El Peor De Los Enemigos

Ciudad de Fuyuki – 21 años en el futuro

La hermosa ciudad de Fuyuki había logrado recuperarse y prosperar tras los misteriosos acontecimientos ocurridos hace ya dos décadas. Un evento que había dejado en ruinas el centro de la ciudad y partes cercanas, y que hasta la fecha era un completo misterio para los ciudadanos comunes y el resto del mundo lo que realmente había acontecido.

Previo a aquella fatídica noche hubo otros acontecimientos en menor medida de destrucción pero igualmente significativos, que fueron escalando en magnitudes como si estuvieran augurando lo que estaba por ocurrir.

Primero fueron los muelles de la ciudad donde la destrucción era clara, pero insignificante con lo que le siguió. Luego la desaparición de varios hombres, mujeres y niños de quienes nunca se recuperaron los cuerpos o al culpable. Posterior a la tragedia ocurrida en la ciudad, una persona cuya identidad sigue siendo un misterio, dejo en la estación de policía documentos y evidencia del asesino en serie, quien era un perturbado joven llamado "Ryuunosuke Uryuu."

La información del asesino en serie, venia acompañada con una nota de disculpa por no poder ofrecer a un culpable para que fuera condenado por sus acciones, pero en la carta se aseguró que aquel hombre que había quitado tantas vidas sin ningún remordimiento se encontraba muerto, pagando con su vida todos sus crímenes.

Luego siguió la destrucción en el rio de Fuyuki, donde nadie pudo dar una explicación lógica a lo ocurrido ni la neblina que se apodero de aquel lugar de la cual muchas personas fueron testigos y juraron escuchar los gritos de una bestia gigantesca. Donde todo concluyo en un gigantesco pilar de luz dorada que baño a la ciudad con su luz por unos breves instantes.

Y finalmente los temblores que sacudieron a la ciudad por completo, hasta el punto de provocar que las calmadas aguas del mar se volverían en olas salvajes y devastadoras. Fue un evento que vino acompañado de una fuerte ventisca de viento similar a un huracán. Acontecimientos que duraron unos cuantos minutos, pero detrás dejaron una ciudad agrietada y una multitud de gente temerosa de lo que estaba ocurriendo.

Solo para que al finalizar el terremoto una destrucción sin igual se viera en una zona residencial, donde era claro que las casas no estaban destruidas por un temblor, sino por algo más. Las casas estaban destruidas como si algo de grandes dimensiones hubiera pasado por aquella residencia dejado solo destrucción tras su paso.

Y aun así, la ciudad y su gente siguieron adelante, reconstruyeron aquello que se rompió. Cuidaron y protegieron a sus heridos y enfermos, sepultaron y brindaron respetos a sus caídos. Y con el tiempo, la ciudad de Fuyuki y todos sus habitantes volvieron a levantarse más fuertes que antes.

Inspirados por la devoción y altruismo de dos personas maravillosas que estuvieron a su lado desde el inicio de aquella noche. Sus nombres eran conocidos por prácticamente cualquiera en la ciudad al igual que su fundación, hablando de ellos con un profundo respeto y admiración.

Devoción y altruismo que solo se intensificaba con las historias de la gente, murmullos aquí y haya. Cuentos fantásticos de quienes vivieron la destrucción desde su principio, historias que lentamente comenzaron a volverse leyendas urbanas que los inspiraban a seguir adelante, a convertirse en la mejor versión de sí mismos, siempre intentando ayudar a quien lo necesitara.

Si, la leyenda de Fuyuki. La leyenda sobre los héroes que los salvaron y estaban seguros de que seguían haciéndolo, desde las sombras.

Y no solo a ellos, los ciudadanos de Fuyuki estaban seguros de que los actos inexplicables que ocurrían alrededor del mundo cuando una catástrofe estaba por ocurrir, solo podría ser obra de aquella leyenda. Ya que dichas catástrofes eran detenidas sin ninguna explicación lógica, salvado siempre un gran número de víctimas. Interviniendo en el mundo como sus ángeles guardianes.

Si, la leyenda de los dragones dorados.

La misma leyenda que muchos suplicaban fuera en su rescate ahora mismo. Mientras corrían despavoridos a las afueras de la ciudad. Horrorizados de que aquella pesadilla se repitiera una vez más.

El fuego, la destrucción y el caos era lo único que reinaba la gran ciudad. La gente emprendió su huida a toda prisa de sus hogares o trabajos, tan rápido como sus piernas se los permitían abandonando los vehículos en un intento de evitar el tráfico y desplazarse de una forma más efectiva. Siendo algo incluso doloroso que ellos mismos ya supieran de este tipo de cosas.

En el cielo, alzándose sobre la gran ciudad casi como un dios cruel, cuyo único propósito era sembrar la destrucción. Un gigantesco portal circular reinaba en lo alto, cuyos bordes eran de un rojo profundo como la sangre misma, y en cuyo interior solo albergaba la más profunda oscuridad que nunca nadie hubiera presenciado nunca.

Tanta que parecía absorber la luz de su entorno como si su objetivo fuera sumir todo en esa misma oscuridad. Tiñendo el cielo con un manto carmesí, la ciudad se había vuelto un reino de pesadilla sacado de una historia de horror.

Y no era una suposición cualquiera, pues hasta hace poco, del interior de ese gigantesco portal, un líquido oscuro comenzó a brotar de su interior, consumiendo en fuego todo aquello con lo que tuviera contacto. Y aunque solo hubiera sido por unos breves instantes, fue suficiente para poner a toda la ciudad en alerta máxima.

Corriendo despavoridamente, el eco de pasos apresurados y gritos de desesperación y miedo seria lo único que se escucharía por la ciudad, pero incluso eso, palidecía en comparación con los estridentes y poderosas ondas de choque que resonaban en los cielos con una ferocidad que solo era comparada con una lluvia de truenos, eh incluso esa comparación era minúscula contra aquello que realmente estaban viviendo.

Una pequeña niña, no mayor a cinco años, que estaba siendo cargada por su padre en brazos era completamente ajena al pánico que la rodeaba, era demasiado joven para comprender el peligro que se apoderaba del cuerpo de los adultos.

Su pequeño cuerpo solo era inundado por miedo a lo desconocido y al entorno tan aterrador que sus grandes ojos inocentes podían observar. Siempre fue una niña educada y seguía las reglas de su padre al pie de la letra. Y aun así, bajo la única orden de mantener sus ojos cerrados no pudo ante la curiosidad de su propia inocencia de infante y despego su rostro del cuello de su padre para mirar hacia los cielos.

Donde su mirada se abrió tanto como pudo al contemplar el espectáculo más impactante, pero a la vez el más maravilloso de su joven vida. Arriba en los cielos lejos de la gente a su alrededor dos auras colisionaban por todos los cielos, generando esos grandes estruendos tras su colisión.

Una era un aura oscura, revestida de un rojo carmesí, tan maligno e inhumanamente inquietante. Con simplemente verlo era suficiente para hacer vacilar la voluntad de muchos valientes, sembrando el miedo e incertidumbre.

Mientras que la otra aura era todo su opuesto, ya que era de un color azul intenso y sumamente radiante, de la cual uno solo podía compararse con el cálido y resplandeciente brillo que transmitían las mismas estrellas, cautivando los corazones de quien lo viera.

Con un último choque de ambas auras, otro estruendo le siguió, pero este fue diferente, más poderoso, tanta fue su magnitud que sacudiendo por completo la ciudad. Tanto, que era como si la misma Tierra se estuviera rindiendo ante esas dos auras y su implacable poder.

Tras aquel choque el aura azul comenzó a descender a una enorme velocidad, hasta terminar por estrellarse contra un parque que fue completamente arrasado por la onda de choque. Ocasionando un fuerte temblor que sacudió toda la zona por unos breves instantes.

La destrucción ocasionada había sido enorme, pero poco visible ya que todo se encontraba cubierto bajo una densa cantidad de polvo, imposibilitando una visión completa del daño real.

Descendiendo lentamente hasta aterrizar en lo que alguna vez fue un parque, se hizo presente el dueño de aquella aura tan tenebrosa. Era un hombre adulto de piel oscura, cabello negro y glifos tatuados en todo el cuerpo. Su vestimenta consistía solamente en un paño rojo desgarrado en la cintura, así como una pañoleta del mismo color y vendas negras en sus antebrazos y espinillas.

En su rostro se reflejaba una enorme sonrisa sanguinaria, deseosa de poder obtener más y más destrucción. Pues su plan ya estaba puesto en marcha y solo necesitaba encargarse de los Defensores de la Tierra y ya no habría nadie que pudiera siquiera oponérsele.

- ¿Eso fue todo? – se burló, su voz aguda y llena de locura al igual que de malicia – Supongo que simplemente espere demasiado, que decepción.

Una risa pequeña risa le siguió a su declaración, que rápidamente fue intensificándose hasta ser grandes carcajadas lunáticas resonando por cada rincón del parque. Tanta era su diversión que simplemente no podía contenerla, estaba extasiado de finalmente haber obtenido el verdadero poder y saber que nadie podía hacerle frente solo lo divertía aún más.

Las risas fueron apagándose cuando el sonido de pasos llegó a sus odios hasta ser perfectamente escuchados por todo aquel lugar. Entre la cortina de polvo una sombra comenzó a emerger, volviéndose una silueta cada vez más distinguible pero aun sin una forma clara.

El sonido de los pasos fue acompañado del sonido de un aplauso, lento, pausado, pero claramente contante. Casi como si se tratara de una exclamación a una pequeña burla.

Y finalmente de entre aquella cortina de polvo emergió una mujer. Era una joven en la flor de su juventud, de tan solo 16 años. Emergió con una pequeña sonrisa desafiante aunque algo arrogante.

Su cabello dorado y corto hasta los hombros, alborotado y sin control, con un gran mechón sobre su cabeza, parecía que toda su cabellera era de una textura fina que parece haber sido salpicado con polvo de oro. Su mirada era adornada por ojos grandes y oscuros como la misma noche.

Su vestimenta era claramente inusual, ya que vestía un Gi de entrenamiento de color naranja-rojizo con el emblema de la escuela tortuga en la parte superior izquierda del frente. Dicho Gi de su parte superior derecha se encontraba desgarrado, revelando una camisa azul debajo. Unas muñequeras de color azul, una cinta del mismo color alrededor de su la parte superior de su Gi y botas de color azul marino con bordes de color amarillo.

Era una joven hermosa a la vista de cualquiera. Su delicado y fino rostro, adornado con sus grandes ojos y sus labios perfectamente proporcionados y equilibrados. Siendo un rostro seductor, además de cautivador.

Su cuerpo era claramente más robusto que el de una mujer común y corriente. Con músculos mucho más tonificados y marcados, solo le otorgaban un aura de poder y superioridad. Y aun así, poseía una figura hermosa que deslumbraría a cualquiera.

Un cuerpo que forjo y fortaleció con el pasar del tiempo, bajo un duro y extenuante entrenamiento, con el único propósito de cumplir su objetivo.

Pero lo más característico de aquella misteriosa joven, lo que sobresalía sobre todo lo demás, era sin duda alguna una cola de mono de un pelaje idéntico al de su cabello, justo en su espalda baja la cual atravesaba su pantalón y que se balanceaba ocasionalmente.

Su cuerpo presentaba varios rasguños, moretones, los cuales de ninguna manera parecían provenir de su fuerte caída. Una pequeña línea de sangre comenzó a brotar de la comisura de sus labios sin aparentemente preocuparle en lo más mínimo.

La joven dio un último aplauso, mientras su sonrisa permanencia en su lugar. Para luego llevar su puño a sus labios y limpiar la sangre de su boca. Se detuvo un segundo para mirar la sangre que había limpiado con su puño, casi con asombro de que aquello realmente estuviera allí.

- Deberías sentirse orgulloso, ¿sabes? – hablo, su voz suave y elegante, aunque rebosante de confianza – No muchos son capaces de llevarme hasta este extremo – elogio con burla, mientras estiraba su cuerpo eliminando la rigidez de su cuerpo por la caída – Pero ya me cansé de jugar, me encargare de acabar contigo.

- ¡Oooh! Veo que tienes mucha seguridad en ti misma, mocosa – se burló mientras pequeñas risas se le escapaban – Pero sabes, no deberías estar tan confiada. Ya que solo te estas metiendo en los asuntos de los adultos, una patética excusa de cría no comprendería la magnitud de mi poder.

- He, ¿lo dice quién solo es un patético títere de ese maldito Beast? – cuestiono, su sonrisa solo agrandándose cuando vio la molestia en esa abominación.

- No te creas mucho, chiquilla insolente. ¡Nunca me rebajare a ser su títere! – en una explosión de rabia, su grito fue reforzado cuando su aura rojiza se intensifico, desplegando fuertes corrientes de viento – ¡Soy yo quien lo está utilizando y no al revés! seré yo quien verdaderamente perdure – aseguro, calmándose un poco y regresando su aura a la normalidad.

- Si, pensé que dirías algo parecido – siguió burlándose sin inmutarse un poco por esa rabieta – Porque no dejas al joven que poseíste y te enfrentas a mí. Si lo haces te prometo que tendrás una pequeña pisca de mis respetos.

- Veo que aun estas preocupada por mi contenedor – dijo renovando su sonrisa lunática al tiempo que señalaba su pecho – Lastimosamente te equivocas, yo no poseí a nadie en contra de su voluntad. Mi contenedor se ofreció voluntariamente a mí, desesperado por el poder. Desesperado por ser reconocido, deseando salvar a todos, intentando ser aquella versión retorcida de su mente de un héroe de la justicia – se burló, estallando nuevamente en carcajadas.

- Maldito iluso – murmuro para sí misma con molestia ante lo que escucho – Sabía que era un ignorante idealista pero nunca que fuera estúpido – se quejó ya que nunca le agrado ese sujeto y no sabía porque su prima le tenía tanto afecto, que era la única razón de no usar todo su poder y acabarlo de una buena vez.

- No te sientas mal por él. Ya que él está feliz con lo que recibió y yo también – expreso con diversión, notando que finalmente había logrado molestar a su oponente – Shirou y yo, seremos grandes compañeros.

- "Bien, parece ser que no sé a dado cuenta" – pensó, dándose cuenta de que una firma de energía finalmente había llegado justo al centro de la ciudad – "Vamos, Ilya. De ti depende nuestra victoria" – se dijo con alivio, ya que todo esto solo era parte de su plan.

- Bueno, ya me cansé de hablar. Es hora de desmembrarte parte por parte y hacerte lamentar el momento en que pensaste que podrías hacerme frente – con total confianza dio un paso al frente, listo para cumplir su amenaza – Es una lástima, ahora que poseo este maravilloso poder, llamado Ki, debo acabar con la vida de un semejante que posee ambas energías.

- ¡Silencio, maldito hereje! – ordeno con un fuerte grito que denotaba toda su molestia y rabia – Yo no soy tu semejante. Tú no eres más que una maldita aberración que me encargare de erradicar, de una vez y para siempre. Y por mi honor como caballero y guerra que soy, me asegurare de que no lastimes a ningún inocente más – decreto, finalmente su paciencia había llegado a su límite.

La joven, normalmente serena y segura de sí misma, ahora mismo estaba furiosa ante la mención de ser rebajada como un ser igual a esa abominación de la naturaleza. Ya había tolerado lo suficiente y no estaba dispuesta a seguir soportarlo por un segundo más.

Esta pelea se había alargado más de lo necesario y solo estaba poniendo en peligro la vida de la gente inocente, en un intento de salvar a un joven que se dejó seducir por el poder. Su compasión por ese chico se había acabado al enterarse que al seguir su estúpido sueño fue capaz de condenar a cientos.

Ya no más, como acto de misericordia le daría una muerta rápida, que era más de lo que se merecía. Así que estaba lista para pelear en serio y ponerle fin a todo esto, ya podría disculparse con su prima después, ella entendería sus motivos. Elevando su energía al máximo, su cuerpo se vio rodeado por un aura de partículas azules, manifestación de su "Ki mágico", como ella lo había nombrado.

Alrededor de su cintura se materializo una falda de color azul con armadura en los costados, la cual tenía una pequeña abertura en la parte posterior que le permitía a su cola seguir expuesta. En sus brazos se formaron un par de guanteletes con un particular diseño al estar dividido en tres partes justo en la parte del antebrazo con picos sobresaliendo de cada división.

Finalmente en su pecho se materializo un peto ajustado a su definida figura. Y justo en el centro de su pecho, se encontraba gravado en un tinte azul el emblema de su familia. Uno que siempre lucia con orgullo y respeto.

- No... no es posible... esa apariencia... – murmuro con una gota de sudor recorriendo su rostro, no pudiendo evitar sentir un escalofrió recorrer su cuerpo. Sus recuerdos fracturados comenzaron a tener sentido cuando vio a esa joven – Esos... ojos... recuerdo esos... ojos...

- Vaya, feo que finalmente recuperaste algo de tu cordura, eso lo hará más divertido – afirmo, formando una sonrisa arrogante – Te has perdido de mucho en estos 20 años – extendiendo su brazo al frente y partículas doradas comenzaron a arremolinarse en su mano – ¡Ven a mí, Caliburn!

Cerrando su mano en un puño, la legendaria espada Caliburn se materializo en una explosión de partículas doradas. Brillando con todo su esplendor, solo que la antigua inscripción grabada con oro en el mango ya no estaba. Esta era su arma por derecho al convertirse un caballero digno de su nombre y apellido, con la cual se enorgullecía de ser tan fuerte como para cargar con las expectativas de sus padres.

Poniéndose firme el suelo bajo sus pies comenzó a temblar de una forma violenta y las rocas a su alrededor comenzaron a levitar y pulverizarse bajo la presión de todo el poder que estaba liberando.

- No, es mentira – en pánico por lo que su vista le mostraba comenzó a perder los estribos ante el miedo que le recorría el cuerpo – ¡Algo como tú no debería de existir!

Estallando en rabia extendió sus brazos al frente y disparo una gigantesca esfera rojiza de Mana y Ki. Su miedo y paranoia lo dominaron por completo y decidió acabar con la vida de esa adolescente antes de que su propia existencia corriera peligro. Ya que no había llegado a este mundo con nuevos poderes solo para morir.

Así que lanzo la mayor cantidad de energía que pudo reunir con el fin de acabar con la vida de la rubia de un solo ataque, ya no dispuesto a seguir corriendo riesgos innecesarios.

- Te derrotare porque yo soy...

La adolescente adopto una posición de pelea única para un combate tanto con arma como para cuerpo a cuerpo, una pose única que ella misma creo al heredar los estilos de pelea de sus padres. Y con un solo movimiento elegante de su espada, corto en dos aquella ráfaga de energía como si no fuera nada, provocando que ambas mitades pasaran inofensivamente a cada costado.

- ¡Yo soy Son Vanessa Pendragon! ¡Primogénita de Son Goku y Arturia Pendragon! – rugió con todas sus fuerzas elevando sus poderes a niveles inimaginables y sus palabras siendo reafirmadas por la explosión de aquellas mitades de la esfera de energía – ¡Y seré yo quien acabe contigo, miserable hereje!

¡Y eso fue todo!

Una historia mejorada al máximo de un pequeño capitulo que subí hace ya más de un año si la memoria no me falla. Fue una historia que se me ocurrió como una simple broma al simplemente dejar llevar mi imaginación y la plasmaba en un escrito.

Ahora, yo sé que muchos se preguntaran si esto es canon o no y la respuesta es: quien sabe. Yo sé la respuesta pero en ustedes esta si creen si esto es canon o no ya que realmente esto no afecta en nada a la historia actual, la felicidad de esto está en el creer hahahaha.

También, por si no lo sabían pues se los dejo un poco más claro, ¡yo odio con todo mi ser a Shirou! Es sin duda alguna de mis personajes más odiados de todos los animes, justito al lado de Suzaku Kururug, esos dos son un dolor de cabeza para mí.

Así que pensé: ¿Cómo lo puedo humillar a él y a su estúpido ideal retorcido? Y como la respuesta no me vino en mi historia, mejor lo puse aquí Xd

En realidad no hay mucho que decir ya que esta historia es punto y aparte de Fate Z: La Leyenda Jamás Contada. Solo que Vanessa es una adolescente con un potencial gigantesco en especial por su posición única de ser capaz de moldear una nueva clase de energía, una mescla única de Ki y Mana, dotándola de los mismos poderes que sus padres, pero a la vez de otras habilidades.

Su personalidad en batalla es claramente arrogante y segura, pero nunca confiada. Analiza al oponente de inmediato y está lista para acabarlos a la brevedad, aun a pesar de disfrutar de luchar justo como Goku, prefiere mil veces acabar con las cosas antes de que se salgan de control y pueda poner en peligro la vida de inocentes, justo como Arturia.

En batalla es en definitiva una caballero y guerrera, perfecta y eficaz, disfrutará de la pelea pero no perderá el tiempo en darle una oportunidad a su enemigo, no fanfarronear sobre su poder o sobre su superioridad, ella hará el trabajo dando lo máximo desde el inicio.

En la vida cotidiana es una joven simple y feliz, que disfruta de la vida al máximo siempre adornando cualquier lugar al que iba con una enorme sonrisa. Es lista y floja, ligeramente torpe pero con modales y un vocabulario extremadamente refinado, todo gracias a la dualidad de quienes son sus padres.

Es cierto que use una imagen ya hecha de un artista para elegir su figura, pero la verdad es que ya tengo su diseño sobre cómo va a ser. Ya que realmente me encanto el diseño que cree en especial porque no es una copia al calco de Goku o Arturia, sino lo que es una mezcla de ambos, exactamente como es Gohan.

Con suerte, en un futuro subiré a Patreon su diseño.

Sin nada más que decir, recuerden apoyarme en Patreon y vernos lo más pronto posible en otro capítulo de esta gran historia. Hasta la vista raza, cuídense y felices fiestas!!!


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