Capítulo 47

Giselle's POV:

Desperté aturdida, me pesaban mucho los ojos y sentía la cabeza hecha un completo lío, todo me daba vueltas sin control alguno. Gruñí a causa de la punzada que sentí en la sien, primero el mareo y ahora un dolor de cabeza de mil demonios. Genial.

Pero lo peor fue descubrir que estaba atada y suspendida en el aire, con el vacío de Mako bajo mis pies. Pronto el olor me asaltó, haciéndome querer vomitar por la intensidad del mismo. Chillé asustada al verme en aquella tesitura, moviendo los pies en un vano intento de liberarme.

—Tranquila princesita, no te vas a caer —uno de los soldados de Wutai se reía de mi desde el suelo.

—¡Soltadme! —Exclamé, sabía que no iba a servir de mucho, pero no perdía nada por intentarlo.

—No hasta que tus amiguitos de Shinra nos traigan lo que les hemos pedido —respondió otro de ellos.

Habían tres soldados ahí dentro, y pronto me di cuenta de que estábamos en uno de los reactores de Mako de la ciudad. Solo esperaba que la ayuda viniera pronto, me iba a volver loca de estar ahí colgada.

Tiempo después decidieron bajarme, principalmente porque necesitaba ir al baño urgentemente y además había vomitado. La verdad me sorprendió lo humanos que fueron en ese sentido, pero yo no era una amenaza realmente; ellos eran tres, y yo solo una, y encima mujer y secretaria sin ningún conocimiento de pelea.

***

No sabría decir si habían pasado días, semanas o solo horas, pero allí seguía yo, solo había comido un par de veces, y fueron unas comidas muy pobres, demasiado. Al menos me daban cuanta agua como necesitase, pero igualmente era horrible estar ahí.

Miré hacia arriba, al metal sobre nuestras cabezas, y pensé en Zack, Angeal y mi padre. Si Tseng se había enterado de que Zack estaba conmigo, que era lo más probable, no quería imaginarme cómo se había puesto con el moreno. Solo esperaba que no se hubiera pasado mucho con él.

Luego estaba el asunto de la pierna de Zack, ¿habría sanado? ¿Estaría bien? Rezaba por que así fuera, él era fuerte y se recuperaba rápido, tal y como todos los SOLDADO de Shinra, así que sí o sí tenía que estar bien, estaba convencida de ello.

Finalmente estaba yo, mis propios demonios habían vuelto, y tenía miedo de que después de esto volviera a recaer en aquellos desórdenes alimenticios de hace unos años, además de que el asunto de Sephiroth me carcomía de nuevo.

Tenía que hablar con Zack y explicarle todo, aun si eso conllevaba que no quisiera saber nada más de mí. Merecía la verdad, ya no me importaban las amenazas de Sephiroth. Debía contarlo y destapar la falsa fama de buen hombre y salvador que el general tenía.

***

Según lo que escuchaba de los soldados de Wutai, habían pasado dos días de los tres que le habían dado a Shinra para venir y realizar el intercambio de la información y las Materias por mí. Estaban tardando, y eso era o bien porque estaban ideando un maravilloso y elaborado plan o bien porque realmente no sabían qué hacer. Me desesperaba pensar en lo segundo, ¿qué pasaría si el contador llegaba a cero? ¿Qué harían conmigo? ¿Llevarme a Wutai con ellos y hacerme una especie de esclava? ¿Amenazar de nuevo a Shinra con algo más fuerte? No lo sabía, pero demasiado mareada estaba ya como para ponerme a pensar en todas las situaciones posibles.

No sabía si eran imaginaciones mías o no, pero sentía que mi cuerpo estaba cambiando por culpa de estar tanto tiempo allí metida, oliendo a Mako constantemente y con él bullendo bajo mis pies. ¿Me estaba convirtiendo en SOLDADO poco a poco? ¿Terminaría siendo como Zack y los demás? ¿O por el contrario no lo conseguiría y moriría por culpa de sobredosis de Mako? En aquel momento, y con esos pensamientos en la cabeza, recordé aquel día que Angeal me explicó el proceso de conversión, y sentí verdadero miedo. Yo no quería ser como ellos, no quería ser alguien que peleaba, yo no valía para eso, y no sabía si, en el caso de que mi cuerpo estuviera cambiando, los cambios podrían ser reversibles o no.

Unas horas después, cuando ya el sueño se estaba apoderando de mi cuerpo de nuevo, pude ver que mis captores se ponían tensos a causa de la llegada de alguien: Zack. Tragué al verle, andaba sin ningún tipo de problema, y no llevaba ninguna espada con él, solo dos maletines, uno en cada mano.

Los soldados de Wutai le apuntaron con sus armas tan pronto como le vieron, y yo puse los ojos en blanco ante aquello, era obvio que no había venido con intención de luchar. De repente, un pequeño destello rojo a lo lejos llamó mi atención. Miré hacia él, arriba, en las vigas del reactor, y no pude creer lo que mis ojos vieron: Reno estaba allí, agazapado como un gato, mirando todo desde las alturas. Solté una exhalación por la sorpresa, pero pronto el pelirrojo me indicó que guardara silencio al poner su dedo índice sobre sus labios.

Iba a salir de allí sana y salva, estaba convencida de ello.

En un abrir y cerrar de ojos Reno saltó de la viga y cayó a mi lado, cargándome en sus brazos sin que los de Wutai se dieran cuenta ya que estaban demasiado pendientes de Zack. Acto seguido de acomodarme bien, Reno apretó un botón de su cinturón y salimos disparados hacia las alturas, posándonos en la viga desde la que me miraba.

Quise hablar, pero nuevamente me mandó callar.

—Hablaremos cuando salgamos de aquí —susurró en mi oído, echando a correr por la viga.

Tenía muchísimo miedo de que cayéramos, para mí la viga era muy fina como para poder correr por ella, pero parecía que Reno no tenía problemas con eso. Tras un rato corriendo, salimos del reactor sin ser vistos, llegando a una furgoneta negra con los cristales tintados.

—¿Qué haces aquí? —Pregunté, asombrada de que él estuviera aquí y no en Wutai con Sephiroth.

—¿Qué tal un hola o un gracias? —Escupió con rabia. —¿Esperabas que fuera Zack? Pues lo siento.

—Yo... —susurré —. Pensaba que estabas en Wutai. Con Sephiroth.

—Me ordenaron venir tan pronto como te secuestraron, Tseng estaba hecho una furia en aquel momento —contestó.

El ambiente se quedó muy tenso después de aquello, no esperaba que nuestro reencuentro fuera así. No sabía qué decir, las cosas con él terminaron demasiado rápido y muy, pero que muy bruscamente. Era extraño estar a solas con él.

—Te he echado de menos —admití, con lágrimas en los ojos. No estaba mintiendo, todo aquel tiempo que no tuvimos contacto fue horrible para mí, y sabía que también para él.

—Y yo a ti —respondió instantes después, pareció dudar de si debía o no decir aquellas palabras.

En vista de que él no sabía qué hacer decidí tomar la iniciativa y lanzarme para abrazarle fuertemente, había echado aquello de menos, demasiado. Y él también.

Unos minutos después, aún sentados en la furgoneta a la espera de la llegada de Zack, comencé a sentirme muy mareada. Pronto llegaron las náuseas y el dolor de cabeza, y tan pronto como gruñí y me dejé caer en el respaldo, Reno me miró y se quedó con la boca abierta.

—¿Qué pasa? —Musité, agarrándome la cabeza.

—Tus ojos... ¡Hay que ir a Shinra cuanto antes! —Exclamó hacia el conductor. —Rude, ¡arranca!

—No hasta que Fair venga. Relájate, ya está fuera, se pondrá bien —sentenció, intentando que Reno se calmara.

Un par de minutos después Zack entró a toda prisa en la furgoneta, gritándole a Rude sin descanso que arrancara y saliera de inmediato de allí.

–¿Gissey? —susurró Zack al verme, que mis ojos habían cambiado era algo demasiado evidente.

—Solo decidme si es reversible o no, por favor —gruñí mientras sentía como el mundo iba girando más y más rápido para mí, era una sensación demasiado desagradable y odiosa.

—En teoría debería serlo —habló Zack, cada vez le escuchaba más lejano y mis párpados pesaban más a cada segundo que pasaba.

—No te duermas Gissey —instó Reno moviéndome un poco, tenía miedo de que no volviera a abrir los ojos, podía verlo en su mirada.

—Me encuentro muy mal —repliqué llevando mi brazo a mi frente, respirando de forma acelerada. Algo estaba realmente mal dentro de mí, podía sentirlo. No iba a salir viva de esta.

Aquellos pensamientos no hicieron más que angustiarme aún más, haciéndome hiperventilar. Reno tiró de mi brazo y pegó su frente con la mía.

—Mírame —exigió —. Te vas a calmar y vas a salir de esta, ¿me oyes? Sé lo que estás pensando, pero no vas a morir de sobredosis de Mako. Sólo has estado un par de días oliéndolo, eso no puede matarte.

Reno me conocía demasiado bien, y esta escena me recordaba demasiado a aquellos tiempos en los que él era mi único apoyo emocional. Habíamos estado así muchas veces antes, pero jamás en presencia de alguien más. Tragué saliva y miré los ojos de Reno, que estaban llenos de lágrimas.

Él también tenía miedo de perderme por culpa del Mako, pero no iba a ser tan malo, ¿no? 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top