XLVI - Los Caídos

El profesor ahora estaba en la fortaleza de la Familia Lombardi, continuaba recordando a su prometido, pero tampoco quería vivirsela en el hospital, sabía que Gabriel necesitaba descansar.
Solo que no pudo evitar usar una de sus camisas, y la razón era por que tenía el olor del perfume de él.

El nuevo Jefe tenía el perfume de su prometido en sus manos, permanecía encerrado en la habitación que antes era solo de su prometido, la cual con el tiempo paso a ser parte también de él.
Estaba bebiendo demasiado, no sabía como sobrellevar el peso de la familia, pero entendía que debía ser fuerte por su amado, debía al menos mantener el poder a la par. 

Los antonegra habían matado mucha gente por los préstamos y eso lo tenía jodido, pero recuperaron la mayor parte del dinero, no podía decirles nada.
Sabía la necesidad que crearon, los negocios de la gente común se vieron obligados a cerrar por la guerra con los Rizzo, el toque de queda había sido sumamente necesario, solo que la economía de los más vulnerables se quebró considerablemente y de ahí surgieron los préstamos de la mafia.

«Un nuevo negocio rentable»

Se había convertido en un maldito criminal y no quería pensar en eso.
Estaba de acuerdo en matar a gente que se lo mereciera, pero no a personas vulnerables, habló seriamente con todos y les pido que solo matarán si era estrictamente necesario. 
Solo que olvidó que todos tenían una cuota por cubrir si querían subir de rango.

Escuchó a su asesor llamar a su puerta, debía ser acerca de los Miller, por lo tanto lo dejo pasar. 

—Ya tenemos la información que nos pidió, todo esta listo para actuar mañana a primera hora. Usamos de inmediato el territorio de la Familia Miller para no levantar sospechas. 

—Bianchi, háblame de la cuota que les exige Gabriel.

—No es algo que el Don exija, solamente que si deseas ser un miembro importante de la familia subes más rápido de rango, entre más alto se escale más dinero se gana. Así funciona esto.

—Era algo que desconocía, ahora veo el interés de todos en hacer un buen trabajo.

—La misma órden que dió usted ya la había dado Don Gabriel, no se mata a nadie si no es estrictamente necesario.
Los préstamos no los piden solo gente común, también los dueños de casinos, entre otro tipo de gente, normalmente son con los que más se vataya para cobrar.
En más de una ocasión a tenido que ir el Don en persona por su dinero, tome en cuenta eso. Y a veces incluso financiamos las campañas de algunos políticos.

—¿Por qué existe la Mafia?

—Hacemos lo que el Gobierno no hace, sacamos provecho de la necesidad de las personas. Cobramos protección, hacemos préstamos, favores, si no se paga con dinero se paga con favor, la mafia incluso creo los sindicatos, por eso hay tanta gente que defiende a tipos como nosotros.
Somos igual que un gobierno, solo que no negamos ser criminales.
Pero también esta la parte negativa de como conseguimos eso, siempre estamos presentes en todo lo que genere dinero.
No justificamos nuestro trabajo —recalcó—, pero es una manera de subsistir, es una forma de salir de la pobreza en medio de tanta corrupción.
Hay algo que los gobiernos no toman en cuenta, no todos nacimos en cuna de oro, algunos debemos hacer lo necesario para sobrevivir y a veces terminamos en sitios como este, solo buscas aceptación.
Esta organización me dio una identidad de la que podía formar parte.

Era hora de dormir, necesitaba estar listo para enfrentar un nuevo acontecimiento, debía acabar con todos los Jefes actuales.

«Estamos en un mundo en el que somos conscientes que podemos morir en cualquier momento»

La Mafia te da un sitio del que puedes formar parte, la gente no le presta atención a los huérfanos, ni a los pobres, tampoco a los deslichados, solo lo hacen cuando estos se convierten en criminales.

No hay segundas oportunidades para los deslichados, marchan en un mundo que tarde o temprano les arrebatará su alma.
Solo esperas encomendarte a un santo y pedirle que te salve del destino. 

«¿Por qué los caídos siguen teniendo fé?» 

Es la esperanza de que un ser divino te entienda, que pueda ver la realidad que los ciegos parte de la sociedad no pueden percibir, el ser que no haga oídos sordos a las súplicas de los deslichados. 
Los hombres que saben que estan condenados por la ley terrenal, pero que guardan la fé de ser salvados.

La Mafia no es benevolente con nadie, conocen el precio de pertenecer a esta organización, pero el sentido de creer en algo los mantiene siempre fieles.

«No hay gloria para los caídos»

Tampoco para los canallas, ni los impuros, el tribunal de las almas los terminaría arrastrando a los sin fines más bajos de la organización.

Tan solo esperaban no equivocarse en el camino, estaban listos para un nuevo destino, cada uno de los presentes lo sabía, podían percibir el olor a muerte.
Esta vez actuarían separados, la primera bala fue del nuevo Jefe, buscaba una redención, no podía permitirse errores.
Le daría muerte a otro Underboss que recién ascendió, algo dentro del profesor cambió, no era como la primera ocasión, no existía más irá, solo la búsqueda del poder.
Gabriel Lombardi & Sergio Lombardi le habían enseñado a disparar, Fernando Rizzo le mostró como defenderse mejor que Sergio, aprendió los modos y formas de moverse sin ser detectado, tomó lo esencial de los mejores miembros de dos de las familias más poderosas de toda Italia.

Pero sin duda estaba poniendo en práctica todo lo que su prometido le había enseñado, solo que había arraigado más la forma en la que actuaba su difunto hermano menor, creía que era la forma correcta de hacer las cosas, valía más prevenir que lamentar.

Gabriel era más arraigado a las tradiciones, pero en cambio Sergio no, jamás confió en las alianzas, ni en las palabras de sus enemigos. Había sido sin duda un digno Underboss que mereció heredar el puesto de Don.

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