La luz de la esperanza
Suburbios de Fuyuki – Horas antes
Con toda la inmensa alegría y dicha que Irisviel estaba experimentando era casi imposible no contagiar algo de esas emociones tanto a Goku como a Arturia, quienes se sentían aliviados de ver como su amiga dejaba caer todo su dolor y pesar al contemplar un triste final en forma de lágrimas para dar paso a la felicidad, un sentimiento tan maravilloso y cálido que hacía tiempo no sentía invadir su cuerpo con tanta rapidez.
La suave brisa del viento balanceando el largo pasto y los murmullos de la gente continuando el día a día era todo el sonido que se podía escuchar en aquel descuidado patio de aquella casa tan grande y vieja, y una vez que la peliblanca había dejado de llorar y lentamente se recomponía del shock inicial fue que pudo notar la calma que ese día emanaba.
Pasado un tiempo finalmente rompió el abrazo y procedió a limpiar las lágrimas que aun cubrían su rostro, solo para mostrarles a sus amigos una enorme sonrisa como hace mucho no mostraba. Pues para un Homúnculo era inconcebible poder manifestar o expresar tales emociones, ya que a vista de los magos solo eran marionetas desechables al servicio de sus creadores, donde ella misma no era diferente, un ser inerte de emociones o autopreservación, solo una marioneta maldita destinada a morir para cumplir el deseo de alguien.
Todo eso cambio cuando Kiritsugu le mostro lo que era la vida misma, permitiéndole disfrutar de su propia existencia y aún más importante dándole una razón y un propósito por el cual aspirar a un mejor mañana. Un mañana que estaba segura de que nunca vería pero estaba feliz de saber que se cumplirá, pues hace mucho que ella misma había abrazado su destino y con ello su propio final.
Y aun así, allí estaba de pie, rebosando de una inmensa cantidad de energía que le permitiría vivir una vida humana, de crecer, vivir y envejecer al lado de su esposo e hija. Y frente a ella estaban las personas que hicieron todo eso posible, regresando la sonrisa que ella misma les dedicaba. Nunca había pensado mucho en su futuro, pero ahora mismo recordaría este día para siempre, pues sería el día en el que se le dio la oportunidad de vivir y el día en el que ella daría todo para seguir con vida.
- No sé si algún día pueda agradecerles lo suficiente – dijo Irisviel rompiendo el silencio.
- Hehe no hay nada que agradecer – comento Goku con tranquilidad posando sus manos detrás de su nuca – Además, fuiste tu quien hizo todo el trabajo pesado – agrego divertido.
- ¿Cómo te sientes Irisviel? – pregunto Arturia feliz por su amiga, pero queriendo cerciorarse de que esa sobrecarga de energía no le esté provocando algún efecto secundario – ¿Sientes algo extraño en tu cuerpo?
- En realidad me siento de maravilla. Todos mis sentidos se han reactivado e incluso se han agudizado, además siento que tengo tanta fuerza que podría hacer lo que fuera – respondió Irisviel con una sonrisa de asombro que le era imposible remover de su rostro, pues ahora podía sentirlo todo, desde la más mínima briza hasta el ruido más lejano – Siento como si hubiera tenido un velo en los ojos todo este tiempo y al fin pudiera ver y sentir todo por primera vez.
- Toda esa energía debió de fortalecer cada célula de tu cuerpo más allá de los límites de un humano común y corriente, por tu condición como Homúnculo es comprensible que ahora tengas más fuerza y mejores sentidos – comento Arturia feliz por los resultados – Es bueno saber que el plan de Goku funciono aún mejor de lo que teníamos planeado.
- Es cierto, el nivel de energía con el que fui creada no se acerca ni remotamente al que ahora poseo – agrego Irisviel aun fascinada.
- Irisviel – hablo Arturia atrayendo la atención de su amiga – Cuando estabas comenzando a aceptar la energía de la Genki-dama tus Hechizos de Comando cambiaron una vez más, ¿notaste algún cambio en ti?
- No. Ni siquiera me di cuenta de que eso había pasado – respondió Irisviel sorprendida sobre ese hecho – ¿Ustedes pudieron ver algo?
- Desafortunadamente no, estabas expulsando tanta energía que me fue imposible ver si sufriste algún otro cambio – aclaro Arturia con simpleza – Y tú Goku, ¿Notaste algo?
- Yo no vi nada – dijo Goku con simpleza, provocando que el par de mujeres casi cayeran al suelo por lo simple de su respuesta – Pero si pude sentir algo – continuo un tanto curioso – Por unos momentos, pude sentir como tu Ki cambiaba completamente, por alguna razón era muy parecido al mío, aunque ya regreso a la normalidad y fue solo por un breve instante.
- ¿No es eso normal? Digo, usaste una gran cantidad de tu Ki para hacer más fuerte la Genki-dama – cuestiono Arturia por esas afirmaciones.
- No, cuando alguien te transfiere su energía el cuerpo la absorbe y se vuelve propia. Además su Ki no era idéntico al mío, solo parecido al mío – explico Goku confundido por aquello ya que no podía darle una explicación – Esto es más parecido a cuando sentí los Ki de los Sayajin contra los que luché, su Ki era muy parecido al mío y fue lo mismo que sentí de Irisviel por unos instantes, pero ya regreso a la normalidad.
- Bueno, eso sí es extraño. Aunque por ahora todo parece ir bien, ten cuidado por los próximos días, Irisviel. No sabemos de qué manera tu cuerpo pueda responder a toda esa energía a largo plazo y hasta descubrir la clase de vinculo que comparten tu y Goku, lo mejor es que te tomes las cosas con calma – comento Arturia con calma no queriendo que su amiga se expusiera a riesgos innecesarios ahora que se sentía más fuerte.
- No te preocupes, Arturia. Con esta nueva fuerza estoy segura de que puedo incluso volver a entrar en el mismo estado que cuando luche contra Kirei Kotomine y ser aún más fuerte – comento Irisviel rebosando de una nueva confianza.
- De hecho, lo mejor es que evites hacer eso de nuevo – aseguro Goku de inmediato, sorprendiendo al par de mujeres por el cambio en su actitud – En esa ocasión tú cuerpo apenas y pudo soportar un aumento de poder pequeño, si vuelves a entrar en ese estado con la cantidad de energía que ahora posees, es posible que tu cuerpo simplemente no pueda soportar un aumento tan drástico de energía.
- Pe... pero, no entiendo. Ahora tengo mucho más poder que antes, ¿No debería ser eso suficiente para soportar ese estado con más facilidad? – pregunto Irisviel consternada por la seriedad que su amigo le estaba mostrando.
- El poder no lo es todo, aunque tengas una gran cantidad de Ki dentro de tu cuerpo y haya fortalecido tus músculos, tu cuerpo sigue siendo el de un humano sin entrenamiento. Usar ese poder sin control podría acabar por destruir tu cuerpo – explico Goku de la forma más simple que podía pues quería ser muy claro en esto – Arturia y yo podemos usar una enorme carga de poder sobre nuestros cuerpos porque nos hemos entrenado muy duro y nuestros músculos son capaces de soportar una enorme carga aun por encima de nuestros limites, pero tú no, si vuelves a entrar en ese estado, es posible que tu cuerpo seda ante todo ese poder.
Irisviel sintió un escalofrío al escuchar esas duras palabras de su amigo, pues aunque duras eran demasiado ciertas, ella nunca había entrenado un solo día en toda su vida, solo aspectos mágicos pero nunca un aspecto físico. Ya que en realidad eso nunca fue necesario, como Homúnculo era idéntica a un humano pero carecía de muchos de sus defectos, como tener que esforzarse para aumentar su fuerza mágica, física o mental.
Ella había sido creada para superar en esos aspectos a un humano desde el día que fue creada y así sería hasta el día de su muerte. Sin embargo, ahora su cuerpo albergaba más poder del que podía liberar y tolerar, si quería poder utilizarlo sabía que necesitaba entrenar como todo ser vivo normal o de lo contrario su cuerpo sería aplastado por ese mismo poder, justo como lo comentaba su amigo.
Sintió algo de alegría, pues ahora más que nunca, se sentía como un humano. Ya que ahora su cuerpo debía ser entrenado de forma adecuada y ser sometido al mismo estrés que cualquier ser vivo para poder volverse más fuerte y seguir avanzando. Era una realización de la cual jamás presto mucha importancia, la capacidad de crecer y evolucionar, de superarse mediante el esfuerzo propio y no solo por el hecho de haber sido creada como un ser superior.
Por el contrario ese razonamiento también la desanimo un poco, la idea de no poder ayudar a sus amigos en pelea era algo que por alguna razón le genero frustración e impotencia, era un sentimiento con el que no se sentía realmente familiarizada e incluso se sintió algo desconcertada pues ella nunca se había sentido feliz o emocionada de luchar. En realidad no entendía porque dijo esas palabras en primer lugar y sentir emoción ante la posibilidad de volver a luchar contra Kirei Kotomine, pues ella realmente solo entraba en combate solo porque la situación lo ameritaba.
Aunque sacudió esos pensamientos de su mente ya que realmente eso no era algo de lo cual debiera preocuparse, pues sabía bien que con sus amigos de su lado como Sirvientes, la victoria estaba prácticamente asegurada.
- Supongo que solo me emocione de más, al final yo no soy una guerrera – comento Irisviel ya sintiéndose un poco mejor – Creo que solo me deje llevar más de la cuenta.
- No tienes por qué disculparte, al final de cuentas tu apoyo a sido de gran ayuda – hablo Arturia tratando de animar a su amiga.
- Si, supongo que eso está bien – comento Irisviel algo desanimada por solo ser tomada en cuenta como un simple apoyo – Goku, prometo proteger este regalo tan maravilloso que me has dado y no actuare con imprudencia – agradeció con alegría una vez más, deshaciéndose de los pensamientos negativos.
- Hehe, ya te lo dije, no hay nada que agradecer, solo recuerda, si vuelves a sufrir esos cambios, trata de no usar tanto poder o tu cuerpo podría no soportarlo – reitero Goku una vez más.
Puente de Fuyuki – Momento actual
El caótico y descontrolado combate entre Sirvientes se había visto bruscamente interrumpida ante una poderosa liberación de poder al igual que repentina. Por un breve instante el caos de su batalla fue absorbida y convertida en silencio total, ninguno de los presentes podía llegar comprender lo que realmente estaba pasando, ya que por un segundo todos sintieron ese poder y podrían jurar que se trataba del Octavo Sirviente, sin embargo desecharon esa idea de inmediato pues él seguía aprisionado en esa cúpula de oscuridad absoluta y de quien provenía ese poder era de una simple humana.
Y aunque realmente estaba impresionado por tal evento, Caster no estaba ni remotamente interesado en descubrir el origen de ese poder o el evento que lo desencadeno, pues su confianza ahora mismo se encontraba por los suelos por la dura traición de su amada y de cómo su maravillo plan había sido pisoteado por el amor de su amada hacia un ser que ni pertenecía a su mundo.
Ya no quería perder de nuevo de ninguna manera y estaba listo para hacer lo que fuera necesario para obtener lo que deseaba, no le importaba si tenía que masacrar el cuerpo de su amada para liberarla de su falso amor por ese primate, él soportaría todo su dolor con tal de liberarla.
Con su ideal claro en su mente y con su cordura segada por la ira, Caster comenzó a moverse rápidamente hacia la cúpula de oscuridad listo para acabar con aquellos que se encontraban dentro, los acabaría y de sus restos absorbería su poder para garantizar la victoria en esta guerra y obtener su tan anhelado deseo.
No obstante los gritos de guerra resonando con el eco del trueno impidieron su avance, ya que Rider seguía en la lucha y no estaba dispuesto a dejarlo avanzar. Interponiéndose en su camino, dio comienzo a una serie de ataques, mientras esquivaba el sin fin de ataques de los tentáculos y de las esferas de energía que le lanzaba.
Caster ya estaba perdiendo completamente la paciencia, a cada paso que daba siempre había alguien que se interponía en su camino, sabía que esto no era más que los esfuerzos de Dios para evitar que cumpla su objetivo y si tan desesperado estaba por impedir su objetivo era porque estaba cerca de conseguirlo.
En un movimiento rápido libero una enorme ráfaga de esferas de Ki en la dirección de la carroza de Rider obligándolo a frenar su ataque y comenzar a esquivar, logrando tener una oportunidad de acabar con su objetivo.
- ¿Qué significa esto? – murmuro Diarmuid aun estupefacto por lo que presenciaba.
Lancer no podía dar crédito a lo que estaba pasando justo frente a sus ojos, fueron solo unos instantes en los cuales su mirada se separó de la Maestra de Legend y sin embargo, estaba seguro de que la mujer que estaba posada de pie frente a él no era la misma persona. Su postura, mirada e incluso el aura llena de poder y determinación era algo completamente diferente, casi por mero instinto su cuerpo se tensó y estaba listo para entrar en combate aun sabiendo que toda esa furia que estaba manifestaba no estaba dirigida hacia él.
Irisviel aun completamente quieta en aquel lugar dirigió su mirada hacia la batalla de Caster y Rider, y cuando vio cómo como había alejado a Rider con una ráfaga de Ki y luego comenzar a levantar uno de sus tentáculos en dirección de donde se encontraban sus amigos supo lo que estaba tramando.
Inhalando profundamente un poco de aire, dio un paso al frente y en un solo segundo desapareció, causando una pequeña explosión de viento. Lancer aun estupefacto se giró rápidamente siguiendo la increíble velocidad de la peliblanca, solo para darse cuenta de que se dirigía justo hacia Caster sin siquiera pensar en un plan.
Él se había mantenido al marguen de la batalla ya que necesitaba estar listo para acabar con Caster cuando se presentara la oportunidad, pero también había jurado por su honor como caballero de salvaguardar la integridad de la peliblanca aunque le costara la vida y eso era lo que iba a hacer.
- Maldito brujo cobarde – siseo molesto Iskandar dirigiendo su carroza de nuevo hacia la criatura al percatarse de lo que estaba tramando.
Un enorme tentáculo descendió a toda prisa contra la cúpula de oscuridad que tenía prisionero a Son Goku, al tiempo que este comenzaba a emitir un brillo purpura bastante poderoso, listo para liberar todo ese poder al momento de impactar, pero para sorpresa de todos eso jamás ocurrió.
Irisviel apareció justo frente al tentáculo y de una sola patada logro desviar el ataque de la inmensa criatura, logrando evitar que sus amigos fueran lastimados. La incredulidad y el asombro era claro en el rostro de todos los presentes al ser testigos de una demostración de poder y velocidad tan increíble por parte de un Maestro.
Incredulidad que solo fue incrementando cuando vieron a la peliblanca flotando en el aire justo como su Sirviente, para luego proceder a darle la espalda a la enorme criatura de Caster.
Ella dirigió su mirada azul turquesa hacia abajo, justo donde se encontraban sus amigos, la oscuridad tal de aquella maldición era tan profunda que parecía incluso absorber la luz que le rodea, aun con sus sentidos mejorados, ella misma era incapaz de siquiera observar su interior.
La única razón por la cual sabía que sus amigos aún estaban vivos era porque aún podía sentir su presencia dentro de esa oscuridad y sabía que Saber estaba recibiendo bastante daño, pues el entrar a esa oscuridad era demasiado peligroso.
Lo sabía por la forma en que su energía mágica disminuía entre más se adentraba en busca de Goku, no le faltaba mucho pero tardaría demasiado si no hacia algo para ayudarla. Entrar en esa cosa no era una opción ya que podría terminar siendo una carga y dispararle a la cúpula tampoco parecía una buena opción, ya que por lo que pudo apreciar esa maldición no podía acabarse con simples ataques físicos, y siendo ese el caso no había mucho que ella pudiera hacer.
- Espero que funcione – murmuro Irisviel mientras cerraba sus ojos y se concentraba – "Se que te prometí no actuar de forma imprudente, pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras sufres" – pensó con rabia al aun poder escuchar los sollozos de su amigo.
Su cuerpo comenzó a emanar un brillo plateado, era su magia curativa comenzando a activarse, ya que si no había forma ayudar a destruir esa maldición, lo mínimo que podía hacer era curar las heridas de quien era la única que podía salvar al pelinegro.
Pero antes de que su magia siquiera alcanzara a curarla, Irisviel abrió rápidamente los ojos en sorpresa para inmediatamente después moverse rápidamente y desaparecer del lugar en el que se encontraba, justo a tiempo para evitar una enorme ráfaga de energía que estaba por impactar contra ella.
La esfera siguió su camino a una gran velocidad hasta terminar cayendo en las lejanías del océano y explotar, solo para que la peliblanca reapareciera justo en el mismo sitio de antes, donde rápidamente giro su cabeza para mirar por encima de su hombro, viendo directamente a su atacante, a quien solo pudo regalarle una mirada completamente furiosa.
- ¡Uno tras otro, tras otro, tras otro! ¡¿Por qué siguen apareciendo en mi camino?! ¡Acabare con todos por interponerse entre mi amada y yo! – grito con Gilles de Rais iracundo ante una nueva intromisión – ¡Basuras como ustedes no me detendrán! ¡¿Por qué no simplemente desaparecen?! ¡Si no desaparecen los aplastare! ¡Aplastare todo!
La cordura de Caster comenzaba a fracturarse ante su imposibilidad de lograr su tan anhelada victoria y cuando finalmente pensaba que estaba seguro de conseguirla, alguien aparecía e intervenía en sus planes, y ya estaba cansado, su rabia se veía reflejada en los movimientos erráticos de su criatura, en sus gritos sin control y sobre todo en el aura de locura que emanaba.
Su sed de sangre era algo casi palpable e Irisviel no estaba ni remotamente perturbada. Giro completamente su cuerpo y encaro a la gigantesca criatura sin ninguna pizca de miedo en su ser, en cambio lo único que reflejaba su mirada era una completa furia que estaba a punto de explotar, ya que aun podía escuchar los gritos y sollozos de los amigos de su Sirviente, podía escucharlo pedir disculpas entre lágrimas mientras sostenía los cuerpos sin vida de su esposa e hijo.
- Verdammter Feigling – siseo Irisviel apretando sus puños y dientes a la par que todo su cuerpo temblaba de la ira que sentía – No eres más que un lunático, ¿Cuánto daño más piensas causar a inocentes hasta que estes satisfecho?
- Como te atreves – murmuro Gilles de Rais prestando atención a quien se encontraba frente a él, donde al descubrir que solo se trataba de una Maestra comenzó a reír de forma frenética.
- ¿Qué está planeando? ¿Acaso está mal de la cabeza? – cuestiono Waver realmente alterado al ver como una simple Maestra estaba retando a un Sirviente – ¿Qué es lo que piensa lograr al retar a un demente como Caster? Ella es solo un Homúnculo, no tiene ninguna posibilidad.
- Es fuerte, muy fuerte. Pero no lo suficiente como para vencer a Caster – murmuro Iskandar intrigado ante el cambio tan drástico en la peliblanca.
- ¿Qué estás diciendo, Rider? ¡Es imposible que un Maestro pueda luchar contra un Sirviente! – insistió bastante alterado al no querer ver la clase de masacre que sufriría la mujer.
- Ya no estoy tan seguro de eso. Pero no es momento de discutir eso y no pienso permitir que luche sola. ¡Sujétate bien, mocoso! – rugió con fuerza dirigiendo sus bueyes en dirección de la criatura.
- ¡No, espera! – suplico aferrándose a la carroza muerto de miedo.
- ¡Bien, así que has venido a salvar al patético hombrecito que resulto ser no otra cosa sino un mentiroso! ¡Pues que así sea, te otorgare la muerte que tan desesperadamente has venido a buscar al interferir en mis planes! – grito Caster con sadismo, listo para cumplir su promesa – ¡Destruiré este mundo y a su gente hasta los cimientos! ¡Este mundo solo conocerá la muerte y la miseria!
Del cuerpo de la peliblanca comenzó a emanar un brillo blanco enmarcando su figura y gracias a la penumbra de la oscuridad de la noche, ese brillo le otorgo una presencia casi divina. Su furia ya había rebasado por mucho su límite, las palabras de Caster no hacían otra cosa más que enfurecerla y simplemente ya estaba cansada de seguir escuchando sus disparates.
Si no podía curar a Saber solo le restaba hacer una única cosa y eso era interponerse en el camino de Caster tanto como fuera posible, compraría algo de tiempo para que Arturia llegara a Goku y lo salvara. Si eso era lo único que podía hacer, se aferraría a esa encomienda y no se detendría hasta ver a sus amigos fuera de esa cúpula de oscuridad.
- Asesinas niños... No te importa lastimar a los inocentes... Juegas con el corazón de los demás... – murmuro Irisviel apenas en un susurro lleno de rabia – ¡No te perdonare aunque me supliques! ¡Porque solo eres una basura!
Con un poderoso grito de rabia, Irisviel extiende sus brazos al frente creando dos orbes de energía azul de los cuales salieron disparados varias ráfagas de energía a toda velocidad contra aquella inmensa criatura. Todas las ráfagas de energía tomaron diferentes rutas, esquivando los ataques de los tentáculos y dirigiéndose peligrosamente al rostro de la criatura.
Solo para que Caster ensanchara una sonrisa lunática y extendiera los múltiples tentáculos de su maldición a cada costado, permitiendo que el ataque en su contra se concretara, donde un segundo después varias explosiones pequeñas ocurrieron una vez que el impacto de ráfagas de energía diera justo en el blanco.
- ¡Eso no es magia, es Ki! ¿Cómo es que una simple Homúnculo puede ser capaz de crear Ki? – se cuestionó Waver incrédulo ante lo que sus ojos le mostraban, aunque olvido su sorpresa solo para ponerse pálido ante lo que ese ataque significaba – ¡Rider debes detenerla! ¡Esa mujer solo está haciendo más fuerte a Caster con esos ataques! ¡Esta tan loca como Legend, no está pensando bien las cosas!
- ¿En serio? – cuestiono Iskandar, viendo que esos ataques parecían muy diferentes a los de Legend, aun así, siguió de frente atacando todo tentáculo que se ponía en su camino.
- ¡Hahahahaha! ¡¿Acaso piensas que esos estúpidos ataques surtirán efecto en mí?! – escupió Caster ante el patético intento de la mujer – ¡Yo soy inevita...! ¡Aggh!
Con un firme y poderoso puñetazo en la mandíbula de la criatura por parte de la peliblanca, fue obligado a dejar su perorata. Todo el cuerpo de la criatura tembló ante el dolor que le provoco ese ataque, dejando a su portador sin palabras al igual que a todos los presentes, pues nadie daba crédito a lo que habían presenciado. Y aprovechando la distracción de su enemigo, Irisviel una vez más extendió sus brazos al frente y comenzó a disparar varias ráfagas de energía.
Saliendo de su sorpresa inicial, Caster miro el ataque y se percató de que no tenía nada diferente al anterior, no había ningún ataque escondido o algo de lo que debiera preocuparse así que una vez más permitió que el ataque llegara al cuerpo de su criatura para seguir absorbiendo energía.
Y una vez más, pequeñas explosiones se hicieron presentes, dejando detrás varias cortinas de humo, que fueron rápidamente dispersadas por uno de los tentáculos de la criatura, solo para ver con incredulidad que su oponente ya no se encontraba por ningún lado.
Su mirada al igual que la de todos los ojos que rodeaban el cuerpo de la criatura fueron atraídos por los estridentes gritos de Rider que seguía luchando contra varios de sus tentáculos, rápidamente desvió su murada hacia el rio, el puente o la ciudad, pero no podía encontrarla pero simplemente no estaba por ningún lado.
- ¡AAAAAAAAAAH!
Un poderoso grito atrajo la mirada de la criatura hacia los cielos solo para ver a la peliblanca descendiendo a una enorme velocidad que sumado a la sorpresa de su ataque, Caster no pudo reaccionar a tiempo cuando la peliblanca en un movimiento ágil y preciso dio un giro completo al frente, logrando conectar una poderosa patada de hacha justo en la cabeza de la criatura, logrando sacarlo de equilibrio por unos segundos.
Sin perder tiempo la peliblanca aprovecho esa pequeña brecha en su enemigo y se lanzó al frente bombardeándolo con una serie de puñetazos y patadas con todas sus fuerzas, no ofreciendo ni un solo segundo de tregua a la criatura de reponerse.
Acto que solo comenzó a destruir la poca paciencia de Caster, pues los golpes que recibía eran significativamente más débiles que los del pelinegro, sin embargo eran fuertes y especialmente molestos, tanto que no le permitían concentrarse, así que moviendo los tentáculos de su criatura de forma rápida estaba listo para aprisionarla y pulverizarle todos los huesos del cuerpo, pero grande fue su sorpresa cuando la mujer en un acto rápido volvió a disparar una esfera de energía justo a su rostro sin importarle la poca distancia que los separaba, ocasionando una vez más una pequeña explosión.
Los ojos de la criatura comenzaron a buscar frenéticamente por todos lados a la mujer solo para verla varios metros lejos al frente suyo, mirándolo con desprecio y un odio tan profundo que simplemente parecían no abandonar su mirada.
Frustrado por ser tomado como un idiota, Caster comenzó a temblar de la rabia aunque ese sentimiento rápidamente se desvaneció cuando vio la neblina oscura que rodeaba los puños y pies de la mujer a lo cual no pudo evitar comenzar a reír de forma lunática una vez más.
- Impresionante, con que eso era lo que estaba tramando – murmuro Iskandar al ver como el plan de la mujer estaba funcionando – Lanza ataques lo suficientemente débiles para no hacer más fuerte a esa criatura pero si lo suficiente molestos como para distraerlo y permitirle atacar – agrego, no pudiendo evitar sentirse asombrado por tan gran plan en plena batalla.
- ¿Pero eso de que diablos sirve? – cuestiono Waver aún más alterado que antes – ¡Solo está cometiendo los mismos errores que su Sirviente! ¡Y ahora ella también será atrapada por la maldición de Caster!
Irisviel arqueo una ceja en molestia y confusión al ver que ya no era atacada, solo para percatarse de que algo extraño estaba comenzando a aparecer alrededor de su cuerpo, levanto sus manos y vio como aquella neblina oscura comenzaba a extenderse lentamente por todo su cuerpo hasta finalmente cubrirla por completo.
Podía sentirlo, un aura despreciable y grotesca emanaba de esa neblina, sabía perfectamente de lo que se trataba y no pudo evitar torcer su rostro de en una mueca de desprecio.
Sin embargo, no hizo ni un solo movimiento para desprenderse de esa maldición y en su lugar solo siguió contemplando como esa neblina seguía cubriendo su cuerpo hasta volverse una sombra oscura que solo flotaba en los cielos.
- ¡¡¡Iri!!! – grito Kiritsugu totalmente en pánico.
Desde la distancia solo podía mirar con impotencia como su amada esposa sin pesarlo un segundo se había lanzado al campo de batalla contra aquella gigantesca criatura. Escucho con detalle lo que Maiya conto sobre la lucha de su esposa y Kirei Kotomine, escucho atentamente a su esposa sobre su nuevas y grandes reservas de energía, sobre el cómo ocurrió y lo que con ello conllevaba.
Lo había entendido y asimilado todo, sin embargo verlo de primera mano era algo que simplemente lo había dejado completamente sin palabras. Los cambios eran muy pocos y sin embargo eran enormes.
La velocidad, la fuerza, el coraje y la rabia que su esposaba estaba demostrando eran algo que simplemente no podía creer pues simplemente parecía una persona completamente diferente de la mujer amable y cálida que siempre conoció.
No podía dar crédito a lo que estaba viendo, no podía ni comenzar a entender como era que esto era siquiera posible. Pero necesitaba comenzar a hacerlo, en especial para poder evitar que la vida de su esposa una vez más estuviera pendiendo de un hilo, aunque sabía bien que eso podía esperar pues necesitaba buscar una forma de liberarla de aquella prisión en la que se encontraba, pues sabía que aquella maldición no la mataría pero no podía dejarla atrapada allí.
Aunque esa línea de pensamiento se vio interrumpida cuando noto que aquella niebla oscura que ahora tenía prisionera a su esposa seguía flotando en los cielos.
Y mientras que Rider y Lancer se dieron cuenta de aquel hecho no perdieron tiempo en luchar y llegar a la peliblanca. Pero sus intentos de seguir adelante rápidamente fueron bloqueados por las constantes ráfagas de Ki que lanzaba aquella criatura.
- ¡Hahahahaha! – ríos Gilles de forma frenética y descontrolada al ver el resultado de su nueva y corta pelea – ¡No cabe duda de que tanto Maestro como Sirviente son unos estúpidos! ¡Hahahahaha! ¡Hahahahah... haha... ha! ¿eh?
La risa lunática de Caster fueron cesando lentamente hasta desaparecer al percatarse de que la maldición que cubría a aquella mujer seguía flotando en los cielos y por alguna razón no podía sentir la conexión que vinculaba a la víctima con el conjurador.
Era algo realmente desconcertante por decir lo menos y antes de siquiera poder entender que era lo que estaba ocurriendo, una fuerte corriente de aire proveniente del interior de la neblina dejando en shock a Caster pues eso no era algo que debiera de poder suceder.
- ¡AAAAAAAAAGH!
Del interior de la neblina oscura se pudo escuchar un poderoso grito de batalla que resonó en todo el rio para inmediatamente después un brillo plateado emergiera de su interior que rápidamente disipo toda la oscuridad de aquella neblina, solo dejando atrás a la peliblanca con ese brillo plateado aún más intenso que antes rodeando todo su cuerpo.
- No... ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo rompió mi maldición? – murmuro Gilles atónito por lo que sus ojos le mostraban.
- ¿En verdad pensaste que tu truco funcionaria dos veces? – respondió Irisviel con desprecio – Tu maldición es expulsada del cuerpo de esa criatura justo cuando recibe un golpe lo suficientemente fuerte, por eso recubrí mi cuerpo con una barrera mágica antes de comenzar a pelear, tu maldición no surtirá ningún efecto en mí.
- No – dijo Gilles incrédulo para rápidamente levantar todos los tentáculos de su criatura en dirección a la mujer – ¡No te creas demasiado! ¡Sucia abominación de la alquimia! – desato toda su furia reanudo la batalla, listo para desmembrarla de forma lenta y dolorosa.
En la azotea de un edificio cercano a la batalla entre Sirvientes, se encontraban cara a cara Tokiomi y Kariya. Donde ninguno apreciaba precisamente la compañía del otro, aunque en el caso del demacrado Kariya expreso muy fuerte y claro el porqué de su molestia, maldiciendo y escupiendo en Tokiomi por haber abandonado a su hija tan fácilmente y todo por las estúpidas tradiciones de una familia de magos donde solo uno podía prosperar en la magia y el otro vivir como un humano normal y corriente.
Su odio era inmenso y se notaba en cada palabra que salía de su boca, no había espacio para la comprensión y mucho menos para la aceptación, pues él literalmente había sacrificado su propia vida por el bien de la pequeña Sakura. Había renunciado a todo, su dignidad, su futuro, su vida misma e incluso su propia alma, y lo haría de nuevo un sinfín de veces por el resto de la eternidad con tal de salvar la dulce sonrisa de esa niña inocente.
Y aquí estaba el padre de esa niña, frente a él, sin ningún remordimiento en sus acciones e incluso minimizando lo que su hija era a simplemente una maga con un potencial excepcional, pero nada más, nada menos. No había amor ni aprecio en sus palabras cuando se refería a su propia hija y eso le enfurecía aún más, ya que no era capaz de comprender como alguien podría ser tan ruin.
- ¡¿Acaso estás demente?! – grito Kariya quitándose el gorro de su chaqueta – ¡¿Acaso estas consciente de lo que mi padre le hará a Sakura?! ¡¿Sabes la enorme suerte con la que conté para llegar y evitar que eso ocurriera?!
- Veo que de nada sirve hablar contigo – dijo Tokiomi claramente decepcionado – Si el entrenamiento de la familia Matou es lo que Sakura necesita para que desarrolle su máximo potencial como mago, entonces no pondré objeción. Alguien que desconoce el honor de la magia no podría comprenderlo. Mucho menos un traidor a la magia como tú.
- ¡Jodete, pedazo de basu...! – se detuvo solo para vomitar grandes cantidades de sangre debido al sobre esfuerzo que le costaba su Sirviente, para luego caer de rodillas debido a su propia debilidad – No te lo perdonare. Ni a ti, ni a Zouken... todos ustedes... los magos... los matare a todos. ¡No dejare a ninguno convida! – grito con desesperación.
Reuniendo todas sus fuerzas, comenzó a invocar varios insectos que comenzaron a posarse a su alrededor. Esto provoco que la agonía que sufría su cuerpo se intensificara y los insectos dentro de su cuerpo comenzaran a moverse con mucha mayor fuerza, siendo incluso notorio por debajo de su piel.
- Me decepcionas. A pesar de venir de un linaje de magos proveniente de una de las tres familias fundadoras, le dista la espalda por tus simples deseos mundanos – desprecio aun manteniendo la calma, mientras levantaba su bastón y lo apuntaba en su dirección – Mi deber como mago es claro y al tenernos nuevamente cara a cara, seré yo quien ponga fin a la miseria de tu vida.
Sin decir una sola palabra, de la piedra carmesí que adornaba la base de su bastón se emitió un brillo que enseguida se convirtió en un hechizo mágico que rápidamente comenzó a envolverse en fuego, con el cual estaba listo para acabar esta estúpida rivalidad que Kariya siempre expreso en su contra a pesar de que nunca en su vida lo vio como otra cosa como un mago patético e indigno de portar el legado de magos de un linaje tan reconocido, un simple bufón, eso era ante sus ojos.
- ¡Insectos, devórenlo! ¡Devórenlo hasta los huesos! – ordeno apenas haciendo uso de las pocas fuerzas que aun poseía para ponerse de pie y contemplar la muerte de ese infeliz.
Los insectos, grandes y repulsivos, casi sacados de un cuento de terror, se lanzaron al ataque, en un enjambre que parecía no tener fin. Y desde la distancia, de pie en la terraza del edificio vecino se encontraba oculto Kirei Kotomine, que se encontraba vigilando el desarrollo de la pelea de su maestro, esperando y viendo si era necesaria su intervención.
A lo cual rápidamente se dio cuenta de que no sería así, ya que los insectos no eran rivales para el muro de fuego que su maestro había creado para su protección. Era algo incluso patético el cómo el mejor intento de Kariya no podía ni causar una sola gota de sudor en su oponente. Y aunque sabía que Tokiomi no necesitaba de su ayuda, decidió quedarse aun oculto en su lugar y contemplar el desarrollo de la pelea.
- ¡¡¡Vamos, usted puede!!! ¡¡¡Demuestre de lo que es capaz su determinación, señor Barbazul!! ¡Aplástalos! ¡Asesínalos! – grito Ryuunosuke a todo pulmón desde la orilla del rio en un jubilo y éxtasis sin igual, ante la más grande demostración de masacre del mundo, la mejor que nunca nadie podrá igualar – ¡¡¡Demuestre que este mundo solo es la caja de juguetes de Dios!!!
Sus gritos solo resonaron como un eco lejano en aquel campo de batalla, pero era claramente perceptible su gran satisfacción. Logrando atraer con sus gritos frenéticos a personas inocentes que fueron atraídos por su mera curiosidad. Solo habiendo un único lugar al cual sus gritos no podían llegar, uno que se encontraba completamente separado del resto del mundo que les rodeaba y no era otro que aquella maldición.
Dentro de la maldición
Dentro de aquella cúpula de oscuridad infinita, Arturia estaba dando firmes y pesados pasos, en un esfuerzo pleno de seguir avanzando hacia adelante. No había nada más que la oscuridad que le privaba de su vista, pero no era solo eso, no podía oír, oler o sentir nada, nada más que un viento tan fuerte que parecía ejercer su voluntad en su contra, con la única intención de expulsarla de aquella maldición, obligándola a poner sus manos frente a su rostro.
Y aun así, su paso se mantuvo firme y estable, ignorando el viento que la expulsaba, ignorando el dolor que le quemaba hasta los huesos. Su paso jamás claudico ya que necesitaba salvar a su amigo, no podía permitirse el lujo de fallarle, de permitirse saber que sufría y no hacer nada al respecto.
Era su determinación, la esperanza de rescatarlo lo que la mantenía firme e inmutable en su camino lleno de dolor. En su mirada se notaba su dolor y en su cuerpo tambaleante las fuerzas que se obligaba a mantener, dando un paso más firme que el anterior, sus pasos comenzaron a hacer eco en aquel lugar, siendo tomada por sorpresa, pues ese eco era lo único que había escuchado desde que había entrado.
- ¿Qué haces?
Su mirada se abrió en incredulidad al escuchar una voz claramente familiar, sin detenerse comenzó a buscar de donde fue que provino aquella voz. Aun sin poder creer que lo hubiera escuchado.
- ¿No piensas sacarla? Antes de intentarlo, piensa bien lo que harás. Una vez que retires la espada Caliburn, vas a perder toda tu humanidad.
Allí estaba, una vez más, la voz de Merlín resonó de todas direcciones. Su voz era inconfundible, conocía esa voz a la perfección pues la había escuchado durante gran parte de su vida. En entrenamientos, consejos, comentarios estúpidos y fuera de lugar, era una voz serena y tranquila, como la que uno esperaría de un viejo amigo.
Y lo único que trajo aquella voz a su mente solo fue una triste nostalgia, al sentir como su corazón se apretaba por la tristeza. Merlín era lo más cercano a un amigo que jamás tuvo, pero lejos de sentirse feliz de oír su voz, solo sintió tristeza y molestia al recordarlo. Ya que por mucho tiempo no pudo o no quería entender como era que las palabras llenas de confianza de su mentor que alguna vez le trajeron esperanza y un propósito ahora mismo podrían ser molestas.
Ya que su reino cayo y solo encontró la destrucción, algo que debía ser imposible, pues hizo todo lo que Merlín le había dicho, había renunciado a su humanidad, a sus emociones y a su propia vida, con tal de ver a su reino sumido en la dicha y felicidad. Y aun a pesar de eso, no sabía que había hecho mal o si su confianza ciega en su mentor fue la razón de la caída de su reino.
- No, la gente sonreía en la visión que me mostraste, eso me hace pensar que sea imposible pensar que se un grave error.
Escucho su propia voz, más joven e infantil, con un ligero toque de emoción, cuando finalmente tomo la espada en la piedra que nadie había podido sacar y le dio el título de rey. En ese momento supo lo que debía hacer y que su deber era para con su gente, y nunca pensaría lo contrario, pues ese día había sido uno de los más felices de toda su vida. Con un futuro brillante y lleno de tantas posibilidades.
Sin darse cuenta sus pasos comenzaron a ser más lentos mientras sentía como se sentimiento de aprisionamiento en su corazón se incrementaba, al no entender lo que estaba pasando, si esto era culpa de la maldición o si su propia mente le estaba jugando algún truco a causa de su dolor.
Se sentía nerviosa y asustada, pues la caída de su reino paso frente a sus ojos una vez más y eso la lleno de pánico y un profundo remordimiento.
- El rey es demasiado perfecto.
Si, esa era un comentario constante entre su gente y Arturia lo sabía bien. Comenzó como un simple comentario alegre y enérgico entre algunas personas, al sentir que tenían una vida perfecta bajo un reinado justo. Pero rápidamente paso de ser una expresión que decían con alegría a una que demostraba confusión a finalmente una que usaban con rencor e incluso odio.
Jamás le dio importancia a ello, pues mientras su gente viviera plenamente, no tenían por qué quererla como Rey, ella no lo hacía por la gloria o la fama, lo hacía porque era su deber y si para ello debía cargar con su rencor y odio, con gusto lo haría.
Su cuerpo comenzó a temblar, pero no debido al dolor de su cuerpo sino al de su corazón, lagrimas comenzaron a caer de sus ojos al recordar como el ejército de Rider parecía seguirlo con gozo aun a través del tiempo y al saber que su gente no haría eso por ella. Se dijo a sí misma que no importaba, que su felicidad y bienestar era todo lo que necesitaba, era su deber aun si tuviera que hacerlo sola.
- No me reconocerás como hijo, ¿No es así, Rey de los Caballeros? Estaba bien siendo tu sombra. Pero nunca te dignaste a mirarme. ¿Porque no me reconoces? ¡Te juro que destruiré todo aquello por lo que has luchado, Arturo!
Las quejas y odio de Mordred fueron los últimos detonantes para llevar su reinado a su fin. Comenzando una guerra que termino con la derrota de ambas facciones en disputa, ella solo hizo lo que debía, era su deber mantenerse en el trono y cuando su caballero más leal no lo entiendo, fue el comienzo del fin.
Su caballero no tenía madera de rey y no podía darle el reconocimiento que quería como su hijo, ella solo hizo lo mejor para su gente, entonces, ¿Por qué no fue capaz de entenderlo? Nunca la odio por lo que hizo, pero no podía evitar sentir odio por sí misma cuando no pudo evitar que pasara. Si tan solo hubiera sido más sabia, si tan solo hubiera sido más perfecta.
- ¡Tu reinado desapareció! ¡Es la recompensa por no cederme el trono! ¿Es eso odio? ¿Acaso tu odio es tan grande? ¿Me detestas, porque mi madre es una bruja? ¡Respóndeme, Arturo!
- ¡¿Por qué?!
Grito llena de rencor y odio hacia sí misma, cuestionando el hecho de no haber sido suficiente para su gente, para salvarlos a todos y evitar aquella tragedia. Su pasado la atormentaba y simplemente no podía darle la espalda a su gente, no podía aceptar esa realidad. Detuvo su firme paso, mientras sollozaba de impotencia y queriendo entender en que fallo ocultando su rostro tras sus manos, para hacerlo de nuevo, comenzar de nuevo y hacer las cosas de la forma correcta.
Pues ese, ese era su deber.
Sentía como su dolor se apoderaba de ella, sus dudas y miedos florecían con mucha mayor fuerza en aquel lugar lleno de maldad y terror. Aun cuando Arturia era capaz de repeler los ataques mágicos de su cuerpo, gracias a su inmunidad dada por su estado de Sirviente, aquella maldición era lo suficientemente poderosa como para afectarla en cierta medida.
Aun y a pesar de haber adquirido una nueva visión de su vida gracias al hombre en quien encontró algo más que un simple aliado, esas dudas habían regresado para atormentarla una vez más y poner a prueba su determinación.
- Estar a tu lado me hace muy feliz y me hace sentir que no estoy solo en este mundo.
La voz de Goku saco a Arturia de su entumecimiento, haciéndola recordar la razón por la que se encontraba en aquel lugar. Levanto la mirada aun llena de lágrimas y con su mano derecha limpio sus mejillas, se obligó a sí misma a recordar todas y cada una de las maravillosas palabras de su amigo, las cuales le trían felicidad y le hacían saber que no era su culpa el destino tan trágico de su reino, y que siempre encontraría en él un aliado que sostuviera su mano aun en los momentos más difíciles.
Un breve destello de la imagen de su amigo sonriéndole le dio las fuerzas suficientes para emitir un aura dorada a su alrededor, mientras ignoraba aquellas voces de su pasado que seguían intentando atormentándola, pues ahora mismo él la necesitaba y no estaba dispuesta a derrumbarse cuando sabia en su corazón que ya estaba cerca.
Esta vez seria ella quien tomara su mano y lo ayudara. Y con ese ideal en su mente comenzó a desvanecer todas aquellas dudas y miedos que le hacían mal, solo para redoblar sus esfuerzos y rescatar a su amigo.
Rio de Fuyuki
Los tentáculos se movieron rápidamente en dirección de la peliblanca quien comenzó a moverse hacia atrás mientras levantaba sus brazos y comenzaba a disparar en contra de los tentáculos en busca de crear una nueva abertura. Un movimiento que no tuvo ningún resultado positivo pues los tentáculos simplemente seguían su avance rápidamente destruyendo las ráfagas de energía hasta finalmente llegar a su objetivo.
Maldiciendo por lo bajo, la peliblanca no tuvo otra alternativa que comenzar a golpear los tentáculos con todas sus fuerzas para evitar ser atravesada por alguno de ellos. Se movía ágilmente en los cielos, pero los ataques eran frenéticos y sin descanso, le estaba costando mucho trabajo mantener una distancia segura, pues no esperaba que Caster descubriera tan rápido que sus disparos no eran más que una simple distracción para poder acercarse a esa criatura y nivelar el terreno en su lucha.
Tal vez no lo sabía y solo estaba atacando irracionalmente sin siquiera darse cuenta de que sus disparos eran demasiado débiles como para causar un daño real y los tentáculos solo seguían moviéndose al frente sin importarle nada más.
Sin importar cual era la verdadera razón detrás del nuevo tipo de ataque de Caster, Irisviel sabía que se encontraba en verdaderos aprietos. Sus golpes apenas y podían desviar los constantes ataques de tentáculos que rápidamente comenzaron a aumentar la velocidad con la que llegaban. Podía sentir como lentamente su cuerpo comenzaba a sentirse pesado, su rostro comenzó a llenarse de sudor y su respiración se hizo más pesada.
Levantando su brazo derecho y bajándolo bruscamente, apenas pudo desviar la punta de un tentáculo que estaba a poco de lograr atravesarle el pecho, solo para sentir como su cuerpo se tensaba ante el peligro y al girar hacia tras pudo ver demasiado tarde como tres tentáculos se enrollaron entre sí para acertarle un golpe letal.
Sin tiempo a poder esquivar y sabiendo que no podría desviarlo de un golpe, Irisviel levanto sus brazos y de inmediato un escudo circular hecho de hilos mágicos se materializo, en el cual concentro toda su energía. El cual recibió el impacto casi tan rápido cuando fue creado, siendo destruido en el proceso pero logrando su propósito de evitar recibir el ataque directamente, mandándola varios metros hacia atrás debido a la fuerza del impacto.
Estaba jadeando y sus brazos temblaban al aun poder sentir las vibraciones del impacto, aunque no tuvo ni un segundo de descanso pues al levantar la mirada pudo ver como de nuevo varios tentáculos se abalanzaban sobre ella, sin darle tiempo a siquiera pensar en cómo evitar el siguiente golpe. Y fue en ese momento en el que pudo escuchar los fuertes gritos de guerra de Rider.
Cabalgando a gran velocidad logro cortar todos los tentáculos que estaban por golpear a la peliblanca, todo con ayuda de Lancer que se encontraba blandiendo sus lanzas con maestría de pie sobre uno de los bueyes. Rider tiro de las cuerdas para comenzar a girar alrededor de la mujer mientras seguían cortando cualquier tentáculo que se les acercara, hasta finalmente quedar justo a su lado.
- Maestra de Legend, ¿Se encuentra usted bien? – pregunto Diarmuid sin despegar la mirada del frente pues los tentáculos que habían cortado ya estaban regenerándose y preparándose para lanzar nuevamente el ataque.
- Lo estoy, gracias por ayudarme – agradeció Irisviel intentando a recuperar el aliento.
- Aunque me encantaría elogiar la forma en que has luchado hasta ahora, Maestra de Legend, necesitamos un plan. No podemos seguir luchando así por siempre – aclaro Iskandar preparándose para pelear una vez más al ver los tentáculos listos para atacar – De otro modo, ese brujo cobarde terminara por matarnos sin siquiera sudar.
- Yo tengo un plan y es que Saber logre sacar Goku de esa maldición. Solo necesitamos detener a esa cosa el tiempo suficiente – revelo Irisviel adaptando una postura de pelea.
- ¿Estás segura de que lograra liberarlo a tiempo? – pregunto Diarmuid preocupado, pues vio cómo Saber se metió en aquella cúpula sin meditar si podría liberarlo o no.
- Confió en que ella lo lograra y es todo lo que necesito – aseguró Irisviel.
- Bien, eso funciona para mi – argumento Diarmuid con una sonrisa.
- Y para mí, así que asegúrense de causarle tanto daño como sea posible a su cuerpo para ralentizar sus movimientos – agrego Iskandar con autoridad y confianza en su voz.
Los tres se prepararon para lanzarse al frente en un ataque coordinado al ver que los tentáculos habían terminado de regenerarse y se habían lanzado nuevamente al ataque. Todo bajo la mirada en blanco de Waver quien no había dicho nada esperando escuchar la realización de un plan concreto y eficaz para detener a esa cosa, sin embargo lo que escucho lo puso pálido del miedo pues ninguno de esos tres había dicho un solo plan real solo hablaron de atacar juntos mientras ganaban algo de tiempo y eso fue todo.
Podía jurar haber visto pasar toda su vida frente a sus ojos justo cuando esos tres se pusieron de acuerdo para atacar al mismo tiempo. Lo cual le causo más miedo y principalmente tristeza al ver que su vida era aún demasiado corta para acabar por culpa de unos tontos que no podían o no querían retirarse para gestionar un plan más adecuado.
Irisviel al ver que el ataque sería demasiado y solo los pondría a la defensiva dejándoles pocas opciones de atacar, comenzó a ponerse nerviosa solo para que un recuerdo llegara su mente en un instante, más concretamente de la última visión que tuvo de la vida de su Sirviente, dándole una idea para contraatacar. Rápidamente se puso enfrente de sus nuevos compañeros mientras colocaba sus manos abiertas a la altura de su frente.
- ¡Cierren los ojos! – grito Irisviel para inmediatamente cerrarlos ella también – ¡Taiyoken!
Los Sirvientes al igual que el Maestro no comprendieron lo que estaba planeando la peliblanca, pero ninguno puso objeción y cerraron los ojos de inmediato. Lo que aconteció después fue un enorme resplandor proveniente de la peliblanca, tanta era su intensidad que la oscuridad que ofrecía la noche en aquel rio parecía haber desaparecido por unos breves instantes.
Caster que había que había creado varios globos oculares en todo su cuerpo para poder tener una visibilidad absoluta como una ventaja sobre sus enemigos, jamás pensó que podría ser puesto en su contra. Ya que cada uno de esos globos oculares estaba siendo deslumbrado por la luz más cegadora que jamás haya presenciado. Era increíblemente doloroso para la criatura y para el mismo creador, pues tenía una conexión de su vista con la vista principal de la criatura.
Pasados unos pocos segundos que parecieron eternos, aquella cegadora luz solo se intensifico aún más para casi de inmediato finalmente desaparecer, dejando detrás la calma de un campo de batalla que parecía ser casi sepulcral, para casi de inmediato ese silencio ser roto por un profundo chillido de dolor proveniente de la criatura mezclado con los gritos de Caster.
Era un chillido irritante y desgarrador, que sin dudas era causado por un dolor enorme que simplemente no podía disminuir. Los Sirvientes al abrir los ojos miraron aun impactados y asombrados del gran repertorio de habilidades que estaba demostrando un simple Maestro.
Y fue el mismo Rider, quien no pudo evitar sentirse emocionado ya que si así de fuerte y sorprendente era el Maestro, luchar contra su Sirviente solo significaría una gloriosa batalla y eso provoco que un fuego ardiente se encendiera más que nunca en su corazón. Y tomando esa misma ferviente emoción, empuño su espada hacia su enemigo y le regalo una sonrisa desafiante y retadora, digna de un rey.
- ¡Ataquen con pasión y sin contención! ¡Un enemigo común nos ha unido y un enemigo común será quien caiga bajo el yugo de nuestro poder! – exclamo Iskandar con una determinación asombrosa – ¡Luchen por la gloria! ¡Luchen por la victoria! ¡Luchen por sus camaradas! ¡Luchen por aquellos que no pudieron hacerlo! ¡Y solo así podremos mirar al mañana con nada más que orgullo! ¡¡¡Al ataque!!!
- ¡Si! – gritaron Irisviel y Diarmuid al unísono.
Sin dudarlo un segundo los tres se dirigieron rápidamente al ataque para aprovechar su enorme ventaja. Irisviel acelero su vuelo y de inmediato comenzó un ataque con todas sus fuerzas en contra de los brazos de la criatura para restringir sus movimientos, volando ágilmente de brazo en brazo, esquivando los tentáculos que reaccionaban al dolor y se dirigían al punto de impacto.
Dándole tiempo a Rider de cabalgar rápidamente hasta la base de aquel monstruo y comenzar junto con Lancer a causar enormes y profundos cortes para desestabilizar a la criatura. Solo para darse cuenta de que su regeneración comenzaba a actuar casi tan rápido como se causaba el daño. Aun así siguieron atacando una y otra vez.
No dándole ni un solo momento de tregua que pudiera usar para atacar nuevamente, siendo Rider que noto como a pesar de la enorme rapidez de su regeneración la criatura apenas y comenzaba a abrir sus múltiples ojos y fue cuando se dio cuenta.
Caster estaba redirigiendo toda la energía de la criatura a los nuevos daños que estaba recibiendo, imposibilitándole la oportunidad de regenerar el daño en sus ojos, era claro que no quería desviar esa energía y darles la oportunidad de causarle un daño lo suficientemente grande como para alcanzarlo.
Sonrió ante esta gran posibilidad de ataque, que rápidamente fue borrada cuando uno de los tentáculos logro golpear la parte inferior de su carroza, provocando que perdiera el control y también que Lancer saliera disparado lejos de él, cayendo rápidamente al rio. Sujeto las riendas con firmeza trato de jalar a los bueyes para atraparlo antes de que cayera, pero debido a los movimientos frenéticos de la criatura y a lo difícil que le era estabilizar a sus animales, ir por él le resultó imposible.
Y mientras Lancer caía rápidamente, este contemplo sus opciones, viendo en todas direcciones buscando a que podía anclar sus armas y mientras su caída seguía y sus opciones se volvían cada vez menores, un brillo plateado atrajo su mirada hacia arriba y ver con asombro que era la peliblanca volando a toda velocidad para rescatarlo.
Rápidamente Lancer extendió su brazo hacia arriba aun sujetando su lanza roja para que Irisviel pudiera tomarla, y así lo hizo ella, sujeto fuertemente la lanza con ambos brazos y comenzó a ajustar la velocidad de caída de Lancer hasta finalmente quedar suspendidos algunos metros sobre el rio, para casi de inmediato comenzar a volar hacia arriba a toda velocidad para regresarlo con Rider.
- Maestra de Legend – hablo Diarmuid con firmeza, atrayendo la mirada de la mujer – Le pido que lance con todas sus fuerzas hacia ese monstruo.
- Entiendo – dijo Irisviel acelerando su vuelo entendiendo la petición del Sirviente.
Logrando esquivar algunos tentáculos que intentaron atraparlos, la peliblanca finalmente había llegado a una altura bastante considerable, para luego sujetar firmemente la lanza y comenzar a girar rápidamente sobre su propio eje.
- ¡Apunta a la cabeza! – grito Diarmuid sujetando firmemente su lanza dorada.
- ¡Bien! – grito Irisviel reuniendo todas sus fuerzas en sus brazos y usarlo como impulso a su lanzamiento – ¡Ahora!
Con una fuerte explosión de viento Lancer salió disparado a toda velocidad en dirección de la criatura, tal vez él mismo no era lo suficientemente fuerte como para llegar hasta Caster de un solo golpe, pero ahora con la velocidad sumada a su ataque podría causarle un corte lo suficientemente profundo como para facilitarle el trabajo a los demás Sirvientes o a él mismo para llegar a ese sujeto y acabar con todo esto.
Colocando su lanza roja en su cintura mientras empuñaba su lanza dorada con ambas manos, listo para cortar tan profundo como le fuera completamente posible. Sin embargo, cuando estaba a solo unos cuantos metros de llegar vio como la criatura comenzó a abrir todos sus ojos, viendo en todas direcciones, hasta que un par se posó sobre él. No estaba completamente seguro si podían verlo realmente, ya que los ojos se veían enrojecidas e irritados, hasta que vio como una esfera de energía salió disparada en su contra.
Y no solo fue un ataque contra Lancer, Rider e Irisviel fueron atacados igualmente. Ya que la visibilidad de la criatura aún estaba borrosa, pero eso no le importo a Caster pues disparo a todo aquello que estuviera en su cercanía.
En un movimiento rápido, Lancer tomo su lanza roja y la lanzo al frente, logrando destruir la ráfaga de energía que se dirigía hacia él, causando una explosión que logro atravesar, aunque sin salir ileso. Pues en su cuerpo y ropas eran claros los varios raspones y quemaduras producto de la explosión, lo peor no era eso sino que la explosión lo había sacado de su trayectoria original.
Rider e Irisviel comenzaron a desviar los ataques mientras seguían moviéndose al frente y fue exactamente lo que Lancer lo había hecho, para detenerse cuando vieron que la criatura se retorcía de dolor por un enorme corte recto en lo que podría decir era su hombro izquierdo. El corte era profundo para una criatura de su tamaño, pero solo habiendo llegado hasta la base del abdomen.
Rápidamente Lancer intento retirar su lanza del cuerpo de la criatura pero antes de poder hacerlo el tentáculo principal de la criatura, más específicamente el que ocupaba el lugar de un brazo izquierdo lo golpeo de lleno mandándolo a volar lejos de la criatura.
- ¡Argh...! – un grito sofocado de Diarmuid fue todo lo que se pudo escuchar tras ese ataque.
Lancer intento reunir sus pensamientos pero le era imposible el impacto del golpe en verdad que lo afecto y le causo un enorme daño, prueba de ello era la sangre que cubría su rostro y salía de la comisura de sus labios. Un daño que solo se intensifico cuando termino por estrellarse bruscamente en la orilla del rio, revotando un par de veces en la tierra hasta finalmente terminar causando un pequeño cráter.
Sintiendo el cuerpo pesado y adolorido, Lancer intento levantarse de apoco y regresar a la pelea solo para escuchar como la criatura soltó un chillido de dolor desgarrador que atrajo su mirada. Su mirada se abrió en incredulidad al presenciar como la criatura aun sin poder regenerar específicamente el corte que le había causado, estaba creado tentáculos de ambos extremos cortados para acercar y unir la herida.
Se maldijo por lo bajo, al ver que su ataque aparentemente no había servido de mucho pues tenía la esperanza de detenerlo por más de solo un par de segundos.
Irisviel vio esto mientras desviaba con un puñetazo una esfera de energía y su furia una vez más se encendió al ver el estado de su aliado. De golpe un aura blanca rodeo su cuerpo y salió disparada hacia los cielos, tomando una enorme distancia entre ella y la criatura.
- ¡¡¡AHHHHHHHHHHH!!! – rugió Irisviel mientras su cuerpo comenzaba a desprender fuertes ráfagas de viento.
Estaba expulsando tanto poder como le era posible, reuniéndolo y canalizándolo en sus circuitos mágicos, su aura blanca se triplico en tamaño y sin previo aviso comenzó a descender a una enorme velocidad que solo aumentaba tan rápido como descendía.
Junto sus brazos a su costado y una espada hecha de hilos comenzó a materializarse, era una espada realmente enorme, de al menos el doble de tamaño de su portadora. Sujeto la espada con firmeza mientras todos sus músculos comenzaban a ensancharse y la presión en su cuerpo se intensificaba aún más que antes.
En un instante ya se encontraba justo frente a la criatura que trataba de cubrir la enorme herida que no podía curar y en un solo movimiento rápido lanzo un corte de medialuna. La espada logro atravesar de extremo a extremo el hombro de la criatura, pero lentamente fue frenando su avance cuando llego hasta la mitad de su abdomen. Era una criatura gigantesca y cortar algo de su tamaño era una promesa en sí mismo.
Irisviel concentro tanta fuerza en sus brazos y en su vuelo para seguir cortando, las venas comenzaron a hacerse visibles en todo su cuerpo debido al gran esfuerzo que estaba ejerciendo. Escucho el sonido inconfundible del aire siendo cortado por un objeto y al desviar rápidamente la mirada hacia arriba, vio con horror que era el brazo izquierdo de la criatura estaba bajando peligrosamente hacia ella con la intención de aplastarla.
- ¡¡¡Kaioken!!!
El grito de Irisviel resonó como un poderoso eco en el campo de batalla y tan solo un segundo después su cuerpo se vio envuelto por su Ki ahora completamente enrojecido otorgándole una enorme velocidad y provocando que la espada que había creado duplicara su tamaño. De un solo movimiento semi circular logo cortar por completo la extremidad de la criatura, la cual cayo al rio de forma estrepitosa.
- ¡¡¡Raaaar!!!
La criatura soltó un chillido de dolor que sacudió por completo toda la zona, comenzando a retorcerse frenéticamente de dolor. Lancer y Rider miraron asombrados lo que había ocurrido para casi de inmediato sonreír ante el resultado de su ataque en conjunto, ya que si podían seguir atacando de esta forma tal vez no sería necesario esperar la llegada de Saber y Legend. Aunque con lo errático que se estaba poniendo la criatura tal vez eso sería algo un poco más complicado.
Rider vio que la peliblanca se había quedado completamente quieta frente a la criatura mientras que su aura rojiza desaparecía por completo y aunque no comprendía que era lo que estaba pasando, una vez más se lanzó contra la criatura a toda velocidad con la esperanza de distraerlo de la mujer y no redirigiera sus ataques hacia ella.
Tan rápido como llego al frente de la criatura comenzó a rodearla hasta llegar a la parte posterior de su nuca y comenzar un furioso a ataque con todas sus fuerzas para lograr causarle un daño significativo y con algo de suerte cortarle la cabeza. Y tenía la confianza en ello ya que podía ver como sus ataques parecían surtir más efecto que antes, incluso los ataques de la criatura se habían vuelto más lentos y predecibles, cosa que solo impulso a Rider a atacar con mucha más fuerza y frenetismo que antes.
Mientras tanto, Irisviel estaba jadeando pesadamente mientras intentaba recuperar el aliento, su rostro estaba bañado en sudor y cada musculo de su cuerpo le dolía enormemente, respirar ya le resultaba difícil, moverse le resultaría imposible por los próximos minutos.
Sentía espasmos de todos y cada uno de sus músculos al mismo tiempo muy frecuentemente, sabía que la técnica de su Sirviente era muy poderosa pero que al ahora tener más poder supuso que podía soportarla por al menos unos cuantos segundos, solo para darse cuenta de que fue un error.
De inmediato recordó las palabras de su amigo y se dio cuenta de que su advertencia estaba más que justificada, su cuerpo ahora podría utilizar mucho más poder que antes, la prueba clara de ello era el poder seguirle el ritmo a la criatura de Caster y poder luchar lado a lado con otros dos Sirvientes.
Aunque sentía que aun podía elevar su poder un poco más fue un completo error de su parte utilizar una técnica con efectos secundarios tan drásticos y más cuando su cuerpo jamás había sido sometido a ese nivel de estrés.
Y aun consciente de ello decidió aceptar ese error y sus consecuencias, pues necesitaba de ese aumento de poder para lograr cortar a esa criatura y funciono. Ya que dirigió una mirada cansada al rio y noto como aquella extremidad comenzaba a desintegrarse y hundirse en las profundidades del rio.
- "Si lo cortamos por completo no se regenera..." – medito Irisviel aun agotada tratando de pensar en cómo usar esto a su favor.
Era claro para todos los que luchaban contra aquella criatura que tras ser cortado en dos, sus fuerzas y movimientos se habían limitado enormemente, lo cual les sumo una gran confianza en poder volver a hacerlo una vez más. Sin embargo no podían estar más lejos de la realidad, ya que con un fuerte rugido escalofriante de la criatura, todos sus ojos dañados se abrieron de golpe y reanudo el ataque contra sus atacantes.
De la parte posterior de la nuca brotaron tentáculos como si de un capullo de flor se tratara y al abrirse dientes afilados emergieron y una boca estaba en el centro de la cual salió disparado una poderosa ráfaga de energía que Rider intento bloquear con rayos, siendo inútil ya que el ataque siguió adelante logrando destruir parte de la carroza y forzándolo a tomar una distancia más segura.
- ¡Rider! – grito Waver presa del pánico, pues el rayo paso justo su lado – ¡Esa cosa nos va a disparar de nuevo!
- ¡Tranquilo, mocoso! ¡Te tengo! – grito Iskandar intentando retomar el control y esperando el momento justo.
Y tal y como lo había afirmado el Maestro, de aquella flor de tentáculos un nuevo brillo comenzó a emanar rápidamente, prueba de que iba a disparar nuevamente. Solo que esta vez, Rider estaba preparada pues sujeto su espada con firmeza y moviendo ágilmente su carroza, provoco que rayos comenzaran nuevamente a crearse y fue en ese momento en que lanzo su espada.
Usando su arma como un pararrayos logro dar en el blanco justo antes de que la criatura disparara ocasionando una fuerte explosión y un daño considerable a esa cosa. La cual comenzó a retorcerse bajo el dolor provocado de la explosión, dándole la oportunidad a su atacante de tomar distancia entre ellos.
Aun así continuo con el ataque, la criatura levanto varios tentáculos y de ellos salieron disparados varias poderosas ráfagas de energía contra Lancer, quien inhalando profundamente comenzó a saltar rápidamente para esquivar los ataques. Y tan rápido como había saltado para esquivar un disparo y se posaba en el suelo nuevamente ya tenía que volver a saltar para esquivar otro ataque que estaba prácticamente sobre él, dejando detrás de él grandes explosiones.
Hasta que finalmente un disparo logro impactar lo suficientemente cerca como para sacarlo de equilibrio, la onda de choque lo golpeo y tiro al suelo, y al intentar recuperarlo, ya era demasiado tarde, una ráfaga de energía estaba justo sobre él, sin mucho tiempo para prepararse materializo sus lanzas y cruzo frente a él a forma de escudo, logrando frenar el ataque.
Sus pies eran enterrados en el suelo y sus brazos comenzaron a llenarse de venas debido al enorme esfuerzo que estaba ejerciendo al intentar seguir reteniendo tal cantidad de poder. Le fue incluso más difícil cuando todos los tentáculos unificaron sus disparos, doblegando su esfuerzo y logrando ponerlo de rodillas, no sabía cuanto más podía soportar, pero estaba seguro de cuanto más podría resistir, pero rendirse no era una opción aun le debía la victoria a su Maestro y le entristeció que una vez más fracasara en su labor de servir honorablemente.
- ¡Por mi Hechizo de Comando! ¡Yo te ordeno absorber el poder de este Hechizo y resistir! – ordenó Sola-Ui fervientemente, intentando contener las lágrimas.
La orden clara de su nueva Maestra resonó sobre Lancer quien quedo atónito al escuchar su mandato y al ver como su cuerpo era rodeado por un brillo carmesí y su cuerpo comenzaba a rebosar de poder, sonrió agradecido por la determinación pues por un segundo ya se había rendido, pero ahora no lo aceptaría de ninguna manera.
Usando todas sus fuerzas se puso de pie y empujo sus lanzas al frente y sujetándolas firmemente, en un movimiento rápido y firme bajo sus lanzas en un ataque en forma de equis, destruyendo el ataque de la criatura.
Causando una fuerte explosión de viento que alcanzo a los tentáculos, logrando cortarlos en el proceso, sonrió para sí mismo, no pudiendo evitar sentirse orgulloso de ese último ataque, solo para luego caer de rodillas segundos después y clavar sus lanzas en el suelo evitando desplomarse por completo.
Irisviel vio el repentino ataque al par de Sirvientes y de inmediato se puso en guardia intentando descifrar cual sería el ataque en su contra, solo esperando ser lo suficientemente rápida para esquivar los disparos de la criatura mientras su cuerpo seguía entumecido. Aunque su ventaja era que la distancia entre ellos le permitiría poder esquivar los disparos con mayor facilidad.
Desafortunadamente para ella esa línea de pensamientos se vio interrumpida cuando la criatura comenzó a inclinar su cuerpo ligeramente a la derecha, moviendo su brazo derecho rápidamente hacia su dirección en una especie de latigazo gigante que simplemente no podía esquivar debido a velocidad y el tamaño.
- ¡No! ¡No puedo moverme para esquivar eso! – grito Irisviel en pánico al ver que el brazo de la criatura se encontraba prácticamente sobre ella – ¡¡¡AAAAAAAAAGGH!!!
El golpe que recibió fue brutalmente poderoso, cargado con una gran cantidad de energía de la criatura, tanta que mando a la peliblanca a una gran velocidad hacia la ciudad y casi tan rápido como la criatura había lanzado su golpe creo varios tentáculos de la punta de su brazo que salieron disparados para atrapar a quien había golpeado previamente y frenando de golpe su lanzamiento.
Los tentáculos comenzaron a envolverse alrededor de su cuerpo al igual que una serpiente se aferra al cuerpo de su víctima, solo dejando sus manos, piernas y su cabeza al descubierto. La criatura levanto a su presa lentamente hasta posarla frente a su rostro y vio como la mujer tenía sangre escurriendo de sus labios y tenía raspones y heridas por el todo de su cuerpo, tocia con dificultad además de que su cuerpo temblaba mucho, posiblemente debido al dolor de su ataque anterior o tal vez era el hecho de que los tentáculos la estaban aplastando con fuerza.
- ¡Y pensar que una abominación de la alquimia como tú sería capaz de causarme tantas molestias! – se quejó Gilles con ira en cada palabra – ¡Al igual que su Sirviente solo eres una maldita anormalidad! ¡Pero yo me encargare de acabar con ambos! – agrego, su voz llenándose de malicia.
- ¡AAARGH! – Irisviel sofoco un grito de dolor al sentir como los tentáculos a su alrededor comenzaron a aplastarla más que antes, pudiendo sentir y escuchar como sus músculos y huesos eran aplastados, y aun así se negó a gritar de dolor, pues aún en su agonía algo dentro de ella le decía que no queriendo darle la satisfacción de oírla gritar.
- ¡Si, pude verte, por unos instantes! ¡Mientras buscaba en la mente de ese mono! ¡Tú lo ayudas con la intención de que él te salve a ti! ¡De tu destino! – Gilles siguió hablando y aplastando cada vez más fuerte tan fuerte como para romperle todos los huesos – ¡Pero nunca podrás, tu morirás para que mi deseo se vuelva realidad! ¡Pero antes, sufrirás el castigo en carne propia por oponerte en mi camino y mis deseos!
- ¡¡¡GAAAAAAAAAAAH!!! – grito Irisviel con todas sus fuerzas al no poder soportarlo más, el dolor era simplemente demasiado, comenzando a retorcerse en un intento de liberarse – ¡¡¡AAAAAH!!!
- ¡Eso es, grita más, sufre más! ¡Esta es tu penitencia por tus pecados! ¡Sufrirás y seguirás sufriendo hasta que implores por una muerte que nunca tendrás! – grito Gilles extasiado, disfrutando de los gritos de la mujer como el canto más dulce que jamás había escuchado.
- ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAGHHH!!! – rugió Irisviel de dolor, reunió todas sus fuerzas en un intento de poder salir volando y liberarse, pero su intento le resultaba inútil y con cada segundo de ese agonizante dolor, sentía como las fuerzas se iban de su cuerpo, comenzando lentamente a dejar de luchar – "Kiritsugu... por favor... sálvame" – suplico apenas aferrándose a su conciencia.
Lancer no pudo soportar los gritos de la mujer que juro proteger y aun con todo su cuerpo tambaleante y lastimado, se obligó a si mismo a ponerse de pie, ignorando todo el dolor de su cuerpo comenzó a caminar y luego correr hacia la orilla del rio e intentar rescatarla.
Misma acción que tomo Rider al cabalgar frenéticamente en dirección de la peliblanca, solo para que ambos vieran su paso obstaculizado por los frenéticos disparos de la criatura. Aquel acto les hizo hervir de rabia la sangre al par de Sirvientes, ya que les enfermaba no poder ir en rescate de un camarada cuando más necesitaba su ayuda.
Atacaron frenéticamente los tentáculos, desviaron con todas sus fuerzas las ráfagas de energía, en un intento de poder llegar a la criatura, pero todo resulto ser inútil, ya que los constantes ataques los obligaba a frenar su avance y les privaba de la oportunidad de ver una abertura que pudieran usar.
- ¡No te preocupes, tu no morirás, no aun! ¡Te mantendré viva hasta el final y veras como desmiembro parte por parte a tu esposo e hija! ¡Los mantendré vivos con magia oscura para que sientan todo un mundo de dolor! ¡Para finalmente obligarlos a verse mutuamente como son devorados hasta las entrañas por mis criaturas! ¡¿Te gusta la idea, Iri?! – Gilles estallo en carcajadas al ver el dolor y horror en el rostro de la mujer, eso en verdad lo lleno de vida.
La tortura que ahora mismo estaba experimentando Irisviel o cualquier dolor que haya experimentado antes en toda su vida, no se comparó en lo más mínimo ante la amenaza despiadada de Caster, su mente entro en shock al escucharlo ya que debido al dolor que nublaba su juicio no medito en aquello como una posibilidad sino como un hecho.
Su mente divago rápidamente ante ese terrorífico escenario y sintió un dolor aún más profundo y grande que el de su cuerpo siendo aplastado por aquella criatura. Era el de su corazón desgarrándose al imaginar el rostro lleno de dolor de su esposo al siquiera estar sufriendo una tortura similar a la suya, pero lo que realmente la quebró fue al siquiera imaginar a su amada y pequeña hija sufrir un destino peor que la muerte, eso en verdad le rompió hasta el alma, una imagen que nunca ninguna madre debería siquiera imaginar.
- ¡¡¡NO!!! – grito Kiritsugu en pánico al ver la tortura por la cual su esposa pasaba.
Finalmente había logrado localizar al lunático Maestro de Caster y cuando pensó poder ayudar a su esposa y al resto, distrayendo a Caster con la muerte de su Maestro, fue cuando ese infeliz logro golpear a su esposa sin piedad. Sin siquiera pensarlo dos veces, cambio de objetivo y usando su rifle comenzó a disparar repetidas veces en contra de los tentáculos que tenían prisionera a su esposa.
Bien sabía que no podía causarle nada mayor a unos cuantos rasguños y aun así, siguió disparando frenéticamente y con cada disparo más preciso que el anterior. Si mataba al Maestro de Caster, ese lunático simplemente podría terminar por destrozar el cuerpo de su esposa en un ataque de rabia, por lo cual lo único que podía hacer para ayudarla era distraer a esa cosa.
Y cuando las balas se terminaron, y su esposa dejo de gritar de dolor para dejar su cabeza ante lo cual supuso que había caído inconsciente del dolor. Miro rápidamente el estado de los otros Sirvientes y cuando vio que no podían hacer nada lo suficientemente rápido por su esposa fue que sin dudarlo un segundo, arrojo su arma al suelo y apunto su brazo derecho hacia la criatura listo para sacar a su Sirviente de la cúpula que tenía prisionero a Legend y ordenarle salvar a su esposa en su lugar.
- ¡Por mi Hechizo de comando! ¡Saber, te ordeno...! – Kiritsugu se detuvo abruptamente al sentir una presión y un poder extremadamente familiar.
Todo el ambiente se había tornado extremadamente inquietante, todos los presentes se sentían amenazados, en un peligro constante y no podían identificar el porqué. Todos pudieron darse cuenta de que con excepción de las risas lunáticas de Caster, el silencio parecía intentar reinarlo todo y la incertidumbre de que era o que estaba pasando comenzó a ponerlos ansiosos.
Incluso Archer y Berserker detuvieron su acalorada batalla al intentar comprender lo que estaba pasando, en especial el rubio pues esto en verdad lo sorprendió al punto de dignarse a tomarse un tiempo de su entretenimiento para localizar aquel nuevo acontecimiento que había atraído su interés, solo para asombrarse visiblemente cuando poso su vista en aquella repugnante criatura.
- Oh, pero que interesante – dijo Gilgamesh mientras una sonrisa arrogante se formaba en su rostro – Hasta que por fin las cosas comienzan a volverse dignas de mi atención.
Kiritsugu giro rápidamente hacia la cúpula donde estaban encerrados el par de Sirvientes, completamente seguro de que se trataba de Legend, ya que esta sensación era exactamente la misma a lo ocurrido en el bosque cuando lucho por primera vez contra Caster. Pero para su creciente sorpresa la cúpula seguía intacta e inalterada, nada había cambiado de ese lado así que era imposible que se tratase de él.
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Y cuando vio eso, decidió regresar a lo que estaba haciendo para salvar a su esposa, solo para percatarse de que su propio cabello comenzó a erizarse y levantarse hacia arriba. Noto como todo su alrededor comenzaba a electrificarse, incluso vio como por las barandillas metálicas del bote pasaban corrientes de electricidad.
Reconoció esto como un evento natural previo a que se desatara una fuerte tormenta eléctrica, pero esto no tenía ningún sentido, hoy era una noche despejada, sin nubes a la vista y Fuyuki jamás había sufrido una tormenta eléctrica y la atmosfera electrificada simplemente era una locura, pues adonde fuera que mirara, flotando en el aire había varias corrientes eléctricas apareciendo y desapareciendo. Al seguirlas con la mirada se dio cuenta que aquellas corrientes eléctricas eran mucho constantes y fuertes justo alrededor de su esposa.
- ¡Quietos! – grito Iskandar con frustración cuando sus bueyes se reusaban a moverse en dirección a la criatura, comenzando a mugir y moverse frenéticamente – ¡Les dije que se detengan! – volvió a gritar más fuerte que antes, furioso de no poder ir y apoyar a su compañera que estaba seriamente en apuros.
- ¡¿Rider, que les pasa a tus animales?! ¡¿Por qué están tan asustados?! – grito Waver intentando no caerse de la carrosa por culpa de los animales que se movían frenéticamente en un intento de huir.
- No están asustados... están aterrorizados – murmuro Iskandar completamente incrédulo, ya que sus bueyes jamás se habían comportado así ni frente a la muerte.
Caster seguía riendo frenéticamente hasta que se dio cuenta de que la mujer ya no estaba gritando, poso su mirada en ella y se dio cuenta de que parecía estar inconsciente. Eso lo desanimo pero no le dio importancia y comenzó a abrir las enormes fauces de su criatura para devorar a la mujer, pues necesitaba resguardarla del peligro para poder llevar a cabo la promesa que le hizo.
Deteniéndose a medio camino cuando noto algo extraño, pues aunque la mujer tenía la mirada baja, ocultando su mirada bajo la sombra de su cabello, noto como del cuerpo de la mujer un vapor comenzó a emanar sin ninguna razón aparente y sobre su piel visible comenzaron a ensancharse varias venas.
Sin previo aviso, Irisviel levanto la mirada y dejo a Caster en estado de shock. Su suave rostro ahora se encontraba lleno de venas resaltadas debido a la ira que sentía, sus labios se torcían en una mueca de odio absoluto y su mirada ahora se encontraba desprovista de pupila. De golpe, el cuerpo de la mujer fue rodeado por un aura dorada que provocaba que su piel y el blanco de su cabello se iluminaran con ese brillo dentro del denso velo de energía.
La atmósfera electrificada que le rodeaba comenzó a aumentar drásticamente, la electricidad que flotaba comenzó a volverse más fuerte comenzando a volverse pequeños rayos que caían rápidamente al suelo causando grandes estragos a donde fuera que cayeran, volviéndose un espectáculo sobrenatural.
- ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!
Irisviel soltó un enorme grito liberando increíbles olas de poder y de inmediato Caster comenzó a ejercer más fuerza en su agarre al sentir que su prisionera se liberaba, quien solo siguió desprendiendo más poder hasta que finalmente los tentáculos terminaron por ser destruidos, causando que la criatura moviera su mano frenéticamente a causa del dolor, soltando varios gritos en el proceso. Suspendida en el aire salió disparada contra la criatura y sin ningún esfuerzo logro conectarle un poderoso puñetazo al rostro de la criatura.
Y donde antes sus ataques apenas y podían causarle algo de dolor a la criatura, ahora su ataque fue lo suficientemente poderoso para hacerlo retroceder algunos pasos hacia atrás hasta finalmente verse obligado a caer de rodillas, dejando en el punto de impacto de la criatura un aura dorada justo como el que rodeaba a la peliblanca. El golpe lo había sacudido por completo el cuerpo de la criatura temblaba descontroladamente en un intento de mantenerse firme, incluso Caster que se encontraba resguardado dentro de la criatura pudo sentir algo del impacto y eso en verdad lo dejo estupefacto, pues solo Legend había sido lo suficientemente fuerte como para lograr tal cosa.
Todos miraron incrédulos el cambio tan drástico en la peliblanca, incapaces de entender lo que le estaba pasando. Ya había sufrido dos transformaciones y esta era sin dudas la que más los había dejado sin palabras, ya que ser capaz de poder poner de rodillas a esa cosa de un solo golpe y en su estado tan herido, era simplemente un logro sin precedentes.
Aunque las sorpresas no habían hecho otra cosa más que empezar, ya que Irisviel se quedó suspendida en el cielo, mirando fijamente en la dirección de la criatura, pero en vez de seguir con el ataque, ella se quedó quieta en su lugar mientras se encorvaba ligeramente y flexionaba sus brazos a sus costados. Su cabello se erizo como una flama ardiente, acabando en varias puntas hacia arriba, dejando dos grandes mechones de cabello enmarcando su rostro, mientras la parte más baja de su cabello se había recorrido casi hasta la mitad de su espalda.
Y como si de un fuego que arrasa lentamente con un bosque, su cabello de la raíz a la punta comenzó a pasar de un blanco plateado a uno oscuro como la noche, hasta finalmente volverse completamente oscuro, al igual que sus cejas. Sus músculos comenzaron a ensancharse bruscamente, siendo claramente visible gracias al como su ropa se comenzaba a justar cada vez más a su cuerpo, hasta finalmente tener una musculatura claramente muy superior, adaptando una apariencia mucho más parecida a su propio Sirviente.
Con cada segundo que pasaba su poder solo aumentaba provocando que más rayos cayeran a su alrededor. Caster aun sumergido en la incredulidad, sintió un escalofrió que le recorrió cada rincón del cuerpo al sentir el mismo miedo que sintió cuando lucho contra Legend por primera vez y casi logro borrarlo de la faz de la tierra.
- ¡Esto no puede estar pasando! ¡¿Por qué sus poderes están incrementándose?! – cuestiono Gilles aturdido en su voz notándose su estado de confusión.
- ¡¡¡UAAAAAAAAAAAAAAH!!!
Con un poderoso grito, Irisviel que se encontraba totalmente sumergida en un frenesí de furia, salió disparada al frente lista para reanudar la pelea, volando hacia la criatura a una enorme velocidad, muy superior a la que ya poseía. La criatura en respuesta trato de ponerse de pie tan rápido como su enorme cuerpo se lo permitía, al tiempo que abría sus enormes fauces y de ellas salió disparada una gran ráfaga de energía en contra de su oponente.
Y sin frenar su avance, esquivo el ataque con una impresionante facilidad con simplemente moverse a un lado e incrementando su velocidad rodeo por completo a la criatura para conectarle una poderosa patada en la espalda, obligando a la criatura a ponerse sobre una rodilla y apoyar su único brazo en el fondo del rio para evitar desplomarse por completo, donde casi de inmediato intento erguirse de nuevo.
Irisviel siguió el ataque y aterrizandobruscamente en la criatura, enterró su brazo derecho justo donde había golpeadoanteriormente, al tiempo que estiraba su brazo izquierdo hacia atrás y en supalma se creaba una enorme esfera de energía dorada en la cual estabaconcentrando una enorme cantidad de Ki.
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- ¡¿Qué diablos le pasa?! – cuestiono Waver atónito ante el brutal cambio en la mujer – ¡Esta vez no es un simple engaño en verdad va a atacarlo con eso! – grito en pánico, ya que apenas y pudieron causarle un daño significativo a esa cosa solo para que esa mujer volviera a hacerlo más poderoso.
- ¡Silencio, mocoso! ¡Ya lo se! – grito Iskandar volviendo a tener el control sobre sus animales y dirigiéndose a la pelea.
Bajando bruscamente su brazo izquierdo, Irisviel ataco con toda esa energía al cuerpo de la criatura, logrando atravesarlo de extremo a extremo. Donde se hizo visible como una enorme ráfaga de energía atravesaba a la criatura, dirigiéndose la ráfaga hacia el océano.
La criatura soltó un enorme grito ahogado mientras se inclinaba al frente escupiendo grandes cantidades de sangre, tiñendo el rio de rojo. El agujero en su pecho era enorme de al menos 3 metros, sangre y viseras comenzaron a emanar de aquel agujero.
De forma temblorosa la criatura trato de ponerse de pie, le era difícil y aún más cuando su cuerpo ya estaba tratando de regenerar la enorme herida que se le había causado, de esa cosa se escuchaba un fuerte gruñido de rabia y odio, sentimientos que compartía su invocador, sumado a la incredulidad, ya que no podía entender como esa mujer podía siquiera llegar a este punto.
- ¿Pe... pe... pero cómo? ¿Cómo pudo hacerle daño si esa criatura absorbe el Ki? – cuestiono Waver atónito ya que jamás espero que pasara eso – Ni siquiera Legend pudo hacerle un solo rasguño y sus ataques eran más poderosos, ¿Acaso ella es más lista o fuerte que Legend?
- No... solo tiene suerte – murmuro Iskandar igual de sorprendido que su Maestro – Esa cosa no puede absorber energía y regenerar el daño al mismo tiempo. Si ataca con Ki una zona que previamente sufrió un daño considerable, la criatura no podrá absorberlo – explico lo más claro que pudo su propia teoría sobre lo que estaba ocurriendo.
- Pero si eso es cierto, ¿porque dices que solo tuvo suerte? – pregunto aun confundido por esa parte.
- Dudo mucho que esa mujer ahora mismo tenga la conciencia de descubrir algo tan complicado, ha perdido toda la razón y solo se está dejando llevar por la rabia. Basta con solo verla a los ojos – respondió, mientras trataba de descubrir lo que estaba ocurriendo.
Una vez de pie y completamente erguido, la criatura giro rápidamente hacia la mujer con la única intención de causarle el mismo daño que le había causado, solo para quedarse completamente quieto debido a un escalofrío que le recorrió el cuerpo cuando finalmente vio a aquella mujer.
Él mismo había sido invocado como Caster y aunque sus habilidades mágicas no eran las mejores debido a la propia debilidad de su Maestro, sus habilidades mágicas aun eran las más sobresalientes sobre sus oponentes.
Agregado a eso, nunca en su vida había sucumbido a una ilusión, de hecho, aun en su tiempo sus habilidades mágicas ilusorias eran inigualables. Y estaba seguro de que no había ser vivo en esta época que poseyera las habilidades para igualarlo y aun así, su mente no era capaz de entender que eran aquellos enormes ojos rojos que estaban detrás de la ahora pelinegra. Eran unos ojos gigantescos, llenos de odio, furia y una sed de sangre como ningún otro.
Palideció ante tal instinto asesino, tanto que Caster no estaba ni remotamente cerca de entender que era lo que estaba pasando, y con cada segundo que pasaba no noto que había algo más que esos ojos. Tal vera el miedo de Caster sacándolo de su cordura o tal vez era algo mucho más simple que eso, un impulso, un instinto de supervivencia que la humanidad ha perdido con el pasar de los siglos y que salía a relucir con mayor fuerza cuando se encontraba con un depredador o una amenaza mayor.
Fue tal vez ese instinto de supervivencia que comenzó a manifestar en la vista de Caster el rostro de una enorme criatura, cubierta de una enorme melena en la parte superior de su cabeza y enmarcaba su rostro, con esos enormes ojos rojos y unas enormes fauces llenas de colmillos afilados.
Era una criatura primitiva, de la cual solo podía sentir un incontrolable impulso de destruir, impulsada por la rabia y el poder, donde con cada segundo que pasaba podía jurar que aquella criatura solo seguía haciéndose más grande, haciéndolo sentir pequeño, indefenso y vulnerable.
Caster fue sacado de su aturdimiento solo cuando pudo ver como esa extraña y gigantesca criatura abría sus fauces y soltara el grito más aterrador que jamás haya oído en toda su vida.
- ¡¡¡AAAAAAAAAAAH!!!
Irisviel dio un poderoso grito de guerra que resonó en todo el campo de batalla para de inmediato salir volando a toda velocidad en contra de aquella criatura, logrando darle un poderoso puñetazo en el rostro y aun así seguir avanzando, sin detenerse en su vuelo, para luego dar un giro y volver a conectarle otro poderoso puñetazo, comenzando a golpearlo desde todos los lados posibles, mientras la criatura intentaba frenéticamente atraparla pero siempre sin éxito.
Todo esto era visto desde la lejanía a través de la vista asombrada y horrorizada de Tokiomi que seguía sin querer creer lo que sus propios ojos le estaban mostrando, su rostro se llenaba de un sudor frio con cada segundo que pasaba de aquella impresionante batalla. Viendo un aura dorada volando rápidamente alrededor de la criatura, golpeándolo firmemente sin darle ninguna oportunidad de respuesta.
Le era imposible creer que aquella Homúnculo de la familia Einzbern fuera capaz de plantarle cara e incluso frenar completamente a semejante monstruosidad creada por un Sirviente que ya había puesto en apuros a prácticamente todos los que se enfrentaban a él.
Su poder era simplemente ridículo y ponía en riesgo todo aquello por lo que había trabajado tan arduamente, ya que no importaba si tenía al Rey de Reyes de su lado, si él entraba en una lucha directa contra esa mujer, por más que lo negara sabía muy bien que solo abría un resultado, pues no había forma posible de ganarle a tal magnitud de poder.
Y ese solo pensamiento lo lleno de una rabia viva que se dejó ver la mueca de su rostro normalmente tranquilo y confiado. Era humillante que él tuviera miedo, un miedo a causa de las creaciones de la familia Einzbern, quienes siempre eran los primeros en terminar siendo derrotados en las anteriores Guerras por el Santo Grial.
Una familia que se especializaba únicamente en la alquimia e incluso ya estaban siendo alcanzados por la familia Yggdmillennia en esa misma rama. Sujeto su bastón con frustración e intentando comprender como todo por lo que había luchado y entrenado, ahora mismo no parecía ser suficiente, contemplando por primera vez una posible derrota en esta Guerra.
Donde su temperamento ya de por si irritable fue llevado al límite cuando escucho los gritos frenéticos de su patético contrincante. Rápidamente dirigió su mirada hacia él y finalmente tuvo suficiente, esos estúpidos insectos que seguía lanzando en su contra se volvían ceniza tan rápido como tocaban su muro de fuego.
A sus ojos, el peliblanco era tan patético no solo por darle la espalda en la magia, sino por también ser un mago mediocre y un estúpido en el combate, ya que ni siquiera una lucha decente podía ofrecer. Lanzar cientos de insectos esperando que alguno logre algo diferente cuando ni él mismo lo hacía era lamentable, en especial cuando pensaba que sus gritos llenos de desprecio y odio lograrían de alguna manera milagrosa aumentar su propia fuerza o el resultado de la batalla.
Lentamente levanto su bastón y lo apunto hacia él, mientras se permitió a si mismo dejar liberar algo de toda la frustración y coraje que sentía al ver al homúnculo luchar.
- Desaparece de mi vista – dijo simplemente Tokiomi con un rostro lleno de rabia.
Sin decir una sola palabra más, una poderosa llamarada salió disparada en contra de Kariya, arrasando con todos y cada uno de los insectos. La incredulidad se apodero del hombre demacrado solo para ser cambiada por el agónico dolor de ser quemado vivo cuando la llamarada finalmente lo impacto, podía sentirlo, un dolor inmenso proveniente de toda su piel siendo quemada, era una sensación horrible y desgarradora, un dolor que simplemente no se iba, que seguía y se intensificaba, destruyendo cada gramo de cordura que le quedaba.
Los gritos eran una completa para pesadilla para los oídos, llenos de dolor y miedo, al tiempo que se movía irracionalmente de un lado a otro del tejado. Retrocedió hasta el borde de la barandilla de la azotea, y levanto la mirada, cegada y distorsionada por las llamas que seguían rodeando todo su cuerpo, donde pudo vislumbrar una silueta, sabia de quien se trataba e intento decirle algo, pero sus cuerdas vocales estaban demasiado dañadas por sus contantes gritos.
Intento caminar hacia ese hombre para matarlo, pero su cordura era nublada por el dolor y la desesperación. Al final, se dejó caer hacia atrás, cayendo del edificio en una bola de fuego que simplemente seguía sin apagarse, dejando aquel lugar en un completo silencio.
- Solo eres una plaga – siseo con desdén, para regresar a contemplar la pelea contra aquella criatura.
Kirei un hombre sin pasiones o deseos en la vida, quien nunca mostro una sola emoción ni ante la muerte su esposa, ahora mismo poseía un rostro de completo asombro. Aun impropio de él, dejo de prestarle atención hace tiempo a la pelea de su maestro para concentrarse en la batalla que se lidiaba en el rio, aun mas precisamente en como aquella mujer y el cómo peleaba contra la criatura.
Le resultaba increíble e intrigante, no solo por los cambios que manifestaba ni mucho menos los misterios detrás de aquello. Le resultaba sumamente intrigante el cómo simplemente alguien destinado a ser solo una marioneta se dejaba llevar por emociones tan humanas con tanta facilidad, era casi como si ella misma se viera motivada por algo que él mismo carecía, deseo.
Y era clara su intriga, ya que estaba seguro de que Kiritsugu Emiya debía ser un hombre igual a él, y sin embargo, estaba rodeado de cosas y apoyo que no eran de una persona con esas características. Incluso llego a pensar que si había alguien que debía ser como él por el mero hecho de lo que era, era aquella mujer.
Ambos fueron creados con un propósito fijo, uno que había sido puesto en marcha desde antes de su nacimiento. Un homúnculo era la creación de un ser que solo sabia seguir ordenes, sin un libre albedrío real, carente de deseos mundanos y en cambio aquella mujer actuaba, se guiaba simplemente por deseo, dejándose llevar por su propio placer, ya fuera propio o el de alguien más, ella lo hacía.
Y entre más tiempo pasaba, más intrigas le generaba aquella pareja. No comprendido el porqué, pero lo hacían y ahora mismo, ese interés se había establecido con fuerza en desvelar las motivaciones de aquella mujer, la misma que lo había derrotado y ahora mismo parecía tan diferente de aquella vez.
Tal era su curiosidad que por alguna razón desconocida, comenzó a temblar ligeramente al tiempo que su rostro se torcía en una sonrisa, una que nunca había mostrado antes, pues no había sentido la necesidad de sonreír. Y ahora mismo, esa sonrisa era la que enmarcaba su rostro ante el hecho de suponer que aquella mujer buscaba un placer de una vida humana y estaba lista para defenderla con todas sus fuerzas.
Y para cualquiera que pensara lo contrario, Kirei sonreía genuinamente ante las intenciones de la mujer, pero era porque el deseo de la mujer jamás se llevaría a cabo. Nunca podría vivir más allá de esta guerra y verla luchar frenéticamente por postergar esa triste ilusión lo hacía sentir un calor en su pecho que jamás había experimentado y eso era la satisfacción. Satisfacción del dolor, pena y sufrimiento ajeno, era algo que ni él mismo quería aceptar, pero la prueba clara de ello era esa sonrisa que se mantenía.
Dentro de la maldición
De rodillas y sosteniendo los cuerpos sin vida de su esposa e hijo, Goku se aferraba a sus cuerpos con todas sus fuerzas, llorando sus muertes. Lagrimas caían de su rostro mientras que el dolor que le hacía añicos el corazón era lo único que podía sentir, pues aún no podía creer que no pudo salvarlos, de haberle fallado a todas las personas que alguna vez llego a amar.
¿Por qué nunca podía llegar a tiempo? ¿Por qué siempre eran aquellos que le rodeaban los que tenían que sufrir? ¿Por qué no era lo suficientemente fuerte?
Estas y más preguntas inundaban su mente en un agobio que parecía no tener fin. Preguntas que simplemente parecían no tener respuestas, hundiéndolo aún más en aquella depresión. Todo el amor que alguna vez sintió por sus seres queridos, ahora mismo solo le podía traer un infinito dolor al comprender que cuando ellos más lo necesitaban, el simplemente no estaba para ayudar.
Su mente divagaba de un pensamiento a otro, tratando de entender y razonar la propia situación en la que se encontraba, pero le era imposible. Pues tan rápido su mente parecía dirigirse en dirección correcta del raciocinio la maldición que lo aprisionaba se encargaba de proyectar alguna nueva ilusión lo suficientemente trágica para volver a sumirlo en ese trance de dolor.
Su cuerpo solo temblada del dolor e impotencia, su corazón se sentía tan aprisionado que sentía que alguien se lo estuviera estrujando. Por más que quisiera intentarlo simplemente no podía dejar de llorar, el dolor era demasiado para calmarse, se sentía tan débil e inútil que pareciera que se derrumbaría ante la más mínima briza.
Atrajo los cuerpos de su familia hacia él, deseando poder sentir su suave y reconfortante calor aunque fuera una última vez. Solo quería escucharlos reír, quería que su hijo le preguntara por temas complejos de los que él ni siquiera conocía, quería llevarlo de pesca, entrenarlo y verlo convertirse en un hombre.
Deseaba poder volver a sentir ese fuerte carácter de su esposa que tanto le daba miedo y a la vez le encantaba, deseaba decirle cuanto sentía no haberle dado la vida que se merecía. Aún tenía tantas cosas que decirles y solo deseaba tenerlos a su lado una última vez.
Aquel entorno se había vuelto la nueva realidad de Goku, una en la que sostendría los cuerpos de su familia por toda la eternidad, mientras escuchaba los lamentos suplicantes de sus amigos clamando por su ayuda, culpándolo por su sufrimiento y maldiciendo el día en que lo conocieron.
Era un tormento tan profundo y doloroso, que terminaría por someterlo y destruyendo su espíritu por el resto de su vida. Ese era el plan de Caster y la razón de su arduo trabajo para conseguir atraparlo, ya que sabía perfectamente que nunca podría derrotarlo en poder, pero si se encargaba de nivelar el terreno a su favor, no habría ninguna necesidad de esforzarse demasiado.
Oh así se suponía que fuera, hasta que un brillo suave y cálido cayó sobre el pelinegro. Aun de rodillas en medio de los escombros y ruinas en llamas de lo que alguna vez fue la Capital del Oeste, un brillo cayó del cielo e ilumino al pelinegro que fue sacado de su aturdimiento.
Al mirar hacia arriba podía notar algo extraño, esa luz no era la del sol e inclusive ver directamente ese rayo de luz no le generaba ninguna molestia, en cambio, por alguna razón su cuerpo comenzó a sentirse mucho más ligero y finalmente pudo sentir un calor muy familiar, despojándolo del aquel frio que le helaba hasta los huesos.
Goku miro maravillado aquel resplandor, permitiéndole desviar su mente de aquel dolor que lo inundaba y parecía haber estado experimentando por una eternidad.
- ¡Goku!
Una voz suave y dulce, que resonaba de desesperación y felicidad, proveniente de aquel resplandor inundo sus oídos. Esa voz, le era tan familiar que aun en su confusión podía reconocer aquella voz, era una voz que le permitió a su corazón sentir una punzada de felicidad.
Una sombra parecía interponerse en el camino de ese resplandor, la cual lentamente comenzaba a tomar forma. Para Goku le fue imposible ver algo más allá de una siluete oscurecida y sin embargo, sus labios formaron una pequeña sonrisa esperanzadora.
- Arturia.
Fue lo que salió de sus labios de forma casi instintiva, en un tono maravillado. Reconocería aquella silueta en donde fuera, y aunque su mente seguía bajo una densa neblina de confusión, sabia en el fondo de su corazón que aquella silueta era de la alguien que le traía alegría a su vida.
La silueta se movió y extendió una mano en la dirección de Goku, que rápidamente comenzó a sentir como sus ideas y pensamientos finalmente se aclaraban, permitiéndole racionalizar las cosas y permitiéndole tener destellos fugaces de la forma en la que había llegado a aquel lugar.
Al ya no poder sentir los fríos cuerpos de su esposa e hijo, bajo la mirada para darse cuenta de que en sus brazos ya no estaba sosteniendo nada. Soltó un profundo jadeo de alivio ante eso y al ponerse de pie, se dio cuenta de que ya no sentía aquel dolor que aprisionaba su corazón.
Miro nuevamente hacia arriba nuevamente y extendió su brazo para alcanzar la mano de aquella silueta, sintiendo como la distancia entre el cielo y él, ahora parecía tan minúscula. Y cuando sus manos finalmente se entrelazaron entre ellas y pudiendo sentir el calor del otro, fue que aquella pesadilla exploto en un sinfín de partículas.
Solo dejando un lugar en blanco y bañado bajo un brillo dorado. Y en el centro de eso, estaban Arturia y Goku de rodillas, en un profundo y reconfortante abrazo. Siendo el pelinegro quien se aferraba firmemente a la rubia mientras sollozaba, aun sacando ese dolor y miedo que aún estaba en su corazón, producto de aquella maldición, enterrando su rostro en su cuello, no pudiendo evitar respirar aquel dulce aroma que emanaba, que por alguna razón lo ayudaba a calmarse.
Por su parte Arturia acaricio la espalda y cabello del pelinegro con gentileza, sintiéndose feliz y dichosa de finalmente haberlo encontrado, de tenerlo en sus brazos y saber que pudo salvarlo. Se aferro a él con todas sus fuerzas, al recordar lo que vio cuando lo encontró, y supo de inmediato que debió haber experimentado un inmenso y cruel tormento lleno de mentiras.
Pero entre sus brazos, se aseguraría de hacerlo sentir protegido de cualquier cosa. De hacerle sentir la misma paz y alegría que ella sentía cuando él la abrazaba, un acto que se vio mayormente reflejado cuando de su cuerpo comenzó a emanar su Mana en un brillo dorado que de inmediato comenzó a rodear el cuerpo del pelinegro.
- Todo está bien. Te prometo que todo estará bien, ya no estarás solo, porque yo estaré aquí contigo – susurro sintiendo un cálido calor recorriendo su cuerpo.
- Gracias por venir a salvarme– agradeció desde el fondo de su corazón y atrayéndola más hacia él.
En los cielos de Fuyuki
Moviéndose rápidamente entre las pocas nubes de los cielos, una persecución estaba desarrollándose. Una caza de Archer hacia Berserker, siguiéndolo rápidamente, no dándole el tiempo o el espacio suficiente de siquiera tomar una acción evasiva.
Con una sonrisa arrogante, Gilgamesh abrió tres portales y de inmediato salieron disparados tres hachas de diferentes formas y tamaños. Saliendo disparados a toda velocidad hacia la nave negra que comandaba Berserker, quien en un movimiento rápido disparo tres cohetes que terminaron por chocar con las hachas, causando explosiones bastante estridentes.
- ¿Qué pasa, ya te acobardaste? – cuestiono Gilgamesh con diversión, solo para que su mirada fuera atraída por un rayo de energía proveniente de la superficie – Parece que no soy el único que se está divirtiendo.
Con una simple mirada, Archer ya estaba analizando completamente lo ocurrido con aquella Homúnculo, era cierto que si bien no conocía el funcionamiento de aquellos seres sí que podía descubrir mucho de ellos solo con verlos.
Y una cosa que comprendió de inmediato cuando la vio en aquel banquete de cuatro reyes fue que era un ser demasiado débil y con cada segundo que pasaba su fuerza solo disminuía enormemente, así que ese cambio tan drástico en su fuerza al igual que esa rabia desmedida que la hacía perder la cordura, en verdad que le llamo la atención.
Un interés tan autentico que por un momento olvido su profundo por esa mujer o más específicamente por lo que era. Como rey le daba un uso y un profundo respeto a la labor de cada individuo, pero en este mundo donde sobraba demasiadas personas inútiles, sin ningún valor para la sociedad, le era incluso enfermizo que crearan vida de una nueva especie para tareas u objetivos tan mundanos.
Tan metido estaba en sus propios pensamientos que se dio cuenta demasiado tarde cuando Berserker había liberado un polvo purpura explosivo, pues aún en su locura era capaz de ejecutar planes y estar al frente de su oponente era su plan todo este tiempo.
Con lo que nunca conto fue que Archer simplemente abriera un gigantesco portal dorado frente a él y al atravesarlo, desapareciera de la vista, logrando con éxito esquivar aquel ataque. Berserker detuvo su Jet y lo mantuvo flotando en los cielos, buscando frenéticamente cualquier rastro de su oponente, pero todo era inútil, por más que buscara, simplemente no podía encontrar nada.
El sonido del viento siendo cortado atrajo su mirada hacia atrás y vio varias espadas yendo rápidamente a su dirección, casi de inmediato supo lo que tenía que hacer, pero cuando estaba por esquivarlo, sintió un tirón en lo profundo de su alma. Claro indicativo de que algo le había pasado a su Maestro y fue ese mismo distractor que lo sentencio.
Berserker se cubrió el pecho al cruzar sus brazos, pero aun así el golpe le dio de lleno, empujándolo bruscamente de su jet y arrojándolo hacia una caída segura, mientras las otras espadas golpearon el jet, atravesándolo en el proceso y destruyéndolo.
El golpe si bien fue lo suficientemente fuerte para matarlo, si lo fue para causarle un gran dolor, su desgaste no era tan grande, pero sentía que ya no podía seguir recibiendo energía de su Maestro y si lo intentaba, solo terminaría por matarlo. Así que comenzó a desaparecer en partículas oscuras, mirando rápidamente aquella cúpula de oscuridad y soltando un profundo grito de rabia.
- Te lo reconozco, puede que solo seas un perro rabioso, pero supiste entretenerme – Elogio Gilgamesh, saliendo de un portal dorado con todo y su nave – Pero ahora mismo, algo más interesante está ocurriendo y parece ser digno de mi atención – agrego dirigiendo toda su atención a la Homúnculo.
Canción recomendada
https://youtu.be/eQWzZBn0u7U
- ¡¡¡UAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!
Irisviel descendía a una enorme velocidad mientras juntaba sus brazos hacia arriba en un golpe de mazo que logro conectar directo a la cabeza de la criatura, sacudiéndolo por completo. Quien en respuesta levanto rápidamente la cabeza mientras ignoraba el dolor que retumbo por todo su cuerpo y de inmediato disparo una enorme ráfaga de energía, solo para ser frenada por otra esfera de energía del mismo tamaño, ocasionando una enorme explosión.
Atravesando la enorme cortina de humo, salió la pelinegra sin un solo rasguño, volando a toda velocidad contra la criatura y comenzando una explosión de puñetazos y patadas en el cuerpo de la criatura, dejando grandes cráteres que cada vez tardaban más en regenerarse, la criatura solo podía retroceder ante el frenético ataque al tiempo que soltaba chillidos y rugidos de dolor.
Y aún bajo el poderoso asedio de una sola persona, la criatura no perdió el tiempo e intento con frenetismo golpear a la Homúnculo, solo para que sus ataques fueran rápidamente esquivados o bloqueados con los puños tan poderosos de su oponente. Esto claramente lo estaba poniendo en apuros y sus constantes ataques, al igual que toda la energía que había estado utilizando sumado al previo daño que ya había recibido lo habían debilitado bastante y Caster no estaba seguro de cuanto más podría resistir antes de volver a tomar el control de la situación.
Vio a través de los múltiples ojos de su criatura intentando concentrar sus ataques en contra de la Homúnculo, pero era demasiado rápida y fuerte como para que ahora sus ataques surtieran efecto, pero eso no lo freno de intentarlo, ya que necesitaba con desesperación deshacerse todos sus oponentes y de ser posible absorberlos para recuperar las fuerzas perdidas.
Sin embargo esa línea de pensamiento se vio interrumpida cuando sintió un corte profundo en la base de su criatura. Y al desviar su atención de la pelinegra, pudo ver a Rider cabalgando rápidamente cerca de la base de la criatura, lanzando varios cortes, con lo que supuso estaba intentando cortarle para hacerlo caer al rio.
- ¡Al ataque! – grito Iskandar con pasión en su voz y corazón.
Irisviel detuvo sus ataques al escuchar un grito seguido de un rayo y rápidamente dirigió su mirada hacia abajo para ver si se trataba de un nuevo adversario. Este acto no fue desapercibido por Caster quien de inmediato blandió uno de los tentáculos y finalmente logro conectar un golpe directo y mandándola a volar por los aires.
- ¡¡¡AAAGH!!! – se quejó Irisviel de dolor a causa del golpe.
Estirando sus brazos y piernas hacia afuera, logro frenarse si misma de golpe, quedando varios metros lejos de la criatura y solo unos más por encima de la misma. Furiosa por el golpe comenzó a mover sus brazos hacia adelante, disparando varias ráfagas de Ki en contra de la criatura sin ningún punto fijo, ya que algunas ráfagas iban directo al cuerpo, otras a los extremos, mientras que algunas simplemente pasaban junto a la criatura sin siquiera lograr dar en el blanco.
Las explosiones no se hicieron esperar comenzando un caos completo, destruyendo todo con aquello que tuviera contacto, el rio y las orillas fueron principalmente los más afectados y aunque Caster estaba más que deseoso de absorber toda esa energía y recuperar algo de lo perdido, rápidamente se dio cuenta de que no tendría nada de eso ya que las ráfagas de energía que explotaban a su alrededor le estaban causando un daño indirecto pero bastante considerable, por lo cual, cuando llegaron las siguientes ráfagas sobre su cuerpo no pudo absorber esa energía debido al daño que había y seguía proviniendo de los impactos fuera de su cuerpo.
Rider se movía rápida e igualmente bajo el asedio de un bombardeo que parecía no tener fin, ya que no era como si esas ráfagas no fueran a darle o simplemente estuviera cerca de las explosiones, era que el ataque parecía ser también en su contra. Ya le había quedado claro que por la forma de pelear y su comportamiento, esa mujer ya había perdido el control sobre sí misma, aunque espera que le quedara un mínimo de cordura para saber quiénes eran enemigos y quienes aliados.
- ¡¡¡Oye, apunta bien!!! ¡¡¡Nosotros solo estábamos ayudando!!! – se quejó Waver molesto por tan salvaje ataque.
Kiritsugu miro de reojo alarmado el estado frenético de su esposa, estaba actuando de una forma que jamás creyó ver de alguien tan dulce y amable. Donde verla convertida en esa clase de ser corrompido por su propio odio en verdad le aterraba, y más al pensar que podría no poder recuperarla, así que decidió que esto ya había durado lo suficiente y regreso su mirada a la mirilla de su francotirador.
Intento mantenerse estable pero las fuertes olas producto del frenético ataque de su esposa, estaban golpeando y sacudiendo su bote de forma constante, dificultándole mucho poder enfocar a su objetivo. En el pasado había tenido que disparar a objetivos con precisión en condiciones más difíciles, así que esto no era algo que le impediría completar su misión.
- ¡¡¡No se rinda, señor Barbazul!!! – grito Ryuunosuke con todas sus fuerzas viendo el fuerte ataque que recibía la criatura – ¡¡¡Demuestre que su voluntad aplastara la de cualquier otro!!!
Los gritos del chico resonaban de júbilo y emoción, desconcertando a las personas que lentamente comenzaban a acercarse a ver qué era lo que estaba ocurriendo. Era claro para todos que sus gritos estaban poniendo nervioso a más de uno y eso jamás lo detuvo, en cambio siguió gritando con muchas más fuerzas que antes.
Sus esfuerzos por apoyar a quien le había mostrado un mundo nuevo y maravilloso solo se redoblaron cuando pudo ver que lo que parecía ser un bombardeo en contra de la criatura se habían detenido cuando esa misma criatura había disparado una gran ráfaga de energía morada. Intento seguir la trayectoria y solo pudo ver un punto dorado en el cielo que había esquivado el ataque, por lo cual supuso que su Sirviente una vez más había regresado más fuerte que antes.
- ¡¡¡Demuestre que usted será quien vaya en contra de la voluntad de Dio...!
Ryuunossuke fue empujado bruscamente al suelo cuando una bala atravesó su cabeza, fue rápido e indoloro. Su cuerpo tenía espasmos y un charco de sangre comenzó a formarse detrás de su cabeza, la gente a su alrededor reconoció el sonido y al ver su cuerpo sin vida, se aterraron ante la idea de ser los siguientes, así que de forma rápida y sin mirar atrás, comenzaron a dispersar el pequeño grupo que se había formado.
Mucha de esa gente estaba confundida y ligeramente asustada por lo que se encontraba detrás de esa densa neblina morada, pero ese miedo no era nada comparado con el miedo que tendrían que soportar el resto de sus vidas cuando vieron el cuerpo de aquel chico. Era cierto, ver a un chico asesinado frente a sus ojos era algo aterrador, pero eso no era lo que les provocaría pesadillas de ahora en adelante.
No era la sangre, ni el agujero en medio de su cabeza lo que los horrorizo, era aquella tétrica sonrisa que jamás abandono su rostro. Era la sonrisa más desquiciada y sádica que jamás hubieran visto, la misma que Ryuunosuke le dedicaba a cada persona que había asesinado o torturado, una sonrisa que tristemente, no había muerto con su portador y ahora estaría incrustada en la mente personas inocentes por el resto de sus vidas.
Kiritsugu le dio una última mirada al cuerpo inerte de aquel joven y supo de inmediato que su trabajo estaba hecho y no mostro nada, ni remordimiento, rencor u odio, solo la triste y cruel indiferencia. De inmediato regreso su atención a su esposa y ese rostro paso indiferente se convirtió en uno molesto y analítico.
Matar al Maestro de Caster era actualmente todo lo que podía hacer, del resto se encargarían los Sirvientes. Vio a su esposa y de inmediato trato de comprender que eran aquellos cambios, si bien no confiaba en Legend en lo más mínimo, estaba seguro de que él no tenía nada que ver en esto, al menos no de forma directa. La forma en como le explico su esposa sus cambios y el cómo Legend parecía no tener idea de lo que ocurría, ya que todo esto empezó a ocurrir desde que se unieron como Maestro y Sirviente.
Sus cambios, parecieran ir incrementándose y durando más con forme más veces ocurrían, y aunque sabía que su esposa ahora tenía más poder y podía durar más tiempo en esa forma debido a eso, era como si ella misma pareciera estar más en control de ella misma, no solo dejándose llevar como ocurrió la primera vez.
- "Los homúnculos de la familia Einzbern son una creación de la alquimia para crear un ser idéntico a un ser humano" – medito en un intento de descubrir lo que pasaba – "¿Pero... y si ese homúnculo fuera diferente de los demás? Y si hubiera sido creado con el único propósito de adaptarse y volverse el recipiente perfecto para el Santo Grial, ¿Podría ese mismo homúnculo adaptarse para convertirse en otra cosa?" – se preguntó temeroso de la respuesta, mientras una gota de sudor recorría su rostro.
Gilles de Rais sintió un tirón en lo más profundo de su cuerpo, seguido de una conexión rota entre su Maestro y él. Inmediatamente le siguió la tristeza que sofoco por completo su furia y desesperación contra aquella mujer, ya que sabía a la perfección sobre lo que estaba ocurriendo.
Su amado Maestro había muerto y no pudo hacer nada para protegerlo, se sintió culpable, pues tan perdido estaba en su venganza y deseo de obtener lo que quería, que nunca se preocupó por la seguridad de su Maestro, dejándolo desprovisto de su protección y a merced de cualquiera que quisiera dañarle.
- Ryuunosuke, mi Maestro. Te has ido de este mundo y me has dejado solo, y todo por mi culpa – murmuro Gilles con pesar en su voz, mientras alzaba la mirada y la de su criatura, viendo un punto dorado en el cielo – Pero no te preocupes, joven Ryuunosuke. ¡Mantendré mi promesa y honrare tu despedida con un baño de sangre y miseria! ¡¡¡Sera la despedida más cool!!! – grito de emoción mientras su criatura abría sus enormes fauces para disparar en contra de su objetivo.
Irisviel aun flotando en los cielos, vio el ataque de la criatura y de golpe apunto sus brazos al frente mientras juntaba sus muñecas. Luego, coloco de golpe sus manos a su costado izquierdo, su aura dorada se incrementó de golpe y en sus palmas una cantidad monstruosa de energía comenzó a acumularse.
Todos pudieron ver como un brillo azul comenzaba a emanar de las manos de la pelinegra, sabían que aquel resplandor solo podía provenir una enorme cantidad de energía siendo acumulada, donde solo los Sirvientes pudieron entender la magnitud de lo que estaba pasando.
- Esto es malo, si dispara toda esa energía va a destruir este lugar – se quejó Iskandar con molestia.
- Pero ella no haría tal cosa, ¿o sí? – cuestiono Waver asustado – Ni Legend o Saber han salido de esa maldición, ella podría dañarlos.
- Dudo mucho que ella siquiera este pensando en las consecuencias – declaro.
Iskandar, decidió que no sería correcto permitir que esa enorme cantidad de energía colisionara contra la criatura, en el mejor de los casos ocasionaría una explosión y destruiría gran parte de lo que ahora era su zona de pelea, causando más daño que el ya causado y arrastrando a todos los que se encuentren cerca. En el peor, Caster absorbería todo ese poder y los pondría en una situación peor que en la que ya se encontraban.
Movió su carroza en dirección de esos dos con la única intención de activar su Fantasma Noble y absórbelos en su esfera de realidad para poder evitar los daños colaterales de su explosión.
El brillo azul que desprendía el ataque se hizo cada vez más deslumbrante e Irisviel estaba listo para liberarlo con toda su fuerza. Y justo en el momento que tenso sus brazos para extenderlos hacia el frente y liberar su ataque, sintió un punzante dolor en cada fibra de su cuerpo.
En un instante sus circuitos mágicos se manifestaron brillando con un rojo vivo y desprendiendo rayos del mismo color por todo su cuerpo. El brillo de su ataque desapareció en ese mismo instante e Irisviel comenzó a retorcerse de dolor al tiempo que su aura dorada se desvanecía, los rayos comenzaron a recorrer todo su cuerpo intensificando el dolor, sus músculos y cabello lentamente comenzaron a regresaron a la normalidad.
- ¡¡¡AAAAAAAAAAAAGH!!!
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Grito de dolor mientras se abrazaba así misma en un intento de contener aquel dolor que parecía provenir de ningún lado. De sus circuitos mágicos un vapor comenzó a salir, una clara muestra de que estos se estaban sobrecargando al intentar contener tanto Ki, pues aunque sus circuitos mágicos eran mucho más numerosos y fuertes que los de un mago común y corriente, estos nunca habían sido sometidos a tal nivel de estrés y principalmente no habían sido diseñados para frenar tanta cantidad de energía de golpe.
Irisviel estaba intentando contener aquel dolor pero le era imposible y tan perdida estaba en aquella tortura provocada por su propio cuerpo que nunca se dio cuenta de que Caster aprovecho su momento de debilidad para disparar su ataque.
La esfera de energía había sido disparada y se acercaba peligrosamente a su objetivo, solo para terminar explotando a medio camino cuando fue interceptado por un cohete que dio justo de lleno contra la energía. Si bien un simple cohete no era ni remotamente tan poderoso como aquella energía, la explosión que libero fue suficiente para hacer explotar también la energía contenida en la esfera y ocasionar una fuerte explosión.
Kiritsugu observo como el disparo de su lanzacohetes apenas y pudo dar en el blanco, luego siguió la explosión y aunque por suerte fue lo suficientemente arriba en el cielo como para evitar problemas en la superficie, su esposa no corrió con la misma suerte, ya que la onda expansiva fue lo suficientemente grande como para golpearla.
Sin poder moverse debido al dolor, Irisviel recibió de lleno la onda expansiva de la explosión, empujándola bruscamente hacia atrás, pero debido a que ya no estaba en control de sí misma a causa del dolor, ya no pudo seguir manteniéndose en vuelo y comenzó a caer rápidamente hasta finalmente terminar estrellándose bruscamente en la pequeña colina de la orilla del rio, quedando enterrada bajo una pila de escombro de tierra y rocas.
Y sin dudarlo un segundo, su esposo tomo el control de su bote, poniéndolo en marcha a toda velocidad para ir y cerciorarse de que se encontraba bien.
Por su parte, Caster miro de reojo la trayectoria del disparo y vio un bote alejándose rápidamente, estrecho su mirada con disgusto aunque no le dio mayor importancia cuando se dio cuenta de que Rider comenzó a atacarlo nuevamente con un frenesí mayor que antes.
Maldijo por lo bajo ante su insistencia, pero mayormente por la gravedad de sus ataques, ya que ahora sus heridas ya no se regeneraban tan rápido como antes, sentía su cuerpo y el de su criatura entumecido, pues había malgastado demasiada energía, tanto mágica como Ki para sostener la lucha contra todos sus enemigos, y sin un flujo de Mana constante y fuerte, se estaba debilitando bastante.
Necesitaba poner fin a esta pelea y al mismo tiempo honrar la despedida de su Maestro como era debido. Una línea de pensamientos similar pasaba por la cabeza de Rider que atacaba con todas sus fuerzas a la criatura, esta pelea ya había durado demasiado y si las cosas seguían igual, acabarían todos derrotados, miro hacia abajo a la orilla del rio y miro a Lancer, quien estaba quieto y esperando la más mínima oportunidad de atacar, luego miro al otro extremo y vio los escombros bajo los que se encontraba la Maestra de Legend y una mueca se torció en su rostro.
Ella había sido de gran ayuda y si hubiera podido controlar un poco más su salvajismo, tal vez ya hubieran acabado con ese demente. Pero de nada le servía quejarse sobre eso ahora, ya que lo que realmente le pesaba era no poder atraparla a tiempo para evitar tan brutal caída. La onda expansiva también lo afecto y daño un poco, pero aun así no fue lo suficientemente rápido para atraparla, solo podía desear que se encontrara bien y fuera de algún peligro grave.
Y en la distancia, descendiendo lentamente hasta caer con elegancia sobre el puente de Fuyuki, estaba Gilgamesh, que había decidido desaparecer su avión dorado y descender para contemplar con mayor detalle la pelea.
Se decepciono cuando contemplo cuando el cuerpo del homúnculo finalmente había llegado a su límite, fue un espectáculo digno de su total atención, uno que en sí mismo fue mejor cuando aquella mujer perdió por completo la compostura, le resulto tan cómico y gratificante que personalmente había terminado su pelea con aquel otro Sirviente porque esto era aún mejor.
Pero como todo, lo bueno rápidamente llego a su fin. Y solo se quedó observando el desarrollo de aquella batalla y al darse cuenta de un ligero cambio en el ambiente supo que este repugnante intento de entretenimiento también estaba por llegar a su fin, lo cual le alegraba bastante.
- Ya era hora – murmuro para sí mismo con diversión – Veamos si puedes hacerlo mejor esta vez.
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Sin previo aviso un pilar de luz dorada salió disparado al cielo proveniente de aquella cúpula de oscuridad, luego otro y otro, hasta finalmente un pilar de luz dorada termino por salir expulsado del centro de aquella cúpula que termino por volverse gigantesco y cubrirlo por completo.
La atención de todos fue atraída por aquella brillante luz, era tan imponente y majestuosa, irradiando un calor cálido y reconfortante, transmitiendo a cualquiera que se lo permitirá, una sensación de tranquilidad. Pasando los segundos, aquel pilar se mantuvo, hasta que lentamente comenzó a disminuir su brillo hasta finalmente desaparecer.
Y de pie en el rio, se encontraban Goku y Arturia, tomados de las manos y desprovistos de cualquier maldición o herida visible en su armadura, manteniendo un temple tranquilo pero seguro e inamovible, sus pesadillas y miedos habían sido dejados atrás gracias a su apoyo mutuo, la confianza y esperanza que cada uno deposito en el otro fue lo que les permitió salir adelante.
Su aparición trajo una sonrisa al rostro a más de uno, en especial al verlos listos para apoyarlos en la batalla.
- En verdad que hicieron notar su falta – se quejó Diarmuid feliz de verlos de nuevo.
- Un espectáculo digno de verse – dijo Iskandar con arrogancia – Mas les vale y estar listos para demostrar su apoyo.
- Yo solo estoy feliz de tener ese apoyo. En especial cuando es culpa de Legend que tengamos tantos problemas en destruir a Caster – murmuro Waver con ligera molestia.
- Tu en verdad eres rencoroso, ¿verdad, comoso? – cuestiono Iskandar con una ceja levantada.
- ¡No es momento para que me cuestiones! – grito avergonzado.
Goku miro a la criatura y rápidamente comenzó a inspeccionar toda la zona, no sabía que era lo que había ocurrido mientras estaba encerrado, pero era claro que todos habían tenido muchos problemas para lidiar con ese sujeto, si la destrucción que mostraba todo aquel lugar era un indicio de ello.
Se molesto bastante al saber que parte de esto era su culpa al volver más fuerte a ese monstruo al dejarse llevar por la ira y el odio, pero al mismo tiempo se sintió arrepentido, al saber que esto era culpa suya.
Sujeto más firmemente la mano de su amiga casi con miedo de perderla y de que todo fuera a desaparecer. Aun podía sentir ese hueco en su corazón al sostener aquellas ilusiones de los cuerpos sin vida de su esposa e hijo, la maldición de Caster en verdad que era algo de temer y como un tonto cayo directo en su trampa sin poner mucha resistencia.
Y aun sabiendo que ya todo había pasado y que nada de eso fue verdad, no podía evitar seguir sintiéndose temeroso. Pero tener a su amiga a su lado le daba la fuerza y la tranquilidad necesaria para saber que todo estaría bien y que todo seguiría estando bien.
Un sentimiento que compartía Arturia en todo sentido y fue reflejado cuando ella correspondió el sujetar la mano de su amigo con más firmeza. Las voces de su pasado atormentándola en verdad la afectaron y durante un momento la hicieron vacilar, en especial al no saber si todo era producto de la maldición de Caster o todo era producto de su propia mente al ser sometida a aquel dolor en una forma de autodestrucción.
Pero incluso si nunca llegara a conocer la respuesta, algo ahora le era completamente claro y era lo mucho que le importaba el bienestar de su amigo y lo segura y llena de fuerza al igual que de confianza que sentía al estar a su lado. Ese simple pensamiento le traía paz y le daba la confianza para saber que podría enfrentar cualquier adversidad que se pusiera en su camino, el tenerlo a su lado era todo lo que ahora mismo necesitaba.
- Arturia – hablo Goku con tranquilidad mientras daba un paso al frente y soltaba su mano – Yo me encargare de luchar contra esa cosa.
- Espera, Goku, si haces eso, Caster puede volverte a atrapar en aquella maldición – cuestiono Arturia ligeramente molesta y asustada por su comportamiento – Se que quieres acabarlo, pero no puedes hacerlo solo.
- Hehe, tranquila, no me refería a eso – aclaro en un tono más calmado – Lo que quiero decir es que lo detendré el tiempo suficiente para que puedas acabar con él – dijo, ganando un jadeo de sorpresa de su amiga – Yo ya perdí contra ese sujeto, ya no es mi deber acabar con él, pero puedo ofrecerte algo de tiempo para que tú lo logres.
- Espera, ¿acabarlo? ¿acaso tienes un plan para destruir a esa cosa? – pregunto asombrada pero confundida por todas sus palabras.
- Claro que sí y es el mejor plan de todos – respondió mientras giraba para verla directamente y darle una gran sonrisa, una llena de confianza y seguridad – Tú eres mi plan. Confió en que lograras descubrir como acabar con ese sujeto, porque tú eres la única que puede hacer cualquier cosa, no hay nadie más que sea capaz de lograrlo.
Arturia quedo sin palabras por esa confesión, podía notarlo en su voz, en su mirada y en especial en su sonrisa. Goku le estaba hablando desde el corazón y su confianza era genuina, tan seguro estaba de que ella obtendría la respuesta para acabar con esa cosa que ni siquiera necesitaba que se lo confirmara.
Eso en verdad la dejo sorprendida y aún más cuando pudo notar un leve sonrojo en las mejillas del pelinegro, por alguna razón, eso la lleno de una nueva felicidad y determinación. Una que se vio claramente reflejada cuando dio un paso al frente para estar más cerca de él y responder a su sonrisa con una propia.
- Muy bien. Te prometo que responderé a tu confianza ganando esta batalla – aseguro con una sonrisa llena de confianza, mientras extendía su puño y golpeaba el pecho de su amigo – Solo cuídate.
- Lo prometo – aseguro con confianza antes de dar un paso hacia atrás.
Goku se vio rodeado por un aura blanca, solo para darle una última mirada y de inmediato salió disparado hacia los cielos en dirección de la criatura, bajo la mirada sonriente y confiada de Arturia, quien, aún bajo el calor de la batalla no pudo evitar sentirse cada vez más cautivada por su amigo. Ya que cada acción, cada palabra eran coherentes entre ellas y no hacían más que demostrarle lo mucho que significaba ella para él.
Y ese sonrojo en sus mejillas, era nueva en todas estas cosas y no sabía que debía sentir o como interpretarlo o si incluso estaba bien pensar demasiado en ello, pero le era tan difícil sentirse tan ajena de aquello que le traía tanta felicidad que decidió que no estaba mal que ella misma disfrutara de sus propias emociones, en especial cuando le traían felicidad.
Donde de forma inconsciente se permitió a sí misma ser egoísta por primera vez.
- Bien, ahora necesito encontrar la forma de poder usar todo mi poder – se dijo mientras veía su mano aun débil y herida – Tal vez si canalizo todo mi poder pueda lograrlo, aun si mi mano izquierda.
En la distancia, viendo la interacción del par de Sirvientes, Lancer tal vez no pudo escuchar lo que decían pero hace mucho tiempo había aprendido a leer los labios y entendió cada palabra de la conversación de esos. Donde su incredulidad se vio manifestada en su rostro cuando entiendo claramente que Saber tenía la capacidad de acabar con esa cosa.
No sabía si se trataba del Fantasma Noble de Saber o de algún nuevo ataque que desconocía, pero de lo que estaba seguro era de que en ella descansaba la clave para derrotar a aquella criatura. Medito durante un segundo si lo que debía hacer era lo correcto, sobre quien debía ser el ganador de esta lucha.
¿Acaso debería ser él mismo? ¿Legend o Saber? ¿Quién era el más indicado o digno de llevarse la victoria? Al final ninguna de esas se acercaba a la verdad, pues solo había algo que debería permanecer y ganar, y no era otra cosa que la caballerosidad.
Su deber era acabar con esa cosa o en su defecto ayudar a acabarla, evitando que vidas inocentes fueran puestas en peligro. Claro que su deseo y su propia lealtad a su Maestro eran importantes, sin embargo, las cosas no eran tan simples en este momento y su deber ante todo era proteger a los inocentes y salvaguardar la integridad de un futuro para su Maestro.
Así que sin ninguna vacilación clavo su lanza roja en el suelo mientras sujetaba su lanza dorada con ambas manos, listo para hacer lo que debía hacerse.
Aunque si de algo parecía estar decepcionado era de la mirada de Saber a Legend, podría no admitirlo, pero esa mirada, la de un interés genuino, nacido del corazón era algo que no podría tener debido a su maldición y muy en el fondo esperaba cautivar a aquella mujer con quien lucho y nunca tuvo ni el más mínimo interés en su apuesto rostro, con el objetivo de sentir por primera vez lo que era un anhelo sincero.
- Heh, conque así están las cosas – dijo Diarmuid con una sonrisa al saber que ya había sido derrotado en aquella lucha.
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Llegando hasta la criatura, Goku se quedó suspendido justo frente a aquel monstruoso rostro, dándole una mirada que reflejaba toda su molestia y desprecio, aunque claramente más en control de sus emociones que al principio de la batalla.
Por su parte, Caster estaba temblando de rabia y miedo al ver que aquel ser tan ruin a sus propios ojos, había logrado liberarse de su maldición. Estaba claramente confundido, ya que no podía comprender como un ser que no poseía habilidades mágicas había sido capaz de destruir su maldición.
Pero estaba aún más nervioso y preocupado, sobre el hecho de tener que enfrentarse a ese sujeto una vez más y ahora sin ningún haz bajo la manga, ya que nunca se preparó para todos los inconvenientes que le impidieron acabarlo aun estando en la maldición. Y su preocupación ahora era mucho más grande al saber el verdadero origen del pelinegro y del poder que en verdad albergaba, que se liberara solo podría representar muy malas noticias.
- ¡¿Tú... como diablos pudiste escapar de mi maravillosa maldición?! – cuestiono Caster intentando mantener su nerviosismo bajo control.
- No tengo porque responderte nada – dijo Goku con un tono de voz molesto – Lo único que tienes que saber es que este es tu fin. No te perdonare por todo el daño que has causado y mucho menos, te perdonare por burlarte del recuerdo de mis seres queridos – agrego con furia, listo para pelear.
- ¡¡¡Silencio, solo acepta tu derrota!!! ¡¡¡Estúpido mono Saiyajin!!! – grito de rabia mientras su criatura disparaba una enorme ráfaga de energía de su boca.
Goku no se movió ni un milímetro y solo procedió a recubrir su cuerpo con un tenue brillo blanco producto de liberar su Ki como una especie de barrera. Y cuando la enorme esfera de energía estaba justo frente a él, simplemente cruzo su brazo derecho frente a su pecho y en un movimiento rápido golpeo la esfera, desviándola hacia los cielos sin ningún esfuerzo, donde exploto sin causar ningún problema.
Caster quedo en shock al ver aquello, ya que esa esfera contenía una enorme cantidad de energía y que fuera desviada con un ataque tan simple en verdad lo dejo sin aliento.
- ¡Estúpido, el Ki se utiliza de esta forma! – rugió Goku extendiendo su brazo izquierdo al frente con su palma completamente abierta.
Sin previo aviso, una poderosa corriente de Ki fue expulsada de la palma de su mano en dirección de la criatura que solo pudo gritar de dolor cuando la ráfaga chocara con su cuerpo. Era una corriente extremadamente poderosa que casi logro tumbar a la criatura, la cual solo logro evitarlo al lanzar sus tentáculos a las profundidades del rio y lograr sujetarse.
La criatura al levantar la mirada para prestar toda atención a su oponente se dio cuenta demasiado tarde que este ya se encontraba justo frente a él, y sin tiempo que perder, Goku comenzó el asedio con una lluvia de puñetazos que no parecían tener fin.
Cada golpe lo hacía retroceder y tambalear de dolor, la criatura simplemente ya no poseía tanto poder y el pelinegro ya no lanzaba ningún ataque cargado de Ki que pudieran ser absorbidos y darle la oportunidad a la criatura de volver a revertir las cosas.
Aunque eso no fue un impedimento para Goku de utilizar su Ki de otras formas, pues alejándose de la criatura comenzó a lanzar puñetazos al aire con las palmas abiertas, liberando de esta forma fuertes corrientes de viento cargadas de Ki que dejaban grandes huecos en la criatura al lograr perforar su piel.
Caster estaba maldiciendo sin fin a su oponente por el ataque que estaba recibiendo, intentaba desesperadamente disparar ráfagas de energía, pero estas eran destruidas casi tan rápidas como fueron creadas por esas molestas ondas de viento.
Su criatura cada vez era más lenta y su regeneración era apenas existente, estaba seguro de que en su estado actual ya se encontraba más débil que cuando lo conjuro y eso solo significaba que ya no podría sostener a la criatura por mucho tiempo más ya que su propio Mana también se estaba agotando, necesitaba con desesperación una oportunidad de volver a tomar las riendas de la batalla pero cada vez le era más difícil concentrarse cuando lo único que podía sentir era dolor.
Y cuando creyó haber visto una oportunidad cuando finalmente vio que el cuerpo del pelinegro una vez más se encontraba rodeado por su maldición y antes de que una sonrisa maniaca se formó en su rostro, Goku soltó un grito y se vio envuelto en un aura blanca que disperso esa neblina sin mayor dificultad.
- ¡Pero... pero... ¿Por qué?! ¡¿Poque mi maldición ya no surte efecto?! – cuestiono Gilles con miedo.
- Es una lástima para ti, pero un truco repetido nunca vuelve a hacer efecto en mi – responde Goku con simpleza e indiferencia.
- ¡¿Qué fue lo que dijiste?! ¡¿Eso no puede ser posible... tu no posees magia?! – siguió insistiendo, no queriendo creer lo que escuchaba.
- Cuando usas una técnica para atacarme mi cuerpo la memoriza y se hace inmune, por eso me protegí con un campo de energía que es lo suficientemente fuerte y denso, para evitar que esa neblina tuya vuelva a afectarme – revelo sin cambiar en lo más mínimo su actitud hostil e indiferente.
- ¡¡¡Ya deja de alardear, maldita abominación!!! – refugio lleno de desesperación.
La batalla una vez más se reanudo con más ferocidad que antes, ya que ahora Caster estaba haciendo uso de todas y cada una de las fuerzas que aún le quedaban para atacar con un frenesí sin igual, acto que solo retardaba más los golpes de Goku en su contra, ya que él se concentraba un poco más en esquivar los golpes de los tentáculos, pero finalmente lograba volver a conectar sus golpes.
Caster lanzo una gran esfera de energía y Goku simplemente extendió su brazo al frente, frenando la esfera con su palma, de inmediato sujeto esa energía y dio un giro completo, para luego lanzar la energía de vuelta a su dueño, detonándole justo en el rostro.
El pelinegro desapareció de la vista en un parpadeo, reapareciendo detrás de la criatura, conectándole una patada en la nuca, empujándolo bruscamente hacia el frente en una caída inevitable. Solo para que el pelinegro desapareciera una vez más y reapareciera justo donde a media caída de la criatura y de otra super patada lo enderezara, frenando su caída.
La pelea era tan brutal que el impacto de sus golpes resonaba por todo el lugar y las vibraciones llegaban hasta las aguas del rio ocasionando pequeñas y constantes olas. Aquella pelea se había vuelto rápidamente en una paliza de una sola vía y aunque todos lo pudieron ver, fue Rider el primero en decidir aprovechar estos valiosos minutos para descansar.
Ya que si bien era él quien menos daño había recibido, si era uno de los que más cansado al descargar una serie de ataques con el único fin de frenar a esa cosa. Además sus animales ya se encontraban cansados y necesitaban un momento de calma.
El bote llego a la orilla y sin tiempo que perder, Kiritsugu salto de este a la parte menos profunda del rio y comenzó a correr tan rápido como sus piernas hundidas en el agua se lo permitían hacia donde su esposa había caído.
Sumido en un pánico y temor total de que ella se encontrara gravemente herida poco o nada le importaba que alguno de los otros Maestros o involucrados en la guerra lo vieran, ya que ahora mismo lo único que le importaba era el hecho de encontrar sana y salva a su esposa, eso era lo único que importaba.
- ¡Irisviel! – grito Kiritsugu en pánico corriendo a toda prisa hacia los escombros – ¡Irisviel, por favor, responde!
De forma frenética comenzó a mover algunas piedras y luego intentar excavar para poder llegar a su esposa, solo deseando que se encontrara bien. Siguió gritando su nombre con desesperación, esperando que tal vez su voz llegara a ella y de esta forma ella pudiera hablar aunque fuera un poco y así saber dónde tenía que excavar con exactitud.
Haciendo uso de todas las fuerzas que tenía movió una enorme piedra a un lado mientras nuevamente gritaba el nombre de su esposa entre jadeos de cansancio. El sudor lleno su rostro, tanto de cansancio como de miedo y al seguir sin recibir respuesta, se tomó un segundo para recuperar el aliento y volver a seguir en lo que estaba hasta que finalmente obtuvo una respuesta.
Desafortunadamente para el pelinegro, no fue de la forma en que él pensaba, ya que pudo sentir un ligero temblor y luego ver como los escombros comenzaban a derrumbarse sobre si mismos. Sus instintos le gritaron por el peligro y al hacer caso de ello, di un salto hacia atrás justo a tiempo para evitar una pequeña explosión que mando los escombros volando en todas direcciones.
- ¡¡¡UAAAAAAAAGH!!!
Con un fuerte grito, Irisviel emergió de aquel montículo de escombros con los brazos extendidos hacia arriba. Sus ropas tenían raspones y arañazos por todos lados, además de haber perdido la manga larga de su camisa de su brazo derecho, posiblemente del brazo que utilizo en el último momento para cubrirse del golpe de la explosión que la mando a volar.
Kiritsugu se giró rápidamente hacia lo que ahora era un pequeño cráter y en medio Irisviel. Ella rápidamente bajo la mirada y brazos, presentaba varios raspones por todo su cuerpo, pero ninguna herida grave o de la cual hubiera que preocuparse. Su respiración era de forma pesada y cansada, y casi de inmediato comenzar a caminar de forma tambaleante en dirección de la criatura.
- ¿Iri? – murmuro Kiritsugu sin respuesta mientras se levantaba del suelo – Iri, detente, sufriste una gran caída. Por favor – suplico sin efecto pues ella seguía caminando.
- ¡Caster! – dijo Irisviel arrastrando las palabras con rabia mientras levantaba la mirada.
- ¡Irisviel, detente! – grito con desesperación mientras corría y se ponía frente a ella, quedando perplejo ante lo que vio.
En su mirada se reflejaba su característica mirada escarlata, pero esta vez, estaba desprovista de ese brillo que la caracterizaba, perecían unos ojos muertos, unos ojos que le recordaron a la mirada perpetua que tenía cuando la conoció por primera vez. Siendo la mirada de un ser sin vida, esperanza o aprecio por su propia autopreservación.
Esa mirada le dolió y le enfermo, pues no era la mirada de la mujer que amaba, de la persona que en verdad era. Intento detenerla, poniendo sus manos sobre sus hombros pero ella seguía caminando, su fuerza aun con todo el daño que era visible en su cuerpo era simplemente ridícula. Era tan fuerte que aun usando toda su fuerza no podía ni frenarla, solo siendo arrastrado por sus pasos lentos y tambaleantes.
- ¡Basta, basta! ¡Ya hiciste suficiente! – grito con desesperación, intentando regresar a su esposa a la normalidad – ¡Irisviel, detente!
El fuerte grito de su esposo, lleno de pánico y dolor, resonó en los oídos de Irisviel y como si de alguna clase de interruptor se tratara, logro sacarla de su trance. En un parpadeo, el brillo de sus ojos regreso y con un jadeo de sorpresa se desplomo en el suelo, mientras comenzaba a tomar grandes bocanadas de aire, sintiendo su cuerpo completamente pesado.
- Iri, respira, respira. Todo está bien, ya todo está bien – aseguro, intentando mantener su propia calma – Dime, ¿te encuentras bien? – pregunto con preocupación mientras comenzaba a inspeccionar su cuerpo en busca de alguna herida grave.
- Estoy... bien... solo... solo me siento muy cansada – respondió entre jadeos, mientras levantaba su mirada y le regalaba una sonrisa cansada a su amado – Me alegra que estes aquí.
- Igual a mí. Igual a mí – dijo mientras se quitaba su gabardina y la colocaba sobre su esposa, al tiempo que se arrodillaba para estar a su altura – Dime, ¿Sabes todo lo que acaba de pasar?
- Si... lo recuerdo todo. Esta vez tuve control de mí misma todo el tiempo, en todo momento fui solo yo – aclaro no pudiendo evitar sentirse furiosa al recordar las amenazas de Caster – Excepto en ese último momento, solo pude sentir una furia que me quemaba desde dentro – explico comenzando a respirar más rápido y a enojarse de nuevo – Ese infeliz quería lastimarte a ti y a nuestra pequeña y yo... yo solo quería... quería matarlo.
- Lo sé, lo sé. Se cómo debiste haberte sentido, pero él no hará tal cosa, jamás podrá lograr tal cosa – intento calmar a su esposa en un tono suave y comprensivo, al ver como su cabello una vez más se comenzaba a erizar y sus ojos parecían querer cambiar de color – Legend y Saber ya salieron de aquella maldición y se encargaran de ese maldito – agrego, obteniendo como resultado que su esposa comenzara a calmarse.
- ¿Goku y Arturia? ¿Al fin están libres? – pregunto aun temblando de ira y cuando recibió un asentimiento, comenzó a respirar profundamente para calmarse – Eso es bueno, ellos se encargarán de todo ahora – murmuro.
- Si, y todo gracias a lo que hiciste. Estoy orgulloso de ti – dijo con sinceridad esperando poder apoyar y tranquilizarla.
- Gracias, eso significa mucho para mi – dijo dándole una sonrisa cálida – Lamento si te preocupe, sé que no debió ser fácil y que tal vez debí mantenerme al margen, pero simplemente no pude. Lo que Caster le hizo a Goku fue algo horrible.
- Lo hecho, hecho esta. No te culpes por las cosas que ya pasaron, lo único que me importa es que volviste a ser la de siempre y estas a salvo – trato de despejar sus preocupaciones con su tono suave y respondiendo a su sonrisa con una propia.
Irisviel sonrió más que antes al escuchar esas palabras e intento ponerse de pie solo para descubrir que sus piernas le temblaban demasiado, sentía sus músculos adoloridos y entumecidos, tanto que ponerse de pie le resultaba muy difícil, así que Kiritsugu la ayudo al sujetarla por la cintura y pasando un brazo por detrás de su cuello.
Ambos giraron al frente, contemplando la batalla que aún se seguía librando en el rio. Era algo simplemente impresionante de ver, pero fue el pelinegro al que menos interés demostró y procedió a buscar la dirección más corta para llegar a su auto y alejar a su esposa de aquel lugar.
Y aunque ya estaba listo para marcar el rumbo, noto como un enjambre de insectos comenzó a arremolinarse frente a ellos, eran cientos de insectos de varios tamaños y todos con formas repulsivas. De una forma grotesca todos esos insectos comenzaron a unirse en lo que parecía ser una silueta de una persona, que igualmente de una forma grotesca adquirió una forma completamente humana.
Kiritsugu supo de inmediato de quien se trataba y maldecía la posición en la que se encontraba, ya que sosteniendo a su esposa no podía tomar el arma que estaba en su costado izquierdo con tanta facilidad. Aunque su mayor molestia era el hecho de que ese sujeto apareciera, pues nada tenía que hacer ese sujeto en aquel lugar y menos con ellos, a lo cual decidió mantenerse en calma y tratar de encontrar un plan para sacar a su esposa con vida si ese infeliz se atrevía a atacarlos.
- Hehehe, ¿No es esto conmovedor? – rio Zouken con sarcasmo – En verdad que esto es una relación que sale de lo común.
- Zouken Matou, actual patriarca de la familia Matou y padre de Kariya Matou – dijo Kiritsugu con molestia – Obligaste a tu hijo a luchar en esta guerra con el fin hacerte con el Santo Grial para al fin obtener la inmortalidad.
- ¡Oh! Veo que me conoces bastante bien, viniendo del Asesino de Magos no se si debería sentirme alagado o amenazado – Zouken rio divertido, notando el claro nerviosismo y en sus rostros una clara molestia – Así es, deseo la inmortalidad más que cualquier otra cosa. Solo mira mi cuerpo, se descompone con cada segundo que pasa, ni mi propio cerebro se salva del envejecimiento, ¿acaso pueden comprenderlo? ¿La aterradora realidad de la mortalidad? – cuestiono, notándose claramente la molestia.
- Si eso es lo que deseas, ¿No deberías estar ayudando a tu propio hijo? – pregunto Kiritsugu con cautela – Cuando vi por última vez, se estaba enfrentando con Tokiomi Toshaka, tal vez le vendría bien algo de ayuda, a no ser que ya esté muerto y con él tus esperanzas de inmortalidad.
- No intentes desviar mi atención, asesino. Él se encuentra bien, no hay nada de qué preocuparme, además, tengo una nueva adquisición que facilitara mi victoria en un futuro en caso de que ese inútil pierda la vida – comento Zouken volviendo a sonreír con malicia y arrogancia – Ahora mismo mi interés está en otro lado.
Kiritsugu entrecerró su mirada con confusión, ya que esa última declaración lo confundió bastante, había vigilado a cada Maestro así como a sus familias y conocía prácticamente cualquier detalle sobre ellos. Sin embargo, aquella declaración solo lo confundió, ya que hasta donde tenía entendido, la victoria de aquel anciano dependía únicamente de su hijo y de nadie más.
Su segundo hijo era un incompetente sin ningún talento mágico y su nieto solo era un caso igual, le era bastante claro que no refería a alguno de ellos como sustituto de su primogénito en esta guerra. Así que tenía que ser alguien más y en concreto se estaba refiriendo a la siguiente Guerra por el Santo Grial, la que sería en setenta años más y eso le confundió aún más, aunque decidió dejarlo para después.
- ¿Y que puede ser ese nuevo interés, Makiri? – cuestiono Irisviel con una clara molestia en su mirada.
- Así que la familia Einzbern no ha olvidado el pasado, aunque se trate de una Homúnculo – dijo Zouken con ligera molestia y asombro que intento ocultar, ya que no esperaba que aquella mujer supiera su verdadero y antiguo apellido – Mi interés siempre ha sido la inmortalidad, pero ahora, al verte, me es imposible no desear junto a la inmortalidad el poder de un Sirviente.
- Desde ahora te lo digo, lo que le ocurre a Irisviel no es más que una condición única entre Sirviente y Maestro, propia del Octavo Sirviente – Kiritsugu mintió rápidamente, ya que se esperaba que tarde o temprano alguien fuera a por su esposa en busca de poseer aquella misma facultad de adquirir el poder de un Sirviente.
- Oh vaya, supongo que elevé mis propias expectativas sobre ti, ya que pensé que podrías mentir mucho mejor – se rio Zouken posando su mirada en la mujer que le trajo una punzada de un viejo sentimiento nostálgico de su juventud – Solo imagina, una vida sin los temores de la mortalidad y con el poder de un dios. ¿No sería acaso esa una existencia más que ideal?
Aquella respuesta solo trajo desprecio en la mirada del pelinegro que estaba tratando desesperadamente de mantener la calma al tiempo que trataba de descifrar si ese sujeto los atacaría para forzar a su esposa a cambiar de nuevo o en un caso peor, intentar secuestrarla.
Cualquiera de las dos opciones eran malas noticias y no estaba dispuesto a permitir que eso ocurriera, aunque por su parte, Irisviel solo miro al anciano con los ojos bien abiertos, llenos de un profundo odio y desprecio.
Algo impropio de ella sentirse de esa manera, pero los conocimientos de la familia Einzbern albergados en su memoria y el hecho de conocer la verdadera identidad de aquel anciano, además de su propio desprecio por sus insanas costumbres en la magia le hacían odiarlo más que a nadie.
- Estoy decepcionada. Has perdido tu camino por completo. Recuerda nuestro deseo más profundo, y donde nació nuestro anhelo por conseguirlo. ¿Por qué razón nos mantenemos humanos mientras intentamos alcanzar ese lugar tan inhumano? – Irisviel cuestiono sin perder ese desprecio en su voz.
- Perfectamente dicho, viniendo de una simple marioneta. Veo que te han programado bien para repetir las mismas palabras de tus antepasados – dijo Zouken habiendo perdido por completo esa sonrisa arrogante – Pero sabes... no son tus palabras para que las repitas. Pero ya fue suficiente por hoy – agrego, volviendo a sonreír – Hasta que nos volvamos a encontrar, yo, Zouken Matou, declaro que tus secretos serán míos.
Y con esas últimas palabras aquel anciano desapareció en una explosión de insectos que se dispersaron como arena en el viento, sin dejar rastro alguno. Kiritsugu soltó un suspiro que ni siquiera sabía que estaba conteniendo y se permitió a si mismo relajarse un poco ante todas esas situaciones tensas en las que se había enfrentado.
Por su parte, Irisviel solo se limitó a seguir mirando con molestia aquel lugar donde estaba el anciano, no pudiendo evitar retirar esa molestia de su ser, aunque se vio forzada a eso cuando sintió como su esposo comenzó a caminar en un intento de alejarla de aquel lugar, puso algo de fuerza en su cuerpo para evitar que siguiera avanzando, ganando una mirada confundida de su esposo.
- Kiritsugu, quedémonos, por favor. Necesito ver el final de esta pelea – pidió con una mirada suplicante.
- Pero... – intento negarse, pero por alguna razón la resolución de aquella pelea parecía demasiado importante para ella, por lo cual, acepto con un asentimiento – Muy bien, si eso es lo que deseas.
- Muchas gracias – agradeció con una gran sonrisa.
Ambos se quedaron de pie mirando el desarrollo de la pelea mientras se sentían tan cómodos y seguros en los brazos del otro. En especial para Irisviel, que necesitaba ver el cómo finalizaba aquella batalla, necesitaba ver el final de Caster en esta guerra o de lo contrario aquella amenaza que planteo en su mente jamás desaparecería.
Arturia canalizo todas sus fuerzas en su espada con el fin de lograr acceder a todo su poder, pero lo único que logro fue crear fuertes corrientes de viento a su alrededor. Maldijo su suerte y comenzó a sentirse realmente presionada y ligeramente asustada ante la idea de no poder responder a la confianza de su amigo.
Su frustración rápidamente estaba comenzando a volverse pánico cuando seguía escuchando los estridentes sonidos de los golpes del pelinegro hacia la criatura. Estaba comenzado a quedarse sin tiempo y sin opciones, pues sabía que no debía darle a Caster ni la más mínima oportunidad o volvería a hacer de las suyas y pondría a todos en peligro.
Apretó con rabia e impotencia el mango de su espada invisible ante la idea de decepcionar a su amigo y fue en ese preciso momento que de golpe todo el poder que poseía había sido liberado en forma de poderosas ondas de viento que salían desprendidas de su espada. Quedo perpleja ante aquello en especial cuando sintió que su agarre volvía a ser completamente firme en su mano izquierda.
Comenzando a mirar en todas direcciones aun confundida por aquello, finalmente viendo a Lancer a la distancia, sosteniendo con ambas manos su lanza dorada que ahora estaba partida a la mitad y que solo un segundo después desapareció en partículas de sus manos.
No comprendía que el significado de sus acciones e incluso se sintió culpable de que él hiciera tal cosa, pero antes de que pudiera hacer cualquier cosa, Lancer simplemente asintió con una sonrisa, dándole con ese simple gesto la comprensión de que él sabía que era su turno de actuar y debía acabar con esto de una vez.
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Ella le regreso el asentimiento y una sonrisa de agradecimiento para de inmediato comenzar a correr a toda velocidad en dirección de la criatura, esquivando ágilmente todos los tentáculos que se cruzaban en su camino y cortando todos aquellos que no podía. Siéndole incluso más fácil que antes gracias a que ahora no tenía ninguna restricción en su cuerpo.
Dando un salto largo, logro rodear a la criatura y seguir corriendo, su objetivo era quedar solo unos cuantos metros detrás de aquel puente rojo para poder utilizar toda su fuerza contra aquella criatura. Sin detenerse giro hacia su amigo y le grito para llamar su atención.
- ¡Goku! – grito Arturia con todas sus fuerzas atrayendo la mirada de su amigo – ¡Lleva a esa cosa a la desembocadura del rio! – pidió mientras se colocaba en posición.
Saber elevo su espada hacia los cielos y aquel viento que lo recubría volviéndolo invisible comenzó a desaparecer desde la base hasta la punta, dejando al descubierto su imponente y majestuosa espada, la cual emitió un radiante brillo dorado en la hoja de la espada, el cual parecía asemejar a los radiantes rayos del sol.
Comenzando a canalizar todo su Mana en su espada, partículas doradas comenzaron a emerger de todo el campo de batalla en especial de todo su alrededor, iluminando todo aquel lugar con un cálido brillo dorado.
- Hehe, sabía que encontraría la forma – murmuro Goku cambiando completamente su semblante serio por uno sonriente.
Sin pensarlo dos veces Goku lanzo un poderoso puñetazo al rostro de la criatura para posteriormente salir volando a toda velocidad en dirección opuesta de la criatura. En su trayectoria se cruzó con Gilgamesh, ninguno de los dos se dirigió una sola mirada ya que cada uno estaba concentrado en su propio asunto. Aunque eso no evito que cada uno se regalara una sonrisa arrogante y desafiante.
En poco menos de unos segundos, Goku había tomado una gran distancia entre la criatura y él, para casi de inmediato volver a dirigirse a la criatura a su máxima velocidad, la cual en un solo impulso y en casi un solo segundo había recorrido toda la distancia, logrando romper la barrera del sonido, ocasionando una fuerte explosión.
- ¡Esto se acaba aquí! – grito Goku extendiendo sus brazos al frente – ¡¡¡Kaio-ken aumentado a 10 veces!!!
Una poderosa y gigantesca aura rojiza rodeo su cuerpo justo antes de golpear el pecho de la criatura y comenzar a empujarlo hacia atrás, convirtiéndolo para todos aquellos que miraran desde lejos en algo cercano a un meteorito cayendo a gran velocidad.
El choque fue tan fuerte que ráfagas de viento salieron disparadas en todas direcciones, la criatura sintió un punzante dolor en su pecho, semejante al de ser atravesado por una lanza, sentía aquel empuje hacia atrás y de forma lenta pero que rápidamente comenzó a aumentar su velocidad.
- ¡¡¡AAAAAAAAAAH!!! – grito Goku con todas sus fuerzas.
Los brazos y rostro de Goku se llenaron de venas resaltadas debido al enorme esfuerzo al empujar una criatura de semejante tamaño y peso, pero sin tiempo que perder enterró sus brazos más firmemente y comenzó a levantar a la criatura del rio por encima de su cabeza, hasta que finalmente logro sacarla por completo y seguir empujando a esa cosa hasta la desembocadura del rio.
Todos quedaron asombrados por tal despliegue de fuerza bruta en su máximo esplendor. Pero Caster, no tuvo ni un momento para mostrarse impresionado e inmediato dirigió todos sus tentáculos para atravesar a su enemigo, queriendo aprovechar la corta distancia y su vulnerabilidad para finalmente acabarlo.
Solo para que sus tentáculos fueran cortados rápidamente por Rider que estaba cubriéndole las espaldas a su compañero en esta batalla. Su carroza avanzaba y seguía manteniendo en alto esa defensa suprema para evitar que cualquier ataque fuera concretado.
- ¡Pagaras con tu vida todos los problemas que nos has causado! – grito Iskandar cortando varios tentáculos.
Algunos tentáculos más aparecieron al costado izquierdo del pelinegro y de un poderoso salto había llegado Lancer que una vez más se unía a la batalla, ignorando por completo las heridas en su cuerpo, ya que simplemente no podía quedarse de brazos cruzados mientras sus aliados lo estaban dando todo incluso al final.
- ¡¿Por qué no te mueres de una vez?! – grito Diarmuid sujetando firmemente su lanza y comenzando a girar, cortando por completo los tentáculos.
- ¡Gracias, chicos! – dijo Goku apretando los dientes con fuerza, intensificando su vuelo para llevar a esa cosa donde su amiga lo necesitaba.
Tras cortar los tentáculos, Lancer fue rápidamente atrapado por Rider y una vez más comenzaron un ataque en conjunto para proteger al pelinegro de los ataques frenéticos y desesperados de aquella criatura.
Hasta que finalmente haber logrado su objetivo, Goku soltó a la criatura a unos cien metros lejos de su posición original, dejándolo caer de forma brusca y estrepitosa, causando grandes olas que golpearon y destruyeron todo lo que se encontraba presente en la orilla. Se detuvo en su lugar y disperso su técnica solo para respirar algo agitado y con sudor en su rostro debido al gran esfuerzo que ejerció de golpe.
Rider miro de reojo a Saber y de inmediato giro su carroza ya que no sabía lo que estaba pasando pero algo le decía que no debería estar en su trayectoria pues algo malo le podría pasar. Por su parte, Lancer miro hacia abajo y busco rápidamente con la mirada a la Maestra de Legend, ya que su deber aún era protegerla por la promesa que le había hecho y aunque sentía había fracasado ya varias veces, no pararía de intentarlo.
Giro para ver Rider y este le dio un asentimiento de compresión, a lo cual respondió con uno propio y de un salto cayo en dirección de aquella mujer, con la intención de aterrizar lo suficientemente cerca para actuar si algo llegara a atacarla, pero también lo suficientemente lejos para evitar cuestionamientos del Maestro de Saber, pues aún sentía remordimiento y odio por aquel hombre por lo que le hizo a su Maestro.
- Vamos Saber, muéstranos el verdadero valor de tu brillo como alma heroica – ordeno Gilgamesh deseoso de ver la determinación de su futura mujer – Vere y juzgare con mis ojos que tan valioso es.
Aquellas partículas doradas que parecían brotar de todo el campo de batalla comenzaron a dirigirse y reunirse en la espada de Saber, aumentando su brillo y poder. Y fue claro para todos los Sirvientes del pasado lo que aquello significaba, pues aún sin palabras, el sentimiento que trasmitía ese brillo les había dicho todo en el fondo de sus corazones.
Su espada brillante representa a todos los guerreros que a través del pasado, presente y futuro, mueren en el campo de batalla. Soñando en sus últimos momentos, un sueño triste pero noble. Alzando con orgullo su voluntad para cumplir con mantener viva su lealtad.
El brillo de su espada comenzó a incrementarse convirtiendo la hoja en un resplandor dorado que emanaba su brillo hacia los cielos como un torrente de energía pura que parecía llegar hasta el mismo cielo. Arturia dio un paso al frente y fue rodeada por un remolino de viento que levantaba el agua a su alrededor, enfoco su mirada a su objetivo y sin ninguna vacilación estaba lista para acabarlo usando todas sus fuerzas.
Poniendo fin a sus actos tan ruines y castigándolo por todo el mal que había causado. Pues ese era ahora su deber y no tenía intenciones de fallar.
- ¡Ex...! – exclamo con fuerza mientras bajaba su espada con fuerza y firmeza en un corte perfecto – ¡...Calibur!
De su espada salió disparada una poderosa ráfaga de energía dorada que partía el rio en su camino, causando grandes olas tras su avance, el viento mismo parecía ceder ante el ataque pues este incluso parecía ser empujado al frente al avanzar rápidamente hacia su enemigo, donde el fuerte resplandor pareciendo volverse más grande y poderoso con cada centímetro recorrido.
- ¡AY! ¡No, espera, Arturia, aún estoy aquí! – grito Goku en pánico extendiendo sus brazos al frente y los movía frenéticamente esperando que el ataque fuera frenado.
El pelinegro apenas estaba reponiéndose del agotamiento por lo que había hecho recién y nunca espero ver ese ataque tan cerca de él, sin haberle dado un minuto para recuperarse. Pero como pudo, salió volando, aumentando la distancia y observando el poderoso ataque desde los cielos, no pudiendo evitar mirarlo con asombro mientras sus ojos eran maravillados por el ataque más hermoso que jamás hubiera visto en toda su vida.
Ya que todos los ataques que conocía o había presenciado, siempre eran para acabar o debilitar a sus enemigos, pero ese ataque de su amiga por alguna razón que no podía comprender sintió que no solo era para causar destrucción, sino para influir esperanza y paz.
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Un sentimiento que inundo también a Caster cuando el ataque finalmente dio de lleno en su criatura. Vio cómo se agrietaba la piel de su creación y un cálido resplandor atravesaba las fisuras, golpeando cálidamente su rostro.
Ese cálido resplandor lo conocía bien, era inconfundible ante sus ojos, pues era el resplandor que iluminaba su vida y lo motivaba a tomar cualquier acción por el resto de sus días, el resplandor con el cual recordaba y soñaba a su amada Juana de Arco.
- Esta luz... no cabe duda... - murmuro para sí mismo, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de arrepentimiento y extendió su único brazo para poder alcanzar esa luz – Es la misma luz que me ilumino junto a Juana cuando recibimos la bendición divina.
Por un breve instante, pudo ver en aquella luz el rostro de su amada, sonriéndole como siempre lo hacía. Con la sonrisa más hermosa que jamás hubiera visto, una sonrisa que iluminaba sus días más oscuros y traía consigo la esperanza de un nuevo y mejor día. Verla le trajo felicidad y dicha a su corazón.
Su deseo había sido concedido y con el llego el arrepentimiento pues aunque fuera por un breve instante, Gilles de Rais había recuperado su cordura y con ella la comprensión de todo el mal y sufrimiento que había causado. Llenando su corazón de un infinito dolor al entender que jamás seria digno de volver estar en presencia de su amada al haber sucumbido ante la locura y haber causado tanto sufrimiento a personas puras e inocentes.
Extendió su brazo y cuerpo hacia la luz, ofreciendo todo su ser con la esperanza de poder sentir aunque fuera por última vez la sueva voz de su ser más amado antes de enfrentar su juicio por las atrocidades que cometió en vida y aun después de eso.
- Mi amada... ¿en qué me eh convertido?
Una gigantesca explosión se hizo presente cuando el golpe de Saber dio en el blanco, convirtiendo a Caster y a su criatura a menos que polvo bajo un gigantesco pilar de energía que emitió un luminoso resplandor dorado que baño por completo el campo de batalla en un brillo como la mañana misma y despejando por completo aquella neblina de mal augurio, terminado por borrar cualquier rastro de su enemigo y finalizando la batalla de una vez y por todas.
Aquel pilar de luz comenzó lentamente a descender su brillo hasta finalmente desaparecer, dejando detrás una calma tras una devastadora tormenta. Calmando los corazones de todos y permitiéndoles tomar un respiro de tan frenética y especialmente caótica lucha.
- ¿Lo viste, rey de conquistador? – pregunto Gilgamesh con arrogancia, sin mirar atrás, al sentir como el Sirviente dejaba su carroza sobre ellos y saltaba a la cima del puente, detrás de él – Ese es el brillo de Saber. Aun a pesar de ver tal brillo, ¿aún no admitirás su capacidad?
Rider tomo un momento antes de responder, pues había ido hasta aquel lugar y dejado a su Maestro lejos para poder hablar entre reyes y de esta manera tratar de obtener algunas respuestas sobre Archer con respecto a toda esta situación, ya que estaba interesado en saber que pensaba y si había llegado a la misma conclusión que él con respecto a Saber y en especial sobre Legend.
- Mmmh, un gran brillo adquirido de las esperanzas de las almas del pasado. Fue un brillo tan inmenso que fue doloroso de contemplar – respondió Iskandar con tristeza y algo de decepción – En especial si recordamos que toda esa carga fue puesta en una simple niña soñadora. Una niña que nunca conoció el cariño paternal y tampoco conoció lo que era el enamorarse. Ella es la viva imagen de alguien perdida en la maldición de alcanzar lo ideal. Es insoportable de ver.
- Precisamente eso la hace adorable – corrigió con un deseo claro – Ese sueño tan anhelado de ella sin duda alguna la habrá consumido. Sin duda habrá derramado lagrimas por ese ideal y de haberlas probado, estoy seguro de que sabrían muy dulces.
- En verdad que no nos podemos entender. Rey héroe de Babilonia – dijo revelando la identidad de su oponente.
- Oh... ¿A estas alturas lo mencionas? – cuestiono ligeramente sorprendido de que al fin descubriera su identidad mientras giraba para mirarlo por encima de su hombro.
- Solo era algo que quería aclarar – respondió con simpleza mientras miraba hacia abajo y sonreía con diversión – Además, los ideales de esa muchacha son algo de su pasado, en este tiempo y con esta nueva vida y oportunidades que se nos presentan, es posible que ella finalmente cambie su forma ver las cosas y finalmente encuentre aquello a lo que renuncio hace tiempo.
Gilgamesh vio con molestia el gesto del otro Sirviente solo para chasquear los dientes al girar y ver lo que le había llamado tanto la atención. En medio del rio estaba Arturia aun contemplando el horizonte donde había acabado con su enemigo solo para ser sacada de sus pensamientos cuando aterrizo Goku justo frente a ella y corrió sobre el rio hacia ella gritando de emoción solo para tomarla por la cintura y levantándola del agua para luego comenzar a girar con ella aun en brazos.
La rubia estaba claramente apenada por el acto y su rostro sonrojado era un claro indicio de ello, pero aun así parecía estar disfrutando de aquellas atenciones. Y aunque el par reyes, ahora Sirvientes, podían darse una idea de la clase de vida solitaria e insatisfactoria que vivió Saber, era claro que la presencia del pelinegro estaba cambiando radicalmente sus puntos de vista y su forma de actuar o de entender las cosas.
- ¿Entonces me estás diciendo que crees que Son Goku podría lograr librar a Saber de sus propias cadenas? – cuestiono mientras se cruzaba de brazos.
- Lo estoy, ese sujeto es alguien que inspira confianza y saca lo mejor de los demás. Ya sea por su nobleza o su excesiva confianza en confiar en los demás, y con el poder de proteger a los suyos y sus ideales sin importar las adversidades. Es alguien digno de admirar – elogio de todo corazón pues se había ganado su respeto y solo deseaba cruzar puños con él.
- Es cierto, tiene esa cualidad innata y basta con conocerlo un poco para reconocer esa virtud en él – apoyo ese punto de vista ya que esa era la verdad y como rey jamás desprestigiaría actitudes tan dignas – Y aun así, ¿serias capaz de seguirlo, Rider? ¿Aun a pesar de no ser un rey y de habernos mentido todo este tiempo?
- Siendo justos, él nunca dijo que fuera un rey, todos nosotros lo asumimos y al final como todos aquí, tendrá sus motivos para ocultar su pasado, porque si de algo estoy seguro es que nunca a dicho una sola mentira en todas nuestras conversaciones – respondió mientras se encogió de hombros y le restaba importancia a ese hecho y le sonreía con arrogancia – Pero, sí, lo seguiría, ya que aunque no sea un rey, tiene la fuerza, el coraje, el poder y más importante aún, la mentalidad de un auténtico rey. Por eso no eh dicho nada y lo eh respetado como un igual. Y estoy seguro de que él podrá ayudar a esa pobre muchacha.
- Veo que sigues con eso, en verdad que te molesto mucho mi comentario, ¿cierto? – se rio divertido volviendo a mirarlo por encima de su hombro – Dime, ¿quieres tomar todo ese coraje y atacarme ahora mismo?
- Nada me gustaría más, pero estoy demasiado agotado para luchar contra ti esta noche – respondió con honestidad – Pero si me atacas justo ahora e impides mi partida, no me quedara de otra que responder el ataque – agrego con una sonrisa desafiante.
- Nada de eso. Te permito que escapes, Rey de los Conquistadores – negó con simpleza, como si fuera lo más obvio del mundo, mientras le regresaba la sonrisa – No me sentiré satisfecho si no te elimino en perfectas condiciones.
- Sera hasta la próxima, Rey de los Héroes. Estoy seguro de que nuestra batalla será la más espectacular de todas y definirá al ganador supremo del Santo Grial – aseguro con arrogancia mientras daba un fuerte salto hacia arriba y caía en su carruaje, para alejarse rápidamente.
- Yo no estaría tan seguro de eso – dijo mientras veía con indiferencia la partida del Sirviente, borrando por completo su sonrisa – El futuro es incierto y cambiante, y las cosas nunca se mantienen igual aun a pesar de conocer un fragmento de ese futuro, Rider.
Gilgamesh volvió su mirada hacia al rio y miro con disgusto la interacción de Goku y Arturia, donde ella parecía estar regañándolo por alguna razón mientras él se encogía de hombros y reía de forma nerviosa al igual que apenado. Dichas interacciones lo molestaban debido al deseo de poseer a Saber mientras era corrompida por su propio ideal defectuoso.
Su deseo era claro y se encargaría de conseguir lo que deseaba, pues siempre lo conseguía, siempre lo obtiene todo al final, de una forma u otra, eso le produjo una sonrisa de satisfacción anticipada, al solo imaginar un fruto que pronto degustaría. Luego poso su mirada en el pelinegro y un mundo de preguntas se formó en su mente, pues ese sujeto solo representaba un misterio tras otro, en especial tras lo que había soñado ese mismo día hasta hace apenas unas horas atrás.
Un sueño que seguía persistiendo en su mente y era la razón principal por la cual se encontraba tan furioso con Legend por ser puesto en aprietos por aquella criatura repugnante.
- Pero, si se mantienen todas las fichas en su lugar es posible predecir lo que podría ocurrir – dijo con una enorme sonrisa de emoción.
Una de las tantas habilidades de Gilgamesh era la clarividencia y hasta hace unas pocas horas atrás en sueños vio lo que solo podría describir como la mayor batalla jamás librada entre Sirvientes de todos los tiempos.
Y aunque solo pudo ver fragmentos incoherentes de una ciudad sumida en las llamas y la destrucción, con solo el caos reinando por doquier, con algunos borrones dorados y moviéndose de rápidamente de un lado a otro, enfrascándose en una lucha sin cuartel, dando lo máximo de cada uno, donde la victoria no era clara para ninguno y las tornas de la batalla podían cambiar en cualquier segundo, sabía exactamente de quienes se trataba.
Sus clarividencias sobre el futuro siempre eran inciertas y cambiantes, pero por primera vez deseaba que las cosas mantuvieran aquel rumbo y esperaba que su oponente pudiera estar a la altura para cumplir sus ya de por si altas expectativas, ya que estaba seguro de que su lucha seria la que decidiría el futuro, no solo sobre el Santo Grial sino sobre todo lo demás, sería uno de ellos quien decidiría el futuro de este mundo y del mundo de todos los que lo rodeaban.
Y casi incapaz de mantener su emoción bajo control, cerro los ojos para concentrarse en el único fragmento de su sueño que le era completamente claro, esperando con ansias el momento en que aquella visión dejara de ser solo una visión y pasara a convertirse en una realidad.
Era un fragmento que recordaba tan claro como el agua, uno donde se podía ver a si mismo usando tanto poder como nunca había utilizado en toda su vida, siendo llevado al límite de sus propias capacidades y de hacer uso de un poder que no le había mostrado a nadie, ni a su gente o los dioses mismos, ni siquiera a su mejor amigo.
Y en el otro extremo, un hombre con un atuendo indistinguible, con un aura dorada al igual que su cabello, utilizando un poder tan abrumador que fácilmente podría luchar con los dioses más poderosos de este mundo y aun así salir victorioso. Sin duda alguna, sabía que el enfrentamiento entre los seres más poderosos del planeta solo daría lugar a un impacto en la historia misma que jamás seria olvidado.
84:15:32
Y si, aquí estamos una vez más con este largo, hermoso y poderoso miem... digo capitulo, si eso capitulo haha
Antes de pasar a las explicaciones del capítulo déjenme desahogarme un poco y comentarles algo de mi vida, para decirles a todos que estos últimos meses han sido algo difíciles, entre mis constantes decaídas de salud y visitas al hospital me quitaron mucho tiempo además de afectarme económicamente.
Mi primera decaída dio miedo en serio, la verdad pensé que moriría ya que la primera cirugía ya de por si era de alto riesgo, pero por suerte todo salió bien. Mi tercera y cuarta recaída honestamente me causaron enojo ya que había seguido todas las indicaciones medicas al pie de la letra y aun así cuando sentía que ya solo necesitaba un último empujón para salir, volvía a decaer.
En especial en esta última ocasión en la que ya estaba verdaderamente cansado de siquiera intentar escribir solo para verme interrumpido por mi deficiente estado de salud. Donde la verdad solo quería aventar la contraseña de esta cuenta y ya no enterarme de nada, pasando por un momento realmente deprimente.
Pero la voz constante en mi cabeza (la cual la psicóloga insiste en llamar ansiedad y posible esquizofrenia a lo que yo llamo mi adorable y hermoso pepe grillo) me decía que siguiera adelante, proyectando en mi mente constantes escenarios épicos sobre mis historias, alentándome a seguir adelante.
Y vengo de forma orgullosa para decirles que eh vuelto, ya mejor de salud, totalmente curado y fuera de cualquier posible recaída (espero... por el bien de mi doctor o créanme que en verdad lo matare), eliminando por completo cualquier bloqueo mental que tuviera y motivado a acabar esta historia al igual que las otras que tengo. Solo esperen y verán, tengo la esperanza de que la gente que me seguía siga por aquí y no se haya olvidado de mis historias, y si siguen aquí solo quiero decirles que gracias por seguir y tolerar el aguante, nada me hace más feliz que verlos comentar y que apoyen mis historias.
También eh recibido varios mensajes pidiéndome que siga con el canal de Youtube, donde podrán escuchar la historia en vez de leerla, les pregunto, ¿les gustaría? Ya que la verdad podría volver a intentar reanudar todo aquello, aunque claro trataría de usar otras voces que no sea la de loquendo, tal vez estas nuevas voces generadas por IA de Tiktok. O aún mejor, usar estas páginas de IA donde pudiera hacer que el narrador de DBZ contara la historia, ¿No sería mala idea, o sí?
Como sea, muchas gracias por seguir aquí, por su apoyo, sus comentarios y todo lo demás, el siguiente capitulo en publicarse será el del Legado del Ki, tratare de continuar con Flor del Desierto, pero mis esfuerzos se concentrarán en esta historia ya que es la que está próxima a acabar, así que esperen más actualizaciones.
Ahora sí, cualquier pregunta la pueden hacer en este párrafo e intentare responder todo, igualmente, pasemos a las curiosidades del capítulo.
Cancion recomendada
https://youtu.be/5T3ypBvd3YY
Ahora sí!!! Antes de que alguien diga cualquier cosa, ya lo se!!! El capítulo no solo es largo, es enorme!!! Básicamente porque abarca dos sino tres capítulos de la serie de Fate Zero y es el proporcional a dos capítulos juntos de esta historia en general. Por un momento espere poder separar el capítulo justo donde Irisviel pierde el control, siendo dos capítulos que pudiera publicar en tiempos diferentes.
Pero no, la verdad es que estoy satisfecho con el resultado y no me parecía justo hacerlos esperar uno o dos meses por el siguiente capitulo, ya que debido a la espera me parece más que justo publicarlo así, ya que si lo hubiera dejado por separado los hubiera dejado intrigados con los cambios de Irisviel y lo que pasaría a continuación.
Solo sabía que no debía separarlo en otro capítulo, y hablando de un siguiente capitulo, déjenme decirles que ya estoy trabajando en el siguiente capitulo y prepárense, prepárense!!! Porque se viene un cambio brutal en la historia y de paso una de las discusiones filosóficas más cabronas que eh escrito. Y Pequeño spoiler la discusión se dará entre Goku y Kiritsugu.
Ahora, yo pense que estaba claro, pero veo que no, los numeros al final de cada capitulo son las horas, minutos y segundos que faltan para que la guerra termine, dentro de ese universo. Osea que dentro de poco mas de tres dias en ese mundo la guerra terminara, al igual que todas las historias de los personajes.
Continuando, Caster ahora mismo no fue nerfeado de ninguna manera ni lo hice más tonto, es un tipo extremadamente controlador y listo en cuanto se trata de idear planes, pero sobre la marcha no es muy bueno, en especial cuando comienza a perder la cordura. Cosa que ya había pasado desde el capítulo anterior cuando Arturia logro detenerlo e ir dentro de la cúpula para salvar a Goku.
Sumándole a eso, que tantos oponentes se le sumaran y comenzaran a frenarlo y herirlo de tantas formas solo lo sacaba más de quicio. Traté de dejarlo lo más claro que pude pero es claro que algunos puedan pensar que lo hice más idiota por conveniencia de la historia, peor nop.
Mismo caso con su fuerza, la criatura solo era fuerte hasta cierto punto por absorber la energía de Goku, pero no podía hacerse más poderoso, y entre más daño y energía liberara, su fuerza solo podía ir en declive.
Por otro lado, Goku es una persona que puede sentir y amar, así como sufrir, estar atrapado en aquella maldición le privo de la oportunidad de sentir odio o furia por la supuesta muerte de todos sus seres queridos, solo dejándolo sentir tristeza. De esta manera moriría atormentado por sus lamentos, ya fuera por deshidratación e inanición o hasta que Caster lo matara.
En este nuevo mundo, lo único que encuentra Goku de parecido son las peleas y gracias a ello puede distraerse de la dolorosa verdad que a estada tratando de ignorar hasta ahora, pero de ahora en adelante, Goku comenzara a aceptar esta realidad, permitiéndose descubrir y sentir nuevos sentimientos.
Un aspecto que es igual en Arturia, ya que una de las razones por las cuales ella no es igual a cuando fue un rey es muy simple y es porque ya no lo es, o al menos no en esa nueva era. En aquella guerra solo es un Sirviente, que le permite dejar de sentir ese peso sobre sus hombros y dejarla ser por primera vez ella misma. Ya que ahora mismo no hay una presión extrema sobre lo que esperan que ella sea, ya que solo importa su fuerza, por lo demás puede permitirse exponer su propia personalidad.
Una característica que solo ella tiene, pues por los demás eso es indiferente, ya que solo Arturia renuncio a su propia felicidad y ser por los demás. El resto de los Sirvientes siempre son ellos mismos. Es por esto de que Arturia se sorprende constantemente de ella misma, pues nunca se había permitido explorar un solo rasgo de su personalidad cuando se trataba de alguien más.
Ya que aunque ella no lo sepa lentamente está demostrando el amor que en su corazón está brotando por Son Goku y para ella eso es algo tan feliz que no puede suprimir, aunque tampoco es que lo quiera, también por eso constantemente se siente avergonzada, pues no sabe que es normal y que es pasar los límites.
Y hablando del diablo, ahora mismo Goku, justo a partir de aquí, Goku comenzara a sentirse más atraído por la rubia, siendo y demostrándolo a su auténtica manera, como un idiota.
Ser salvado por su amiga, solo reafirmo el fuerte lazo que sabía que ellos ya tenían. Comenzando a notar cosas en su amiga que siempre estuvieron allí pero antes no notaba, como su sonrisa o ese dulce olor que desprendía. Sentimientos que serán respaldados por la comodidad y seguridad que sentía al estar a su lado y que solo se volvían mas fuertes con cada pasar del tiempo.
Pero de forma lenta y segura, nos aproximamos a un evento donde Goku terminara por demostrar incluso celos cuando alguien se le acerque a Arturia.
Pasando con una duda que muchos posible tengan con el final del capítulo es que Iskandar y Gilgamesh sabían que Goku no era un Rey desde la comida de cuatro reyes, antes de eso solo tenían sus dudas, pero hasta ese momento en concreto sabían que no era un rey, pero igualmente como se explica, sabían que no lo era y no les importo, pues a sus ojos no era un rey por título, pero poseía todas las cualidades de uno.
Y ahora sí, pasemos al evento más impresionante del capítulo, Irisviel. Así que antes de cualquier cosa, comenten sus teorías sobre qué diablos le está pasando y porque sus constantes cambios.
Ahora sí, no recuerdo si ya lo había dicho o no, pero cuando escribí el primer capítulo no tenía idea de que tanto iba a infundir o cambiar la historia de Irisviel más allá del evento de la Genkidama, pero rápidamente las ideas brotaron y ahora es mi segundo personaje favorito detrás de Goku, y en quien más empeño he puesto.
Sus cambios tan drásticos son detonados por una fuerte explosión de emociones, permitiéndole elevar su fuerza lo suficiente para ser un estorbo en el camino de Caster. Pero ahora fue llevado un paso más allá. La furia que causo Caster fue inmensa al punto de nublar su juicio y causar cambios realmente notorios, no solo su cuerpo, su cabello y aura dieron un giro de 180, otorgándole un poder inmenso, muy superior al de la criatura de Caster.
Aunque tanto poder fue rápidamente reprimido por todos sus circuitos mágicos, brillando de aquel rojo carmesí debido al sobrecalentarse al tratar de absorber y disipar tanto Ki, proceso que como quedo claro, no fue precisamente agradable. Actuando de forma extremadamente agresiva e incluso en contra de su propia portadora.
Como si de alguna clase de batalla interna se estuviera librando, pero hasta ahora todo aquello no parece tener sentido o no al menos por el momento.
Y pues hasta aquí las curiosidades, esto debido a que si algunos lo notaron eh cambiado la forma en la que escribo mis historias nada drástico, pero si lo suficientemente obvio, en especial cuando se trata de cambios de escenarios y detalles en las peleas, lo cual siento yo es mejor para que avance la historia más rápido. Pero igual comenten que les pareció, ¿fue bueno? ¿malo? ¿regreso a la forma en que o hacia antes?
Si, creo que eso terminaría por cubrir todos los aspectos más relevantes de este capítulo, en verdad espero que les haya gustado y lo disfrutaran tanto como yo disfrute escribiéndolo. Recuerden que si es así, revienten el contador de votos que es una buena manera de apoyar la historia y es una buena forma medir que tanto les está gustando. Bueno, sin nada más que decir, nos vemos en otro capítulo raza!!!!
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