Capítulo 9
Realmente no le veía el problema a darle mi número, solo que me resultaba extraño que alguien como él lo quisiera. Finalmente, y sabiendo que Zack no era un mal tío, acepté, más que nada porque debía irme, aunque también porque tenía grandes esperanzas de que me llamara para quedar o algo.
Me regañé a mí misma, ¿qué estaba pensando? ¿Quedar con Zack? ¿Quedar con un SOLDADO? ¿Desde cuándo me había vuelto tan ilusa? Pero si no quería mi número para eso, entonces, ¿para qué lo quería?
Me fui de allí con la cabeza hecha un lío, pero también sintiéndome como si flotara en una nube. ¡Zack se había interesado por mí! Al menos, eso me parecía. Sacudí la cabeza, quizá él solo quería ser amigo mío porque le caí bien, que seguramente era lo más probable.
Suspiré al entrar en el ascensor, ¿por qué me decepcionaba que Zack quisiera solamente ser amigo mío? Yo estaba bien con Reno, ¿qué más necesitaba? Exacto, nada. Fruncí el ceño y negué con la cabeza, llamándome de todo menos bonita en mi fuero interno.
Al llegar al despacho de Tseng toqué la puerta y, como siempre, entré una vez que me lo permitió. No estaba solo, sino que Elena estaba allí con él.
—¿Reno vendrá con nosotros? —Preguntó Elena, llamando mi atención.
—Por supuesto, es el mejor piloto que tenemos —le respondió Tseng dejándome asombrada, eso sonaba a que Reno llevaría un helicóptero.
Decidí entonces acercarme a la mesa, recibiendo más documentos para llevar.
—Llévaselos a Lazard —me dijo para luego darme permiso para irme sin siquiera pedirlo.
Una vez en el pasillo decidí mandarle un mensaje a Reno para decirle que le iban a mandar de misión, y a los pocos minutos recibí una llamada suya, pero la rechacé y le dije que hablaríamos a la hora de la comida.
Cuando llegué donde el director Lazard, toqué la puerta y entré una vez que él me lo dijo, dejé los documentos y me fui tras recibir su permiso. Volví al despacho de mi padre con documentos que me dio Lazard, referentes a la operación que se llevaría a cabo, así que supuse que no solo los Turcos realizarían la misión.
Fue entonces que recordé a Zack, ¿él iría también? De ser así, esperaba que todo saliera bien.
Lo que restó hasta la hora de la comida fue todo como siempre, sin encuentros ni nada, solo viajes y papeles por doquier. Me encontré con Rude en el ascensor, y me extrañó que no fuera con Reno, ya que ellos eran uña y carne, o eso tenía entendido.
Una vez en la cafetería, y ya sentados todos a la mesa, Elena, Rude y Reno se pusieron a hablar de la misión. Obviamente, antes de que Elena le dijera a Reno que tendrían una misión, Reno le dijo que ya lo sabía, ya que yo misma se lo había dicho.
En ese momento algo se me vino a la mente:
—Elena —llamé la atención de la rubia.
—¿Sí? —Me respondió ella.
—¿Sabes si Tseng formará parte de la plantilla de la misión?
—No es una operación muy compleja, así que supongo que de momento no viene, pero la última palabra la tiene él —explicó.
—Conociéndole seguro que va, es muy perfeccionista y no me extrañaría que quiera ir y supervisar todo desde la primera línea —reflexioné, conocía muy bien a mi padre.
—Acabas de describir a Tseng a la perfección —comentó Cissnei medio riendo.
—Ya te digo —apoyó Reno, solo que él sí estaba riéndose abiertamente.
Y así fue como pasó la hora de la comida, entre risas y comentarios acerca de Tseng. Al salir de la cafetería me crucé con Zack y le saludé.
—¿Qué tal las analíticas? —Le pregunté al recordar los documentos que le había llevado.
—¡Todo perfecto! ¡Estoy como un toro! —Su efusividad y felicidad me hicieron sonreír.
—Eso es genial —le respondí. —Bueno, ya vamos hablando, que tengo que volver al trabajo —no quería despedirme de él, pero tenía que hacerlo.
—Suerte —me sonrió enormemente y yo volví con Reno.
Y así volvió a transcurrir el día, y de nuevo me crucé con Sephiroth, a quien nuevamente traté de esquivar, pero esta vez de una manera más sutil, poco a poco, ya que quería quitarle de la cabeza esa idea de que yo le estaba evitando.
Al caer la noche, y en vista de que no podía dormir tal y como otras noches, decidí llamar a Reno:
—¿Sí? —Habló con voz adormilada.
—Reno, ¿puedo ir a tu cuarto? —Pregunté calzándome.
—Te abro la puerta —sonreí y colgué, no hacían falta más palabras.
A la mañana siguiente, mi rutina fue la misma: desayunar con los Turcos y luego ir al despacho de mi padre para estar de aquí para allá llevando documentos. En cierto momento, tuve que ir a llevarle unos documentos a Angeal, quien estaba entrenando con Zack.
Al ver al más joven, me sentí nerviosa, esos ojos imbuidos en mako, esa sonrisa amable y cordial a la vez que bromista... ¿qué me estaba pasando con ese chico?
Antes de que pudiera salir de la sala de entrenamiento, Zack me dijo que quería hablar conmigo, así que acepté y él le pidió un pequeño descanso a Angeal, cosa que se le fue concedida.
—¿Ocurre algo, Zack? —Pregunté una vez que salimos de la sala.
—No, tranquila —me sonrió. —Es solo que me gustaría invitarte a una cosa —me dijo con los ojos llenos de brillante esperanza.
—Soy toda oídos —respondí, solo esperaba que no fuera algo que me pudiera meter en problemas con Tseng.
—Verás, el Sábado por la noche Angeal y yo saldremos por Midgar, y me gustaría que tu vinieras —abrí los ojos como platos.
—¿Me estás pidiendo una cita? —Medio reí, aunque en el fondo me moría de ganas de que Zack me invitara a salir.
—Más o menos —soltó como si nada, haciendo que un sonrojo se instalara en mi rostro. —¿Qué me dices? —Me miró fijamente con sus brillantes ojos.
—Yo... Lo tengo que pensar —me dolía tener que decirle eso, pero Tseng me preocupaba mucho.
—Si te preocupa que Tseng te llame la atención, Angeal puede cubrirte —me tranquilizó, pero negué con la cabeza.
—Yo te aviso, ¿vale? —Realmente me sabía muy mal tener que darle un posible no, pero no solo Tseng me preocupaba, ¿y si los Turcos me invitaban a salir? ¿Qué le diría a Reno? Él era mi mejor amigo, no podía rechazarle por Zack, alguien que acababa de conocer y que... ¿me gustaba?
Lo peor de todo era que no podía contarle nada a Reno que incluyera a Zack. Podía decirle que era mi amigo, pero no decirle que me sentía confusa en cuanto a mis sentimientos hacia él. Sabía que entre Reno y yo no había nada sentimental, solo sexo y disfrute mutuo, pero si empezaba una relación con Zack lo que tenía con Reno debía acabar, y no sabía cómo se tomaría eso el pelirrojo.
Ambos acordamos no ocultarnos nada, pero temía perder mi relación con Reno por Zack. Tanto Reno como yo sabíamos que lo del rollo de amigos con derechos se acabaría tarde o temprano, pero ahora que era yo quien debía digamos “cortar” con eso, no sabía cómo.
Sacudí la cabeza, alejando esos hipotéticos pensamientos de mi cabeza, ya que, si Zack finalmente no sentía lo que yo, no tendría que dejar la relación con Reno. Lo peor de todo era que yo ni siquiera sabía a ciencia cierta lo que sentía por Zack.
¿A quién pretendía engañar? Zack me gustaba, me ponía nerviosa cuando le veía, y ni hablar de cuándo él me hablaba o simplemente me miraba. Además de que me sentía muy feliz cuando me prestaba atención, aunque solo se tratara de un simple “hola”.
—¿Gissey estás bien? —Estaba tan metida en mis pensamientos que se me había olvidado por completo que estaba con Zack.
Asentí torpemente con la cabeza para luego despedirme del chico y dirigirme al ascensor, con la cabeza hecha un total y absoluto lío.
Pasaron las horas, y una vez sentada a la mesa junto a todos los Turcos, Reno habló:
—¿Os habéis enterado? —Ante las miradas de confusión de todos los allí presentes, el pelirrojo prosiguió: —Hay varios de SOLDADO que vendrán con nosotros —escuchar aquello hizo que me preocupara un poco, iba a preguntar, pero Cissnei se me adelantó:
—¿Quiénes son?
—Por lo que he escudado, un tal Fair y su mentor, Angeal. Además de varios de infantería —al escuchar aquello mi corazón dio un vuelco. Estaba tranquila por Reno, él sabía cuidarse y yo misma sabía que nada le pasaría, pero me preocupaba Zack, no sabía a ciencia cierta cómo era el chico realmente a la hora de luchar. Sabía que era un SOLDADO segunda clase, pero eso tampoco me decía mucho.
Seguramente debí de quedarme blanca, ya que Elena, algo extrañada, me preguntó si me encontraba bien, a lo que obviamente respondí que si.
Después de eso, los Turcos no pararon de hablar de Hewley y de lo fácil que sería la misión, mientras que yo solo escuchaba en silencio, realmente preocupada por Zack y pensando en todas las preguntas que le haría a Reno tan pronto como pudiese.
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