Capítulo 13
Nada más llegar al edificio Shinra, Zack se ofreció a acompañarme a mi habitación. Acepté la invitación, pero solo porque sabía que Reno no estaba en el lugar.
No notaba asco de parte de mi pelirrojo amigo hacia el SOLDADO, pero una cosa era que yo le dijera que éramos conocidos, y otra muy distinta que me viera volviendo de tomar con el chico. Tenía algo de miedo, realmente no sabía cómo se tomaría Reno todo esto, solo esperaba que no se enterase.
—Gracias por acompañarme, Zack —no me había dado ni cuenta, pero ya estábamos en la puerta de mi habitación. Metí el código torpemente y la puerta se abrió al instante.
—No es nada, Gissey —me sonrió ampliamente. —En verdad, soy yo quien tiene que agradecerte, por venir con nosotros y eso… —pude captar un pequeño rubor en sus mejillas.
—Si te soy sincera, no sabes lo mucho que necesitaba salir de este maldito sitio, aunque solo fuera una noche —confesé. —En fin, buenas noches, Zack —deseé cariñosamente, dándole un pequeño abrazo.
Al principio lo noté algo tenso, pero finalmente me devolvió el abrazo. Cómo se notaba que no controlaba al cien por ciento mi cuerpo, yo no solía dar estas muestras de cariño.
—Buenas noches también —deseó de vuelta, girando sobre sus talones, dispuesto a irse.
Nada más dar un paso hacia dentro de la habitación, y por culpa de mis zapatos, di un traspié que casi me hace caer al suelo.
Y digo casi porque no sé cómo ni cuándo, pero Zack me agarró. Reí nerviosa, no había bebido demasiado, pero debido a la falta de costumbre me estaba afectando de sobre manera.
—Qué torpe… —Comenté riendo.
—Ven anda, que te siento en la cama, no quiero que te mates en el camino —dijo él de la misma manera.
Finalmente, Zack me dejó en la cama, se despidió y salió del lugar, cerrando la puerta tras de sí y dejando un gran silencio en la habitación.
Me quedé sola con mis pensamientos, no tenía sueño, y tampoco era necesario que me preocupara por el día siguiente, era Domingo y no tendría que madrugar.
El tema de Reno me estaba comiendo demasiado la cabeza. Si bien era cierto que no me había invitado a salir con ellos, sí lo hizo la semana pasada. Solté un suspiro y revolví mi cabello. Sólo podía rezar para que no se enterase, no entraba en mis planes contarle nada. Quizá sólo decirle que, como era frecuente que yo fuera a SOLDADO, Zack y yo nos habíamos hecho mucho más cercanos.
Recordé entonces lo que me dijo Reno, aquello de que no era malo que tuviera amigos en otros departamentos. Quizá, a fin de cuentas, no le importaba del todo con quién me juntase, siempre y cuando no fuera alguien como Sephiroth, supongo.
Finalmente, el sueño acudió a mí. Había pasado como dos horas mirando al techo, inmersa en mis mundos y preocupaciones.
El Domingo trajo consigo mucha calma y tiempo para mí misma, ya que tanto los Turcos como los SOLDADO estaban ultimando todos y cada uno de los últimos detalles para la misión.
No vi a nadie en todo el día, y debo admitir que extrañé un poco a Reno, y también a Zack, pero suponía que quizá los vería a la hora de la cena.
Estaba en lo cierto, todos estaban en el comedor, y se podían notar los nervios y entusiasmo de todos y cada uno de los allí presentes. Tenía entendido que no era una misión muy complicada, mucho menos peligrosa, pero tratándose de Wutai nunca se sabía.
Saludé a todos los Turcos una vez que me senté a la mesa, Elena me miraba de forma extraña, pero no abrió mucho la boca en el rato que estuvimos juntos.
Nada más salir de la cafetería divisé a Zack, y le pedí a Reno que me esperara en el ascensor para subir juntos.
—¿Interrumpo? —Tanto Zack como su mentor estaban de sobremesa.
—Para nada —me sonrió el más joven. —¿Qué tal todo?
—Creo que esa es mi línea —reí. —Pero bien, ¿qué hay de vosotros? ¿Nerviosos por la misión de mañana? —Zack negó.
—¡Será pan comido! —Dijo con entusiasmo, haciéndome sonreír, era muy tierno.
—No te confíes, cachorrito —le llamó la atención Angeal.
—Lo sé, lo sé —bajó la mirada, rascándose la nuca.
—Bueno, en todo caso espero que volváis sanos y salvos, chicos —deseé. —Buena suerte, y buenas noches también.
—Muchas gracias Giselle, e igualmente —me sonrió Angeal, al tiempo en que su pupilo se levantaba y me daba un efusivo abrazo.
—¡Zack! —Tartamudeé, sorprendida. Los pocos que quedaban en la cafetería tenían la mirada clavada en nosotros, Sephiroth incluido, lo que me hizo tragar fuerte.
—¡Eres una monada, Gissey! —Exclamó, separándose un poco de mí y revolviendo mi cabello. —Buenas noches —deseó con una amplia sonrisa, soltándome por fin.
Le di una vergonzosa sonrisa, medio riendo por los nervios, y me fui de allí, yendo al ascensor, donde Reno esperaba pacientemente.
—Siento la espera, quería desearle suerte a alguien —admití.
—No pasa nada, enana —el pelirrojo revolvió mi pelo. —Ese alguien… ¿Es Fair? —Asentí con la cabeza.
—He estado llevando bastantes papeles a SOLDADO esta semana, el chico es buena persona —le dije.
—No le conozco, pero estaré pendiente de él, te lo prometí. Angeal es un buen tipo, así que puedo hacerme a la idea de cómo puede ser Zack —comentó, parecía que Hewley era el único de SOLDADO que caía bien a los Turcos.
—Gracias —le sonreí y ambos subimos al ascensor cuando las puertas se abrieron.
Una vez en nuestra planta, el pelirrojo me acompañó hasta mi habitación. Le invité a pasar, y tan pronto como la puerta se cerró, nos fundimos en un apasionado beso. Debía admitirlo, estaba muerta de miedo.
Tenía miedo de que no volviera, o de que volviera muy malherido. En medio del beso, unas pocas lágrimas resbalaron por mis mejillas.
—¿Estás bien? —Reno estaba extrañado.
—Tengo miedo… —Admití, pasando mi mano por mi rostro. —Vuelve, por favor —le miré a los ojos, y pude ver cómo entendía todo.
—Tranquila, te prometo que así será —me sonrió dulcemente y pasó una mano por mi mejilla. —No me puedo quedar a dormir contigo, me encantaría y lo sabes, pero…
—No pasa nada —negué con la cabeza. —Ve tranquilo, descansa y prepárate —le di un pequeño beso en la mejilla. —Mucha suerte fueguito —le sonreí ampliamente y le di un último abrazo antes de que se marchara.
—Buenas noches pequeñaja —revolvió mi pelo, besó mi frente y se fue, dejando un gran vacío en el lugar, y en mí.
Caí derrotada en la cama, me temblaban las piernas, y el pecho me ardía, incluso me costaba respirar. Todo saldría bien, no era algo complicado, pero aún así tenía un mal presentimiento con respecto a la misión del día siguiente.
Recordé entonces que no sabía si Tseng iría, pero ya era muy tarde como para llamarle. No le había visto en todo el fin de semana, no había hecho ninguna comida con los Turcos, ni una sola. Suspiré, preocupada, ese hombre solo pensaba en su maldito trabajo.
—Imbécil —mascullé, abrazando mis piernas y escondiendo mi cabeza entre mi pecho y las rodillas.
No pude pegar ojo. Pasé toda la noche pensando en Reno y Zack, incluso en Tseng aunque estuviera enfadada con él. Me sentía ridícula, me habían dicho millones de veces que no era algo peligroso, pero mi cabeza no dejaba de atormentarme. El solo pensamiento de no volver a ver a Reno me mataba. Me sentía vacía, sola e impotente. Si tan sólo pudiera ir con ellos…
No, Tseng jamás lo permitiría, jamás me dejaría unirme a los Turcos, una cosa era traerme aquí de becaria por su comodidad propia y otra muy distinta dejar que me convirtiera en ese tipo de subordinada.
La mañana llegó antes de lo esperado, y yo seguía sin haber pegado ojo. Me levanté y caminé como un zombi hasta la cafetería. Cogí algo para desayunar y me senté en una de las mesas, sola.
Como no tenía con quién hablar, fijé mi atención en la pantalla del comedor, donde estaban dando el noticiero matutino. De repente, una noticia de última hora llegó a manos del presentador.
Al leer el titular, mi pecho comenzó a arder, y poco a poco mi vista comenzó a nublarse al tiempo en que pensaba en aquellas personas que tanto me importaban.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top