Capítulo 33

—Sephiroth… —Susurré, viéndole tras de mi a través del espejo.

—¿Estás bien? —El mal olor aún prevalecía un poco en el baño, así que eché un poco de ambientador y salí de allí, ignorando al de pelo plateado.

—He estado peor —respondí, sentándome en la silla del escritorio mientras que él ocupaba un asiento del sofá. —¿A qué has venido? —Musité, mirando el techo.

—¿No es obvio? A pasar la tarde con mi novia —comentó mirándome.

Por un momento pareció que el cielo se apiadaba de mi, ya que su teléfono sonó y él salió del cuarto. Los pocos minutos que duró la llamada pude respirar tranquila y pude quitarme la tensión de mis hombros.

Afortunadamente él tuvo que marcharse a atender unos asuntos de primera clase. El silencio de la habitación se sentía como un arma de doble filo, era reconfortante porque estaba sola, sin él rondándome, pero a la vez permitía que mi cabeza y mis recuerdos no parasen, dando vueltas en mi cabeza y mi cuerpo sin ningún tipo de freno o atadura.

Unos suaves golpes en la puerta me sacaron de mi mundo, así que fui hacía allí y abrí, viendo a Cloud allí parado.

—¿Ha pasado algo Cloud? —El hecho de verle allí solo me asustó, ¿y si venía a decirme que algo malo le había pasado a Zack? El rubio negó con la cabeza.

—Solo venía para invitarte a nuestro entrenamiento, Zack me ha dicho que quizá te hacía ilusión venir —se le notaba nervioso, miraba de cuando en cuando al suelo y se rascaba la nuca.

—Dame cinco minutos para cambiarme y voy —asentí. —¿Planta 49?

—Exacto, te esperaré a la salida del ascensor —y se marchó.

Me deshice del uniforme de Turco y me puse unos vaqueros y una sudadera gris, pese a que estábamos en el edificio se notaba que el invierno estaba llegando a la ciudad de Midgar.

Salí de allí y cogí el ascensor, yendo a la planta que el rubio me indicó. Como prometió, allí se hallaba él, esperándome pacientemente para llevarme a la sala en la que Zack estaba entrenando.

—¡Gissey! —Exclamó el moreno, abrazándome. Demasiado contacto físico hoy para mi gusto, pero era Zack, él lo tenía permitido.

—Hola también —saludé, devolviendo el abrazo. Los brazos de Zack eran increíblemente reconfortantes.

—¿Todo bien? —Se separó un poco de mi y sus brillantes y hermosos ojos azules se clavaron en los míos. Asentí.

—¡Todo en orden SOLDADO Zack! —Exclamé, poniéndome firme y con la mano en la frente, a modo de saludo militar, como si él fuera mi superior.

—Descanse señorita —me siguió él la broma.

Hice lo que él me indicó y poco tiempo después, cuando yo ya estaba en la pequeña sala de control, ellos empezaron a entrenar. Los golpes iban y venían, y pese a que Zack tenía más rango dentro de la compañía que Cloud, el combate estaba muy igualado. La verdad era que resultaba una verdadera gozada verlos luchar, eran ágiles y brutales a la vez, aunque hacían ver el combate como si fuera una grácil danza.

Cloud era muy ágil, esquivaba con fintas muy rápidas y casi ipso facto de que Zack lanzase el ataque. Por su parte el moreno era pura fuerza bruta, lanzaba tajos certeros y muy bien orientados, buscando siempre los puntos vitales del rival.

—¿Quieres probar un poco, Gissey? —Ofreció Zack, intentando recobrar el aliento, yo salí de allí y me reuní con ellos.

—La verdad es que no es que me haga mucha ilusión aprender a luchar, además de que dudo mucho que sea mi fuerte —rechacé la oferta amablemente, no estaba muy interesada en aprender esas cosas.

—Te vendrían bien para defensa personal, pero como veas —aconsejó Zack, lanzando un tajo traicionero hacia el rubio, quien lo esquivó perfectamente.

—¡Eso ha sido un golpe bajo! —Se quejó Cloud. —¡Te vas a enterar! —Y se lanzó con todo contra Zack, desarmado.

Cayeron al suelo y rodaron más o menos medio metro por él, peleando por quedar encima del otro.

—¡Eres una sucia rata apestosa y traicionera! —Acusó el rubio, perdiendo la pelea y quedando bajo su amigo.

—¡En la guerra nunca debes bajar la guardia, infantería! —Recordó el segunda clase, poniéndose en pie.

—¡Ahora verás! —Y Cloud le hizo un barrido a Zack con el pie, tirándolo de bruces al suelo.

Pese al humor de perros que tenía y la sensación de ausencia, aquella escena logró hacerme reír. Querían parecer enfadados el uno con el otro, pero era obvio que ellos también estaban pasando un buen rato y se estaban divirtiendo y riendo por dentro.

—¿Te ríes de nosotros? ¡Ahora te vas a enterar tú! —Zack se levantó del suelo y me cogió como si fuera un saco de patatas, cargándome en su hombro y dando vueltas sobre sí mismo, haciéndome sentir mareada.

—¡Para, para! —Supliqué. —¡Lo siento! —Exclamé, consiguiendo que me bajara al suelo de nuevo.

Estaba completamente mareada, hasta el punto de trastabillar y tener que aferrarme a Zack para no caerme.

—Tío te has pasado —regañó Cloud.

—Estoy bien, no os preocupéis —sonreí, ya se me estaba pasando.

Una hora después, y tras haber quedado ambos completamente bañados en sudor, nos fuimos de allí a nuestras respectivas habitaciones, ya quedaba poco para la cena, así que me di una segunda ducha y bajé a la cafetería.

Y obviamente tuve que cenar con Sephiroth y Génesis, ya que Angeal tenía unos asuntos que atender con Lazard, seguramente para ultimar detalles y perfeccionar la estrategia para la misión del próximo miércoles.

Si con Angeal en la mesa me sentía fuera de lugar, podéis imaginar fácilmente cuan desubicada me sentía estando a solas con ellos. Estaban hablando entre sí, y yo apenas hacía intervenciones en la conversación, no tenía nada que aportar, además de que estaba harta de estar con Sephiroth y de verle el día de hoy. Aborrecía completamente su presencia, ya hasta su aroma me asqueaba.

Pensé en la escena del ascensor de por la mañana, en lo idiota que fui al decirle que yo tenía la culpa. Estaba tan ida y ausente que fue lo único que se me ocurrió para decirle. Pero ahora que pensaba en ello fríamente pude ver sin ningún problema que aquel abrazo no fue más que un intento de manipularme e intentar hacerme sentir que estaba realmente arrepentido de sus actos.

Sacudí la cabeza, me había quedado demasiado hundida en mis pensamientos. Tanto Sephiroth como Génesis habían terminado su cena, mientras que yo aún iba por la mitad de la mía.

—¿Todo bien, Gissey? —Preguntó suavemente, poniendo su mano en mi espalda baja.

—Sí, no te preocupes —¿qué otra respuesta podía darle? Exacto, ninguna.

Unos veinte minutos después yo ya me encontraba en mi cuarto, poniéndome el pijama con el dolor en el vientre asolándome de nuevo. Gruñí y me tomé una de las pastillas que Angeal me había traído la noche anterior.

No sabía si era porque era algo que nunca había tomado o porque quizá era medicación marcial, pero la pastilla hizo efecto en seguida, quitándome el dolor en menos de diez minutos. Llegué a la conclusión de que seguramente era medicación puntera de Shinra, no era normal que hiciera efecto tan rápido.

Decidí entonces preparar la colada, aún era temprano como para acostarme, así que me metí en el baño y vacié el cubo que tenía para la ropa sucia, metiendo todo en un petate que Tseng me había dado unos pocos días después de entrar a la compañía.

Mientras guardaba la ropa una de las prendas se me resbaló, era una braga, la que me había puesto tras la ducha cuando pasó lo de Sephiroth. Pero lo que llamó mi atención fue que había sangre seca ahí. Tragué saliva, yo no estaba con mi período, así que eso solo significaba una cosa: Sephiroth me había causado daños internos.

—Mierda... —Susurré, no podía acudir a la enfermería para que me hicieran un chequeo, eso sería un suicidio.

Solo me quedaba rezar para que el daño no fuera muy grave y me recuperase pronto.

Después de aquello terminé lo que estaba haciendo y me dieron ganas de romper el espejo debido a una mala jugada que me hizo mi mente: el general reflejado tras de mí, mirándome con aquella sonrisa felina cínica, divertido de verme en aquella situación de desesperación e impotencia.

Sacudí la cabeza y salí de allí, dejando el petate en una de las esquinas de la habitación, preparado para llevármelo mañana. Acto seguido me acosté en la cama y me tapé con las sábanas, rompiendo a llorar al recordar que mañana iba a pasar toda la mañana en la ciudad, acompañada de Sephiroth.

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