciaba la simple idea y el colmo era que el pelinegro aun siendo un rey, tuviera el descaro de decir que no le importaban cosas como el honor o la caballerosidad.
Era como si ambos estuvieran burlándose y escupiendo en todo lo que para ella era tan sagrado. Bajo una nueva luz, ya no estaba segura de como sentirse con respecto a su Maestro. Pero con el pelinegro era otra cuestión. Hablaba de una lucha justa y de proteger a quienes les importaba sin miedo a quien fuera, volviéndose más fuerte para protegerlos.
De cierta manera, tal vez estaba juzgándolo mal. Podría ser un rey, pero eso no quería decir que tuviera que pensar de la misma manera y aun así, parecía que eran tan iguales. Pues bajo su ideología, ella misma se esforzó cada día para ser un excelente rey, una gran gobernante, tanto para su pueblo como para sus caballeros. Para superar las amenazas que amenazaban su reino.
Ambos luchaban para mantener la paz de sus hogares y salvaguardar a su gente, de cierto modo, lo entendió mal al principio. Ya que aunque los métodos de Goku no estuvieran llenos de honor o caballerosidad, sí que estaban a la altura del más grande y leal caballero, al siempre luchar por lo justo, igual que ella. Si embargo, tuvo que salir de sus propias reflexiones cuando lo vio dar un paso más cerca de su Maestro.
- ¡Detente, Legend, si das un paso más, no dudare en atacarte!
- No te preocupes, Saber. No lo atacare – aclaro Goku con tranquilidad.
- Dices querer un enfrentamiento justo, acaso lo que quieres decir con eso, ¿es que respetas a tus oponentes sin importar de quien se trate? – cuestiono Kiritsugu aun molesto por las acciones de ese sujeto.
- Yo no dije eso. Que quiera una pelea justa no significa que tengo que respetar a aquellos con quienes me enfrento. Solo quiero luchar sin ninguna restricción. Para no tener ningún arrepentimiento cuando acabe con mis enemigos – Goku respondió con seriedad a la vez que apretaba los puños con enojo – y no me importa lo que un cobarde como tú diga. Yo mismo aire para acabar con Caster. No permitiré que siga lastimando a personas inocentes.
Y con esa firme declaración, el pelinegro comenzó a avanzar al frente pasando a un lado de Kiritsugu. Dirigiéndose a las ventas de la habitación para salir volando justo en dirección donde Caster se encontrará. Dejando detrás a un furioso Kiritsugu que no hizo otra cosa que girar para míralo con clara molestia por sus acciones. Y dejando boquiabiertas a las presentes.
- Legend... ¿en verdad estas dispuesto a ir en contra de las ordenes de tu Maestra y actuar por tu cuenta? – cuestiono Arturia incrédula ante lo que estaba viendo.
- Yo voy a hacer lo que es correcto – aclaro Goku sin detenerse.
- "¿Qué demonios es este sujeto? ¿Qué no le importa el honor, la caballerosidad? ¿Luchar justamente para no tener remordimientos? ¿Qué tipo de rey es él?" – se cuestionó Kiritsugu sin poder comprender la forma de pensar del pelinegro, eso le generaba frustración.
- ¡Ah! – Irisviel sintió un fuerte estremecimiento repentino inundo su cuerpo de golpe y solo había una razón para ello – ¡Espera, Goku! ¡Alguien ha atravesado la barrera, alguien viene hacia acá!
La advertencia hizo frenar al pelinegro y regresar la mirada extrañado a la peliblanca. A su vez, Kiritsugu de inmediato suprimió todo sentimiento generado en contra del pelinegro, pues al parecer tenía cosas más importantes de que ocuparse.
- Maiya ve por la maleta y por una bola de cristal de largo alcance – ordeno Kiritsugu con seriedad.
- De inmediato – dijo Maiya para salir corriendo por la puerta en busca de lo pedido.
- Dime, Legend. De quien se trata – pidió Kiritsugu recordando las habilidades de sensor de ese sujeto.
Goku cerró los ojos y se concentró en encontrar las firmas de energía que se aproximaban al castillo y para su completa sorpresa. No encontró a nadie, nadie estaba lo suficientemente cerca para que la barrera que puso Irisviel se activara. El tipo de las lanzas y su Maestro se estaban aproximando pero aún estaban lejos. También sintió a un tipo acercarse a gran velocidad desde otra dirección, era mucho más fuerte que un humano promedio. Pero igualmente se encontraba lejos.
- No... no se de quien se trate. Quien sea que se esté acercando tiene la capacidad de desaparecer tanto su Ki como su Mana a un nivel que ni siquiera puedo encontrarlo – dijo Goku con incredulidad – "Así que en este mundo también hay personas que pueden hacer eso. Esto realmente no me lo esperaba."
- Si puedes sentir la presencia de cada persona en el planeta, pero no de quien se está acercando. No cabe duda de que se trata de Caster. Es el único con la habilidad mágica como para lograr tal cosa – comento Kiritsugu analizando detenidamente la situación.
Todos se sorprendieron de que el mismo Sirviente que había estado causando un alboroto en el grupo, decidiera aparecer por cuenta propia tan rápido. Donde al cabo de un par de minutos, la pelinegra regreso con una maleta metálica colgada sobre su hombro izquierdo mientras que en su mano sostiene una esfera de cristal con una base dorada.
Rápidamente Kiritsugu tomo la esfera y se la entregó a Irisviel que sin perder tiempo comenzó a usar su magia de la barrera que coloco en el bosque para localizar a Caster de inmediato. A su vez, Maiya coloco la maleta metálica en la mesa y al abrirla, revelo que en su interior había una gran cantidad de armas. De las cuales ella dejo su pistola y tomo un rifle de asalto.
Por su parte, Kiritsugu tomo una ametralladora Calico M950 compacta, asegurándose de cargarla y tomar suficientes municiones. Aunque también tomo otra arma, una con un diseño bastante peculiar, era una Thompson Contender. Su arma predilecta para luchar contra magos. Para la cual, tomo un cartucho en específico de balas, unas balas que no eran como el resto de las demás.
- Ahí está – dijo Irisviel con ambas manos a los lados de la esfera de cristal, la cual mostro a Caster caminando por los bosques mientras era rodeado por varios niños.
- Es claro que ese sujeto nos está provocando – murmuro Arturia con molestia al ver a los niños.
- Posiblemente los está usando como rehenes – comento Irisviel temerosa por lo que les pudiera ocurrir.
- Pero ¿porque no huyen? ¿porque están siguiendo a ese miserable? – cuestiono Goku con molestia.
- Posiblemente los tenga a todos bajo un hechizo. Es posible que ni ellos mismos sepan lo que está ocurriendo – respondió Kiritsugu cargando su pistola y guardándola en su abrigo.
- Estoy segura de saber dónde está, Legend y yo iremos hacia ahí y los salvaremos – declaro Arturia recibiendo un asentimiento del pelinegro.
La figura de Caster en la bola de cristal seguía caminando por los bosques sin ninguna preocupación en su voz. Para que sin previo aviso se detuviera y girara su mirada a su izquierda y dar una sonrisa amable que no contrastaba con su actitud, justamente el ángulo desde el cual estaba siendo observado.
- ¡Sabe que lo estamos mirando! – exclamo Irisviel completamente incrédula.
- Como lo prometí anoche, yo, Gilles de Rais, he venido por ti. Deseo una audiencia con Juana, mi hermosa virgen sagrada – pidió con amabilidad a la vez que hacia una reverencia de respeto – por favor tomate todo el tiempo que sea necesario. Eh venido preparado para una larga espera – irguiéndose de nuevo, chasqueo sus dedos y todos los niños fueron liberados de su trance.
- ¿Qué es lo que piensa hacer ese sujeto? – murmuro Goku intentando concentrarse para encontrar las firmas de energía de los niños para salvarlos, pero le era imposible.
- ¡Vamos, vamos, niños, hora de jugar al que te pillo! – exclamo Gilles con diversión y alegría, a los niños desorientados – Las reglas son simples. Solo tienen que escapar de mí... ya que si los atrapo – agrego con una voz más gruesa y peligrosa, mientras tomaba a un niño por la cabeza y lo levantaba bruscamente.
- ¡Detente! – exclamaron Arturia y Goku, con desesperación e impotencia ante lo que estaban viendo.
- ¡Gr...! – fue lo único que el pobre niño pudo alcanzar a exclamar antes de que su cabeza fuera aplastada y la sangre fuera esparcida por todos lados.
- ¡¡¡AAAH!!! – los niños restantes solo pudieron gritar y correr despavoridos hacia cualquier dirección que los alejara de aquel hombre cruel y aterrador hombre.
- ¡Eso, corran, pequeños, contare hasta cien y entonces comenzare a buscarlos! – informo Gilles arrojando el cadáver al suelo sin importarle mucho – dime, mi querida Juana, ¿Cuánto tiempo crees que me tomara atraparlos a todos?
- ¡No puedo seguir viendo esto! – exclamo Goku con rabia ante el acto tan salvaje de Caster – ¡Saber, yo no puedo encontrarlo pero estoy seguro de que tu si! ¡Ayúdame a encontrarlo!
- Yo... - murmuro Arturia indecisa, pues aunque quisiera ir y ayudar, no podía hacerlo sin que le dieran la orden de hacerlo.
Viendo la duda en su amiga, Irisviel de inmediato busco apoyo en su esposo, ya que lo que acababa de ver simplemente no podía soportarlo y cuando este, desvío su mirada de la suya. Fue que obtuvo su respuesta.
- ¡Saber, Goku, vayan y derroten a Caster! – ordeno Irisviel con completa seguridad.
- ¡Entendido! – exclamo Arturia aceptando la orden de su amiga.
- Vamos por ese miserable, Saber – indico Goku mientras extendía su brazo derecho directo hacia las ventanas de la habitación y abriendo su mano, libero una poderosa corriente de viento que termino por hacer pedazos ese parte de la pared, generando un gran estruendo – ¡Vamos!
- ¡Como digas! – grito Arturia mientras su cuerpo era envuelto en partículas azules remplazando su traje por su armadura de combate.
Corriendo a toda prisa, ambos saltaron por el agujero en la pared, apresurándose para poder salvar a los niños que Caster tenía sometidos. Y de la misma manera acabar con ese sujeto de una vez y para siempre. Dejando detrás a Kiritsugu, Irisviel e Maiya sin palabras ante la destrucción generada.
- N... no, no creo que eso hubiera sido necesario – murmuro Irisviel aun perpleja por lo que había visto.
Bosque
Corriendo por la gran y basta cantidad de árboles sin ninguna sola hoja del bosque, que solo generan un ambiente aún más desolador de lo que realmente era y en cambio parecía ser adecuado para la situación actual. Goku seguía el ritmo de Saber, pues ella conocía mejor el terreno y con seguridad que encontraría a Caster justo a tiempo para evitar que asesinara a otro niño inocente.
Y aunque ambos están centraban concentrados en encontrarlo, sin previo aviso, el pelinegro finalmente logro detectar una firma de Ki próxima, era muy pequeña, demasiado. Sin duda la energía de un niño. El problema era que se encontraba justo en dirección contraria a donde se estaban dirigiendo.
- Saber, ¿estas segura que este es el camino correcto? – pregunto Goku sin detenerse.
- Lo estoy, hice un reconocimiento completo de este bosque. Si bien no puedo saber la localización exacta de Caster, estoy segura de saber en qué dirección y en zona que se encuentra – respondió Arturia no entendiendo a que venía esa pregunta – ¿ocurre algo, Legend?
- Lo que pasa es que siento la presencia de uno de los niños que rapto Caster, justo detrás de nosotros – comento algo preocupado y sorprendiendo a su amiga – confió en ti y en que esta es la dirección correcta. Pero necesito salvar a ese niño, iré y lo dejare con Irisviel. Y luego regresare para ayudarte contra Caster.
- ¿Estás seguro de ello? – pregunto algo escéptica por lo que decía su amigo. Pues estaba completamente segura de que iba por la dirección correcta e incluso si un niño logro alejarse lo suficiente de Caster la dirección que le estaban diciendo era un tramo muy largo para un simple niño, algo simplemente no cuadraba. Pero no estaba en el mejor momento para sentir dudas – Muy bien, ve. Y si por alguna razón no logras sentir mi Mana, sigue este mismo camino de frente.
- Entiendo, gracias, Saber.
Sin nada más que decir, Goku dio un salto, solo para quedar flotando sobre el suelo a la vez que su cuerpo fue rodeado en un aura blanca. Solo para salir disparado a una enorme velocidad en dirección a la firma del niño.
Llegar justo donde se encontraba el niño no le tomaría nada de tiempo, pero estaba volando a una velocidad moderada mientras observaba el bosque a su alrededor solo para ver si lograba encontrar a algún niño por medio de la vista, pues no quería dejar a ninguno atrás.
Y aunque observaba con detenimiento todo a su alrededor, no logro encontrar o visualizar a ningún niño. Salvo al que seguía sintiendo su presencia, donde solo llegar, ve a un pequeño niño temblando de miedo mientras estaba reclinado contra la corteza de un árbol.
Aun con sus pequeños ojos cerrados tan fuerte como podía en un intento de que no ver a ese hombre aterrados, lagrimas brotaban de sus ojos. Lo último que recordaba era haberse ido a dormir en su cama después de haber escuchado un cuento para dormir por parte de su madre. Y lo siguiente que supo al abrir los ojos es que se encontraba en un bosque tenebroso y que un hombre aterrador le advirtió que no se moviera de su lugar o acabaría muriendo de una forma horrible.
Escuchando pasos aproximarse el pequeño niño, solo pudo entrar en pánico enterrarse aún más contra la corteza del árbol. Mientras que con sus pequeñas manos se cubría los oídos y comenzaba a sollozar aún más. Rogando porque sus padres llegaran para salvarlo.
- Tranquilo pequeño, vine para salvarte. Ya no tienes por qué temer – hablo Goku reuniendo toda la amabilidad que podía para que el niño no se asustara más.
- ¡Por favor no me mate! – grito en pánico el niño apenas escuchando algo de quien fuera que estaba con él.
- Por favor, no tienes por qué tener miedo, no dejare que nada malo te pase – indico Goku deteniéndose en su lugar – abre los ojos, veras que no soy el mismo hombre que te trajo aquí.
Por alguna razón que el pequeño no podía explicar, sintió calma al escuchar la voz de la otra persona que estaba con él. Y reuniendo el poco valor que aun poseía, abrió lentamente los ojos solo para ver a un hombre con cabello raro, pero una sonrisa tan amable y bondadosa como la de los héroes de los cuentos que su madre siempre le contaba.
- Tranquilo, estoy aquí para llevarte a un lugar seguro, te prometo que nada malo te pasara – dijo Goku con una enorme sonrisa para transmitirle al pequeño algo de confianza – "El Mana de Arturia-chan se está alterando demasiado. Debo apresurarme" – pensó con una gota de sudor recorriéndole la mejilla.
Saber por su parte, siguió corriendo a toda velocidad en dirección recta. Justo en la dirección en la que estaba segura se encontraría con Caster. Ella simplemente no desacelero su paso en lo más mínimo, pues con o sin él pelinegro, se aseguraría de acabar con ese desgraciado. Y no fue esta que el suelo sobre el cual corría cambio abruptamente que se detuvo de golpe. Donde al bajar la mirada, se arrepintió de inmediato de hacerlo.
Los cuerpos sin vida de los niños que había visto ahora estaban regados a su alrededor. Todos con las cabezas aplastadas brutalmente. Era imposible para ella no inmutarse ante tal escena tan perturbarte. Le costaba mucho creer lo que estaba viendo, la brutalidad del suceso era simplemente atroz.
Sudor comenzó a caer sobre sus mejillas al momento que la rabia la comenzaba a inundar. Pues había llegado demasiado tarde. Había fracasado en salvar a esos inocentes niños, si hubiera seguido al pelinegro justo en el momento que se lo pido, esto posiblemente no hubiera pasado.
- Bienvenida, mi querida Juana.
Saber giro de inmediato al reconocer la voz a la vez que apuntaba su espada al frente. Pues efectivamente, Caster estaba frente a ella con esa sonrisa sínica en su rostro. Pero poco o nada le importo, al ver que justo a su lado. Se encontraba un niño que estaba temblando de miedo y estaba siendo sujetado por Caster.
- ¿Qué opinas de esta situación? ¿Desgarradora, verdad? ¿Acaso me odias por lo que hice? – pregunto Gilles sin borrar la sonrisa de su rostro – Por supuesto que me odias. Nunca perdonarías a quien rechazo el amor de Dios. Oh al menos eso es lo que tú crees.
- ¡Libera al niño inmediatamente, hereje! – ordeno Arturia con rabia, adoptando una posee lista para pelear.
- Mi querida Juana, veo que te importa mucho la vida de este niño. Y si ese es el caso – dijo mientras se inclinaba para que el niño pudiera ver su rostro amable – Adelante, niño, ponte feliz. El sirviente más beato de Dios ha venido a rescatarte – informo soltando al niño, el cual de inmediato comenzó a correr hacia su virgen sagrada para abrazarla por la cintura.
- Este lugar es peligroso. Huye, de prisa. Sigue derecho y encontraras un castillo muy grande e incluso si ves a un hombre vestido de naranja, él te ayudara – indico Arturia con una voz y sonrisa amable, acariciando la cabeza del niño para que se tranquilizara.
Podría haber llegado tarde y eso les costó la vida a muchos niños inocentes. Pero, si al menos, podía garantizar la vida de ese pequeño ella estaría bien con ello. Podía aceptarlo y estar bien consigo misma.
El sonido de huesos rompiéndose y carne siendo cercenada, saco a Saber de sus pensamientos, solo para ver en completo shock como era que el niño que la abrazaba era cercenado desde adentro. Liberándose lo que era una simple y completa abominación.
Era una criatura enorme, similar a una estrella de mar, solo que de una coloración morada oscuro. Aunque también poseía muchas más extremidades de las cuales emergían espinas de color verde. El centro de la misma criatura parecía poseer una boca repleta de dientes afilados.
Tal monstruosidad termino por destruir el cuerpo del niño y aprisionar a Saber, al rodearla por completo con sus extremidades. Haciéndole imposible moverse a su libertad o liberarse. Pues esa cosa no solo era grotesca, sino también poseía una fuera enorme. Pero lo peor aún estaba por venir. Ya que de los cuerpos de los niños que estaban regados alrededor de la Sirviente, comenzaron a emanar las mismas criaturas. Haciendo una explosión de carne y sangre.
- ¿Lo has olvidado? La vez pasada te advertí que prepararía medidas drásticas. Y eso iba también para el pagano – comento con una sonrisa de suficiencia en su rostro.
- Eres un... maldito... ¿Cómo... te atreves? – se quejó con furia comenzando a revelarse contra la criatura que lo aprisionaba – ¡Esto ya no es por el Santo Grial!
El cuerpo de Saber comenzó a emanar un brillo producto del viento de su espada. El cual comenzó a empujar a la criatura que la aprisionaba hasta que el aire contenido fue demasiado y termino por despedazar a tan horrible criatura. Dejándola completamente libre de sus ataduras.
- ¡Que espíritu, que coraje! ¡Mi virgen sagrada, tu presencia eclipsa al mismísimo Dios! – elogio completamente fascinado y enamorado de la voluntad de su mujer.
- ¡Caster! ¡Estoy blandiendo mi espada con el único propósito de destruirte! – declaro con fiereza solo para lanzarse al frente lista para cumplir sus palabras.
Corriendo al frente, comenzó a cortar y aniquilar a cada criatura que se le ponía en el camino. Demostrando una velocidad y dominio de la espada sin igual. Pues aunque esas cosas fueran enormes y agiles, ninguna lograba siquiera llegar a tocarla.
Tres de esas criaturas le cubrieron el paso, sin amargo sin detenerse, sujeto su espada con firmeza y girando sobre su propio eje, logro partir a la mitad a las tres criaturas. Tomándose un ligero respiro, Saber estaba segura de que había acabado con todas. Ahora solo le quedaba Caster.
Pero, aun cuando esas criaturas ya habían sido aniquiladas, nuevas emergieron de los cadáveres cercenados. Era claro que esas cosas no morirían de un solo corte. Necesitaba emplear mucha más energía en sus golpes para acabarlos, pero no podía. Ya que seguía sin poder usar correctamente su mano izquierda, lo cual seguía disminuyendo el nivel de sus ataques.
Castillo Einzbern
- Es imposible que Caster tenga Mana ilimitado. Saber solo necesita resistir hasta que Goku regrese para ayudarla – comento Irisviel viendo todo lo ocurrido a través de la esfera de cristal.
- Maiya. Llévate a Iri y escapen del castillo. Vayan en dirección opuesta a donde están Saber o Legend – ordeno Kiritsugu mientras revisaba en su laptop las cámaras de seguridad en busca de una violación del perímetro.
- ¿No me puedo quedar aquí? – pregunto Irisviel queriendo poder aportar algo de ayuda.
- Siendo que Saber y Legend están peleando en el bosque, este lugar no es seguro. Estoy seguro de que hay otros que han dado cuenta de eso – respondió Kiritsugu con tranquilidad – sabiendo exactamente lo que piensa. Kayneth no desaprovechara esta oportunidad. Ya que alguien tan paranoico como el, no tolerara que la familia Einzbern tenga a dos Maestros sin hacer algo al respecto.
Bosque
Una enorme criatura se abalanzó sobre Saber en un intento de aprisionarla. Pero dicha abominación solo términos siendo cortada a la mitad por la espada de la Sirviente. Quien rápidamente se colocó en defensa a la espera del siguiente ataque. El sudor recorría sus facciones debido al enorme esfuerzo que suponía seguir y seguir asesinando a las mismas criaturas que parecen no morirse no importando cuantas veces las haya destruido con anterioridad.
- ¿Por qué? ¿Su Mana no tiene límite? – se cuestionó Arturia algo agitada por el enorme esfuerzo que conllevaba no poder usar su mano izquierda correctamente. Aunque noto algo en Caster. Y era que ahora tenía un libro extraño en su mano derecha – "No puede ser... ¿La fuente de su Mana es...?" – medito sorprendida ante lo que estaba viendo – ¿Ese libro es tu Fantasma Noble?
- En efecto. El libro de ocultismo que me dejo mi mentor, Prelati, me otorgo el poder de controlar legiones de demonios. ¿Qué te parece, Juana? ¿Te trae recuerdos? – con cada palabra que salía de su boca, un sentimiento de felicidad comenzaba a apoderarse de él – Tu coraje, ese espirito indomable, ¡Son la mejor prueba de que tú eres mi Juana de Arco! ¡¿Entonces porque no despiertas?! ¡¿Es por culpa de Dios?! ¡¿De aquella bestia pagana?! ¡Dímelo!
- ¡Guarda silencio, hereje! – exclamo ya no soportando las locuras de ese tipo.
Lanzándose al frente una vez más, Saber estaba preparada para atravesar esa horda de demonios hasta llegar con su dueño. Destruyendo y atravesando a cuanta abominación se le ponía en frente, no pudo notar cuando una extremidad de esas cosas se acercó cautelosamente por su retaguardia y la tomo por su pierna izquierda.
Siendo tomada por sorpresa, perdió el equilibrio el tiempo suficiente para que más de esas cosas lanzaran sus extremidades y la sujetaran de sus muñecas, tobillos, cintura y cuello. Impidiéndole el poder moverse y sofocándola, debido a la fuerte presión que esas cosas ejercían.
- Antes de que esto continúe, hay algo que quiero que veas, mi querida Juana – hablo Gilles con malicia mientras extendía su brazo izquierdo donde se materializo una esfera de cristal – quiero que veas, con tus propios ojos, que no importa si quien te retiene es Dios o un dios pagano. Yo lo eliminare.
Con dificultad, Saber poso su mirada en la esfera de cristal solo para que su mirada se abriera en su totalidad cuando pudo ver que dentro de la esfera comenzó a mostrar al pelinegro frente a un niño pequeño.
- Vamos, ven, te llevare con personas que te cuidaran te doy mi palabra – dijo Goku con una sonrisa amable.
- ¿Me regresaran con mi mami y con mi papi? – pregunto el niño aun un poco temeroso.
- Te lo aseguro, los encontraremos y podrás estar con ellos una vez más – aseguro Goku extendiendo su mano para que el niño se acercara.
Saber observo a través de la esfera de cristal como el niño se levantaba de su lugar y se limpiaba las lágrimas de los ojos. Solo para comenzar a caminar en dirección de Goku el cual amplio su sonrisa al ver la determinación del pequeño.
- Es una lástima – murmuro Gilles con falsa preocupación, solo para que su rostro se torciera en una enrome y maligna sonrisa psicópata – le dije que no se moviera de su lugar.
Cuando Goku observo que el niño tomaba su mano, se sintió feliz de poder ayudarlo. Aunque su felicidad no duro mucho, pues en un solo segundo, el cuerpo del pequeño exploto en miles de pedazos, regando su carne, órganos y sangre por el suelo. Un solo segundo, que para el pelinegro duro una eternidad. Ya que pudo ver cada facción de dolor y desesperación del pequeño al ser cruelmente destruido desde adentro.
Saber noto que una criatura similar a las que la tenían presionara emergía del cuerpo del pequeño. Salvo que esta criatura era al menos el doble de grande y era de un color rojo sangre. El cual se abalanzó sobre el pelinegro y lo envolvió por completo y parecía comenzar a aplastarlo.
- Ese demonio en particular no solo es más fuerte que con los que has estado luchando. Sino que tiene un apetito feroz – hablo Gilles completamente desquiciado por la perfección en su plan – primero aprisiona a su presa. Luego la pulveriza al aplastarla con todas sus fuerzas y finalmente la devora hasta los huesos.
- ¡No... Legend nunca moriría... por algo tan insignificante...! – dijo Arturia tan fuerte como pudo al no poder respirar debido a la extremidad que le aplastaba la garganta.
- Pero claro que lo hará. Solo mira mi querida Juana. Ni siquiera puede liberarse de mi demonio – comento Gilles sin perder su sonrisa.
Saber intento concentrar su viento invisible una vez más. Para liberarse e ir en auxilio del pelinegro. Pero, quedo petrificada cuando ese demonio rojo que lo tenía prisionero se compacto aún más en el cuerpo de su aliado, solo para que un segundo después. La sangre comenzara a salir disparada, causando charcos de sangre en el suelo.
- ¡Contempla mi virgen sagrada! ¡La caída del dios pagano! – exclamo Guilles en un estado eufórico y una sonrisa lunática.
- ¡¡¡LEGEND!!!
- ¡HAHAHA! ¡No existe pagano o Dios a quien yo no pueda acabar para permanecer a tu lado, mi querida Juana de Arco! ¡Asesinare a cualquiera que se interponga en mi camino!
Castillo Einzbern
Justo en la entrada principal del castillo. Lo que parecen ser cuchillas plateadas comenzaron a destruir la puerta principal, ocasionando un estruendo, seguido de una cortina de humo. La cual al disiparse, revelo a Kayneth entrando tranquilamente y a su lado, lo que parecía ser una gota gigante de mercurio siguiéndolo, midiendo poco menos de metro y medio.
- El noveno líder de la familia Archibald, Kayneth El-Melloi, ha llegado. Magos de la familia Einzbern, combatamos con honor y dignidad mientras arriesgamos nuestras vidas para conseguir el Santo Grial.
Proclamo con una sonrisa confiada y arrogante en su rostro. Sin que ello arruinara el porte de su voz o de su propia presencia. Pues como alguien destacado y digno, hacer uso de mención a un combate abierto era algo que solo alguien de su porte podía realizar.
Y aunque su espera fue paciente, al cabo de los segundos y no recibir respuesta, solo comenzó a molestarse e impacientarse. Pues era claro que un asesino de magos no tendría las agallas para enfrentarlo de frente como era lo correcto, pero realmente esperaba más de la homúnculo. Era claro que no se encontraban a su nivel, estaban en categorías muy diferentes. Y eso, coloco una sonrisa engreída en su rostro.
Comenzando a caminar hacia el interior del castillo, el hombre no noto cuando jalo con sus pies un fino hilo que se encontraba sujeto a modo de trampa. Donde de inmediato una enorme cantidad de balas salieron disparadas de las estatuas hacia todos lados. Comenzando a destruir todo a su paso.
Donde al cabo de unos segundos, se revelo que justo donde estaba el rubio, la gota de mercurio ahora se encontraba envolviéndolo de forma esférica, sin que ninguna de las balas lograra atravesarla. La esfera comenzó a retroceder hasta solo quedar la gota de mercurio. Dejando ver a un intacto rubio.
- ¿Confías tanto en trampas tan simples? – cuestiono de forma burlona ante tan patético acto por asesinarlo – Como ha caído la poderosa familia Einzbern. Pero si así lo prefieren, esto ya no será una lucha sino un extermino. Prepárense para su inminente final, Asesino de...
Kayneth cayo de rodillas al sentir como una poderosa presión estaba aplastando todos sus sentidos. Era como sentir la muerte misma asechando sobre su nuca o incluso algo peor que eso. No había palabras suficientes en el mundo para describir tal poder.
¿Era esto incluso posible? Había algo o alguien en el mundo capaz de generar tal magnitud de poder. Que lo hacía sentir como una pequeña e insignificante gota de agua en comparación con el vasto y profundo océano.
Con miedo, dirigió su mirada hacia su Volumen Hydrargyrum. Esperando que todo este aplastamiento por un poder superior solo fuera una magia de ilusión y que su propia creación ya estuviera moldeando su forma para liberarlo. Pero con horror contemplo que seguía en su misma forma, sin siquiera alterarse en lo más mínimo.
- "Si mi Volumen Hydrargyrum, no está reaccionando, no es una ilusión y que sea lo que sea que este generando esto, no está dirigido hacia a mi" – pensó con completa desesperación – "¿Qué demonios está ocurriendo?"
Luchando por mantenerse de pie, Kiritsugu comenzaba a hiperventilar en un esfuerzo de poder controlarse. Nunca antes el latido de su propio corazón había sido un sonido tan agobiante y desgarrador, pero ahora, cuando era lo único que podía escuchar, se estaba volviendo un sonido que lo estaba volviendo loco. No sabía con exactitud qué era lo que estaba ocurriendo, pero podía darse una buena idea de quien era lo que estaba provocando.
- La intensidad es menor que en aquella ocasión – murmuro para sí mismo con su rostro lleno de sudor frio – pero la sensación de peligro y odio es incluso peor. Legend... ¿qué demonios estás haciendo?
Bosque
Corriendo fuera de los limites castillo, Irisviel y Maya se estaban alejando lo más rápido posible de los confrontamientos que estaban ocurriendo simultáneamente tanto dentro como fuera del castillo. Realmente la peliblanca se sentía aliviada de que Goku disuadirá a su esposo para hacer lo correcto, aunque fuera a la fuerza. Pues ella sabía que erradicar a Caster y así acabar con tan cruel masacre contra los niños, era lo correcto.
Pero simplemente no podía ir y objetar contra la voluntad de Kiritsugu, pues él era quien se guiaba por la lógica y racional, para poder completar su objetivo. Sin embargo ella siempre se dejaba llevar en primera instancia por sus emociones y por lo que su corazón le dictaba que era lo correcto. Aunque siempre terminaba por aceptar el método de su esposo, ya que era el quien poseía la experiencia y sabia como actuar adecuadamente ante cada acontecimiento. Por más duro y frio que fuera, sabía que siempre tomaba la decisión correcta y ella tomaba la decisión correcta al seguirlo.
Aunque, un fuerte estremecimiento repentino invadió todos sus sentidos en un instante, haciéndole perder el equilibrio de golpe, pues aunque ya conocía el sentimiento, había algo completamente diferente en esta ocasión, era similar a una corazonada o aun instinto de autopreservación que le gritaba que huyera. Algo muy dentro de ella le advertía del peligro.
- Señora, ¿está todo bien? – pregunto Maya confundió al ver como la homúnculo respiraba con dificultad y se recargaba contra un árbol.
- Hay otro intruso... viene por la misma dirección hacia la que vamos – respondió Iri entre jadeos, intentando recuperar el aliento – si seguimos de frente, lo encontraremos.
- Entiendo. Entonces nos desviaremos hacia el norte. Si nos apresuramos, evitaremos...
- No – interrumpió de forma apresurada al identificar de quien se trataba – quien se aproxima, es Kirei Kotomine.
La afirmación de la peliblanca sobresalto a Maiya completamente. Ese hombre, era la única persona con quien Kiritsugu no quería un enfrentamiento directo o indirecto. Era alguien capaz de infundir miedo en quien vio luchar en incontables guerras con incontables enemigos. Y eso ya era suficiente para que ni ella misma quisiera topárselo.
No había posibilidad de que ella pudiera vencerlo sola. No con el historial y experiencia como la de alguien como Kirei Kotomine. Sabía que debía evitarlo a toda costa y priorizar la seguridad de la peliblanca. Pero, tampoco quería dejar solo a Kiritsugu con ese hombre y menos aún, sabiendo que este se encontraba en una lucha directa contra otro Maestro. La situación se estaba comenzando a poner demasiado complicada en muy poco tiempo.
- Maiya, Kiritsugu te ordeno que me mantuvieras a salvo, ¿verdad? – pregunto con tranquilidad, viendo como la incertidumbre en la mujer.
- Si – respondió con seguridad, no comprendiendo a que iba la pregunta tan repentina – pero... - murmuro un tanto indecisa al no querer abandonar a la única persona en el mundo que consideraba un amigo.
- Pero, no quieres dejar que bajo ninguna circunstancia ese hombre se acerque a Kiritsugu – hablo con una sonrisa, sorprendiendo a la pelinegra – ¿eso es lo que piensas?
- Señora, ¿Cómo lo supo?
- Coincidencia. Ya que da la casualidad de que yo pienso lo mismo – respondió, solo para borrar su sonrisa y ponerse seria – ambas sabemos que Kiritsugu ve a ese hombre como su mayor amenaza. Y eso no es algo que podamos tomar a la ligera. Además, él se encuentra luchando en este preciso instante. Debemos mantener a Kirei Kotomine a raya aquí mismo y si es posible, eliminarlo.
Sorprendida por la declaración, Maiya solo asintió y tomo su arma y se aseguró que estuviera completamente cargada para lo que estaba a punto de hacer. Aun en contra de las ordenes de Kiritsugu, sabía que esto era lo mejor. Esta era la mejor opción para mantenerlo a salvo.
- Pido disculpas – dijo Maiya de ante mano, sabiendo que si las cosas se complicaban no podría protegerla completamente.
- No tienes por qué hacerlo. Aun si es en contra de las ordenes de Kiritsugu. Tú has lo que tengas que hacer.
- Entendido. En ese caso, debemos estar preparadas para lo peor ya que...
Una enorme y sofocante presión de poder que se apodero por completo del bosque hizo callar a Maiya de inmediato. Sentía un instinto asesino como ninguno otro. Era aplastante y la hacía temblar de miedo, dificultándole inclusive la respiración. Jamás en su vida había sentido tal sentimiento de impotencia y miedo. No se comparaba con cualquier cosa que hubiera sentido en toda su vida.
Observo hacia todos lados con desesperación intentando poder encontrar el origen de tan poderosa e imponente presencia. Solo para descubrir que no había nada a su alrededor, y eso solo empeoro su estado. Pues no podía comprender como algo que ni siquiera podía ver o sentir. Le estaba generando tanto miedo.
Y si aquello que transmitía tal presencia, ni siquiera se encontraba en las cercanías, era algo incluso aún peor. Pues no podía imaginarse que era lo que podía ser capaz de transmitir tal presencia. Era incluso desquiciante, el sentimiento de poder morir y ni siquiera saber que era lo que amenazaba su vida con tanta facilidad.
Se sentía como un simple insecto. Pequeña, indeseada y a merced de aquella cosa que la estaba aplastando de miedo. Miro su arma por un segundo y la idea de acabar con ese miedo se hizo presente en su mente. No quería seguir sintiéndose a merced de aquello. Quería ser liberada y dejar de sentirse como la presa indefensa de alguien más.
- ¡Aagh!
Un quejido de dolor hizo que Maiya, regresara la mirada hacia la peliblanca, solo para ver que ahora estaba de rodillas y sujetando su cabeza. Y aquello, fue suficiente para liberarla del transe y de la locura que estaba por cometer. Como pudo, se controló a sí misma y se apresuró hacia la mujer para ver si se encontraba bien. Pues concentrarse en cuidar a la homúnculo la hacía olvidarse parcialmente de su miedo incontrolable.
Arrodillarse a su lado derecho, supuso que Irisviel simplemente estaba sucumbiendo al miedo por la presión que se estaba rodeando el bosque. Pero esa idea murió, al ver que en el rostro de la peliblanca no estaba escrito el miedo, pánico o la angustia, de hecho se reflejaba el dolor y el esfuerzo. Y eso la desconcertó.
Estaba sudando demasiado y parecía que el dolor provenía de su cabeza. Pero no fue hasta que noto sus Hechizos de Comando, que la incertidumbre se vio reflejado en el rostro de Maiya. Pues los Hechizos estaban brillando de un fuerte e intenso brillo rojo. Que en el momento que comenzaba a aumentar la intensidad en el brillo, parecía que también el dolor aumentaba en Irisviel.
- Señora, ¿Qué le ocurre?
- ¡No lo sé! – grito con frustración – ¡No quiero! ¡No quiero estos sentimientos!
El grito de Irisviel confundió aún más a la pelinegra. Pues no podía explicarlo, no sabía cómo describirlo. Era sentimientos que surgía desde lo más profundo de su mente. Sentía rabia, enojo, humillación y un fuerte deseo de luchar para obtener venganza.
Ella no sabía que era lo que provocaba o generaba tales sentimientos en lo profundo de su mente. Se sentía aterrada por ellos. Pues en toda su vida, jamás desarrollo o experimentado de ninguna clase sentimientos como los que ahora mismo la estaban inundado.
Quería deshacerse de ellos, no podía soportarlos. No quería tenerlos. Ella quería, lo que realmente quería, lo que comenzaba a desear con desesperación era... era... era aplastar a Caster. Quería hacerle pagar por lo que hizo a ese inocente niño frente a sus ojos. Quería destruirlo con sus propias manos, por asesinar a ese niño sin ninguna piedad, por usarlo como carnada solo para lograr atraparlo. Eso es lo que quería.
Pero, no sabía por qué. Esos sentimientos y deseos tan negativos no eran suyos. Simplemente surgían en lo más profundo de su mente y querían tomar el control de ella misma. Pero se reusaba a aceptar tales sentimientos tan oscuros. No los quería, pues ella jamás fue así.
Nunca en su vida había albergado tales sentimientos y no quería tenerlos nunca. Pero, era esa misma renuencia para aceptarlos lo que le estaba generando tanto dolor. Enfrentarse a esos sentimientos le estaba generando un dolor tan inmenso que estaba casi segura de que era como si le estuvieras abriendo la cabeza.
Aunque, sin previo aviso, la fuerte presión que se había apoderado del bosque desapareció y fue en ese preciso instante, en que Maiya noto como los Hechizos de Comando de Irisviel comenzaban a dejar de emanar ese intenso brillo e Irisviel parecía comenzar a calmarse.
- ¿Qué demonios fue eso? – muro Maiya sin comprender lo que acaba de ocurrir.
- No... lo se... - murmuro Irisviel entre jadeos – pero ya me siento mejor... debemos apresurarnos y detener a Kirei.
Parpadeando un par de veces en consumición, Irisviel comenzó a analizar su propio estado, el intenso dolor desapareció de golpe justo al mismo tiempo que todos los impulsos y sentimientos que la invadieron. No comprendía con exactitud que había sido lo que le había ocurrido. Pero no podía detenerse mucho a analizarlo. Pues aún tenía algo muy importante que hacer. Ya podría intentar descubrir lo que acaba de ocurrir después.
- Señora, no creo que sea buena idea. No sabemos qué fue lo que le acaba de ocurrir, creo que lo mejor es que usted huya. Mientras yo voy tras Kirei – pidió viendo que el estado del homúnculo no era el mejor.
- No, no puedo dejarte ir sola. Sea lo que sea que me haya pasado, dudo que vuelva a ocurrir – afirmo con seguridad y viéndola fijamente a los ojos, pues no estaba dispuesta dejarla sola.
- Muy bien – dijo viendo que estaba en un punto muerto – solo, manténgase cerca de mí, en caso de que esto vuelva ocurrir.
- De acuerdo.
Con Saber
Las rizas desquiciadas de Caster seguían resonando en lo profundo del bosque. Era tal su euforia al asesinar a un dios pagano que incluso se sentía tan poderoso e imparable que estaba seguro de que ni Dios podría frenarlo en estos momentos. Su victoria era clara y no habría nadie que pudiera enfrentársele. Nadie lograría frenarlo y obtener lo que deseaba. De eso estaba seguro.
Y aunque esas risas eran molestas y desquiciantes. Saber ni siquiera las estaba escuchando, pues su mirada seguía petrificada en la forma inerte del pelinegro aun siendo aprisionado por ese demonio. No quería creerlo, simplemente no podía creer que él, de todas las personas. Tuviera que morir a manos de una basura como Caster.
Era una realidad que se negaba a creer aun y cuando la prueba seguía estando frente a sus ojos. Ojos que comenzaron a llenarse de furia y odio puro, ante lo que había ocurrido, pues él pelinegro aun no debía morir, no podía morir. Aun tenían un enfrentamiento que saldar. Ambos habían hecho promesas que tienen que cumplir.
No le importaba como, pero ella vengaría su muerte. Haría pagar a Caster por sus crímenes y lo haría sentir la agonía ante una muerte inevitable. Era lo que se merecía por todo lo que había ocasionado. Comenzando a canalizar todas sus fuerzas, Saber estaba más que lista para liberar su Fantasma Noble, no importándole en lo más mínimo la posibilidad de ni siquiera poder usarlo. Tenía que intentarlo, pues se lo debía.
El ambiente cambio rápidamente en el bosque, que desconcertó al par de Sirvientes e incluso a los demonios. Era como si todo el sonido hubiera sido eliminado de golpe. Era una sensación angustiosa. No había otro sonido que no fuera el bombeo de sus propios corazones. Donde el sonido de carne cayendo al suelo atrajo su mirada a la esfera de cristal.
El demonio rojizo que aprisionaba al pelinegro estaba deslizándose lentamente de su cuerpo hasta caer al suelo. Revelando que el cuerpo del pelinegro no presentaba ningún rasguño y mucho menos una sola gota de sangre.
Pues lo que ambos pensaron que era la sangre del pelinegro, no era otra que la misma sangre del demonio. Que al intentar pulverizar con todas sus fuerzas el cuerpo de su presa termino por ceder ante la enorme presión que estaba ejerciendo sin poder lograr nada en el proceso. Haciendo explotar su cuerpo por la presión y ocasionando su propia destrucción.
Una enorme oleada de poder fue liberada y tanto Saber cómo Caster sintieron la enorme presión sobre sus cuerpos que intentaba aplastarlos. Pero era el mismo Caster que se sentía más ansioso y temeroso.
Puesto que por alguna razón que no podía explicar, sentía como si todo ese increíble poder e instinto asesino, se estuviera concentrando sobre él. Intentando volverlo loco de desesperación, ni siquiera las criaturas más abominables y repugnantes de su libro eran capaces de someterlo a tal temor. Entonces, ¿Qué era aquello que estaba logrando lo impensable?
- Juro... que te exterminare – murmuro Goku con rabia, atrayendo la mirada del par de Sirvientes sobre la esfera de cristal.
- ¡No! ¡¡¡NO!!! ¡Esto no es posible! ¡Deberías estar muerto! – exclamo Gilles en su locura, aplastando la esfera hasta partirla en pedazos – ¡Tu vienes conmigo, mi virgen sagrada!
Saber sintió como el agarre de los demonios sobre ella aumentaba de repente, ya ni siquiera podía respirar. Era claro que Caster quería someterla antes de que el pelinegro llegara. Pero tan absorta estaba ante la idea de que seguía con vida, que tardó en reaccionar y ahora mismo no podía liberarse.
Y fue eso mismo que la confundió cuando cayó de rodillas tosiendo por aire, mientras los cuerpos cercenados de los demonios caían a su alrededor. Sintiendo una presencia a su derecha, levanto la mirada solo para ver que se trataba de Lancer.
- Lancer... ¿Por qué me ayudas? – pregunto Arturia sorprendida de verlo.
- No te equivoques, Saber. Esas cosas ya estaban muertas cuando llegue – aclaro Diarmuid sin siquiera girar su mirada para verla – normalmente diría que le agradecieras, pero dado el estado de ánimo de Son Goku, creo que lo mejor será no hacer que su odio se dirija a nosotros – agrego con una gota de sudor recorriendo su rostro, pues le era difícil guardar la compostura ante tan imponente presencia.
Confundida por lo que acababa de escuchar, Saber guio su vista justo a donde Lancer la tenía puesta. Su mirada se abrió en incredulidad al ver al pelinegro de pie frente a ella. Era algo imposible, pues hace unos segundos se encontraba al otro lado del bosque y ahora estaba de pie frente a ella, y no solo eso, la había liberado de su aprisionamiento en el mismo instante que llego.
- "Su velocidad es suprema. Nunca me di cuenta de su llegada" – pensó Arturia aun en la incredulidad.
Goku estaba realmente furioso por lo que Caster le había hecho a ese niño. Un niño inocente no mayor a su propio hijo. Y solo ver a más de esas criaturas hizo que su sangre hirviera aún más. Si estaba en lo correcto, cada una de esas cosas, significaba un niño asesinado de una forma cruel y despiadada.
Esto era más de lo que podía soportar. Pocas veces en su vida había sido testigos de una crueldad como esta. Jamás se imaginó que en este mundo existieran personas tan malvadas como para someter a tal tortura a niños inocente. Ya no le importaba quien se suponía debía encargarse de Caster. Él mismo se iba a encargar de aplastarlo con sus propias manos.
- Asesinaste cruelmente a niños sin compasión y usaste a uno para capturarme – dijo Goku apretando sus puños con fuerza, las venas en su cuerpo comenzaron a hincharse y hacerse más visible debido a la furia que sentía – Caster, por todas aquellas personas que asesinaste... ¡Juro que te matare!
- ¡Silencio! ¡Una repugnante bestia pagana como tu jamás podrá interponerse en mi...!
Caster fue silenciado en el acto gracias a un puñetazo directo en su rostro por parte de Goku que no pudo seguir escuchando lo ni un segundo más. El golpe fue tan fuerte, que mando al Sirviente a gran velocidad contra los árboles destruyendo una gran cantidad de ellos en el proceso sin que ninguno lograra frenarlo.
Al mismo tiempo, esa increíble presión que se había adueñado del bosque sin ningún aviso simplemente había desaparecido. Casi como si en ese solo puñetazo estuviera contenida toda esa increíble presión. Por su parte, Saber y Lancer solo pudieron quedar atónitos ante la fuerza y velocidad del pelinegro.
- Lancer, ¿Por qué has venido? – pregunto Arturia con ligera desconfianza.
- No te alteres, Saber. Se me ordeno acabar con Caster. Pero dadas las circunstancias no creo que eso sea posible – comento Diarmuid con seriedad, viendo como el pelinegro desaparecida de la vista, posiblemente yendo tras Caster – aún le debo un favor a Son Goku por lo que hizo en el muelle. Por mi honor como caballero, no interferiré en su lucha contra ese demente de Caster. Por lo cual, lo único que me queda es ayudarte a aniquilar estas cosas, no soportaría la idea de que mueras a manos de alguien más cuando nuestra lucha aún está pendiente.
- Muy bien, Lancer – dijo Arturia con una sonrisa retadora – pero te aclaro, acabemos con estas cosas lo antes posible, yo también tengo asuntos que resolver con Caster.
- He, has lo que quieras, pero yo en tu lugar, no me interpondría en el camino del grandote – murmuro Diarmuid regresando la sonrisa retadora.
Tras aclarar su breve pacto de tregua, ambos se lanzaron al ataque para acabar tan rápido como fuera posible con esos demonios que parecían no tener un fin.
Mientras tanto, un par de kilómetros lejos de la pelea inicial, Caster estaba tumbado boca abajo en el suelo retorciéndose de dolor. Al intentar levantarse, descubrió que sus piernas le temblaban y su vista así como su equilibrio se encontraban en un pésimo estado. Pero aun así, usando una maldición de su libro que jamás soltó. Comenzó lentamente a curarse, permitiéndole ponerse de pie. Solo para revelar que ahora poseía un gran hueco en la parte derecha de su rostro.
(Canción recomendada)
https://youtu.be/0oB2bH0PZjg
Sintiendo el peligro, Caster rápidamente levanto la mirada, solo para contemplar que a un par de metros frente a él estaba Goku. Su mirada denotaba claramente su profunda y clara molestia. Tanta que incluso Caster sintió un escalofrío ante la amenazadora presencia que emitía.
- Eso fue por las personas que secuestras y asesinaste – hablo Goku apenas controlando su rabia, mientras un aura blanca rodeaba su cuerpo, desprendiendo fuertes ráfagas de viento – y lo siguiente, ¡será por todos aquellos niños que asesinaste!
Antes de que Caster siguiera pudiera llegar a reaccionar, Goku ya se encontraba a su lado izquierdo y solo tuvo el tiempo suficiente para observar como una patada iba dirigida a su costado. La cual al acertar lo mando a volar hacia otra dirección, repitiéndose el proceso de atravesar arboles solo con su cuerpo.
Pero esta vez, Goku apareció a medio camino justo arriba de su oponente para colocarle un poderoso codazo a su abdomen. Mandándolo a estrellar contra el suelo con brusquedad, generando un gran estruendo seguido de una pequeña columna polvo y tierra que llego a formarse.
Sintiendo el mayor dolor que jamás había experimentado, Caster apenas y se podía decir que se aferraba a su conciencia. Solo había recibido dos golpes más y sin embargo su brazo izquierdo así como varias costillas izquierdas habían sido rotas con extrema facilidad. Y no solo eso, ese último golpe, había destruido gran parte de sus órganos internos. El proceso de curación de la maldición de su libro no era tan rápido como para reparar semejante daño en tan poco tiempo.
Necesitaba encontrar la forma de ganar tiempo, pero ya había agotado esas opciones, pues jamás se imaginó que esa bestia pagana fuera capaz de sobrevivir al ataque del demonio rojo. Lo había subestimado, aunque no tuvo mucho tiempo para reflexionar en ello. Ya que el sonido de pasos acercándose atrajo su mirada al frente.
- No importa que tanto hables sobre acabar conmigo, es claro que no eres nada del otro mundo. Solo eres un hablador – dijo Goku con desprecio apareciendo de entre el polvo, al ver la facilidad con la que su oponente ya se encontraba sin posibilidades de seguir luchando.
- ¡Demonios Oscuros, respondan al llamado, Némesis! – exclamo Gilles con todas sus fuerzas.
De las profundidades del suelo una enorme cantidad de demonios comenzó a emerger a gran velocidad. Donde todos, sin excepción no perdieron tiempo y se abalanzaron contra el pelinegro para despedazarlo y deberlo. Atacando por todos lados, de frente, a los lados, por detrás, mientras otros saltaban para capturarlo por arriba. Inclusive algunos aun debajo de la tierra, sujetaron las piernas del peligro para que no pudiera huir.
- ¡No me estorben!
Cruzando los brazos sobre su pecho, Goku creo una cúpula de energía que esas criaturas simplemente no pudieron atravesar por mayor que fuera su esfuerzo. Pero eso no evito que más y más demonios se abalanzaran, intentando atravesar esa barrera.
- ¡¡¡HA!!!
Extendiendo sus brazos hacia arriba y con un grito que resonó por todo el bosque, Goku libero una enorme cantidad de Ki de golpe desintegrando por completo a cada demonio que se encontraba rodeándolo. Aunque sin medir consecuencias de lo que estaba haciendo, también había arrasado con varios metros a su alrededor del bosque. Habiendo dejado un enorme cráter en el cual parecía que una bomba había explotado.
Caster, que había sobrevivido a tal explosión de poder, gracias a que uno de sus demonios lo arrastro fuera del peligro. No pudo hacer otra cosa que mirar con asombre y miedo la enorme estela de destrucción que había generado ese pagano. Sus heridas aún estaban presentes, pero al menos ya podía sostenerse de pie por cuenta propia.
Solo para que su mirada fuera atraída al frente por un resplandor celeste. Y flotando sobre el cráter que había generado, el pelinegro tenia sus brazos a sus costados donde tenía una enorme concentración de energía acumulada. Caster sabía que eso no podía ser nada bueno para él, por lo cual volvió convocar a más demonios, muchos más, tantos que incluso su Mana se había reducido enormemente.
- ¡Muere maldito! – exclamo Goku extendiendo sus brazos al frente y liberando la energía acumulada de una de sus técnicas más poderosas.
Cada demonio se colocó en el camino de la ráfaga de energía, seguidos de más y más demonios. Los cuales intentaban detener o desviar esa energía. Y aunque Caster sabía que su método era desesperado, esperaba que pudiera funcionar un poco al menos, ya que no podía creer que todos los demonios que conjuro habían sido reducidos a menos que cenizas.
La ráfaga de energía seguía su curso inminente a su persona, por suerte no todos sus demonios se abalanzaron contra esa ráfaga, pues aún tenía a dos enterrados bajos sus pies, los cuales esperaron hasta el último momento, para tomarlo por los pies y brazos y lanzarlo con fuerza lejos de la energía celeste.
La cual seguía avanzando y pulverizando todo aquello con lo que entraba en contacto, donde justo algunos kilómetros después, una gigantesca explosión se hizo presente, generando poderosas ráfagas de expansión. Destruyendo aún más el bosque en el que se encontraban luchando.
- ¡¿Acaso este es uno de los ataques de Son Goku?! – cuestiono Diarmuid cubriéndose el rostro con sus brazos de las fuertes ráfagas de viento.
- ¡Si, es él, no tengo la menor duda! – respondió Arturia igualmente cubriéndose el rostro – "¿Qué demonios estás pensando, Legend? Si sigues causando tal destrucción, podrías incluso matar a Irisviel por accidente" – pensó claramente alarmada por las acciones de su amigo.
El par de Sirvientes había estado aniquilando sin descanso a los demonios de Caster. Pero sus acciones parecen inútiles. Cada vez que lograban acabar con la mayoría, los que había eliminado se regeneraban en nuevos demonios. Estaban atrapados en un ciclo donde lo único que estaban haciendo era malgastar su tiempo y sus energías. Incluso con las lanzas de Lancer, esas cosas seguían regresando.
- No tiene sentido seguir perdiendo el tiempo. Si queremos acabar con esas cosas, debemos acabar con Caster o el libro que tiene en sus manos – afirmo Arturia viendo como las ondas expansivas finalmente cesaban – ¡iré, para ayudar a Legend! ¡No puede seguir destruyendo todo lo que se le ponga enfrente! – sin decir más salió corriendo en dirección a donde sentía la presencia del pelinegro.
- ¡No es una buena idea! – exclamo Diarmuid saltando para asesinar a los demonios que querían atrapar a Saber – ¡Esta claro que Legend no quiere ayuda! ¡No es muy caballeroso intervenir en la pelea del otro! – comento siguiéndole el paso.
- No estoy interviniendo. Legend me aseguro de que yo sería quien acabara con Caster. Eh incluso si no podía acabarlo sola, él me apoyaría – aclaro Arturia con seriedad – Yo tengo que hacer lo mismo, debo apoyarlo en estos momentos que no está pensando con claridad.
Levantándose con dificultad del suelo, Caster comenzaba a resentir el gasto tan abrupto de Mana. No tendría estas dificultades si su Maestro fuera una persona experimentada. Ya que tendría mejores estadísticas. Pero de nada servía reprochar ese hecho en estos momentos. No había llegado tan lejos solo para ser derrotado por una bestia pagana. Tenía que encontrar la forma de acabar con quien retiene a su amada Juana de Arco.
Solo para que esa furia y determinación se volvieran miedo y preocupación cuando finalmente se logró levantarse y sintió una presencia a su espalda. El sudor frio, comenzó a recorrer su rostro a la vez que le era imposible parar de temblar. Superando sus instintos de supervivencia, se giró solo para ver la mirada furiosa del pelinegro.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué no peleas? – pregunto Goku con frialdad y desprecio – ¿acaso necesitas conjurar a esas asquerosas criaturas para que pelen por ti? Eres el ser más despreciable que eh conocido. No me cabe en la cabeza, que no puedes pelear, con tus propias fuerzas. Qué vergüenza.
Una mirada rabiosa se formó en el rostro de Caster, venas se formaron sobre su frente, estaba apretando los dientes con tanta fuerza que casi se podía escuchar el crujir de los mismos.
- ¡Maldito! ¡Un pagano como tú no tiene derecho a hablarme de ese modo! – estallo Gilles completamente furioso – ¡El Santo Grial me ha elegido como a su campeón! ¡Yo soy Gille...! ¡Gr...!
Los disparates de Caster fueron silenciados de un simple y poderoso puñetazo en su abdomen, que le hizo abrir sus ojos y mandíbula en su totalidad debido al inmenso dolor, todo por cortesía del golpe de Goku.
- Ya no puedo seguir escuchando tus estupideces ni un minuto más, maldito cobarde – retirando su puño, dio medio giro solo para conectar una patada recta directo al rostro de su oponente que lo mando a arrastrase varios metros por el suelo – No me causa ningún orgullo acabar con alguien tan miserable como tú.
Llegando finalmente a donde se encontraban Legend y Caster. Saber y Lancer llegaron justo a tiempo para ver el cuerpo de Caster ser arrastrado por el suelo como si no fuera nada. Ambos quedaron incrédulos ante el terrible estado en el que se encontraba, estaba en un estado tan lamentable que parecía imposible que siguiera pudiera llegar a levantarse. Aun siendo de las clases más bajas, seguía siendo un Sirviente y verlo en ese estado en verdad los dejo sin palabras.
- Y ahora pagaras por lo que le hiciste a ese niño inocente que usaste como carnada para atraparme.
La mirada de Saber y Lancer fue atraída por la voz del pelinegro que al verlo su incredulidad solo aumento en proporciones. Pues se encontraba sin ningún rasguño, golpe o alguna herida visible. Ni siquiera parecía agotado. Era simplemente imposible imaginar que el pelinegro lograría poner en ese estado a Caster y no recibir ningún daño en el proceso.
- He... he... yo no le hice... nada a ese niño... - murmuro Gilles levantándose débilmente del suelo y mirando con diversión a su oponente – es cierto... que puse... ese demonio en su... cuerpo... pero la única razón... por la que... salió... fue porque se movió de su lugar... si se hubiera quedado donde estaba... aun estaría vivo... pero confió... en tu palabra... que lo salvarías... y por eso murió... tú lo mataste... no yo.
- ¡Desgraciado, hereje! ¡Causaste la muerte de esos niños y ahora intentas que compartamos tus atrocidades! – despotrico Arturia furiosa por lo que escucho – ¡Me asegurare que no vuelvas a usar esa lengua! – amenazo dando un paso al frente lista para acabarlo, aunque fue detenida cuando alguien la sujeto por su hombro derecho, al girar vio que en efecto se trataba de Lancer.
- Definitivamente no es bueno que interfiramos – dijo Diarmuid completamente serio sin despejar su mirada del pelinegro.
- ¿De qué rayos estás hablando? – cuestiono Arturia justo antes de sentir un escalofrío demasiado familiar.
Saber, giro lentamente su mirada hacia el pelinegro. Y cuando finalmente lo observo, quedo atónita al ver una mirada de completo odio en su rostro. Estaba temblando, todo su cuerpo temblaba, pero sabía que no era de miedo o por ser afectado por las palabras de Caster. Temblaba por toda la furia que estaba sintiendo.
De golpe un aura blanca lo rodeo, sus músculos comenzaron a ensancharse y las venas en su cuerpo eran aún más notorias. Pero, lo que dejo sorprendió con mayor claridad a Arturia fue el hecho de que los ojos ónix de Goku cambiaron a un verde esmeralda.
De inmediato, el recuerdo y la sensación de cuando el pelinegro uso esa aura dorada, invadió la mente de Saber. De solo recordar el instante en que eso ocurrió la hizo estar más que segura de que la muerte Caster a manos del Goku ahora era completamente inevitable. Sin embargo, había algo en esa mirada tan llena de furia que a Saber no le estaba agradando.
- Esto solo está empeorando – murmuro Diarmuid girando hacia atrás contemplando como esas criaturas estaban regresando – Saber, yo me encargare de retenerlos, tu encárgate de Son Goku.
- ¡Espera, Lancer! ¿Estás seguro de poder tu solo? – cuestiono Arturia viendo la gran cantidad de demonios.
- Lo estoy, en cualquier caso, enfrentarme a un Son Goku irracional, no es algo que sea de mi agrado – aclaro Diarmuid comenzando a correr contra esos demonios - ¡Quiero enfrentarme a ustedes con un combate con honor! ¡Y no lo tendré si Goku pierde el juicio!
(Fin canción recomendada)
En otro lado del bosque
Kirei se encontraba corriendo por el bosque en dirección al castillo. Con lo que estaba ocurriendo y con los Maestros y Sirvientes, concentrando todo su interés en Caster o su Maestro. Esta era su mejor oportunidad para encontrarse cara a cara con el Asesino de Magos. Esta no era una misión de asesinato o de captura.
No, realmente no era nada relacionado con obtener una ventaja en la Guerra por el Santo Grial. Ni quiera estaba buscando a Kiritsugu Emiya para asesinarlo. De hecho, solo estaba buscando respuestas. Necesitaba comprender.
Porque un hombre que buscaba su propia autodestrucción estaba interesado en obtener el Santo Grial. Pues no actuaba como un simple mercenario, alguien motivado por el poder o algo superior.
Sus motivaciones eran completamente un misterio. Pues Kiritsugu Emiya debía ser una persona igual a él. Y sin embargo no podía comprender que era lo que estaba buscando obtener o las motivaciones que lo impulsaban a seguir en esta guerra. Necesitaba encontrar sus respuestas, necesitaba enfrentarse a él y obtener respuestas, no importando si para ello tenía que matarlo.
Sin embargo, fue sacado de sus pensamientos y se detuvo en seco. Observo a su alrededor con cautela. Algo no estaba bien, pues aún sin sentirlo o verlo. Sabía que había alguien en el bosque junto con él, esperando. No era como la oleada de poder que inundo el bosque unos momentos atrás, esto era en comparación, insignificante, pero igual lo sentía.
Y sin previo aviso, suposiciones fueron confirmadas cuando el sonido de disparos se hizo presentes al frente de su posición. Sin tiempo que perder, Kirei salto a un lado esquivando las balas al tiempo que entre los dedos de su mano derecha se materializaban unos objetos tubulares rojizos, conocidos como llave negra, de las cuales emergieron cuchillas visiblemente afiladas de al menos un metro, siendo un total de tres cuchillas. Las cuales fueron lanzadas al frente con una gran velocidad y puntería, justo a la posición exacta en la cual emergieron los disparos.
Sin embargo, aunque su lanzamiento fue perfecto y los disparos cesaron. Kirei noto que no hubo un grito o quejido de dolor, ni siquiera un sonido. Y eso no era normal. Sonidos de disparos se escucharon a su derecha y de inmediato, formo tres cuchillas en su mano izquierda y las lanzo. Obteniendo el mismo resultado que antes. Materializo una cuchilla en cada mano y comenzó a observar a su alrededor, intentando descifrar lo ocurrido.
- ¿Una ilusión? – murmuro para sí mismo, llegando a una posible respuesta.
Maiya aprovecho la distracción de su objetivo y sin miramientos, abrió fuego y tal y como lo había planeado con Irisviel, Kirei no reacciono tan rápido al tercer ataque al suponer que también sería una ilusión. Una vez que el cargador quedo completamente vacío y contemplo la caída de su objetivo, salió de su escondite mientras comenzaba a recargar para vaciarle el nuevo cargador en la cabeza a ese hombre.
Pues solo así se aseguraría que el trabajo estaba completo. Pero lo que nunca espero, es que ella había sido víctima de su propia trampa. Pues aún en el suelo y con un simple movimiento de su muñeca, Kirei lanzo una de sus cuchillas hacia ataras, logrando causar un corte en la pierna derecha de Maiya.
Habiendo causado el daño suficiente para que no huyera quien le había intentado tender una emboscada, Kirei se incorporó y corrió a toda velocidad contra la pelinegra. La cual se maldijo por haber bajado la guardia a la vez que abría fuego una vez más. Solo para ver como este sin dejar de correr hacia ella cruzaba sus brazos sobre su rostro a modo de escudo. Donde las balas simplemente le rebotaban sin causarle ningún daño.
Y cuando estuvo lo suficientemente cerca, el castaño lanzo una estocada con su cuchilla izquierda. Y en respuesta a ello, la pelinegra, lanzo su rifle y tomo con su mano derecha un cuchillo militar que guardaba en su bota y como pudo comenzar a defenderse de las estocadas con gran maestría. Lanzando una fuerte estocada con su cuchilla derecha, Kirei observo como la mujer usaba su cuchillo para desviar la estocada a su izquierda y sin despegar el filo de su cuchillo de su cuchilla. Maiya se lanzó al frente para cortarle el cuello.
Solo para ver con incredulidad como Kirei soltaba su cuchilla, para poder sujetarla por la muñeca derecha a la vez que se agachaba ligeramente y en un movimiento rápido y poderoso, el castaño golpeo con una fuerza inmensa el estómago de Maiya con su codo izquierdo.
Haciendo que suelte un grito sofocado de dolor, dando un pequeño salto hacia atrás Kirei, estaba listo para lanzar una estocada con la cuchilla en su mano izquierda al hombro de la mujer e inmovilizarla. Pues de ella, también podría obtener respuestas.
- ¡Shape Ist Leben!
Kirei miro hacia atrás al escuchar un grito, solo para ver un agila formada de hilos azules-transparentes volando rápidamente a su posición. Sin pensarlo mucho, lanzo su cuchilla hacia el ave, la cual la esquivo con facilidad. Pero una vez que estaba lo suficientemente cerca, lanzo un poderoso puñetazo de derecha para destruirlo.
Aunque grande fue su sorpresa al contemplar que el ave en vez ser aniquilada. Solo exploto en hilos que comenzaron a rodear sus brazos y sujetarlo con una fuerza enorme. Tanta que aunque forcejeo y aplico tanta fuerza como pudo, simplemente no pudo liberarse.
Pero las sorpresas no terminaron con eso, pues los hilos lo jalaron hacia un árbol que se encontraba detrás de él. Arrastrándolo lejos de la mujer que acaba de derrotar. Dejándolo sujeto de espaldas contra el árbol. Permitiéndole ver como la misma peliblanca que se hacía pasar por Maestra de Saber corría hacia la pelinegra.
- ¡Maiya! ¿Te encuentras bien? – pregunto Irisviel llegando con la pelinegra que estaba de rodillas y tosiendo, debido al fuerte golpe que recibió.
- Señora, debe irse, eso no lo detendrá – suplico Maiya poniéndose de pie con dificultad – yo aun puedo retenerlo el tiempo suficiente.
- ¡Lo detendrá lo suficiente! – grito mientras algo de sudor se formaba en su rostro – no podemos permitir que llegue a Kiritsugu. Debemos detenerlo ahora.
No era una luchadora y su Mana solo iba en un constante descenso desde que la Guerra por el Santo Grial comenzó. La creación que había hecho consumió mucho más Mana del que había pensado, no iba a poder hacer otro igual de fuerte, por lo cual estaba usando lo poco que aún le quedaba de Mana para retener al castaño.
Jamás espero que la situación se complicara tanto, necesitaba acabar con esto rápido. Ya que lo último que quería era tener que verse forzada a usar uno de sus Hechizos Comando, pues necesitaba contar con ellos hasta el final, tal y como Kiritsugu le encargo. Solo esperaba que Goku pudiera acabar con Caster de inmediato para que viniera a ayudarla y acabar con el castaño.
- Veo que saben a lo que eh venido. Por tanto, sabes que no eh venido a matarte, mujer – hablo Kirei viendo directamente al homúnculo.
- Lo sabemos y no obtendrás nada de nosotras, porque nosotras te detendremos – afirmo Irisviel con completa seguridad. Sin embargo, sintió que sus manos y piernas comenzaron a temblar por la falta de energía. Sabiendo que su creación podría fallar en cualquier momento, extiende su brazo derecho al frente dando más Mana a su creación.
Kirei miro ligeramente asombrado la determinación de la peliblanca. Esto no lo esperaba, pues que esas dos estuvieran dispuestas a luchar aun y cuando nadie se los ordenaba era algo impensable. Pero detuvo su línea de pensamiento cuando vio a la pelinegra dar un paso más cerca de su rifle y comenzó a concentrar sus fuerzas, listo para destruir el árbol al cual estaba sujeto.
Pues la peliblanca era la Maestra de Legend. El único sirviente a la par de Archer y si lo llamaba no tendría posibilidades, aun con Assassin. Por lo cual debía acabar esto rápido. Y cuando estaba listo para liberarse, sin previo aviso, los hilos que lo sujetaban cedieron. Simplemente dejaron de sujetarlo y cayeron al suelo desapareciendo, dejándolo completamente libre.
- Señora, ¡¿Por qué lo libero?! – grito Maiya atónita sin creer lo que vio.
Aunque su respuesta no vino en forma de palabras, sino que la obtuvo al ver como Irisviel caía de rodillas y se llevaba las manos a la cabeza a la vez que sus Hechizos de Comando comenzaron a brillar intensamente de nuevo. No, el brillo era incluso más intenso que antes, casi como si intentara remplazar la oscuridad del bosque con ese brillo carmesí tan intenso.
- ¡AHHHHHA!
El fuerte grito de Irisviel fue producto de un infernal dolor en su cabeza, producto de esos sentimientos negativos que volvían a invadir su mente con una fuerza aun mayor que antes. Era incluso peor que antes, pues el dolor ya era insoportable. Venían con muchísima más fuerza. Queriendo apoderarse de ella, queriendo ser liberados. Pero ella seguía reusándose.
Simplemente no quería ser consumida por sentimientos que no eran suyos y no comprendía de dónde venían. No podía pensar con claridad, no podía enfocarse en su misión de detener a Kirei, pues las pocas fuerzas que aún le quedaban y toda su concentración mental, estaban siendo utilizadas en seguir luchando por el control de su propia conciencia y emociones. Ni siquiera podía abrir los ojos debido al dolor.
- "No quiero... no quiero... yo... no quiero sentirme así... no está bien..."
Kirei contemplo con extrañeza los nuevos acontecimientos, algo no andaba bien, y todo parecía originarse con los Hechizos de Comando de esa mujer. Pero fuera como fuese, necesitaba acabar con esto rápido, por lo cual materializo tres cuchillas en cada mano, listo para obtener respuestas a la fuerza. Donde tales actos no pasaron desapercibidos por Maiya, que ignorando el dolor de su pierna derecha, se apresuró y se puso delante de la peliblanca, mientras levantaba los brazos, lista para pelear.
- ¡No dejare que la toques! – afirmo, lista para dar su vida por protegerla.
- Aun si proteges a Kiritsugu Emiya por tu propia voluntad. Tú no me interesas, apártate o te matare en este instante – advirtió Kirei cruzando su brazo derecho sobre su pecho, listo para lanzar sus cuchillas.
- ¡No lo hare! ¡Se me encomendó cuidarla con mi vida y no pienso defraudar a Kiritsugu!
- "¿Ma... Maiya?" – pensó Irisviel quien apenas logro distinguir la voz de la pelinegra.
Usando las pocas fuerzas que le quedaban, abrió ligeramente su mirada, solo para que sus ojos rojos se posaran en la figura de Maiya frente a ella con los brazos abiertos en forma protectora. Posando su vista un poco más al frente, contemplo con horror como el castaño sin ninguna vacilación, lanzo sus cuchillas directo hacia la pelinegra.
Maiya iba a morir, iba a morir protegiéndola, aun cuando le había dicho que no era necesario que lo hiciera. Iba a morir porque ella no podía protegerse a sí misma. Iba a morir porque en el momento más crítico, ella misma fallo. Todo porque no podía luchar contra sentimientos que ni siquiera sabía de donde provenían. Iba a morir frente a sus ojos sin que pudiera hacer nada.
Y fue en ese golpe de realidad, que algo dentro de Irisviel dejo de luchar. Dejo que aquellos sentimientos que desconocía y se había negado a aceptar se desbordaran por todo su cuerpo como una cascada embravecida. Llenando cada rincón de su cuerpo, mente y alma con ellos.
Dejo de luchar contra ello, pues había algo más importante para ella que simplemente negarse a tales sentimientos tan negativos. Y eso era proteger a aquellos que la rodeaba. Siendo ese mismo instante, en el que sus Hechizos de Comando brillaron con mucha mayor intensidad.
Maiya cerro con fuerza sus ojos, si este era su fin, no había otra cosa más que aceptarlo. No tenía ningún remordimiento. Si bien la peliblanca no significaba nada para ella, sí que significaba todo para Kiritsugu. Y no podía permitirse a sí misma, verle sufrir aún más de lo que ya estaba sufriendo.
Él la había salvado de su terrible vida, le dio un objetivo, le dio significado a su vida. Le dio un nombre. Se había vuelto la única persona en el mundo en quien podía confiar, la única persona que no la trato como a una basura o un trozo de carne desechable. Kiritsugu Emiya se había su único amigo en el mundo. Y si podía prolongar aunque fuera un poco más su felicidad al estar al lado de Irisviel. No tenía nada por lo cual arrepentirse.
¡¡¡CRASH!!!
El fuerte sonido del metal rompiéndose resonó por el bosque. Cosa que desconcertó por completo a Maiya que ya había aceptado su muerte y al abrir sus ojos, una mirada de completa incredulidad se reflejó en su rostro. Una que mirada que compartía con Kirei, que no daba crédito a lo que acaba de ocurrir frente a sus propios ojos.
Pues frente a la pelinegra, estaba Irisviel de pie, con su mirada oscurecida bajo su flequillo y con su brazo derecho extendido a su costado derecho. Con el cual, había destruido en un solo movimiento las cuchillas que fueron lanzadas hacia Maiya. Quien seguía perpleja ante lo que sus ojos le estaban mostrando.
- ¿Se... Se... Señora? – tartamudeo, no sabiendo ni que decir.
Irisviel no respondió al llamado de Maiya, ya que simplemente se limitó a bajar su brazo derecho. No sabía que estaba ocurriendo con exactitud, pero definitivamente había algo completamente diferente en la peliblanca. Aun viéndola de espaldas, la pelinegra pudo notar que su postura era diferente. Mas segura y preparada, casi como si se tratara de la postura de alguien con años de experiencia en batalla así como una determinación inquebrantable.
Y eso mismo, fue lo que noto Kirei, aunque de forma más clara, pues en un simple parpadeo, la peliblanca paso de estar de rodillas detrás de la pelinegra a estar de pie frente a ella. Y no solo eso, cuando destruyo sus cuchillas, no sintió que usara Mana para reforzar sus músculos. Así que cuando los destruyo, solo estaba usando su propia fuerza.
Se puso de frente ante las cuchillas sin ninguna vacilación en sus movimientos. No sabiendo si podría detenerlas o no. Simplemente lo hizo, se lanzó al frente lista para actuar, aun si incluso eso pudiese llegar a matarla. Y lo mismo ocurrió con la pelinegra, que estuvo dispuesta a recibir el ataque que la matarla, solo por proteger a la peliblanca.
No había lógica alguna en el comportamiento de las mujeres. Pues a lo largo de su vida, tras asesinar a tantas personas bajo las órdenes de la Santa Iglesia, había aprendido algo importante de las personas. Y era que sin importar las circunstancias de que les precedían a una inevitable muerte causada con él mismo, las personas siempre revelaban sus verdaderas formas.
Seres corrompidos, que de una u otra forma solo velaban por ellos mismos, motivados por la codicia, el placer o simplemente por el deseo intrínseco de sobrevivir por cualquier medio posible. Por lo cual, que esas dos estuvieran dispuestas a sacrificarse la una por la otra, era algo que no comprendía. Sin embargo dejo esos pensamientos para después al notar algo en el brillo que provenía del dorso de la palma de la mujer.
- "¿Qué es lo que hizo?" – se preguntó Kirei no encontrando una lógica ante lo que vio.
Un brillo dorado proveniente del dorso de la mano derecha de la peliblanca atrajo la mirada de Kirei y Maiya, sobre los Hechizos de Comando en forma de un círculo con cuatro estrellas. Pues de estos comenzaron a emerger lo que parecían manchas doradas que comenzaron a extenderse por Hechizos que aun poseía la peliblanca, hasta que finalmente las manchas doradas los cubrieron por completo.
El brillo dorado dejo de emanar, dejando escépticos a los presentes. Pues el color carmesí de los Hechizos de Comando había sido sustituido en su totalidad por un color dorado intenso. Kirei en específico era quien se encontraba más desconcertado. Ya que nunca había escuchado o leído algo acerca de un cambio tan repentino en los Hechizos de Comando. Sin duda alguna, no solo el Octavo Sirviente era algo único, ya que el mismo Maestro también lo era.
- ¡Señora, tiene que huir! – grito Maiya con desesperación, superando su incredulidad inicial – ¡Yo puedo detenerlo el tiempo suficiente para que pueda...!
- Maiya – la voz de Irisviel paro en seco los gritos de la mujer, la cual al escuchar la seriedad y confianza, a la vez que impasible en su voz, quedo petrificada – Yo sola me encargare de eliminarlo, no quiero que te involucres en esta pelea.
- ¿Us... usted sola?, ¡Señora, no diga tonterías, es imposible que usted pueda encargarse de alguien como él!
La mirada molesta de Maiya ante tales declaraciones se volvió una de completo shock y miedo, cuando Irisviel solo apretó sus puños con fuerza, liberando una imponente presión de poder a su alrededor. Era una energía impresionante, sin embargo, había algo que no comprendía. Años de luchar al lado de Kiritsugu contra magos, le dio el instinto para saber cuándo un mago usa Mana. Pero de Irisviel era algo completamente diferente, pues era algo que jamás había sentido en su vida.
Kirei por su parte, solo se puso en guardia, listo para pelear. Algo muy dentro de él, le gritaba que se preparara para lo peor. Pero no podía comprenderlo, esa mujer, hasta hace unos instantes, por sí sola no transmitía ninguna sensación de amenaza. De hecho, juraría que la había observado completamente agotada, casi como si estuviera a punto de desmayarse ante una simple brisa.
Los finos y delicados labios de Irisviel, comenzaron a separarse hasta formar una mueca de rabia y odio. Levantando lentamente su mirada, Kirei quedo atónito ante lo que vio. Pues la peliblanca tenía un profundo ceño fruncido. Su mirada reflejaba los años de experiencia y sabiduría que el combate le brindaba al más fiero guerrero.
Pero eso solo era la punta del iceberg, pues lo que realmente lo había dejado atónito, fue que el rojo característico de los ojos de una homúnculo había sido remplazado por un color esmeralda tan penetrante, que sintió un escalofrío recorrerle la columna e incluso fue obligado a dar un paso hacia atrás.
Dando un simple paso al frente, Irisviel salió disparada a gran velocidad hacia Kirei. Quien apenas pudo reaccionar a tiempo para lanzar las cuchillas que aún le quedaban hacia la peliblanca a la vez que materializaba más. Pues, esta logro esquivar las cuchillas al simplemente saltar a un lado sin dejar de corren en su dirección.
Una vez que Irisviel llego donde su enemigo, estaba lista para comenzar a atacar, pero se detuvo al ver que el castaño comenzó a lanzar varias estocadas con las cuchillas, por lo cual, comenzó a esquivar los ataques con tranquilidad dando simples pasos hacia atrás a la vez que giraba ligeramente hacia su izquierda o derecha.
Lanzando un corte de media luna directo al abdomen de la peliblanca con las cuchillas de su brazo derecho, Kirei estaba seguro de que no podría esquivar ese ataque, aunque sus propios pensamientos fueron superados cuando Irisviel dio un salto hacia arriba, pegando sus rodillas a su pecho y dejando que el ataque pasara inofensivamente.
Y sin despegar la vista de su oponente, Irisviel aun en el aire, procedió golpearlo en el rostro con su pierna derecha. Lanzando a Kirei varios metros lejos y haciendo caer bruscamente en el suelo. Donde de inmediato se incorporó y sacudió un poco su cabeza para despejar el aturdimiento.
Sangre brotaba de la comisura de sus labios, pero poco le importo a Kirei cuando contemplo que la peliblanca corría una vez más hacia él, sin darle tregua. Por lo cual, levanto su brazo derecho y lo bajo, listo para cortar a la mujer mediante un ataque descendente. Sin embargo, apresurándose al ataque, Irisviel lo detuvo al sujetar con su mano izquierda, la muñeca derecha del castaño. Acto que repitió con su mano derecha al ver que el castaño la ataco con su mano libre.
Estando uno frente al otro, ambos comenzaron a ejercer presión, uno para someter y el otro para liberarse. Kirei quedo asombrado de la nueva fuerza y destreza de la mujer, era casi como si estuviera peleando con otra persona. Pero aun así, no estaba dispuesto a ser superado de esta manera, pero no podía liberarse del agarre y eso solo empeoro cuando la peliblanca, comenzó a torcer sus muñecas hacia afuera.
No pudiendo soportar la presión, se vio obligado a abrir sus manos, dejando caer sus cuchillas en el proceso. Aun así, Kirei alzo su pierna derecha al frente logrando conectarle un rodillazo a la peliblanca, quien debido al dolor, lo soltó y la obligo a retroceder un par de pasos hacia atrás.
Sin tiempo que perder, Kirei corrió al frente mientras cruzaba su brazo derecho sobre su pecho, materializando tres nuevas cuchillas y justo cuando estaba en rango, lanzo un poderoso corte. Al cual Irisviel respondió lanzando su brazo izquierdo al frente. Donde su antebrazo choco contra el del castaño, frenando por completo su ataque.
Acto seguido, Irisviel en un movimiento sumamente rápido, se agacho para barrer los pies de su oponente, haciendo caer a su derecha. Pero justo antes de que callera, la peliblanca se apresuró y logro apoyar sus manos en el suelo, para patear el abdomen del castaño, mandándolo lejos, revotando varias veces en el suelo.
Enterrando sus manos en la tierra, Kirei logro frenar su lanzamiento y ponerse de pie. Pero no tuvo ni un solo segundo de descanso, pues Irisviel ya estaba frente a él lanzando un poderoso puñetazo de derecha, a lo cual, el castaño se vio forzado a responder de la misma manera.
Ambos puños colisionaron, donde ninguno permitió que el otro tomara la ventaja. Viendo que no lograría hacerla retroceder, el castaño estaba listo para materializar cuchillas en su mano izquierda, pero ese plan se vio obstaculizado, cuando tuvo que frenar un puñetazo de izquierda de la mujer con uno propio puño. Dando lugar así a una serie de puñetazos lanzados con gran fuerza que eran bloqueados por el otro.
Y justo en el momento que Kirei logro ver una abertura perfecta para atacar, lanzo un poderoso gancho de izquierda directo a las costillas de la mujer. Solo para ver como su puño era parado por la mano abierta de la peliblanca, que aprisiono su puño y mientras ella hacia su brazo hacia atrás, jalando el brazo y el resto de su cuerpo, hacia el frente.
Solo para ser recibido por poderoso rodillazo izquierdo directo a su abdomen. Tal fue la fuerza que incluso se vio forzado a expulsar el aire de sus pulmones de forma abrupta y escupiendo algo de saliva en el proceso.
Irisviel dio un pequeño salto a su derecha a la vez que juntaba sus brazos a su izquierda y justo en el momento que el castaño giro su mirada hacia ella, alzo sus brazos al frente en forma de mazo justo en su rostro. Haciendo girar por completo el cuerpo de Kirei, quien comenzaba a enfurecerse de sobremanera. Pues su ropa estaba revestida con un encantamiento de revestimiento, que ni las mismas balas eran capaces de atravesar. Su cuerpo mismo estaba revestido por esa magia y aunque el efecto fuera menor en materia orgánica, una bala apenas y podría hacerle un agujero en su piel, pero jamás traspasar a sus órganos.
Y aun así, estaba recibiendo una verdadera paliza. Cada golpe que recibía era como si su encantamiento no sirviera. Oh en un peor caso, esa mujer había aumentado tanto su nivel de un segundo a otro, que ni el encantamiento de revestimiento era incapaz de frenar la totalidad del daño de sus golpes.
Escuchando los pasos aproximándose a su espalda, Kirei se giró, justo a tiempo para ver a Irisviel lista para lanzar un puñetazo de derecha. A lo cual estaba dispuesto a responder con su propio puñetazo de izquierda, en el cual se concentró para reunir todas sus fuerzas y acabarla apenas la tocara.
Ambos lograron conectaron sus golpes en la mejilla del otro, generando una fuerte corriente de aire. Ninguno se movía de su posición, simplemente se mantenían quietos, empujando sus puños en un intento de hacer retroceder al otro. Y aun con el puño de la mujer en su rostro, la mirada de Kirei se abre en su totalidad al no poder creer que la mujer siguiera de pie, pues había recibido su golpe más poderoso y lo único que había logrado era frenarla.
El ceño fruncido de Irisviel se profundizo aún más que antes. Donde en un movimiento rápido, logro inclinar su cabeza a la izquierda, dejando pasar el puño de su oponente por un lado, a la vez que se inclinó al frente.
Para acto seguido, sujetar el cuello de su camisa con ambas manos y proceder a conectarle un golpe en el rostro del castaño con su cabeza. Logrando empujarlo hacia atrás, sin embargo, Kirei se inclinó a su izquierda, logrando conectarle una patada con su pierna derecha justo en el rostro de la mujer justo a antes de alejarse de ella y forzándola a retroceder.
Ambos fueron empujados hacia atrás por el golpe del otro. Todo, bajo la mirada en shock de Maiya que no podía creer que Kirei Kotomine, un Ejecutor de la Santa Iglesia, la única persona a la que Kiritsugu no quería enfrentarse. Estuviera siendo retenido e incluso superado, por Irisviel de todas las personas.
La lucha que estaba presenciando era algo que escapaba a su comprensión. Pues a quien estaba viendo pelear, podría ser Irisviel von Einzbern, pero de ninguna manera era la misma mujer frágil y amable que ella conocía y con había interactuado hace poco. Pero aquello que se alzaba sobre todo lo que no podía comprender en estos instantes, era el cambio en el color de sus ojos y sobre los Hechizos de Comando. Había relación en ambos, pero simplemente no lograba dar con la respuesta.
Castillo Einzbern
Una explosión tras otra era lo único que se podía apreciar desde fuera del gran castillo. Mientras que adentro, Kayneth seguía avanzando de forma tambaleante por los pasillos no molestándose en lo más mínimo en intentar evitar las trampas que seguían generando más explosiones, pues su Volumen Hydrargyrum, seguiría cubriéndolo y protegiéndolo del daño.
Donde eso no parecía del todo cierto, ya que tras otra explosión la esfera de mercurio regreso a su forma real, dejando ver que el rubio ahora se encontraba con una herida de bala en su hombro izquierdo. Su piel se había vuelto pálida y las venas sobre su frente comenzaban a hincharse sin alga razón.
Seguía sin comprender que había sido aquello. Porque recibió un disparo, la defensa de su Volumen Hydrargyrum, pero en el momento que ese sujeto disparo aquella pistola, esa bala logro atravesar su defensa como si nada y lograr darle. Era incluso humillante que alguien de su linaje cayera en la trampa de un vulgar asesino.
Ya que estaba completamente seguro de que fue eso, solo una fue una trampa y él solo se distrajo. Cosa que no volvería a pasar, pues se aseguraría de hacerlo pagar por subestimarlo.
- Que estupidez ¡No entre a la Guerra del Santo Grial para pelear en combates como este! – exclamo sosteniendo su hombro adolorido y sangrante.
Camino por los pasillos a la vez que su Volumen Hydrargyrum comenzaba a destruir todo a su paso, mientras se enfocaba en encontrar a su oponente. Y al cabo de algunos minutos, finalmente logro dar con él. Encontrándolo en un pasillo largo con ventanas hacia el bosque, que dejaban ver explosiones a lo lejos. Kiritsugu simplemente estaba de pie, frente a su enemigo sin ninguna pisca de emociones en su rostro.
Una expresión que el rubio no pudo tolerar, pues era como si ese sujeto no tuviera nada de qué preocuparse. Nada en lo absoluto, como si su victoria ya estuviera decidida, ese simple hecho lo hizo enojar aún más.
- No creas que está herida es el resultado de una brillante estrategia o de un gran plan – afirmo con una sonrisa de suficiencia en su rostro – solo fue una simple coincidencia y yo te mostrare la diferencia. Porque te aseguro que tu muerte no será tranquila. Te curare continuamente los pulmones y corazón mientras despedazo cada centímetro de tu cuerpo. ¡maldecirás a la familia Einzbern por burlarse de la Guerra del Santo Grial al enlistar a un simple bufón como tú!
Respondiendo a su arrebato de rabia, Kiritsugu simplemente abrió fuego con su ametralladora, no dándole oportunidad a su enemigo de siguiera pensar en una estrategia.
- ¡Fervor Mei Sanguis! – grito Kayneth volviendo su Volumen Hydrargyrm en varios pilares que se formaron frente a él, de forma protectora, donde las balas simplemente comenzaron a rebotar.
Sin dejar de disparar con su ametralladora, Kiritsugu tomo su pistola con su otra mano y la apunto justo a la posición donde se encontraba su enemigo, solo para apretar el gatillo, volviendo a hacer uso de sus balas origen.
- ¡Sabia que intentarías eso de nuevo, idiota! – exclamo victorioso mientras canalizaba su magia para que una parte de los pilares atrapaban la bala al formar un pilar justo a su alrededor.
Una sonrisa confiada se formó en el rostro del Asesino de Magos al contemplar que su enemigo había hecho exactamente lo que esperaba que hiciera. Era demasiado fácil anticiparse a las personas tan arrogantes y soberbias como lo era Kayneth. Que jamás se dio cuenta que todo el tiempo estaba siguiendo los pasos que él había preparado.
- "Pulvericé dos de tus costillas y puse un poco de ellas en esta bala – dijo una mujer de cabello azul con una mirada divertida – Tu origen se materializará en cualquier cosa a la que le dispares. Esto es efectivo contra los magos. Ya que si intentan usar magia contra esta bala, tu origen cortara sus Circuitos Mágicos, y se unirán de forma incorrecta. Mientras más habilidosos sea el mago, será mayor la pérdida de control y el cortocircuito de los Circuitos Mágicos. La victima jamás podrá volver a la normalidad. Ni como mago ni como persona. Chico, este será tu Código Místico: La Bala del Origen."
Las palabras de una de las pocas personas en el mundo a quien Kiritsugu llego a amar con todo su corazón, resonaron en su mente con fuerza. Trayendo consigo un vivido recuerdo de su persona. Desde que comenzó la guerra, no había pensado en ella. Era irónico que en una situación como esta su recuerdo le llegara a su mente. Pues siendo la persona que fue, este era uno de los mejores escenarios en los cuales podría recordarla.
Bosque
El par de oponentes se puso de pie una vez más. Y mientras Kirei se limpiaba la sangre que brotaba de su nariz. Irisviel escupió algo de sangre y procedió a colocarse de lado, separando y flexionado ligeramente las piernas. A la vez que flexionaba su brazo derecho y lo colocaba a su costado, y el izquierdo lo flexionaba y colocaba frente a su rostro ligeramente abierta.
Esa extraña pose de pelea soltó las alarmas en Kirei, pues aunque jamás la había visto en su vida. Pudo notar que esa pose dotaba a la mujer de una defensa completa, puesto que no había ni una sola abertura. Agregado a eso, por la posición de sus manos, dedujo que perfectamente podía defenderse y atacar al mismo tiempo.
- "Esto no está bien, debo de acabar con esto cuanto antes" – medito Kirei viendo que la lucha solo se estaba prolongando más de lo que esperaba.
Comenzando a correr con todo lo que tenía, el castaño cruzo sus brazos sobre su pecho, materializando sus cuchillas. Con las cuales comenzó a lanzar varios cortes y estocadas a la peliblanca que comenzó a esquivar todos sus ataques a una velocidad impresionante. Casi como si no le costara ningún trabajo hacerlo.
Viendo que todos sus movimientos estaban siendo leídos a la perfección, Kirei dio un salto hacia atrás y comenzó a lanzar una serie de cuchillas hacia la mujer a una gran velocidad a la vez que creaba más y seguía lanzándolas. Irisviel, se quedó quieta en su lugar y comenzó a inclinar su cuerpo hacia la izquierda o la derecha esquivando las cuchillas sin mayor problema.
Pues eran demasiado lentas para la velocidad que ahora poseía, logrando ver a la perfección su trayectoria. Sin embargo, noto algo, algunas de esas cuchillas ni siquiera eran lanzadas cerca de su posición y fue en ese momento que una mirada de miedo se formó en su rostro al mirar a su espalda y ver que algunas cuchillas iban directamente hacia Maiya. Quien debido a la sorpresa, no pudo reaccionar a tiempo y solo pudo ver imponente la lluvia de armas que se dirigían hacia ella.
El suelo bajo los pies de Irisviel, se agrieto debido al poderoso impulso que tomo, para aparecer justo frente a la pelinegra y comenzar a destruir todas las chuchillas a gran velocidad solo con sus puños. Donde, al destruir la última, miro con sorpresa, que el castaño ahora se encontraba justo frente a ella.
Kirei lanzo un puñetazo de derecha, el cual logro dar justo en el rostro de la peliblanca. El cual estaba cargado con todo su Mana y reforzado cada circuito mágico. Si antes había lanzado su golpe más fuerte solo con refuerzo de Mana, este sin duda alguna debería atravesarle la cabeza como si no fuera nada.
Pero, para su creciente sorpresa, la mujer no se movió ni un musculo. Su golpe simplemente no pareció afectarle. Y en cambio, aun su puño aun reforzado con Mana, comenzó a extenderse un ardor muy particular.
Su puño le ardía de dolor, como si hubiera golpeado un bloque compactado de acero puro. Una gota de sudor comenzó a recorrer su mejilla ante lo risible que había sido uno de sus mayores golpes y lo inútil de su plan de usar a la otra mujer como carnada. Notando como la peliblanca cerraba sus manos en puños, rápidamente dio varios saltos hacia atrás para alejarse y tomar una distancia segura de ella.
- "Se está volviendo mucho más fuerte que antes" – analizo Kirei ignorando el dolor en su puño derecho – "¿De dónde está sacando todo este poder?
- Señora... ¿Cómo... como es que está logrando todo esto? – pregunto Maiya atónita ante la abrumadora batalla que estaba presenciando.
- Eres un miserable – siseo Irisviel con rabia.
Kirei de inmediato se preparó para una reanudar su batalla. No sabía cómo era que le estaba ocurriendo a la peliblanca, pero definitivamente no era algo bueno. Hasta hace unos momentos atrás, podía repeler y esquivar sus ataques. Podía mantener una pelea pareja, pero entre más tiempo pasaba, le era más difícil poder acercársele y poder causarle daño. Si esto continuaba, tendría que usar a Assassin.
Lo cual quería evitar a toda costa, ya que si otro Maestro tenía a su Sirviente o a algún familiar en la zona. Descubrirían que su Sirviente seguía con vida y peor aún, pondría en peligro la alianza de la Santa Iglesia con Tokiomi. Aunque por otro lado, seguir luchando por su cuenta no era una buena opción.
Estaba seguro de aun poder seguir luchando sin que la mujer le causara daño, ahora que sabía lo fuerte que se estaba volviendo, pero eso representaba otro problema. Y era que el Sirviente de esa mujer podría venir en su ayuda, y contra ese Sirviente, aun con Assassin. Sabía que no tenía ninguna posibilidad de salir con vida.
Su mejor alternativa era crear otra distracción y huir, cuando aún existía esa posibilidad. Solo necesitaba encontrar el momento justo para hacerlo y aunque jamás hubiera tenido que huir en su vida de una lucha. Dadas las circunstancias tan extraordinarias, no tenía otra alternativa. Solo necesitaba encontrar...
- ¡Aaarg!
Un grito ahogado interrumpió la línea de pensamientos de Kirei debido al dolor más grande que haya experimentado en toda su vida provenir de su abdomen. Bajando la mirada para escupir algo de sangre. Pudo contemplar en shock como la peliblanca tenía su brazo derecho enterrado en su abdomen. Ni siquiera pudo notar cuando fue que se movió o el instante en que se posiciono tan cerca suyo.
Retirando con tranquilidad su puño, Irisviel vio como el castaño daba unos pasos hacia atrás mientras se llevaba sus manos a su abdomen.
- Ah ya veo. Tienes mucha resistencia, no eres un tipo ordinario.
Fue todo lo que dijo, antes de dar un paso al frente y comenzar a bombardear a su oponente con serie de puñetazos y patadas a una velocidad que era imposible de seguir para el ojo de un humano común y corriente. Arrastrando a su oponente hacia atrás sin ninguna posibilidad de defenderse o atacar. Donde Kirei solo sentía un gigantesco dolor en su cuerpo cada vez que un golpe era entregado en él.
Parando su serie de golpes por un segundo y dando medio giro, Irisviel lanzo una patada recta directo al pecho de su oponente. Mandándolo a estrellar contra un árbol a tal velocidad y fuerza, que termino por atravesarlo por la mitad como si nada. Y justo cuando la mitad superior del árbol cayó al suelo, una pequeña cortina de polvo se alzó.
La peliblanca se quedó quieta en su lugar, sintiendo como el Ki y Mana de su oponente había disminuido considerablemente después de su último ataque y sintiendo que las energías de varios Sirvientes que se encontraban escondidos en las sombras sin aparentes intenciones de intervenir. Tomo eso como su señal para acabar con su lucha.
Por lo cual comenzó a caminar al frente con tranquilidad, solo para observar cómo varias cuchillas eran lanzadas a su posición, uno detrás del otro, sin dejar puntos ciegos para esquivar. Haciendo una mueca de molestia, Irisviel salto hacia atrás y coloco sus manos en el suelo, para comenzar a dar varios saltos hacia atrás, esquivando el ataque. Y al cabo de un par de saltos, apoyo firmemente sus pies en el suelo para dar un gran salto hacia arriba y atrás.
Saliendo de la cortina de polvo, Kirei dejo ver su maltratado cuerpo, el cual se encontraba lleno de raspones y golpes. De su rostro sangre brotaba de la comisura de sus labios y un poco de su ojo derecho. Sus ropas se encontraban rasgadas y en pésimo estado. Aunque eso no lo detuvo de seguir lanzando sus cuchillas.
Una sonrisa arrogante se formó en su rostro al ver el gran salto de la mujer, pues desde su posición, podía ver perfectamente donde iba a aterrizar, por lo cual lanzo varias docenas de cuchillas justo a esa posición. Con la certeza de que alguna podría llegar a dañarla y usar eso como su oportunidad para huir.
Y tal como lo predijo, las cuchillas se enterraron firmemente justo en la posición exacta donde la peliblanca debía caer. Todas ellas se enterraron en el suelo, sin excepción. El único problema era que lo único que no había aterrizado, era la misma persona a quien estaban dirigido el ataque. A lo cual Kirei levanto lentamente su mirada hacia los cielos, viendo en shock que suspendida varios metros sobre el suelo, estaba la peliblanca, observándolo con una mirada seria e indiferente. Casi como si lo mirara con inferioridad.
Tan impropio cómo podía ser de una persona como él. El cuerpo del castaño comenzó a temblar de frustración y miedo. El sudor frio comenzó a recorrer su rostro debido a la fuerte e imponente presencia que ahora emanaba de la peliblanca y solo parecía acrecentarse con cada segundo de su pelea.
Sus puños se apretaron en rabia y una mueca de odio comenzó a formarse en su rostro. Jamás había sentido esta clase de humillación en su vida y mucho menos de una simple mujer. Esto ya había excedido su propio nivel y lo sabía. Pero aun así, se negó con todas sus fuerzas a tomar una derrota tan humillante.
Por su parte y sin previo aviso, Irisviel comenzó a descender lentamente y justo antes de que la punta de sus botas tocase el suelo, voló a una gran velocidad hacia su oponente. Donde en menos de un segundo, ya se encontraba frente a él, conectándole un poderoso gancho derecho en el rostro y mandándolo a volar hacia atrás, haciendo que se estrellara contra varios árboles, pero esta vez, ni eso fue suficiente para detenerlo.
Aterrizando, la peliblanca dio un salto al frente, mediante el cual pudo alcanzar fácilmente el cuerpo aun en vuelo del castaño. Solo para proporcionarle una patada en la espalda, mandándolo hacia los cielos con una fuerza aún mayor. Kirei sentía como el dolor ya era tan grande que incluso respirar era algo agotador, ya ni siquiera podía seguir a la mujer por medio de su vista, no podía anticipársele o defenderse. Y usando las fuerzas que aún le quedaban abrió un poco su vista.
Y lo que recibió no fue nada agradable. Pues Irisviel ya estaba justo arriba de él, con ambos brazos justos hacia arriba, solo para bajarlos, conectándole un golpe de mazo en el estómago que lo mando de nuevo al suelo. Solo para estrellarse, ocasionando un enorme estruendo acompañado de una gran cúpula de polvo.
La cual al despejarse, revelo el cuerpo semi enterrado de Kirei por la tierra. Su cuerpo estaba en un estado deplorable. Apenas y seguía aferrándose a la conciencia, ya no tenía las fuerzas necesarias ni para curarse de sus heridas, mucho menos para luchar.
Dirigiendo su cansada y nublada vista al cielo, apenas y pudo sorprenderse cuando no vio nada más que solo una noche con cientos de millones de estrellas. Apenas y se impresiono cuando escucho pasos acercándose. Y se impresiono aún menos cuando logro observar, que era la peliblanca quien ahora estaba frente a él.
- ¿Por qué... porque una homúnculo que está destinada a proteger el recipiente... del Grial... está dispuesta a luchar en el frente de batalla? – cuestiono usando las pocas fuerzas que aún le quedaban – ¿Quién te ordeno pelear?
- Alguien como tú, jamás entenderá lo que es luchar y sacrificarse, por proteger aquello que se ama – respondió con indiferencia a la vez que levantaba su brazo derecho, lista para acabar con su pelea – esto se acabó.
- ¡No te lo permitiremos!
De entre las oscuridades del bosque salieron disparadas varias dagas, cuchillos y una gran variedad de armas más. Todas en dirección de la peliblanca. La cual desapareció de su posición, reapareciendo varios metros hacia atrás. Para acto seguido comenzar a mirar su entorno con desconfianza, no sabiendo de donde podría provenir el siguiente ataque.
Obteniendo su respuesta cuando varias dagas fueron lanzadas desde el frente y sus costados. Forzándola a dar varios saltos hacia atrás para poder esquivar la lluvia de armas. Pues estos eran mucho más fuertes, precisos y rápidos que su oponente le había estado lanzando.
Y no fue hasta que noto que una presencia se estaba acercando sigilosamente por detrás de Maiya, que la preocupación inundo todos los sentidos de Irisviel. Por lo cual aterrizando con firmeza en el suelo, concentro su energía y desapareció, al moverse a una gran velocidad hacia la pelinegra.
Alrededor de Kirei, aparecieron tres pareces de Assassin. Siendo una con el cabello purpura y otro calvo, quienes lo tomaron entre sus brazos y lo ayudaron a incorporarse.
- Por favor resista, Maestro. Lo sacaremos de aquí de inmediato – informo la mujer de cabello purpura.
- Les ordene... que no... que no apareciera... - murmuro Kirei apenas aferrándose a la conciencia.
- No podíamos permitir que muriera. Teníamos que intervenir, ahora por favor, descanse. Dos docenas de Assassin se encargarán de esa mujer.
Y con esas últimas palabras, el grupo de Assassin comenzó a saltar entre los árboles a gran velocidad. Alejándose tan rápido como podían del bosque, pues dado como acabo Caster tras provocar a Saber y al pelinegro. Pues tal y como estaban las cosas, no eran oponentes para esos dos. Ni juntos o individualmente, su mejor alternativa era acabar con sus Maestros. Pero eso ya seria en otra ocasión. Pues la situación apremiante en esos momentos era la condición de su propio Maestro.
En otro lado del bosque
El pelinegro comenzó a caminar en dirección de Caster, quien seguía temblando en el suelo ante el repentino y abrupto aumento de poder. Pues esto era algo completamente indescriptible. Jamás había sido atormentado con tal magnitud de poder. Si este era el poder de un dios pagano. Sin duda el poder de Dios era algo que subestimo en niveles inimaginables.
Arturia vio que con cada paso que Goku daba, su poder solo aumentaba y con ello su furia. Esto era diferente de lo que recordaba de aquella vez cuando vio ese poder por primera vez y era aún más diferente de la mirada que el pelinegro siempre le daba. Esa mirada llena de una felicidad tan perpetua parecía imposible de reconocer en la persona que ahora mismo tenia de frente. Era claro que debían acabar con Caster, pero esta no parecía la forma correcta de hacerlo.
No parecía ser la forma en que el pelinegro acabaría con un enemigo. Ya que sin duda estaba sucumbiendo a su propia furia. ¿Dónde estaba lo justo en eso? Aquello por lo cual el pelinegro se sentía tan orgulloso y llego a cuestionar con fiera voluntad los métodos de Kiritsugu. Simplemente no estaba bien, esta no era la forma en que su aliado y amigo actuaria, a lo cual sin ninguna vacilación, corrió en su dirección.
El aura de Goku lentamente comenzó a emanar un brillo dorado a la par que su cabello comenzaba a elevarse. Era enormemente difícil poder controlar este nuevo poder. Por alguna razón le era muy difícil poder acceder a su estado de Super Saiyajin. Aun no la dominaba y no estaba acostumbrado a transformarse a voluntad.
Pero estaba completamente seguro de que podría lograrlo, llegaría hasta ese infeliz y lograría completar su transformación, logrando aplastarlo con todos sus poderes. Eso era lo único en lo que podía pensar y en lo único que realmente quería hacer. Aunque tuvo que detener su caminar justo en el momento que Saber se colocó frente a él y empuño su espada lista para confrontarlo.
- ¡Legend, tranquilízate! ¡No permitas que este demente corrompa tu mente! – pidió Arturia con firmeza liberando todo su poder en caso de ser necesario.
- No interfieras, Saber. Seré yo quien acabe con ese miserable – ordeno Goku con su temperamento apenas siendo controlado.
- ¡¿Y quieres hacerlo mientras sucumbes a la furia?! ¡¿Dónde está lo justo en eso?! ¡¿Dónde esta ideología de una pelea justa por la cual mi compañero estaba tan orgulloso de defender?! – exclamo con fuerza en un intento de hacer recapacitar al pelinegro – ¡Como mi compañero, no me importa tener que luchar contra ti, para detenerte si es necesario para que no te pierdas a ti mismo! ¡Juro por mi honor como caballero...! ¡NO! ¡Te doy mi palabra como Arturia Pendragon, tu camarada, que no dejare que eso pase!
Goku fue claramente sacudido por las palabras tan duras y determinas de Saber. Y no solo fue eso, sino también su postura inamovible y lista para confrontarlo si daba un solo paso al frente con clara intención de acabar con Caster. No estaba mintiendo, podía verlo en su mirada. Ella realmente estaba dispuesta a darlo todo para frenarlo y evitar que terminara sucumbiendo a su furia.
Caster observo todo con una mirada atónita. Que lentamente paso a ser una furiosa. Pues su virgen sagrada estaba dispuesta a sacrificar tanto solo por esa maldita bestia pagana. Sus demostraciones de afecto le hacían odiarlo aún más, quería matarlo aún más que antes, quería que su amada Juana de Arco fuera liberada. Levantando su brazo izquierdo con lentitud apuntando directamente a esa bestia. Estaba listo para intentar un nuevo ataque, el cual nunca llego, pues sintió como algo le travesaba la palma izquierda y lo empalaba en el suelo. Era una lanza roja.
- No me corresponde matar a una basura como tú – dijo Diarmuid con nada más que desprecio y veneno en sus palabras, ya habiendo acabado con esos demonios que al parecer ya no podían regresar de la muerte – pero eso no quiere decir que te permitirá interferir entre una confrontación de honor de dos grandes reyes.
- ¡Tu, miserable! – siseo Gilles forcejando por liberar su mano, pero le resultó imposible. Observo a lo lejos sus demonios cercenados, ya no tenía la energía necesaria para seguir conjurando más de su libro.
- Estas atrapado, no podrás liberarte ya que mi lanza cancela el Mana – informo Diarmuid viendo el patético esfuerzo de ese sujeto, solo para sentir una punzada en su pecho, al sentir que su Maestro estaba en peligro.
Algo dentro de Goku, comienzo a calmarse. Su rostro comenzó a suavizarse lentamente a la vez que su aura desaparecida y el color de sus ojos regresaba a la normalidad. Jadeo un par de veces incrédulo ante lo que estaba a punto de hacer. Había perdido la compostura, se había dejado manipular por las palabras de ese miserable.
Tembló un poco ante eso, si bien en su mundo experimento de primera mano la maldad pura de varios de sus enemigos. Pero ninguno había llegado a realizar tácticas tan repugnantes y crueles, y mucho menos contra niños. Eso sin duda lo afecto demasiado. Por suerte, Saber había aparecido en el mejor momento para ponerle un alto.
- Muchas gracias, Arturia-chan – murmuro Goku algo apenado por su actitud – quiero decir, Saber. No sé qué habría hecho si no hubieras aparecido.
- Por esta vez lo dejare pasar – dijo Arturia con una sonrisa y soltando un suspiro, ya relajándose un poco – por suerte, ninguno de los dos tuvo que descubrirlo – agrego solo para ponerse seria y dar media vuelta – Ahora, solo tenemos que ocuparnos de este hereje como es debido.
- Los tres lo acabaremos al mismo tiempo – dijo Goku seguro de sus palabras – ¿Estás de acuerdo con eso, Diarmuid?
- Seria un honor – contesto Diarmuid preparando su lanza dorada.
- ¡Malditos! – rugió Gilles con rabia al ver como su amada se unía a esos infelices para acabarlo, mientras de su libro emanaba un vapor purpura.
- ¡No permitan que escape! – grito Arturia corriendo al frente lista para arrancarle la cabeza.
Tanto Lancer como el pelinegro se abalanzaron al frente listos para acabar con ese infeliz. Pero de la nada, explosiones de lo que parecía ser un vapor de sangre, los cubrió por completo obstaculizándoles la vista y forzándolos a detener su ataque en conjunto.
Al cabo de algunos segundos, el vapor se disipo. Revelando que Caster había desaparecido y lo único que había dejado detrás, era su mano izquierda que seguía empalada en el suelo por la lanza de Lancer.
Una mirada de frustración se formó en el rostro del trio al permitir que esa basura escapara cuando ya solo tenían que darle el golpe final. Cosa que se vio más reflejada en la mirada sumamente molesta de Goku. Quien no iba a permitir que esto volviera ocurrir, ya que la próxima vez que se lo topara, lo eliminaría con ayuda de Saber.
- Ese hereje, ¿cuán cobarde puede ser? – murmuro Arturia con nada más que desprecio.
- La próxima vez lo acabaremos – hablo Goku atrayendo la mirada de su amiga – juntos.
- Dalo por hecho – dijo Arturia con una sonrisa confiada.
- Diarmuid, ¿ocurre algo? – pregunto Goku notando su preocupación.
- Mi Maestro está en peligro – respondió Diarmuid con la mirada baja – Parece que me dejo en este lugar mientras con él atacaba el castillo.
Dadas las circunstancias, Lancer sabía que se encontraba en una encrucijada. Si quería ir y salvar a su Maestro, era claro que tenía que pasar por encima de Saber y Goku, pero eso le tomaría mucho tiempo, tiempo que su Maestro no tenía. Y no podía simplemente pedirles que le permitieran ir a salvarlo. Su Maestro moriría por no poder encargarse con prontitud de la tarea que se le encargo. Nuevamente había fallado en su misión de ser completamente leal a la persona que había jurado su lealtad.
- ¿Entonces que estas esperando? – pregunto Goku de forma despreocupada, atrayendo la mirada de Lancer – Ve. No sería justo que desaparecieras cuando nos ayudaste.
- Son Goku – murmuro Diarmuid sin poder creer tal acto de generosidad.
- Legend tiene razón, no sería justo que esto acabara de esta forma. Juramos por nuestro honor de caballeros que acabaríamos con nuestra pelea de forma honorable – sin ninguna pizca de duda en su voz, Arturia igualmente permitió la retirada de Lancer.
- Parece ser, que sigo estando en deuda contigo, Son Goku. Y ahora también contigo, Rey de los caballeros. Les doy mi más profundo y sincero agradecimiento – y con esas últimas palabras y una pequeña reverencia, Diarmuid desapareció en busca para ir en auxilio de su Maestro.
- Parece que esto ya se acabó – murmuro Goku soltando un fuerte suspiro.
- Así parece, pero aún tenemos que encontrar a Caster. Evitar que siga haciendo actos tan atroces – aun con su victoria sobre Caster, Arturia sentía que había sido derrotada al no poder salvar a esos niños.
- Por supuesto. No debemos dejar que ese tipo siga haciendo sus fechorías, la próxima vez que lo encontremos, lo acabaremos – declaro con una gran determinación, esperando recibir el mismo entusiasmo de su amiga, pero esta solo le dio una mirada seria – ¿Qué ocurre, Saber?
- Legend, eso de antes. Los cambios que estabas sufriendo, fue lo mismo a cuando escapaste del castillo donde nos convocaron, ¿Cierto? – yendo directamente al grano, ella esperaba obtener algunas respuestas.
Goku se sorprendió ante la pregunta y sabía exactamente a que se estaba refiriendo. Ni siquiera el mismo entendía muy bien su transformación de Super Saiyajin. Y aunque no sabía cómo explicarlo, supuso que si había alguien en quien pudiera confiarle su secreto era a Saber.
Y justo en el momento que separo sus labios para dar respuesta a la pregunta de Saber, un gran temblor sacudió el bosque entero, seguido de una gran onda expansiva los golpeo. Donde ambos solo pudieron mirar atónitos a lo lejos como un enorme pilar de humo se alzaba en el bosque, posiblemente siendo el origen de la explosión.
- ¿Pero, qué demonios fue eso? – Arturia no podía creer que los ataques siguieran ocurriendo, aunque ese era claramente de un nivel mayor a los que había estado enfrentando hasta ahora.
- Fue Irisviel – murmuro sin creerlo, pues se había percatado del aumento súbito en el Ki de su amiga.
Castillo Einzbern
Kayneth comenzó a vomitar una enorme cantidad de sangre a la vez que los pilares de su Fervor Mei Sanguis se derrumbaban y caían al suelo en un charco insignificante de mercurio. El rubio no había recibido el disparo de esa pistola, estaba seguro de ello y aun así, sentía que todo su cuerpo se encontraba en llamas.
Sentía como cada pequeño nervio de su cuerpo reaccionaba generando un dolor infernar en cada pequeño rincón de su cuerpo. No pudiendo hacer otra cosa más que gritar de forma desgarradora y seguir vomitando sangre. Hasta que finalmente, su cuerpo no pudo soportarlo más y termino por caer en un charco de su propia sangre y mercurio, apenas aferrándose a la vida.
Kiritsugu solo se limitó a caminar en dirección de su enemigo mientras recargaba su arma, listo para acabar con uno de sus tantos oponentes por el Grial. Solo para detenerse en seco y disparar un par de veces desde esa posición al rubio al ver como algo comenzaba a materializarse justo a su lado.
Las balas fueron repelidas con un esfuerzo apenas mínimo de Lancer que se materializo de rodillas junto a su Maestro. Donde solo pudo mirar con desprecio al hombre que había dejado en tan mal estado a quien le había jurado su lealtad.
- Sabes lo fácil que me resultaría atravesarte el cráneo con mi lanza, ¿verdad? – aclaro Diarmuid dejándole bien en claro la situación en la que se encontraba ese hombre – Verdadero Maestro de Saber. No dejare que mates a mi Maestro, pero tampoco te matare – informo mientras tomaba a su Maestro y lo colocaba sobre su hombro derecho – da gracias a la generosidad y honor de Legend y Saber que me permitieron venir a recatar a mi Maestro, que es la única razón por la que aún no estás muerto.
Sin decir otra palabra, Lancer salto a toda velocidad por una ventana, solo para perderse en la oscuridad de la noche, mientras se dirigía a un lugar donde pudieran atender y curar el estado de su Maestro.
Todo bajo la atenta mirada de Kiritsugu que seguía mostrando solo ese rostro inexpresivo. El cual ocultaba su molestia. Ya que esta era la oportunidad de acabar tanto con un Maestro como con su Sirviente.
Pero al final de cuentas no importaba, pues Kayneth había sido el único de su desgracia. Incluso si podía sobrevivir tras ser atravesado por una de sus balas origen. Su participación en la esta Guerra como mago había acabado. Y eso, solo lo volvía una presa aún más fácil de eliminar en un futuro.
Bosque
Maiya aún se encontraba tumbada en el suelo, solo observando la dirección por donde vio a la peliblanca seguir al castaño después de mandarlo a volar. Toda la batalla que presencio era algo completamente irreal. Tanto que aun cuando presencio todo de primera mano. Seguía sin creerlo.
Ya que le era imposible creer que la frágil y alegre Irisviel, había cambiado tanto de un segundo a otro, que incluso era capaz de acabar con Kirei por cuenta propia. E incluso lo que vio iba más allá de eso, pues justo antes de que perdiera de vista al par de oponentes, estaba completamente segura de que Kirei Kotomine ya no representaba una amenaza para Irisviel.
Tan metida estaba en sus propias reflexiones, que la pelinegra, nunca noto una presencia aproximándose peligrosamente a sus espaldas. Aunque tampoco se le podía, ya que el Sirviente que era una figura de un hombre de al menos tres metros era increíblemente silencioso y ágil para su gran tamaño. El cual tomo un par de cuchillo entre sus manos, listo para asesinar a su presa sin que ella pudiera siquiera notarlo.
- ¡Aléjate de ella!
Irisviel apareció detrás del Sirviente, pateando su nuca con la suela de su bota. Mandándolo a estrellar contra el suelo algunos metros lejos. Maiya quedo impacta al ver el cuerpo tumbado de un Assassin justo frente a sus ojos, solo para ver como la peliblanca aterrizaba frente a ella con calma.
- Asesinar por la espalda. No cabe duda de que eres un cobarde – afirmo Irisviel con frialdad, observando como el cuerpo del Sirviente comenzaba a levantarse.
- Je,je,je eres muy rápida. Pero esa patada – comento el Assassin mientras se erguía por completo y se giraba para ver al par de mujeres – no fue nada del otro mundo para mí.
- No te creas superior solo porque venciste a nuestro Maestro – hablo otro Assassin saliendo de las sombras, justo detrás de las mujeres.
- Tienes la fuerza para vencer a un mago de esta época – dijo otro Assassin a la derecha de las mujeres.
- Pero jamás estarás a la altura de un Sirviente – afirmaron varios Assassin saliendo de las sombras, revelando que tenían rodeadas a las mujeres.
- ¿Cómo es posible que haya tantos Assassin? Esto es imposible – murmuro Maiya incrédula ante tan ridícula cantidad de Sirvientes.
- No importa que puedas moverte tan rápido. Podemos ver todos tus movimientos – dijo un Assassin mientras sacaba una daga de sus ropas, acción que fue imitada por el resto.
- Solo necesitamos un ataque para eliminar a ambas – hablo otro, preparándose para lanzar.
- Debiste huir cuando tuviste la oportunidad.
- ¿Así que todos ustedes pelean de esta forma tan ruin? – cuestiono Irisviel, su mirada viajando sobre cada Assassin que se encontraba a su alrededor – no cabe duda de que ninguno de usted tiene habilidad, son unos fracasados – afirmo a la vez que cruzaba los brazos sobre su rostro y flexionaba ligeramente sus piernas.
- ¡Caya y muere!
Molestos por su comentario, cada Assassin lanzo sus armas en perfecta sincronización sobre las mujeres. Con una variación en el momento de su lanzamiento y fuerza empleado. Con eso, se aseguraban de que cada arma fuerza lanzada una detrás de la otra y a diferentes tiempos.
Asegurando que sin importar la velocidad o reflejos del oponente, simplemente no podría lograr esquivarlos todos debido a la diferencia que había entre los lanzamientos e incluso si pudiera predecir el lanzamiento de cada uno.
Era simplemente imposible que los esquivara todos, puesto que eran lanzados desde todas direcciones, cubriendo perfectamente los 360 grados. Podrían no ser todas las personalidades que podían tomar, pero con la cantidad que tenían. Era más que suficiente para acabar con la peliblanca por el daño que el causo a su Maestro. Eh incluso esto tenía una enorme ventaja. Ya que al eliminarla, también eliminarían al pelinegro, que era sin duda su mayor amenaza después de Archer, para lograr obtener el Santo Grial.
- ¡¡¡UOAAAAAH/AAAARAAA!!!
Soltando un poderoso grito que parecía estar acompañado por el rugido de una gran e imponente bestia. Irisviel bajo sus brazos flexionados a sus costados solo para ser envuelta en un aura rojiza que desprendía poderosas ráfagas de viento y energía. Que desviaron todas y cada una de las armas que las diversas formas de Assassin había lanzado. E inclusive los mismos Assassin se vieron empujados algunos metros hacia atrás por las violentas corrientes de viento.
Sin embargo, aun con su cercanía, Maiya no era afectada por esto. Debido a que la energía que estaba liberando la peliblanca, simplemente rodeaba su cuerpo, casi como si no quisiera hacerle daño. Sin embargo, tan abrumada estaba por el poder de la mujer frente a ella, que la pelinegra ni siquiera se había percatado de este detalle.
Pero no solo eso, el suelo bajo los pies de Irisviel comenzó a agrietarse por completo. Pequeños fragmentos de rocas comenzaban a levitar debido a la gran presión de energía que era liberada. Tanta, que parecía que el bosque completo estaba sufriendo un gran terremoto. El mismo cuerpo de Irisviel comenzó a sufrir cambios drásticos.
Ya que sus músculos comenzaron a aumentar de tamaño rápidamente, desgarrando ligeramente sus ropas. Las venas comenzaron a ensancharse sobre sus manos y rostro, debido al gran esfuerzo al que se estaba sometiendo.
Los múltiples Sirvientes se encontraban sin palabras ante lo que sus ojos les estaban mostrando. Era imposible que un simple homúnculo fuera capaz de liberar tales cantidades de poder. Y no solo eso, pues con ese monstruoso poder solo creciendo por segundo, ya no estaban tan seguros de su aplastante victoria sobre esa mujer. No habiendo eliminado su ventaja al mostrarse todos al mismo tiempo revelando la cantidad exacta que eran y peor aún, sus posiciones.
Levantando su brazo derecho en dirección del Assassin gigante que se encontraba frente a ella. Irisviel comenzó a formar una esfera de energía de color celeste muy intenso en la palma de su mano. Donde sin ninguna vacilación en sus actos, disparo.
Liberando una enorme ráfaga de energía celeste que arrasaba con todo el suelo debajo. Y tan absorto estaba ante tal liberación de poder. La figura alta de Assassin fue impactada de lleno y arrastrada hacia el interior del bosque. Donde árboles que se entrometían en el camino de la ráfaga de energía compartieron su destino al ser destruidos sin poder ofrecer aunque fuera un poco de resistencia.
Una gigantesca explosión se hizo presente algunos kilómetros después. Formando a lo lejos una gran cúpula celeste se logró ver justo antes de que una violenta onda expansiva envolviera por completo el bosque. Destruyendo gran parte de lo que aún seguía de pie.
Después de lo que pareció una eternidad, el viento volvió a la tranquilidad. Y le permitió a Maiya finalmente abrir sus ojos. Los cuales se posaron de inmediato en la forma de Irisviel aun siendo envuelta por esa aura rojiza. Donde al bajar la mirada, pudo ver el enorme surco de destrucción que dejo la técnica de la mujer.
- Maiya – la voz serena atrajo la mirada de la mujer sobre ella – ya no tienes por qué preocuparte. Todos los Assassin restantes se retiró en cuanto la explosión ocurrió.
- ¿Cómo es que esta tan segura de ello, Señora? – murmuro ligeramente intimidada por el poder de la mujer.
- Solo lo sé – respondió a la vez que el aura rojiza dejaba desaparecía y su cuerpo regresaba a la normalidad – Goku y Saber ya vienen hacia acá. No... tienes... porque... preocuparte...
Y con cada débil palabra que Irisviel decía su cuerpo comenzó a tambalear, hasta que finalmente termino por caer al frete sobre el suelo, completamente inconsciente. Siendo esa la señal que finalmente hizo que Maiya recobrara la compostura.
Donde de forma precipitada y completamente preocupada y alterada, la pelinegra comenzó a sacudir un poco a la peliblanca para que reaccionara. Y cuando no lo hizo, la preocupación solo se intensifico. La giro para poder comprobar su estado, sus signos, todo. Pues no iba a permitir que muriera frente sus ojos cuando ella misma fue un lastre toda la batalla.
Tan angustiada se encontraba Maiya, que no noto como los Hechizos de Comando de Irisviel comenzaron a teñirse lentamente de carmesí, hasta que terminaron por volver a su estado previo a la lucha.
Algo inaudito había ocurrido, pues Irisviel había logrado obtener poderes y habilidades asombrosas. Sin embargo, la razón no era clara para nadie. Pues tal evento jamás había ocurrido, pero sin duda alguna. Un lazo único entre Maestro y Sirviente se había formado, donde ambos pudieron compartir la furia de un Saiyajin.
- 130:27:42
¡Contemplen el resultado de mi imaginación y mi amor por Fate y DBZ! Tengo que decirlo gente, en verdad tengo que decirlo, este capítulo fue hermoso en todo sentido. ¡Y aquel que diga lo contrario, ponga fecha, lugar y hora, para arreglarlo a puño limpio! Tan simple como eso.
Dios tenía tantas ganas de finalmente llegar a este momento, porque justo en el momento que imagine la pelea de Goku vs Caster con la canción de "Saber Alter vs Berserker Theme - Fate/stay Night Movie: Heaven's Feel II. Lost Butterfly OST" y la pelea de Irisviel vs Kirei con la canción "Demon's Fate de Within Temptation". Solo podía imaginarme la emoción de finalmente poder plasmar con detalle en palabras lo que me estaba imaginando. Y déjenme decirles que fue asombroso.
Se los juro, en verdad que este capítulo tomo su tiempo en ser terminado y mayor aun en ser perfeccionado. Y cuando dije que era un mega capituloso no estaba mintiendo. Miren que fácilmente el capítulo pudo dividirse en 2.
Pero me dije a mi mismo: No seas idiota. Tú quieres que todas las peleas ocurran en el mismo capítulo. Los fans lo quieren de ese modo. No los tortures a ellos y a ti mismo al dejar el capítulo solo con un enorme suspenso. Ellos no lo merecen. Tu no lo mereces. Publica el capítulo completo.
Y no solo por eso, esta historia ha recibido un apoyo tremendo en poco tiempo tanto que realmente no podía ni creerlo, es más sigo sin creerlo. Es que simplemente es maravilloso que tantos fans de dbz y fate esten disfrutando de mi historia, que la poyan con sus votos y sus buenos comentarios. En un principio pensé que esto tomaría demasiado tiempo, demasiado en realidad. Que tardaría mucho en llegar a fans de ambos animes. Y que esos mismos fans estuvieran dispuestos a darle una oportunidad.
Sinceramente, gracias. Muchas gracias por su apoyo, por estar al pendiente de esta historia, por votar y compartir la historia para que siga creciendo y llegue a más gente que posiblemente disfrutara de esta historia.
Y por lo que vale, pueden tomar este capítulo como uno especial por todo el apoyo que le han brindado.
Oh ya solo como ultima y muy minúscula petición, me sentiría muy agradecido si pudieran seguirme en mi canal de Twitch, que próximamente comenzare a subir videos. Pueden encontrarme como SUPERDANNY27. Podran conocerme mas, platicar un rato o incluso puedo responderles dudas o lo que tengan para preguntar de mis historias
Antes de pasar a las curiosidades del capítulo, quiero aclarar algunas cosas. Lo de los ojos de Irisviel no es una referencia a los eventos sucedidos en DBS cuando Goku obtiene el ultra instinto, de hecho me imaginé la pelea y ya luego recordé que algo similar ya había pasado. Pero antes de que empiecen con especulaciones de ese tipo, les aclaro que van por mal camino. Incluso el rugido de ozaru, no lo tome de Super, lo tome de cuando Goku pelea contra Piccolo Daimaku y lo derrota al atravesarlo con su puño.
Otra cosa que aclarar, es el comportamiento de Goku. Recuerden que ya no está en su mundo y en el universo de Fate Zero, las cosas son un poco más, bueno, sangrientas. Bueno esas son todas las aclaraciones.
Oh y otra cosa más. Me gustaría hacerles unas preguntas y la primera que estoy más que seguro que todos se hicieron:
¿Por qué Irisviel sufrió tal cambio?
¿A qué se debe el cambio en sus Hechizos de Comando y el haber adquirido tales habilidades?
¿La actitud furiosa de Goku correspondió a la personalidad que ya conocemos?
¿Qué opinan de la brutalidad de Caster?
Se han planteado varias ideologías a lo largo de los capítulos, pero centrémonos en la de Goku, Arturia y Kiritsugu. E independientemente de su favoritismo hacia algún personaje
¿Quién de estos tres consideran que tiene la razón en cuanto a su creencia?
¿Cuál ideología es aquella que prevé más muertes innecesarias?
Ahora sí, comencemos con las curiosidades:
Kirei Kotomine se encuentra en una encrucijada. Ya que aunque logre pensar y moverse como Kiritsugu Emiya. No comprende las motivaciones detrás de sus acciones. Eso lo confunde demasiado. Pues está seguro de que ambos son iguales. Personas frías y sin ninguna pisca de compasión o felicidad en su ser. Que simplemente se mueven con forme las reglas lo dicte.
Que son iguales. Pero aun al estar seguro de ello, no logra entender porque quiere pedir un deseo o la razón por la cual personas están dispuestas a luchar por alguien como Kiritsugu Emiya. Ya que el mismo no tiene a nadie que luche por él. Si son iguales, ¿Por qué, gente sigue a Kiritsugu?
Siguiendo con Gilgamesh, siente diversión al observar las dudas e incertidumbres que lleva Kirei. De las acciones que toma para no ser visto como a alguna clase de hereje. Y quiere ayudarlo, pero no porque sean amigos, porque tenga preocupación ni porque considere que es lo correcto.
Lo hace porque siente plena diversión al observar como Kirei se topa con muros que ni el mismo puede responder, al intentar descubrir sus propias motivaciones. Quiere que descubra que forma tiene su alma, porque sabe que el proceso que lo llevara al auto descubrimiento será divertido. Nada más nada menos.
Si lo que quiere es diversión la obtendrá de una manera o de otra. No importándole a quien tenga que presionar hasta el limite para lograrlo. Es un rey, el primer rey de la humanidad y como tal, está seguro de tener el derecho de hacer y deshacer lo que le plazca.
Arturia es una mujer de fuertes ideales, con una creencia extremista por el honor y la caballerosidad. Tanto que se impone metas que serian imposibles para cualquier humano y es por eso por lo que ella no se ve como a un humano.
Quiere el grial para salvar a su gente. Pero jamás dejara sus valores a un lado para lograrlo. Protegerá a su Maestro con su vida aun y cuando incluso llegue a odiarlo. Luchara con honor por sus camaradas y aquellos que le brinden una mano.
Por esa misma razón, se siente tan cómoda luchando al lado de Goku, porque en él, encontró un compañero leal y justo, con el cual podía pelar y estaba segura de que le cubrirá la espalda y que jamás lo traicionara.
Gracias a ello, es que se interpone en el camino de Goku para salvarlo de si mismo. Para protegerlo de ser envenenado por las palabras de Caster. Ella luchara con el si es necesario para protegerlo de si mismo.
Algunos habrán notado que Arturia le advierte a Goku que se retire de su Maestro, no una sino dos veces, y aunque estaba lista para pelear, no lo hizo. Contra cualquier otro Sirviente, jamás habría permitido tal acto y lo hubiera atacado por simplemente intentar hacerlo. Pero con Goku es diferente, es al único que le procesa tal confianza que incluso le da una advertencia.
Y para que conste, esto no es porque le tiene miedo por su poder. Si bien sabe lo poderoso que es, alguien como Arturia jamás le muestra respeto a alguien solo por miedo.
Continuando con nuestro héroe de la infancia y porque no, con nuestro héroe de toda la vida. Goku sigue estando triste por la perdida que tuvo. Se siente mal por ello, y por más que quiera, ese dolor no desaparecerá. Las luchas solo sirven para distraerlo y enfocar su mente en otra cosa. Pero aun así, en sus momentos más tristes, siempre encuentra la manera de regresar a ser feliz y sonreír, aunque sea un poco. Pues es alguien que siempre a preferido enfocarse en lo positivo que lo negativo.
Donde una furia inmensa solo pudo tomar control de el mismo cuando presencio tan brutal masacre de ese niño. Y que solo pudo aumentar gracias a las palabras venenosas de Caster. En ese momento quería simplemente matarlo, ya que en su mundo lo mas cercano que estuvo de algo similar, fue con la muerte de Krilin. Eh incluso lo que presencio pudo haber sido peor.
Demostrando que aunque sea alguien bondadoso y alegre, puede ser victima de su propia furia si no la controla adecuadamente. Siendo exactamente eso lo que estuvo a punto de pasar si no hubiera sido por la oportuna intromisión de Arturia. Que de inmediato supo que lo que estaba a punto de hacer Goku no era para nada bueno.
Y para finalizar, Irisviel y Kiritsugu. Comenzando con ella, que es una homúnculo, que como sabrán, son humanos artificiales. Los cuales al ser creados, no tienen sentimientos, ideas o creencias propias, son simples marionetas que sirven para el propósito que se les ha impuesto, sea cual sea.
Pero en el caso de Irisviel, ella es diferente. Ella fue salvada por Kiritsugu y no solo eso, compartió con ella su filosofía del mundo y su propósito a cumplir. Gracias a ello compartió y desarrollo sentimientos amorosos por quien se volvería su esposo. Aprendió a ser feliz.
Una persona alegre y optimista, que siempre que podía disfrutaba de las pequeñas cosas que el mundo tenia para ofrecer. Jamás albergando en su corazón ningún sentimiento malo. Por mas diminuto que fuera, ella nunca albergo mala voluntad a otro ser humano. Jamás deseo venganza o sintió la furia de una pelea. Tales sentimientos eran completamente ajenos a su persona.
Por otro lado esta Kiritsugu. Es un hombre que solo a tenido desgracias a lo largo de su vida, ha perdido a aquellos que amaba y esta seguro de perder a aquellos que actualmente ama. Ah perdido toda su fe en las personas y la humanidad en general. Por ello, se termino enamorando de Irisviel. Que no es humana, pues ve en ella la perfección de lo que un humano debería aspirar a llegar a ser.
Odia profundamente la ideología de los caballeros y reyes. Ya que sus palabras de honor, sus historias engrandeciendo sus fechorías. Solo nublan el juicio de las personas sobre lo que realmente son. Asesinos que no pueden vivir sin una guerra. Pues sin ellas, que caso tendría la formación de caballeros en primer lugar.
No podía soportar que disfrazaran sus actos malvados con historias de heroísmo y justificaran sus asesinatos tras palabras como honor o caballerosidad. Es por ello que se siente tan frustrado al no poder comprender a Goku. Pues es claro que el no es como los demás, no asesina solo por sus creencias sino cuando es necesario y justo.
Un pensamiento muy similar al suyo. Pero simplemente no quería aceptarlo, pues permitir una lucha justa solo podría generar una posible e inevitable guerra con cientos de vidas perdidas.
Si, creo que eso terminaría por cubrir todos los aspectos más relevantes de este capítulo, en verdad espero que les haya gustado y lo disfrutaran tanto como yo disfrute escribiéndolo. Recuerden que si es así, revienten el contador de votos que es una buena manera de apoyar la historia y es una buena forma medir que tanto les está gustando. Bueno, sin nada más que decir, nos vemos en otro capítulo raza!!!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top