Prologo
Aún en los dominios de Zeno-sama a través de los 12 universos de su creación e incluso en las pocas líneas de tiempo alternas de sus doce universos, el mismo es incapaz de existir en todas las líneas de tiempo paralelas infinitas de cada universo. Líneas paralelas muy diferentes de las líneas de tiempo alternas, ya que estos mundos paralelos, existen fuera de su dominio, fuera de la existencia de los anillos de tiempo, pues no hay solo un universo paralelo, sino infinitos universos paralelos, y cada uno sigue su propio camino.
Con sus mismas consecuencias, mismas causas y efectos, donde son todos iguales a su modo, pero solo una decisión diferente lo cambia todo, un ejemplo sería un solo planeta: la vida pudo darse de forma natural en dicho planeta, pero en otro, dicha vida jamás se dio ya que fue conquistada por aliens, en otros ese planeta pudo albergar al guerrero más poderoso que pudo haber dado y en otros, dicho guerrero jamás existió dado a que sus padres jamás se conocieron.
Incluso esas líneas paralelas tienen sus propios dioses, que, aunque su poder no rivalice con el dios del todo y sus ángeles, son dioses en su propia línea de tiempo paralela, líneas alternas tan diferentes una de la otra que algunas son casi imposibles de reconocer con respecto a su universo original, con excepción de uno y solo uno. El séptimo universo, en cada línea paralela de tiempo de este particular universo la historia de un guerrero formidable que fue capaz de superar sus propios límites más allá de lo inimaginable siempre está presente.
El Saiyajin nombrado como Kakarotto, criado en la tierra como Son Goku, su historia, su leyenda, es solo tan grande como lo fue su determinación, de su sola presencia en los infinitos universos paralelos, la leyenda del guerrero Son Goku siempre será conocida.
En algunas líneas de tiempo alcanzó un poder sorprendente al seguir el estado evolutivo de los Saiyajin, el poder del Super Saiyajin fase 4 y Super Saiyajin fase 5, un poder tan inmenso que su sola transformación transmitía una presencia de poder sin igual. En otras, este nunca se separó de su rival/amigo, Vegeta, solo quedando el guerrero conocido como Vegetto, el guerrero más poderoso creado de la fusión potala, un ser cuyo mismo poder era tan grande que ni los mismos dioses eran capaces de igualar.
Inclusive existen versiones de Goku en las cuales terminó casándose con su mejor amiga, Bulma, pues jamás prometió casarse con Milk de pequeños y, por ende, la científica fue quien atrapo el corazón del guerrero Saiyajin, mientas que hay otras donde el guerrero fue una guerrera, pues nació siendo una mujer o, mejor dicho, todos en ese universo, eran del sexo opuesto con respecto al universo original.
Pero esta leyenda en particular, es una de las más extrañas que pudo haber ocurrido, pues el guerrero Son Goku no solo fue la salvación o el símbolo de paz y prosperidad de su propia línea de tiempo, sino también el de otro, un mundo tan opuesto al suyo como la noche y la mañana, ese mundo tan sumido en sus propios conflictos y devastaciones, donde la voluntad del mundo por sobrevivir y la conciencia colectiva de la humanidad como un todo, fueron tan grandes que se volvieron entidades consientes para la protección de su planeta.
Pero todo cambio requiere una perdida y en esta leyenda no es la excepción, pues con la perdida de Son Goku, dejo desprovisto a su mundo de su cuidado, donde el mismo al igual que los legendarios guerreros Z tuvieron que prosperar sin él, uno donde Son Gohan se volvió el nuevo protector de la tierra, siendo alguien que superó incluso el poder de su padre, pero esa, esa es una leyenda para otro momento.
Planeta Namekusei – Año 762
Lo que alguna vez fue un hermoso planeta con una próspera vegetación y enormes lagos e inmensos océanos, donde todo a la vista era simplemente hermoso, con la promesa de un futuro esperanzador... ahora, bueno ahora era el infierno en la tierra.
Océanos de lava, terremotos tan inmensos que las grandes montañas eran reducidas a menos que escombros, erupciones volcánicas que llegan hasta los cielos, el clima antes cálido ahora uno tormentoso con fuertes vientos que se llevaban todo lo que estuviera en su camino, rayos enormes cayendo con brusquedad y poder sobre la lava.
En un precipicio que se creó cuando un temblor partió el suelo a la mitad, caía la nave del ahora muerto emperador del universo, quien murió a manos del guerrero legendario al cual siempre le tuvo pavor e intento por todos los medios que jamás existiera, aun cuando este guerrero que era capaz de superar cualquier limite, le perdonó la vida e incluso le regalara un poco de energía, no paro en su intento de eliminarlo y no ser humillado por un simple mono, usando las energías que se le habían dado, lanzó un ataqué a traición contra el guerrero Saiyajin, pero al final fue superado y eliminado de la faz del universo.
Pero justo antes de que la nave de Frezzer cayera del precipicio a un río de lava, una estela dorada salió de la nave a toda prisa hacia los cielos.
Goku miro de reojo su última oportunidad para sobrevivir a la explosión de aquel planeta, aún con sus nuevos poderes y su increíble velocidad, su nave se encontraba muy lejos por no mencionar que era muy probable que también hubiera sido destruida por las erupciones volcánicas.
Salió de las profundidades del precipicio justo a tiempo para evitar una poderosa explosión de lava que estuvo a nada de alcanzarlo, una vez lejos, regreso la mirada a la antes explosión de lava, ahora era una poderosa erupción de lava, su mirada reflejaba molestia y desesperación, ante la pérdida de la nave de Frezzer.
El guerrero legendario se quedó flotando en los cielos con su aura dorada envolviéndolo con poder, los únicos sonidos que se escuchaban eran los burbujeantes sonidos provenientes de los mares de lava y los estrepitosos sonidos de los innumerables rayos que cubrían todo el planeta, el guerrero legendario observo como todo a su alrededor comenzaba a empeorar por segundo, prueba indudable de que el planeta estaba a solo escasos segundos de explotar, su cuerpo estaba cubierto de heridas y sangre, sus ropas estaban hechas añicos, donde sus pantalones apenas eran usables.
El nerviosismo y la impotencia comenzaron a inundar su ser, aún tenía que volver a su hogar, con sus amigos y su familia, con su hijo para llevarlo a pescar al rio, pero, aunque lo negara con todas sus fuerzas, muy en el fondo sabía lo que estaba por ocurrir, sabía que esta vez, no podría cumplir su promesa.
- "Va a explotar.... Namekusein va a explotar" – pensó Goku con frustración mientras apretaba los puños con fuerza, su corazón latía con desesperación y su enojo solo crecía por su impotencia ante la falta de una solución – ¡No...! ¡¡¡Maldición!!! - rugió con todo lo que tenía, pero sus gritos fueron opacados por las fuertes explosiones del planeta al igual que las erupciones de lava que salían del suelo y llegaban hasta los cielos donde él se encontraba - ¡¡¡MALDICIÓN!!!
Con ese poderoso grito, el planeta Namekusein explotó, inundando todo con una segadora luz blanca. Los guerreros Z que se encontraban en el otro mundo, estaban furiosos al sentirse tan impotentes, su amigo, su mejor amigo moriría una vez más, el ganó la pelea contra ese monstruo de Frezzer, él luchó para vengar sus muertes, para regresarlos a la vida, y aun siendo el ganador, tendría que perder la vida.
El cuerpo de Kaiosama temblaba de la rabia que sentía por como tuvieron que acabar las cosas, al igual que apretaba los puños y dientes por la frustración de la situación de uno de sus mejores estudiantes, uno al que le había tomado demasiado aprecio y cariño.
- ¡No puedo ver esto! – grito Kaiosama mientras apartaba la mirada del planeta Namekusein pues no tenía el valor de seguir viendo lo que estaba por ocurrir.
- Goku... - murmuro Yamcha con miedo e impotencia por lo que estaba por ocurrirle a su mejor amigo, que rápidamente se volvió rabia de no poder hacer nada, apretó los puños con fuerza tanto que sus nudillos ya estaban blancos – No te mueras.... ¡¡¡No te mueras!!!
-¡¡¡MALDICIÓN!!! – fue el gutural grito de Goku mezclado con la poderosa onda de choque del planeta Namekusein.
Pero, en el último segundo, cuando todo parecía perdido y cuando la explosión estaba por alcanzar al guerrero legendario y borrarlo de la faz del universo, el cuerpo del guerrero fue rodeada por partículas azules de energía y en menos de un segundo, Son Goku desapareció del planeta que ya había explotado, iluminando el vasto e inmenso universo oscuro por algunos segundos para después solo quedar el vacío del frio y lúgubre universo.
En el planeta de Kaiosama todo era mortalmente silencioso, los guerreros Z estaban sin palabras, no sabían ni que pensar, todo lo que sabían era que su mejor amigo había muerto y cuando Kaiosama lo confirmo al no encontrar rastro de el en la zona de la explosión del planeta, todos se sentían terribles, la pérdida de su amigo calo profundo en sus corazones, pero eso no era lo peor, pues eso estaba por venir, la simple idea de decirle a un niño pequeño que su padre había muerto y que jamás regresaría, era algo que no se debería ni de pensar, pero debían ser fuertes, su amigo jamás aprobaría que estuvieran tan desanimados, tenían que ser fuertes por él, por el pequeño Gohan, pues Goku desapareció junto con Namekusein y ahora el destino de su mundo era incierto sin la presencia de Goku.
Universo Fate – Planeta tierra
La Guerra por el Santo Grial es un ritual en la cual siete magos los cuales son denominados Maestros convocan a siete Espíritus Heroicos, provenientes del Trono de los Héroes. Seres que en vida fueron conocidos por sus proezas, su poder, sus conquistas o sus actos contra la humanidad, los cuales reciben el nombre de Sirvientes que librarán batallas entre sí, y en donde solo el último equipo en sobrevivir podrá obtener el Santo Grial, el cual puede conceder cualquier deseo.
Los Sirvientes son almas de gran valor invocadas a través de contenedores especiales y un contrato que los une a este mundo. Estos pertenecen a leyendas del pasado, presente o futuro, pero ya que la invocación de incluso un solo espíritu heroico es un suceso milagroso, invocar los necesarios para la guerra está más allá de los límites del Grial.
Entonces, para facilitar el proceso, los Sirvientes son invocados con ayuda de los contenedores que han sido preparados de antemano, dichos contenedores son clasificados por sus roles principales y llamados: Clase, lo que permite que los espíritus heroicos puedan ser invocados bajo cualquier clase que refleje las habilidades que tuvieron en vida.
Los Sirvientes son seres espirituales, copias de sus yo reales que murieron en su propio tiempo y lugar, que desearon el poder del Grial ya sea por un motivo u otro, lo que los llevo a estar en el Trono de los Héroes. Aunque en casos muy excepcionales, existen Héroes que pueden estar en dicho Trono justo antes de su muerte.
Y aunque la Guerra por el Santo Grial puede considerarse una batalla sin igual, existe una fuerza aún más grande que rige a este mundo. La Contrafuerza, que en esencia es un dispositivo de seguridad formado por el mundo para defenderse contra la extinción, y es sinónimo del mundo que representa.
Esta fuerza es fundamental ya que hay dos tipos: Gaia y Alaya. Gaia es la voluntad de la Tierra, el deseo intrínseco del planeta de sobrevivir y prosperar. Alaya, por otro lado, es la voluntad inconsciente colectiva de la humanidad para evitar la extinción. Como los humanos son criaturas de la Tierra, Alaya solía ser un componente de Gaia.
Sin embargo, a medida que la humanidad comenzó a desarrollarse independiente de la naturaleza, se hizo independiente. Con esta divergencia, Alaya ya no está alineada con Gaia y potencialmente puede resultar en un conflicto.
Ocho años antes – 1986
Castillo Einzbern – Alemania
En una gran capilla con hermosos vitrales que permitían la entrada a la poca luz del exterior, permitiendo así iluminar cada rincón de la capilla. La cual era demasiado sencilla en general, pues solo contaba con las filas de bancos que formaban dos columnas y en medio una hermosa alfombra roja. Mientras que al centro y al frente se encontraba un podio que solo podía asemejarse a una mesa con grandes decoraciones, que era resguardada por varias velas sostenidas por estatuillas de ángeles alados.
Sentado en los escalones hacia el podio, se encontraba un hombre de estatura promedio, vestido con un traje completo de color negro, igual que su largo y alborotado cabello. Su rostro se encontraba en blanco y sus ojos están vacíos. No expresando ninguna emoción al mundo, no permitiendo que nadie descubriera lo que sentía o pensaba, no importando el día tan importante que era hoy.
- ¡Kiritsugu-sama!
Grito una mujer al entrar en la capilla, usa un traje de sirvienta con una capucha de color blanco aperlado con toques azules en su pecho y al final de su vestido. Algunos mechones de cabello blanco y pálido sobresalían de su capucha y sus ojos eran de un color rojo. Donde estas dos características son distintivos de los homúnculos Einzbern.
- ¡Ha nacido su hija! – agrego con un tono alegre.
Tal noticia pondría feliz a cualquiera, pero este no era el caso de Kiritsugu, pues no mostro emoción alguna ante la noticia, aunque no pudo ocultar el apretón en sus manos como única muestra de exteriorización de sus emociones.
En una enorme habitación de un color blanco mármol con dos grandes pilares siendo la fuente de apoyo del techo, se encontraba una enorme cama cubierta con sabanas rosadas con dosel del mismo color. Mientras que detrás de la cama varios y enormes ventanales, dejaban ver el exterior, donde una fuerte ventisca reinaba sobre el lugar.
Sentada en la cama se encontraba una mujer muy hermosa, de tes blanca algo pálida, con un largo cabello blanco pálido, unos grandes ojos de color rojo. Llevaba un largo vestido blanco adornados en oro. Y en sus brazos un pequeño bulto envuelto en una dulce y suave manta rosada, su pequeño bebe recién nacida, la cual se encontraba completamente dormida.
- Es tan hermosa. Tan pequeña... tan delicada – comento la mujer con nada más que amor en sus palabras, sus ojos brillando de cariño al ver las mejillas rosadas de su bebé – mira, Kiritsugu. Tiene tus ojos – comento con una sonrisa mientras giraba a su derecha para ver a su amado.
Kiritsugu se encontraba impasible, viendo por la ventana, pues cuando se unió a los Einzbern para lograr su cometido jamás se imaginó que las cosas acabarían así. No quería ver a su hija recién nacida, no se sentía con el derecho de hacerlo al saber lo que pasaría en un futuro. Lo que terminaría haciéndole a su propia madre y en lo que su hija se convertiría, aun si podía llegar a cambiar ese futuro, seguía sin sentirse con derecho de siquiera mirarla.
- Me pone tan feliz haber dado a luz a una bebé tan hermosa – agrego con su sonrisa cálida siempre presente.
- Iri – hablo Kiritsugu con pesadez, llamando la atención de la peliblanca – yo... seré quien cause tu muerte – afirmo apretando los puños con fuerza.
Irisviel von Einzbern, una homúnculo creada por la familia Einzbern para que sea el contenedor del Santo Grial en la Cuarta Guerra del Santo Grial. Miro por un segundo sorprendida a su amado, para casi de inmediato sonreír de nuevo. Esa sonrisa era completamente pura, sin malicia o traición detrás, sin ninguna emoción oculta, solo felicidad.
Sabía muy bien a que se refería, siempre lo supo, pero, por el bien de Kiritsugu, Irisviel quiso concebir un niño para que él tuviera una nueva esperanza después de la guerra. Y dicha esperanza la estaba cargando ahora mismo, no se arrepentía de nada, pues todo lo que ella era, fue gracias al hombre que amo.
- Lo sé. Ese es el deseo de la familia Einzbern. Por eso existo. Pero lo que soy... quien soy, es porque he tomado tus ideales y he rezado por las mismas cosas que tú – declaro con suavidad en sus palabras – Tú me guiaste por un mejor camino. Me otorgaste una vida cuando era una simple marioneta. No hace falta que te lamentes por mí. Yo ya soy una parte más de ti.
- Yo... - dijo bajando aún más la mirada y claro dolor en su voz – yo... no tengo derecho de cargar... a nuestra hija – murmuro apretando los puños tan fuertes como podía, dejando ver un estigma roja en el dorso de su mano derecha similar a una cruz.
- Kiritsugu, no lo olvides. Deseas un mundo donde nadie tenga que llorar, como lo estás haciendo tú ahora. Ese es tu sueño, Kiritsugu Emiya. Dentro de ocho años terminará tu lucha – afirmo con su suave voz que solo reflejaba una gran fe y convicción en su amado esposo – Y nuestro ideal se cumplirá. Por eso... carga en tus brazos a Illyasviel. Siéntete orgulloso por tu hija... como cualquier otro padre.
Y con esas simples, pero poderosas palabras, Iri con una hermosa sonrisa, extendió a su hija para que Kiritsugu pudiera tomarla en sus brazos. El cual estaba sorprendido por las palabras de su esposa, seguía sintiéndose injusto, que no debería, pero las palabras que escucho le hicieron hacer todos esos pensamientos a un lado y unirse a su esposa en la cama, mientras cargaba a su hermosa hija.
Tres años antes - 1991
Turín – Italia
En los aposentos de una gran y lujosa finca, se encontraban tres hombres. Uno de ellos era un joven de cabellera castaña oscuro, usaba un traje negro simple de sacerdote con una cruz dorada alrededor de su cuello, su mirada más que apagada, era una sin ningún interés en dada en particular.
Acompañando al primero, se encontraba un Padre, un hombre de edad mayor, con su cabello largo y recogido hacia atrás, llevaba una sotana de sacerdote, con una cruz dorada alrededor de su cuello mucho más grande que la que tiene el otro hombre, su rostro uno tranquilo y amable, que fácilmente podría convertirse en uno muy severo. Y a pesar de su edad, parecía estar en muy buen estado físico.
Y finalmente un hombre joven con facciones finas y severas. Este lleva su flequillo dividido en dos sobre el rostro y una distintiva barba de chivo. Vestía en un elegante traje de color rojo oscuro, lo que en conjunto con su rostro da un aspecto estricto.
- ¿Hechizos de Comando? – repitió el hombre sin interés en su rostro.
- Así es Kirei, ese estigma que ha aparecido en tu mano derecha. Esa es la prueba de que has sido elegido por el Santo Grial – aclaro el hombre de traje rojo – con el cual podrás controlar a un Sirviente – agrego mostrando sus propios Hechizos que parecen formar un círculo encerrado por otro más grande una línea que atraviesa al más pequeño.
- ¿He sido elegido para participar en la batalla por aquel objeto milagroso? – pregunto Kirei mirando sus Hechizos que parecen una poderosa ola.
- Los siete Maestros que controlaran a los Siete Sirvientes, siempre son magos. Por eso, que alguien como tú que no tiene relación con ello y que haya sido elegido tan pronto, resulta extremadamente extraño – comento el hombre de traje manteniendo una sonrisa confiada en su rostro, aunque por el tono en su voz, daba a entender quien estaba al mando.
- Puede que aún no lo sepas debido a tu edad, pero hay una regla implícita entre los participantes de que los combates deben ser en secreto – comento el hombre mayor con completa seriedad mientras daba un paso más cerca de su hijo – para poder corroborar que eso se cumpla, nuestra Iglesia Sagrada asigna un observador imparcial.
- ¿Un miembro de nuestra Iglesia puede hacer de árbitro en una guerra entre magos? – cuestiono Kirei escéptico ante la idea de que la Iglesia o los magos pudieran congeniar en algo como esto.
- Por supuesto, como ya dijo Risei, debe ser alguien imparcial, ya que en la Asociación de Magos no hay nadie de confianza que pueda ser designado – comento el hombre de traje mientras se servía algo de vino en su copa – con eso dicho, le hemos pedido a tu padre, que observe nuestra pelea como hizo hace sesenta años.
- ¿Iras a la Ciudad de Fuyuki? – pregunto Kirei observando a su padre el cual asintió, aunque eso solo genero otra duda – pero si el hijo de ese observador imparcial es uno de los participantes, eso ¿no generara un conflicto de intereses, Tokiomi?
- Supongo que es hora de ir al grano – dijo Tokiomi antes de darle un pequeño trago a su vino – hace ya algún tiempo hemos encontrado pruebas de que el Santo grial que aparecerá en la ciudad de Fuyuki no es el mismo que alguna vez le perteneció al Hijo de Dios.
- Me lo imagine. Si así fuera, la Asamblea del Octavo Sacramento habría recibido órdenes de recuperarlo – comento Kirei sin inmutarse en lo más mínimo.
- Aun así, el Santo Grial de la ciudad de Fuyuki es demasiado poderoso para que lo ignoremos – agrego Risei tomando ahora la palabra – el Grial puede cumplir cualquier deseo. Quien sabe las tragedias que nos podrían ocurrir si cae en manos equivocadas. Si bien la familia Tohsaka es una familia de magos, hace mucho tiempo que cuentan con aliados en nuestra Iglesia. Conocemos bien a Tokiomi-kun y ha dejado bien claro cuál es su intención con el Santo Grial.
- Llegar al Origen. Esa siempre ha sido la única ambición del clan Tohsaka – afirmo Tokiomi con calma y con nada más que la verdad – pero, aunque alguna vez la familia Einzbern y la familia Matou compartieron esta ambición, la han olvidado por completo.
- Y con respecto a magos que no sean de estas tres familias, es mejor que entre menos sepan mejor – aclaro Risei de forma seria – no sabemos que despreciables deseos les motiven a obtener el Santo Grial.
- Entonces el objetivo de mi participación en la siguiente Guerra del Santo Grial, es colaborar para que Tokiomi Tohsaka salga victorioso – comento Kirei llegando rápidamente a la conclusión.
- Exacto, en público actuaremos como enemigos que buscamos el Santo Grial para sí mismos – comento Tokiomi con una sonrisa de satisfacción al ver la inteligencia del joven parado frente a él – pero a partir de ahora, te trasladaremos desde la Iglesia Sagrada a la Asociación de Magos y te convertirás en mi aprendiz. Te enseñare sobre la magia y en tres años deberás haberte convertido en un mago lo suficientemente poderoso para controlar a tu Sirviente y así aliarnos para vencer a los cinco Maestros restantes y garantizar nuestra victoria.
- ¿Tienes alguna duda, Kirei? – pregunto Risei con calma.
- Solo una, ¿Cómo elige el Santo Grial a los Maestros? – pregunto Kirei que, aunque no lo demostrara, en verdad estaba interesado en obtener esa respuesta.
- Comprendo, aun no sabes porque fuiste elegido, pero lamentablemente yo no tengo esa respuesta, pero tal vez luchar a mi lado en esta Guerra por el Santo Grial pueda ayudarte a despejar tus dudas – respondió Tokiomi con una sonrisa que solo transmitía calma.
Si bien la respuesta que recibió no fue lo que esperaba, Kirei la tomaría de momento. Cosa que su padre noto claramente, su hijo podría lanzarse a las llamas si la Iglesia así lo pidiera, era normal que estuviera ansioso ante una respuesta por su nueva misión. Pues su nuera murió hace unos días, darle una nueva misión a la cual dedicarse puede ayudar a su hijo a que supere ese dolor más rápido.
Un año antes
Ciudad de Fuyuki – Japón
En la residencia Matou, ya cerca de la media noche, se encontraban en la sala el líder de la familia Matou. Zouken Matou, un hombre viejo completamente calvo, las arrugas en su rostro lo hacen parecer una persona aún menos severa de lo que realmente es. La esclerótica de sus ojos es de color negro mientras sus ojos son de color blanco. Lleva puesto una bata antigua de color verde opaco con otra bata encima de color oscuro. En sus manos llevaba un bastón de madera.
Frente al anciano, se encontraba su hijo Kariya Matou un hombre joven que viste una sudadera azul con pantalones negros de tipo cargo. A diferencia de su hermano o sobrino, él tiene cabello negro y ojos más oscuros.
Kariya estaba furioso, pues finalmente había regresado de su largo viaje a su tierra natal, solo para descubrir que su mejor amiga de quien estaba enamorado en secreto, sin protestar le dio a su segunda hija al despiadado de su padre.
Todo debido a que la pequeña Sakura era la segunda hija de la familia Tohsaka. Y al ser la familia Matou un aliado quien estaba perdiendo su linaje de sangre mágica. Su padre pidió a un niño y obviamente los Tohsaka tenían que aceptar a tan asqueroso acto.
- ¿Estas tan desesperado por asegurar la continuidad de la familia de magos Matou? – cuestiono Kariya con un notable enfado.
- ¿Con que derecho vienes a quejarte? ¿Quién crees que tiene la culpa de que estemos en esta ruina? – pregunto Zouken sin inmutarse por las palabras de su hijo – no estaría en esta situación si hubieras cumplido con tu deber y hubieses heredado los secretos de la familia Matou.
- Ahórrate el sermón. Se perfectamente que solo quieres el Santo Grial para hacerte inmortal – escupió con nada más que desprecio, obteniendo una risa de su padre que lo hizo enojar aún más.
- En un año se cumplirán sesenta años desde la última Guerra. Pero la familia Matou no tiene soldados para luchar en esta Cuarta Guerra – informo como si nada y comenzar a caminar con calma en dirección a la salida – y aunque tu una vez hayas tenido la capacidad para controlar a un Sirviente. Ya no podemos ganar esta Guerra, pero tengo un plan para la que ocurrirá dentro de otros sesenta años. Y ese plan incluye a la descendencia de magos poderosos de esa niña Tohsaka, contando claro con su propio potencial.
- En otras palabras, si consigues el Santo Grial en esta Guerra. Sakura ya no te servirá, ¿Correcto? – comento con seriedad, haciendo que su padre se quede quieto frente a la puerta y gire para mirarlo con curiosidad.
- ¿Qué estas tramando? – cuestiono dando a entender que tenía su total atención.
- Te ofrezco un trato, Zouken. Ganare el Santo Grial para la familia Matou en la próxima Guerra por el Santo Grial. A cambio de eso, dejaras que Sakura regrese con los Tohsaka – ofreció sin titubeos en sus palabras.
- Jeje ¿acaso eres estúpido? No tienes la preparación. Un fracasado como tú que no tiene entrenamiento, ¿Cómo planeas convertirte en Maestro en tan solo un año? – se burló regresando a la habitación, un par de carcajadas mas no le harían mal a nadie.
- Sabes tan bien como yo que hay un método para lograrlo – afirmo con seriedad borrando la sonrisa de su padre y haciendo que lo mire escéptico – Implántame los Gusanos de Emblema.
- ¿Quieres morir, Kariya? – pregunto aun escéptico de que estuviera dispuesto a tanto.
- No pienso dejar que involucres a inocentes en tus locuras y mucho menos pienso permitir que vuelvas la vida de Sakura un infierno – respondió reuniendo todo el coraje que podía.
Zouken observo de forma detenida el rostro de su hijo y para su sorpresa, en Kariya no había ni la más mínima pisca de temor o remordimiento, estaba dispuesto a dar su vida por esa chiquilla, aun y cuando no era su propia sangre.
- Jejeje me impresiona tu determinación, pero aún más la gran suerte que tienes – comento ganando una mirada confundida – en una hora aproximadamente tenía pensado meter a esa chiquilla al calabozo con los insectos para ver cuanto aguantaba.
- ¡Tu maldito viejo! – siseo apenas controlándose para no atacar a ese infeliz.
- Acepto lo que propones. Pero Sakura será sometida a su educación ya establecida hasta que vea resultados, ya que mi objetivo es ganar la próxima Guerra por el Santo Grial. Pero aprovechare tu racha de buena suerte y si se mantiene, y logras traerme el Grial, esa niña no tendrá ningún propósito para mí – declaro con una sonrisa complacida en su rostro.
- No, no lo harás – declaro confundiendo de sobre manera a su padre – retrasa el entrenamiento con los insectos un año, evita cualquier tipo de tortura o violación en Sakura. Es solo un año, si fracaso o no, ese año no afectara tus planes de ninguna manera... por favor – rogo tragándose por completo su orgullo, pues necesitaba apelar a cualquier cosa con tal de evitar ese infierno para la pequeña Sakura.
Meditando en la declaración que acaba de escuchar, Zouken comenzó a reconsiderarlo seriamente, si bien podía ignorar dicha petición, que Kariya tuviera el objetivo de preservar la pureza de la mocosa junto con el objetivo de salvarla, podría funcionarle muy bien como incentivo para que se esforzara mucho más allá de lo imaginable.
- Muy bien, tenemos un trato – acepto mientras comenzaba a caminar hacia la salida una vez más, pero no antes de darle una última advertencia a su hijo – pero si fracasas, quiero que tengas bien en cuenta que esa niña será violada de pies a cabeza por los insectos, no me importara hasta qué punto tenga que romperla para obtener lo que deseo.
Presente – 1996
Torre del Reloj – Londres
En lo que era la biblioteca mágica más grande de todo Londres, se encontraba un joven estudiante de la prestigiosa organización internacional Torre del Reloj, un lugar auto-preservativo y de autodefensa formada por practicantes de hechicería con el propósito de controlarla, ocultarla y desarrollarla.
Dicho joven era Waver Velvet, un joven de diecinueve años, que vestía ropas bastante formales, siendo una camisa blanca con una corbata con franjas azules y amarillas, y un suéter verde oscuro. Pantalones y zapatos negros, su complexión era más delgada que la de un joven de su edad.
Waver estaba molesto con su profesor de Evocación Espiritual: Kayneth El-Melloi Archibald. Pues dicho profesor se burló de su ensayo en el cual se esforzó mucho, uno donde hablaba de cómo debería ser la hechicería en el nuevo siglo. De cómo alguien con poca o ninguna generación de magos en su familia, podría llegar a ser tan bueno como alguien de las nobles familias de magos.
Pero su molestia fue rápidamente sustituida por la curiosidad cuando por mera coincidencia un mensajero le encargo darle un paquete procedente de Macedonia a dicho profesor.
Ignorando por completo dicha petición, fue directo a la biblioteca a investigar rápidamente sobre la poca información que tenía, donde no tardó mucho en tener una pila de libros en un cubículo, leyendo, buscando y analizando todo lo que podía descifrar. Llegando a la conclusión de que su profesor, como decían los rumores, participaría en una guerra mágica en el Lejano Oriente.
Gracias a que siempre se esforzaba por pulir su gran intelecto, descubrió algo que creía eran solo rumores fantasiosos en el mundo mágico. La Guerra del Santo Grial. Hace doscientos años, las familias conocidas como "Las tres Familias Fundadoras", Einzbern, Makiri, y Tohsaka, trabajaron juntas para invocar al Santo Grial, un artefacto sagrado capaz de concederle cualquier deseo a su portador. Aunque tan perfecto como sonaba, el Santo Grial solo puede conceder un deseo cada cierto periodo de tiempo.
Lo que llevo a que la alianza entre las tres familias se desintegrara y se convirtiera en una brutal y sangrienta guerra. Donde el Grial aparece en la ciudad de Fuyuki una vez cada sesenta años
- Ese fue el origen de las Guerras por el Santo Grial – murmuro completamente asombrado por lo que descubrió – el Santo grial escoge siete magos que considera idóneos para poseerlo. Y hace posible la invocación de Espíritus Heroicos, conocidos como Sirvientes.
Leyendo más a profundidad y encontrando que la información no estaba completa en la montaña de libros que tomo, fue a buscar más. Tomando más tiempo del que pensaba, Waver logro descubrir sobre las siete Clases de Sirvientes. Archer. Saber. Lancer. Rider. Assassin. Caster. Berserker.
Solo puede haber siete Sirvientes para sus respectivos siete Maestros y una vez invocados, pelean a muerte hasta determinar quién es el más apto para poseer el Grial. Tantos detalles dispersos, tanto que procesar, una guerra hasta la muerte y, aun así, una sonrisa no pudo evitar formarse en el rostro de Waver, pues tenía la solución a sus burlas. Pues esta guerra no necesitaba de influencia o linaje. Solo un genuino enfrentamiento entre habilidades.
Aunque su sonrisa se desvaneció cuando noto algo, para cada Clase, necesito un libro diferente, en otras palabras, necesito siete libros de siete diferentes autores para poder descubrir esas siete Clases. Entonces, ¿porque parecía ver un patrón en cada hoja donde se ilustraba la imagen más característica de cada Sirviente? La respuesta a esa pregunta era clara para Waver y eso era: porque había un patrón. Letras ligeramente movidas, líneas trazadas que podrán confundirse con las que el tiempo deja en los libros.
Sin pensarlo demasiado, tomo los libros y corrió a sacar copias de las paginas, si bien podría arrancar las hojas para acelerar el proceso, se metería en serios problemas si la bibliotecaria se daba cuenta. Y una vez que tuvo las siete hojas que necesitaba, comenzó a encimar una hoja sobre otra hasta que algo finalmente comenzó a tomar sentido, ya que las palabras y líneas comenzaban a alinearse, más las figuras de las Clases, descubriendo de esta manera, que esas siete hojas parecían formar, un dibujo muy similar al de los Sirvientes con una pequeña descripción.
- Lo logre – murmuro con una sonrisa orgullosa, aunque cuando comenzó a leer su rostro se torció en confusión – "Octava Clase. Jamás ha sido posible su invocación. A diferencia de las demás Clases, la Octava no requiere de una reliquia que le haya pertenecido al Sirviente para que funcione como catalizador al momento de su invocación. Ya que esta Clase es diferente, pues son Sirvientes de corazón puro y solo responden al llamado de Maestros cuyo corazón también sea puro. Una Clase que se alza sobre todas las demás, incluso sobre las Tres Clases de Caballeros. La Clase conocida como: Legend. Héroes que son la Leyenda misma entre las Leyendas" – leyó en su mente completamente asombrado.
Si bien la información sobre esa asombrosa Octava Clase era poca, Waver no pudo evitar cuestionarse sobre el simple hecho de que era demasiada información sobre una Clase que jamás se había podido llegar a invocar y aún más sobre tan especifica invocación. Aunque desecho todo eso y poso su mirada en el paquete que se supone debía entregarle a su profesor.
Sin la más mínima de sutileza abre el paquete solo para descubrir que era una caja cuadrada metálica con grabados extraños y al abrirla una enorme sonrisa se formó en su rostro, era lo que parecía ser un pedazo de tela rojo con muchos años de historia. Esa Octava Clase podría ser la más fuerte, pero dudaba mucho que fuera alguien completamente puro de corazón y no quería perder esta valiosa oportunidad, por lo cual tomo su decisión, tomaría esa reliquia y la usaría para invocar a un poderoso Sirviente y volverse un Maestro y así ganar la Guerra por el Santo Grial.
Mansión Tohsaka – Fuyuki
En el sótano de la gran mansión que era solo iluminado por velas en varios candelabros de tres luces. El sótano estaba plagado de libros de magia, pergaminos, entre otras cosas. Y en dicho sótano se encontraban Tokiomi y Kirei, hablado sobre los nuevos acontecimientos ocurridos con respecto a los demás Maestros, pues al parecer Kayneth que había perdido su catalizador para invocar a su Sirviente, había logrado encontrar uno nuevo, lo que garantiza su participación en la Guerra.
Cosa que tenía sin cuidado a Tokiomi, pues si ese supuesto Maestro fue tan torpe como para perder su catalizador, muy probablemente perdería su repuesto o no sería uno muy poderoso. Además, con la adición del Sirviente Assassin de su aprendiz, las cosas ahora más que nunca, se inclinaban a su favor.
Aunque en el momento en que un mensaje se comenzó a escribir en lo que vendría siendo el fax mágico y comenzó a leer su contenido, frunció el ceño, pues sus sospechas al parecer no estaban mal infundadas.
- ¿Qué es eso? – pregunto Kirei sin interés.
- Un asunto diferente. He estado recabando información sobre el Maestro de la familia Einzbern – respondió Tokiomi con algo de seriedad – dicha familia es muy orgullosa de su sangre pura, pero hace nueve años, inesperadamente adoptaron a un mago fuera de la familia.
- Dudo mucho que esa sea su preocupación – comento sabiendo que había más sobre ese mago.
- Y no lo es. La familia Einzbern son alquimistas y por lo tanto nunca fueron buenos combatiendo. Por esa razón han perdido las últimas tres Guerras. Creo que al fin se cansaron de eso – dijo leyendo el informe con detalle y poniendo al corriente a su aprendiz – el mago que adoptaron es quien me preocupa. Kiritsugu Emiya. Un hombre conocido como el Asesino de Magos.
- Eh escuchado ese nombre antes – informo caminando para estar frente a su maestro el cual le entrego el informe.
- Así que su nombre ha llegado a la Iglesia Sagrada – dijo ligeramente impresionado.
- Emiya, el Asesino de Magos, fue muy famoso en algún momento – informo recordando los informes que leyó cuando aún estaba en la Iglesia.
- Ese hombre se puede describir como un asesino por cuenta propia, especializado en asesinar magos al utilizar estrategias totalmente inapropiadas para un mago con el fin de eliminar a sus objetivos – agrego en un tono serio pero molesto.
- "Francotirador. Envenenamiento. Bombas a plena luz del día. Derribo un avión solo porque su objetivo era pasajero de este." – leyó Kirei mentalmente impresionándose un poco por las habilidades del Asesino de Mago, aunque algo le llamo la atención, que no solo se limitaba a asesinar a magos, sino a diversos objetivos fuera de este tipo de cosas – pero... - intento decir, pero sorpresivamente su voz lo traiciono – este hombre, Emiya Kiritsugu, ¿Por qué se volvió un asesino?
- Puede deberse a un motivo económico. Ha aparecido en conflictos en todo el mundo, ganando dinero trabajando como mercenario – respondió con lo que él pensaba que eran los intereses simples de un vulgar asesino.
- ¿Puede prestarme este informe por un rato? – pregunto sintiéndose extraño, pues algo en lo que decía su maestro no concordaba, sabía que había algo más y eso le estaba generando un interés que no había sentido en años.
Castillo Einzbern – Alemania
Mientras que Kiritsugu le comentaba a su esposa de los otros cuatro Maestros de los cuales tenía conocimiento, los cuales eran Tokiomi Tohsaka, Kariya Matou, Kayneth El-Melloi Archibald y finalmente Kirei Kotomine. El único Maestro que de quien no podía decir nada con certeza, no podía leer su modus operandi y eso simplemente lo estaba molestando.
- ¿Un mimbro de la Iglesia Sagrada? – pregunto Iri completamente confundida.
- Es el hijo del actual observador, el Padre Risei Kotomine – respondió Kiritsugu con naturalidad – estudio magia tres años con Tokiomi hasta que sus Hechizos de Comando aparecieron, después de eso rompieron sus lazos.
- ¿Ocurre algo? – pregunto notando algo extraña la actitud de su esposo.
- Este hombre ha cambiado su vocación tres veces a pesar de ser destacable en todas ellas, hasta fue Ejecutor en una ocasión. Un cazador de herejes. Lo mismo que era yo, un Asesino de Magos – respondió no pudiendo evitar ponerse serio.
...
- Kiritsugu Emiya.
Leyó de nuevo Kirei, descubriendo que cada vez se encontraba más interesado en esa persona. Aunque seguía sin entender bien por qué. Leyendo aún más el documento, descubrió que los asesinatos que se le atribuyen fueron en un periodo de tiempo muy corto. De igual manera, estaba saltando de una zona de guerra a otra, donde dicha guerra se encontraba en pleno apogeo.
- Es como si hubiese viajado por el mundo buscando su propia destrucción. Está claro que expresa un deseo de morir.
Dedujo con simplemente ver su expediente de asesinatos, pero seguía sin entenderlo. ¿Por qué alguien iría a su propia muerte de forma tan deliberada?
...
- Mira la variedad de magias que ha estudiado – dijo pasándole el informe a su esposa a la vez que se levantaba de su asiento y caminaba directo a la ventana.
- Alquimia, necromancia, invocación, santificación, sanación – leyó en voz alta, estaba impresionada, pero seguía sin comprender que era lo que ponía tan nervioso a su esposo.
- Entrena hasta estar cerca de dominarlo por completo y justo en ese momento cambia a otra categoría sin ningún arrepentimiento, como si todo ese esfuerzo fuera en vano – informo presenciando el paisaje nevado a las afueras del castillo, mientras una mueca de molestia se forma en su rostro – la forma de vida de ese hombre me aterra.
...
- Este hombre es incapaz de actuar en beneficio propio. Pues evaluando el riesgo y beneficio de sus acciones, queda claro que nadie haría lo que él. Es imposible que sea solo un asesino que lo hace por dinero.
Murmuro Kirei sintiendo como algo dentro de él no podía evitar entrar en un conflicto por intentar descubrir que motivaba a este asesino a realizar sus actos, eran confusos, contradictorios a lo que todos suponían y a la vez, sumamente simples. Pero la dificultad en entender sus motivaciones radicaba precisamente en esa simpleza que no podía comprender.
...
- Ese hombre no ha mostrado pasión por nada en toda su vida. No cree en nada ni nadie.
Explico Kiritsugu a Iri que lentamente comenzaba a comprender porque su claro nerviosismo, pues si esa clase de hombre estaba participando en la Guerra por el Santo Grial, ¿Cómo idear un plan par a detenerlo, si ni siquiera era posible entender cómo funcionaba su mente? Si no tenía interés en nada, ¿Cómo encontrar alguna clase de debilidad?
Y lo más importante, ¿Por qué una persona así arriesgaría su vida para obtener el Santo Grial? Pues si el Santo Grial lo eligió, debía tener una razón para desearlo, pero no tener idea de que puede ser ese deseo en una persona como el, en verdad aterraba a Kiritsugu.
...
- ¿Qué es lo que persigue?
Kirei no pudo evitar formular esa pregunta, pues después de una era de combate interminable, dejo esa clase de vida, decidió cerrar ese capítulo de su vida y lo decidió hace nueve años, mismas fechas en las que fue adoptado por la familia Einzbern. Aun con un sinfín de dudas, había algo claro, ese hombre encontró su respuesta en el momento que se unió a esa familia.
- "Eso solo deja otra interrogante, ¿Qué es lo que buscaba en esas guerras?"
Se pregunto, completamente ajeno a que estaba demostrando algo que jamás en su vida había demostrado antes. Interés. Las contradicciones, las mismas acciones y su repentino cese a buscar su propia destrucción, generaban un interés en Kirei que el mismo no sabía que estaba demostrando. E inclusive, si llegaba a comprender a ese hombre, cabía la posibilidad de que el mismo encontrara su respuesta, a una pregunta que ni siquiera se había formulado.
Residencia Matou
- Memorizaste el hechizo de invocación, ¿verdad? – pregunto Zouken con ligera diversión.
Tanto padre como hijo se encontraban en el calabozo de la residencia, el cual era un lugar lúgubre, apenas iluminado por velas que emanaban una luz verdosa. Solo había una entrada y una salida que eran unas escaleras de piedra. En las paredes había huecos similares entradas de no mayor de metro y medio.
Kariya que ahora tenía el cabello blanco con una tez enfermiza y pálida que es causada por el constante deterioro de su salud. Las venas sobresalen en ciertas partes de su rostro y su ojo izquierdo había perdido su brillo y le era imposible ver de ese ojo. Todo producto del Gusano Emblema. Se encontraba frente a un círculo de invocación bastante complejo y grabado en el suelo con sangre.
- Si – respondió secamente, durante un año sufrió un infierno gracias a ese infeliz, pero todo valía la pena, pues Sakura aún no había sido tocada.
Al menos el viejo sabia mantener promesas. Y era eso mismo lo que más le aterraba, pues aún tenía bien presente lo que le haría a su pequeña sobrina adoptiva si llegaba a fracasar en esta guerra.
- Bien, pero vas a tener que insertar dos líneas de otro encantamiento – comento sacando de su manga el catalizador y ponerlo en una mesa al lado del circulo mágico.
- ¿Por qué haría algo como eso? – cuestiono no entendiendo tales acciones.
- Es algo muy simple en realidad, debido a que de entre todos los Maestros, eres el más inferior. Eso influenciara negativamente en la invocación y en tu Sirviente. Así que durante la invocación dirás esas dos líneas que incrementaran los parámetros de tu Sirviente, al darle a tu Sirviente una afinidad con la locura.
Explico con simpleza en sus palabras para que hasta alguien como el inútil de su hijo pudiera entenderlo.
Bosques de Fuyuki
Waver había llegado hace dos días a la ciudad y debido a que no tenía mucho dinero, algún pariente o conocido en la ciudad, hizo lo más sensato, uso un hechizo en una pareja de ancianos para que pensaran que era su nieto y de esa manera tener alojamiento y comida gratis. Si bien no era el mejor método, era lo que tenía, ya luego cuando ganara la Guerra por el Santo Grial y fuera famoso y reconocido por todos, se encargaría de regresarles el favor.
Pues estaba seguro de lograrlo, pues apenas en su primer día en Fuyuki, los Sellos de Comando aparecieron en su mano que tenían un patrón en forma de alas con una flecha en medio, sabía que su destino era ganar, pues alguien como el, que no venía de ninguna familia de magos con varias generaciones detrás fue elegido por el Santo Grial.
Frente al joven había un círculo de invocación hecha con sangre de algunas gallinas que había encontrado y matado. Mientras que aun lado del circulo, se encontraba su catalizador o mejor dicho el catalizador que había robado.
- ¡Llénate, llénate, llénate, llénate, llénate! Repítelo cinco veces. A medida que se van llenando deben ser destruidos – recito el hechizo de invocación al pie de la letra.
Mansión Toshaka
- Un cimiento de plata y acero. En el yace la piedra angular y el Archiduque de los Contratos. Sobre él, mi ancestro, el Maestro Schweinorg. Conviértete en el muro que bloquea el viento. Las cuatro puertas se cierran. Sal de la corona, y sigue el camino sinuoso que se dirige al reino.
Recito Tokiomi con elegancia y porte, perfectamente consciente de que podría invocar al Sirviente más poderoso de todos, pues al usar como catalizador los fósiles de la muda de piel que la primera serpiente dejo en el mundo. Su victoria estaba más que asegurada.
Todo bajo la atenta mirada de Kirei y Risei, que esperaban impasibles la invocación del Sirviente más fuerte del cual Tokiomi estaba tan orgulloso de poder obtener.
Castillo Einzbern – Alemania
Kiritsugu contemplo su círculo de invocación, era perfecto y hecho de un metal bastante fuerte. Invocar a Saber era su objetivo y estaba seguro de que lo lograría, pues el líder de la familia Einzbern había conseguido la legendaria Avalon, la vaina de la espada de Arturo Pendragon el Rey de Bretaña.
Si bien estaba seguro de manejar de mejor manera a un Hechicero, incluso a un Asesino. Ideo un plan con el cual podría tener al Sirviente más fuerte de su lado y todo gracias a Iri.
- ¿En verdad algo tan simple puede invocar a un Espíritu Heroico?
Pregunto Iri con curiosidad mientras sostiene en sus brazos la vaina que usarían como catalizador que era una lujosa pieza de equipamiento hecha de oro y decorada con esmalte azul, pareciendo más un tesoro por mostrar dignidad y nobleza más que un arma. Pues tenía la capacidad de curar las heridas de su portador y detener el envejecimiento en su cuerpo.
- En realidad sí, porque es el Santo Grial quien hace la invocación. Mi trabajo como Maestro es anclar el Espíritu Heroico a este mundo, y proveerle el mana necesario para que tome forma física – explico Kiritsugu de la forma más simple posible.
Iri asintió para acto seguido dirigirse al altar y colocar la vaina en su lugar, para luego regresar y colocarse detrás de su esposo, el cual ya estaba listo para iniciar la invocación.
...
- Con eso estarán listos los preparativos. Yo los llamo. Su cuerpo, creado por mi voluntad. Mi destino quedara en su espada. Contesten si están de acuerdo con mi voluntad y mi justicia, y responded al llamado del Santo Grial – dijo Waver con fuerza observando como el circulo que hizo comenzó a brillar.
...
- y responder al llamado del Santo Grial. Juro ante ti, que representare lo bueno de este mundo, y erradicare todo lo que represente maldad – recito Kiritsugu viendo como el circulo comenzaba a brillar de un tono plateado azulado muy intenso.
...
- y erradicare todo lo que represente maldad. Si sus ojos son cegados por el caos, serás encerrado en una prisión de locura, y yo seré quien sujete sus cadenas – dijo Kariya con su modificación al hechizo, mientras en su rostro las venas que sobresalían de su rostro comenzaban a retorcerse debido a los insectos que corren por su cuerpo.
...
- Que los Siete Cielos vestidos con la Santísima Trinidad, quiten sus ataduras, y vengan a mí, ¡Guardian del Equilibrio! – exclamaron, Kariya, Tokiomi, Kiritsugu y Waver. Mientras una fuerte ola de viento junto con una cegadora luz provenía del circulo mágico.
Cuando la luz finalmente dejo ser emanada, el resultado fue visible para los Maestros.
Waver que quedo boquiabierto ante la presencia de su Sirviente cayó sobre su trasero al finalmente comprender que lo había logrado. Pues frente a él, se posaba un hombre gigantesco de dos metros de altura. Tiene grandes músculos con ojos que emiten un resplandor deslumbrante con el cabello y barba de un tono rojo brillante como las mismas brazas del fuego.
Lleva una armadura de bronce, con puños y grebas de los que sobresale pelaje blanco, la cual deja desprotegidos los brazos y muslos. Viste un manto rojo grueso con un cuello de piel blanco esponjoso, el manto está lujosamente decorado.
Aun con su sorpresa el rostro de Waver no pudo evitar torcerse en una sonrisa, pues a simple vista, su Sirviente lucia sumamente fuerte.
Kariya estaba jadeando de cansancio y sujetando con fuerza su pecho, a la altura de su corazón, sangre corría de la comisura de su ojo derecho, la invocación fue más agotadora de lo que llego a pensar, pero, aun así, obtuvo lo que quería.
Pues frente a sus ojos se encontraba lo que parecía ser un hombre robusto totalmente revestido con una armadura de tono negro y un casco rústico con una hendidura finamente tallada que deja ver el resplandor fantasmal de sus ojos. De su armadura una aura oscura y maligna parecía estar emanándose constantemente.
- Ganamos, Kirei – aseguro Tokiomi con una sonrisa complacida al ver al Sirviente que logro invocar.
Era un joven alto y decoroso con su cabello dorado levantado como una llama ardiente. Cuyos ojos, de color carmesí como la sangre, no son visiblemente humanos, emitiendo un resplandor misterioso, usa una armadura dorada, debajo un traje de color azul oscuro, con lo que parecía ser una falda roja que le llegaba hasta los tobillos. Su mirada, aunque seria y sin emociones presentes, estaba claramente afilada.
...
En medio del circulo mágico envuelta por una densa bruma de niebla se encontraba una mujer joven, muy probablemente en el final de su adolescencia, de contextura delgada, con una piel suave y blanca. Ella tiene el cabello dorado de textura fina que parece haber sido salpicado con polvo de oro. Su rostro muestra algunos signos de ingenuidad y elegancia. Lleva puesto una armadura con un vestido de estilo antiguo, hecho de tela azul anticuada, por debajo.
Iri al poder ver fuera de la segadora luz de hace unos momentos, no pudo evitar asombrarse por la recién aparecida. Incluso Kiritsugu que jamás expresaba emociones ante nadie que no fuera su esposa, estaba claramente desconcertado mientras una gota de sudor recorría su mejilla, pues en todos los escenarios posibles estaba más que claro que jamás se imaginó esto.
- ¿Quién eres? – pregunto con claro nerviosismo en su voz.
- Te pregunto – hablo la rubia con una voz suave pero firme, dando a conocer su propia autoridad - ¿Tu eres mi Maestro?
- Si, yo soy tu Maestro – respondió como pudo, apenas saliendo del shock – ahora dime, ¿Tu eres el Rey de Bretaña?
- Así es, yo soy Arturia Pendragon, Rey de Bretaña y Rey de los Caballeros – afirmo con autoridad y dando un par de pasos al frente, aunque frunció un poco el ceño al ver los rostros impresionados de su Maestro y la mujer a sus espaldas.
Kiritsugu apretó los puños con fuerza ante la declaración, sabía que el Rey de Bretaña fue educado desde pequeño para convertirse en Rey, pero como padre de una hija, consideraba algo imperdonable que le hicieran eso a la infancia de una niña. Mas por su estado como padre de una que por cuestiones de sexo. Pero fuera cual fuera el caso, este era el resultado y tenía que adaptarse a ello.
Todo se volvió increíblemente silencioso en la capilla, donde nadie sabía que decir exactamente y justo cuando el único varón en la habitación estaba por romper el silencio. Ocurrió. El sonido de descargas eléctricas comenzó a llenar la capilla, todos giraron sus miradas al origen del sonido y donde estaba de pie Saber unos momentos antes, pequeños rayos parecían emerger de la nada.
(Canción recomendada)
https://youtu.be/13gJFs7z8A4
Esa extraña anomalía causo confusión en los presentes, aunque Saber pudo notar una pequeña corriente de energía mágica mezclada con otro tipo de energía que jamás había sentido provenir de esos rayos. Y de un segundo a otro noto como esas energías pasaron de ser apenas perceptible a volverse gigantescas olas de poder que volvieron a las pequeñas descargas eléctricas en enormes rayos que comenzaron a extenderse y destruir todo con lo que tenían contacto.
- ¡Maestro, atrás! – ordeno Arturia poniéndose al frente y materializando su espada que era cubierta por un viento que la volvía invisible que precedió a usar a manera de escudo.
- ¡Kiritsugu!, ¿Qué está pasando? – pregunto Iri completamente asustada.
- ¡No lo sé! – respondió Kiritsugu envolviendo a su esposa entre sus brazos para poder protegerla de los rayos – "¿Acaso este es un ataque de los demás Maestros?" – se preguntó mentalmente completamente desconcertado ante el desarrollo de los acontecimientos.
Los enormes rayos comenzaron a destruirlo todo, pero curiosamente parecían ignorar a los presentes de sus devastadores ataques, pues, aunque pasaran por los lados o por enfrente, jamás estaban lo suficientemente cerca como para lastimarlos. Y aunque Saber se percató de esto, en ningún momento bajo la guardia.
Todos pudieron observar como del centro de donde provenían los rayos, una luz comenzó a ser emanada, era idéntica a la luz que se formó cuando se realizó la invocación, pero en esta ocasión nadie cerro los ojos y pudieron ver como una silueta comenzaba a aparecer y así como aparecieron, los rayos y la luz desaparecieron. Y al hacerlo nadie pudo evitar sorprenderse por lo que vieron.
Pues frente a ellos se encontraba un hombre bastante alto con una musculatura enorme además de bien trabajada, su cabello negro como la noche desafiando a la gravedad al apuntar a todos lados. Pero lo que en verdad los asombro fue verlo en un terrible estado, pues su cuerpo estaba lleno de heridas y sus ropas o más bien sus muñequeras, pantalón y botas, apenas se aferraban a su cuerpo. Y sin previo aviso, el invocado cae de rodillas y con los brazos extendidos evitando caer de lleno en el suelo, respirando grandes bocanadas de aire de forma pesada, mientras sangre y sudor comenzaba a caer de su cuerpo.
- ¿Qué es lo que está pasando? – murmuro Kiritsugu sin comprender nada, mientras liberaba a su esposa y daba un par de pasos al frente – ¿será acaso que los demás Maestros comenzaron un ataque tan...?
- ¡Aagh! – exclamo Iri de dolor interrumpiendo a su esposo, pues no pudo evitarlo ya que el dolor en el dorso de su mano derecha era insoportable.
Kiritsugu giro para ver que ocasiono ese quejido de dolor, solo para abrir sus ojos en su totalidad debido al shock, pues su esposa estaba sosteniendo su brazo derecho a la altura de su pecho en un intento de calmar el dolor y pudo observar cómo se forman los Hechizos de Comando en su dorso, eran de un patrón circular con lo que parecía ser cuatro estrellas dentro.
La simple idea debía ser ridícula, Iri se había vuelto un Maestro aun sin hacer la invocación o tener un catalizador y eso quería decir que el tipo que acaba de aparecer era su Sirviente. No comprendía nada y su mente estaba trabajando a mil por hora. Pues esto jamás entro en sus planes, no debía ser posible, su esposa debía fingir se la Maestra de Saber no volverse una. La idea de tener a dos Sirvientes solo complicaría sus planes y volvería todo un pandemónium.
Goku se encontraba completamente agotado, no entendía que había sido esa luz azul que lo envolvió y entendía a un menos donde estaba, pues al levantar su mirada cansada, pudo observar a tres personas que lo miraban impresionado, no sabía si era debido a su estado o a que lo golpearon muy fuerte, pero podría jurar que la energía que emanaban esas personas era muy extraña y juraría que no era Ki, pero si de algo estaba seguro, era que no se encontraba en el paraíso.
Aunque cuando sus ojos se posaron en la mano de la mujer de cabello blanco, observo una marca extraña que se parecía mucho a la esfera de cuatro estrellas que le había dejado su abuelito. No sabiendo que estaba pasando, con dificultad se puso de pie para poder ir con esa mujer y preguntar por este lugar tan extraño.
- Disculpa... podrías... - intento decir Goku entre jadeos de cansancio mientras comenzaba a caminar en dirección a la peliblanca.
- ¡Saber, acaba con ese Sirviente, ahora! – ordeno Kiritsugu de forma apresurada, no sabía que estaba ocurriendo, pero no se detendría a averiguarlo, necesitaba eliminar la anomalía de inmediato, pues todos los Sirvientes querían el Santo Grial y si este no estaba de acuerdo con su ideal solo representaba problemas.
Goku no pudo hacer otra cosa más que quedarse en su lugar ante esa declaración, se sentía confundido con respecto a porque lo llamaron Sirviente, pero era claro que al menos el hombre tenía intenciones hostiles.
La mente de Irisviel se volvió un completo caos al escuchar la declaración de su esposo, ni siquiera sabía qué demonios estaba pasando, pues el dolor de su mano al fin acabo, pero había dejado atrás Hechizos de Comando que no se supone debía tener. Incluso Saber fue tomada por sorpresa por esa declaración, pues al ver los Sellos en la mano de esa mujer, supuso que ambos habían formado una alianza, pero al parecer estaba equivocada.
- Como ordene, Maestro – declaro Arturia afilando su mirada y sujetando con firmeza su espada.
Saber salto al frente a una enorme velocidad de un poderos impulso, no se sentía bien pelear contra alguien tan herido, pero bien podría tratarse de un engaño, pues los Sirvientes no eran invocados de esta manera. Con eso en mente lanzo un rápido corte con su espada en dirección a la cabeza del pelinegro.
Goku se estremeció al ser atacado de la nada, aun se encontraba débil, pero aun así tenía que comenzar a moverse y defenderse en una pelea, que por primera vez no quería tener. Inclinando su cabeza a su izquierda, logro esquivar el corte por poco, y sin tiempo que perder salto un poco a su izquierda para tomar distancia de su oponente. La cual no le dio nada de eso, pues se apresuró de nueva cuenta a atacarlo lanzando varios cortes con su espada que se vio obligado a esquivar al moverse hacia atrás.
Lanzando una poderosa y elegante estocada, Saber estaba segura de acertar esta vez, pero grande fue su sorpresa cuando el pelinegro desvío su ataque al golpear la hoja de su espada con su mano completamente desnuda, para luego ella misma tener que esquivar un puñetazo que iba directo a su rostro, luego otro puñetazo fue lanzado a su estómago que apenas pudo bloquear al soltar su mano derecha de su espada, pero aunque bloqueo el puñetazo con su antebrazo, la fuerza detrás del golpe fue lo suficientemente grande como para arrastrarla un par de metros lejos.
Levantando la mirada e ignorando el hormigueo en su brazo, Saber comenzó a ser empujada hacia atrás al tratar de esquivar los golpes que Goku comenzó a lanzar una serie de golpes y patadas como lo haría el maestro de las artes marciales que era.
- "El en verdad está herido, su mirada denota su cansancio, pero aun así es impresionante que pueda seguir peleando en su estado" – pensó Arturia impresionada por la fuerza del Sirviente con quien estaba peleando.
Usando la diferencia de altura, Saber se agacho un poco para esquivar un derechazo que iba directo a su rostro y golpear el estómago de su oponente al encontrar una abertura. Y lo logro, pues su puño mando lejos a Goku, pero justo en el momento en el que fue empujado, logro lanzar una patada de izquierda que logro acertar en el rostro de su oponente, que la hizo dar varios pasos hacia atrás.
Saber estaba completamente aturdida, esa simple patada logro sacudirla por completo, sintiendo como algo comenzaba a recorrer por la comisura de su labio, se llevó su mano izquierda a sus labios solo para descubrir que estaba sangrando. Soltó un gruñido y de un poderoso grito de guerra se lanzó al frente para reanudar la pelea contra un Goku que estaba sujetando su estómago con fuerza debido a que el golpe que recibió en verdad lo lastimo, levantando la mirada al sentir el peligro.
Dando un salto hacia arriba, Saber lanza un corte descendente con una enorme fuerza y velocidad, pero justo antes de que pudiera tocarlo, Goku detiene la hoja de la espada al juntar sus palmas frente a su rostro a escasos centímetros de ser atravesado.
La fuerza del ataque provoco que el suelo debajo del pelinegro comenzara a hundirse bajo sus pies. Goku en verdad estaba en problemas pues, aunque paro el ataque, Saber seguía ejerciendo fuerza para poder completar su movimiento. La mirada de ambos se afilo en fuerza. Pues ninguno de los dos quería ceder ante la fuerza del otro.
Goku cayó sobre su rodilla izquierda debido a la enorme fuerza que estaba ejerciendo su oponente a la vez que sus brazos comenzaron a temblar y a comenzar a fallarle. Permitiendo que Saber pudiera seguir empujando su arma aún más y estando a menos de un centímetro del rostro del pelinegro.
- ¡HAAAA! – rugió Goku forzando a su cuerpo a dar más de lo que podía.
Poniéndose de pie y aun sosteniendo esa extraña espada invisible en sus manos, lanzo un poderoso rodillazo al estómago de su oponente que no pudo esquivarlo y termino mandándola varios metros lejos. Saber tuvo que enterrar su arma en el suelo para frenar su lanzamiento.
- "¿Como es que sabe con exactitud el largo y ancho de Excalibur? Nunca lo eh visto, es imposible que pudiera detenerlo solo con mero instinto" – pensó Arturia completamente incrédula, pues ese Sirviente podía esquivar sus ataques con suma facilidad, como si el viento que volvía su espada invisible no le afectara y también está el hecho de que era sumamente fuerte, pues ese último golpe en verdad le dolió – "¿Acaso será Berserker?"
- Eso estuvo cerca, en verdad pensé que me cortaría la cabeza – murmuro Goku soltando un suspiro de alivio.
Sin perder tiempo Saber corrió a toda velocidad en contra del Sirviente frente a ella y lanzando un corte en forma de media luna que terminaría con un corte medio directo al pecho de su oponente, Saber estaba segura de que, aunque anteriormente hubiera logrado esquivar sus ataques aun cuando su espada era invisible, este ataque lo tomaría con la guardia baja al no saber las dimensiones de su arma.
Pero cuando Goku salto poniendo sus rodillas contra su pecho esquivando perfectamente el corte, Saber solo pudo obsérvalo completamente impresionada. Y aprovechando el momento de descuido de su oponente, Goku al descender, inclina su cuerpo hacia su derecha lo suficiente como para que sus manos tocaran el suelo y usarlo como apoyo para golpear su estómago con ambos pies.
El golpe fue tan fuerte que mando a Saber a estrellarse contra brusquedad al lado opuesto de la capilla, generando una gran cortina de polvo y escombros, que al desaparecer se podía ver a una Saber en el suelo apoyada en una rodilla, con la mirada al frente y su espada lista para atacar, tenía varios raspones en todo su cuerpo y sangre saliendo de la comisura de sus labios.
Iri estaba sin palabras, pues jamás creyó que el nivel de una batalla entre Sirvientes fuera de esta magnitud e incluso algo le decía que las cosas solo se pondrían aún más destructivas a partir de aquí. Kiritsugu estaba en una línea de pensamientos similar, pues la expresión en su rostro, normalmente en blanco, reflejaba nada más que asombro e incertidumbre. Pues había logrado invocar a Saber, la Clase más poderosa, al legendario Rey de los Caballeros y, aun así, estaba perdiendo su ventaja contra este Sirviente que apareció de la nada.
Necesitaba una forma de acabar con esto, debía librarse de ese Sirviente, pues al ser convocado de forma errónea, nada le garantizaba que aceptara cooperar con ellos y mirando el dorso de su mano derecha. Fue que la solución llego a su mente y se giró y puso sus manos sobre los hombros de su esposa obteniendo toda su atención.
- Iri, escúchame, usa un Hechizo de Comando, ordénale a ese Sirviente que deje de pelear para que así Saber pueda acabar con él – explico con rapidez su plan ganando una mirada confundida de su esposa.
- P... pero, podríamos usarlo, podríamos tener dos Sirvientes de nuestro lado – cuestiono sin comprender nada realmente.
- No sabes las intenciones de ese Sirviente o como o porque es que fue invocado, lo mejor será deshacernos de él – dijo de forma apresurada escuchando el sonido de pasos y al mirar sobre su hombro ve como ese Sirviente comenzó a caminar hacia el suyo – ¡hazlo ahora!
- Co... comprendo – dijo confiando plenamente en sus palabras. Dando un paso al frente apunta su mano derecha a su sirviente y sus Hechizos comenzaron a brillar.
- Escucha... no quiero seguir peleando... - dijo Goku entre jadeos de cansancio viendo a su oponente ponerse de pie y lista para reanudar la pelea – jeje es raro que yo diga que no quiero pelear, pero en verdad no quiero hacerlo... solo quiero saber dónde...
- Te ordeno a través de un Hechizo de Comando... ¡Que dejes de pelear y moverte! – ordeno Iri haciendo que sus Hechizos brillaran aún más que antes y una tercera parte de ellos se difuminara.
El cuerpo de Goku se vio envuelto por un pequeño pero notable brillo escarlata que de alguna manera estaba impidiéndole mover un solo musculo. Petrificado en su lugar, se negó a ceder ante la extraña energía que lo estaba aprisionando en su propio cuerpo.
Las venas en su cuerpo, así como en sus sienes comenzaron a ensancharse en un intento de liberarse, lo que ocasiona que el brillo que rodeaba su cuerpo se intensificara, casi como si intentara ejercer una fuerza aún mayor en su cuerpo para someterlo en su totalidad.
Todo bajo la mirada incrédula de Saber que no esperaba que algo así ocurriera, pues jamás se imaginó que un Sirviente fuera capaz de revelarse de esa manera contra un Hechizo de Comando, pero era precisamente el hecho de que intentara liberarse de uno era lo que la estaba molestando.
- ¿Qué es esto? ¿Porque no puedo moverme? – se quejó Goku apretando los dientes debido a la impotencia de no poder moverse, pues entre más fuerza ponía ese brillo parecía retenerlo aún más.
- Maestro, ¿A qué se debe este acto tan deshonesto? – cuestiono Arturia con molestia clara en su voz.
- ¡Saber, acabalo ahora mismo! – ordeno Kiritsugu con firmeza al notar como aun con un Hechizo de Comando ese Sirviente parecía estar revelándose, sabía que no podría, pero necesitaba acabarlo solo por si podía llegar a usar algún ataque aun sin moverse.
- Como caballero no puedo atacar a alguien que no se puede defender, por favor, Maestro, retire ese Hechizo, ¡Le garantizo mi victoria en esta pelea! – afirmo Arturia con severidad, pues lo que le estaban ordenando era algo completamente deshonesto y cobarde, indigno de un caballero como ella misma lo era.
- Hazlo, o me veré forzado a usar un Hechizo de Comando – advirtió Kiritsugu extendiendo su mano derecha hacia su Sirviente haciéndole saber que no estaba bromeando.
Saber gruño por lo bajo antes de darle una mirada molesta a su Maestro para luego posar sus ojos en su oponente que seguía forcejeando para poder moverse, tomando su espada con ambas manos y un brillo dorado cubrió su hoja y dispersaba el viento que la hacía invisible.
- Yo, Arturia Pendragon, Rey de Bretaña y Rey de los Caballeros, lamento profundamente el desenlace de nuestro encuentro, pero prometo honrar tu memoria como un gran guerrero – declaro poniéndose en posición de ataque, lista para acabar todo de un solo golpe, de esa forma lo haría menos doloroso para su oponente.
- "No, yo no puedo morir aquí... ¡No puedo! ¡Gohan! ¡Milk!" – rugió Goku en su mente con desesperación, mientras el recuerdo de su familia le daba fuerzas para seguir.
- Antes de que esto acabe quiero saber el nombre de tan fuerte guerre... - Arturia no pudo terminar, ya que sintió algo que le congelo la sangre y eso fue un irreal aumento de poder en su oponente.
Lentamente el rostro de Goku paso de uno serio y frustrado a uno completamente molesto, sus músculos se comenzaron a ensanchar, las venas en su cuerpo comenzaron a resaltar a la vez que ese brillo escarlata que rodeaba su cuerpo comenzaba a fracturarse. El castillo Einzbern comenzó a temblar por completo, oh eso era lo que parecía, pero en realidad todo Alemania comenzó a sufrir fuertes temblores.
Sintiendo el peligro, Saber de inmediato ignoro la orden de su Maestro de atacar y se puso frente a él como escudo, pues algo le decía que lo que estaba por ocurrir no sería algo bueno. Kiritsugu envolvió a Iri en un abrazo protector. Ambos comenzaron a sentirse nerviosos por el incremento de poder, tanto que no podían hablar o despejar su mirada del Sirviente que estaba generando todo eso.
- ¡AHHHHHHHHA! – grito Goku con todo lo que tenía siendo envuelto en un aura blanca que termino por hacer añicos el brillo del Hechizo de Comando sobre su cuerpo.
Pero ajeno a que la prisión que retenía su cuerpo había sido destruida siguió aumentando su poder sin medir consecuencias. Y fue en ese momento que todos pudieron ver como el pelinegro fue envuelto en lo que ellos solo podían describir como un fuego carmesí que desprendía ráfagas increíblemente poderosas y violentas de viento, que terminaron por arrasar con lo poco que aún no se encontraba destruido en la capilla.
Tanta fue la energía liberada que los escombros alrededor de Goku comenzaron a levitar y luego pulverizarse en algo menos que polvo. Saber clavo a Excalibur en el suelo para no ser arrastrada por tan poderosas ondas de energía, mientras que con una mano sujetaba el mango de su arma, con la otra sujetaba el hombro de su Maestro para evitar que se apartara de su lado.
- ¡¡¡AHHHHHHA!!! – con un último grito furioso de Goku, de forma inconsciente se convirtió en el Legendario Super Saiyajin.
Si antes Saber, Kiritsugu e Iri estaban sin palabras, no había definición precisa para expresar lo que estaban sintiendo en estos momentos. Pues la enorme cantidad de poder que sentían sobre sus cuerpos cuando el fuego carmesí de ese Sirviente se volvió un fuego dorado, era simplemente aplastante. Incluso Saber que se enfrentó a un sinfín de adversarios poderosos en su tiempo, no pudo evitar estremecerse de miedo ante lo que sus ojos le mostraron, pues jamás había sentido tal magnitud de poder.
El aura dorada de Goku salió expulsada de su cuerpo de forma brusca que termino por volverse en un gigantesco pilar de energía dorada donde no dejaba ver nada dentro, incluso dicho pilar atravesó el techo de la capilla y llegar hasta los cielos, inclusive el piso bajo sus pies quedo en el olvido. Tal magnitud de poder liberado, aun en su terrible estado, fue suficiente para sacudir el planeta entero y sin saberlo, hacer notar su presencia a los demás Sirvientes y Maestros.
Saber pudo vislumbrar algo dentro del pilar de llamas doradas, algo que la petrifico de miedo. Vio un par de ojos de color esmeralda que la miraban con una frialdad sin igual y eso fue lo único que pudo ver antes de que el pilar de luz se desvaneciera, solo dejando un rastro de destrucción en su lugar.
Al levantar lentamente la mirada, tanto Maestros como Sirviente, pudieron ver como en la oscuridad de la noche, un destello dorado surcaba los cielos alejándose cada vez más y más, hasta finalmente perderse en la penumbra de la oscuridad.
Sin ese aplastante poder aterrando los sentidos de Iri, esta finalmente no pudo más y cayo inconsciente en los brazos de su esposo. Kiritsugu al fin pudo respirar, pues no se dio cuenta de en qué momento había comenzado a contener la respiración, su mente intento procesar lo que vio, intentar formular un plan, una contingencia, un plan B, lo que fuera, pero era inútil, estaba completamente aterrado. Pues cada fibra de su ser le advertía del peligro cuando vio ese fuego carmesí y cuando se volvió dorado, algo dentro de él, le gritaba que estaba muerto, que su hora al fin había llegado y no podía hacer nada por impedirlo.
Cayendo de rodillas, Saber tenía los ojos completamente abiertos y sumergidos en la incredulidad, bajo la mirada a sus manos, solo para descubrir que estaban temblando de forma incontrolable. Su rostro estaba bañado en sudor y no podía evitar inhalar grandes bocanadas de aire. En sus muchos años de vida, jamás había experimentado algo similar.
¡¡¡Yaquí está el primer capítulo!!! En verdad estoy muy emocionado por comenzar con este nuevo fic, Fate y DBZ, siempre han sido mis animes favoritos de toda la vida. Y juntarlos de esta manera es algo que siempre quise escribir.
Es por esa razón que no pude esperar más, sé que dije que lo iba a hacer cuando estuviera cerca de acabar con las otras historias, pero no me pude contener. Amo las historias que son de Goku en Fate y tristemente hay muy pocas. Y lo que es aun mas triste es que de esas pocas o son muy malas. Ejemplo: Goku con sus transformaciones de Dios y ultra instinto donde nadie le puede hacer frente y son simplemente aburridas y absurdas. O también nunca las llegaron a terminar.
La única persona que llego a terminar su fic de Goku en Fate de una manera hermosa, fue un usuario de Youtube que subía su historia en loquendo, eran simplemente 6 o 7 capítulos, pero eran muy buenos y me encantaron. Tristemente borro sus videos y ya no pude seguir escuchándolos. Y desde esa gran historia me dieron ganas de hacer mi propia historia y aquí esta.
Ahora hablemos un poco del capítulo, mucha gente no conoce muy bien la historia de Fate y eso se debe principalmente a que es muy complicada de entender, por esa razón me enfoque mucho en tomar los detalles mas importantes y plasmarlos en este capitulo para que se entendiera de la forma más correcta, simple y fácil posible. Y la única regla que me invente fue la del octavo sirviente junto con la clase Legend.
La regla de si alguien puede ser convocado antes de morir es real y aplica para Arturia (Saber). Ya que como se vio Fate Zero y Fate Stay/Night, ella aun esta viva, pero apenas, ya que está muy gravemente herida y esta a nada de morir.
Ahora, el concepto de magia no es ajeno para Goku, Urani Baba, Piccolo, Kamisama, etc, pueden usarla, pero dicha magia se deriva del Ki. En Fate todos los magos usan Mana, el Ki en sí, si está presente en su mundo, pero no es la fuente principal de los magos o sirvientes.
Creo que eso seria todo, ya en los siguientes capítulos verán como las cosas ya no son casi, casi un calco del Anime, en verdad y digo en verdad me gustaría mucho que comenten, voten y compartan la historia. Ya que en verdad estoy poniéndole mucho esfuerzo. Con ya todo dicho y sin mas que decir, nos vemos en un próximo capítulo, raza!!!
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