La reunión de cuatro reyes
Lugar desconocido
Habiendo cambiado de escondite, Ryuunosuke se encontraba sentado en una silla, reflexionando sobre que debía hacer con los niños enjaulados que tenía frente a él. Tenía tantas ideas geniales sobre lo que podría hacer con ellos.
Las maneras tan únicas y variadas en que podría torturaros hasta llevarlos a la muerte misma. Y en cambio tenía que limitarse a matarlos de una forma rápida y sencilla, dada las instrucciones de su Sirviente. Eso era realmente aburrido y sin nada glamoroso, siendo ese el origen de su meditación. Apelar a su buen sentido y hacer con esos niños lo que su corazón le dictaba u obedecer las órdenes de quien le había mostrado las formas más maravillosas para poder asesinar.
Tan centrado estaba en sus meditaciones que apenas y se había dado cuenta cuando partículas purpuras comenzaron a arremolinarse justo a su lado. Levantándose de su silla, estaba listo para recibir a su Sirviente. Solo para que su mirada se abriera en completa incredulidad al presenciar su estado.
Sus ropas estaban rasgadas y sucias, su cuerpo entero estaba lleno de golpes y heridas, su brazo izquierdo arrancado y la sangre no dejaba de brotar de la herida provocada. Apresurándose, apenas y pudo tomarlo entre sus brazos evitando que se desplomara en el suelo.
- ¡Señor Barbazul! ¿Qué le ocurrió? – pregunto preocupado a la vez que lo ayudaba a sentarse en la silla.
- Vi al mismo diablo a los ojos... me cegué – murmuro débilmente, reuniendo toda la rabia y furia viva que solo se habían intensificado en su ser.
Esto simplemente era impensable para Caster, pues su magnífico plan, para liberar a su amada Juana, fue todo un rotundo fracaso. Y todo por subestimar el poder de ese pagano, ya que jamás espero que fuera así de poderoso. Su propia victoria le nublo la vista y pensó que sería alguien fácil de erradicar.
Y ahora, en un estado más allá del lamento. Podía ver claramente el error de sus acciones. Y ahora comprendía que aun siendo elegido campeón de esta guerra, había quienes se interpondrían en su camino y necesitaba aplastarlos con todas sus fuerzas, con cada gramo de magia oscura que conociera.
Esta era una prueba más, la prueba más difícil de su vida y seguramente la última para por fin, después de tanto esperar, finalmente su gran y más anhelado sueño estaría completo. Por fin tendría a su amada Juana entre sus brazos, probando que ni Dios es digno de enfrentar su voluntad y su amor para con su amada.
Pero para que aquello fuera real. Necesitaba eliminar al pelinegro, ya que él era la mayor amenaza, quien se interponía entre la felicidad de su amada y la suya. Tenía que asesinarlo y necesitaba hacerlo rápido. Pues ahora más que nunca, estaba convencido de que la persona que se interponía en su felicidad no era Dios, sino ese pagano.
- Joven Ryuunosuke... asesina a todos esos niños, a todos. Nuestro próximo ataque será el definitivo – afirmo con malicia en sus palabras.
- Sobre eso, no creo que sea la mejor manera de hacerlo. Vera, estaba pensando en que sería mucho mejor si...
- ¡¡¡AHORA!!! – grito rabioso, su mirada solo reflejando la locura y malicia.
Siendo tomado por sorpresa, el peli-naranja se sobresaltó por la reacción de Caster, tanto que incluso sintió un escalofrío recorriéndole la columna. Pero sin decir nada más, asintió y comenzó a caminar hacia las jaulas con una mueca por el desperdicio que iba hacer tanta materia prima.
Mientras que los niños se alejaban tanto como podían dentro de las jaulas, temerosos por lo que habían escuchado, solo pudiendo comenzar a sollozar del miedo mientras que otros imploraban de forma silenciosa por algún héroe que los salvara.
Complejo de apartamentos de Fuyuki
Abriendo lenta y dolorosamente sus ojos, Kayneth contemplo que se encontraba en una habitación semejante a la de un cuarto de hospital, con gabinetes y cajones llenos de medicamentos, sueros y de más equipo médico. La cual reconoció casi de inmediato, pues era la habitación especial dentro de su complejo, la cual había equipado con todo lo necesario en caso de salir herido en la Guerra por el Santo Grial.
Giro levemente su mirada a su izquierda y observo un porta suero al cual se encontraba conectado. Su mente apenas procesaba lo que había ocurrido y las razones por las cuales se encontraba en esa habitación.
Si tan solo pudiera verse así mismo, podría comprender la gravedad del asunto. Atado a una cama de hospital, vistiendo las ropas holgadas de un paciente. Su piel pálida debido a la pérdida de sangre que había sufrido, a la vez que el sudor frio recorría sus facciones y las venas hinchadas en su frente así como en sus brazos producto de una su última batalla.
La enorme debilidad que presentaba su cuerpo entero al ni siquiera poder ejercer una mínima de fuerza. Sus sentidos debilitados al igual que su propio estado mental agotado y abatido.
Si tan solo estuviera prestando atención a las dificultades que su cuerpo presentaba. Pero su mente se encontraba en otro lugar. Vagando sin orden en recuerdos de ese sueño que tuvo justo antes de despertar.
Uno donde pudo ver a su Sirviente al lado de sus camaradas gritando, bebiendo y festejando, todo en honor al líder de los caballeros de Fianna, a Fionn Mac Cumhaill, junto con su prometida Gráinne. Pues era el anuncio real de su compromiso.
Diarmuid Ua Duibhne, un caballero sumamente leal a su nación y aún más a su rey. Un valeroso caballero dispuesto a dar su vida en el campo de batalla por seguir firmemente sus ideales de caballerosidad, sin temor a lo que la vida le pudiera deparar, pues estaba seguro de que esa era la senda correcta a una vida sin arrepentimientos.
Oh al menos lo fue hasta que Gráinne se enamoró perdidamente de él, confesándole su amor e implorándole a que ambos estaban destinados a estar juntos. Fue en ese momento que por primera y única vez, Diarmuid dejo de seguir los ideales de un caballero, para poder corresponder el amor de esa mujer, escuchando lo que su corazón le dictaba que era lo correcto.
No importando que Fionn Mac Cumhaill lo tachara como traidor y pidiera su cabeza por haber robado a quien debía ser su mujer por derecho. Pues Diarmuid lucho incansablemente contra aquellos que en antaño fueron sus camaradas, su nación o su rey, todo con tal de permanecer al lado de la mujer que amaba.
Y justo cuando Fionn Mac Cumhaill decidió aceptar el amor de ambos, permitiéndoles regresar a sus filas sin ninguna represalia, parecía que finalmente todos los miedos y preocupaciones habían acabado para él y su amada.
Pero no fue más que una cruel mentira bañada en ilusión. Pues ese hombre el cual fue capaz de devolver con una sonrisa una traición. Lo asesino a sangre fría aun y cuando una vez más le había jurado lealtad eterna.
Fue en ese momento que tirado en el césped de una espesa llanura y su sangre salía de su fatal herida, creando un charco de su propia sangre. Que se arrepintió de su vida, de su deshonroso y aborrecible final. Solo deseando poder vivir una vez más para poder hacer lo correcto. Para vivir y luchar firmemente a alguien a quien le jurara lealtad, que se le permitirá tener un final digno de un caballero, donde pudiera honrar el significado de lo que él era. De ser enteramente leal y así poder morir dignamente, sin ningún arrepentimiento, sin traiciones que mancharan su nombre.
- Ese sueño... era la leyenda de Diarmuid. O acaso será ¿que vi los recuerdos de mi Sirviente?
Murmuro para sí mismo en un intento de poder comprender lo que estaba ocurriendo. Y así mismo, intentaba entender la razón por la cual se encontraba en su cuarto de cuidados especiales. Quería comprender que era lo que estaba ocurriendo, pero le era sumamente difícil poder ordenar sus memorias y no ayuda en nada el palpitante dolor en todo su cuerpo que apenas estaba notando.
La única puerta de la habitación se abrió, atrayendo su mirada al frente. Donde pudo ver a su esposa entrando a la habitación con lo que parecía ser una hoya con agua caliente y unas compresas. Su rostro reflejaba tranquilidad y normalidad, como si no hubiera nada de lo que preocuparse, tal mirada genero un sentimiento de desconfianza y desconcierto en Kayneth, casi como un instinto primitivo de supervivencia que le advertía del peligro.
- Así que estas despierto – afirmo, cerrando la puerta tras de ella.
Kayneth no respondió de inmediato, sino que intento sentarse en la cama para poder observarla mejor. Solo para darse cuenta de que no podía, pues estaba sujetado por corres alrededor de su pecho y tobillos.
- Sola-Ui... ¿Qué es esto? ¿Por qué estoy aquí? – cuestiono, mientras un sentimiento de desesperación lentamente se apoderaba de él.
- No recuerdas nada de lo que ocurrió, ¿verdad? – contra preguntó de forma calmada y serena, colocando la hoya en una mesa de noche al lado la cama y comenzaba a humedecer una compresa – intenta recordar – indico, comenzando a limpiar el sudor del rostro y cuerpo de su esposo.
- Yo... - murmuro, lentamente recordando su pelea contra el Asesino de Magos – me disparo... me defendí usando Volumen Hydragyrum, pero aun así... yo... - recordó ese intenso dolor justo antes de desmayarse y aunque aún seguía presente solo que en menor medida, era una mala señal – ¿Qué le ocurre a mi cuerpo?
- Por alguna razón, todos los Circuitos Mágicos de tu cuerpo entraron en cortocircuito. Es un milagro que no hayas muerto en el momento en que eso ocurrió – explico con simpleza, sin ninguna pizca de preocupación en sus palabras o su voz – pude salvar tus órganos internos, pero solo eso. Tus Circuitos Mágicos están destruidos. Ya no podrás realizar ningún hechizo – agrego, comenzando a limpiar con cuidado la mano derecha de su esposo, más específicamente sus Hechizos de Comando, no importándole en lo más mínimo como el rostro de este pasaba de la incredulidad a una de completa desesperación, frustración y dolor.
Lágrimas de impotencia comenzaron a derramarse de los ojos de Kayneth, pues ni en sus peores escenarios creyó posible que su vida como mago pudiera acabar. Esto era humillante, venia de una respetada familia de magos, era considerado un prodigio sin igual, aún tenía mucho por lo cual seguir adelante en el mundo mágico.
Pero ahora todo eso ahora no era otra cosa más que un sueño lejano e imposible. No podía reunir mana, no podía ni realizar un simple hechizo. Comprobando que las palabras de su amada esposa eran ciertas, y todo por culpa de un vulgar asesino que no estaba a su nivel. Simplemente lo perdió todo cuando aún tenía tanto por ofrecer en esta guerra. Tenía tanto que demostrarse a sí mismo, pero ahora ese sueño parecía incluso tan lejano.
- No llores, Kayneth. Aún no hemos sido derrotados – aseguro limpiando su rostro de las lágrimas, ganando una mirada asombrada del rubio – si el Santo Grial de verdad puede conceder deseos con su omnipotencia, seguramente será capaz de restaurar tuc cuerpo. Pero para ello no debemos rendirnos, por eso... Kayneth. Por favor dame tus Hechizos de Comando. Yo tomare tu lugar como Maestro de Lancer y te traeré el Santo Grial.
Una mirada horrorizada se formó en las facciones del rubio al escuchar tal declaración. No podía permitirlo, no debía ni siquiera considerar tal movimiento. No con su esposa en primera línea y menos ahora que poseía la clase de ser sin escrúpulos que era el Asesino de Magos, el hombre que contrato la familia Einzbern, aquel hombre que lo derroto y le arruino la vida.
No quería ni pensar en lo que le ocurriría a su amada si llegara a enfrentarse a ese sujeto. Simplemente no podría soportar la culpa de que algo incluso peor de lo que ese tipo le hizo, se lo hiciera a su amada. Y sin embargo, tales miedos fueron sustituidos por otros al ver la sonrisa tranquila de la pelirroja. Esa mirada era la misma que la que tenía siempre que miraba a Lancer.
De un segundo a otro, la desconfianza se apodero de él, recordándole que la historia de su Sirviente se podría incluso llegar a repetir si le cedía el control. No estaba dispuesto a pasar por esa clase de humillación, no con la pesadilla que estaba cargando ahora mismo.
- No... no dejare que luches, no lo permitiré – aseguro intentando suprimir sus miedos.
- ¿No confías en mí? ¿No confías en la mujer que se casó y paso a formar parte de la familia Archibald? – cuestiono en un tono dulce y despreocupado, regresando a limpiar con cuidado y cariño los Hechizos de Comando que poseía el rubio.
- No es eso, pero... - dudo al no saber cómo decirlo, pues la imagen de su esposa sonriéndole a su Sirviente seguía muy presente en su mente – Sola-Ui, ¿Crees que Lancer te jurara lealtad a ti en mi lugar?
- Si. Es un Espíritu Heroico que respondió el llamado del Santo Grial. El desea el Santo Grial al igual que nosotros. Por el bien de nuestro objetivo, supongo que aceptara cambiar de Maestro – respondió sin despegar la vista de los Hechizos.
- No, Sola-Ui. ¡Lancer no están servicial! – exclamo, molesto de la actitud de su esposa.
- ¿Por qué dices algo así? – pregunto, su sonrisa vacilando un poco al escuchar el tono uso para referirse a Lancer.
- Cuando le pregunte cuál era su deseo, me respondió: "No me interesa el Santo Grial". Es imposible que a un Sirviente no le interese el Santo Grial. Está ocultando sus verdaderas intenciones – aclaro bastante preocupado de la posible deslealtad de su Sirviente y que su esposa no viera lo evidente – Pero no importa lo que intente ocultar, mientras tenga los Hechizos de Comando, tendrá que obedecerme.
- Kayneth... - hablo sintiendo molestia por las palabras tan injustas y sin fundamentes, con las cuales intentaba desprestigiar el grandioso y valeroso hombre que era Lancer.
- No te los daré, Sola-Ui, no lo hare – declaro.
- Kayneth, parece que no lo entiendes... debemos ganar, cueste lo que cueste – hablo en un tono serio y molesto, tirando la compresa al suelo y sujetando firmemente el dedo meñique del rubio.
Una mirada confundida se formó en el rostro de Kayneth al no comprender lo que estaba haciendo la pelirroja, mirada que rápidamente se esfumo para dar paso a una de completa incredulidad y miedo, al ver como la pelirroja sin ninguna vacilación, comenzó a torcer su deño meñique hasta fracturarlo.
El miedo y el desconcierto no dejaban que ningún pensamiento coherente se formara en la mente del rubio. Ya que no podía creer lo que estaba pasando, lo lejos que estaba dispuesta a llegar su esposa por arrebatarle los Hechizos de Comando. Todo para ser la Maestra de Lancer y obtener el Santo Grial para curarlo. Oh eso es lo que ella estaba intentando hacerle creer, pues definitivamente no le creía.
- Sabes, Kayneth. Mi habilidad espiritual de sanación no puede sacarte a la fuerza esos Hechizos de Comando – dijo en un tono serio y con una mirada tan determinada, sin ningún rastro de remordimiento por sus acciones – solo si me das tu consentimiento puedo sacártelos sin resistencia. Si sigues negándote, me veré obligada a amputarte el brazo derecho ¿Qué harás?
Lágrimas de miedo recorrieron el rostro del rubio al ver la mirada tan fría, sin emociones, la mirada de un psicópata que es incapaz de sentir la más mínima de emociones hacia otro ser humano. Esa mirada que no concordaba con el rostro tierno y bien cuidado de su esposa.
Castillo Einzbern
En una de las tantas habitaciones que habían quedado intactas tras el ataque del Maestro de Lancer, se encontraba Irisviel, descansando cómodamente en la cama de la habitación. Ajena a la presencia de las demás personas en la habitación.
Pues mientras que Maiya se encontraba examinando con cuidado el cuerpo de la mujer en busca de alguna herida o fractura, algo que explicara su repentino desmayo. Kiritsugu, Saber y Goku, se encontraban expectantes a una respuesta de la pelinegra, indicando que el estado de Irisviel se encontrara fuera de peligro.
Ya que ninguno de los tres entendía que era lo que estaba pasando. Puesto que la pelinegra estaba reacia a responder cualquier pregunta que le lanzaron, ya que su prioridad era asegurarse que nada malo le estuviera pasando a Irisviel.
Una enorme sorpresa para Kiritsugu, ya que conocía a la perfección a Maiya, y sabía que nunca había mostrado ese grado de interés por nadie. En especial por Irisviel, con quien siempre mantuvo un perfil estrictamente profesional a tal punto de ni siquiera dirigirle la palabra si no era absolutamente necesario. Comprendía que esa renuencia a interactuar con Irisviel se debía principalmente al hecho de que rechazo los sentimientos de Maiya en el pasado. Pero esto era incluso nuevo para él, que simplemente no podía comprenderlo.
- La señora Irisviel se encuentra perfectamente bien – indico Maiya, soltando un suspiro de alivio, mientras la cubría con una manta para que estuviera más cómoda.
- Esas son buenas noticias – murmuro Arturia aliviada.
- Lo es, ya estaba comenzando a preocuparme – agrego Goku con una sonrisa tranquila.
- Responde, Maiya, ¿Qué fue lo que ocurrió en el bosque? – cuestiono Kiritsugu queriendo tener toda la información de lo ocurrido.
- Es algo bastante difícil de explicar – murmuro Maiya no sabiendo por donde debía de comenzar – mientras huíamos como era el plan, nos detuvimos cuando la Señora Irisviel detecto otra presencia entrando en el perímetro. Se trataba de Kirei Kotomine, y en el momento que decidimos emboscarlo para detenerlo... ocurrió.
- ¿A qué te refieres con eso? – pregunto Kiritsugu bastante alarmado por lo que estaba escuchando – ¿Acaso fue ese sujeto quien dejo así a Irisviel? – insistió al ver que no obtenía una respuesta.
- No. Justo cuando íbamos a ir tras ese hombre, sentí una gigantesca presión sobre todo mi cuerpo, fue algo aterrador. Algo que jamás había sentido en mi vida – aclaro Maiya, con un escalofrío recorriéndole la columna.
La respuesta de la mujer hizo que tanto Maestro como Sirviente, giraran rápidamente su mirada sobre el pelinegro. Sabiendo exactamente a lo que se estaba refiriendo, aunque en el caso de Saber, ella comprendía muy bien el porqué de tal liberación de energía de forma tan abrupta.
Ya que el engaño de Caster, sumado a la muerte de ese niño inocente en verdad que podría perturbar a cualquiera. Ella misma había perdido la compostura cuando le pareció ver que el pelinegro había sido capturado por ese demonio y asesinado en el proceso. Aunque ahora que lo pensaba con detalle, no comprendía bien porque reacciono de esa forma tan agresiva contra Caster ante la presunta muerte del pelinegro.
Era algo tan impropio de ella reaccionar de esa forma tan violenta, que simplemente no podía comprender que fue lo que le paso en ese momento. Pues justo cuando creyó que el peligro había muerto, sintió un punzante dolor en su pecho, seguido inmediatamente de una rabia incontrolable, que la impulsaba con todas sus fuerzas a tomar venganza por lo ocurrido.
- ¿Por qué me están viendo? – pregunto Goku bastante confundido.
- En ese momento, pensé que lo mismo que yo sentía, lo sentía la señora Irisviel – continúo relatando, obteniendo la atención de todos – pero no. Parecía que un dolor insufrible se estuviera acumulando en su cabeza, tanto que no podía ni soportarlo, como si la estuvieran torturando. Pero lo más extraño fue que sus Hechizos de Comando comenzaron a brillar de una forma muy intensa.
- ¿Acaso Irisviel estaba intentando conjurar a Legend? – pregunto Arturia.
- No lo creo, ya que al tiempo que desapareció esa presión sobre el bosque la señora Irisviel regreso a la normalidad. Pero, cuando nos enfrentamos a Kirei Kotomine, volvió a ocurrir. El dolor era tan inmenso que la señora no podía ni mantenerse en pie, intente evitar que ese hombre se le acercara y cuando me iba a matar, la señora me salvo la vida.
- ¿Irisviel te salvo? – repitió Goku no entendiendo nada – pero dijiste que otra vez tenía ese dolor en la cabeza y que no podía ponerse de pie, ¿Cómo te salvo? – expreso su duda que era la misma que la de los demás.
- Ni yo misma puedo entender lo que paso. Pero lo que vi fue que de un segundo a otro, la señora Irisviel estaba frente a mí, protegiéndome. Sentí como de su cuerpo una energía increíblemente poderosa comenzaba a emanar. Sus Hechizos de Comando se volvieron dorados y sus ojos se volvieron de un color esmeralda – explico Maiya, el increíble cambio que presencio en la peliblanca.
Saber dirigió rápidamente su mirada hacia Goku, completamente incrédula de lo que estaba escuchando. El cambio en la mirada de Irisviel era la misma a la que había presenciado en el pelinegro ya dos veces. Además, Maiya había especificado un aumento de energía, pero no de Mana, eso solo dejaba el Ki, esa energía que usaba tan constantemente Goku.
Pero le era imposible encontrar una respuesta, pues su amiga había sufrido por los mismos cambios que Goku. En el mismo periodo de tiempo que este se estaba enfrentando a Caster, era como si de alguna manera el vínculo que los unía fuera incluso más poderoso en ellos.
- Ella se enfrentó a Kirei completamente sola. Al inicio, ambos luchaban al mismo nivel, pero entre más tiempo avanzaba la lucha, Irisviel se iba haciendo más poderosa. Tanto que fue capaz de derrotar a Kirei Kotomine sin ningún esfuerzo, incluso derroto a Assassin al rodearse con un fuego carmesí. Tenía unos movimientos, fuerza y velocidad que jamás había visto emplear a nadie – relato Maiya, aun inmersa en la increíble lucha que presencio – solo a él – agrego, viendo al Sirviente de la mujer.
- Legend, ¿Tienes alguna idea de lo que le paso a Irisviel? – cuestiono Kiritsugu bastante nervioso por todo lo que había escuchado.
- No, solo sé que el Ki de Irisviel de un momento a otro incremento de golpe. Aunque no me percate a tiempo ya que estaba luchando contra Caster – explico Goku sabiendo incluso menos que ellos – aunque eso de aura carmesí, suena demasiado similar a una de mis técnicas, se llama Kaioken y me permite elevar mi Ki en caso de ser necesario. Pero es imposible que Irisviel supiera esa técnica, es muy difícil de manejar ya que si no se controla con cuidado, el usuario podría incluso morir. Además, esa técnica me la enseño uno de mis maestros y estoy seguro de que no existe en este mundo.
Esto era simplemente imposible de procesar para Kiritsugu, la única persona en esta guerra a la que no quería enfrentarse. Su esposa ya se había encargado de derrotarlo, y aparentemente sin mucho esfuerzo. Y sin embargo, el resultado no era lo que le preocupaba, sino los medios que empleo para lograrlo.
Su esposa, de alguna manera que escapaba a su comprensión, estaba adquiriendo las habilidades de su Sirviente. Esta Octava Clase ya le estaba colmando los nervios, no sabía prácticamente de dicha clase, no tenía manera de controlarlo. Y ahora, estaba afectando directamente a su esposa. No quería ni pensarlo demasiado y aceptarlo aún menos. Ya que podría tolerar el hecho de que dicho cambio ocurriera justo cuando su vida corría peligro, pero no estaba dispuesto a aceptar que su esposa comenzara a sufrir cambios en su personalidad de forma permanente, no quería que se volviera como ese estúpido pelinegro.
- Legend, ¿acaso esto es algún tipo de habilidad de tu clase? – cuestiono Kiritsugu intentando descubrir lo que estaba pasando.
- No tengo idea de lo que estás hablando – respondió Goku ladeando la cabeza.
- ¿Y tú, Saber? – insistió pero ahora a su Sirviente.
- Lo siento, Maestro. Pero se tanto como ustedes, esto es algo de lo cual jamás había escuchado o visto – se disculpó Arturia viendo fijamente a su Maestro – sé que el vínculo que une a Maestro y Sirviente es a través de los Hechizos de Comando, que pueden incluso permitir ver la vida del otro, pero jamás imagine que fuera posible dotar al Maestro con las habilidades de un Sirviente.
- Y aún queda averiguar porque sus Hechizos de Comando sufrieron ese cambio. Todo esto no es bueno para nuestros planes – se quejó Kiritsugu, no pudiendo evitar contemplar al pelinegro con molestia.
- Lo que si se es que justo ahora su Ki ha regresado a la normalidad – murmuro Goku no notando nada raro en su amiga.
- Y parece ser que ahora mismo solo está agotada, es posible que mañana mismo despierte – agrego Arturia con tranquilidad.
- Si, con suerte una vez que despierte ella misma podría explicarnos si recuerda algo – aporto Maiya.
- En ese caso, todos ustedes quédense aquí – ordeno Kiritsugu comenzando a caminar a la salida.
- Maestro, ¿A dónde va? – cuestiono Arturia, molesta por que no permaneciera al lado de la peliblanca.
- Voy a rematar a Kayneth – respondió Kiritsugu sin detenerse.
- No, no lo harás – afirmo Goku serio, sin siquiera mirarlo.
Aun ajeno a lo que realmente quería, Kiritsugu se detuvo frente a la puerta de golpe al solo escuchar la declaración. Comenzó a sentirse nervioso y recordar perfectamente la discusión que tuvo con ese sujeto horas atrás, justo antes de que el caos fuera desatado.
Por mero instinto, Maiya llevo sigilosamente sus manos a la pistola que tenía guardada a su espalda, sabía perfectamente que poco o nada podría hacer contra ese sujeto. Pero tenía que ofrecer ayuda a Kiritsugu por más minúscula que fuera esta ayuda.
- Maestro, debemos darle prioridad a la eliminación de Caster. Aun con la derrota que sufrió, eso no lo detendrá y muy probablemente más niños inocentes serán asesinados – aseguro Arturia con nada más que preocupación de la muerte de inocentes – que usted quiera eliminar al Maestro de Lancer no es importante ahora mismo – agrego con un dije de molestia.
- Ah, conque al te referías – murmuro Goku con molestia, girando para ver al pelinegro – él se encuentra muy débil, no está en posición de luchar, ya ganaste tu lucha. No hay necesidad de que lo quieras asesinar, además, Saber tiene razón, ese miserable de Caster es prioridad, sigo sin sentir su presencia, así que deberíamos comenzar a buscarlo.
- Ustedes... confiaron en que Lancer no me mataría, ¿pero qué habría pasado si no hubiese respetado su palabra? – pregunto Kiritsugu girando para ver al par de Sirvientes – si eso hubiera pasado, tanto mi lucha como la tuya, Saber, abrían acabado en ese instante – aseguro con una mirada tan fría y sin vacilación, que no dejaba dudas a que estaba hablando en serio.
- Si hubiera intentado hacerte algo, lo hubiera detenido – aseguro Goku sin ninguna vacilación en sus palabras – pero no fue así, Diarmuid no tenía malas intenciones, solo quería salvar a su Maestro. Ahora lo más importante es buscar a Caster y evitar que siga cometiendo atrocidades y salvar a los niños que aun tenga prisioneros. Yo no conozco este lugar, con tu ayuda, será mucho más rápido encontrarlo.
- Salvar a unos niños, sean pocos o unos cientos, no es mi objetivo. Así que...
- ¡Maestro! ¡No pienso escuchar algo tan deshonorable y cruel! Palabras dignas de un demonio – exclamo Arturia apenas conteniendo toda su rabia al escuchar el desinterés y cobardía de su Maestro.
- Kiritsugu, por favor no sigas – pidió Maiya viendo como el pelinegro parecía comenzar a perder la paciencia y con Saber aun herida, les sería imposible siquiera detenerlo si los atacaba.
- Dime, Saber, ¿acaso estas dispuesta en ir contra los deseos y ordenes de tu Maestro, a quien le juraste lealtad? ¿acaso ir tras Caster es más importante que asegurar nuestra victoria, tu deseo? – cuestiono Kiritsugu molesto por la actitud de ese par, aunque comprendió de inmediato la declaración de la pelinegra, aunque no pensaba ceder, pues manipulando a Saber, lograría que el otro se tranquilice.
Tomada por sorpresa, Saber se dio cuenta de la trampa en la cual la había puesto su propio Maestro, cuestionando su lealtad y poniendo en tela de riesgo su anhelado deseo. Apretó los puños con fuerza ante tal movimiento tan embustero. Pues cualquier cosa que dijera en contra seria como gritar que su honor y palabra no significaban nada.
Bajo la mirada en un intento de ocultar la mueca de disgusto y odio que ahora mismo tenía hacia su propio Maestro. Pero más importante aún, para que el pelinegro no pudiera ver tan lamentable posición en la que se encontraba, una donde ni siquiera podía discutir por lo que ella consideraba justo y correcto.
Aun en vida, presencio las atrocidades de la guerra más veces de las que estaba orgullosa de admitir, pero esto era diferente, la manera de actuar y pensar de Kiritsugu, eran tan opuestas a los ideales que ella se mantenía firme por cumplir. No podía comprender porque alguien así era su Maestro.
- Haz lo que te plazca – dijo Goku con una rabia apenas contenida.
La declaración atrajo una mirada incrédula de todos los presentes hacia el pelinegro, quien simplemente comenzó a caminar hacia la salida de la habitación, pasando justo a un lado de Kiritsugu que solo lo miro con desconfianza y nerviosismo. Casi como si estuviera esperando que en cualquier momento fuera atacado.
Aunque para su sorpresa no fue así y en cambio, Goku solo siguió caminando, abriendo la puerta y deteniéndose justo antes de salir.
- Pero recuerda que no necesito verte para sentir tu presencia. Y si intentas asesinar a ese tal Kayneth, te detendré – aseguro Goku, apretando sus puños con fuerza en un intento de controlarse.
- Le... Legend, ¿A dónde vas? – pregunto Arturia realmente desconcertada.
- A buscar a ese miserable – declaro, retomando su caminata fuera del castillo para buscar a Caster.
La habitación quedo en completo tras la salida del pelinegro, aunque por diferentes motivos. Siendo el de Maiya únicamente el de un genuino alivio al ver que ese sujeto no ataco a Kiritsugu. Desde la reunión hace algunas horas, le quedo claro que era demasiado peligroso, ninguno podía hacerle frente y que las únicas personas que podían calmarlo o disuadirlo de sus actos en contra de los planes de Kiritsugu eran Saber o Irisviel. Aunque en este caso, ambas opciones eran imposibles.
Saber por su parte, estaba en silencio debido a la rabia e impotencia que sentía por parte de su Maestro. Era humillante que no pudiera ir en contra de los deseos de ese hombre, cuando a su lado estaba Goku actuando y haciendo lo que realmente le dictaba su conciencia, no importándole las represalias, pues sabía que sus acciones eran justas y necesarias para evitar más derramamiento de sangre inocente, actuando como un verdadero rey.
Donde ella misma solo podía quedarse de pie acatando la voluntad de un hombre que al parecer no tenía ninguna ética o moral. Impulsado por sus convicciones sin importarle a quien pisoteara en el proceso, acercándose tanto como pudiera a la filosofía de un monstruo.
Y el más afectado de todos, el mismo Kiritsugu, que no podía ocultar su rostro molesto, mezclado con la frustración y el miedo. Todos sus planes estaban demorándose uno a uno por ese maldito sujeto. Era imposible mantenerlo bajo control, simplemente se dejaba llevar y hacia lo que él quería.
Ese desgraciado tuvo la oportunidad de acabar con Lancer y Berserker al mismo tiempo, y en cambio decidió dejarlos ir. Ahora cuando su mejor herramienta se encontraba restringida por la herida que le causo el mismo Lancer y tenían la oportunidad perfecta de acabar con su Maestro. Simplemente decidió que era más importante darle caza a Caster solo para salvar a unos cuantos niños.
Eso no era tras lo que luchaba, pues ir tras Caster y postergar el asesinato tanto de Lancer y su Maestro, solo aumentaban las posibilidades de perder a Saber bajo el ataque de otro enemigo o del mismo pelinegro, de quien seguía sin confiar en lo más mínimo. Necesitaba eliminarlo en cuanto tuviera la oportunidad perfecta para hacerlo, no podía darse el lujo de perder y condenarse a una vida donde todo lo que amaba estuviera muerto, viviendo solo en un mundo envuelto en la maldad, sin que alguien pueda hacer algo para arreglarlo.
Pero nada podía hacer en ese momento, la advertencia de Goku fue clara, y sabía que si salía del castillo justo en dirección de Kayneth, lo descubriría y detendría. Ir en contra de una advertencia de ese sujeto también era una mala jugada. Por tanto lo único que podía hacer, era esperar a que Irisviel despierte y esperar que siga siendo lo misma de quien se enamoró.
Iglesia de Fuyuki
Frente al tornamesa que utilizaban como medio de comunicación, se encontraba Risei poniendo al tanto a Tokiomi de todo lo que pudo descubrir su hijo mientras fue a recabar información en el Castillo Einzbern. Aunque le preocupaba más el estado de su hijo, apenas y había podido ser sacado de ese lugar convida por su Sirviente.
Ya se había encargado de curar todas sus heridas, y gracias a la curación acelerada mediante un encantamiento de Kirei y los cuidados de Assassin, para mañana a medio día se encontraría completamente recuperado. Aunque eso no disminuía su preocupación.
Ya que las cosas se estaban tornando demasiado complicadas de una forma muy acelerada. Comenzando con la adición a la guerra de un Octavo Sirviente y Maestro, la revelación de ese Octavo Sirviente, al igual que el descubrimiento de las atrocidades de Caster. Y ahora mismo, una Homúnculo había sido capaz de dejar a su hijo a un paso de la muerte y no conforme, se enfrentó a Assassin y salió ganando.
- Esa mujer no pudo ni esquivar un contenedor para salvar su vida y me dices que fue ella quien estuvo a punto de asesinar a Kirei – repitió Tokiomi no queriendo aceptar tal hecho – también fue capaz de asesinar a uno de los tantos Assassin.
Incapaz de creer todo lo que salía de su boca, Tokiomi comenzó a ponerse sumamente nervioso, pues conocía mejor que nadie las capacidades tan únicas y excepcionales de Kirei y si el mismo afirmaba haber sido derrotado con una extrema facilidad por esa Homúnculo, era porque debía ser cierto.
Sin embargo, ese hecho no lo hacía más fácil de digerir. Incluso la existencia de Assassin fue revelada y aun así no pudieron descubrir nada. Los nuevos descubrimientos de Kirei solo dejaban más dudas que respuestas.
¿Acaso fue engañado y esa mujer es el resultado de un experimento de los Einzbern, que posee dotes excepcionales, más allá de los de cualquier humano? La respuesta a esa pregunta parecía ser un rotundo sí. Ya que si lo meditaba con calma, esa mujer pudo ser creada con esa apariencia tan frágil, con el propósito de enmascarar de lo que era capaz en realidad. Y que cualquiera que bajara sus expectativas sobre ella, ser tomados con la guardia baja.
La familia Einzbern eran conocidos por sus inigualables dotes en la creación de homúnculos, pensar que esa mujer es la cúspide de su creación no parecía una idea tan descabellada.
- Debemos concentrarnos en descubrir la localización de Caster y obtener ese Hechizo de Comando. Con Legend pudiendo percibir la presencia de Assassin, será muy difícil mantener vigilada a esa mujer – comento Tokiomi, retomando la compostura – Una vez que Kirei despierte, ordénale que centre la investigación de Assassin en Rider, aun necesitamos saber cuál es su as bajo la manga.
- Así se hará – dijo convencido del plan.
- Debemos apegarnos a nuestra estrategia, no debemos permitir que los trucos de la familia Einzbern nos hagan perder la confianza y elegancia.
- ¿Y sobre Caster?
- Ese lunático será encontrado por alguno de los demás Maestros y cuando eso ocurra, Gilgamesh le dará el tiro de gracia. Donde nosotros quedaremos como los ganadores absolutos.
Asintiendo al plan, Risei corto la comunicación, donde jamás se percató que en las sombras, se encontraba un Assassin, espiando toda la conversación a petición de su Maestro.
Distrito residencial de Fuyuki – primeras horas de la mañana
En el curto del segundo piso del hogar donde Waver se estaba quedando al engañar al par de ancianos mediante un hechizo para hacerles creer que era su nieto. Se encontraba Rider y el mismo Waver, donde este último estaba acomodando lo que parecía ser varios tubos de ensayo, diferenciándolos con una letra, mismas letras que estaban marcadas en un mapa de la ciudad de Fuyuki, o más específicamente de la salida del drenaje que desagua en el rio de la ciudad.
Claro que el trabajo lo hubiera podido hacer desde ayer en la noche si no fuera por el hecho de que su Sirviente entablo amistad con su supuesto abuelo, donde ambos comenzaron a beber hasta que el pobre hombre que había engañado para hacerle creer que era su nieto, cayo rendido. Toda la noche, los ancianos como Rider, estuvieron conversando de cualquier cosa, no pudiendo creer que pudiera llevarse tan bien con cualquier persona que se le ponga en frente.
Por su parte Iskandar, había cambiado su vestimenta, pues ahora portaba una camiseta blanca ajustada con un mapa del mundo grabado en el pecho, resaltando aún más su ya de por si gran musculatura. También llevaba puesto unos jeans azules que iban a juego con su camisa para adecuarse mejor a esta nueva era.
Pues esto era parte de su conquista, pues conocer gente nueva, usa la ropa de la gente de la época, permanece en su forma física aun y cuando no se le necesita. Se adapta, porque conquistar no es solo tomar el territorio, sino todo su ambiente y los espíritus de la gente, se gana la confianza de la gente. Volviéndose una fuerza que atrae e inspira a la gente
- Mas te vale que tengas una buena explicación para esto, mocoso – se quejó Iskandar sentándose en la cama – mira que ordenarle a un rey recolectar agua del rio es una ofensa y aun mayor ahora que conseguí mis pantalones. Y en sima de eso, perdí la oportunidad de enfrenarme a Legend o Saber ayer. Por todo el ajetreo estoy seguro de que fue una contienda donde pude haber comenzado con mi conquistado.
- Es muy útil, y ambos sabemos que lo único que estabas haciendo anoche era ver televisión con el abuelo y llamando para pedir más cosas por paquetería y cobrarlo a mi tarjeta – se quejó Waver tomando el mapa y observándolo atentamente, mientras que su Sirviente se le acercaba y observaba lo que hacía.
- ¿Qué es esto? ¿alguna clase de juegos de alquimia? – pregunto curioso, al ver que llenaba los tubos de ensayo con el agua que recolecto y comenzaba a agregarles otra sustancia.
- No es un juego. Es alquimia de verdad, tonto – respondió, mientras que con una pipeta dejaba caer una gota de un líquido detector de magia en uno de los tubos, el cual para su sorpresa se tiño de naranja.
- ¿Qué rayos es eso? ¿Lo arruinaste?
- ¡Yo no arruine nada! – grito molesto por ser subestimado – esto indica residuos de un hechizo. En pocas palabras, restos de magia que quedan en el agua. Indica que alguien estuvo usando magia cerca de la desembocadura del rio. Siguiendo este rastro, es posible que encontremos pistas sobre Caster – explico con detalle su nuevo descubrimiento.
- Mocoso, ¿desde un principio sabias que encontrarías algo así en el agua? – cuestiono, mirando con seriedad a su Maestro.
- Por supuesto que no. Pero el rio atraviesa por el medio de la ciudad. Y con Caster escondiéndose de todos, era obvio que lo primero a hacer era analizar el agua – respondió, goteando cada uno de los tubos de ensayo, hasta que finalmente en uno no tuvo reacción, mirando la marca del tubo, busco donde estaba marcado en el mapa – Rider, ¿notaste algo raro por esta zona? ¿un drenaje, una desembocadura o algo por el estilo?
- Oh, ahora que lo mencionas sí. En ese lugar había una salida de drenaje enorme – aseguro mirando el lugar marcado.
- Muy bien. Estoy seguro de que si vamos e investigamos ese lugar, encontraremos la guarida de Caster – afirmo con una sonrisa confiada por su triunfo.
- Mocoso, ¿acaso tú eres en realidad eres un mago extremadamente talentoso? – cuestiono, asombrado por el descubrimiento tan acertado de su Maestro.
- Este no es el método que usaría un mago talentoso. Debe ser el método más simple que hay. ¿Te estas burlando de mí, tonto? – se quejó, molesto por ser ridiculizado.
- ¿Acaso eres tonto? Conseguir tus objetivos mediante métodos simples es de admirar aún más que cuando se sigue un gran plan – declaro completamente emocionado – ¡Como tú Sirviente, es algo que me llena de orgullo! ¡Muy bien, está decidido! Si podemos encontrarlo, yo me encargare de él. ¿Qué te parece si vamos y le caemos a golpes? Con tal descubrimiento, no podemos dejar que alguien más se lleve la gloria. Mientras recolectaba el agua, pude ver a Legend surcando los cielos, es claro que también está buscando a Caster. No debemos dejarle esta victoria, ahora que poseemos una ventaja – indico, tomando su espada, listo para marchar.
- Espera, nadie ha declarado nada. Recuerda que nos enfrentamos a Caster, su clase posee la mayor ventaja cuando se trata de proteger su territorio. Si Legend es tan idiota para ir a atacarlo directamente, nosotros no debemos imitarlo – comento cruzándose de brazos.
- Oye, en la guerra, el dominio sobre un territorio puede cambiar en cualquier momento. Si no atacas a tus enemigos apenas los encuentres, te arrepentirás por tu pasividad si se escapan – aconsejo sabiamente.
- ¿Por qué estas tan motivado hoy?
- Es más que obvio. Mi Maestro al fin ha conseguido algo de suma utilidad que nos pondrá por encima del resto de Sirvientes. ¡Como su Sirviente, eso me espolea a conseguir la cabeza del enemigo y traérsela!
- Bueno si lo pones de ese modo – murmuro, sintiéndose apenado por los elogios – muy bien vamos.
Una gigantesca sonrisa se formó en el rostro de Iskandar al ver que Waver aceptaba ir de inmediato por la cabeza de ese brujo. Sabía que su Maestro era alguien con el potencial de vivir una vida tan grandiosa como la suya. Pues había notado que Waver era consciente de lo pequeño que era en la escala universal y eso lo impulsaba a querer ser mejor, ser más grande.
Ese valor y tenacidad, a pesar de ser consciente de sus límites humanos es la prueba de que Waver llevaba el espíritu de un conquistador. Alguien más que digno que cualquier otra persona para ser su Maestro y respetarlo como tal.
Castillo Einzbern – medio día
Sentado en una silla al lado izquierdo de la cama donde descansaba su esposa, Kiritsugu estaba contemplando el rostro plácidamente dormido de Irisviel, era un verdadero privilegio verla tan tranquila. En el último mes había tenido pocas oportunidades de verla así, pues las preparaciones para la guerra por el Santo Grial consumían mucho de su tiempo.
De hecho, en la última semana, casi no había estado al lado de su esposa, no era de esta manera en la que esperaba pasar sus últimos momentos juntos. Pero nada podía hacerse, tenía una misión que cumplir y esta solo era una carga más que tenía que aceptar si quería cumplir dicha misión, por más que le destrozara el corazón no estar al lado de la mujer que amaba.
Lentamente Irisviel comenzó a abrir los ojos, para luego soltar un gran bostezo a la vez que se sentaba, dejando caer las cobijas que la cubrían, revelando un pijama de color blanco con toques dorados.
- ¿Mmmmh... Dónde estoy? – bostezo tallando sus ojos para despejarse el sueño, no sabiendo cuando exactamente fue que se quedó dormida.
Una pequeña sonrisa se formó en Kiritsugu que se levantó de su silla para estar más cerca de su esposa. Extendiendo su mano derecha hacia su hombro para hacerle saber de su presencia y no asustarla.
Solo para que justo antes de que pudiera tocarla, Irisviel en un movimiento rápido tomo la muñeca de su esposo con su mano izquierda y comenzó a sujetarlo firmemente, mientras seguía tallándose los ojos con su mano libre y soltando bostezos.
Por mero instinto, Kiritsugu intento apartar su mano de ella, solo para descubrir que le era imposible moverla de su lugar, su esposa lo tenía bien sujeto y no podía librarse.
- ¿Iri? – hablo preocupado por lo que le estaba pasando a su esposa.
La peliblanca reacciono a la voz de su esposo y de inmediato giro su murada somnolienta a su izquierda. Sonrió con cariño al verlo, pero su sonrisa no duro mucho al ver su rostro preocupado, pero no comprendía su reacción, hasta que bajo su mirada y noto que lo estaba sujetando, cuando ni ella misma se había percatado de ello.
- Lo siento, no me di cuenta – se disculpó, soltándolo de inmediato – debió ser un reflejo.
- No tienes por qué disculparte, Iri, no pasa nada – dijo, sujetando su muñeca ligeramente adolorida.
- ¿Tú me trajiste aquí? – pregunto, intentando recordar cómo fue que termino en este cuarto.
- No, yo solo te cambie para que estuvieras más cómoda – respondió, volviéndose a sentar y mirando seriamente a su esposa – Iri, ¿recuerdas lo que ocurrió ayer en la noche, en el bosque?
- ¿En el bosque? – murmuro no comprendiendo a lo que se refería, solo para que su mente comenzara a ser llenada con recuerdos de lo ocurrido, de cómo salvo a Maiya, su enfrentamiento con Kirei y posteriormente con Assassin, todo en una secuencia rápida que la dejo sin aliento – Yo... yo... yo luche contra Kirei Kotomine – susurro.
- ¿Sabes cómo fue que pudiste hacer tal cosa? Maiya, dice que comenzaste a pelear como Legend, incluso que usaste una de sus técnicas, aquella donde te envuelves en un aura rojiza y...
- Kaioken – interrumpió – se llama Kaioken – aclaro, no sabiendo porque lo hizo o como era que sabía el nombre de la técnica.
- ¿Cómo sabes eso?
- No lo sé... cuando... cuando Maiya estaba a punto de ser asesinada por Kirei, fue como si mi cuerpo y mente supieran lo que tenía que hacer. Como si hubiera peleado toda mi vida – explico bastante desconcertada – quien peleaba era yo, pero a la vez no, se sintió muy extraño.
- ¿Cómo si alguien te estuviera controlando? – pregunto queriendo confirmar sus sospechas sobre el pelinegro.
- No – aseguro si ninguna duda – más bien como si yo fuera quien tenía el control sobre habilidades y poderes que no son míos. Y los usaba para acabar con Kirei Kotomine.
- Iri, sé que debe ser muy complicado de asimilar, pero sufriste un cambio enorme. Por alguna razón, tu Ki se volvió increíblemente poderoso, tus ojos cambiaron a un color esmeralda y tus Hechizos de Comando se volvieron dorados – explico de la forma más resumida y tranquila que pudo en un intento de que su esposa lo asimilara y pudiera ayudarlo a descubrir que estaba ocurriendo – llevas dormida, más de doce horas. ¿Tienes alguna idea de cómo todo esto es posible? ¿Si acaso Legend hizo algo contigo?
- No, claro que no. Goku no me hizo nada, ni siquiera estuvo cerca cuando todo eso ocurrió... pero tampoco sé porque me volví tan fuerte de repente – informo no pudiendo encontrar nada útil, comenzando a deprimirse por poner en dificultades en su esposo, cuando aún tenía tanto por hacer.
- No te preocupes, ya lo resolveremos. Por ahora ve a comer, lo necesitas – reconforto, no queriendo presionarla, pues si ella aseguraba que no lo sabía, no tenía razones para sospechar de lo contrario – voy con Maiya para investigar algunas cosas. Antes del anochecer, ambos nos retiraremos, para buscar información sobre Kirei, con suerte podre matarlo ahora que te encargaste de dejarlo tan herido.
Su esposa había pasado por mucho anoche y lo último que quería era transmitirle más preocupaciones. Era claro que ella desconocía tanto como el, la situación tan única en la que se encontraban. Pero tendría que mantener vigilado al pelinegro ahora más que nunca.
Esto no podía dejarlo pasar por alto, pues si de alguna manera estaba intentando controlar a su esposa, no le importaba en lo más mínimo lo poderoso que fuera, se encargaría de hacerlo pagar.
- Bien, por favor ten cuidado – suplico, preocupada por su esposo.
- Lo tendré – declaro, comenzando a caminar a la salida – y si algo semejante vuelve a pasarte, por favor, dímelo.
- Por supuesto.
Cuando la puerta se cerró, por un mero instante Irisviel pudo ver a Kiritsugu preocupado por su bienestar incluso detrás de la puerta. O más específicamente, no lo vio, sino que lo sintió, era como saber que era lo que le rodeaba solo con sentir su energía.
Era justamente lo mismo que sintió cunado peleo contra Assassin, podía sentir sus energías oscuras. Y le alegro saber que aunque la energía de su esposo era oscura, también se encontraba fuertemente la bondad que siempre supo que existía en su ser.
Pero después de ese instante, ya no pudo sentir nada, no importaba que tanto lo intentara. Simplemente no podía entender porque ahora que intentaba usar esas habilidades a voluntad, le era completamente imposible.
No queriendo darle más vueltas al asunto, se levantó de la cama y fue a tomar un baño caliente, para posteriormente cambiarse a sus ropas habituales, por suerte tenía más de un conjunto, ya que si bien recordaba, las que llevaba puestas se habían desgarrado por el exceso de poder liberado.
Saliendo de su cuarto con algo de dificultad, principalmente para abrir la puerta, se detuvo frente a la pared de su cuarto y por mera curiosidad, quiso probar si aún era portadora de ese gran poder, que incluso le permitía hacer pedazos el suelo con tan solo un puñetazo.
Se coloco de lado y separo las piernas, flexiono su brazo izquierdo a la altura de su rostro mientras que el derecho lo mantuvo a un costado. Pero antes de poder dar su golpe, Irisviel parpadeo repetidas veces al darse cuenta de la posición que había adoptado, ni siquiera se había dado cuenta.
Se paro derecha una vez más, concentrándose en solo golpear la pared y no en tomar una postura de pelea. Descubriendo que su cuerpo una vez más comenzó a adoptar la misma pose, casi como si se tratara de un reflejo propio de su cuerpo, algo que simplemente no podía evitar.
Así que, sin entender bien que estaba ocurriéndole, lanzo un fuerte puñetazo de derecha a la pared. Y de inmediato una corriente de dolor le recorrió el brazo entero, todo su cuerpo comenzó a temblar, sus labios se extendieron en una mueca de dolor contenido a la vez que un chillido que intentaba contener comenzó a emitirse de su garganta.
Apartando su puño de la pared, comenzó a sobar su mano con desesperación, pues le dolía mucho, sentía que se había roto todos los huesos de la mano y lo peor era que el dolor no se iba.
- Me dolió – se quejó en un chillido con lágrimas en sus ojos – creo que ya no soy tan fuerte.
Sintiéndose como una tonta, reanudo su camino a la cocina, ahora su hambre estaba olvidada y lo único que quería era encontrar una bolsa de hielo para parar la hinchazón de su mano. Podía usar magia curativa, pero dado su estado tan débil, prefería no utilizar su magia a no ser que fuera completamente necesario.
Una vez que su mano estuviera curada, buscaría a Saber y Goku para explicarles lo que ella sintió cuando lucho contra Kirei y con suerte, Goku podría explicarle lo que le estaba pasando.
Y cuando Irisviel dio vuelta en el pasillo, justo donde había golpeado la pared, una pequeña grieta se formó que rápidamente comenzó a extenderse por toda la pared, creando grandes grietas que soltaban escombros al suelo, siendo prácticamente un milagro que la pared aún no se derrumbara en pedazos.
Residencia Matou
Cojeando por los pasillos del lugar al cual alguna vez llamo hogar, Kariya se dirigía a paso lento pero firme a la habitación de la pequeña Sakura. Su cuerpo con cada día que pasaba se llenaba de un dolor inigualable, peor que el anterior. Dolor que solo empeoro cuando uso más Mana del que pudo manejar cuando Berserker se enfrentó a ese tal rey mono.
Y lo peor de todo, fue que ni así pudo ganarle. Eso lo atemorizaba, pues ese sujeto era monstruosamente poderoso, y si Berserker no podía acabarlo, no sabía como es que iba a poder cumplir con su objetivo.
Le aterraba desde lo más profundo de su corazón el hecho de fracasar, pues sabia de sobra que terminaría por condenar a la pequeña Sakura a una vida de miseria y dolor, con un tormento que solo la muerte misma podría ser capaz de liberarla. Tuvo suerte al llegar a tiempo para que Zouken no la arrojara al calabozo para que los gusanos la violaran, pero sabía que su suerte se estaba agotando.
Necesitaba garantizar su victoria o al menos comenzar en las alternativas. Las maneras en las cuales podría proteger a Sakura incluso si fracasaba y llegaba a perder la vida. Asesinar a Zouken era lo primero que encabezaba la lista, pero aun con Berserker de su lado, le resultaría difícil sino que imposible.
Conocía muy bien su magia y su capacidad para dividir su cuerpo en cientos de insectos que funcionaban como una especie de mente colmena. Si uno solo de esos insectos llegaba sobrevivir, también lo haría Zouken. Ergo, Sakura igualmente seria sometida a una tortura e incluso seria expuesta a una peor, como una forma de castigo.
Berserker no podría asesinar a toda una colmena que se mueve a toda velocidad, y por mucho que le doliera, asesinar a Zouken era una idea risible si no contaba con los medios para atrapar todo su cuerpo colmena, y acabar con todos los insectos de un solo ataque.
Las posibilidades no estaban a su favor y lo único que podía esperar, era que Archer o cualquiera de los otros Sirvientes asesinaran a ese supuesto rey mono, para poder librarse de la peor amenaza a la cual podría enfrentarse Berserker.
- Sakura-chan, ¿estás despierta? – pregunto, tocando débilmente la puerta de su cuarto.
- ¡Tío Kariya!
El corazón del peliblanco dio un vuelco y una sonrisa alegre se formó en su rostro al escuchar la dulce voz de su sobrina. Escucho sus pasos corriendo por la habitación hasta llegar a la puerta y comenzar a mover la perilla de la puerta con desesperación, en un intento de abrirla.
Pero le sería imposible y Kariya lo sabía bien, pues el mismo estaba sujetando la perilla con todas y cada una de sus fuerzas que aún le quedaban, por más que le doliera no verla, simplemente no quería ver la expresión atemorizada de Sakura al ver su rostro desfigurado por el Gusano de Emblema.
- ¡Tío Kariya, quiero verte! – grito con desesperación, desde que fue enviada a este lugar hace ya un año, la única persona con quien podía hablar era su tío, era la única persona que lo comprendía y siempre la ponía feliz, pero desde hace una semana que no lo ve y solo hablan a través de la puerta.
Sakura, una pequeña niña de cabello café grisáceo corto hasta los hombros, con un listón rojo decorando su cabello. Vestía un vestido purpura de cuello blanco que le llegaba basta las rodillas. Su mirada denotaba su tristeza y no era para menos, lo único que había hecho desde que llego con los Matou era estudiar y practicar hechizos avanzados que en palabras de su abuelo, le servirían para aumentar su Mana preparándola para volverse aún más apta de aceptar los secretos de la familia Matou.
Su año entero con los Matou habría sido de lo peor para la pequeña si no fuera por el hecho de que su tío siempre estuvo a su lado la mayor parte del tiempo. Animándola, contándole historias y haciendo que su estancia fuera mucho menos solitaria de lo que ya era.
- Lo se pequeña, yo sé que quieres, pero, no es un buen momento... no quiero que te asustes al verme, no quiero darte miedo – dijo, sintiendo como su corazón se partía en pedazos al escuchar sus sollozos.
- Tu no me das miedo. Nunca me darías miedo... el abuelo es quien me asusta – dijo, apoyándose en la puerta, deseando poder abrazar a su tío.
- Hehe, es cierto, el abuelo da mucho miedo. Pero no tienes por qué temer, porque pronto... pronto estarás donde debes estar, al lado de Rin. Tú y ella no están hechas para estar lejos una de la otra. Y también estará tu madre, y las tres podrán estar juntas de nuevo, como siempre debieron estar – comento con emoción y una pizca de ilusión, queriendo eliminar todos los miedos de la pequeña.
- Pero... mi padre me ofreció a los Matou, yo ya no soy su hija. Rin ya no es mi hermana... ellos no me quieren – sollozo, apenas conteniendo sus lágrimas.
- Eso no es cierto, tu madre te ama y Rin-chan también, el único culpable de todo esto es tu padre – aclaro, usando todas sus fuerzas para que la rabia no se mezclara en sus palabras – pero te aseguro, que cuando esta guerra por el Santo Grial, tú serás libre. Podrás regresar a donde perteneces... te juro por mi vida que volverás a estar con tu madre y hermana.
- ¿Deveras, lo dices en serio?
- Te salvare, te doy mi palabra – afirmo sintiendo un nudo en su garganta, pues por primera vez, le estaba mintiendo a su pequeña – Yo te salvare, Sakura.
- ¿Y tú iras a visitarme todos los días, para jugar con Rin como lo hacíamos antes? – insistió, sintiéndose feliz por las palabras de su tío, feliz de poder regresar con su familia.
- Si... porque siempre las estaré cuidando, las cuidare siempre.
Castillo Einzbern
Caminando por los alrededores del castillo, Saber se encamino en las profundidades del bosque. Notando que sus pasos la llevaron justo donde se enfrentó con Caster. Ese eso lo recuerdo le hacía hervir la sangre de rabia ante los actos tan malignos de ese sujeto.
Aunque tuvo que hacer a un lado su enojo cuando noto algo, lo cuerpos de los niños, no se encontraban por ningún lado. Prestando más atención a su entorno, noto que había pisadas resientes por todo el suelo. A lo cual sin perder tiempo, apareció su armadura y materializo su espada invisible y corrió a toda prisa en dirección de las pisadas, pensando que se trataba de otro ataque de ese miserable hereje. Donde de ser ciertas sus suposiciones, se encargaría de asesinarlo con sus propias manos tan rápido como lo viera.
Y justo al llegar a donde terminaban las pisadas, una mirada perpleja se formó en su rostro al presenciar lo que parecían ser varias tumbas pequeñas. Todas alineadas perfectamente y decoradas con flores blancas. Esto definitivamente no era lo que se esperaba, pues al contar las tumbas, se dio cuenta de que eran la mismas que los niños que fueron asesinados.
El olor de algo siendo cocinado llego a su nariz, levantando la mirada al cielo, pudo contemplar humo no muy lejos de su posición. Por mero instinto sonrió y comenzó a caminar en dirección del origen del humo, ya suponiendo de quien se trataba.
Donde al llegar sus preguntas fueron respondidas al ver a Goku sentado en un tronco frente a una fogata que estaba cocinando lo que parecía ser la carne de un oso.
- ¡Hola, Saber! – grito con alegría al notar a su amiga.
- Veo que decidiste regresar, Legend – comento con una sonrisa, caminando para luego sentarse a su lado – ¿tuviste éxito en tu búsqueda?
- No, ese cobarde sabe cómo esconderse. Regrese porque de día es más difícil buscarlo, la gente podría verme volando por toda la ciudad.
- Lamento que tu búsqueda no haya salido como pensabas. Me hubiera gustado poder apoyarte – murmuro, bajando la cabeza en vergüenza por no poder ir en contra de los deseos de su Maestro – aún no puedo creer que Kiritsugu siga tan enfocado en acabar con Lancer y su Maestro, que darle casa a ese miserable.
- No te preocupes, después de comer seguiré intentando encontrarlo por medio de su energía, Te garantizo que acabaremos con ese tipo – declaro con una enorme sonrisa.
- Si – afirmo con una sonrisa que renovaba su confianza.
- Y ya que estas aquí – hablo, poniéndose de pie y comenzando a revisar la carne – deberías acompañarme a comer, te aseguro que te encantara.
- Yo no necesito comer – recordó, no viendo la necesidad de ingerir alimentos y menos en la forma en que su compañero lo hacía.
- Pero puedes, no soy muy bueno cocinando una gran variedad de cosas, pero se sazonar la carne y te aseguro que este oso sabrá delicioso – insistió sin perder los ánimos.
- Legend, ¿porque te gusta tanto comer? Somos seres cuya forma se sustenta a base de Mana o en tu caso de Ki, comer no es necesario para nosotros.
- Claro que lo es, siempre me ha gustado comer todo tipo de platillos deliciosos. Incluso estando muerto en el Otro Mundo me daba hambre – informo con diversión.
- ¿Incluso estando muerto? – repitió con incredulidad – ¿me estás diciendo que ya estuviste en el Otro Mundo, muerto, antes de volverte un Espíritu Heroico?
- Hehe, rayos, creo que hable de más – murmuro comenzando a ponerse nervioso y no ayudaba en nada que su amiga lo estuviera viendo con esa mirada tan penetrante.
- Legend, quiero que me digas exactamente a que te referías al decir esas palabras – ordeno, no queriendo perder esta oportunidad de tener más información del misterio que era su compañero.
- Bueno, no te enojes, es solo que... - tartamudeo algo nervioso, no sabiendo como comenzaría a explicar las cosas, hasta que vio la carne y luego a su amiga, que una sonrisa algo engreída se formó en su rostro – muy bien Saber, te lo diré.
- Gracias, si gustas una vez que finalices, tú también puedes preguntarme sobre...
- Pero solo si comes conmigo – interrumpió, tomando el hueso de una de las patas del oso y separándola del resto de la carne, para entregárselo a su amiga.
- Ya te dije que esto no es necesario.
- Oh vamos, esta delicioso te lo aseguro. Y si no comes conmigo, no te responderé nada – ofreció, tomando otra de las patas del oso para sí mismo.
- Muy bien – aun con mucha renuencia, asintió y tomo el trozo de carne entre sus manos.
- Perfecto. Por cierto, ¿vas a comer usando tu armadura? – señalo, pues parecía algo incomodo de usar a la hora de comer.
- ¿Qué tiene de malo? – pregunto no entendiendo el origen de su pregunta – tu llevas tu gi de entrenamiento todo el tiempo.
- Bueno, eso es verdad, pero es porque aquí no tengo otra cosa que ponerme – rio rascándose la nuca con algo de vergüenza – eh tenido que bañarme y lavar mi ropa en un lago cercano al castillo, con las batallas se llena de polvo y sudor.
- Eso explica porque no puedo encontrarte en las mañanas – murmuro ya habiendo descifrado un misterio – y si lo que quieres es ropa nueva, ¿Por qué no le pides a Irisviel que te consiga un traje como el mío?
- No lo sé, ese traje que usas se ve realmente incomodo y no creo que me pueda moverá mi libertad si tengo que pelear – descarto la idea no pudiendo imaginarse metido en un traje – además, dudo que existan trajes que funcionen como ropa de entrenamiento.
- ¿Ropa de entrenamiento? – repitió no comprendiendo a lo que se refería.
- Si, mi ropa es más pesada que el resto. Mira – explico mientras se quitaba una muñequera y se la extendió a su amiga – asegúrate de sujetarlo con fuerza.
- Si por supuesto – rio divertida ante la advertencia, solo para que en cuanto la muñequera callera en su mano sintiera su gran peso, tanto que por un segundo hace caer su brazo entero al suelo, pero sujetándola firmemente pudo levantarla – esto es ridículo, ¿Por qué rayos pesa tanto?
- Es ropa de entrenamiento, que tiene un gran peso, me permite entrenar mi cuerpo todo el tiempo y aumentar mi velocidad, aunque realmente hace tiempo que este peso ya no me afecta – aclaro con esa sonrisa siempre presente en su rostro, volviendo a tomar su muñequera y colocársela.
- ¿Pero cómo es posible que puedas caminar por el castillo sin destruir el piso? ¿O la cama donde duermes? – cuestiono viendo cómo se sentaba a su lado listo para comer tan tranquilamente – te subiste al auto de Irisviel, y con todo el peso de tu ropa, no debió ni arrancar.
- Hehe lo que pasa es que siempre estoy distribuyendo mi peso, también es una forma de entrenamiento, ya que me permite tener un excelente equilibrio al distribuir mi peso de forma adecuada, por eso puedo dormir en una cama con toda mi ropa puesta y esta no se destruirá en el proceso, incluso dormido entreno – explico no dándole mucha importancia al asunto – también por eso me baño en el lago, porque todos los baños están en el segundo piso y aunque coloque mi ropa en el suelo con cuidado, es posible que termine atravesando el suelo por su propio peso.
- Veo que eres un guerrero extremadamente disciplinado, nunca había conocido a alguien que estuviera tan centrado en su entrenamiento – elogio, no pudiendo ocultar su gran asombro.
- Hehe gracias, pero come, que la carne se enfriara – indico no queriendo que se desperdicie la comida a la vez que una vez más se sentaba a su lado.
Con una gran sonrisa, Goku comenzó a devorar su propia porción, sorprendiendo bastante a Saber, pues esta era la primera vez que lo veía comer y debía admitir, que era un espectáculo desagradable para la vista.
No tenía modales y tampoco elegancia, simplemente comenzaba a devorar la carne como si no hubiera otra cosa que le importara en el mundo. Regreso su mirada a su propia porción de alimento, la carne estaba cocinada a la perfección, teniendo un color bastante atractivo debía de admitir. Olfateándolo un poco, el aroma no le desagrado de hecho era bastante agradable, y al no encontrar nada a lo cual poder rechazar su comida, soltó un suspiro, para inmediatamente después darle el primer mordisco.
Un escalofrío recorrió su cuerpo, su boca fue inundada con un mar de sabores tan suculentos y deliciosos. La carne jugosa, ligeramente tostada le daba un sabor inigualable, era sin duda alguna lo más delicioso que había probado en toda su vida.
Eh incluso eso la dejo sin palabras, pues no podía comprender como una simple carne sazonada podía redefinir por completo su concepto de la comida. Era simplemente un deleite masticar tan suculenta carne.
Su apetito en ese momento deseo ser complacido y así lo hizo ella. Comenzó a comer más y más, con una velocidad equiparable a la del pelinegro. Solo que en su particular caso, ella ingería los alimentos de una forma mucho más refinada y educada.
- Te dije que te encantaría – se burló, viendo lo rápido que comía.
- No me gusta el tono de tu voz – se quejó, ligeramente sonrojada por ser tomada con la guardia baja.
Una vez que ambos terminaron sus respectivas porciones, continuaron con el resto de la carne, devorando cada trozo de carne que llegaba a sus manos como si no hubiera un mañana. Aunque Saber, sí que en verdad estaba disfrutando de la comida, tanto que le era imposible pensar en un buen argumento por el cual se perdió de estas delicias toda su vida.
Oh tal vez era el hecho de quien lo había preparado. Pero fuera la razón que fuera, ahora estaría más que encantada de acompañar al pelinegro en cada comida, esperando que le mostrara de que más se había estado perdiendo.
Goku cumplió su parte del trato, relatándole lo ocurrido tras su muerte contra su hermano. De cómo dio a parar al Otro Mundo y de las dificultades que tuvo que pasar para llegar con Kaio-sama para recibir su entrenamiento, para volverse más fuerte y así poder enfrenarse a sus futuros oponentes.
Decidió omitir el hecho de haber sido revivido gracias a las esferas del dragón, ya que no sabría cómo explicar esa parte de su vida sin terminar por revelar realmente de donde venia. A lo cual solo aseguro que revivió al encontrar la manera de hacerlo. También comento otras cosas de su vida, una historias o cosas que le parecían entretenidas de contar.
Y una vez terminada la historia, lo único que quedaba del oso, solo eran los huesos. Saber se sentía completamente satisfecha, una dicha que nunca pensó que pudiera sentirse tan bien. Aunque también se encontraba asombrada de la vida y determinación de su compañero, en verdad era alguien que estaba dispuesto a dar la vida por su gente, aunque también se impulsaba a si mismo a ser más poderoso, para no perder ante nadie.
Siendo honesta consigo misma, si no fuera por él o Irisviel, estar metida en esta guerra sería algo muy caótico y deprimente. Pues con la clase de Maestro que obtuvo, Goku estaba equilibrando mucho la balanza para que todo fuera más ameno.
- ¿En serio tuviste una nube voladora? – pregunto curiosa – yo sé que tienes la capacidad de volar, así que siendo honesta tener algo así no lo veo tan necesario.
- Lo que pasa es que la técnica de vuelo me tomo mucho tiempo en poder dominarla. Y mi nube voladora me la regalo mi primer maestro cuando yo era solo un niño, el Maestro Roshi – respondió con una sonrisa melancólica – solo personas buenas que tengan el corazón podrían subirse en ella, eso fue lo que me dijo.
- Hablas con mucho respeto de esta persona, Roshi, ¿también era un Saiyajin? – motivada por la curiosidad, siguió preguntando, queriendo saber más de su compañero.
- No, él era un humano común y corriente, pero era el mejor en artes marciales del mundo. Me enseño mucho.
- Estoy segura de que debe ser un gran hombre.
- Lo es – murmuro, no sabiendo si ahora mismo estaba muerto por culpa de esos androides. Sacudió su cabeza en un intento de disipar esos pensamientos pues conociéndolo, seguramente estaba vivo y no tenía que olvidar que su hijo salvo a todos, así que no tenía por qué estar triste – Bueno, ya respondí tus preguntas, ahora me toca a mí – dijo con una gran sonrisa.
- ¿Qué? No, espera aún tengo preguntas, quiero saber porque tus ojos cambiaron de color y que significa esa aura dorada tuya – dijo de forma apresurada, pues quería sus respuestas.
- Hehe, lo siento pero será en otra ocasión – rio divertido ante la cara molesta de su amiga.
- Bien, supongo que es lo justo – a regañadientes acepto, no sabiendo como era posible que fuera tomada con la guardia baja por su compañero con tanta facilidad – ¿Qué deseas saber de mí?
- Justo antes de pelear contra Caster y luego cuando Kiritsugu ordeno que nos quedáramos ¿Por qué lo obedeciste?
- ¿Solo eso? – cuestiono no creyendo que en eso se basara su interés.
- Ajam – asintió – sé que no eres alguien que se deje intimidar por nadie y que siempre quieres hacer lo correcto, pero no entiendo porque obedecer completamente a Kiritsugu.
- Legend, tal vez en tu caso sea diferente, ya que afirmas ser alguien que fue convocado aquí en contra de su voluntad y no tiene deseo alguno por el Santo Grial – comenzó, algo seria – pero para el resto de los Sirvientes no es tan fácil. Debemos obedecer las órdenes de nuestros Maestros, en ellos debemos apoyarnos para ganar y así poder conseguir la victoria. Además, ellos cuentan con los Hechizos de Comando, si los obligamos a usarlos para que no desobedezcamos sus órdenes, se reducen las posibilidades de usarlos en un momento crucial o de acabarse en dado caso y sin perder la oportunidad de conceder nuestro deseo.
- Pero lo que Kiritsugu quiere hacer, la manera de hacerlo es algo completamente ruin y estoy seguro de que no apoyas sus movimientos de ninguna manera – comento, comenzando a entender la actitud de su amiga.
- Estas en lo cierto, francamente odio la forma en que hace las cosas, pero no puedo hacer mucho, no en mi estado actual – aseguro bajando su mirada a su mano herida – desde que era niña, se me encomendó el bienestar de mi nación. Se me entreno para ser rey y en condiciones normales, no toleraría lo que hace Kiritsugu, pero actualmente no soy un rey sino un Espíritu Heroico que juro lealtad a su Maestro como su Sirviente.
- Eres realmente impresionante. Admiro la gran fortaleza que tuviste para aceptar tal misión desde tan joven, no debió ser fácil – comento con una gran sonrisa – ahora sé que no actuabas porque no querías involucrarte o porque estuvieras de acuerdo con Kiritsugu, sino porque no puedes hacer mucho – finalizo, no pudiendo evitar soltar unas pequeñas risas.
- Dices eso, pero te estas riendo – se quejó con una mueca.
- Me rio porque ahora estoy más emocionado de volver a luchar contigo, Saber – aclaro, ganando una mirada de asombro de su amiga – ya quiero enfrentarme a ti con todo tu poder, estoy seguro de que será algo muy emocionante. Me agrada mucho ser tu amigo.
- Es un honor que me consideres tu amiga – dijo con una sonrisa.
Noche
De pie frente a su habitación, Irisviel parpadeo varias veces en incredulidad al ver que una de las paredes estaba completamente agrietada. Mas específicamente la pared que ella había golpeado en la mañana en un intento para comprobar si había un cambio en su fuerza. Llevo su mirada a sus manos y comenzó a cerrarlas y abrirlas repetidas veces, no comprendiendo que era lo que le estaba ocurriendo.
Su cuerpo ahora poseía una memoria muscular que jamás había practicado, sus reflejos se habían vuelto más ágiles y rápidos, sus movimientos más precisos y certeros. Y aunque solo había sido por un segundo, estaba segura de haber sentido la energía de su esposo. Todo el día estuvo repitiéndose una y otra vez que solo estaba exagerando las cosas, pero ahora la pared destruida frente a ella se alzaba como una respuesta a que nada de lo que había estado experimentado eran simples alucinaciones.
Giro su mano derecha, permitiéndole contemplar sus Hechizos de Comando. Sabiendo perfectamente que todo lo que le estaba ocurriendo era debido a ser la Maestra de Goku, algo que jamás estuvo contemplado eh incluso ella misma podía ver la gran cantidad de problemas que eso acarreaba para su esposo y aun así, estaba segura de que con su ayuda, lograrían llevar su plan a cabo.
Lo único que le entristecía, era que no podría ver la conclusión de ese plan, pues aún por más que lo deseara, su cuerpo se debilitaba enormemente con cada minuto que pasaba, apenas era lo suficientemente fuerte como para permitirle girar la perilla de la puerta. A este ritmo, las fuerzas de su cuerpo no serían suficientes ni para permitirle levantarse de la cama al cabo de dos días como máximo, al parecer, su final se estaba acercando más rápido de lo que ella anticipaba.
Siendo bruscamente sacada de sus pensamientos, debido a un fuerte estremecimiento que le recorrió cada rincón de su cuerpo, obligándola a caer al suelo de rodillas. Era una presión aún más fuerte que la que sintió cuando Caster atravesó la barrera, eso solo quería decir que otro Sirviente había llegado para pelear.
- Irisviel, ¿estás bien? – pregunto Arturia arrodillándose a un lado de su amiga.
Mientras estaba en la terraza del castillo, vigilando el perímetro en caso de un nuevo ataque, Saber pudo ver a la lejanía distancia fuertes rayos que se aproximaban rápidamente al castillo. Donde sin perder tiempo, corrió para buscar a su amiga, alarmándose bastante al verla tirada en el suelo.
- Parece que alguien espero a que Kiritsugu abandonara el castillo para atacarnos – comento Irisviel intentando reponerse, ya que al parecer entre más débil estaba, más le afectaba que alguien atravesara la barrera.
- Por los rayos y la forma tan llamativa de hacerlo. No me cabe la menor duda de que el enemigo es Rider – declaro Arturia completamente seria – llegara por la entrada principal. Vamos por Legend y ambos detendremos su ataque de frente y te protegeremos al mismo tiempo – indico, ayudándola a ponerse de pie.
- ¿No estaba contigo? ¿Sabes dónde está? – pregunto, confundida de que el pelinegro no estuviera preparado para un ataque enemigo.
- Estuvo toda la noche de ayer y el día de hoy buscando a Caster. Estoy segura de que estará en un cuarto durmiendo – aseguro con una mueca.
Entrando ruidosamente por la destruida entra del castillo, Rider detuvo a los bueyes que tiraban de su gran carroza, justo en medio de la gran estancia, y como siempre, Waver lo acompaña aun a pesar de sus constantes quejas. Justo al tiempo que llegaban Irisviel y Saber listas para el ataque, con esta última ya vistiendo su armadura. Mientras que detrás iba llegando Goku con una caminata muy perezosa, tallando sus ojos para poder eliminar el sueño que aún tenía.
Aunque el par de mujeres no le prestaron mucha atención a la actitud perezosa del pelinegro dado que estaban más impresionadas al ver que Rider estaba vistiendo unas ropas que no iban acorde con las que ya habían visto en el pasado.
- ¿Por qué tanto alboroto? – balbuceo Goku soltando un gran bostezo.
- Este lugar es realmente deprimente – murmuro Iskandar contemplando la destrucción del lugar, regresando su mirada al ver justamente a quien estaba buscando – ¡Hola, Saber y Goku!
- Rider – susurro Arturia, no sabiendo que otra cosa decir ante tan extraño ataque.
- ¿Y ustedes dos que hacen con sus atuendos de batalla? – pregunto Iskandar con ligera burla mientras golpeaba su pecho con su puño en un intento de hacer sobresalir su atuendo – ¿No están luciendo un traje a la moda esta noche? – agrego en un tono burlón, viendo que era él mismo quien se encontraba mejor vestido conforme a la época.
- ¡Oh pero si es Iskandar y su Maestro! – exclamo Goku con asombro sacudiendo su cabeza para eliminar el sueño – ¿Qué los trae por aquí? – pregunto con alegría.
- Legend, no bajes la guardia. Rider podría estar tramando algo – reprendió Arturia molesta por la tranquilidad que estaba demostrando.
- Creo que en esta ocasión apoyo a Saber. Es raro que Rider venga tan de repente – apoyo Irisviel analizando la situación.
- Oh vamos no sean así, si Iskandar nos hubiera querido atacar dudo lo haga con esas ropas – indico Goku con normalidad.
- ¡Hahaha! Me gusta tu manera de pensar Son Goku. Es claro que reconoces el valor de este atuendo tan grandioso y a la moda – exclamo Iskandar, mientras tomaba un gran barril de madera y lo colocaba sobre su hombro derecho – eh venido para beber con ustedes dos, ¿para qué otra cosa? Vamos, estoy seguro de que este lugar debe tener un lugar adecuado para un banquete.
Tanto Saber cómo Irisviel cruzaron miradas que expresaban su incredulidad ante la proposición de Rider, no sabiendo exactamente si debían confiar completamente en su palabra.
-Claro que lo tiene, es un patio bastante bonito en la parte superior del castillo – aseguro Goku con una sonrisa gigante, emocionado desde que escucho la palabra banquete.
En el patio del castillo Einzbern
Un jardín dentro del mismo castillo que se divide en cuatro secciones de piso los cuales convergían en el centro formando un cirulo, justamente donde ahora mismo se encontraban sentados Saber frente Rider y Goku a un lado de ambos.
Quien este último se encontraba claramente decepcionado pues Rider se refería exclusivamente a tomar el vino del barril mas no a una comida completa, cosa que lo hacía sentir realmente estafado. Y mientras tanto, los únicos Maestros presentes se encontraban separados uno del otro, justamente detrás de sus respectivos Sirvientes, ya que por lo que parecía, los tres tendrían una conversación sumamente importante.
- El Santo Grial está destinado a acabar en las manos del más digno para el – comienzo Iskandar rompiendo la tapadera del barril con su puño y tomando del vino con un cucharon – Y la batalla aquí en la ciudad de Fuyuki es el ritual que determinara quien es esa persona. Pero si es solo cuestión de elegir, entonces no hay necesidad de derramar sangre. Ya que si todos los espíritus heroicos pueden reconocer entre ellos quien es el más digno, el asunto se resolverá – finalizo, llenando el cucharon y extendiéndoselo a la rubia.
Saber entendió de inmediato entendió el desafío y sin dudarlo un segundo, tomo el cucharón y bebió su contendió de un solo trago. Y para dejar más en claro lo evidente, giro el cucharón demostrando que no quedaba ni una sola gota, provocando una sonrisa retadora en Rider, quien volvió a tomar el cucharón y lo lleno de nuevo, solo que ahora se lo extendió al pelinegro.
Quien acepto con una sonrisa, solo para que al momento de darle el primer sorbo sintiera un estremecimiento ante el solo hecho de ingerirlo, no era que le disgustara tomar, ya que lo hacía en ocasiones especiales, como su boda por ejemplo. Era solo el hecho de que era demasiado amargo para su gusto.
Así que moviendo su brazo con la que sujetaba el cucharon a una gran velocidad, lanzo el contenido a sus espaldas sin que nadie se diera cuenta. Nadie excepto Irisviel que pudo seguir perfectamente sus movimientos y más que sorprenderse por haberlo logrado, tenía una gota de sudor recorriendo su nuca por lo que había presenciado.
- ¿Entonces has venido para comparar tu rango con los nuestros? – pregunto Arturia aun bastante tensa por la reunión.
- En efecto – respondió Iskandar tomando el cucharón que le extendió el pelinegro – Dado que los tres somos reyes, estoy seguro de que no evadirán mi desafío. Consideren esto como un dialogo del Santo Grial en lugar de una lucha por el. ¿Quién de nosotros es más adecuado para ser el rey del Santo Grial? La respuesta yace al fondo de este barril.
- "Seguiremos tomando de esa cosa sin comer" – pensó Goku alarmado ante ese hecho, así que decidió hablar para tomar lo menos posible – No creo que sea cuestión de elegir o quien sea más digno – hablo atrayendo la mirada de todos sobre él – estoy seguro de que los demás Sirvientes tienen un deseo por cumplir y no renunciaran a eso tan fácilmente. Si luchan, es posible que ganen o pierdan, pero al menos sabrán que lo intentaron, en vez de creer que su destino ya estaba escrito en piedra.
- Sabias palabras, dignas de un rey – elogio Iskandar con una sonrisa retadora, tomando otro trago de vino – concuerdo en que todos tienen sus propias motivaciones y que es algo difícil alzar a todos bajo una misma bandera. Pero esa es la belleza de la conquista, tomar las motivaciones de otros y hacerlas tuyas, para que juntos puedan cumplir sus metas.
- Tus palabras suenan a subyugación cuando se trata de reyes como nosotros – se quejó Arturia no agradándole lo que escucho – ya que hablas de que otro rey incline la cabeza ante otro con más poder, quien utiliza la conquista para obtener lo que desea.
- ¿Y qué hay de malo con eso? – pregunto Iskandar encogiéndose de hombros – todos aquellos que decidan estar a mi lado, serán tratados como iguales en el campo de batalla, yo no veré distinciones, claro está que deben reconocer que yo soy su rey. El trato no me parece nada mal.
- Eso suena bastante interesante – comento Goku intrigado por la actitud de ese sujeto.
De forma sincronizada, Goku e Irisviel fruncieron el ceño al detectar una energía que reconocían a la perfección y al llevar la mirada al frente, observaron como partículas doradas comenzaron a aparecer materializando a Archer con su brillante armadura. Cosa que termino por atraer la mira del resto, aunque no era eso lo que preocupo a la Octava pareja, sino el hecho de que sentían varias firmas de energía repartidas por todo el castillo, rodeándolos.
Eran fuertes sin duda, pero nada por lo que tuvieran que preocuparse realmente. Era el hecho de que estuvieran ocultas lo que los desconcertaba. Siendo Irisviel quien reconoció las firmas y de inmediato comprendió que se trataba de Assassin.
Bajando la mirada un poco, pudo notar que Goku seguía completamente tranquilo, eso la relajo un poco. Ya que su calma le daba la seguridad de que estaba listo para actuar en caso de ser necesario.
- Ya has dicho suficientes tonterías, perro – ordeno Gilgamesh caminando hasta quedar frente al pelinegro.
- Archer, ¿Qué haces aquí? – cuestiono Arturia, levantándose lista para pelear, ya que ese tipo no le agradaba.
- Tranquilos. Lo vi deambulando por la ciudad así que pensé en invitarlo también – comento Iskandar – llegas tarde Doradito. Aunque es entendible, a diferencia de mí o de Legend, tú te mueves a pie – se burló, regalándole una sonrisa descarada.
- No pensaran llevar a cabo un banquete de reyes en este patio deprimente, ¿verdad? – se quejó Gilgamesh viendo con disgusto tan patético lugar, en especial a quien se suponía era la dueña de ese lugar.
- Oye, este lugar es bastante bueno, déjala tranquila – hablo Goku con tranquilidad, notando la mirada que ese tipo le estaba dando a su amiga.
- Era de esperarse de un Rey de Bestias, ¿Cómo piensan compensar el haberme hecho venir hasta aquí? – indico Gilgamesh clavando su mirada en su único oponente digno.
- Vamos, no seas descortés – hablo Iskandar con una sonrisa, llenando el cucharón y extendiéndoselo al rubio – ten, toma con nosotros.
Con una mirada rápida a su compañero, Saber recibió un asentimiento de Goku y aunque de mala gana, se volvió a sentar. Pero jamás despegando la vista de ese sujeto. Un caso similar para los Maestros presentes, quienes estaban sumamente nerviosos por la presencia de ese sujeto, pues recordaban perfectamente la lucha en los muelles. Aunque la tranquilidad de sus respectivos Sirvientes les ayudaba a mantener la calma.
Con una mirada desinteresada, Gilgamesh tomo el cucharon y procedió a darle un pequeño sorbo al vino que contenía. Descubriendo rápidamente que el sabor era algo repugnante, indigno de alguien de su nivel.
- ¿Qué clase de bebida barata es esta? ¿En verdad crees poder medir la calidad de un Espíritu Heroico con esto? – reprendió regresándole el cucharon con una mirada molesta.
- ¿Eso crees? Este era uno de los mejores que encontré en el mercado local – aseguro Iskandar contemplando el vino con una mirada decepcionada.
- Si piensas eso es porque no conoces el verdadero vino, perro – extendiendo su brazo al frente un portal dorado apareció justo debajo de su palma, del cual comenzó a emerger una vasija dorada que aterrizo justo en medio del grupo.
- Vaya – dijeron asombrados Goku y Iskandar al ver la vasija.
- Obsérvenlo y sorpréndanse – exclamo Gilgamesh con superioridad levantando el brazo derecho donde otro portal se abre sobre su palma y emergieron cuatro copas doradas – esto es la bebida de un rey – aseguro, lanzándole las copas al pelirrojo, para proseguir a sentarse.
- ¡Esto es esplendido! – feliz, Iskandar tomo la vasija y comenzó a servir su contenido en las copas y repartirlas.
Irisviel contemplo con incredulidad el circulo conformado por cuatro Sirvientes, todos reyes. O al menos eso era lo que parecía, pues ahora que conocía más sobre la vida del pelinegro, tenía sus fuertes dudas sobre quien era realmente y si en verdad se trataba del mismo ser del que relataban los cuentos del "Viaje al Oeste".
Inclusive si no lo fuera, no podía negar que había adquirido un nuevo respeto por quien era su Sirviente, ya que con cada nuevo fragmento que se le revelaba de su vida, comprendía mejor las motivaciones detrás de sus acciones. Sin duda era un hombre que albergaba en un gran deseo por luchar contra oponentes sumamente poderosos.
Alguien dispuesto a darlo todo por el bien de sus amigos, familia y de la paz de su mundo. Pues esa era una de las razones por las cuales siempre se esforzaba por ser más poderoso, para proteger la paz que existía. Era algo demasiado complicado de asimilar, pues no importaba que tan simple pareciera ser Goku, ya que la realidad era otra, pues era un hombre sumamente complicado.
Así que cualquier cosa que pudiera ser generada de esta inusual reunión de cuatro reyes. Ella estaba completamente convencida de que no tenía por qué preocuparse.
Con un asentimiento Saber, Iskandar y Goku, procedieron a tomar del vino que les fue ofrecido por Gilgamesh. Llevándose la agradable sorpresa de que su sabor no solo era bueno, sino exquisito. El equilibrio entre el dulzor, la acidez, el tanino y el alcohol era simplemente majestuoso, ya que podían incluso degustar cada uno de estos atributos en su máximo esplendor. Era incluso lo que el mismo Archer había afirmado, la bebida de un rey.
- ¡Esto esta delicioso! – exclamo Iskandar exaltado por tal bebida.
- ¡Nunca había probado algo tan asombroso! – continuo Goku maravillado por el sabor.
Y aunque Saber no dijo nada, compartía la opinión de esos dos. Nunca había probado un vino tan delicioso en toda su vida. Descubriendo que el sabor era incluso tan agradable como la comida que preparaba Goku, sin duda le habría gustado comer ese oso en compañía de este vino.
- Solo lo mejor forma parte de mis tesoros, ya sean vinos o espadas – hablo Gilgamesh con naturalidad, tomando de su copa de forma elegante – y si incluso una bestia es capaz de disfrutar su sabor, eso debería zanjar la discusión sobre quien es el verdadero rey.
- Archer. Sin duda alguna, tu excelente vino realmente merece la mejor de las copas. Pero lamentablemente el Santo Grial, no es una mera copa para beber – indico Iskandar con una sonrisa confiada – y como ya lo dijo Goku, todos tenemos un deseo por el cual luchar y no nos rendiremos sin dar pelea para obtenerlo, así que no podremos iniciar nuestra discusión por el Santo Grial hasta que nos digas porque lo deseas.
- No me des órdenes, perro. Para empezar, dado que cada uno ya intenta conseguir el Santo Grial, nuestros motivos no tienen sentido – aclaro Gilgamesh casi como fuera obvio – Pero no viene al caso. El Santo Grial forma parte de mis propiedades. Todos los tesoros del mundo, sin excepción alguna, forman parte de mi colección.
- ¿Entonces dices que has tenido el Santo Grial? – pregunto Iskandar curioso por esa declaración – ¿Sabes que es y que apariencia tiene?
- No. No lo midas con tus estándares de perro. La vastedad de mis riquezas ha sobrepasado mi propio conocimiento hace mucho tiempo. Pero el simple hecho de que sea un tesoro es suficiente para que sea mío. Y si alguien lo quiere reclamar, no sería más que un ladrón descarado – finalizo Gilgamesh dándole una mirada peligrosa a ese sujeto.
- Me parece que exageras demasiado. Que algo sea considerado un tesoro no lo vuelve tuyo – comento Goku mirándolo cuestionadoramente junto con una sonrisa burlona – ¿Qué pasa cuando alguien considera algo como un tesoro y resulta ser solo basura? ¿también te lo quedas?
- ¡HAHAHA! ¡Eso suena bastante interesante de analizar! – Iskandar estallo en carcajadas ante la burla y la mirada de desconcierto mezclada con molestia del rubio.
- Veo que Caser no es el único con delirios de grandeza – agrego Arturia ocultando su sonrisa divertida detrás de su copa.
- Vamos, tampoco hay la necesidad de exagerar – defendió Iskandar dando otro gran trago a su copa – Creo que se cuál es el nombre de Doradito. Además, supongo que si alguien quiere el Grial tiene que estar de acuerdo contigo, ¿verdad?
- Si. Pero al contrario que tú, no me veo motivos para usar recompensas – aclaro Gilgamesh dejando en claro la diferencia entre ellos dos.
- Acaso... ¿eres un tacaño? – murmuro Iskandar viéndolo cuestionadoramente.
- ¿Acaso no hay nadie a quien aprecies? – pregunto Goku, pues parecía que ese tipo no quisiera a nadie.
- A los únicos que guardo en mi corazón son mis súbditos y mi pueblo. Pero si ustedes, Rider, Legend, se inclinan ante mí. Siempre podríamos tomar un par de copas – ofreció Gilgamesh completamente serio.
- Eso no es posible – rio Iskandar por tal oferta – Pero, Archer, entonces no quieres que el Santo Grial te conceda algún deseo.
- Por supuesto que no. Pero debo castigar a aquellos que quieran hacerse con mi tesoro – aclaro Gilgamesh con una sonrisa de suficiencia – es un motivo lógico – agrego, dándole un sorbo a su vino.
- De ser ese el caso, ¿Por qué proteger algo que no vas a usar? ¿Cuál es el caso de hacer algo así? – cuestiono Goku motivado por la curiosidad ante la respuesta que recibiría.
- Por el simple hecho de que nadie tome lo que es mío y haga mal uso de uno de mis tesoros. La codicia simplemente termina por atraer a lo peor de la escoria. Arrogantes que aspiran a alcanzar y tomar algo que no está ni remotamente cerca de su limitada comprensión – Gilgamesh respondió con arrogancia y sin ninguna pizca de vacilación – tan simple como eso. Pues es la ley que yo promulgue como rey.
- Conque de eso se trata – murmuro Goku con una sonrisa, pues podía identificar un poco con esa respuesta, ya que en su caso, protegido por muchos años las esferas del dragón, en la mayoría de esas veces no tenía ningún deseo que pedir, pero siempre protegiéndolas de los villanos.
- Un rey que acata su propia ley. Perfecto – apoyo Iskandar.
Saber quedo indignada ante tal respuesta, pero estaba más impresionada del hecho de que Gilgamesh estuviera siendo apoyado por Rider, y aún más impactante para ella, por Goku. Quien de todas las personas, era con quien más se había identificado al compartir convicciones similares a la hora de hacer lo que ellos consideraban correcto.
¿Pero en esto? Era como si se estuvieran revelando una nueva faceta de su compañero que no había conocido antes y simplemente no podía terminar de comprender. Tal vez por fin seria testigo de lo que para su compañero significaba ser un rey. Solo esperaba que así como congeniaban en aquello que consideraban justo, también lo hicieran en las obligaciones de lo que significaba ser un rey.
- Lo que está claro es que tú quieres el Grial, supongo que eso será inevitable. Además, yo estoy aquí por los saqueos. Yo estoy aquí por las conquistas – declaro Iskandar convencido, terminando su copa y mirando retadoramente al rubio.
- Es inevitable. Si violas mis leyes, te castigare. No hay lugar para discusión alguna – aclaro Gilgamesh regresando la mirada que le era lanzada.
- Sin duda es inevitable. Por lo tanto, terminaremos por chocar espadas – declaro Iskandar algo divertido – en fin, Archer, ¿no podemos acabar el vino? – pregunto, deseoso de seguir saboreando tal bebida – podemos matarnos al acabarlo.
- Por supuesto. Jamás le restaría importancia al vino que te invite, ¿cierto?
- No bromeo, ¿Crees que podría dejar atrás este vino tan excelente? – cuestiono Iskandar tomando la vasija, para volver a llenar la copa del rubio y la propia – y ya que estamos en ello, dinos, Legend, ¿Qué deseo alberga tu corazón y te impulsa a buscar el Santo Grial?
- ¿Eh? – murmuro Goku siendo tomado por sorpresa.
- Te diré que me genera curiosidad la clase de deseo que puede pedir un Dios inmortal – agrego Iskandar analizando con cuidado al pelinegro.
- La verdad es que yo no tengo ningún interés en ese Santo Grial. No me interesa pedir un deseo ni ser digno de obtener esa cosa – aclaro Goku con una pequeña sonrisa triste, contemplando su reflejo en la copa.
- No me digas que tu respuesta es la misma que la de Doradito – cuestiono Iskandar, no viendo la lógica en sus palabras.
- Nada de eso. Pero yo no tengo ningún deseo que quiera cumplir. Fui traído a esta guerra en contra de mi voluntad – informo, sorprendiendo a todos quienes no conocían esa información – Pero ya que estoy aquí, mi único interés es luchar contra oponentes fuertes con todas mis fuerzas. Presenciar técnicas, movimientos y habilidades que jamás había presenciado – finalizo con una gran sonrisa.
- No podía esperar más de una bestia – se burló Gilgamesh, regalándole una sonrisa molesta al pelinegro – entonces te enfrentaras a mí solo por tu misero capricho de luchar contra oponentes fuertes. ¿es eso lo que me quieres decir?
- Claro que sí, porque eso es lo que quiero hacer. Ya que si tengo la oportunidad de luchar contra personas poderosas, la tomare – aseguro Goku con una sonrisa retadora – luchar contra nuevos oponentes me causa una gran emoción.
- Esa manera de pensar te llevara a tu perdición, ¿Qué harás cuando te topes con alguien a quien no puedas vencer? – insistió Gilgamesh intentando medir su determinación.
- Entrenare muy duro para poder sobrepasar cualquier obstáculo que se interponga en mi camino – respondió – seguiré luchando para superar mis propios límites. Me hare más fuerte para seguir enfrentando a oponentes más fuertes y proteger a mis seres queridos. No me importa a que rey verdadero me tenga que enfrentar para lograrlo – finalizo con una sonrisa confiada.
- En ese caso – murmuro Gilgamesh comenzando a formar una sonrisa arrogante en su rostro – también tendré que castigarte por intentar enfrentar al único y verdadero rey por tales motivos tan absurdos, Rey de las Bestias.
- Me agrada tu forma de pensar, Goku. Firme a tus propios ideales y seguro de tus convicciones. Parece que Doradito y yo tendremos un gran enfrentamiento contra ti – afirmo Iskandar, uniéndose al duelo de miradas.
- De ser esa tu meta, ¿Por qué no buscar el Santo Grial y pedir ser más fuerte que todos? – comento Gilgamesh intentando ponerle una trampa.
- Eso suena realmente aburrido – aseguro Goku con una sonrisa – yo quiero ser más fuerte que mis oponentes, mediante mi esfuerzo. No digo que no necesite de nadie para volverme fuerte, pero si no lo consigo por mí mismo, por mis propios medios. Siento que lo que obtenga no serviría de nada realmente. Si simplemente obtengo el poder sin ningún merito, se sentiría como una victoria vacía.
- Una respuesta digna de un Dios – apoyo Gilgamesh con una sonrisa orgullosa – por más bestia que esta sea.
A pesar de lo que cualquiera pudiera pensar, la conversación de esos tres era más una expresión de respeto y desafío, que simplemente una de insultos sutiles. Y eso Saber lo pudo notar a la perfección, ya que Archer expresaba genuino interés por las motivaciones del pelinegro, y así mismo Rider, expresaba un gran aprecio por las motivaciones de esos dos.
Tanta que ella simplemente no podía comprenderlo, pues simplemente no podía entender ni a su compañero ni a Archer. Ya que tales acciones iban en contra de todo lo que para ella significaba ser un rey.
- Rey de los Conquistadores – hablo Arturia atrayendo la mirada del pelirrojo – ¿reconoces como correcta la motivación de quiénes al parecer tienen un pensamiento muy diferente al tuyo? ¿Por qué motivo buscas el poder del Santo Grial?
Esa pregunta sorprendió a Rider, quien comenzó a moverse de forma incomoda en su lugar, a la vez que un sonrojo se formaba en sus mejillas. Confundiendo al resto, en especial cuando lo vieron tomar de un solo trago todo su vino, casi como si estuviera buscando el valor en el vino.
- Q... quiero reencarnar – murmuro Iskandar apenado.
- ¿Eh? – dijeron incrédulos Arturia, Gilgamesh y Goku.
- ¡¿Cómo que reencarnar?! – grito Waver alterado por lo que escucho, comenzando a correr hacia su sirviente – ¡Tu dijiste que tu deseo era conquistar el mundo!
- Idiota – se quejó Iskandar golpeando en el rostro a su Maestro mandándolo a volar a donde estaba en primer lugar – Yo no vine solo por una copa. Mi sueño es conquistar el mundo. Y el Santo Grial, es el primer paso para ese fin.
- Maldito, ¿me desafías por algo tan insignificante como eso? – cuestiono Gilgamesh en un tono peligroso.
- Por más que el Mana nos permita tener forma en este mundo, no somos más que Sirvientes. Quiero tener una vida de verdad en este mundo, como un humano – comento Iskandar tranquilamente – De ese modo, me enfrentare al Cielo y la Tierra con mis propias manos. ¡Esa es la esencia de la conquista! – afirmo con una gran convicción y una sonrisa determinada – ese es el camino de mi conquista.
- Es cierto, Rider... yo seré quien te asesine con mis propias manos – declaro Gilgamesh con una sonrisa arrogante.
- Ahora que lo dijiste, es probable que eso no suceda. Así que prepárate porque te robare todos tus tesoros – advirtió Iskandar con una sonrisa arrogante.
- Un mundo conquistado por ti, eso en verdad sería interesante – rio Goku al recodar a Pilaf, solo que este sujeto parecía ser mejor que él.
- Y lo será, y una de mis primeras conquistas en este mundo será sobre ti, Legend: Son Goku el Rey que se volvió un Dios inmortal – aseguro Iskandar seguro de su victoria.
Aun viendo las incongruencias y fallos de las ideologías de los tipos que tenía frente a él, Gilgamesh encontró cierto nivel respeto hacia ellos. Definitivamente no estaba de acuerdo con sus ideales, pero esos presuntos reyes, no se engañan a sí mismos. Son conscientes de los mismos fallos de sus ideologías.
Ambos están firmes en su camino, completamente seguro de sus motivaciones a tal punto de que cualquier cosa que dijera, no haría cambiarlos de opinión. Pues no dudarían ante sus palabras, en cambio, cualquier cosa que dijera solo acrecentaría sus motivaciones y podía encontrar digno esa clase de aptitudes en aquellos que se hacían llamar rey.
Simplemente no podía dejar de apreciar aspectos tan puros como el valor y la lealtad que esos dos mostraban. Era incluso divertido tenerlos para tener una conversación, pues podían entretenerlo con conversaciones dignas de un rey.
- Un rey no debería actuar de esa manera – afirmo Arturia, molesta por la interacción de esos tres.
- Entonces cuéntanos cuales son los deseos que albergas en tu corazón – incito Iskandar, realmente interesado en escuchar su deseo.
- Deseo salvar a mi patria. Con ese artefacto omnipotente que cumple deseos, cambiare el destino de destrucción de Bretaña – informo Arturia con completa convicción.
Residencia Toshaka
En el sótano de hogar, sentado frente a una tornamesa, se encontraba Tokiomi escuchando atentamente lo que Kirei le estaba relatando lo que ocurría en el castillo Einzbern, al poder ver todo lo que pasaba a través de los ojos de Assassin.
- Conque solo se están emborrachando – murmuro Tokiomi ligeramente aburrido.
- ¿No le preocupa dejar así a Archer? Con Saber y Legend siendo un equipo, podrían decidir atacarlo si habla de más y provoca su ira – cuestiono Kirei, ya casi completamente recuperado, algunas vendas en su rostro y brazos, pero por lo demás ya estaba completamente curado.
- ¿Cómo puedes decir eso del rey de reyes? Gilgamesh no se restira a contestar las preguntas de esos tres. Y en el caso de que lo ataquen, aún tenemos a Assassin para causar un ataque sorpresa – aseguro con arrogancia, no viéndole sentido a las preocupaciones de su aprendiz – Ya hemos medido los poderes de Legend y Archer, y es completamente seguro que ambos están muy a la par, pero al tener a EA y Enkidu de su lado, es imposible su derrota. Solo queda analizar a Rider. Y con los Maestros de Legend y Rider, presentes en la borrachera, esta podría ser nuestra oportunidad.
- Señor, dudo mucho que en estas condiciones, el usar a Assassin sea algo beneficioso – aseguro, no entendiendo porque sugerir un movimiento como ese.
- Lo sé bien, pero, si logramos medir el poder de Rider, incluso si Assassin muere, habremos logrado nuestro objetivo – explico de una forma siempre – además, si en un momento de descuido, podemos asesinar a la Homúnculo, nuestra victoria será incuestionable sin la presencia de Legend en la guerra.
- Dudo mucho que Archer, siendo como es, acepte tal resultado, pues a declarado que quiere luchar contra Legend para ser él quien lo liquide.
- Estoy consciente de ello, pero no hay necesidad de correr riesgos innecesarios solo por el capricho de Archer y de ser necesario, volveré a usar un Hechizo de Comando. Recuerda que mientras los tenga, soy yo quien tiene el control – indico, completamente seguro de sus palabras – debemos comprobar algo Kirei, y si en el proceso obtenemos la victoria, que así sea.
- Comprendo, no tomara mucho, conjurar todo el poder de Assassin me tomara diez minutos-
- Bien, da la orden. Es una apuesta arriesgada, pero con suerte, no perderemos nada y ganaremos mucho. Recuerda Kirei, para ganar hay que estar dispuesto a hacer sacrificios.
Cortando la comunicación, Kirei se quedó de pie frente a la tornamesa, serio y sin decir una sola palabra. Intento comprender las palabras de su maestro, solo para darse cuenta de que su plan... era aburrido. Tal y como lo dijo Gilgamesh, Tokiomi era una persona aburrida con planes aburridos y predecibles.
No comprendía porque de repente comenzaba a cuestionar a su maestro y darle tantas importancias a las palabras de un Sirviente que solo vivía por su propio placer. Ya que ahora que lo había comentado, era incluso obvio lo aburrido de los planes de Tokiomi.
Aunque había otra cosa que lo estaba molestando, no quería que Assassin acabara con la vida de la Homúnculo, ya que su humillante derrota ante ella solo trajo consigo más preguntas que respuestas. Necesitaba comprender porque sufrió esos cambios y más importante aún, descubrir lo que en principio fue a buscar.
Esa mujer, estaba dispuesta a proteger a Kiritsugu Emiya con su vida si era preciso, pero no comprendí sus motivaciones, pues estaba seguro de que el Asesino de Magos, era una persona idéntica a él. Y sin embargo, contaba con la lealtad absoluta de esa homúnculo al igual que el de la mujer pelinegra.
- "Alguien como tú, jamás entenderá lo que es luchar y sacrificarse, por proteger aquello que se ama".
- ¿A qué se refería con esas palabras?
Murmurando para sí mismo, se encamino a su oficina para poder concentrarse y hacer lo que se le ordeno. Mientras su mente vagaba en esas palabras en un intento de comprender su significado.
Castillo Einzbern
Goku miro con preocupación a su amiga, ya sabía de su deseo, pero no de como tenía planeado hacerlo y ahora que lo había escuchado fuerte y claro, no pudo hacer otra cosa más que sentir algo de tristeza por como ella estaba intentando solucionar las cosas. Pues a su propio punto de vista, regresar el tiempo solo por los fallos que uno cometió, aun por más trágicos que fueran, no le parecía de ningún modo la manera correcta de hacer las cosas.
Incluso, enfocarse tanto en ese objetivo como sabía que lo hacia su amiga, era claro que las heridas que le causaron esa caída de su reino, no había sido sanadas. Principalmente porque ella seguía manteniéndolas abiertas.
- Dime, Rey de los Caballeros, ¿dices que cambiarias el destino? ¿O sea que cambiarias la historia? – pregunto Iskandar, queriendo estar seguro de si entendió bien las cosas.
- Así es. Aun si es un deseo que un milagro no puede conceder, si el Santo Grial es realmente omnipotente, estoy segura...
Saber fue interrumpida por las risas contenidas de Archer, a quien le regalo una mirada molesta, pues su deseo no era motivo de ninguna clase de burla.
- Saber, solo para estar claros. La ruina de Bretaña fue durante tu época, ¿verdad? Durante tu gobierno – hablo Iskandar sintiéndose algo incómodo.
- Exacto. Por eso no me rendiré. Por eso lloro. Quiero cambiar ese final. No deseo nada más. Solo quiero cambiar ese final – aseguro Arturia con pasión, ganando más risas de Archer, quien ya estaba comenzando a molestarla – Archer, ¿de qué te ríes?
- Aunque seas rey... respetada y admirada por tu pueblo como rey... lloras a esas personas – tartamudeo Gilgamesh entre carcajadas ante lo divertido que resultaba lo que estaba escuchando.
- Disculpa, Saber... ¿estás diciendo que borrarías la historia que tu misma has forjado? – pregunto Iskandar en un tono completamente serio, mezclado con algo de molestia y decepción.
- ¿Realmente quieres deshacer todo aquello que hiciste en vida, lo que lograste? – siguió Goku preocupado al descubrir las motivaciones de su amiga.
- ¡Así es! ¿Por qué me cuestionan? ¡¿Por qué se ríen?! – exclamo Arturia ofendida de no ser tomada con la misma seriedad que entre ellos se profesaban hasta hace unos momentos – La patria que me dio mi espada, la patria por la que di mi vida fue destruida. ¿Por qué les parece extraño que llore por ella?
- ¿La escucharon, Legend, Rider? Esta niña que se llama a si misma Rey de los Caballeros dice que dio su vida por su país... - Gilgamesh realmente no podía contener sus risas, ya que era lo más divertido que había escuchado en mucho tiempo.
- ¿Qué derecho tienes de burlarte de mí? – no pudiendo soportarlo más, Arturia se levantó de golpe completamente molesta, contemplando al resto y no entendiendo porque no era apoyada como lo era su compañero hace unos momentos – ¡Un rey debería estar preparado para sacrificarse si eso asegura la prosperidad de su reino!
- Te equivocas. Un rey no se sacrifica. Su país y sus súbditos se ofrecen como sacrificios a él. No es de la manera contraria – corrigió Iskandar decepcionado por lo que descubrió.
- ¿Qué? ¡Ese es el reino de un tirano! – aseguro Arturia no pudiendo aceptar tales palabras.
- Si. Somos héroes porque somos tiranos. Porque si un rey se arrepiente de su reinado o del destino de este, no es más que un tonto – aclaro Iskandar sin temor a equivocarse – es peor gobernante que un tirano.
- Iskandar, cuando tu reinado termino, tus herederos fueron asesinados, y tu imperio se dividió en tres partes. ¿No lamentas que terminara de esa manera? – cuestiono Arturia, convencida de que ese hecho lo tomaría con la guardia baja.
- No – negó Iskandar sin ninguna duda, desconcertando claramente a Saber – Si eso ocurrió debido a mis decisiones y al sacrificio de mis súbditos, entonces esa caída era inevitable. Lamentare las perdidas. Derramare lágrimas. Pero nunca me arrepentiré de ello.
- Como puede ser... - susurro Arturia, incrédula ante el nivel de desinterés y falta de amor su propia nación y gente.
- ¡Yo nunca deseare deshacer eso! ¡Un acto tan estúpido como ese solo sería un insulto para aquellos que lucharon junto a mí en aquella época! – exclamo en un intento de hacerla entrar en razón.
- ¡Solo un bárbaro ve honor en la destrucción! ¿De qué sirve un rey que ignore las dificultades de los débiles? ¡Un reinado justo con leyes justas! ¡Ese es el deseo de un rey! – molesta, Arturia su propia visión de lo que significaba ser rey, con la esperanza de silenciar a ese sujeto.
- Entonces, ¿eres un rey que es esclavo de esta justicia? – pregunto Iskandar, soltando un suspiro de decepción.
- Acepto eso. Un rey se debe sacrificar a si mismo por sus creencias – declaro – alguien que gobierna como rey no puede querer vivir como una persona.
- Una persona no debe vivir de esa manera – susurro dándole un trago a su copa.
- Una persona que busca el Santo Grial para su propio beneficio, no podrá comprenderlo. ¡Eres un hombre que llego al poder solo para satisfacer su interminable codicia! – ataco no queriendo ser cuestionada por alguien como él.
- ¡Un rey que no sea codicioso no puede ocupar un trono! – Iskandar rugió ya no pudiendo soportar escuchar más de esa chiquilla – Dijiste que un rey se debe sacrificar a si mismo por sus creencias. En vida, seguramente fuiste una santa inmaculada. Una figura intachable y de porte noble. ¿Pero quién puede admirar el camino espinoso de los mártires? ¿Quién sueña o aspira con tener una vida así?
Descubriendo que no tenía palabras para contraatacar, Saber se quedó callada intentando encontrar las palabras adecuadas. Pero simplemente no podía hacerlo, algo dentro de ella en verdad había sido afectado por las palabras de Iskandar.
- Un rey debe ser más codicioso, reír más fuerte y enfurecerse más que cualquiera. Debe llevar al extremo todos los aspectos de una persona, tanto los buenos como los malos – explico con una determinación y voluntad incuestionables – Por lo tanto, un rey debe inspirar envidia y admiración a sus seguidores. También debe iluminar cada uno de sus corazones y hacer desear ser como él. Quizás tu justicia y tus ideales salvaron una vez a tu reino y a sus habitantes. Pero... ¿Qué ocurrió con esos súbditos que salvaste? Estoy seguro de que lo recuerdas.
- ¿De qué hablas? – murmuro, comenzando a sentirse realmente ansiosa y temerosa, pues por un segundo, recordó aquella colina en la que encontraría su fin.
- Salvaste a tus súbditos, pero nunca los guiaste. Nunca les mostraste como debería actuar un rey. Los abandonaste cuando se perdieron. Elegiste seguir tus propios ideales bonitos sobre tus súbditos – cuestión con nada más que una seriedad y molestia – y todo mientras caminabas sola y sin complicaciones.
- No... eso no... - tartamudeo Arturia, petrificada al no saber porque recordó lo ocurrido en esa colina. Y casi como por mero instinto, su mirada viajo a la única persona que sabía que la apoyaría – Legend, tú estás conmigo, ¿cierto? ¡Tú te sacrificaste para salvar a tu propio hijo, a tu gente. Estoy segura de que tú me comprendes! – exclamo con una sonrisa confiada, que lentamente se fue desvaneciendo al ver como su compañero no la miraba – ¿Legend?
- Yo me sacrifique porque no había otra alternativa. El oponente era mucho más poderoso que yo en ese momento, si yo no lo detenía incluso a costa de mi propia vida, nadie más iba a poder – respondió Goku con la mirada baja, no queriendo ver la mirada de dolor y traición que tenía su amiga al escuchar sus palabras – pero a pesar de las derrotas que tuve o de las personas que perdí, jamás intentaría borrar todo y comenzar de nuevo, ya que esas batallas me forjaron y me hicieron más poderoso. Sin la perdida de mis amigos, jamás me habría vuelto tan fuerte como lo soy ahora.
De cierto modo, el pelinegro sabía que no debía dar su opinión ya que no era ningún rey, nunca en su vida había ocupado un puesto similar. Sin embargo, podía identificarse con muchos de los aspectos de Archer y Rider. Proteger un tesoro de la codicia de personas que le darían un mal uso. Luchar por el simple placer de hacerlo y hacerlo al lado de su pueblo, aunque en su caso era rodeado de sus amigos.
Si bien nunca había sido un rey, su manera de pensar a la hora de entrar en combate sí que era muy similar a la de uno o al menos eso pensaba. Y honestamente quiera ayudar a su amiga, pues estaba convencido de que su deseo, lo que realmente quería lograr, le estaba causando demasiado daño. Solo esperaba estar haciendo lo correcto, ya que nunca fue muy bueno con las palabras.
El escuchar las palabras de su compañero fue todo lo que Saber pudo soportar, su mirada se torció en una de miedo e incredulidad, mezclada con el dolor. De inmediato su mente fue trasladada a aquella colina donde vio su última batalla. Los cuerpos y cuerpos masacrados de todos y cada uno de los hombres bajo su cargo. Al igual de aquellos que decidieron traicionar su reino.
Un páramo desolado donde las armas caídas y la sangre derramada era lo único que adornaba los cuerpos de los muertos. Semejante escenario causaría el shock de cualquiera, pero para ella, era solo un recordatorio trágico del horrible final que tuvo su reino y de cómo había fracasado en protegerlo, pues en el centro de toda esa muerte, se encontraba ella, siendo la única superviviente de tal masacre.
Las palabras crudas y duras de Rider, sumadas a las constantes risas de Archer no dolieron tanto como las palabras de Goku, las cuales se sintieron como un puñal en su corazón. Sabía perfectamente que ambos tenían opiniones muy diferentes sobre los deberes de un rey dada sus personalidades, pero en verdad pensó que la apoyaría en esto.
Era frustrante saber que entre reyes, ella no era reconocida por ninguno de ellos, y era incluso aún más frustrante al haber visto como era que entre ellos se respetaban aun y cuando sus ideologías eran completamente diferentes.
Aunque su shock fue rápidamente remplazado por la rabia al escuchar las risas descaradas de Archer.
- Archer... - hablo Goku en un tono que reflejaba su molestia – deja de burlarte de Saber – ordeno, cansado de escuchar sus risas.
- Oh, veo que no soy el único que se interesó por ese rostro y su expresión agónico – comento Gilgamesh de forma altanera – es solo que me gusto, parecía que su nariz iba a echar a correr.
- Te lo advierto – con una mueca de enfado, Goku estaba listo para pelear y hacerlo callar a la fuerza.
- ¡Ustedes! – rugió Arturia molesta, materializando su espada invisible – ¡Yo no necesito que nadie hable por...!
Los cuatro Sirvientes esfumaron sus respectivas reacciones, para compartir una única mirada seria al notar como varias presencias comenzaban a hacerse presentes a todo su alrededor. Lo que parecía ser humo negro comenzó a aparecer por todo el techo, paredes y el mismo jardín del castillo, materializando varias docenas de diferentes Assassin.
Waver corrió de inmediato al lado de su Sirviente al notar a uno de estos Assassin a sus espaldas. Acto que imito Irisviel al colocarse justo al lado de Saber para sentirse más segura, pues por alguna razón que no comprendía, sentía que muchas de las miradas de esos Sirvientes se estaban enfocando en ella.
- ¿Esto es obra tuya, Doradito? – pregunto Iskandar observando a cada Assassin, memorizando sus posiciones.
- Lo que Tokiomi busca es que lo mate – murmuro Gilgamesh apenas conteniendo su rabia ante las estupideces de ese aburrido perro que aseguraba ser su Maestro.
- ¡Esto es una locura! ¡¿Por qué hay tantos Assassin?! – exclamo Waver, atemorizado por encontrarse rodeado.
- Somos uno que se ha vuelto muchos.
- Somos un Sirviente que es uno y muchos.
- Somo un Sirviente con muchas sombras.
Recitaron varios Assassin en un coro tétrico que no auguraba nada bueno.
- ¿Un Espíritu Heroico con múltiples personalidades y cada una de ellas tomo forma física? – se cuestionó Waver intentando descubrir que era lo que estaba ocurriendo.
Goku siguió sentado en su lugar, solo observando la situación con cuidado. Todos y cada uno de esos tipos a los cuales se referían como Assassin, tenían intenciones de pelear, pero no estaban haciendo ningún movimiento, de hecho, estaban completamente quietos, analizando la situación.
Mas específicamente, parecía que por alguna razón, solo tenían su interés en Rider e Irisviel. Casi como si estuvieran esperando una abertura, un momento de descuido el cual pudieran utilizar para usarlo como su oportunidad para atacar. No le agradaba y mucho menos al recordar lo que Irisviel le conto cuando peleo contra ellos.
- Calma, mocoso. No te alarmes – tranquilizo Iskandar ya que nada malo había ocurrido aún y no había necesidad de alarmarse.
- Todos ustedes, ¿para qué han venido? – cuestiono Goku de forma seria, su vista viajando a cada Assassin – les advierto que si han venido a pelear, será mejor que se retiren. No me interesa pelear con sujetos tan cobardes como ustedes.
- No hay necesidad de eso, Legend – aseguro Iskandar con una sonrisa – La generosidad que un rey le muestra a los invitados en su banquete, es otra forma de medir su calidad como gobernante.
- ¿invitarías a estos tipos a tu mesa, Rey de los Conquistadores? – pregunto Gilgamesh de forma burlona – ya que dada la intromisión, estoy de acuerdo con Legend y que sea mejor que estos perros vulgares se larguen si valoran sus vidas.
- Por supuesto. Un rey da su discurso a todo aquel que lo quiera oír – afirmo Iskandar tomando el cucharon y llenándolo de vino – si han venido a escuchar, les ofreceré un lugar, ya sean aliados o enemigos. ¡Vengan! Si desean conversar con nosotros siéntense y beban de esta copa. ¡Este vino es como su sangre! – exclamo con alegría, levantando el cucharon en son de amistad.
Una daga viajo a toda velocidad por todo el jardín, rompiendo el cucharon y derramando el contenido sobre la camisa de Rider. Murmullos y risas resonaron por el jardín de parte de todos los Assassin. Molesto por lo que hicieron, Goku comenzó a levantarse, listo para dar comienzo a la pelea contra esos sujetos, solo para detenerse cuando Rider levanto la mano y negó con la cabeza.
- Muy bien. Como acabo de decir, su sangre es como ese vino y si insisten en que sea derramada – hablo Iskandar poniéndose de pie, encarando a Assassin femenino de cabello purpura, que parecía ser la más fuerte y a la vez la líder – Que así sea – finalizo, comenzado a liberar fuertes ventiscas de viento de su cuerpo, el cual de un segundo a otro, poseía su armadura de guerra. ¡Saber, Archer y Legend! Esta es la última pregunta de nuestro banquete. ¿El rey debe estar solo en su supremacía!
- Es inevitable. Un rey debe abandonar la idea de que es humano, su destino es estar solo, es la carga que debe soportar – afirmo Arturia con pesar en su voz.
- ¿Legend? – murmuro Iskandar, queriendo saber también su respuesta.
- No, porque yo nunca estuve solo en el campo de batalla – respondió Goku con una sonrisa en su rostro – sin importar que tan fuerte fuera el enemigo o que tan desventajosa fuera la situación, siempre tuve a mis amigos luchando a mi lado. Sin ellos listos para apoyarme, habría muerto hace mucho tiempo, por eso mismo, no acepto la idea de que debamos permanecer solos. Y lo sé porque siempre estuve a su lado, juntos, seguimos un camino en el cual nadie se quedaba atrás.
Una sonrisa se formó en el rostro de Gilgamesh, entre más tiempo pasaba, más entretenido se volvía la conversación con esos dos. Definitivamente esto se estaba poniendo más interesante, en especial con lo agónico y desalentador que era la miserable historia de Saber, sin duda, ella era quien más la entretenía.
- Excelente respuesta – declaro Iskandar con una sonrisa satisfecha – compartiste tu opinión conmigo, ahora déjame compartir contigo lo glorioso de mi propia respuesta.
Al finalizar sus palabras, de Rider comenzó a emanar una luz tan radiante y cegadora que comenzó a expandirse a toda velocidad, absorbiendo a todo aquello con lo que tuviera contacto. Dejando enceguecidos a todos los presentes por algunos segundos.
Solo para que en el momento que fueran abiertos sus ojos una vez más, fueran recibidos por el brillo de un sol abrasador, iluminando la vista de un gigantesco y basto desierto sobre el cual ahora se encontraban. Frente a ellos, cada Assassin se encontraba de pie completamente agrupados.
Sin poder crecer lo que sus ojos les mostraba, Waver tomo entre sus manos la arena sobre la cual estaba arrodillado, descubriendo que era real, todo era real o al menos se sentía completamente real. Goku por su parte, se puso de pie y comenzó a flotar varios metros sobre el suelo, descubriendo que a donde fuera que mirara era recibido por lo mismo, por un gigantesco más de arena que se extendía hasta donde la vista alcanzaba.
- ¿Una Esfera de la Realidad? Esto es una tontería – afirmo Irisviel no pudiendo terminar de procesar lo que veía – ¿Invoco una visión de su mente al mundo real?
- ¡Esto es impresionante! – exclamo Goku descendiendo nuevamente, mirando todo a su alrededor con asombro.
- Nos encontramos en las mismas arenas por las que mi ejercito marcho una vez. Este paisaje, donde compartimos alegrías y tristezas, está grabado a fuego en la mente de esos incontables héroes – informo Iskandar con una sonrisa divertida.
El sonido de pasos marchando a se hizo presente, donde al girar hacia atrás, Saber y Goku, al igual que Irisviel y Waver no pudieron hacer otra cosa más que quedar atónitos, ante el gigantesco ejercito que se aproximaba hacia ellos.
Eran cientos, no, miles de soldados. Marchando firmemente hacia su rey, ninguno mostraba miedo o inseguridad. En cambio parecía que cada uno compartía una misma emoción, y esa era la de una determinación inquebrantable a seguir marchando hacia donde su rey les indicara el camino.
- ¡Este mundo puede tomar forma de nuevo porque aún existe en nuestros corazones! ¡Este es mi más grande tesoro! – rugió Iskandar con nada más que orgullo y emoción – ¡Aquí mi ejercito inigualable! Sus cuerpos fueron destruidos, y sus almas se han ofrecido al mundo como Espíritus Heroicos. ¡Sin embargo, estos legendarios héroes siguen siendo leales a mí! ¡Mi Fantasma Noble, mi mayor tesoro! ¡Ionian Hetairoi! – rugió con pasión, apoyado por un coro de gritos de emoción de todos y cada uno de sus hombres.
- ¿Cada uno de ellos es un Sirviente? – se preguntó Waver no pudiendo creerlo.
Un gran caballo negro pura sangre camino de entre el ejército hasta llegar a lado de su único jinete.
- Ha sido un largo tiempo, compañero – Iskandar acaricio con cariño a su fiel compañero, para luego mirar a su ejército – ¡Un rey debe vivir una vida más viva que cualquier otro y ser una figura para que todos puedan admirar!
- ¡Si! ¡Si! ¡Si! – exclamo el ejército en perfecta sincronización.
- ¡El rey es quien recoge la envidia de todos sus héroes y se erige como su guía! ¡Por lo tanto, el rey no está solo! – proclamo Iskandar subiendo a su caballo – ¡Su voluntad es igual a la de todos sus seguidores combinados!
- ¡Si! ¡Si! ¡Si! – exclamo una vez más el ejercito motivados por las palabras de su rey.
- Entonces... ¿comenzamos, Assassin? – desafío Iskandar con una sonrisa que sentenciaba el fracaso de su oponente – como podrán ver, el campo de batalla que hemos creado es una llanura abierta. Dudo mucho que puedan mantener una ventaja contra nuestra superioridad numérica. ¡Acábenlos!
Tras esas palabras, Rider galopo en su caballo, seguido de sus fieles hombres, quienes corrían a toda velocidad, tanta era la fuerza de sus pasos que la arena era levantada formando una cortina de polvo tras de ellos, casi como si de una poderosa e imparable tormenta se tratara. Todos estaban listos para acabar con los enemigos de su rey. Sus enemigos, conocerían el filo de sus armas por ponerse en el camino del hombre a quien le habían jurado lealtad.
Viéndose acorralados y sin ninguna posibilidad, las diferentes formas de Assassin comenzaron a huir desesperadamente, esperando ser lo suficientemente rápidos para poder salvar sus vidas. Todos, menos uno, se trataba del Assassin femenino de cabello purpura, quien se había quedado completamente quieta, pues sabía que no habría escapatoria alguna, huir era una pérdida de tiempo y lo único que podía hacer en esos momentos era asegurarse de que su final fuera por lo menos rápido.
Y así fue, pues Rider de un solo movimiento de su espada, le dio un final rápido e indoloro al cortarle la cabeza limpiamente. Siguiendo de frente Rider lucho lado a lado con sus hombres, asesinando a los Assassin, sin ninguna compasión y evitando a toda costa que cualquiera de esos Sirvientes, lastimara a uno solo de sus hombres.
Y tan rápido como los diferentes Assassin aparecieron en el jardín, fueron asesinados en ese basto desierto. Donde sus restos fueron consumidos y sepultados por las arenas, borrando todo rastro de su existencia.
Donde una vez completada su misión, Rider soltó un poderoso grito de victoria que resonó con los gritos de su ejército apoyándolo en su gran victoria, felices y complacidos de poder luchar una vez más a su lado. Todo bajo una atenta y melancólica mirada de Saber, que no podía recordar un solo momento en que su ejército, su nación, la apoyara con tales vítores en todo su reinado.
Pero lo que más le dolió, fue ver que Goku estaba contemplando la victoria de Rider y la de su ejército con una gran sonrisa de asombro y emoción. Casi deseoso de enfrentarse a Rider en ese mismo momento. Era casi como si lo estuviera reconociendo como rey, mientras ella aún era agobiada por sus fracasos y deseos de salvar a toda su gente.
Y en tan solo un parpadeo, todos regresaron a donde estaban justo antes de que Assassin apareciera, casi como si todo se tratara de un sueño.
- Eso fue lamentable, supongo que espere demasiado de Assassin – murmuro Iskandar con tranquilidad – Bueno, creo que ya se dijo todo lo que se tenía que decir. Sera todo por hoy – aseguro, mientras se ponía de pie y comenzaba a alejarse del grupo.
- Rider, espera. Yo aun...
- No, quédate callada. Esta noche celebramos un banquete de reyes – aclaro Iskandar, mirándola por encima de su hombro con decepción – Pero, Saber, ya no te reconozco como un rey – informo, desenvainando su espada, conjurando rayos que aparecieron su carruaje – Niña, despierta de ese triste sueño de una buena vez. Si no lo haces perderás ese poco orgullo que tienes como Espíritu Heroico. El sueño de rey del que hablas, eso solo una maldición.
Y sin decir otra palabra, Rider se subió a su carruaje seguido de Waver y ambos, se fueron del castillo, surcando los cielos y perdiéndose en la oscuridad de la noche. Dejando atrás a una completamente molesta Saber. Que no estaba de ninguna manera queriendo aceptar sus palabras.
Oh al menos eso se estaba repitiendo en su cabeza, ya que la mirada triste, que solo podía mostrar alguien que no estaba completamente segura de sus decisiones, se formó en su rostro.
- No le prestes atención, Saber. Tu estas en lo correcto – hablo Gilgamesh con arrogancia – si sigues el camino en el que crees. El dolor y la angustia que sufres al cargar con la pesada responsabilidad de tu reinado... es un verdadero placer de ver – aseguro, sintiendo genuina diversión y satisfacción.
No sentía ningún remordimiento en señalar los errores de sus acciones y mucho menos la incongruencia de sus ideales. Pues era un verdadero deleite contemplar su rostro de agonía, pues podía encontrar en ella un alma perdida, pero con grandiosos talentos.
Hacerla suya para entretenerse, sin duda sería una idea que estaría rondando su mente por un tiempo. Oh al menos eso lo seria, si no estuviera el pelinegro de por medio, pues con alguien como él al lado de Saber. Era inevitable que ese sujeto le mostrara los errores de sus actos e incluso podría liberarla.
Cosa que volvía a Saber, un objeto de mayor de interés. Pues sería divertido, ver quien sería ganador en esta interesante contienda. Él al predecir correctamente la caída inevitable de Saber y todos sus ideales, donde lo único que encontraría seria decepción y dolor. O Goku, quien le mostraría el error de sus actos y la guiaría por un mejor camino.
- Veamos que depara el mañana – hablo Gilgamesh poniéndose de pie y comenzando a retirarse – y descubramos de quien es merecedora la pequeña Rey de los Caballeros de recibir nuestro cariño, Legend – declaro, riendo con descaro, comenzando a desaparecer en partículas doradas.
Las palabras de Rider y Archer se quedaron grabadas en la mente de Saber, tanto que le fue imposible deshacer un recuerdo que le llego a la mente. Uno sobre un caballero que abandono Camelot, afirmando que el Rey Arturo no era capaz de entender los sentimientos de los humanos.
Bajo una nueva luz, sus temores pasados parecían volver con mucha más fuerza, pues en efecto era como si entre más perfecta se volvía como rey más la cuestionaban como gobernante. Y todo parecía desembocar en el hecho de que ella misma no se veía como humana y se negó a los sentimientos humanos, ya que estaba convencida de que algo como eso no podría salvar su nación.
No sabía si siquiera debía aceptar el hecho de haber fracasado como rey, pues de hacerlo, tenía que aceptar el hecho de que su nación estaba condenada y no podía ser salvada de ninguna manera, no podía aceptar eso, era su rey y debía salvarlos a toda costa. Pero antes de poder llegar a una resolución sobre sus propias dudas, noto que su compañero se puso de pie y comenzó a caminar hacia ella.
En ese momento, Saber descubrió que tanto no quería escuchar lo que Goku tenía que decir sobre ella como rey. No quería, no podría soportarlo, ya que lo que él tuviera que decir no era para nada comparado con las palabras de Archer o Rider, pues la opinión de esos dos, aunque era cierto que lograron afectarle, no la derrumbarían.
Pero las palabras de Goku, sí que podrían. Pues en él, no solo había encontrado un compañero, había encontrado un amigo. Un rey que era impulsado por sus mismos deseos de justicia y protección hacia inocentes, alguien con quien genuinamente disfrutaba luchar a su lado. Alguien que en ningún momento dudo de sus capacidades como monarca o como caballero, por el simple hecho de ser mujer. Incluso, admitió abiertamente que la admiraba y para alguien con su nivel, era algo para tomar en cuenta.
Le había mostrado la delicia de la comida, algo que durante toda su vida se perdió al seguir sus estándares de rey. Simplemente no quería ser juzgada por él y una vez que lo tuvo de frente, aparto la mirada y apretó los puños con tanta fuerza como podía en un intento, queriendo que todo terminara lo antes posible.
- No les hagas caso – hablo Goku en un tono suave y comprensivo, colocando sus manos en los hombros de su amiga, quien de inmediato lo miro asombrada – ellos podrán decir lo que quieran, pero eso jamás cambiara el hecho de que eres un rey asombroso.
- Pero... pero tú, tú dijiste – tartamudeo Arturia no comprendiendo nada.
- No estoy de acuerdo cuando dices que debes sacrificarte completamente o estar sola por tu gente. Pero eso no quiere decir que piense que no eres alguien super impresionante – aclaro con una sonrisa comprensiva – es solo, que no me gusta verte tan triste, lo que le paso a tu nación, no fue tu culpa, pero te culpas por ello y al querer cargar con ese peso tu sola, terminara por sobrepasarte.
- Yo solo quiero salvar a mi gente, ¿Por qué es algo tan difícil de comprender? – se quejó, sintiendo un nudo en su garganta – solo quiero hacer lo que es correcto.
- No es un mal deseo, el problema es que te impones a ti misma estándares muy altos, casi imposibles. No podemos ser perfectos, no importa que tanto lo intentemos – aseguro, intentando hacerla entrar en razón – y eso te fuerza que aun cuando diste lo mejor de ti para salvarlos, sigues pensando que debes hacer más por ellos. A tal punto de sacrificar tu propia paz para lograrlo.
- Pero en ese caso... ¿Por qué falle? Di lo mejor de mí, me esforcé al máximo por ellos y aun así fracasé – sintiendo atormentada, lo único que quería en esos momentos era recibir una respuesta – tal vez... no di lo suficiente de mí.
- Tu no fallaste, sino ellos. Estoy seguro de que fuiste una excelente monarca. Como Rey protegiste a tu pueblo... pero el pueblo jamás protegió a su rey – aseguro, ganando una mirada asombrada de su amiga – tu gente se acostumbró tanto a que tu hicieras todo por ellos que dejaron que tu libraras todas sus batallas y eso no está bien. No vieron que tanto sacrificabas por ellos, porque estoy seguro de que no fuiste feliz, de que sacrificaste tu propia felicidad para que ellos lo fueran.
- Un rey... un rey debe anteponer a su gente a él. Esa es su carga – murmuro sintiendo como su voz le fallaba, y por alguna razón, sentía como sus ojos ardían mientras se comenzaban a humedecer.
- Ser un poco egoísta, querer algo para ti, querer ser feliz. Esas cosas no te vuelven mala persona, te vuelven humana y eso te da más fuerza, te impulsa a ser mejor, pero si salvar a tu nación te traerá la felicidad, te prometo que te ayudare a que cumplas tu deseo, lo hare, te doy mi palabra.
- ¿Porque harías eso por mí? – asombrada por lo que había escuchado, su mirada se perdió por completo en la profundidad de esos ojos negros. Que le transmitían un sentimiento de comodidad, confianza, pero especialmente de comprensión.
- Porque quiero que seas feliz y si lo que realmente anhelas es arreglar las cosas con tu nación, si eso te traerá la felicidad, yo te apoyare.
Sin previo aviso, Goku aparto sus manos de los hombros de su amiga, solo para inmediatamente después, envolver sus brazos a su alrededor en un suave por firme abrazo, sabía que ella no lo admitiría pero estaba usando todas sus fuerzas para no llorar y lo único que tenía en respuesta para algo como eso, era apoyarla.
Irisviel que no perdió detalle de lo ocurrido, sonrió con alegría al ver el acto tan dulce del pelinegro y no queriendo ser un mal tercio, comenzó a caminar hacia el interior del castillo. Sabiendo que su amiga necesitaba privacidad.
Por su parte, Saber quedo completamente sin palabras ante tal gesto, nunca nadie la había abrazado de esta forma, sintió como su corazón comenzó a latir más fuerte y su rostro se calentó un poco. Se comenzó a sentir realmente incomoda, pues no comprendía porque algo tan simple como lo era un abrazo, la estaba afectando tanto. En especial, ya que nunca había sentido algo como lo que estaba experimentando ahora en toda su vida.
- ¿Qué estás haciendo? – cuestiono, intentando apartarse débilmente de su pecho, apenas percatándose de que se encontraban solos.
- Mi abuelito siempre me decía que no era malo llorar, que no debía avergonzarme de ello. Pero si no quieres que alguien te vea llorar, puedes hacerlo en mi pecho. Te prometo que no se lo diré a nadie.
Goku coloco su barbilla en la cabeza de su amiga, manteniendo una pequeña sonrisa en su rostro, no quería verla triste, pero no sabía qué hacer, y en el momento que noto las lágrimas en sus ojos, lo único que pensó que sería correcto era esto. Seguía teniendo sus dudas sobre si el deseo de Saber realmente le traería la felicidad, pero la apoyaría y se encargaría de mostrarle que no era necesario sacrificar su humanidad por nadie. Tal vez de esa forma, ella descubra lo que realmente desea.
Arturia levanto lentamente sus brazos con la única y completa intención de apartar a Goku, no queriendo aceptar ser vista como débil. De mostrar sus inseguridades y temores, pues como rey no debía permitir que nadie viera que pudieron lastimarla, ya que podrían herirla de nuevo. Aun frente a un compañero, era indigno dejarse llevar por tales sentimientos, ya que no quería ser tomada como débil.
Y aun así, contrario a lo que pensaba que debía hacerse, se encontró a si misma abrazando al pelinegro con todas sus fuerzas, enterrando su rostro en su pecho, sollozando, derramando las lágrimas generadas por sus miedos y fracasos. Permitiéndose a sí misma liberar todo el dolor que siempre se guado dentro, todas sus tristezas y miedos.
Le aterraba la facilidad con la que era controlada por sus propios sentimientos e incluso recordó que por esto mismo jamás se permitió a si misma demostrar su dolor. Y tal hecho termino por consumir su propia felicidad al jamás permitirse ser feliz.
Pero con cada segundo que pasaba, era como si un enorme peso dentro de ella lentamente fuera liberado. Permitiéndole sentirse mejor incluso consigo misma, lentamente sus sollozos se fueron calmando, sintiéndose cada vez mejor, sintiendo una calidez en su cuerpo y corazón que nunca había sentido.
Ya que era como si estar envuelta en los brazos del pelinegro, le diera la tranquilidad y fortaleza que su alma necesitaba para no derrumbarse, se sentía tan fuerte, pero a la vez tan débil. Era un sentimiento completamente ajeno a ella, uno que hacía que su corazón se acelerara hasta el extremo, era aterrador pero también emocionante.
Pasaron los segundos que se volvieron minutos, y ella seguía abrazándolo. No queriendo librarse de la calidez o de los sentimientos que la envolvían, pues lo único que quería en ese especifico momento, era congelar el tiempo, para así intentar comprender porque era que por primera vez desde hace un largo tiempo, se sentía feliz, verdadera y completamente feliz.
102:38:13
Y una vez más:
Les encanto, yo lo sé, ustedes lo saben, el fantasma en la esquina de su cuarto vigilándolos atentamente para matarlos si es que no votan lo sabe, no tienen por qué engañar a nadie.
Es en verdad una satisfacción ver el enorme apoyo que le brindan a esta historia y mas dado el hecho de que no hay muchas como estas... tal vez esa sea la razón, muchos quieren una historia de Goku x Saber, pero nadie la a hecho o nadie la ha hecho bien... interesante.
Bueno sea cual sea el caso, muchas gracias por el apoyo y espero que apoyen y disfruten este capítulo, porque es el ultimo que tendrán en este año, el siguiente saldrá obviamente en 2021, pero me tomare unas buenas y merecidas vacaciones, pero si la historia recibe un apoyo incluso más grande en ese periodo, la historia regresara lo antes posible, se los aseguro, palabra de buen escritor x)
Y se preguntaran, ¿Cómo apoyar la historia para que crezca si ya vote? Muy fácil, compártanla con sus amigos, recomiéndenla a aquellos que crean que les pueda gustar y cosas por el estilo, que de esa manera salimos ganado todos.
Por cierto, ¿Qué tal las portadas? A que son geniales, tengo otras que hice, pero las deseche porque no me terminaron de convencer por una u otra razón, pero bueno si algún día me animo se las compartiré, mientras tanto disfruten de estas:
Ahora sin nada más que decir, comencemos con las curiosidades del capítulo:
Sola-Ui esta motivada por el amor... literalmente hablando. La maldición del lunar de Diarmuid, la atrapo y aunque lo pude disimular bastante bien para conseguir los Hechizos d Comando de su esposo por las buenas, cuando este se niega, los tomara por las malas. Su único deseo es estar tan cerca de Diarmuid como se totalmente posible, y sabe que el vinculo de los Hechizos es el primer paso para permanecer a su lado.
No es que ahora este loca, simplemente es motivada por un fuerte amor que no es natural, es un amor intenso y poderoso que apareció en ella al instante que la maldición le afecto. Ella como cualquier mujer haría lo mismo, pues cualquier mujer que vea a Diarmuid caerá bajo su encanto, claras excepciones en mujeres con resistencia mágica como Saber o no humanas del todo, Irisviel.
Pasando a Kayneth, este hombre genuinamente ama a su esposa, por tanto, ver como ella lo tortura para forzarlo a darle sus Hechizos y estar mas cerca de su Sirviente, le genera un fuerte dolor.
Siente que esta perdiendo a su esposa y que el único culpable de todo es su propio Sirviente, de quien a pesar de haber visto su vida, no acepta sus ideales de honor, e incluso viéndolo con desprecio por miedo a lo que inevitablemente le iba a ocurrir a su esposa.
Dando otro salto, Goku no va a permitir que Kiritsugu vaya y asesine personas a sus anchas, le parara los pies en cualquier momento y lugar, si siente que lo que hace es algo completamente ruin.
Y Kiritsugu no esta dispuesto a evadir su responsabilidad para consigo mismo y con el mundo, lo salvara a toda costa y no le importa que métodos tenga que usar para lograrlo, y el hecho de que Goku le impida hacerlo, solo lo enfurece más, convenciéndolo aun mas de que debe acabarlo apenas tenga una posibilidad para que no arruine sus planes.
Continuando, Iskandar es todo un caso, este hombre quiere conquistar, pero sin humillar. Es por eso por lo que quiere ropa de la época, quiere comenzar a familiarizarse con el entorno que le rodea para de esta forma conquistar el corazón de las personas y así obtener su apoyo. Por eso, cuando Waver descubre una pista importante sobre Caster, esta mas que deseoso de responder a tal descubrimiento con su propia ayuda y que mejor manera que la de traer la cabeza de ese brujo como compensación al esfuerzo de su Maestro.
Irisviel esta demostrando que ahora posee habilidades que nunca había tenido en toda su vida, muy similares a las de Goku, sino que prácticamente las mismas. Pero eso no quita el hecho de que su Mana disminuye tan rápido que incluso girar la perilla de una puerta representa un esfuerzo sobre humano. Y consciente de que su fin podría ser mas pronto que tarde se entristece al no saber qué hará.
Ya que siempre sonó que por lo menos estaría al lado de Kiritsugu cuando cumpliera su sueño, para así poder ver su rostro por ultima vez cuando todo por fin acabara.
Y hablando del rey de roma, Kiritsugu es un hombre malvado, de eso no hay duda, desconfía de prácticamente todos y siempre idea planes para acabar con aquello que sea una amenaza o una potencial amenaza, pero no para Irisviel, en ella encuentra paz y amor, y no importa lo frio que pueda ser con ella en ocasiones, siempre se preocupara por verla sana y salva.
Y como se mencionó, si ella no sabia lo que le estaba pasando, no tenia ni la más mínima sospecha que le decía la verdad y debía encontrar las respuestas en otro lado.
Lo que es bueno para unos es malo para otros, < < < esto de aquí se expone en Kariya, su uncia motivación es salvar a Sakura de su sufrimiento, de evitarle un tormento incluso peor que la muerte, quiere salvarla y mientras que para Irisviel Goku es un ser que trajo esperanza a su corazón, para Kariya es alguien que trajo miedo a todo su ser. Pues es temeroso de perder frente a él y que por su culpa, Sakura, jamás vuelva a donde pertenece.
Ojo, tampoco crean que Kariya es un santo, pues esta dispuesto a entregarle el Santo Grial a su padre, un hombre despreciable y malvado, condenando un sinfín de vidas en el proceso a costa de solo salvar a Sakura. Pues en vez de meditar en obtener el Santo grial para si mismo y desear que su padre desaparezca de la existencia, se limita a cumplir su palabra, sabiendo lo peligroso que eso puede resultar.
Y finalmente, la reunión de los cuatro reyes... técnicamente solo tres.
Es impresionante como aun sin ser un rey, Goku logro ganarse el respete como uno por parte de los otros tres, ya sea por un motivo o por otro. Pues simplemente con ser franco y estar dispuesto a seguir sus propias convicciones logro tener un respeto de Archer y Rider, que lastimosamente Saber no pudo tener.
Como se a manejado desde el principio y como es realmente la personalidad de Saber, ella esta apegada a unos ideales de reinado, de un tipo de justicia, honor y caballerosidad que son prácticamente imposibles de cumplir. Nadie puede ser así de perfecto, nadie salvo ella, o al menos lo intento.
Llevando tales ideas y filosofías al extremo, dándose cuenta de que es imposible que la gente pueda ser completamente honorable, no deja su obsesión, en cambio se siente completamente abrumada y decepcionada por sus mismos fallos.
Condenando su vida entera a una decepción tras otra, por eso no logra avanzar y por eso mismo no es respetada por Iskandar y Gilgamesh como un auténtico rey. Pues ella sigue culpándose por la caída de Bretaña, cuando realmente, muchos de los fallos y errores que llevaron a esa nación al fracaso, ni siquiera eran culpa suya.
De esta manera, mantiene sus heridas abiertas y no deja sanar su corazón, condenándose a cargar con todo el peso de su nación, donde de una u otra manera, terminara siendo superada por ese peso. Impidiéndole en vida, tener una vida propia, de permitirse ser feliz, de llorar o de amar. Pues exilio a si misma, para permanecer sola y ser un mejor rey para todos.
(Nota rápida: culpo de todo esto a Merlín, si pudiera meterlo a la historia, haría que Goku le diera la paliza de su vida).
Por estos motivos no es reconocida como rey, pues Arturia a diferencia de Goku, no sigue su propio camino, sus motivaciones o es motivada por su egoísmo, sino que se permite a si misma ser una esclava de una ideología imposible de seguir.
Por esto mismo, no quiere ser juzgada por Goku, pues de entre todos los Sirvientes, es el único al que respeta y admira, encontró en el un aliado y amigo como ninguno. Quien para su sorpresa, en vez de juzgarla, le mostro sus errores, afirmando que no todo era su culpa.
Motivándola a dejar de cargar con todo el peso ella sola, inspirándola a ser mejor y ver una nueva forma en la que pueda ser libre de su tormento sin tener que estar siempre viviendo por su nación.
Y obviamente tenia que acabar de una forma tan hermosa, como lo es un simple abrazo. Sin un beso forzado y sacado de la nada, que muy probablemente hubiera arruinado toda la escena o el capítulo mismo, porque recuerden, Arturia nunca se había enamorado, no sabe que es el amor y no sabe como reaccionar ante él.
Si, creo que eso terminaría por cubrir todos los aspectos más relevantes de este capítulo, en verdad espero que les haya gustado y lo disfrutaran tanto como yo disfrute escribiéndolo. Recuerden que si es así, revienten el contador de votos que es una buena manera de apoyar la historia y es una buena forma medir que tanto les está gustando. Bueno, sin nada más que decir, nos vemos en otro capítulo raza!!!!
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